DOI: http://dx.doi.org/10.19137/qs.v26i2.5838


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ARTÍCULOS

El VIH/sida en la prensa escrita argentina de los años 80

HIV/Aids on Argentina’s written press of the 1980’s

O HIV na prensa escrita argentina dos aos 80

Fedra López Perea

Universidad Nacional de San Martín. Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales

Argentina

Correo electrónico: flopezperea@yahoo.com.ar

Resumen: La emergencia y diseminación del VIH/sida fue un fenómeno global que se inició en la década de 1980 y que rápidamente fue incorporado a las agendas periodísticas. La prensa gráfica argentina no fue la excepción. Por medio de la descripción y el análisis de notas sobre el tema publicadas en diarios y revistas argentinos de esa década, se observa cómo su aparición gradual devino, desde 1985, en una sobreabundancia de noticias escasamente jerarquizadas, con una multiplicidad de voces de distinto grado de relevancia y mensajes contradictorios, que producían un caos informativo. A la vez, se analizan las representaciones que pusieron en circulación esos medios de prensa, sus cambios y los modos sensacionalistas de informar sobre el nuevo virus y la nueva enfermedad.

Palabras clave: VIH/sida; Prensa gráfica; Representaciones; Discursos

Abstract: The emergence and spread of HIV/aids was a global phenomenon that began in the 1980’s and was swiftly incorporated into journalistic agendas. Argentina’s print media was no exception. Through the description and analysis of articles on the subject published in Argentine newspapers and magazines from that decade, it is observed how a gradual appearance turned, since 1985, into an overabundance of scarcely hierarchized news, with a profusion of voices with various degrees of relevance and contradictory messages, which generated an information chaos. At the same time, there is an examination of the representations that these media outlets put in circulation, their changes, and the sensationalistic ways of reporting on the new virus and the new disease.

Keywords: HIV/aids; Print media; Representations; Discourses

Resumo: A emergência e disseminação do HIV foi um fenômeno global que se iniciou na década de 80 e que rapidamente foi incorporado às agendas dos jornais e a prensa gráfica argentina não foi a exceção. A través da descrição e análise de artigos publicados sobre o tema em jornais e revistas argentinas daquela época, observa-se como sua aparição gradual acabou, desde 1985, em uma sobre abundância de notícias raramente hierarquizadas, com múltiplas vozes de diferentes níveis de relevância e mensagens contraditórias, que produziam caos informativo. Por sua vez, analisam-se as representações que colocaram em circulação esses jornais, suas mudanças e as maneiras sensacionalistas de informar sobre o novo vírus e a nova doença.

Palavras-chave: HIV/Aids; Prensa gráfica; Representações; Discursos

Recepción del original: 20 de mayo de 2021.

Aceptado para publicar: 28 de octubre de 2021.

El VIH/sida en la prensa escrita argentina de los años 80

Introducción

La aparición del VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida humana) en la década de 1980 fue un fenómeno global que rápidamente se construyó como mediático. Este artículo describe y analiza el tratamiento que algunos medios de prensa gráfica argentinos de los años ochenta hicieron de esta enfermedad, revisando la información emitida, las representaciones que pusieron en circulación y las voces médicas y científicas a las que recurrieron. En algunos medios, las informaciones sobre el tema tuvieron una aparición gradual que devino, desde 1985, en una sobreabundancia de noticias escasamente jerarquizadas, con una multiplicidad de voces de distinto grado de relevancia y mensajes contradictorios, que producían un caos informativo. Dicho caos se combinó con la construcción de representaciones que tuvieron fuerte impacto social, como la de los llamados en la época “grupos de riesgo”. Aunque en el campo médico esa noción perdió relevancia al descubrirse el origen viral del sida, la prensa escrita la mantuvo, en una dinámica que evidenciaba que algunos profesionales de la salud, que se estaban convirtiendo en expertos, asumían un doble posicionamiento. Mientras en publicaciones especializadas de medicina estos expertos citaban evidencias que iban en contra de la noción de “grupos de riesgo”, al ser consultados por la prensa masiva, la retomaban y amplificaban.

Este artículo se sitúa en el campo de la historia sociocultural de la salud y la enfermedad, que en Argentina se desarrolla sistemáticamente desde la década de 1980 (Armus, 2002, 2007; Ramacciotti, 2006; Álvarez, 2018). La historia sociocultural de las infecciones de transmisión sexual en Argentina tiene un desarrollo prolífico (Biernat, 2007, 2018, 2019; Queirolo, 2013; Múgica, 2016; Biernat y Simonetto, 2017a/b), pero el estudio histórico del VIH/sida –que podría filiarse con esas infecciones– está en sus inicios. En contraste con investigaciones históricas para Perú que focalizan en las políticas públicas (Cueto, 2001), en Argentina el tema está trabajándose desde el campo de la historia del arte (Lemus, 2015), en historias del activismo gay (Sempol, 2014) y de las disidencias sexuales (López Perea, 2018). También se encuentran menciones en trabajos sobre historia del sistema de salud (Belmartino, 2005) e investigaciones de síntesis histórica del VIH/sida en Argentina desde su emergencia al presente (Linares y Manzo, 2020).

Esta incipiente aproximación histórica al VIH/sida en Argentina contrasta con el abordaje realizado, desde la década de 1990, por la antropología, la sociología y las ciencias de la comunicación (Kornblit, 1997, 2000, 2003). A ello se suman investigaciones sobre las políticas públicas, la atención médica, las interacciones entre drogas, pobreza y VIH/sida, las memorias de los primeros años y la legislación (Pecheny, 2000; Margulis, 2008; Epele, 2010; Meccia, 2017; Miranda, 2021). Las investigaciones que trabajan sobre medios de comunicación recuperan elementos de la teoría de la agenda setting, que:

postula que los medios establecen los temas presentes en la opinión pública, definiendo simultáneamente a los actores sociales habilitados para la toma de la palabra y los principios de validez de los enunciados que circulan en el espacio público [pero reconociendo] la importancia del procesamiento que el receptor hace de los mensajes. (Kornblit y Pérez, 2003, p. 1)

Elementos de esta teoría son contemplados en investigaciones sobre el tratamiento del VIH/sida en la prensa de distintos países (Márquez Valderrama, 2002; Revuelta, Pérez, Almeida França y De Semir, 2002; Sanchís-Bayarri Vaillant, 2008; Agüero Aguirre, 2010; Lan Ninamango, 2019). En lo que hace a Argentina, el tema fue trabajado desde los años noventa (Petracci y Vacchieri, 1997; Kornblit y Petracci, 2000; Kornblit, 2003). Mónica Petracci y Ariana Vacchieri analizaron prensa escrita entre 1991 y 1993, y clasificaron las noticias de acuerdo con siete categorías que fueron retomadas por otros autores en años posteriores (campañas sobre el sida: Estado, Iglesia y ONG; las cifras del sida; la investigación sobre el sida; el sida en el exterior; la casuística; el sida y las instituciones sociales; las mujeres y el sida). En un trabajo coordinado por Ana Lía Kornblit a partir del análisis de los diarios Clarín, La Nación y Página|12 de 1988 y 1998, se observaron las figuraciones de la enfermedad y se retomaron las categorías de clasificación de noticias de Petracci y Vacchieri. Respecto de las figuraciones en Clarín de 1988, Daniel Jones y Ana Lía Kornblit (2003) observaron la difusión de los fallecimientos; las confusiones entre las nociones de portador y de enfermo; la ausencia de menciones a ONG; la información insegura sobre medicamentos y vacunas; las notas recurrentes sobre personas que vivían con VIH/sida detenidas en instituciones carcelarias; la ausencia de textos de reflexión sobre el tema; y la creación de una ajenidad y un discurso del miedo que impedían que la mayoría de la población advirtiera la posibilidad de transmisión para cualquiera (2003).

Las categorías que se utilizaron en esas investigaciones son útiles para ordenar las noticias, pero insuficientes para revisar el proceso histórico 1983-1988, porque ocultan la enorme diversidad de notas y la complejidad del proceso de configuración de las informaciones y representaciones en torno del VIH/sida en los ochenta. Por esto, en este artículo no se retoman esas categorías. Sí se recuperan elementos de la teoría de la agenda setting para analizar la tematización del VIH/sida en medios de prensa gráfica de la época.

Este trabajo se concentra en las noticias sobre el VIH/sida aparecidas en el quinquenio mencionado en medios de prensa gráfica de circulación nacional. En 1983 apareció la primera nota extensa sobre el sida en la prensa nacional, en la revista El Porteño (Ulanovsky, 2011). En 1988 fallecieron dos artistas argentinos por infecciones oportunistas vinculadas a esa enfermedad (Miguel Abuelo y Federico Moura) (Linares y Manzo, 2020), y el Estado lanzó una campaña llamada “Por la vida, contra el SIDA”. Este artículo retoma algunas enseñanzas de la historiografía sociocultural de la salud y la enfermedad, en particular aquellas que atienden a las motivaciones y creencias de los múltiples agentes que participan de ese campo en un contexto determinado y, también, a la importancia de las representaciones y su productividad para diferentes sujetos sociales. Si bien no se trabaja aquí sobre la recepción de esas noticias, se las considera como materiales fundamentales con los cuales sus lectorados pudieron formarse ideas y conocimiento acerca de una infección y una enfermedad que se presentaban como misteriosas. Este escrito se recuesta en la lectura sistemática del diario Clarín –el matutino de mayor tirada a nivel nacional–[1] y se complementa con el análisis de notas referidas al VIH/sida en revistas político-culturales de la década de 1980: Superhumor, El Porteño, Praxis, Cerdos & Peces, El Periodista de Buenos Aires (EPBA), Manuela, Crisis 2ª Época, Crisis 3ª Época y Fin de Siglo.

Antes de continuar, cabe aclarar que cuando se detectaron los primeros casos de sida, las denominaciones que utilizamos en el presente estaban construyéndose. El nombre sida se formuló en 1982, aunque los primeros casos habían sido detectados en 1981. En ese año, ante cuadros complejos de pacientes gays norteamericanos jóvenes, en los que se entrecruzaban distintas enfermedades y sarcoma de Kaposi, y que fallecían rápidamente, un grupo de médicos planteó la hipótesis de exposición común de los afectados a algo que les habría ocasionado una disfunción de la inmunidad celular. En 1982, la detección de casos entre hemofílicos que habían recibido perfusiones de productos sanguíneos filtrados permitió pensar en el origen viral de la enfermedad (Grmek, 2004). Entre 1983 y 1984, dos equipos científicos identificaron al virus responsable del sida y le dieron sendas denominaciones: Lymphadenopaty Associated Virus (LAV) fue la que estableció el dirigido en Francia por Luc Montaigner; Human T-Cell Leukemia Virus, en 1983, y Human T- Lymphotropyc Virus, en 1984 (HTLV III) fue la que estableció el dirigido en Estados Unidos por Robert Gallo. En 1986, una comisión de nomenclatura virológica estableció la sigla HIV, por Human Inmunodeficiency Virus (Grmek, 2004). En esos años, los medios de prensa hicieron un uso indistinto de los términos VIH y sida, lo cual constituye un error en términos médicos que muestra la confusión informativa circulante; aquí nos atendremos a lo que las fuentes afirmaban.

Caos: una nueva enfermedad en diarios y revistas

El VIH/sida en los años ochenta tuvo una presencia irregular en la prensa gráfica. A partir de la muerte del actor Rock Hudson, en 1985, el interés fue creciente a nivel global. El tratamiento mediático del tema difirió en su temprana presencia en publicaciones especializadas en medicina (Dosne de Pasqualini, 2003) y en la prensa masiva. La nota de El Porteño que mencionamos más arriba llevaba el título, “S.I.D.A.: El cáncer ‘gay’”, y consistió en una entrevista con el doctor Ricardo Leschot, miembro de un grupo de médicos que traducía estudios presentados en congresos internacionales y ponía énfasis en el prejuicio que asociaba al sida con los llamados “grupos de riesgo”. Leschot refería al desconocimiento de las causas precisas de la enfermedad y afirmaba que se producía entre determinados grupos: “hombres homosexuales promiscuos”, “drogadictos que se inyectan narcóticos por vía endovenosa”, hemofílicos y haitianos,[2] las “4H” (hubo una quinta H, referida a las prostitutas –hookers– (Grmek, 2004)).

Nota en El Porteño, 21, septiembre de 1983, p. 40.

Revista El Porteño septiembre de 1983 p 40.JPG

Clarín, entre diciembre de 1983 y diciembre de 1988, publicó notas sobre el VIH/sida en casi 400 números. En algunos de ellos se publicó una sola, en otros, notas centrales con recuadros múltiples. En 1984 solo se publicaron notas sobre el tema en dos números. En 1985, en once números se publicaron dos o más notas en un mismo ejemplar sobre un total de 48 números en los que hubo noticias sobre VIH/sida. En 1986, en siete números de 33. En 1987, en 28 números de 179; y en 1988, en 17 números de 131. La mayoría de los artículos aparecieron en la sección de Información General, y una minoría en los suplementos de Espectáculos y Ciencias, y en editoriales del diario. El siguiente gráfico muestra las oscilaciones en porcentajes de esta información.

              Porcentajes de ejemplares de Clarín con una o más notas sobre VIH/sida

Estos datos ocultan, sin embargo, lo caótico de la información publicada. Crear categorías para organizar las notas resulta complejo, ya que en una misma noticia se incluían informaciones de distintas procedencias y relevancias, no siempre conectadas. En el cuadro 1 se muestra un intento de clasificación de las notas publicadas en Clarín entre 1984 y 1988.[3]

Cuadro 1: Clasificación de notas del diario Clarín

Clarín

 

1984

1985

1986

1987

1988

Información biomédica

 

1

14

3

18

11

Conductas de riesgo y grupos estigmatizados como de riesgo

1

17

3

10

4

Cambios culturales

 

0

0

0

8

1

Transmisión en transfusiones

 

0

1

0

8

2

Mortalidad

Mundo

0

5

4

2

0

 

Argentina

0

6

3

5

5

Vacunas

0

2

2

12

6

Tratamientos

 

0

3

1

12

4

Equipos especializados en Argentina

0

6

0

0

0

Entrevistas a científicos reconocidos internacionalmente

 

0

5

1

5

4

Prevención

1

1

3

16

7

Trabajadores de salud en contacto con pacientes con VIH (temor y riesgos)

 

0

1

0

2

7

Pánico mundial y casos en el mundo

0

6

5

15

10

Casos en Argentina

 

0

6

5

27

12

Famosos

0

12

2

5

6

Detenidos/as y menores institucionalizados con VIH/sida

Mundo

0

1

0

0

0

 

Argentina

0

0

0

9

17

Autoridades sanitarias locales

 

0

4

0

11

8

Campañas oficiales de prevención

0

0

0

7

4

Pronunciamientos de ONU, OMS y OPS

 

0

1

0

6

0

Eventos internacionales

0

0

3

10

11

Activismo

 

1

0

0

3

3

Niños/as nacidos/as con VIH y/o hijos/as de portadores del virus

0

3

1

15

6

Casos individualizados

0

0

0

25

6

Declaraciones de la Iglesia

 

0

0

2

10

3

El abordaje del VIH/sida en las escuelas

 

0

0

1

3

0

Transmisión del VIH como delito

0

0

0

1

3

Arte y literatura sobre el VIH/sida

0

1

4

0

4

Editoriales

 

0

0

0

2

4

VIH/sida como complot o negocio

 

0

0

1

2

2

Misceláneas

 

0

0

0

2

3

El cuadro 1 sobre Clarín y la nota al pie muestran el caos y la sobreabundancia de información mencionados. Los cambios y oscilaciones de temas exponen cómo la agenda sobre el VIH/sida se fue construyendo y modificando.

A esa sobreabundancia de notas se contrapone la ausencia de mención en algunas revistas políticas y culturales como Praxis[4] (cinco números publicados entre 1983 y 1986) y Crisis 2ª Época[5] (publicación mensual entre abril de 1986 y abril de 1987), pese a que trabajaron sobre sexualidad.

En otras revistas culturales y políticas del momento hubo notas sobre el VIH/sida irregularmente. En la mensual El Porteño, orientada a un público juvenil y contracultural, entre septiembre de 1983, en que publicó la nota mencionada, y diciembre de 1988, el tema fue aludido en 12 números. En la revista mensual Superhumor,[6] de la editorial La Urraca, entre marzo de 1983 y noviembre de 1984, se publicó una nota. En Cerdos & Peces,[7] editada esporádicamente como revista independiente, en los números mensuales de 1984 y de 1987 se encontró una mención en cada año. En el semanario EPBA, orientado a un público politizado, entre su primer número de septiembre de 1984 y el último número de 1988, se publicaron notas en 30 números. En la revista Manuela,[8] proyecto editorial independiente que publicó un número en 1986, se encontraron dos menciones al VIH/sida. En la revista mensual Crisis 3ª Época, entre octubre de 1987 y 1989, se encontraron menciones en cuatro números. En la revista mensual Fin de Siglo, publicada desde julio de 1987, entre el primer número y el de diciembre de 1988 hubo menciones en ocho números.

La presencia o la ausencia del tratamiento del VIH/sida, y las recurrencias en algunas publicaciones suponen distintas cuestiones. Las ausencias implican que, para determinadas publicaciones, el VIH/sida no era un elemento de interés o de incidencia en su lectorado, lo cual marca entonces una frontera acerca de a quiénes se creía que afectaba. En algunas de las revistas, como El Porteño y EPBA, se encontraron los primeros intentos de teorización reflexiva y crítica acerca de cómo el VIH/sida fue utilizado por sectores conservadores para imponer un nuevo disciplinamiento sexual. Este tipo de revistas tenían una mayor coherencia temático-informativa en el tratamiento del VIH/sida.

Cuadro 2: Clasificación de notas de El Porteño

El Porteño

1983

1984

1985

1986

1987

1988

Información biomédica

1

0

3

0

1

0

Conductas de riesgo y grupos estigmatizados como de riesgo

1

0

1

0

1

0

Cambios culturales

0

0

0

0

4

0

Famosos

0

0

0

0

0

1

Activismo

0

1

0

0

0

0

Casos individualizados

0

0

0

0

1

0

Declaraciones de la Iglesia

0

0

0

0

0

1

Reflexiones críticas VIH/sida

0

0

3

1

1

0

Comentarios al pasar

0

0

1

0

0

0

Cuadro 3: Clasificación de EPBA

EPBA

1984

1985

1986

1987

1988

Información biomédica

1

0

1

0

0

Dimensiones económicas

0

0

0

1

0

Transmisión en transfusiones

1

1

0

1

0

Equipos especializados en Argentina

0

0

1

0

0

Tratamientos

0

0

0

0

1

Prevención

0

1

0

3

0

Pánico mundial y casos en el mundo

0

1

1

1

1

Famosos

0

1

0

1

1

Detenidos/as con VIH/sida

0

0

0

1

0

Activismo

0

2

0

1

1

Casos individualizados

0

0

0

1

0

Declaraciones de la Iglesia

0

0

0

1

0

VIH/sida y pobreza

0

0

0

1

0

Arte y literatura sobre el VIH/sida

0

0

0

1

1

VIH/sida como complot o negocio

0

0

0

1

0

Reflexiones críticas VIH/sida

0

0

0

1

0

Reacciones de ultraderecha

0

0

0

1

0

El recorrido planteado permite observar cuantitativamente la instalación del tema del VIH/sida en la prensa gráfica argentina de los ochenta. Cada medio difundió información en función de sus características como publicación y del lectorado con el que dialogaba. La sobreabundancia de notas en Clarín y la diversidad de cuestiones con las que el VIH/sida era relacionado muestran cómo se fue construyendo una noticiabilidad, que estuvo atravesada por fuertes grados de espectacularización, sensacionalismo y escasa reflexión. En este sentido, como señala Georges Vigarello, una de las necesidades de las sociedades contemporáneas implica “la presentación alarmante del mal para poder conjurarlo” (1995, p. 231). Las revistas culturales y políticas que trabajaron el tema lo hicieron acotadamente, lo que permitió cierta teorización reflexiva y ayudó a jerarquizar un poco más la información.

“Dime con quién andas…”. Representaciones en torno del VIH/sida

Una de las representaciones recurrentes en la prensa gráfica fue la de “grupos de riesgo”. Desde 1981, en parte del mundo occidental, el sida fue asociado a la homosexualidad. Luego, fue vinculado a los consumidores de drogas por vía endovenosa (en Estados Unidos y Europa, heroína). En Estados Unidos, se adjudicó a los haitianos. Para 1982 se encontraron casos en hemofílicos. Con el paso del tiempo, algunos grupos dejaron de ser señalados como “de riesgo”, pero todo ejercicio de la sexualidad no-monogámico fue tildado de “promiscuo”, y se invisibilizó a las mujeres como damnificadas pasando por alto los datos de África.[9] Se construyó una culpabilización de determinados afectados por el VIH/sida (gays, bisexuales, heroinómanos) a la vez que una victimización de otros (hemofílicos, mujeres y niños) (Duby, 1998; Le Breton, 1999; Cueto, 2001; Sontag, 2011). Para 1985, cuando el origen viral del sida se conocía y había un test para detectarlo, la categoría de “grupos de riesgo” fue modificada por la de “conductas de riesgo” (Arrizabalaga, 1997). En Argentina, sin embargo, siguió circulando en la prensa masiva y en las declaraciones que esta recogía de los profesionales de la salud.[10] La prensa local publicaba datos epidemiológicos norteamericanos y europeos, que reforzaron estereotipos respecto de la homosexualidad y la toxicomanía, arrogó a África y Haití el origen del VIH/sida y ocultó la incidencia de la transmisión en relaciones heterosexuales (Mendes, 2012).

Para 1985, la mención a los haitianos como “grupo de riesgo” declinó. En abril de 1985, Clarín informaba que funcionarios del Centro de Control de Enfermedades de Atlanta había retirado a los haitianos del informe semanal de las “categorías que ofrecen riesgo de sida”.[11] En agosto, el mismo diario afirmaba que la alta tasa de incidencia del VIH/sida en Haití era “por el tipo de actividad sexual, las prácticas culturales y el deficiente estado sanitario”. Agregaba que la proliferación de casos podía deberse a la “prostitución homosexual” entre las clases más pobres y al uso reiterado de las mismas agujas hipodérmicas no esterilizadas para la administración de medicamentos.[12] Pese a esto, al día siguiente, Clarín volvía a mencionar a los “haitianos emigrados a Estados Unidos” como grupo de riesgo.[13] Para 1987, una de las médicas argentinas que conformaron el Comité de Estudios del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, la hematóloga Cristina Scaglione, explicaba a Clarín que Haití se había convertido en un “centro de prostitución” a comienzos de los años sesenta y, desde ese momento, el virus se habría transportado a la costa oeste de Estados Unidos.[14] Así como en Estados Unidos arrogaron el VIH a los inmigrantes haitianos, la prensa local señalaba que en países latinoamericanos, la presencia de militares norteamericanos era vista como potencial riesgo de ingreso del virus.[15]

Las representaciones sobre VIH/sida y homosexualidad comenzaron con los primeros casos. Con los primeros pacientes gay diagnosticados que desarrollaron el sarcoma de Kaposi (que ocasiona lesiones tumorales rosadas en la piel) surgieron denominaciones estigmatizantes en el uso periodístico: “cáncer gay”[16] (como tituló El Porteño de 1983) y “peste rosa” (un título de Clarín del 9/9/1984 decía “enfermedad rosa”). La prensa se hizo eco de las declaraciones de médicos que relacionaban la homosexualidad con el VIH/sida. Tomando a modo de ilustración los porcentajes en los que las notas de Clarín asociaban VIH/sida y homosexualidad (y bisexualidad), se puede mencionar que en 1984 el 50% refería a la homosexualidad; en 1985, el 54,6%; en 1986, el 30,3%; en 1987, el 34,6% y, en 1988, el 20,6%.

A partir de 1985, con la explosión informativa, las notas que asociaban homosexualidad y VIH/sida reprodujeron la voz de médicos. Según Clarín, la inmunóloga María Elena Estévez, miembro del Comité de Estudios del SIDA, afirmaba que el riesgo desaparecía en gran parte cuando “la introducción del semen se realiza por vía vaginal”.[17] Pocos días después, Clarín entrevistaba a la doctora Scaglione, quien sostenía:

El semen es un cuerpo extraño, cuando es introducido por vía anal; y su incorporación provoca una estimulación del mecanismo inmunológico… Por lo tanto, al haber multiplicidad de compañeros, hay multiplicidad de estímulos… el sistema inmunológico… al tener que trabajar hiperactivamente, llega un momento en que se agota. A partir de allí, el homosexual se convierte en propenso a adquirir cualquier enfermedad, dada su baja de defensas, y, por supuesto el SIDA.[18]

Según el historiador de la salud Jon Arrizabalaga (1997), ese tipo de hipótesis circularon entre 1981 y 1983, cuando el sida dejó de ser visto como un síndrome para ser diagnosticado como una enfermedad específica. Las implicancias sociales de ese tipo de declaraciones no se dimensionaban, a la vez que no se mencionaba el uso del preservativo como método preventivo. Días más tarde, en EPBA, una columna construía una peligrosa asociación entre VIH/sida, homosexualidad, “excesos y debilidades” y extranjería, al sostener:

la preocupación por el SIDA, más allá de la legítima de los grupos homosexuales, aparece como un nuevo esnobismo traído… desde afuera… esta flamante preocupación de algunos medios de comunicación por una enfermedad propia de los placeres, excesos y debilidades del desarrollo muestra una vez más una frivolidad tan dependiente como ridícula.[19]

La homosexualidad y la bisexualidad fueron asociadas constantemente a la promiscuidad, si bien en algunas de las revistas culturales y políticas se objetó esa asociación afirmando que esta también existía entre heterosexuales (López Perea, 2018).

Las representaciones que asociaban VIH/sida a homosexualidad supusieron formas de control estatal sobre las travestis que ejercían la prostitución. En la época, el travestismo estaba asociado a la homosexualidad y era perseguido por el Estado. Las travestis detenidas en la Autopista Panamericana por ejercicio de la prostitución fueron testeadas compulsivamente por la policía para verificar si tenían VIH.[20] En 1988, desde Crisis 3ª Época denunciaban que esto ocurría en la provincia de Buenos Aires con transexuales y prostitutas.[21]

Respecto de la prostitución de mujeres cis, hacia 1987-88 la prensa masiva las mencionó como potenciales víctimas del VIH/sida, tardíamente en relación con otros países. Recién en 1988 el ómbudsman porteño nombró el VIH/sida en declaraciones referidas al cierre de casas de masajes (en muchos casos, prostíbulos encubiertos bajo esa denominación), cuando mencionó a las “enfermedades venéreas”.[22] En Clarín, el tema de VIH/sida y prostitución en Argentina solo fue mencionado en notas referidas a travestis hasta 1988.[23]

En revistas politizadas, el tema fue trabajado a partir de las voces de prostitutas y de travestis que referían las condiciones de vulnerabilidad que las afectaban. En 1988, en Crisis 3ª Época, una travesti decía “Acá todo el mundo sabe del peligro del SIDA, y cuando se decía que era una enfermedad exclusivamente de homosexuales, ni se notó la diferencia entre los clientes, que a su manera también son marginados”.[24] Una prostituta afirmaba:

Los médicos dicen que hay que usar profilácticos. ¿Y los clientes de por acá saben lo que es eso? Una puede explicarlo, pero muchas pibas ni se molestan… porque ni fueron a la escuela, y las que saben, con la mishiadura que hay no pierden el tiempo.[25]

A las condiciones de vulnerabilidad se sumaba la ausencia de políticas públicas de prevención, dado que esta mujer señalaba que eran los clientes quienes carecían de información. Si bien en 1987 se lanzó la campaña SIDA/VIDA, que mencionaba el uso del preservativo, esta no fue más que un afiche informativo que salió algunos días en diarios y revistas.[26]

Las representaciones sobre el VIH/sida y los usuarios de drogas inyectables también fueron poco difundidas hasta 1986-87. El consumo de cocaína por vía endovenosa estaba invisibilizado. En 1986, en una entrevista con Clarín, el psiquiatra especialista en toxicomanías Claude Oliverstein explicaba que, en Francia, el 40% de los diagnosticados con VIH eran usuarios de drogas inyectables, y sugería la venta libre de jeringas en farmacias para evitar su uso reiterado y compartido.[27] También en 1986, un grupo de médicos argentinos declaraban que la aparición del sida había evidenciado que en Argentina había toxicomanía por vía endovenosa.[28]

El tema drogas se instaló fuertemente en la prensa a partir de 1985-86, y la agenda periodística asoció juventud, drogas y delito (Manzano, 2017), si bien no puntualizó en el VIH/sida hasta 1987, con el caso de una pareja marplatense. Él era usuario de drogas inyectables y tenía presencia de anticuerpos de VIH, ella estaba embarazada y había intentado suicidarse al enterarse del diagnóstico del marido. El caso fue seguido entre marzo y octubre de 1987 por Clarín, que publicó 12 notas en total, fotografías de la pareja, los resultados del test Elisa de la mujer, la situación de la beba al nacer, el diagnóstico psiquiátrico de la madre y el fallecimiento del padre. Durante 1988, las menciones a personas que vivían con VIH y que habían contraído el virus por compartir agujas y jeringas continuó.

La visibilización tardía de usuarios de drogas inyectables y de medidas de prevención tuvo consecuencias. La dirigencia política argentina estableció diagnósticos compulsivos durante 1987 que se ejecutaron sobre ingresantes al servicio militar obligatorio. En el estudio realizado por la Academia Nacional de Medicina a esos ingresantes en 1987, de 114.375 jóvenes que debieron realizar la evaluación médica, 19 fueron diagnosticados con serología positiva. Respecto de los “factores de riesgo” que esa institución consideraba, 15 eran usuarios de drogas inyectables, y uno, “homosexual o bisexual usuario de drogas inyectables”.[29]

Durante la década de 1980, la representación de “grupos de riesgo” fue dominante. En la prensa gráfica, y en parte por las declaraciones de médicos locales, se difundieron las representaciones surgidas en Estados Unidos y Europa, aunque se hicieron adecuaciones vernáculas. Entre 1983 y 1987 se asoció VIH/sida a homosexualidad, promiscuidad, sexo anal y riesgo, y no se divulgó el uso del preservativo. Hasta 1986-87, no se enunciaron representaciones locales sobre VIH/sida y usuarios de drogas inyectables ni sobre VIH/sida y prostitución.

Voces médicas y científicas

Entre 1983 y 1988, muchas de las notas publicadas en la prensa citaban las voces de médicos y científicos para referir al VIH/sida. Medios y medicina fueron, según Carlos Mendes (2012), actores centrales en la construcción de la ecuación sida=muerte (p. 18). En general, se entrevistaba a galenos locales y a figuras científicas internacionales. Entre diciembre de 1983 y diciembre de 1988, Clarín publicó declaraciones de 21 médicos argentinos, y declaraciones de 12 científicos y médicos norteamericanos, franceses, brasileños y belgas. Del campo médico local, tres especialistas fueron recurrentemente consultados: la inmunóloga María Elena Estévez (citada en seis oportunidades entre 1985 y 1988), la hematóloga Cristina Scaglione (citada en cuatro oportunidades entre 1985 y 1987) y el infectólogo Pedro Cahn (citado en tres oportunidades entre 1985 y 1988). Estos profesionales integraban el Comité de Estudios del SIDA. El equipo se completaba con el anátomo-patólogo Santiago Besuschio, el epidemiólogo Joseba Kelmendi de Ustarán y el dermatólogo Alejandro Cordero, dirigido por el académico y hematólogo Miguel de Tezano Pinto.[30] La mayoría de estos especialistas publicaron sus investigaciones en revistas locales de medicina, como el BANMBA, publicación semestral que, entre el segundo semestre de 1983 y el de 1988, difundió nueve informes vinculados al VIH/sida.

Las intervenciones públicas de algunos de estos expertos argentinos no tuvieron coincidencia con lo que publicaban en las revistas académicas, lo que marca la distancia entre el saber de la propia comunidad médica y la divulgación general. En 1984, distintos informes del boletín mencionado planteaban la posibilidad de transmisión del virus por relaciones heterosexuales. En un informe, la doctora María Elena Estévez reconstruía el panorama internacional: decía que las situaciones epidemiológicas variaban según las zonas, y señalaba que el 41% de las personas infectadas sobre 49 casos diagnosticados en dos hospitales de Kinshasa eran mujeres sin factores de riesgo identificables. De los casos denunciados en Europa para diciembre de 1983, señalaba que el 22% eran personas nacidas en África, de las cuales el 27% eran mujeres, y el resto no se podía asociar a factores de riesgo. Indicaba que en Haití, el 22% de los casos correspondían a mujeres. Estévez señalaba como vías de transmisión del virus: el contacto sexual, la sanguínea, y la transplacentaria.[31] En el semestre siguiente, otros dos médicos desasociaban al sida con la homosexualidad, y afirmaron que un estudio realizado en Zaire, “apunta seriamente a la transmisión heterosexual, que podría ser en los dos sentidos, puesto que si así no fuera pronto habría una marcada diferencia de uno de los sexos que no sería transmisor”.[32]

Pese a que en la prensa especializada de 1984 los expertos señalaban la posibilidad de transmisión en relaciones heterosexuales, en las declaraciones a la prensa masiva en 1985 la minimizaban, y centraban sus discursos en la transmisión en relaciones homoeróticas por vía anal. En abril de 1985, Clarín entrevistaba a la doctora Scaglione. Interrogada sobre la posibilidad de transmisión heterosexual, la minimizaba, y sostenía que se llegaba a la infección en “los homosexuales y bisexuales a partir del acto sexual reiterado”.[33] Cuando en agosto de 1985 el Ministerio de Salud realizó una conferencia de prensa sobre el VIH/sida, la doctora Estévez sostuvo que:

 

el riesgo desaparece en gran parte cuando la introducción del semen se realiza por vía vaginal, ya que la mucosa vaginal contiene elementos defensivos que anulan prácticamente ese peligro. Por otra parte, su mayor capacidad de dilatación evita heridas que pueden ser boca de entrada de la enfermedad.[34]

Pocos días después, Clarín entrevistaba nuevamente a la doctora Scaglione, quien asociaba homosexualidad a promiscuidad y refería a la hipótesis del agotamiento inmunológico antes mencionada.[35]

Las declaraciones de estos especialistas argentinos a la prensa generalista también presentaban contradicciones respecto de las que hacían otros científicos internacionales entrevistados. Clarín publicó esas contradicciones sin problematizarlas. Días después de las declaraciones de Estévez y Scaglione, divulgó una entrevista a Robert Gallo. El periodista le preguntaba por qué el virus atacaba fundamentalmente a homosexuales, y Gallo contestaba que esto no era cierto.

En África el virus ataca fundamentalmente a los heterosexuales. Ocurre que aquí, en Estados Unidos, como en muchos países occidentales, los homosexuales fueron los primeros que contrajeron el virus… haciendo pensar que ellos son los únicos que pueden contraer la enfermedad… Todos, hombres y mujeres, homosexuales o heterosexuales, niños o adultos, pueden atrapar el virus.

El periodista continuaba diciendo:

sin embargo se dice que las prácticas de los homosexuales facilitan el desarrollo del SIDA. El argumento es que, cuando el linfocito afectado es depositado en la mucosa rectal –frágil y fácil de dañar–, el SIDA se transmite más fácilmente.

Gallo respondía:

No hay ningún estudio científico que indique eso. El virus se transmite por contacto directo, que en los homosexuales puede ser la relación sexual pero que en los drogadictos puede ser, por ejemplo, la jeringa infectada con la sangre de un portador.[36]

Las voces tomadas como autorizadas eran múltiples, y entre ellas se registraban contradicciones que Clarín no cuestionaba, solo reproducía.

Para 1987, el consenso médico sobre la posibilidad de transmisión en relaciones heterosexuales sin protección estaba afianzado, pero en la prensa masiva seguían circulando contradicciones y se consolidaba la representación que asociaba el VIH/sida con la promiscuidad. En febrero de 1987 se realizó un encuentro médico auspiciado por la Dirección de Enfermedades de Transmisión Sexual para planear la primera campaña nacional de prevención del VIH/sida. En la nota publicada por Clarín por este evento no había menciones a “grupos de riesgo”, aunque sí a la bisexualidad, y se reproducía una afirmación de la doctora Estévez: “se debe evitar la promiscuidad sexual... El preservativo debe usarse en las relaciones donde la pareja es bisexual o drogadicta”.[37]

Poco después, en una nueva entrevista con Clarín, Estévez sostuvo que aún había formas de transmisión desconocidas, ya que en Estados Unidos, desde 1985, “el grupo heterosexual afectado… que no tiene problemas de riesgo, se duplicó”. Luego explicaba que las mujeres que mantenían relaciones “con un positivo”, podían “positivizarse” y transmitir el virus por vía placentaria y por canal de parto. Y agregaba los preparados y derivados de la sangre, y la actividad sexual homo, bi y heterosexual como formas de transmisión del virus.[38] Sin embargo, ante cada nueva información que alejaba las hipótesis vinculadas a la categoría de “grupos de riesgo”, otra volvía sobre estos.[39] En abril de 1987, en un seminario sobre sida dirigido a periodistas, el doctor Mario Ambrona, jefe del Programa Nacional de Control de Enfermedades de Transmisión Sexual del Ministerio de Salud, afirmó “el SIDA es una patología de la conducta humana”. El jefe de la División de Infectología del Hospital Nacional de Clínicas indicaba que la información conduciría a “modificar los hábitos de riesgo, es decir la promiscuidad sexual –homosexualidad y bisexualidad–, la adicción a las drogas endovenosas con agujas compartidas y también la infección de la madre al niño”.[40] Las interpretaciones del funcionario y el médico enfatizaban en cambios de conducta y no en el uso de profilaxis. Poco después, el doctor Ambrona declaró que “No se debe reprimir la sexualidad sino que debe haber una sexualidad satisfactoria con parejas estables”.[41]

La prensa gráfica recurrió a las voces de médicos y científicos para comunicar datos biomédicos sobre el VIH/sida. Las de los integrantes del Comité de Estudios del SIDA fueron recurrentes y se erigieron como autorizadas. Las declaraciones que estos profesionales emitían a la prensa gráfica no tenían una coincidencia directa con las que publicaban en las revistas especializadas. Por otra parte, las voces de estos profesionales en la prensa masiva presentaban, en algunos casos, contradicciones con las de científicos de relevancia internacional, lo que no fue problematizado por los medios.

Conclusiones

Desde su aparición en 1981, el VIH/sida fue un tema al que la prensa gráfica prestó atención. En la de Argentina, se instaló gradualmente, en diálogo con lo que ocurría con los medios de comunicación occidentales en general. Al igual que en otros países, a partir de 1985, el número de notas sobre el VIH/sida en la prensa argentina se disparó. La intensidad en el tratamiento del tema fue diferente en función de las características de las publicaciones: en algunas revistas politizadas no hubo mención al VIH/sida, en otras revistas culturales y políticas, sí. Esto se vincula, en parte, al tipo de lectorado al que se dirigían y a las agendas que abordaban. En las revistas en las que el tema se trató, se abordaron cuestiones biomédicas, de prevención, reflexiones sobre la estigmatización de determinados grupos; se les dio voz a quienes presentaban condiciones de vulnerabilidad vinculables al VIH/sida y se realizaron algunos intentos de reflexión teórica sobre el disciplinamiento sexual que se pretendía imponer desde sectores conservadores. En la prensa generalista, como Clarín, a partir de 1985 el tema del VIH/sida ganó creciente espacio y su tratamiento estuvo cargado de espectacularidad. El número creciente de notas no colaboraba en la precisión informativa sino más bien en un caos que incluía desde información biomédica a noticias sobre el sida de los gatos, y sobre viajes espaciales en los que llevarían enzimas del virus a la estación Discovery. La prensa periódica diseminó la utilización del concepto de “grupos de riesgo”, que en la medicina perdió rápidamente peso explicativo, y lo mantuvo en el tiempo. También, se hizo eco de los discursos que asociaban VIH/sida a promiscuidad, a la vez que no difundió el uso de barreras de prevención como el preservativo.

La prensa gráfica recurrió a las voces de médicos locales a los que entrevistó recurrentemente, a la vez que publicaba también declaraciones de científicos y galenos de otros países. Las afirmaciones a la prensa masiva de las y los médicos locales no siempre concordaban con lo que afirmaban en las publicaciones especializadas, lo que muestra que había un saber que no era divulgado claramente a la población. Por otra parte, las voces de estos especialistas locales no siempre coincidían con las declaraciones de científicos y especialistas de la salud reconocidos a nivel internacional. En general, la prensa reproducía estos mensajes contradictorios sin plantear una jerarquización, ni un ordenamiento, ni una mera reflexión sobre esas divergencias.

El recorrido planteado permite observar cómo la sobreabundancia de noticias implicó un caos informativo que poco colaboró con el desarrollo de estrategias de concientización y prevención del VIH/sida.

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Notas

[1] Según Carlos Ulanovsky (2011), para el momento estudiado, la tirada del diario era de 700.000 ejemplares de lunes a viernes.

[2] Symns, E. (septiembre de 1983). S.I.D.A.: el cáncer “gay”. El Porteño, 21, p. 41. Biblioteca Nacional, Hemeroteca, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

[3] Se dejaron fuera del cuadro algunos temas porque había solo una nota o dos a lo largo de los años. Esos temas fueron: 1) dimensiones económicas del VIH/sida; 2) intervenciones policiales y testeo de personas detenidas; 3) resguardo de identidad de pacientes; 4) adolescencia y VIH/sida; 5) VIH/sida y aborto; 6) VIH/sida y pobreza; 7) VIH/sida y racismo; 8) VIH/sida y migración; 8) homicidios relacionados con el VIH/sida; 9) VIH/sida y fútbol; 10) VIH/sida y acupuntura.

[4] Recuperada de http://americalee.cedinci.org 

[5] Recuperada de https://ahira.com.ar 

[6] Relevada en Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en Argentina (CeDInCI), Hemeroteca, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

[7] Relevada en CeDInCI.

[8] Recuperada de http://americalee.cedinci.org 

[9] En 1984, el Boletín de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires (BANMBA) afirmaba que, en EE.UU., alrededor del 93% de los casos correspondían a hombres y el 6% a mujeres; mientras que en Zaire, la razón varones/mujeres era de 1,1 a 1. Kelmendi de Ustarán, J. (2º semestre de 1984). Sesión científica. Tema Argentino: síndrome de inmunodeficiencia adquirida, epidemiología. BANMBA, 62, pp. 322-325 y 328. Biblioteca del Congreso de la Nación, Hemeroteca, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

[10] Logramos algunos avances contra el SIDA (15 de abril de 1987). Clarín, pp. 36 y 37. Biblioteca Nacional, Hemeroteca, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

[11] Los haitianos no son portadores (10 de abril de 1985). Clarín, p. 34. La nota aparecía en la sección Gran Buenos Aires.

[12] Precisiones sobre la enfermedad (13 de agosto de 1985). Clarín, p. 30. En ese día, el tema del VIH/sida fue tapa del diario que informaba que en Argentina había 14 muertos por la enfermedad.

[13] ¿Qué hacer para no enfermarse? (14 de agosto de 1985). Clarín, p. 38. En este día, el tema del sida fue tapa, y el diario tuvo nueve notas y recuadros.

[14] Ulanovsky, C. (21 de junio de 1987). Conversación con la doctora Cristina Scaglione: “El virus nos sorprendió cuando creíamos conocer todas las enfermedades”. Clarín, p. 20.

[15] Domínguez, C. A. (30 de agosto a 5 de septiembre de 1985). SIDA: el sitio de Valparaíso. EPBA, 51, p. 19. Biblioteca del Congreso de la Nación, Hemeroteca, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Malestar hondureño por el virus del SIDA (8 de marzo de 1986). Clarín, p. 20.

[16] La denominación “cáncer gay” la utilizó por primera vez Bobbi Campbell, enfermero de San Francisco que en 1981 fue diagnosticado de sarcoma de Kaposi y dio a conocer su cuadro (Davis, 2019).

[17] En la Argentina sólo hubo casos aislados (14 de agosto de 1985). Clarín, p. 39.

[18] ¿Por qué afecta a los homosexuales? (16 de agosto de 1985). Clarín, p. 35.

[19] Moreno, M. A. (23 al 29 de agosto de 1985). El SIDA en primera plana. EPBA, 50, p. 22.

[20] Panamericana: “travestis” detenidos (30 de julio de 1987). Clarín, p. 45. “Travestis” detenidos en Panamericana (13 de agosto de 1987). Clarín, p. 38.

[21] Azurduy, V. (marzo de 1988). Los crímenes de la moralidad. Crisis. 3ª Época, N° 58, p. 70. https://ahira.com.ar

[22] Recomiendan el cierre de locales de masajes (26 de agosto de 1988). Clarín, p. 38. Entre 1983 y 1986, y durante 1988, la prostitución fue particularmente reprimida en campañas de moralización (López Perea, 2018).

[23] Pese a esto, aunque en 1986 el diario había informado sobre un caso de transmisión heterosexual de una prostituta a un cliente ocurrido en Japón. SIDA: primer contagio entre heterosexuales (20 de diciembre de 1986). Clarín, p. 39.

[24] Azurduy, V. (marzo 1988). Testimonios. Crisis. 3ª Época, 58, p. 72.

[25] Azurduy, V. (marzo 1988). Testimonios. Crisis. 3ª Época, 58, p. 72.

[26] Walgner, S. (24 a 30 julio de 1987). Como mínimo un condón. EPBA, 150, p. 33.

[27] Lepot, F. (21 de julio de 1986). El SIDA y la droga, mezcla explosiva. Clarín, pp. 34-35.

[28] Di Stasio, A. (12 a 18 de diciembre de 1986). El SIDA en Argentina. EPBA, 118, pp. 2-4.

[29] Kelmendi de Ustarán, J., Andrade, J. H., Ambrona, M., Boffi-Boggero, H. J., Parisi, A. y Flichman, J. C. (2º semestre de 1988). Estudio epidemiológico de seropositividad al virus HIV en varones de 18 años (República Argentina 1987-1990). Informe Preliminar (1987). BANMBA, 66, pp. 397-413.

[30] Investigan el SIDA en Argentina (3 de abril de 1985). Clarín, p. 32.

[31] Estévez, M. E. (1.er semestre de 1984). El síndrome de inmunodeficiencia adquirida del adulto. BANMBA, 62, pp. 115-118, 122.

[32] En EE.UU., alrededor del 93% de los casos correspondían a hombres, y el 6%, a mujeres. En Zaire, la razón varones/mujeres era de 1,1 a 1. Kelmendi de Ustarán, J. (2º semestre de 1984). Sesión científica. Tema Argentino: síndrome de inmunodeficiencia adquirida, epidemiología. BANMBA, 62, pp. 322-325 y 328. De Tezano Pinto, M. (2º semestre de 1984). Síndrome de inmunodeficiencia adquirida. BANMBA, 62, p. 331.

[33] Investigan el SIDA en Argentina (3 de abril de 1985). Clarín, p. 32.

[34] En la Argentina sólo hubo casos aislados (14 de agosto de 1985). Clarín, p. 39.

[35]¿Por qué afecta a los homosexuales? (16 de agosto de 1985). Clarín, p. 35.

[36] Cabar, J. (18 de agosto de 1985). Habla Robert Gallo, el investigador norteamericano que aisló el virus. Clarín, p. 32.

[37] Reunión nacional de especialistas (20 de febrero de 1987). Clarín, p. 23.

[38] Logramos algunos avances contra el SIDA (15 de abril de 1987). Clarín, pp. 36-37.

[39] Varias formas de contagio (19 de abril de 1987). Clarín, p. 31.

[40] Se efectuó ayer un seminario para periodistas sobre el SIDA (22 de abril de 1987). Clarín, p. 35.

[41] Son 84 los enfermos de SIDA en el país (15 de junio de 1987). Clarín, p. 37.