RESEÑAS
Ana María T. Rodríguez (Ed). Estudios de Historia Religiosa argentina (siglos XIX y XX). Rosario: Prohistoria-EdUNLPam, 2013, 231 páginas.
Cynthia Folquer
UNSTA
En estas primeras décadas del siglo XXI, la historiografía argentina está viviendo
una suerte de explosión de los estudios sobre el hecho religioso
en sus diferentes manifestaciones, tradiciones, actores y prácticas. Este libro
editado por Ana María Rodríguez se suma como un aporte insoslayable a la
corriente de investigaciones sobre catolicismo y minorías religiosas, que desde
las ciencias sociales pretenden aportar nuevas perspectivas a las tradicionales
investigaciones sobre historia religiosa, que con un tono apologético y confesional
predominaron en Argentina hasta fines de siglo XX.
Esta compilación reúne nueve estudios, cuatro de los cuales están dedicados
a analizar, desde diferentes variables, la acción de la congregación
salesiana en la región austral argentina. A estos se suman dos investigaciones
sobre la iglesia anglicana, las colonias galesas y las misiones en la Patagonia
argentina y un trabajo sobre la presencia de masones y espiritistas en las provincias
de Neuquén y La Pampa, que actúan como una suerte de contrapunto
a las instituciones católicas y a los clérigos como sus representantes más conspicuos.
Así se presenta un rico panorama que desde siete miradas diferentes
permite una interesante inmersión en la historia religiosa de los entonces Territorios
Nacionales que desde La Pampa se prolongaban hasta las regiones
más australes de la Patagonia. Los dos capítulos restantes presentan otras dos
variables de abordaje del fenómeno religioso, por un lado, una revista católica
femenina y el movimiento que emerge en torno a ella y por el otro, el itinerario
intelectual y militante de un católico de Santa Fe.
Esta variada e interesante publicación nace en el marco del proyecto
de investigación “El proceso de construcción del campo religioso pampeano:
consensos, tensiones y conflictos, 1884-1955”, desarrollado en el ámbito de
la Universidad Nacional de La Pampa. Los autores confluyen en el estudio del
fenómeno religioso desde distintas variables como etnicidad, prácticas asociativas,
métodos misionales, mujeres, masculinidad, prensa periódica, identidad
nacional y catolicismo de masas, por señalar solo algunas.
El corpus dedicado a las misiones católicas de la congregación fundada
por Don Bosco problematiza en primer lugar las prácticas de administración
sacramental de los salesianos en la Patagonia en la bisagra de los siglos XIX y
XX. María Andrea Nicoletti advierte las contradicciones entre el proyecto evangelizador
y la pretensión civilizadora, con su correlato de disciplinamiento,
control, negación de la identidad étnica y violencia simbólica ejercida contra
las poblaciones indígenas en la Patagonia. Pero a su vez señala -de la mano de
Gruzinski- el inevitable mestizaje y las resistencias que surgen de la conjugación
de dinámicas socio-religiosas distintas y desiguales que producen a su vez
nuevos universos simbólicos.
Por otra parte, Ana María Rodríguez y Mariana Funkner proponen el
análisis de la peregrinación al santuario de María Auxiliadora desde Santa Rosa
a Toay en La Pampa, como una performance devocional propia del catolicismo
de masas de la década de 1920, en donde se pone de manifiesto la amalgama
entre experiencia religiosa, consumo, recreación y espectáculo. Las mujeres
organizadoras de esta marcha irrumpen en el espacio público como actores
sociales en pleno ejercicio de su autonomía y la iglesia católica se manifiesta
como un agente aglutinador de la sociabilidad local.
El relato visual de las misiones salesianas producido a través de murales
dedicados al padre Buodo, destacado misionero de La Pampa, es analizado por
Mariana Annecchini y Rocío Guadalupe Sánchez. El discurso de las imágenes
es una vía en donde la iglesia se presenta a sí misma como hacedora del proceso
civilizatorio. Al mismo tiempo, la congregación salesiana se comprende
como constitutiva del desarrollo y del progreso de la región y la religión es
interpretada como el instrumento de uniformización de una necesaria homogeneidad
social.
Otra institución salesiana, los Exploradores de Don Bosco, es analizada
por Pablo Scharagrodsky y Stella Maris Cornelis desde la perspectiva de las
prácticas corporales modeladoras de la “masculinidad cristiana”. En este espacio
de educación de niños y jóvenes se prioriza la disciplina, la moralidad
y el patriotismo como aspectos fundamentales de la virilidad. La educación
física, el deporte, las prácticas militares, la vida en contacto con la naturaleza
y la pedagogía del tiempo libre, son las mediaciones por las cuales los Exploradores
de Don Bosco forjan su identidad. Desde una mirada influida por el
pensamiento de Michel Foucault, los autores acentúan las prácticas pedagógicas
salesianas como orientadas a vigilar y controlar el cuerpo y la sexualidad,
conformando así identidades determinadas por la heterosexualidad obligatoria.
Desde otro ángulo del análisis, ante esta iglesia que va conformándose
como la garante de la identidad nacional en las primeras décadas del siglo
XX, emergen en La Pampa y Neuquén las primeras asociaciones masónicas y
espiritistas, marcadas por un fuerte anticlericalismo. Marisa Moroni y Susana
Bandieri dan cuenta de prácticas asociativas independientes de la iglesia, que
actúan en la conformación de grupos sociales y políticos en las nuevas sociedades
de los Territorios Nacionales, promoviendo diversos ámbitos de participación
ciudadana de tono laicista y anticlerical que dejan su impronta en la
constitución de las sociedades en esos espacios.
Simultáneamente a los planes expansionistas del catolicismo en la región
austral, los trabajos de Paula Saguier y Eric Morales Schmuker advierten
la presencia de la iglesia anglicana y las colonias galesas, señalando actores y
prácticas que escapan por su singularidad a los intentos de homogeneizar la
nación como católica. A su vez, al interior del espacio anglicano, Paula Saguier
descubre la fuerte identificación entre ser inglés y ser anglicano. La religión y
la lengua son percibidas en estas comunidades como un resguardo de su identidad étnica, siendo la iglesia anglicana un “refugio de etnicidad” y a la vez
que un espacio de protección y generación de la identidad étnica y religiosa.
Para la iglesia anglicana, preservar la identidad nacional inglesa es un objetivo
pastoral que se entronca en la dimensión religiosa por excelencia.
El trabajo de Eric Morales Schmuker plantea desde el estudio de la implantación
de los galeses en el sur y las misiones anglicanas, la búsqueda de
estas comunidades por preservar la estrecha vinculación entre religión e identidad
étnica. La presencia de las colonias galesas en los Territorios Nacionales
traza la pluralidad confesional en la región y, desde esta perspectiva, el autor
indaga en el concepto de secularización –a partir de los abordajes de Hervieu
Léger y Di Stefano- como instrumento para explicar la reacomodación de la
esfera religiosa en la Argentina de fines de siglo XIX y principios del XX. Propone
este análisis en la Patagonia austral como un escenario privilegiado para
iluminar los procesos de secularización en la totalidad del territorio argentino.
Los trabajos de Miranda Lida y Diego Mauro invitan a avanzar en el
catolicismo del siglo XX. El movimiento noelista, surgido en Buenos Aires en
torno a la Revista Noel en la década de 1920, visibiliza a mujeres que se desprenden
de roles establecidos para ellas, asumiendo prácticas divergentes, caracterizadas
por la preocupación por el arte, el cine, la literatura, los muesos,
el deportes, las peregrinaciones que irrumpen en la vía pública, las excursiones
recreativas, la moda y la inserción en el mercado laboral. La autora señala
la heterogeneidad del catolicismo en el período entreguerras y la flexibilidad
con que las mujeres se movieron dentro de la iglesia católica, aparentemente
tan monolítica. El movimiento noelista declina hacia la década de 1930 ante
la expansión de un catolicismo de masas de tono más homogeneizante y por
el surgimiento de la Acción Católica, institución que finalmente lo absorberá.
El estudio de Diego Mauro sobre el itinerario intelectual y militante de
Ramón Doldán, un católico de la provincia de Santa Fe comprometido con la
cuestión social, pone en evidencia las distintas tonalidades del catolicismo argentino
de las primeras décadas del siglo XX. Su apoyo por la democracia parlamentaria,
los partidos políticos y el voto popular lo posiciona en un lugar que
dista demasiado del llamado catolicismo integral de ese período, propulsor del
Estado confesional tutelado por la iglesia. Los matices que manifiesta el pensamiento
de Doldán respecto al hispanismo, humanismo y la democracia cristiana
posicionan sus discursos y sus prácticas en senderos menos predecibles
para el catolicismo argentino de entreguerras. Su divergencia alcanza el plano
eclesiológico en donde su pensamiento asume una posición más cristocéntrica
y menos clerical, dotando al laicado de grandes márgenes de autonomía en el
terreno social y político. Por todo ello, su larga militancia entre 1900 y 1940 se
ve atravesada por varios enfrentamientos con otros sectores eclesiales.
El libro compilado por Ana Rodríguez constituye un valioso y original
aporte a la historia de la religión en la Argentina, poniendo de manifiesto los
avances en los estudios de la historiografía de la religión que se están desarrollando
en este país en las últimas décadas. Los capítulos de este libro incorporan
la gran diversidad de actores y prácticas que permiten y estimulan a
continuar armando el “puzzle o rompecabezas” de la cartografía religiosa en
la Argentina.