DISTINTOS GRADOS DE ENDEMICIDAD EN EL PARQUE NACIONAL
LIHUÉ CALEL, LA PAMPA, ARGENTINA
1 Universidad Nacional de La Pampa. Facultad de Agronomía y Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales
@ laura_beinticinco@yahoo.com.ar
Beinticinco, Laura1@
Recibido: 28/09/2020
Aceptado: 11/05/2021
SEMIÁRIDA Revista de la Facultad de Agronomía UNLPam Vol 32(1), 57-60
6300 Santa Rosa - Argentina. 2022. ISSN 2408-4077 (online)
DOI: http://dx.doi.org/10.19137/semiarida.2022(01).57-60
Cómo citar este trabajo:
Beinticinco, L. (2022). Distintos grados de endemicidad en
el Parque Nacional Lihué Calel, La Pampa, Argentina.
Semiárida, 32(1), 57-60.
Las especies endémicas poseen una vulnerabilidad intrínseca relacionada a su restringida área de
distribución y particularidades genéticas y poblacionales. Se estima que, de las 450000 especies de
plantas existentes en la Tierra, entre el 20 y el 40 % sufre una importante amenaza a nivel mundial
(Brummitt et al., 2015; Pimm & Joppa, 2015) y son las especies endémicas las más amenazadas
(Lande, 1988). Esta situación convierte a las especies endémicas y raras en importantes valores de
conservación a tener en cuenta.
Sin embargo, el término de endemismo es algo ambiguo si consideramos que toda especie en el
planeta es endémica de una determinada región: todas las especies tienen requerimientos de hábitat
y barreras de diverso tipo que hacen que su distribución sea limitada a una zona determinada. Uno
de los primeros trabajos que indagó acerca del concepto de rareza vegetal corresponde al de
Kruckeberg y Rabinowitz (1985). Allí se sientan las bases teóricas que permiten diferenciar el
concepto de endemismo con el de rareza. En tanto que todas las especies puedan considerarse
endémicas en una determinada escala, el termino rareza se aplica a aquellas especies que ocupan
solo una pequeña porción de una región florística, considerándose también endemismos estrictos.
El concepto de rareza lleva implícito el papel fundamental de las condiciones del micrositio en el
que estas especies habitan. Mientras que todos los organismos necesitan alguna combinación
particular de factores climáticos, edáficos y ecológicos, las plantas raras parecen necesitar una
combinación cuali y cuantitativa muy precisa de esos elementos y condiciones. La extensión del
área donde se encuentra esta combinación única parece ser abruptamente discontinua con áreas
vecinas donde si bien esos factores están presentes, lo están en diferentes proporciones. De esta
forma se plantea la existencia de determinantes ambientales para los endemismos estrictos definiendo
asi que los organismos no están donde no pueden, pero a veces no están donde podrían. A su vez, se
pone en cuestionamiento si son sus áreas restrictivas un reflejo de sus pequeños nichos (Lande,
1988; Esparza-Olguín 2004; Pimm & Joppa, 2015).
La conjunción de factores genéticos, poblacionales y ambientales determinan que son tres los
factores fundamentales que amenazan su supervivencia: la pérdida de diversidad genética, las
fluctuaciones demográficas y la variación ambiental (Primack et al., 1998). Las especies raras se
convierten indudablemente así en prioritarias a la hora de elaborar listas rojas de conservación.
Una postura alternativa a la especificidad de hábitat plantea que quizás estas especies sean
relativamente “nuevas” desde el punto de vista evolutivo y no han tenido el tiempo suficiente para
poder expandirse en todo su potencial; desde esta perspectiva son consideradas “neoendemismos”.
Nota
Different levels of endemicity of Lihué Calel National park, La Pampa, Argentina
Por el contrario, otra postura plantea que quizás
en el pasado algunas de estas especies tenían una
amplia distribución pero distintos factores han
provocado una reducción drástica en su área de
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distribución encontrándose en la actualidad confinadas a áreas muy reducidas; en este caso se trata
de “paleoendemismos” (Esparza-Olguín, 2004). Sea cual fuera las causas que convierten a una
especie endémica estricta de un área, diversos estudios centran en ellas su atención tratando de
descifrar patrones demográficos, genético-poblacionales y reproductivos que logren predecir su
comportamiento en el tiempo y bajo distintas amenazas.
Los estudios clásicos se basan fundamentalmente en tres aspectos: el rango geográfico de
distribución, la especificidad de hábitat y el tamaño poblacional (Rabinowitz, 1981). De esta forma
se establecieron tres tipos de rarezas. En primer lugar, se define rareza biogeográfica a aquella
especie que habita en un área muy restringida. Una rareza de hábitat se considera a aquella especie
que incluso dentro de su área restringida de distribución se encuentra confinada a micrositios muy
particulares, considerándose de muy poca plasticidad adaptativa. Por último, una rareza demográfica
se caracteriza por una baja abundancia de individuos provocada por limitaciones reproductivas
(Kruckeberg & Rabinowitz, 1985).
En este contexto es posible establecer un gradiente que contempla distintos niveles de endemicidad
en el Parque Nacional Lihué Calel (PNLC), desde la categoría de endemismo regional hasta el de
rareza con los requisitos más estrictos, haciendo hincapié en el rol fundamental que cumplen las
áreas protegidas en la conservación de especies vulnerables.
Especies endémicas y rarezas de Lihué Calel
La heterogeneidad ambiental que presenta el PNLC permite la existencia de distintos micrositios
que albergan a su vez distintas comunidades vegetales. Muchas de las especies se desarrollan en
distintas comunidades dentro del área mientras que otras sólo se encuentran confinadas a micrositios
particulares. A continuación, se enumeran y caracterizan distintas especies que fueron seleccionadas
para conformar el gradiente de endemicidad que aquí se plantea:
1. Erioneurum pilosum (Buckley) Nash, Poaceae. Endemismo regional. Es una hierba cespitosa,
perenne de hasta 30 cm de altura, con inflorescencia en panoja contraída (Prina et al., 2015).
Posee amplia distribución en el centro del país, desde Santiago del Estero hasta o Negro.
Prefiere sitios rocosos y no forma poblaciones muy amplias. Existen dos variedades, E. pilosum
(Buckley) Nash var. longiaristatum (Kurtz) Anton y Erioneuron pilosum (Buckley) Nash var.
mendocinum (Parodi) Nicora, ambas presentes en Lihué Calel.
Beinticinco, L.
SEMIÁRIDA,Vol. 32, N° 1. Enero-Junio 2022. ISSN 2408-4077 (online), pp. 57-60
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2. Grindelia covasii A. Bartoli & Tortosa, Asteraceae. Endemismo regional. Subarbusto de hasta
80 cm de altura, con capítulos vistosos y hojas resinosas (Prina et al., 2015). Habita en las Sierras
de Lihué Calel, formando poblaciones muy amplias, y también sobre las Barrancas del o
Colorado y en Cerro Los Viejos, al sur de la provincia de La Pampa. Prefiere hábitats rocosos y
pedregosos. Si bien de acuerdo a su distribución se puede categorizar como endemismo regional
cabe destacar que su distribución es discontinua entre los sitios mencionados.
3. Gaillardia cabrerae Covas, Asteraceae. Rareza biogeográfica. Subarbusto de hasta 60 cm de
altura, con capítulos amarillo ocre, muy llamativos y hojas heteromorfas muy aromáticas (Prina
el al., 2015). Si bien su área de distribución se restringe al área comprendida por el Parque
Nacional Lihué Calel y las Sierras Chicas, sus núcleos poblacionales son numerosos y presentan
un alto número poblacional. Estudios genético poblacionales permiten definir su estado de
conservación como especie vulnerable (Beinticinco, 2018).
4. Adesmia lihuelensis Burkart, Fabaceae. Rareza demográfica y de hábitat. Hierba con tallos
postrados a erecto-ascendentes de 20-40 cm de altura; hojas pinnadas y flores en racimos con
corola cigomorfa amarilla con estrías rojizas (Prina et al., 2015). Su hábitat exclusivo corresponde
a las laderas rocosas de las Sierras de Lih Calel. Se encuentran individuos aislados sin
conformar núcleos poblacionales, por lo que es considerada una rareza demográfica. Además,
su distribución denota una particular dependencia a factores abióticos muy particulares que
encuentran en esos micrositios, razón por la cual se define como rareza de hábitat. La ausencia
de trabajos centrados en la biología de esta especie impide estimar el grado de vulnerabilidad de
esta especie, pero teniendo en cuenta las características de su rareza, es evidente que su
vulnerabilidad no es despreciable. Resulta necesario y urgente un estudio multidisciplinario
basado en esta especie para poder dilucidar sus aspectos demográficos y genéticos a fin de poder
catalogarla de acuerdo a su estado de conservación.
El carácter de endemismo como valor de conservación
Los factores demográficos y genéticos de una especie endémica se encuentran íntimamente
ligados: la restricción en su área de distribución y el tamaño poblacional, muchas veces reducido de
este tipo de especies, se asocian a pérdidas en la diversidad genética de sus poblaciones, evidenciada
por altos niveles de endogamia, cuellos de botella y deriva génica (Işic, 2011). En este sentido, a
mayor grado de endemismo, mayor sería la vulnerabilidad tanto demográfica como genética.
En muchos casos, las especies endémicas presentan pocos núcleos poblacionales, pero ellos son
abundantes en cuanto al número de individuos (Lesica et al., 2006). Estudios realizados en G.
cabreare revelan un alto número de individuos en los distintos núcleos y la densidad poblacional es
mayor sobre sitios de pendientes rocosas. Se encuentran también numerosos núcleos bien
establecidos sobre la banquina de la Ruta Nacional N° 152 y en comunidades densas de Larrea sp.
Estimaciones sobre la genética de sus poblaciones (Beinticinco, 2018) muestran que sus valores de
diversidad genética son similares a los hallados en especies emparentadas de amplia distribución
(Heywood & Levin, 1984). Los sitios de mayor densidad poblacional muestran mayores valores de
diversidad génetica al igual que el núcleo que atraviesa el PNLC a lo largo de la banquina, actuando
como sumidero genético de distintas fuentes a lo largo de su recorrido (Beinticinco, 2018). Las
plantas que se desarrollan en el único sitio no protegido por el PNLC (Sierra Chica) presentan las
mayores diferencias genéticas con respecto a las ubicadas dentro del Parque, aunque esas diferencias
no logran demostrar la existencia de estructuración genética. Estos resultados demuestran que toda
la especie está reducida a una única gran población con flujo genético funcional entre los núcleos
existentes dentro de su área de distribución. Sin embargo, la vulnerabidad asociada a la especie
reside en su restringida área de distribución. Amenazas ambientales de gran magnitud podrían poner
en peligro a toda la especie por estar confinada en un área reducida, más allá de mostrar
características genéticas poblaciones favorables en cuanto a diversidad.
Los procesos evolutivos son particularmente importantes en la conservación de especies raras
debido a que se consideran un signo de especiación reciente, es decir, especies “recientes” que no
habrían tenido el tiempo suficiente para expandirse en todo su potencial (Lesica et al., 2006). La
pérdida de diversidad genética puede reducir drásticamente el potencial adaptativo de estas especies
causando una disminución sustancial de su aptitud que combinada con factores demográficos y
estocásticos podría inevitablemente condenar a la especie a la extinción (Ouborg et al., 2006). Es
por eso que la conservación a largo plazo de especies raras depende de nuestra capacidad para
conocer y entender los procesos evolutivos a los que se ven obligados (Esparza Olguín, 2004).
Las áreas protegidas son fundamentales para lograr este objetivo, están contempladas como sitios
en los que los factores de amenaza no actúan o están mitigados de acuerdo a su categoría. En
particular el PNLC asegura la funcionalidad del ecosistema que alberga al limitar al máximo
actividades antrópicas que pueden actuar como factores de amenaza.
La mirada de las especies endémicas como valores de conservación es fundamental para integrar
y desarrollar esfuerzos de conservación que permitan asegurar la supervivencia de estas especies
que conllevan una vulnerabilidad asociada acentuada aún más en áreas no protegidas.
BIBLIOGRAFÍA
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