El agua retenida por la vegetación retorna
hacia la atmosfera por evaporación, donde en
algunos casos puede llegar a superar el 40% de
las lluvias (Belmonte Serrato & Romero Díaz,
1998). Considerando la limitante hídrica de los
ambientes áridossemiáridos, el desarrollo de
comunidades arbustivas extremadamente den
sas, puede intensificar aún más las condiciones
de aridez debido a que se comportan como un
obstáculo para la llegada de agua de lluvia al
suelo y su posibilidad de infiltración. La esti
mación de biomasa aérea de la vegetación en
ecosistemas áridos puede resultar un dato fun
damental en la evaluación de la lluvia retenida
por almacenamiento de la plantas (Belmonte
Serrato, 2001).
En la provincia de La Pampa, gran parte de
la superficie de su territorio está comprendida
dentro de los ecosistemas Caldenal y Monte
Occidental donde la actividad predominante es
la ganadería sustentada por pastizales naturales.
Estos ambientes tienen marcadas característi
cas de semiaridez aridez, y en ellos se pueden
diferenciar distintas fisonomías de la vegeta
ción en función de la combinación de variables
ambientales (clima, relieve, suelos) y antrópi
cas (manejo ganadero, tala de bosques, que
mas). En este contexto se pueden diferenciar un
gradiente de formaciones vegetales desde bos
ques de caldén y algarrobo con diferentes eda
des y densidades, arbustales puros o asociados
al bosque, pastizales, pastizales asociados a
formaciones leñosas y tierras de cultivo
(Adema, 2006).
El área de estudio es una zona de transición
entre los ecosistemas Caldenal – Monte Occi
dental, dominada por densos arbustales, siendo
Chuquiraga erinacea, Larrea divaricata y
Condalia microphylla las especies más repre
sentativas de la región. Los arbustos pueden ge
nerar grandes retornos de agua hacia la
atmósfera cuando se encuentran en altas densi
dades. Esto puede traer un impacto significa
tivo en regiones semiáridas donde el agua es el
principal factor limitante (GarciaEstringana et
al., 2010). Es esencial comprender el funciona
miento ecológico de estas comunidades vege
tales en el ciclo hidrológico, ya que gran parte
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ambientes secos cumple un rol fundamental en
el ciclo hidrológico (Thornes, 1994) ya que su
presencia y distribución dispersa en el espacio
(Aguiar & Sala, 1999) condiciona procesos hi
drológicos como la evaporación, intercepción
y escorrentías. La intercepción de lluvia por
parte del dosel de la vegetación es clave en las
interacciones de la tierraatmósfera (Wang &
Wang, 2007). Dentro del balance hídrico, un
factor importante en la intercepción es la can
tidad de lluvia que una comunidad de plantas
colecta, almacena y consecuentemente retorna
a la atmósfera por evaporación. La cantidad de
agua que es retenida por el dosel sin excederse
sobre su superficie es conocida como la capa
cidad de almacenamiento o capacidad de satu
ración del dosel (Cantú Silva & González
Rodríguez, 2005) y es clave en el control de la
intercepción (Rutter et al., 1971; Herwitz,
1985; Llorens & Gallart, 2000; Davie, 2002;
Dunkerley, 2008; GarciaEstringana et al.,
2010).
El agua que puede retener la vegetación en
una precipitación depende de las condiciones
atmosféricas durante y tras el evento lluvioso
y de las propiedades de las copas que intercep
tan la precipitación (Rutter et al., 1971; Gash,
1979; Gash et al., 1995). Fleischbein et al.
(2005) encontraron que la capacidad de alma
cenamiento del dosel está significativamente
correlacionada de forma inversa con la porosi
dad de la copa y de forma directa con el índice
de área foliar.
Según Cantú Silva & Gonzales Rodríguez
(2005), el agua interceptada y retenida por el
dosel vegetal de tres especies de matorral sub
montano (México) fueron estimadas, depen
diendo de la especie, entre 18 y 22% de 70
eventos de lluvia, los cuales sumaron un total
de 1166 mm. Los resultados encontrados en
dicho estudio mostraron que el porcentaje de
agua de lluvia retenida en especies de matorral
fue similar al de bosque de pino y encino en la
Sierra Madre Oriental, lo cual desecha la supo
sición de que el matorral, por ser una cobertura
menos densa que la del bosque de pinoencino,
debería interceptar menos lluvia.
Alvarez Redondo M. & E. Adema
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