30
INTRODUCCIÓN
La región semiárida pampeana central se ca
racteriza por presentar sistemas de producción
mixtos, con alternancia de ciclos agrícolas y ga
naderos con cultivos invernoprimaverales y de
verano. Entre los primeros se encuentran cerea
les como trigo (Triticum aestivum L.), avena
(Avena sativa L.), cebada (Hordeun vulgare L.),
centeno (Secale cereale L.) y entre los últimos
maíz (Zea mays L.), sorgo (Sorghum bicolor L.),
soja (Glycine max (L.) Merr.) y girasol (Helian
thus annuus L.) (Quiroga et al., 1996).
Entre los insectos de la familia Noctuidae que
afectan a los cultivos de la región semiárida
pampeana central se encuentra el complejo de
orugas cortadoras que atacan rebrotes de alfalfa
y plántulas de maíz, sorgo, soja y girasol (Ara
gón, 1996). Estos cultivos agrícolas pueden ser
afectados en las primeras etapas mediante la re
ducción de la densidad y el aumento de la des
uniformidad espacial de las plantas. Ante un
ataque severo de orugas cortadoras, es necesaria
la resiembra de los lotes afectados, teniendo
como consecuencia una pérdida económica. En
ocasiones, se identifican los daños por orugas
cortadoras en forma tardía, y aún con la realiza
ción de tratamientos de control químico, se pro
ducen daños irreversibles que obligan a la
resiembra del cultivo de girasol (Ves Losada,
2005).
En la provincia de La Pampa, el complejo de
orugas cortadoras incluye dos especies predomi
nantes: Agrotis malefida y A. gypaetina, acompa
ñadas en forma esporádica por Pseudoleucania
bilitura (= Feltia deprivata) y Peridroma saucia.
En el departamento Maracó se ha registrado la
mayor densidad de larvas de orugas cortadoras
en relevamientos realizados sobre el cultivo de
alfalfa (Baudino, 2002; 2004).
San Blas & Barrionuevo (2013) encontraron
que Agrotis malefida es una especie que presenta
baja frecuencia en áreas agrícolas. Infieren que
durante años se podría haber producido una con
fusión en la identificación de algunas especies
de orugas cortadoras e indican que las referen
cias en áreas agrícolas a la especie A. malefida
en Sudamérica, en la mayoría de los trabajos, co
rresponde en realidad a la especie A. robusta.
Las hembras de Agrotis malefida y A. gypae
tina, una vez fecundadas, realizan el desove en
abril y mayo, colocando entre 1500 a 1800 hue
vos cada hembra adulta (Aragón, 2000a). Las
larvas nacen a los 2030 días y se desarrollan en
forma muy lenta durante mayo, junio y julio
(Aragón, 2000a). Comienzan su desarrollo en el
suelo o debajo de los restos vegetales (Cayrol,
1972; Borror et al., 1989).
Densidades de 5 a 30 larvas.m
2
se registran
en lotes destinados a cultivos agrícolas mientras
que en cultivos de alfalfa pueden alcanzar den
sidades de más de 100 larvas.m
2
(Aragón 2000
a; 2000b).
Estas especies tienen seis a ocho estadios lar
vales, pero recién a partir del cuarto estadio lar
val se transforman en cortadoras de plántulas
durante la noche (Borror et al., 1989; Davies,
1991; Rizzo, 1995), atacando rebrotes de alfalfa,
plántulas de maíz, sorgo, soja y girasol (Aragón,
1983).
Los daños se producen en primavera, cuando
coincide la mayor actividad de las larvas con el
rebrote o nacimiento de las plántulas de los cul
tivos de verano (Villata, 1993). En La Pampa,
este período se ubica desde agosto a noviembre
(Baudino, 2004) y afecta la siembra de cultivos
agrícolas de girasol, maíz y soja, en orden de
creciente en cuanto a la frecuencia de daños.
En girasol, maíz y soja se siembran en la re
gión un promedio de 5, 6 y 26 semillas.m
2
res
pectivamente. En la medida que el stand de
plantas óptimo es menor, también es menor el
nivel de tolerancia medido en número de plantas
cortadas por unidad de superficie.
La densidad poblacional de orugas cortadoras
varía de acuerdo a las condiciones ambientales
que se presentan cada año. No obstante, factores
relacionados al manejo de cultivos pueden afec
tarla. Entre ellos se destacan el sistema de la
branza (Aragón, 2000a; Johnson et al., 1984) y
la presencia de malezas (Ves Losada, 2003).
Observaciones en lotes de productores con
daño severo mostraron una distribución diferen
cial del número de orugas en función de la posi
ción en el relieve y el cultivo antecesor (datos
no publicados).
Corró Molas A., E. Baudino, J. Vilches, W. Guillot Giraudo, F. Babinec, G. Vergara, S. Niveyro, E. Ghironi & C. Ferrero