RESEÑAS
Andrés Bisso. Sociabilidad, política y movilización. Cuatro recorridos bonaerenses (1932-1943). Buenos Aires: CeDInCI Editores-Buenos Libros, 2009, 188 páginas.
Federico Martocci
UNLPam/CONICET
El autor de este libro es un reconocido historiador argentino, de cuya
trayectoria como investigador da cuenta su obra Acción Argentina. Un
antifascismo nacional en tiempos de guerra mundial, publicada por Editorial
Prometeo en 2005, y la selección documental El antifascismo argentino,
editado por el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de
Izquierdas en Argentina (CeDInCI) en 2007. A diferencia de los trabajos anteriores,
que se caracterizan por ser el fruto de su investigación doctoral y por
ende conclusivos, este trabajo de Andrés Bisso está en un período preliminar
e inconcluso y, es este aspecto justamente, el que resulta más atractivo al
momento de abordar Sociabilidad, política y movilización. Cuatro recorridos
bonaerenses (1932-1943).
En los trabajos que componen el libro, Bisso se propone reconstruir el
ambiente poco esquemático y complejo en el que los individuos expresaban
discursos, tomaban decisiones y llevaban adelante una serie de prácticas de
sociabilidad en el interior bonaerense. Resulta muy importante que el historiador
se plantee como objeto de estudio este espacio y que tome como eje
temporal el período 1932-1943, ya que sabemos realmente poco sobre el
devenir histórico de las localidades de la provincia de Buenos Aires durante
la denominada década infame, especialmente considerando que la mayoría
de los estudios se han centrado en la Capital Federal.
En la introducción, el autor explica porque optó por recorrer las formas
mediante las cuales se conectaron en la práctica sociabilidad y política,
dando lugar tanto al desarrollo de formas de sociabilidad política como de
politización social. Para ello se remonta a los padres del liberalismo argentino
quienes, influenciados por la tradición iluminista francesa, abogaron por
una sociabilidad con pretensiones marcadamente civilizatorias, cuyo objetivo
radicaba en la transmisión de valores ideológicos, cívicos y políticos. En
otras palabras, la idea era modelar al ciudadano en una profesión de fe civil,
mediante prácticas cotidianas, pedagógicas y, en muchos casos, festivas. Seguro
de la existencia de pasos fronterizos que permiten romper el carácter
estanco de ciertas esferas sociales, Bisso propone cuatro acercamientos a
la temática con la finalidad de replantear las relaciones entre sociabilidad,
política y movilización.
En el primero de ellos, donde se advierte la influencia de trabajos
previos, propone indagar en las formas particulares de recepción y reelaboración
de discursos y métodos de movilización antifascista en el interior
bonaerense. La hipótesis pretende demostrar que estas prácticas no tenían
una recepción unilateral e impuesta por el plano ideológico mundial. En este
sentido, muchas de las actividades de las agrupaciones antifascistas fueron
utilizadas para desarrollar formas de sociabilidad no estrictamente política,
en contraposición a la prédica de la dirigencia central capitalina. Esto permite
pensar la originalidad con la que los antifascistas de las localidades
bonaerenses recrearon el discurso proveniente de los ámbitos centrales, poniéndolo
en tela de juicio y desafiando verdades establecidas. Para validar
este planteo, el autor se concentra en los viajes de propaganda emprendidos
por los líderes antifascistas porteños hacia diferentes puntos de la región
pampeana. Este espacio poseía para ellos un doble aspecto: era valorado
positivamente por el patriotismo del hombre de campo, aunque se hallaba
indefenso ante el peligro del fascismo criollo por la escasa educación e inteligencia
de los habitantes de la campaña.
Esta percepción despectiva del habitante del interior pierde el sentido
cuando se analizan ciertas acciones. A pesar de que los principales dirigentes
antifascistas eran venerados y atraían al público en localidades como Tandil,
Zárate o Luján, ello no implicaba que sus discursos fueran acatados por los
líderes locales, quienes en muchos casos obtenían valiosos réditos políticos a
partir de la presencia de los representantes porteños. Esta cuestión sirve para
repensar las concepciones de representatividad, legitimidad y sociabilidad
que se construían mediante esas interacciones y para entender cómo los militantes
bonaerenses disputaron y negociaron en cierta medida el sentido de
las prácticas de adhesión política a la cruzada antifascista.
En el segundo acercamiento, reflexiona sobre el lugar que jugó la política
en la cotidianeidad social y de qué manera esas prácticas influyeron
en la transmisión de ideas y formas de movilización política. Para decirlo
de otro modo: trata de pensar los espacios de ocio y sociabilidad como observatorios
para comprender las lógicas de la simpatía ideológica y la militancia
partidaria. En este capítulo tienen un lugar destacado los socialistas,
esos herederos de la tradición liberal e iluminista para quienes ciertas formas
de entretenimiento debían ser reemplazadas por un modelo de sociabilidad
contrapuesto. Al analizar la prensa partidaria Bisso identifica una serie de
acciones que eran repudiadas desde el socialismo: la práctica profesional
del fútbol, las apuestas por dinero, el alcoholismo, el culto religioso o los
carnavales, todas ellas de carácter regresivo para las clases populares1. Los
socialistas de Luján, por ejemplo, proponían desde el periódico Tribuna Roja
sustituir estas formas de entretenimiento por otra: una cena con Enrique Dickmann
en la biblioteca obrera Jean Jaurès. El objetivo de este abordaje es
rediscutir las relaciones entre política, ocio y sociabilidad.
En la misma línea que el anterior, el tercer acercamiento se detiene en
el rol de la prensa como guardiana de la civilidad, especialmente en lo referido
a organizaciones festivas. Si los periódicos de la época, independientemente
de su orientación política, se arrogaban la capacidad de conducir esta
actividad bajo ciertos parámetros civilizados, es lógico que los redactores y
periodistas se desempeñaran como agentes privilegiados en la planificación
y promoción de pautas culturales y sociales. A la vez que propiciaban la cultura,
pretendían ejercer un control sobre los desbordes del juego y la alegría,
como era el caso de las fiestas nocturnas, la asistencia a casas de tolerancia
o las prácticas carnavalescas. No obstante, la misión del periodismo como sembrador de ideas se mostraba esquiva, los persistentes reclamos dan cuenta
de las dificultades en el logro de los objetivos. Pese a esto, la creencia en
la capacidad de la pedagogía mediática para organizar y regular las formas
populares de ocio y diversión permaneció vigente.
El último acercamiento se centra en las representaciones lúdicas de la
soberanía en tiempos de democracia fraudulenta y en las tensiones que esto
podía originar en determinados contextos sociales. Es sabido que en la década
del treinta las elecciones de reinas se popularizaron en Argentina, lo que intenta
explicar Bisso es el significado de estas prácticas en términos de construcción
popular de la simbología política, la interacción en dichos ámbitos entre
los notables locales y el resto de los habitantes del interior, en fin, la incidencia
de estas ficciones electorales en lo político y lo lúdico. Resulta interesante verificar,
para señalar solo un aspecto de la pesquisa historiográfica, que, pese
a que el fraude era corriente en estos concursos de belleza, en muchos casos
estas actividades no eran condenadas por aquellos que cuestionaban la política
del conservadurismo. Los socialistas, por ejemplo, tenían opiniones disímiles
sobre los concursos de belleza, eventos pasibles de ser considerados frívolos
por los integrantes de esta cultura política. Es más, los socialistas de Baradero
le otorgaban un lugar prominente en su periódico La Democracia a la noticia
sobre la coronación de una joven de esa localidad, lo que autorizaría a
pensar que el orgullo vecinal competía (triunfando, en esta ocasión) con sus
convicciones partidarias
.
A partir del estudio sobre las elecciones de reinas en el interior bonaerense,
el autor pretende mostrar la capacidad de estas formas de expresión
lúdica para suscitar ciertas percepciones que pueden considerarse políticas. Al
respecto, cabe citar los casos en los cuales la imagen de las reinas se alejaba
del mero papel decorativo para ingresar en un plano comprensible en términos
políticos: por ejemplo, cuando en sus discursos ante las autoridades presentes
defendían la participación femenina en las decisiones relacionadas con temáticas
rurales o cuando directamente proponían políticas agrarias. De esta manera,
el rol simbólico de las soberanas adquiría un cariz diferente.
Podría decirse, finalmente, que el conjunto de hipótesis que Bisso propone
en este libro resultan altamente estimulante para aquellos historiadores
que estudiamos procesos históricos del mismo período en espacios periféricos
del país. Las relaciones existentes entre lo social y lo político, tal como las plantea
el autor de esta obra, por un lado, ayudan a pensar el desarrollo de prácticas
de sociabilidad política y estrategias de politización social en regiones que,
como los Territorios Nacionales, en muchos casos carecían de instituciones
políticas formales. Por otro lado, resultan funcionales para analizar los vínculos,
intercambios y conflictos entre los sujetos políticos locales y aquellos que
residían en Buenos Aires u otras ciudades argentinas importantes.
Las proposiciones que se encuentran en Sociabilidad, política y movilización.
Cuatro recorridos bonaerenses (1932-1943) fueron posibles a partir
del análisis de un nutrido corpus documental en el que se incluyen actas de
Concejos Deliberantes, revistas, memorias de militantes, cartas2 y una gran
cantidad de periódicos. En lo que respecta a estos últimos, cabe señalar que es
muy interesante el abordaje realizado por Bisso, hecho que demuestra no solo
el carácter fecundo de los periódicos como cantera documental, sino también
la importancia de que los historiadores se acerquen a las fuentes desde lugares
inéditos. En los trabajos existentes sobre el periodismo en los Territorios Nacionales,
esta veta todavía no ha sido explorada3, motivo por el cual las temáticas
planteadas en este libro pueden incentivar sugestivas problemáticas de investigación.
Podría afirmarse, para concluir, que la obra está muy bien lograda y
que contribuye a complejizar el horizonte historiográfico a nivel nacional.
Notas
1 En lo que respecta a la opinión del periodismo de izquierda en Argentina sobre estas cuestiones, se puede consultar el trabajo de Lobato (2009).
2 Entre estas se destaca especialmente el epistolario del socialista Nicolás Repetto. Véase Petra (2004).
3 Consultar Prislei (2001) y Etchenique (2007).
Referencias bibliográficas
1. ETCHENIQUE, J. (Dir.). (2007). Historias de la prensa escrita en La Pampa. Santa Rosa: Subsecretaría de Cultura de la Provincia de La Pampa.
2. LOBATO, M. (2009). La prensa obrera. Buenos Aires: Edhasa.
3. PETRA, A. (2004). Los socialistas argentinos a través de su correspondencia. Buenos Aires: CeDInCI.
4. PRISLEI, L. (Dir.). (2001). Pasiones sureñas. Prensa y cultura política en la frontera Norpatagónica (1884-1946). Buenos Aires: Prometeo.