http://dx.doi.org/10.19137/qs0865
ARTÍCULOS
Claudia Contente2
María Fernanda Barcos3
Resumen: La campaña de Buenos Aires había recibido desde fines del siglo XVIII importantes corrientes migratorias interprovinciales que fueron progresivamente desplazadas por las provenientes de Europa. Si bien existen trabajos basados en los resultados generales, se ha abordado muy poco el estudio de la población a partir de las cédulas censales en sí mismas. Nos proponemos aquí observar la estructura de la población de la campaña bonaerense durante estos primeros tiempos de la inmigración masiva, aplicando una perspectiva comparada entre tres pueblos: San Antonio de Areco en la zona norte, Mercedes en el centro y San Vicente en el sur. Se prestará particular atención a la composición de la población, su origen, las actividades productivas y el proceso de urbanización. Se analizan igualmente las pautas de destino y localización geográfica de los extranjeros en los pueblos rurales, las ocupaciones preferidas y la eventual diversificación de actividades en función de las nacionalidades.
Palabras clave: Historia rural; Campaña de Buenos Aires; Censos; Migraciones; Siglo XIX.
A Rural World in Transition. The Countryside of Buenos Aires according to the First National Population Census of the Argentinian Republic (1869)
Abstract: Since the late 18th century, the countryside of Buenos Aires had received considerable waves of migrants from other provinces though they were progressively superseded by those that originated in Europe. Even if there exist studies based on the general results of the first national census, rarely have the handwritten records been used to examine a given population. We therefore propose to analyze in this article the population that inhabited the countryside of Buenos Aires during the first phase of massive immigration to the area. By making use of a perspective that compares three villages: San Antonio de Areco in the northern zone, Mercedes in the center, and San Vicente in the south. We will pay particular attention to the composition of the population, its origins, the productive activities that its inhabitants carried out and the process of urbanization. The geographical location of the foreigners in the rural villages will also be analyzed, as well as the occupations they preferred to do and how their professional activities were eventually diversified based on respective nationalities.
Key words: Rural history; Countryside of Buenos Aires; Census; Migration; 19th century.
Introducción
¿Quiénes vivían en la campaña de Buenos Aires hacia mediados del siglo
XIX? ¿Cómo se ganaban la vida? ¿Cómo lograron hacerse un lugar los
migrantes que por ese entonces comenzaban a llegar masivamente? Son algunas
de las preguntas a las que trataremos de responder aquí a partir del análisis
de las cédulas censales del Primer Censo Nacional de Población de la República
Argentina (PCNPRA) (1869) correspondientes a tres pueblos de la provincia
de Buenos Aires. Si bien existen trabajos basados en los resultados generales
de este recuento, se ha abordado muy poco el estudio de la población a partir
de las cédulas en sí mismas. Tampoco se han realizado comparaciones exhaustivas
entre los partidos, cuestión que permite observar las especificidades que se generaron en función de diferentes factores que incluyen la estructura de la
población y las actividades productivas. En ese entonces, la ganadería seguía
siendo el sector más dinámico de la economía argentina, aunque las lanas
terminaron remplazando a los cueros bovinos en la cúspide de las exportaciones.4 La provincia de Buenos Aires –gracias al desarrollo sostenido de sus
actividades agropecuarias– había recibido, al menos desde el siglo XVIII, pobladores
provenientes de los más variados orígenes, quienes llegaban atraídos
por las posibilidades de mejora concretas que ofrecía la región. La población
migrante tuvo entonces un papel determinante en el proceso de colonización,
participando tanto por iniciativa propia como de las iniciativas estatales, en el
avance de la frontera con los indígenas. Esta corriente migratoria provenía principalmente
de otras regiones del Virreinato del Río de la Plata. Según las listas
nominativas, en 1815 el 9,5% de los habitantes de Buenos Aires eran originarios
de otras provincias, y en 1869 este índice era aún del 8%.5 No obstante,
las corrientes migratorias provenientes de las provincias fueron remplazadas
progresivamente por otras de origen europeo.
El de 1869 fue el primer censo nacional y se realizó en un momento
particular de la historia de la Argentina ya que, tras largos años de guerras y
conflictos, el país había sido finalmente reunificado. En ese contexto, una de
las prioridades del gobierno en 1869 era la consolidación del Estado. Entre los
medios con que contaba la joven administración para avanzar en este sentido,
el censo se presentaba como una herramienta de suma utilidad ya que permitía
conocer mejor la población y su distribución en el espacio que se intentaba
controlar y, de paso, contribuía sutilmente a la construcción de un sentimiento
de pertenencia nacional (Otero, 2006).
En septiembre de 1869, cuando el flujo de migrantes comenzaba a ser
masivo, se realizó el relevo censal. En la confección de las grillas y en la organización
se cuidaron extremadamente los detalles, e incluso se eligió una fecha
alejada de los períodos de mayor actividad agropecuaria para limitar el inconveniente
de la movilidad de la población. Este recuento es considerado el primer
censo “moderno” de la Argentina, porque inaugura el período estadístico.
Como decíamos, la segunda mitad del siglo XIX implicó un cambio
decisivo en la historia de la población de la República Argentina; fue el período
de inflexión de las tendencias demográficas del pasado colonial y el de arranque de los principales procesos demográficos que caracterizaron a la
«Argentina moderna».6 A diferencia de los padrones de Buenos Aires de la primera
mitad del siglo XIX, que detallaban todos los miembros de las unidades
domésticas, el de 1869 tuvo un carácter individualista que prestó muy poca
atención a la estructura familiar, lo que representa un inconveniente para el
análisis de familias.
Otra cuestión para resaltar de este primer experimento censal fue la metodología
implementada para la recolección de los datos, puesto que se utilizó la entrevista directa, aunque era más costosa que el autoempadronamiento. El
censista visitaba en su casa a los individuos y completaba la grilla; de ese modo
se evitaba la eventual resistencia que podía ofrecer parte de la población y los
inconvenientes del analfabetismo, que se quería igualmente estimar (Otero,
2006).
Se pretendía asimismo distinguir entre zonas rurales y urbanas, lo que
resultó ser una cuestión problemática desde el inicio y lo siguió siendo durante
la confección del segundo censo nacional, el de 1895. En este sentido, lo urbano
se consideró en función del espacio; así, un pueblo –aun siendo pequeño– podía operar como centro neurálgico en un ámbito aislado. Si lo urbano fue un
problema, el área ejidal ni siquiera fue motivo de análisis ya que quedó librado
a la apreciación del censista dónde ubicar a los pobladores.7
Para facilitar la tarea de lectura de los datos, los resultados del censo
fueron organizados por agrupaciones, la provincia de Buenos Aires fue incluida
–junto con Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes– en la Agrupación del Este. Dicha
provincia fue dividida a su vez en tres zonas: norte, centro y sur. La información
se organizó en cuadernillos urbanos y rurales; en algunos partidos, también
rurales-agrícolas.
Desde el punto de vista general, la población argentina en 1869 puede
ser descrita como una sociedad típica del Antiguo Régimen: equilibrio de sexos,
importante proporción de niños debido a la fecundidad natural y rápida
disminución del tamaño de los grupos en las cohortes subsiguientes por la
fuerte incidencia de la mortalidad. Como veremos posteriormente, si nos detenemos
en las regiones y observamos los partidos, el equilibrio de sexos no era tal. La relación de masculinidad en la provincia de Buenos Aires y en el Litoral
era positiva, mientras que en el Interior y sobre todo en el Noroeste del país,
la relación era negativa. Es decir, desde el interior se expulsaba a la población
masculina, que era absorbida por las regiones del Litoral y Buenos Aires. A la
estructura poblacional general se agregaron los inmigrantes, en especial los
extranjeros varones mayores de 15 años (Otero, 2006). De acuerdo con los
datos del censo, el 19,2% de la población de la provincia de Buenos Aires era
extranjera; con un 90% de europeos, de los cuales una tercera parte eran italianos,
seguidos por españoles y franceses (Masse, 2012, p. 163).
En este trabajo analizaremos la estructura sociodemográfica de tres partidos
de la provincia de Buenos Aires. Para la selección hemos tenido en cuenta
su ubicación, puesto que cada uno de ellos se encuentra en una de las regiones
clave demarcadas por el censo: Norte (San Antonio de Areco), Centro (Mercedes)
y Sur (San Vicente). Además, cuando se confeccionó el censo, estos tres
partidos tenían dos características en común: por un lado, formaban parte de
la región donde la actividad ovina se expandió de modo más notable; y por
otro, en ellos, la estructura de la propiedad era fragmentada. Tanto en Mercedes
como en San Vicente y en Areco, más del 50% de la tierra estaba dividida en
extensiones menores a las 5.000 ha; para 1864, estas superficies sumaban más
del 70% en Mercedes y San Vicente (Sábato, 1989, p. 63). Estas características
son muy importantes por varias cuestiones. En primer lugar, se tomaron tres
zonas geográficas que tuvieron procesos de ocupación diferentes del territorio
en el tiempo, pero que confluyeron en 1869 en el mismo proceso de expansión
productiva vinculada al lanar. Por otra parte, la fragmentación de la propiedad
es un dato estructural que diferenció a estos partidos de otros donde tanto el
desarrollo productivo, vinculado al vacuno, como la política oficial de tierras,
generaron un modo de acceso con superficies más extensas, con su correlato
sociocupacional. Los procesos comunes de los partidos escogidos habilitan
entonces la comparación.
Nos interesa dar cuenta detallada de algunos aspectos que se observan
a nivel más general en los resultados resumidos del censo, como la composición
general de la población, las actividades productivas, la urbanización e
igualmente la presencia, origen e inserción de los migrantes. Abordaremos así pautas de destino y localización geográfica de los extranjeros en los pueblos
rurales, ocupaciones preferidas y la diversificación de actividades en función
de las nacionalidades.
Dado el carácter de la fuente, se trata de un trabajo esencialmente
descriptivo pero necesario para avanzar en otras problemáticas más específicas
que requieren de un conocimiento estructural de la región en términos sociodemográficos. Al día de hoy existen estudios completos sobre partidos,
pero no estudios exhaustivos que tomen las cédulas censales para analizar
toda la provincia. En tal sentido, este artículo pretende ser una contribución
al respecto.
San Antonio de Areco era el más antiguo de los tres partidos estudiados.
Está ubicado a unos 100 kilómetros al norte de la ciudad de Buenos Aires, es
un pago de vieja colonización que data de principios del siglo XVII. Esta expansión
hacia el noroeste de Buenos Aires se relacionó con los caminos que
conducían tierra adentro, sobre todo hacia el largo viaje que llevaba a Potosí y
a Chile. Del mismo modo, a través de Areco se realizaba la comunicación con
Santa Fe, principal puerto donde arribaba la producción paraguaya. Según el
censo de 1815 vivían allí 1.605 habitantes, cifra que se transformó en 2.784
para 1869 (Garavaglia, 2009, pp. 26-53). Hacia 1860 abarcaba una superficie
de unos 1.500 km2.
San Vicente era una amplia zona que se encontraba a unos 50 kilómetros
al sur de Buenos Aires. Es difícil dar una fecha precisa para su poblamiento.
Si bien su parroquia fue fundada hacia 1780, se sabe que en ese entonces ya
había pobladores “cristianos” instalados desde algunas décadas. A fines del
siglo XVIII constituía un área de frontera con los indígenas, con todos los peligros
que eso implicaba. Paulatinamente, con el avance de la colonización, se
convertiría en una zona más segura para la instalación de migrantes. En 1815
contaba con 4.376 habitantes; y en 1869, con 4.249. Entretanto, se habían
creado nuevos partidos a su costa, en un proceso que llevaría a San Vicente a
reducir su superficie inicial de unos 8.000 km2 hasta 1822 a unos 1.200 km2 en
1869 (Levene, 1941, pp. 641-646).8
Los datos sobre el poblamiento de Mercedes se remontan a la creación
de un fortín (1745) y su Guardia durante la expansión fronteriza de mediados
del siglo XVIII. Allí se establecería la primera compañía militar de blandengues
denominada “La Valerosa”. En 1782 la compañía y el fuerte avanzaron
una legua de distancia al lugar donde finalmente se estableció el pueblo de la
Guardia de Luján. Esta amplia zona se convirtió en un centro relevante; a la
vez, en el principal bastión militar de la región y en el puerto de entrada para el
contrabando con los indígenas. Promediando la década de 1840, la Guardia de
Luján se fragmentó con la creación del partido de Chivilcoy; por eso, a partir de 1854, el antiguo pueblo comenzó a ser denominado Villa Mercedes. La llegada
del afluente migratorio fue relativamente constante durante todo el período
señalado e incidió en el crecimiento de la población. En 1813 habitaban en
Mercedes 1.969 personas, y en 1869 la población ascendía a 8.146 personas.
Mapa: Localización de Areco, Mercedes y San Vicente
Fuente: Description géographique et statistique de la Conféderation Argentine par V. Martin de
Moussy. 1873.
Las actividades productivas de Areco estaban orientadas a la producción
de trigo y a la ganadería. Con la crisis de la producción triguera de los años
veinte del siglo XIX, la ganadería se convirtió en la actividad predominante,
primero la mular, luego desplazada por la bovina, y finalmente, por la lanar.
Del mismo modo, en San Vicente se practicaba una agricultura mixta en la que
se destacaba la cría de ganado vacuno. En el período que nos ocupa la zona
atravesaba también una fuerte explotación de ganado ovino. Mercedes funcionaba
desde fines del período colonial como centro cerealero del oeste y en los
años siguientes, la zona se orientó de manera más decisiva a la ganadería ovina
y al comercio, sin abandonar la agricultura. Mientras tanto, la otra porción del
territorio (Chivilcoy) desarrolló una expansión agrícola a campo abierto muy
importante.
Pese al carácter aproximativo de los recuentos realizados en el período
inmediatamente anterior al relevamiento, estos datos dan algunas pistas a
propósito del impulso que le dio a estas regiones la explotación del ovino: el
caso más paradigmático es el de Mercedes, por las cifras de crecimiento que arrojó. Esta actividad se expandió, no obstante, sin dejar de coexistir, en mayor
o menor medida, con la agricultura que se practicaba alrededor de los centros
poblados (Garavaglia, 2009; Barcos, 2013; Contente, 2015, en prensa).
De los tres partidos estudiados, Mercedes era el más poblado, con 8.146
individuos. La población de San Vicente era de 4.249 habitantes, mientras que
en Areco vivían 2.784 personas. Esto representa una población de 15.179 individuos,
sobre los cuales basaremos nuestro análisis.
Mercedes era la que contaba con una mayor proporción de población
urbana (50%), seguida de Areco (35,8%), mientras que el pueblo de San Vicente
era comparativamente pequeño en relación con su área rural (13,5%).9 Probablemente esto se deba a que, tras haber estado ubicado en una zona
inundable unos años antes, en 1856 el poblado había sido trasladado. Cabe
agregar que la llegada del tren en 1865 a Domselaar, a unos 15 km del pueblo
de San Vicente, daría lugar paulatinamente a la creación de otra zona urbana,
drenando muy probablemente parte de los habitantes del poblado hacia esa
dirección.
Mercedes, en cambio, tenía una zona urbana notablemente importante,
por lo menos desde mediados de la década de 1850.10 Sumado a esto,
unos años antes de la confección del censo, se produjeron en Mercedes dos
acontecimientos de suma importancia: en 1865 llegaba el ferrocarril y en el
mismo año se instauraba la primera sucursal del Banco Provincia. Estos hechos
aumentaron la importancia que tenía el partido como sede comercial de la
región. En cuanto a la zona urbana de Areco, si bien contaba con comercios y
artesanos, no parece haber sido particularmente activa.11
Las pirámides de población confeccionadas por cohortes de 10 años
son progresivas, pues registran una base ancha y una cima pequeña. La población
infantil (1-10 años) y la población joven (11-20 años) representaban más
del 50% del total de habitantes de los tres partidos. La estructura demográfica
“joven” es característica de un régimen de pretransición en el que la población se ve afectada por altos niveles de fecundidad y mortalidad (escasa presencia
de población de 60 años y más). Por otra parte, a partir del grupo de los 21 a
40 años se acentúa la presencia masculina, producto del aporte migratorio que
recibía la campaña.
La proporción entre nativos e inmigrantes era idéntica en Mercedes y
San Vicente, con un 75,3% de argentinos y un 24,7% de inmigrantes; en cambio,
en Areco los extranjeros constituían el 16%. Es significativo que en los
dos primeros casos los porcentajes de extranjeros superaban ampliamente el
promedio provincial del censo (18,3%). Las tasas de masculinidad generales
esconden algunos contrastes: si bien en Areco la tasa general de 106 hombres
por cada 100 mujeres es similar a lo que se considera “normal”, entre los
argentinos está por debajo de lo normal, y entre los extranjeros es extremadamente
alta. Esto se acentúa en Mercedes y mucho más aún en San Vicente,
donde evidentemente la presencia de hombres solteros de origen extranjero era
incluso mayor que en los otros dos poblados.
Estos datos indican al menos dos cosas: que hay un importante vacío
entre los hombres nativos en estos partidos –que la llegada de hombres extranjeros
compensa y disimula– y que, tal como es previsible, los hombres solos
predominan en la corriente migratoria internacional. El equilibro entre sexos
fue así producto de la conjunción de población nativa e inmigrante. Las pirámides
de población por sexo, edad y origen ilustran cómo crece la importancia
de los extranjeros en las cohortes de adultos y sobre todo entre los hombres en
edades laborales. Se trata entonces de partidos que absorbieron una altísima
cantidad de mano de obra, al parecer, alentada por la expansión del ovino.
Cuadro 1: Tasa de masculinidad (mayores de 14 años)12 en Areco, Mercedes y San Vicente, 1869
Fuente: Cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes y San Vicente. Sala VII, Archivo
General de la Nación (AGN), Buenos Aires.
Entre la población urbana y la rural, tal como es previsible, había mayor
proporción de mujeres en la zona urbana.13 Las mujeres, en especial si se encontraban
solas, tendían a instalarse en los pueblos que brindaban un entorno
social más “amigable” y mayores posibilidades de encontrar un trabajo remunerado
que les permitiera afrontar sus necesidades (Contente y Barcos, 2015;
Devos, Schmidt y De Groot, 2016).
Así, en el desequilibrio entre hombres y mujeres argentinos confluyen
varios motivos. Las guerras que atraviesan el período han diezmado la población
nativa masculina (recordemos que los extranjeros están eximidos de la
participación en las guardias nacionales) y algunas zonas se vieron más expuestas
que otras a esta “sangría” masculina. Como se observa en el cuadro
1, la tasa de masculinidad entre los nativos de Mercedes era particularmente
baja. Si agregamos a esto que allí había, entre las mujeres, proporcionalmente
más viudas que en los otros dos pagos, se deduce que el esfuerzo realizado por
Mercedes en términos de hombres para las guerras probablemente haya sido
más importante que en las otras dos zonas. Las mujeres argentinas se podrían
haber encontrado así más expuestas a encontrarse solas al frente de la unidad
doméstica. De hecho, los porcentajes de viudez van en ese sentido: si un 12%
de las extranjeras mayores de 14 años son viudas, este porcentaje alcanza el
18% entre las argentinas del conjunto de los tres partidos estudiados.14 Una vez
más, estos porcentajes deben ser considerados con cautela, ya que incluyen el
supuesto implícito de que las argentinas se casaban solo con argentinos, y las
extranjeras con extranjeros, lo que estaba lejos de ser el caso. Otros factores
podrían haber entrado en juego –como por ejemplo, cuestiones relacionadas
con el mercado matrimonial–: las extranjeras podrían, por ejemplo, haber tenido
más probabilidades de contraer segundas nupcias, lo que el censo no
nos permite determinar. Sin embargo, pensamos que la hipótesis más plausible
está efectivamente relacionada con la mortalidad que representaron las guerras
para los argentinos.
Sumado a esto, todo sugiere que buena parte de los hombres que faltan
en el norte se encontraban en el sur, al calor de la expansión de la frontera y
de la economía ganadera (Mateo, 1993; Canedo, 2000; Santilli, 2010). Además,
siendo los migrantes hombres en su mayoría, su distribución sobre el
territorio de la provincia de Buenos Aires era desigual, lo cual compensa más
o menos ampliamente la falta de nativos que las guerras habían dejado como consecuencia directa,15 de allí las diferencias entre partidos.
Gráficos 1, 2 y 3: Composición de la población por edad, sexo y origen en Areco, Mercedes y San Vicente, 1869
Fuente: Cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes y San Vicente. Sala VII, AGN,
Buenos Aires.
Esta cuestión sugiere otros interrogantes, como por ejemplo, por qué los argentinos intentarían buscarse la vida en otras zonas cuando evidentemente los extranjeros se instalaban en Mercedes o en San Vicente. La actividad lanar era predominante por esos años; de acuerdo con el trabajo de Hilda Sábato sabemos que esta economía requirió de mano de obra con mayor experiencia que la que se dedicaba tradicionalmente al vacuno. En ese sentido, el movimiento de nativos hacia el sur pudo haber estado relacionado con las actividades productivas que prevalecían en cada región.16 Pero también, el hecho de migrar en función de las nuevas oportunidades que se pudieran presentar es propio de todo proceso de ocupación del territorio y estaría relacionado básicamente con las redes de sociabilidad que facilitaban la circulación de la información. La relación entre hombres y mujeres solteros representaba una diferencia considerable (alrededor de 4 por 1); mientras que entre los nativos solteros y casados la relación era más pareja.17 En las tres zonas, alrededor del 57% de los hombres extranjeros, y un 67% en Areco, eran solteros. La mayoría de las mujeres que llegaron estaban casadas, o probablemente vendrían a casarse, puesto que en los tres partidos el porcentaje de casadas rondaba el 67%. El porcentaje de viudez también era alto entre ellas, ya que era del doble (13%) en Mercedes y San Vicente que en Areco. En definitiva, pese a que llegaron familias, los hombres solos eran aún ampliamente predominantes.18 El mercado matrimonial parecería reposar entonces principalmente entre las mujeres nativas y las viudas, tanto extranjeras como nativas.
El progresivo reemplazo de las corrientes migratorias internas por la
afluencia de inmigrantes europeos se vuelve particularmente visible a partir
de este censo: Italia, España, Francia e Inglaterra son los países que aportaron
los mayores contingentes. Los gráfico 4, 5 y 6 expresan cómo las corrientes estuvieron
presentes en los tres partidos, pero tuvieron una distribución diferenciada.
Los ingleses adquirieron más peso en Areco; mientras que en Mercedes
y en San Vicente la corriente principal fue la de los italianos, seguida por los
franceses. Los españoles ocuparon, respectivamente, el tercer y cuarto lugar
en importancia en los últimos dos partidos. Los itinerarios que siguieron los
inmigrantes parecen haber obedecido a motivos de índole ocupacional, puesto
que se observa que cada una de estas corrientes encontró su inserción preferentemente
a través de determinadas actividades económicas. Esto refuerza el
argumento de que las actividades u oficios –conjugados con las cadenas migratorias,
las condiciones y las demandas locales– determinaron la distribución de
los migrantes sobre el territorio.
Como decíamos más arriba, en los tres partidos, la cría de ovinos era
una actividad importante, lo cual evidentemente atrajo hacia estas zonas a
la corriente migratoria de habla inglesa.19 En Areco representaban un 35% de
los extranjeros, mientras que en San Vicente y Mercedes, donde la agricultura
era también una actividad relevante, la nacionalidad extranjera predominante
era la italiana. En Mercedes, el 41% de los extranjeros eran italianos y el 14%
ingleses. En San Vicente, el 39% y el 10% respectivamente; mientras que los
franceses y españoles diversificaban más sus actividades en los tres partidos,
cuestión que se observará más claramente en el apartado siguiente.
Gráficos 4, 5 y 6: Nacionalidad de los extranjeros en Areco, Mercedes y San Vicente, 1869
Fuente: Elaboración propia en base a las cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes
y San Vicente. Sala VII, AGN, Buenos Aires.
4. Las ocupaciones
Las categorías ocupacionales aparecen de manera muy detallada en las
cédulas censales de 1869 y, una novedad importante, constan las de las mujeres,
lo que nos permitió estudiarlas con mayor detalle.
Mucho se ha escrito y discutido a propósito de las categorías profesionales
y los conceptos que se pueden esconder detrás de las distintas denominaciones.
En el caso de los censos, particularmente parcos y concisos, estos
interrogantes se plantean con especial fuerza. ¿Las categorías son las declaradas
por el entrevistado o responden a las impresiones (y prejuicios) del encuestador? ¿Los términos “peón” y “jornalero” corresponden a conceptos precisos
y distintos? Esta cuestión dio lugar a un debate ya clásico en los años noventa,
que se ha renovado regularmente hasta la actualidad (AAVV, 1987; Fradkin,
1993, pp. 17-58; Gelman y Santilli, 2014) y que no retomaremos aquí, por
lo cual remitimos a la bibliografìa respectiva. En todo caso, siempre habrá un
ineludible margen de interpretación en este ámbito, por lo cual hemos procurado
conservar las categorías tal como las presenta el censo.
Dado que los censistas tenían por consigna registrar la ocupación de los
mayores de 14 años, es sobre esta población que analizaremos las ocupaciones
establecidas.20 En conjunto, es más del 63% y hasta un 71% en Areco. La
gran mayoría de los hombres en edades laborales acusó algún tipo de actividad
(89%); aunque en comparación, los nativos registraron menos su ocupación (61%) que los extranjeros (79%). Esto no significaba necesariamente que los
nativos trabajaran menos: es probable que a los hijos del cabeza de familia que
estuviera al frente de una explotación no siempre se les atribuyera una ocupación,
por considerarla obvia en el marco de la unidad familiar.
El censo detalla las actividades femeninas, lo que representa una auténtica
novedad. Lo cierto es que muchas de estas ocupaciones ya existían pero
ahora se las computaba más o menos exhaustivamente, según la concepción
que el propio censista tenía de la cuestión.
Entre las mujeres, el registro de una actividad fue del 40%, aunque en
San Vicente no llegaba al 28%.21 Mientras las nativas se encontraban dentro
del promedio general, las extranjeras que registraron una ocupación fueron
el 28%, y solo el 17% en San Vicente; aunque cabe aclarar que, dado el bajo
número de efectivos, es una cifra a considerar con suma precaución.
Los datos del trabajo femenino presentan las mismas tendencias en los
tres partidos, y por ese motivo han sido agrupados.
En los tres pueblos, más del 80% se empleaba en trabajo doméstico,
mientras que en la campaña (que incluye al ejido) era el 40% en Areco, el 60%
en Mercedes y el 65% en San Vicente. Hemos considerado tanto las actividades
que se realizaban en la casa del patrón (mucamas, sirvientas y muy probablemente
cocineras) como las que se ejercían en la morada de las dependientas a
modo de trabajo complementario (costureras y planchadoras). Como se puede
observar en el cuadro 2, las costureras, lavanderas, cocineras, sirvientas (incluyendo
domésticas y mucamas bajo el mismo rubro) y planchadoras constituían
el conjunto mayoritario de trabajadoras.
Las zonas rurales de los partidos seleccionados muestran ciertas diferencias.
En Areco, el trabajo doméstico representaba un 40%, pero un 21%
de las mujeres que registraron ocupación lo hicieron como estancieras y un
23% como dependientas. El resto se distribuía en ocupaciones vinculadas al
comercio al menudeo y a la educación. En Mercedes, las estancieras ocupaban
un porcentaje menor (15%) y casi no se registró trabajo dependiente. En cambio,
las pastoras eran el 27%. En su ejido, el trabajo doméstico era plenamente
mayoritario (77%), y el porcentaje restante estaba vinculado a la agricultura
y tareas afines. En San Vicente, el registro pareciera tener ciertas deficiencias
porque en algunos cuadernillos se anotó menor cantidad de ocupaciones femeninas,
aunque igualmente variadas.
A fin de facilitar las comparaciones, hemos dividido las ocupaciones por
nacionalidad y por “sectores”. Cabe aclarar que las cabezas de explotación y
las dependientes son mayoritariamente rurales (estancieras, hacendadas y labradoras,
jornaleras y peonas). Promediando los porcentajes de los tres partidos,
el 87% de la mano de obra femenina estaba compuesta por argentinas.
Entonces, algo más del 31% de las nativas y casi un 17% de las extranjeras
se ganaban la vida gracias al servicio doméstico. Sin embargo, no hay que
perder de vista que las extranjeras que declaraban una ocupación eran muy
pocas en Areco y en San Vicente, de modo que estos porcentajes deben ser
considerados con cautela.
En todo caso, los datos sugieren que las extranjeras, al venir principalmente
en familia, se integrarían en las actividades de la explotación y, por
ende, estarían menos expuestas a emplearse fuera como servicio doméstico.
Si miramos las ocupaciones según nacionalidad, es notable que las españolas
se encontraran más frecuentemente en el servicio doméstico que el
resto de las extranjeras. Las inglesas, en cambio, aparecían en mayor medida
como patronas, lo que tiene su explicación lógica, dado que la migración inglesa
había comenzado antes que las restantes y estuvo vinculada básicamente
a la explotación del lanar, que ofreció una movilidad social importante (Sábato,
1989). Los ingleses habrían estado mejor instalados en la sociedad local, y sus
mujeres, más expuestas a ser viudas de un estanciero.
Cuadro 2: Ocupaciones femeninas (total agregado) en Areco, Mercedes y San Vicente, 1869.
Fuente: Cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes y San Vicente. Sala VII, AGN,
Buenos Aires.
Había igualmente mujeres con ocupación “independiente” (estancieras, hacendadas, labradoras, propietarias-rentistas); éstas se encontraban casi exclusivamente en la zona rural y representaban menos del 4% del total de mujeres, es decir, un 24% de aquellas que registraron ocupación en los tres partidos. En términos generales, eran mujeres solas que estaban a la cabeza de la explotación, ya fuera porque eran viudas o sus maridos estaban ausentes. Está claro que una mujer sola y por mérito propio no podía usualmente acceder a ese tipo de actividades; es así como el número de trabajadoras rurales dependientes superaba el de aquellas al frente de una explotación.
Entre los hombres, el registro promedio de una ocupación fue del 87,4%.
Si desagregamos las cifras por nacionalidad se observa que entre los argentinos
el porcentaje era menor (81,5%) que entre los extranjeros (93,1%). Las actividades
rurales eran predominantes (73%), seguidas de las artesanales y comerciales
(23%), y por último aparecen las profesionales (4%).22
Las de peón rural y jornalero eran las ocupaciones más importantes entre
los hombres mayores de 14 años (1.536 hombres), pues representaban el 37,5%.
Esta cifra, como veremos posteriormente, cubría realidades bien diferentes. Por
ejemplo, los peones y jornaleros eran el 47,3% de los hombres con actividad
en San Vicente, tanto argentinos como extranjeros; en Areco, el 40% y apenas
un 31% en Mercedes. Hacendados y estancieros eran las ocupaciones que seguían
en importancia, aunque muy de lejos, puesto que representaban un 11%.
Tanto entre los peones y jornaleros como entre los estancieros y hacendados los
argentinos eran predominantes; también lo eran entre medianeros y tercianeros.
Sin embargo, entre los labradores, los extranjeros eran mayoritarios: los italianos
constituían el 60% de hombres con esta ocupación y se concentraban particularmente
en el ejido de Mercedes.
Para un análisis más exhaustivo discriminaremos cómo se distribuyó la
fuerza de trabajo. Como era de esperar, en la campaña (que en este artículo
incluye el ejido), el 90% de las ocupaciones eran rurales; el 9%, artesanales y
comerciales; y el 1% restante, profesionales. En los pueblos, las ocupaciones
comerciales y artesanales llegaban al 50%, mientras que las rurales eran el 42%
y las profesionales se elevaban al 8% restante. En esta diferenciación, los tres
partidos tienen porcentajes similares al promedio general, salvo en el caso de las
ocupaciones profesionales en el pueblo de Areco, que representan solo el 5%.
La diversidad de las ocupaciones presentes en las zonas urbanas sugieren
pueblos dinámicos y prósperos. En el caso de Mercedes, la densidad de
población es digna de resaltar, como así también la amplia gama de actividades
que se registraron. Analizando los tres partidos en conjunto observamos que
mercachifles y comerciantes eran las ocupaciones mayoritarias, además de las vinculadas a los negocios de abasto, como almacenes, fondas, tiendas, panaderías,
confiterías y carnicerías.
Los artesanos eran igualmente numerosos, y eran sobre todo inmigrantes.
Abundaban los zapateros, herreros, plateros, lateros. En cuanto a las ocupaciones
profesionales: militares, artistas (acróbatas, músicos, fotógrafos…), médicos,
pero también curanderos, sacerdotes, agrimensores, escribanos y otros. Los pueblerinos
que registraron actividad rural eran, entre otros, estancieros, acopiadores,
carreros, quinteros, troperos y labradores.
En la campaña, las actividades profesionales eran muchas menos y estaban
asociadas especialmente a la educación (maestro, profesor, tutor) o a la
salud (curandero, enfermero, médico, veterinario). Claramente, la mayor parte
de la fuerza de trabajo rural estaba ligada a las actividades agropecuarias y de
transporte.
Casi la mitad del trabajo era independiente; los trabajadores dependientes eran en su amplia mayoría peones y jornaleros, luego seguían los dependientes comerciales y sirvientes. En el ámbito profesional eran empleados de empresas, bancos, cárcel, correo, telégrafo en Mercedes, y ferrocarril en Mercedes y San Vicente. Para una mejor claridad expositiva hemos ilustrado la situación con las ocupaciones más importantes dejando fuera “otros” (artesanos, profesionales, tanto dependientes como independientes).
Gráfico 7: Ocupaciones masculinas en las zonas rurales de Areco, Mercedes y San Vicente, 1869.
Fuente: Elaboración propia en base a las cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes
y San Vicente. Sala VII, AGN, Buenos Aires.
Entre un 65% y un 80% de los trabajadores rurales eran peones o jornaleros.
Solo entre los italianos y los ingleses existía otra actividad que ocupaba
a más del 30% del total. En el caso de los italianos era la labranza, y entre los
ingleses, la cría de ganado. Los españoles y franceses que no se ganaban la vida
como peones tenían ocupaciones variadas.
Si discriminamos los partidos, la situación dista bastante del promedio
general. En Areco rural, peones y jornaleros eran el 63%, en San Vicente el
59%, mientras que en Mercedes el 46%. Evidentemente en Areco los trabajadores
más pobres estaban ligados a la ganadería y eran mayoría. En San Vicente
también eran numerosos, aunque se los designa más frecuentemente como jornaleros
que como peones.23 Mientras que en Mercedes los peones trabajaban
en la ganadería lanar, allí la agricultura también era importante pero estaba
ejercida por campesinos labradores (muchos de ellos italianos), sobre todo en
el ejido (Barcos, 2013). Entre ellos habría muy probablemente medianeros y
tercianeros, aunque el censo no los señale en esos términos. Del mismo modo,
los pastores independientes representaban un porcentaje significativo allí. Con
proporciones bastante menores, San Vicente replica la tendencia mercedina.
A fin de completar esta información y vincularla con la cuestión inmigratoria
hemos cruzado los datos referentes a algunas nacionalidades y ocupaciones:
si bien los argentinos son mayoría en algunas actividades rurales como
las de estancieros y hacendados o peones y jornaleros, los inmigrantes son
mayoritarios en otras.24 Como adelantáramos, los ingleses, irlandeses y escoceses
se especializaron exclusivamente en tareas rurales; un puñado de ellos eran
estancieros (el 11,5%). Los encontramos también muy presentes entre los peones
y jornaleros, pastores, ovejeros y criadores. Sin embargo, ninguno de ellos
aparece ejerciendo ninguna actividad artesanal, solo dos de los 313 ingleses
que vivían en estos pagos se dedicaban al comercio.
Los italianos, que con sus 910 individuos constituyeron el grupo de migrantes
más importante, encontraron su lugar en estas zonas especialmente
como peones y jornaleros. En San Vicente y en Mercedes eran el 25% y el 23% de los peones presentes, respectivamente, y el 18,7% de los labradores.
Ya comentamos la trascendencia de los labradores italianos en Mercedes; sin
embargo, también se distinguió su presencia en actividades muy específicas,
por ejemplo, constituían la primera nacionalidad entre los comerciantes, zapateros,
albañiles, confiteros, sastres, plateros, etcétera.
Los españoles se destacaron por igual entre peones y jornaleros (32%),
pero también entre los comerciantes (12%), tales como almaceneros, tenderos.
Los vemos también en otras actividades artesanales, como hornero, jabonero,
hojalatero. Los franceses estaban presentes en un amplio abanico de actividades,
tanto rurales y artesanales. Sobresalían entre los panaderos (eran el 60%
de los panaderos considerando las tres zonas; muchos de ellos radicados en
Mercedes) pero también eran casi la mitad de los carpinteros y se distinguían
igualmente entre los zapateros (38%). Del mismo modo, 10 de los 20 herreros
repartidos entre las tres zonas eran galos.
Si abordamos la misma información desde las actividades, vemos que
entre los hacendados y los estancieros predominaron los argentinos, seguidos
por los ingleses en los tres partidos, si bien había algunos estancieros españoles
en San Vicente y algunos franceses en Mercedes.
Los labradores italianos eran mayoría en Mercedes y San Vicente, seguidos
de lejos por los argentinos; en cambio en Areco eran muy pocos los
labradores (apenas un 5% del conjunto de los labradores de las tres zonas).
Medianeros y tercianeros eran, ante todo, argentinos, especialmente en
Areco; mientras que en San Vicente casi el 63% eran argentinos, un 15% ingleses
y los pocos restantes se repartían entre otras nacionalidades. Curiosamente,
en Mercedes no aparece esta ocupación, presumimos que habrán sido inscritos
como pastores o puesteros.
En cuanto a los peones y jornaleros, su distribución por orígenes es notablemente
similar a la distribución general por nacionalidades entre los hombres.
Como decíamos más arriba, eran en su mayoría argentinos (50%), seguidos
por los italianos (20%), aunque en Areco, dada la importante presencia de
ingleses y los relativamente pocos italianos presentes, son estos últimos los que
ocuparon el segundo lugar entre los peones, después de los argentinos. Si volvemos
a las cifras generales, los franceses eran el tercer grupo entre los peones
y jornaleros (9%), seguidos por los españoles e ingleses.
Si miramos los oficios relacionados con la construcción, vemos que en
todos ellos se destacaban los extranjeros: entre los albañiles sobresalieron los
italianos (46%),25 seguidos por los argentinos (35%); y entre los carpinteros, se posicionaron primero los franceses (46%) y luego los españoles (15,8%) en un
porcentaje mucho menor. No se contaba ningún argentino entre los herreros,
la mitad de los cuales, como decíamos anteriormente, eran franceses, acompañados
de algunos españoles e italianos.
Los zapateros, al igual que los sastres, eran en su gran mayoría franceses
e italianos (sumando entre ambas nacionalidades el 74 y 67% de los representantes
de cada actividad). Curiosamente, mientras que los panaderos eran
en su mayoría franceses, los confiteros en cambio eran en buena proporción
italianos.
El censo de población de 1869 nos permitió tener una visión sincronizada,
la “fotografía” de lo que sucedía en tres zonas de la campaña bonaerense
en vísperas del período conocido como la “Argentina moderna”, lo cual facilita
las comparaciones. Si en muchos aspectos esto confirmó lo que sabíamos, en
otros pudimos distinguir algunos matices y características.
Justamente, es bien conocida la importancia que tuvo el aporte migratorio
para la Argentina, y el censo de 1869 nos posibilitó conocer algunos
detalles a propósito de cómo se fueron insertando los europeos en las zonas
rurales durante estas primeras décadas de la migración masiva, así como las
consecuencias que el fenómeno migratorio implicó para la población local. Si
bien desde el período colonial había europeos en la campaña, en estos años
su presencia se hizo mucho más notoria, tanto en la vida cotidiana como en
el mundo laboral, lo que fue imprimiendo lentamente características nuevas a
esta sociedad. Si bien existía un equilibrio aparente entre la cantidad de hombres
y la de mujeres, la realidad era más compleja. Mientras que por las razones
que fueran (guerras, búsqueda de nuevas oportunidades), en estos partidos
faltaron hombres entre la población argentina, la llegada de extranjeros en
edad de trabajar cubrió sobradamente ese déficit en las tres zonas estudiadas.
Recordemos que los migrantes eran, en su gran mayoría, hombres solteros,26 con lo cual este aspecto sin duda habría facilitado una de las vías de inserción
ideales, a saber, el matrimonio con una mujer local.
Paralelamente, el censo nos confirmó desde otro ángulo una información
que ya sospechábamos. Si bien sabíamos que Italia, España, Francia e
Inglaterra fueron los países que aportaron los mayores contingentes27 y que éstos no se distribuyeron de modo similar por la provincia, ahora disponemos
de nuevos elementos para comprender este fenómeno. En los casos estudiados
aquí, mientras que en Areco representaban el 16% del total de población, en
Mercedes y San Vicente se acercaban al 25% (cifra superior al promedio provincial
del 18%). Esto se explicaría porque Areco era una zona de más antigua
colonización, con una sociedad más afianzada y “cerrada”, en la cual sería
más difícil hallar un lugar para los migrantes, al contrario de lo sucedido en
Mercedes y San Vicente.
Al mismo tiempo, estas dos últimas ciudades presentaron perfiles diferentes
en los que, si bien la antigüedad en la ocupación del territorio ha tenido
su importancia, hay que tener en cuenta igualmente la situación geográfica:
mencionamos que ambas fueron de colonización más reciente que Areco; no
obstante, mientras que en Mercedes había aún margen para que las familias
pudieran instalarse, en San Vicente la cercanía a la ciudad de Buenos Aires hizo
que la explotación fuera allí más intensiva y las tierras ciertamente más caras
(al menos, hasta la llegada del tren a zonas más alejadas), y que fueran sobre
todo hombres solteros, en particular jornaleros y peones, quienes estuvieran
presentes allí; en cambio en Mercedes encontramos instaladas familias completas.
Si bien el censo no nos permitió ver las unidades familiares, la mayor
presencia de mujeres casadas, viudas y de niños extranjeros, representan una
pauta evidente de la presencia de familias. Hay también otra cuestión: el perfil
productivo de Areco estaba más claramente orientado a la cría de ganado lanar
que las otras dos zonas donde había más pluriactividad; por ende, los habitantes
de habla inglesa eran mayoría entre los migrantes. Esta corriente migratoria
se había establecido más temprano que las provenientes de los otros países, por
lo cual encontramos residentes de este origen que declaran con mayor frecuencia
ocupaciones como la de estanciero, que denotan una óptima inserción en
la economía y sociedad local.
En Mercedes y San Vicente, la agricultura tenía igualmente un peso significativo,
y había una importante presencia de italianos, seguidos de franceses.
Los españoles ocuparon el tercer y el cuarto lugar en importancia en los
últimos dos partidos. En Mercedes prevalecían particularmente las actividades
frutihortícolas y hortícolas, que se concentraban en el ejido (zona de quintas y
chacras) y estaban destinadas al abasto del pueblo. En San Vicente, en cambio,
encontramos más trabajo dependiente (jornaleros).
Si bien deberían analizarse en profundidad las redes y cadenas migratorias,
los datos del censo dan ya una pauta clara de la relación entre el tipo de
actividades económicas de los partidos y el peso de cada una de las corrientes
en cada zona.
En cuanto a las ocupaciones, hemos podido constatar, como era de prever,
el predominio de las actividades rurales entre los hombres y de las tareas
domésticas (sobre todo costureras y lavanderas) entre las mujeres. En las tareas
rurales se destacaron peones, jornaleros, estancieros y labradores, aunque
también se incluían una enorme cantidad de oficios rurales, como reseros,
acarreadores o abastecedores. Hay que recalcar que tanto las actividades agrícolas
como las artesanales podían ofrecer una vía de inserción eficaz para los
extranjeros.
Mercedes era el partido con más habitantes y también el que condensaba
la mayor cantidad de población “urbana”. Allí existía una intensa actividad
comercial y profesional incentivada por la creación de la sucursal del Banco
Provincia, la cárcel y la estación del Ferrocarril Oeste. Las ocupaciones artesanales
eran bien variadas y algo más sofisticadas que en los otros dos pueblos.
Sin duda, la mayor distancia respecto de la ciudad de Buenos Aires habría
contribuido a que se desarrollara ahí un centro urbano notable, en el cual se
desempeñaron artesanos y comerciantes de todo tipo. La presencia de unos
cuantos plateros, organistas, joyeros, entre otros, da una pauta de la prosperidad
que había alcanzado esta zona de la mano de la explotación ovina y la
agricultura.28 Además, el intrincado proceso de ocupación de la tierra ejidal facilitó
que muchos extranjeros, sobre todo italianos aunque también españoles
y franceses, accedieran a la propiedad de quintas y chacras.
En cuanto a San Vicente, más cercana a la ciudad de Buenos Aires, con
una zona urbana menos desarrollada que Mercedes o Areco, si bien contaba
con exactamente la misma proporción de extranjeros que Mercedes, llama la
atención allí la importante tasa de masculinidad en este grupo; lo que, sumado
al alto porcentaje de jornaleros y peones en comparación con las otras zonas
estudiadas, sugiere una estructura productiva diferente, quizás más intensiva,
en la cual se necesitaría mayor cantidad de mano de obra asalariada y habría
menos posibilidades para la instalación de familias migrantes.
En fin, estamos ante tres pueblos que, al igual que el resto de la campaña
bonaerense, se encontraban en 1869 envueltos en un fuerte proceso renovador,
tanto en relación con el tipo de sociedad que progresivamente se iría conformando
como con su mercado laboral. Aquí observamos un crecimiento significativo
vinculado a la inclusión cada vez más importante del trabajo femenino
y también una creciente diversificación de actividades, en las cuales las
variantes comerciales y la ampliación de tareas vinculadas al crecimiento de
los organismos estatales no fue un rasgo menor. Asimismo, subsistía el trabajo vinculado a la unidad familiar campesina, si bien el proceso de asalarización
parece ir avanzando. Una comparación de estos mismos partidos durante el
Segundo Censo Nacional de Población permitirá observar la dirección y agudeza
del cambio.
Fuente: Cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes y San Vicente. Sala VII, AGN,
Buenos Aires.
Fuente: Cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes y San Vicente. Sala VII, AGN,
Buenos Aires.
Fuente: Cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes y San Vicente. Sala VII, AGN,
Buenos Aires.
Fuente: Cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes y San Vicente. Sala VII, AGN,
Buenos Aires.
Fuente: Cédulas censales del PCNPRA (1869) de Areco, Mercedes y San Vicente. Sala VII, AGN,
Buenos Aires.
Notas
1 Agradecemos los comentarios de los evaluadores anónimos, así como los recibidos al presentar una versión previa de este trabajo en la sesión “Población, migraciones y medio ambiente” del III Congreso Latinoamericano de Historia Económica, que tuvo lugar en Bariloche en octubre de 2012, y también a Juan Carlos Garavaglia por habernos facilitado la base de datos correspondiente al censo de San Antonio de Areco.
2 Universitat Pompeu Fabra-España/École des Hautes Études en Sciences Sociales-Francia. Correo electrónico: claudia.contente@upf.edu.
3 Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales-Universidad Nacional de La Plata/ Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Argentina. Correo electrónico: mfbarcos@hotmail.com.
4 Recién a partir de 1880 los cereales ocuparían el primer puesto en las exportaciones, véase Míguez (2008); Hora (2010, 2012, pp. 145-181).
5 A propósito de la población de la campaña bonaerense en 1815, ver Grupo de Investigación en Historia Rural Rioplatense (2004, pp. 21-64). Sobre la evolución de la población de la campaña de Buenos Aires en términos generales, consultar Mateo (2013, pp. 73-116).
6 Teniendo en cuenta las tasas medias anuales de crecimiento, se han detectado tres periodos históricos diferentes: una etapa de crecimiento moderado (desde mediados del siglo XVII hasta 1857), con valores fluctuantes pero siempre inferiores al 2% anual. Un espectacular crecimiento entre 1857 y 1914, con valores superiores al 3% anual; y una nueva fase de crecimiento moderado a partir de 1914, con valores inferiores al 2% y posteriormente decrecientes (Otero, 2006).
7 Los ejidos existían desde el periodo tardocolonial; de hecho, alrededor del conglomerado de ranchos que se ubicaban en los pueblos, pero a partir de la segunda década del siglo XIX y, salvo excepciones, comenzaron a trazarse formalmente. La función de los ejidos consistió en el fomento de la población y el cultivo, por eso fueron declarados sus terrenos de pan llevar (Barcos, 2013).
8 Datos obtenidos del Registro estadístico de la Provincia de Buenos Aires de 1869.
9 Sobre la relación entre el desarrollo de zonas rurales y urbanas en la campaña bonaerense, remitimos al trabajo de Jorge Gelman y Daniel Santilli (2011, pp. 171-217).
10 Ver Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires de 1854.
11 La información relativa al tamaño y dinamismo de los pueblos que reflejan los censos coincide con los testimonios de la época, véase Mulhall (1869, volumen 2, pp. 42-44, 91-95, 124-127).
12 Datos para el conjunto de la población de argentinos/extranjeros/general en Areco: 89/271/106, Mercedes: 85/280/112 y San Vicente: 91/381/122.
13 Tasas de masculinidad (mayores de 14 años) de las zonas rural/urbana de Areco: 131/69, Mercedes: 132/97 y San Vicente: 132/119.
14 Las nativas viudas son el 14,8% en Areco, el 19,1% en Mercedes y el 18,3% en San Vicente; mientras que las extranjeras viudas representan el 6,4% de las pobladoras de Areco, el 12,8% de las de Mercedes y el 13% de las de San Vicente.
15 Actualmente se considera que fue a partir de 1830 que comenzó el largo ciclo de migraciones europeas. Por esos años aumentó el afluente migratorio y se modificaron sus lugares de procedencia (Ceva, 2012, p. 313).
16 La expansión de la demanda de mano de obra para la explotación del ovino vino acompañada de nuevos requisitos de calificación (Sábato, 1989).
17 El flujo migratorio fue un factor que alteró considerablemente el mercado matrimonial. Véase, por ejemplo, Míguez et al (1991, pp. 782-808); Otero y Pellegrino (2004, pp. 19-69); Otero (2006, pp. 142-149).
18 Esta tendencia se iría revirtiendo con el correr de los años, y de a poco comenzarían a llegar más mujeres y familias formadas, tal como queda en evidencia en el censo de 1895 (Contente, 2014).
19 Para subsanar probables errores de relevamiento, hemos fusionado ingleses, escoceses e irlandeses.
20 No hemos tomado en cuenta aquí dos libretas de San Vicente del Cuartel 3º de la zona rural, que incluye 426 personas, debido a que las ocupaciones han sido registradas de manera confusa al punto de volverlas inexplotables.
21 A propósito del trabajo de las mujeres en San Vicente, véase Contente (2010, pp. 81-95).
22 Hombres con una ocupación declarada o atribuida (total agregado): argentinos 2.323 y con actividad 1.894, extranjeros 2.350 y con actividad 2.188.
23 Dado que algunos censistas parecen usar indistintamente los términos de peón y jornalero, hemos optado por reunirlos, si bien, tal como señalan Jorge Gelman y Daniel Santilli (2014, pp. 89-92), remitirían a conceptos diferentes, puesto que el jornalero poseía alguna especialización o destreza que le permitía obtener un mejor sueldo que al peón.
24 La categoría Inmigrantes incluye a todos aquellos habitantes que el censo declara como extranjeros, incluidos los provenientes de los países limítrofes. En este trabajo nos hemos centrado en los europeos porque representan el porcentaje mayor de extranjeros y se vinculan con los cambios que queremos poner de relieve, los limítrofes han disminuido sensiblemente su participación en el conjunto de la población.
25 A propósito de los migrantes italianos especializados en la construcción, ver Silberstein Frid (1996, pp. 507-540).
26 Entre los hombres migrantes mayores de 18 años, eran solteros el 66% en Areco, el 55,6% en San Vicente y el 52,2% en Mercedes.
27 Si bien en las décadas siguientes el flujo de migración inglesa disminuiría notablemente.
28 Autores contemporáneos mencionan incluso la existencia de un teatro en Mercedes, “pequeño y poco confortable”, por cierto, pero que se destacaría en medio del paisaje bonaerense (Mulhall, 1869, p. 95).
29 En este caso al igual que en el cuadro siguiente, figura como ocupación “casa de” sin otra especificación.
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Fecha de recepción de originales: 19/08/2014.
Fecha de aceptación para publicación: 03/07/2015.