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en altos porcentajes, y en periodos de tiempo
breves o conocidos con la finalidad de
aprovechar condiciones ambientales favorables
para el establecimiento de plántulas tanto en
campo como en vivero.
Un problema importante para resolver en
DFSA es que en zonas áridas más del 80 % de
las especies producen semillas latentes o
dormantes (Baskin & Baskin, 2014; Kildisheva
et al., 2020). Entre los tratamientos más
efectivos descriptos en la literatura para aliviar
los tipos de latencia en la región de Monte, se
mencionan frecuentemente al remojo y la
escarificación (Masini et al., 2016; Rodríguez
Araujo et al., 2017; Pérez et al., 2019b). En el
tratamiento de remojo las semillas y los frutos
se sumergen en agua con la finalidad de remover
inhibidores químicos presentes en el tegumento,
ablandarlo, o generar una estratificación húmeda
a diferentes temperaturas que permita el quiebre
de la latencia (Baskin & Baskin, 2014). En
cambio, la escarificación se realiza para romper,
rayar, alterar o ablandar los tegumentos de las
semillas con el objetivo de hacerlas permeables
al agua y los gases. Existen dos alternativas
generales de escarificación, llamadas química y
mecánica (Kildisheva et al., 2020).
Si bien la escarificación química ha tenido
buenos resultados (Erickson, 2015; Paredes et
al., 2018) es difícil de desarrollar por pobladores
rurales o cooperativas de campesinos dedicadas
a la restauración ecológica, porque es necesario
contar con instalaciones y personal
especializado (Pérez et al., 2019b). En la
escarificación mecánica por su parte se recurre
frecuentemente al uso de herramientas manuales
como limas, lijas, bisturíes o agujas (Cruz y
Carvalho, 2006; Wang & Hanson, 2008; Wang
et al., 2011). Debido a que estos instrumentos
requieren trabajar en cada semilla
individualmente o en un grupo muy reducido de
ellas, la escarificación aplicada así, es solo útil
para bajas escalas de restauración ecológica.
Para escarificar grandes cantidades de
semillas se utilizan máquinas escarificadoras,
especialmente diseñadas (Kildisheva et al.,
2020). Estos equipos suministran alta presión de
aire (métodos neumáticos) o abrasiones por
rotación (Paparella et al., 2015; Madsen et al.,
2016; Kildisheva, 2019) y se han empleado en
$<IETE;<Q&P,WI<Q .
INTRODUCCIÓN
Las tierras secas, que incluyen regiones
áridas, semiáridas y subhúmedas secas,
representan casi la mitad de la superficie
terrestre global, dan soporte a más de dos mil
millones de personas, almacenan el 45 % del
carbono global y representan un tercio de los
puntos críticos de biodiversidad en todo el
mundo (Reynolds et al., 2007; James et al.,
2013; Cherlet et al., 2018).
En estas zonas, se estima que la degradación
afecta cerca del 70 % de la superficie (Safriel et
al., 2005), y que millones de hectáreas continúan
degradándose cada año (Brauch y Spring, 2009).
Un ejemplo de estos procesos de pérdida de
atributos de la biodiversidad y suelos se produce
en el Monte, la región más árida de Argentina,
que particularmente en su distribución austral,
tiene el 93,6 % de la superficie con algún grado
de desertificación (Mazzonia y Vázquez, 2009;
Busso & Fernández, 2018).
Las precipitaciones escasas, aleatorias y
discontinuas propias de las zonas áridas como
las del Monte provocan una alta susceptibilidad
a los disturbios, tras los cuales se produce una
lenta recuperación natural (NoyMeir, 1973;
Abella, 2010; Pérez et al., 2020).
Investigaciones en ecología y práctica de la
restauración de zonas áridas, proponen modelos
y tecnologías que permitan avanzar en acciones
capaces de revertir la degradación y
desertificación (Abella, 2010; Merritt y Dixon,
2011; James et al., 2013; Aronson et al., 2017;
Pérez et al., 2019a). Este es el caso de la
recientemente formulada “estrategia de especies
marco o fundantes” (en inglés Dryland
Framework Species Approach; de aquí en más
DFSA), cuyos primeros estudios en campo
fueron efectuados en el Monte Austral (Pérez et
al., 2019a). En la misma se establece un
conjunto de criterios y requisitos que guían el
proceso de selección de especies y evaluación
de su desempeño para la restauración a gran
escala (Pérez et al., 2020). En DFSA se plantea
que las especies a utilizar deben ser examinadas
en los siguientes atributos: a) tasas de
supervivencia y crecimiento; b) atracción de la
fauna; y c) facilidad de germinación. Este último
rasgo refiere a que las semillas deben germinar
SEMIÁRIDA, Vol. 31, N° 1. EneroJunio 2021. ISSN 24084077 (online), pp. 4554