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Algunas reflexiones en torno al crecimiento económico, la distribución de la riqueza y la posesión de la tierra en la Guardia de Luján durante el segundo gobierno de Rosas
María Fernanda Barcos1
Resumen: En el presente artículo se compara la información sobre población y ocupación de las tierras de la Guardia de Luján con los datos económicos que brinda el impuesto de la Contribución Directa para la primera mitad del siglo XIX y, específicamente, para analizar la década de 1840. El objetivo es mostrar el dinamismo de esta sociedad. Si bien esta cuestión fue tempranamente advertida y luego desarrollada por trabajos de largo alcance, aquí se aportan datos desde la historia local porque posibilitan observar el proceso más detalladamente (sobre todo uno de sus rasgos característicos: la movilidad ascendente y descendente) no sólo en el largo plazo sino también en el corto. En este sentido, este trabajo aporta al estudio sobre el crecimiento económico y la distribución de la riqueza discriminando los sujetos sociales involucrados y observando la evolución de sus patrimonios.
Palabras clave: Guardia de Luján; Ejidos; Contribución Directa; Rosismo; Labradores; Siglo XIX.
Some considerations about the economic growth, the distribution of wealth and the possession of the land in the Guardia de Luján during Rosas’ second government
Abstract: This paper compares information concerning Guardia de Luján’s population and land occupation with specific economic data about the Direct Contribution tax during the first half of the 19th century in order to study the 1840s. The main goal is to show the social dynamism of this society. Although this issue was previously noticed and then developed, new data from the local history is provided since it allows us to see the social process in detail (in particular, a characteristic feature that is upward and downward social mobility) not only in the long term but also in the short term. In this way, this article contributes to the study of the economic growth and the distribution of wealth and, at the same time, distinguishes the social members involved and the evolution of their fortunes.
Key words: Guardia de Luján; Ejidos; Direct Contribution; Rosismo; Farmers; Nineteenth century.
Algunas reflexiones en torno al crecimiento económico, la distribución de la riqueza y la posesión de la tierra en la Guardia de Luján durante el segundo gobierno de Rosas
Introducción
Durante el siglo XIX se produjo el mayor avance sobre tierras nuevas de la
historia bonaerense al amparo de la expansión ganadera, por eso, uno de
los temas centrales de la historiografía agraria ha sido el análisis de los procesos
de ocupación y acceso a la propiedad de vastas extensiones de terrenos que
permitieron que la provincia de Buenos Aires experimentara un crecimiento
económico desconocido hasta entonces (Barsky y Gelman, 2001; Barsky y
Djenderedjian, 2003; Fradkin, 2006, pp. 189-208). Esta expansión territorial incluyó también otros procesos de envergadura como el crecimiento poblacional
producto de las migraciones internas, la ocupación de extensiones menores
de tierra en los ejidos de los pueblos (Bejarano, 1969, pp. 75-149; Garavaglia,
1993; Garavaglia y Moreno, 1993; GHIRR, 2004, pp. 21-64; Barcos, 2008, pp.
85-112) y la colonización oficial de algunas zonas fronterizas con fuerte presencia
indígena (Infesta, 1994, pp. 269-286; Barba, 1983, pp. 319-327; Lanteri,
2011).
Respecto de los ejidos, a partir de 1810 se sancionaron una serie de
decretos y leyes que propiciaron el poblamiento mediante el otorgamiento de
terrenos a los individuos que quisieran instalarse con quintas y chacras alrededor
de los pueblos o fuertes.2 Así, los comandantes militares, las comisiones de
solares y luego las municipalidades donaron y cedieron la acción de parcelas
ejidales a nativos y migrantes con la obligación de mantener la ocupación y el
cultivo ininterrumpidamente (Barcos, 2009, pp. 75-110 y 2010). De esta manera,
la ocupación del espacio pampeano durante la primera mitad del siglo XIX
se efectuó bajo diferentes modalidades y fue protagonizada por un conjunto
de sujetos sociales que establecieron diferentes relaciones con la tierra y con
el embrionario Estado. Éste tuvo un rol central puesto que propició la entrega
de grandes superficies para la ganadería pero también implementó políticas de
fomento para los pequeños y medianos labradores. Dichas medidas adoptaron
características particulares según el contexto político y económico en el cual
fueron aplicadas.
En el presente trabajo se compara la información sobre población y
ocupación de las tierras de la Guardia de Luján con los datos económicos que
brinda el impuesto de la Contribución Directa para estudiar la década de 1840.
La intención es mostrar el dinamismo de la sociedad de esa época a escala
local y en forma más detallada (sobre todo uno de sus rasgos característicos: la
movilidad ascendente y descendente) no sólo en el largo plazo sino también
en el corto.3 En este sentido, este artículo intenta aportar al estudio sobre el crecimiento
económico y la distribución de la riqueza discriminando los sujetos
sociales involucrados y observar la evolución de sus patrimonios.
La ganadería fue el rubro más dinámico de la economía de Buenos Aires
durante estos años. La agricultura, en cambio, no pudo –por razones estructurales- romper los condicionamientos que se le presentaban y la superficie
cultivada terminó por detrás del crecimiento poblacional. No obstante, siguió
practicándose a pequeña escala en las quintas y chacras de los ejidos puesto
que se debía cubrir el abasto alimentario de los pueblos. A partir de 1830, paralelamente
a la producción ejidal se expandía el cultivo sobre las tierras cercanas
al Salado. En este peregrinaje, técnicas y formas de trabajo se modificaron
conforme al nuevo ámbito geográfico de producción (Djenderedjian, 2008).
La década del cuarenta se inició con el sofocamiento de las rebeliones
anti-rosistas e inauguró un periodo relativamente tranquilo puesto que luego
de la victoria sobre los rebeldes y de la represión que conllevó, el orden quedó restablecido (Gelman, 2009). La economía experimentó un crecimiento importante
pero sufrió también avatares producto del bloqueo anglofrancés y del
ciclo de altos precios del trigo. Asimismo atravesó cambios que al principio
fueron graduales pero que no se detendrían: la tendencia a destinar las mejores
tierras a la producción ovina y el aumento del precio de la tierra. Estas dos
cuestiones generaron movimientos de todo tipo tanto en las empresas rurales
como en la producción doméstica. A través del análisis de la Contribución
Directa podemos conocer un poco más de estos procesos.
La Contribución Directa (en adelante CD) es una fuente impositiva que
ha sido y sigue siendo ampliamente abordada por la historiografía debido a que
brinda una serie de datos que contribuyen a explicaciones cada vez más completas
sobre el crecimiento económico y la distribución de la riqueza.4 En este
sentido, creemos que es importante incorporar los ejidos a las discusiones sobre
el tema puesto que el conocimiento de estos espacios posibilita un análisis
más preciso sobre la heterogeneidad del poblamiento y puesta en producción
de las tierras de la campaña bonaerense, y sitúa espacialmente a numerosas
familias de pequeños labradores que protagonizaron también, junto con otros
sujetos sociales, esta etapa.
Población, ocupación y acceso legal de las tierras de la Guardia de Luján durante la primera mitad del siglo XIX
El partido de la Guardia de Luján fue una de las zonas más dinámicas del oeste bonaerense. Desde la creación del fuerte donde se radicaron los blandengues y sus familias (Yribarren, 1837; Tabossi, 1989), a mediados del siglo XVIII, y más enfáticamente desde fines del mismo siglo, la zona comenzó a recibir casi sin interrupción importantes contingentes de migrantes interprovinciales. Bibiana Andreucci (2004, pp. 23-24) cruzó la información del padrón de población de 1813 con los registros parroquiales y comprobó que el índice era aún mayor de lo que registró el padrón ya que los movimientos interprovinciales no fueron tenidos en cuenta.
Cuadro n° 1.
Fuentes: Recuento de población para 1782. Sala IX, 1-7-4. Padrón de Población de la
Guardia de Luján de 1813. Sala X, 7-7-4; de 1838. Sala X, 25-6-2, Archivo General de
la Nación (en adelante AGN), Buenos Aires. Para el crecimiento vegetativo y el número
de inmigrantes Andreucci (2004).
Los recién llegados eran en su mayoría hombres jóvenes en edades adultas
y provenían de Córdoba, Buenos Aires y de España. Posteriormente los santiagueños
suplantaron a los cordobeses y se sumaron labradores de partidos
vecinos y del norte de la provincia. A mediados del siglo XVIII se establecieron
fundamentalmente en la zona cercana al fuerte y sus alrededores, en gran medida
como arrendatarios de tierras otorgadas en merced debido a que en dicho
periodo se adjudicaron sobre el Río Luján las primeras cabezadas de estancias
y chacras de orientación mixta. Con la aplicación de la enfiteusis, los individuos
que tuvieron mayores conexiones pudieron acceder a la tierra mientras
que los más humildes debieron conformarse con el trabajo dependiente dentro
de las unidades censales (en adelante UC) del periodo, con ocupar tierras de
modo precario u obtener como donación una parcela en la zona del futuro
ejido. Esto último era un logro nada despreciable para los labradores porque
ser ejidatario les daba el status de vecino y los separaba de los trabajadores
que se trasladaban permanentemente en busca de conchabo. La frontera chivilconiana
fue colonizada por los miembros de antiguas familias de Areco,
Luján o la Guardia como estrategia para contrarrestar la subdivisión de la tierra
y mantener su posición social (Infesta, 2003; Andreucci, 2001, pp. 85-116 y
2004; Barcos, 2008, pp. 85-112). Pero también los migrantes avanzaron hacia
el Salado, éstos diversificaron sus destinos puesto que algunos se establecieron
en el ejido y otros se adentraron en la frontera. Así, el proceso de expansión
agrícola a campo no devino del desarrollo o evolución de la agricultura ejidal
porque las quintas y chacras del ejido tuvieron, desde la etapa tardocolonial,
características diferenciales y convivieron durante todo el período con los agricultores
del oeste (Djenderedjian, 2008; Barcos, 2010).
Un porcentaje importante de las tierras dadas originalmente en enfiteusis
pasaron del usufructo a la propiedad entre 1836 y 1838, momento en el
cual el gobierno de Juan Manuel de Rosas autorizó a vender 1.500 leguas al
interior del Salado. Como resultado, la mayoría de los enfiteutas compraron
incorporando más tierra en propiedad a la que ya había en el partido. A partir
de 1840 no se registraron más trámites, por lo que la enfiteusis había concluido
tácitamente al no renovarse los contratos. Quedaban, no obstante, varios expedientes
inconclusos que fueron resueltos progresivamente por las administraciones
pos rosistas (Infesta y Valencia, 1987, pp.177-213).
La escasez de tierra pública en la campaña de la Guardia de Luján y
la afluencia de migrantes generó un movimiento importante dentro del ejido.
Así, entre 1810 y 1857 se donaron 3.228 has, el 53,5% de la superficie que
abarcaba el área de pan llevar. Cotejando la lista de donatarios con los padrones
de población efectuados en 1813 y 1838 se comprueba que mientras en 1813 fueron relativamente pocos los ejidatarios empadronados, en 1838 una
cantidad importante de las UC se encontraban en el ejido, ya que pertenecían
a los favorecidos por las donaciones y a individuos que, sin ser directamente
beneficiarios, habían obtenido estas tierras de los donatarios mediante una
transferencia de derechos.5
El crecimiento vegetativo, sumado al afluente migratorio que se produjo,
explica por qué aumentó el número de UC y se mantuvo a su vez el tamaño
promedio de integrantes (6,3). Si se comparan los padrones del periodo
se encuentran muy pocas UC encabezadas por los mismos hombres (o sus
mujeres) años después. Es decir que la mayoría de las nuevas unidades estaban
compuestas por los descendientes o agregados de los censados en 1813 y por
migrantes que formaron unidades independientes. A modo de ejemplo, puede
citarse a la familia Amarillo, que estaba dirigida por el capitán de milicias Nicolás
Amarillo, un influyente estanciero de la Guardia. En 1813 su UC incluía
10 miembros de los cuales uno era esclavo. En 1838 tres de sus hijos habían
formado UC separadas en el ejido. En tanto, la familia conducida por José
Antonio Aranguren, labrador tucumano con tierras en la campaña, contenía
13 miembros en 1838 y dos de sus hijos formaron también UC separadas en
el ejido. Los ejemplos se repiten una y otra vez demostrando que muchos de
los niños censados en 1813 terminaron formando UC en el ejido junto con
muchos migrantes que comenzaron como jornaleros en unidades mayores y
luego se establecieron allí. Por ejemplo José Arce, un santiagueño agregado
como jornalero en 1813 en la UC de Julián Solveyra (comerciante español) o
algunos integrantes de la familia Palleros que estaba compuesta por indios santiagueños.
La ocupación de tierras ejidales no fue exclusiva en todos los casos,
muchas veces se produjo de modo paralelo a la adjudicación de un solar en el
pueblo o la adquisición de tierra en la campaña. No obstante, el crecimiento
de la población ejidal del periodo se debió sobre todo al asentamiento de labradores
que no poseían más tierra por fuera de ese espacio.
Al promediar la década de 1840 la Guardia de Luján se fragmentó debido
a la separación de Chivilcoy. En comparación con las fuentes analizadas
anteriormente, para este período no se cuenta con recuentos de población detallados,
por lo tanto los datos más cercanos son los generales del Registro
Estadístico de 1854. En ese año habitaban en Mercedes y en Chivilcoy un total
de 14.751 personas. El crecimiento es a todas luces importantísimo pero es
un riesgo intentar retrotraerlo a 1850 puesto que fueron los años posteriores a
la década del cincuenta los que tuvieron mayor incidencia en el aumento de población, sobre todo por el afluente extranjero. Sentada esta limitación, se
realizaron cálculos aproximativos de población que nos permitieron reflexionar
sobre la incidencia del impuesto de la CD durante el periodo señalado.
Una mirada a los capitales
La CD se creó por ley el 17 de diciembre de 1821 durante la administración
de Martín Rodríguez y su propósito fue gravar no ya la producción, como
el diezmo, sino los capitales, para aumentar el ingreso fiscal en procura de no
depender por entero de las rentas aduaneras. La carga imponía las siguientes
contribuciones: 0,8% anual sobre el capital en giro, 0,6% a las fábricas, 0,2%
a las haciendas, 0,1% a las labranzas y 0,2% a los “otros” rubros (tierra, edificaciones
y transportes). Fueron exceptuados de pagar el impuesto los individuos
casados con capitales menores a $m/c 2.000 y los solteros con capitales
menores a $m/c 1.000. Al año siguiente de sancionada esta ley se aumentaron
los porcentajes de ganadería y labranza en un 0,2% y 0,1% respectivamente.
La modalidad de valuación consistía en la declaración espontánea del contribuyente
que, en caso de duda, era corroborada por un perito. La modalidad
de cobro fue trimestral y en moneda corriente. La declaración espontánea y la
devaluación del papel moneda condicionaron los resultados del impuesto que
terminó teniendo muy poco éxito en materia de recaudación.
A fines de 1838 la provincia de Buenos Aires se encontraba en medio de
una crisis financiera de suma gravedad producto del bloqueo francés y debido
a ello los esfuerzos por mejorar la recaudación crecieron. A raíz de esta circunstancia,
el 12 de abril de 1839 se dictó la nueva ley de CD que se proponía,
manteniendo las cuotas, una recaudación más eficaz, al suprimir las exenciones
a los más pobres e incluir a las tierras dadas en enfiteusis dentro del rubro
“otros”. Por otra parte, la responsabilidad de recaudar quedó bajo la tutela de
los jueces de paz y los alcaldes, suprimiéndose la declaración espontánea. Si
bien los ajustes no evitaron el fraude, éste disminuyó considerablemente (Estévez,
1960; Nicolau, 1988; Gelman y Santilli, 2006).
En términos generales, la importancia relativa de este impuesto dentro
de los ingresos provinciales no llegaba al 1% en los primeros años. En la primera
mitad de los años ‘30 se estabilizó alrededor del 3% pero en la segunda mitad
de la década decayó. A partir de 1838 la recaudación creció notablemente
y representó el 5,8% del total en 1839 y el 11,7% al finalizar el último año del
bloqueo. Con la recuperación de la aduana la recaudación se acrecentó en
términos absolutos, pero a nivel relativo el crecimiento fue más modesto y se
ubicó entre el 3% y el 5% (Gelman y Santilli, 2006, p. 9).
El análisis de la composición de capitales y la distribución de la riqueza
en la Guardia de Luján durante el segundo gobierno de Rosas se realizó en
base a los registros de los años 1839, 1845 y 1850. Los datos de 1839 son los
más fiables del periodo y ya han sido utilizados sólidamente por la historiografía
reciente lo que permite realizar comparaciones con el resto de la campaña.6 Para los años posteriores a 1839 la fuente adolece de una serie de problemas
que deben ser necesariamente tenidos en cuenta, la década de 1840 fue muy
ardua en materia de recaudación y el impuesto habría afectado a una proporción
menor de pobladores debido a los embargos que se realizaron sobre los
bienes de los unitarios y a las excepciones que se establecieron para los individuos
que se mantuvieron fieles al régimen en la coyuntura política más complicada
del rosismo. Sumado a esto, en 1841 fueron también exceptuados de
pagar el impuesto todos los ciudadanos en armas. Según Garavaglia (2003), la
presión reclutadora afectaba a 1 de cada 4 o 5 varones adultos, quienes estaban
potencialmente beneficiados por el decreto de excepción. Los inconvenientes
señalados inciden fuertemente en la representatividad de la fuente para expresar
la riqueza del partido. No obstante, ésta ofrece información nominal muy
rica que puede ser cotejada con la correspondiente a los mismos individuos en
los registros anteriores y con otra documentación que permite reflejar mejor la
evolución microeconómica en esos años.
Para finalizar el análisis del periodo se utilizaron los datos de 1850.
Respecto de este año hay que tener en cuenta que los universos espaciales se
modificaron porque el distrito de Chivilcoy ya no formaba parte de la Guardia
de Luján. Por eso se incluyó a los dos partidos en la comparación general. Se
seleccionó 1850 porque es el año que ofrece la información más completa,
puesto que en los siguientes la recaudación fue realizada por las tropas sitiadoras
de Hilario Lagos (Barcos, 2010). Además, en el año cincuenta todavía
no había empezado el gran boom del lanar y ya había pasado el ciclo de altos
precios del trigo (que en 1850 estaba en niveles comparables a los de 1839/40).
Si bien no están valuados en la CD ni el trigo almacenado ni el sembrado, de
todos modos estos movimientos de precios podrían haber traído algún elemento
disonante. Por último, no había tanto conflicto bélico puesto que el bloqueo
anglo francés estaba prácticamente acabado y la campaña de Urquiza aún no
se había iniciado.
Existe otra cuestión a tener en cuenta para trabajar el periodo elegido: el
precio de la tierra y los ganados. Está claro que cuando se analizan estos años
se debe reparar en el proceso creciente y continuo de valorización de la tierra, mucho más pronunciado no obstante a partir de mediados de los cincuenta.
Los precios del ganado fluctuaron más debido a la demanda tanto local como
internacional y a las interrupciones del flujo comercial producto de los bloqueos.
A fines del periodo, la relación tierra-ganado acabó invirtiéndose a favor
del primer factor. En términos generales la etapa escogida muestra el siguiente
desempeño:
Cuadro n° 2
Fuente: Contribución Directa de 1839, 1845 y 1850. Sala III, 33-4-7; 33-4-18; 33-5-5,
AGN. Buenos Aires.
En 1839 fueron incluidos para el pago de la CD 306 capitalistas. Para tratar de medir la población afectada por el impuesto puede recurrirse a los padrones de 1836 y 1838. Sin embargo, los dos tienen dificultades: el primero está más lejano cronológicamente y faltan tres de los ocho pliegos que conformaban el censo en su totalidad, por eso no se puede comparar cada una de las UC con la nómina de capitalistas. En cuanto al segundo, está más cercano cronológicamente pero tiene dos inconvenientes: afectó a un área mayor y fueron computadas no sólo las UC sino también las unidades productivas, por eso se repiten nombres. Por tal motivo se utilizaron los datos de 1838 sólo respecto de las UC.
Cuadro n° 3
Fuente: Padrón de Población de la Guardia de Luján de 1838. Sala X, 25-6-2, AGN,
Buenos Aires.
En dicho año se empadronó a 5.154 habitantes en 857 UC, suponiendo
que cada una de las unidades computadas era independiente, el impuesto podría
haber afectado al 35,7% del total. No obstante, al comparar las dos listas
se cubrió sólo 185 UC, el 21,6%. Esta evidencia estaría indicando que podría
encontrarse a más de un capitalista dentro de una misma UC. Con respecto a
los porcentajes de potenciales tenedores de riqueza, existía una franja de individuos
que poseía bienes pero éstos no se encontraban gravados por la ley; y
luego estaban quienes tenían bienes que “a los ojos del censista” eran irrelevantes
(Gelman y Santilli, 2006, p. 85), sobre todo los labradores más humildes
con sembradíos, huertas y/o trigo almacenado de los ejidos. Por ejemplo, en el
padrón de 1838 ubicamos 32 UC de ejidatarios que poseían quintas o chacras
pero que no fueron alcanzados por el impuesto en 1839; estas unidades reunían
a 202 individuos. Estos casos demuestran que los potenciales tenedores de
riqueza habían aumentado pero sus montos eran tan pequeños que no fueron
sujetos al cobro, es decir que se encontraban más cercanos a las franjas de
capitalistas de menos de $5.000, poseían pequeños terrenos y algunos cultivos.
Los contribuyentes de 1839 fueron divididos en 178 hacendados, 98
propietarios y 30 comerciantes. La categoría de propietario resulta hoy poco
precisa, ya que fueron clasificados dentro de ella tanto hacendados como labradores
y comerciantes. Sin embargo, discriminando a los individuos se detecta
que más de la mitad de los denominados “propietarios” en la fuente poseía
sólo como capital sujeto al pago de la CD solares en el pueblo o tierra en el
ejido. Estos se encontraban en una escala superior a los labradores ejidales más
humildes que no fueron incluidos y por eso fueron sujetos al cobro. Los hacendados
eran tanto ganaderos como productores con orientación cerealera. Los
comerciantes abundaban en la zona desde antaño, sobre todo en el pueblo, y
eran tanto consignatarios como pulperos.
El conjunto de capitales computados sumaba unos $m/c 4.025.850 ($f
269.468) y posicionaba a la zona como la más rica del oeste. El ganado constituía
el 51,3% del total de capitales y los “otros” rubros (tierra) el 42,2%. Como
Gelman y Santilli (2006, pp. 57-59) explican, la zona tenía un lugar destacado
dentro de la riqueza de la provincia, ocupando el 11º puesto en el ranking de
capitales.
Gráfico n° 1
Fuente: Contribución Directa de 1839. Sala III, 33-4-7, AGN, Buenos Aires.
El alto valor de la tierra dentro del partido se debió a que la región se
pobló tempranamente y fue incorporando una importante cantidad de migrantes,
así, la antigüedad de la ocupación y luego la aplicación de la enfiteusis disminuyeron
progresivamente la posibilidad de acceder a tierras nuevas. Como
gran parte de la superficie de la zona más antigua del partido estaba en manos
privadas para la década de 1830, los pequeños y medianos productores se
adentraron hasta Chivilcoy o se establecieron en el ejido con quintas y chacras.
Esta dinámica implicó, además de la incorporación de nuevos espacios productivos,
un proceso de valorización del factor en toda la zona de estudio que
se acrecentó aún más en los años siguientes. No debería entonces minimizarse
la importancia de las unidades productivas ejidales más capitalizadas en la
generación de riqueza dentro del partido.
En otro plano, la Guardia de Luján acompañó la tendencia general del
oeste en cuanto a los menores índices de concentración de riqueza con un
0,81 GINI.7 La concentración fue menor que en el resto de la provincia puesto
que no hay contribuyentes con montos superiores a $m/c 159.999. Sólo tres
individuos (1%) contaban con capitales de entre $m/c 80.000 y $m/c 159.999
y concentraban el 7,2% de la riqueza. El rango de $m/c 40.000 a $m/c 79.999
estuvo integrado por el 6,2% de individuos que retuvieron el 24,8% de la riqueza. 8 Si bien hay concentración de capital en estas categorías, ésta es menos aguda que en el resto de la provincia puesto que en la Guardia de Luján los
“ricos y poderosos” (7,2%) concentraron el 32,7% mientras que el promedio
provincial era 10,5% individuos con el 57% de la riqueza (Gelman y Santilli,
2006).
Gráfico n° 2
Fuente: Contribución Directa de 1839. Sala III, 33-4-7, AGN, Buenos Aires.
La pirámide de capitales grafica sobre todo la importancia de los contribuyentes
en las categorías más bajas: el 60% poseía capitales menores a $m/c
10.000, es decir, eran pobres sin posibilidad de acumular, pero concentraban
en conjunto el 21,3% del total, cifra que también difiere de los promedios
provinciales, donde el 55% de los contribuyentes más pobres poseía sólo el
12% de los capitales (Gelman y Santilli, 2006). Finalmente, los medianos con
capacidad de acumulación representaban el 33% y concentraban casi el 46%
de la riqueza.
Para estudiar los años 1845 y 1850 se realizó un cálculo aproximado del
tamaño de la población, del número de UC (familias) y del promedio de sus
integrantes teniendo en cuenta los datos del registro estadístico de 1854 (para
el número de habitantes) y del censo de 1869 (para el número de familias).
Entre 1838 y 1854 la población se incrementó en 9.597 habitantes (aproximadamente
600 personas por cada año). Este cálculo permite reconstruir la
población que tenía la Guardia de Luján en los años escogidos. Respecto del
número de integrantes por familia, si bien el Primer Censo Nacional se realizó por individuo, las cédulas censales registraban el número de familias computadas
al final de cada cuadernillo. En Mercedes el promedio de habitantes por
familia fue de 5,26 mientras que en Suipacha de 5,82 y en Chivilcoy de 6,65. Establecer entonces en 6 el número de habitantes por familia para 1845 y 1850
no es descabellado porque se condice tanto con los padrones anteriores como
con el censo de 1869, posterior a las fechas estudiadas.
A mediados de la década del cuarenta fueron inscriptos en el partido
234 capitalistas que contribuyeron con $m/c 5.802.500 ($f 391.531). Si los
cálculos son correctos, el porcentaje de familias afectadas por el impuesto se
redujo a la mitad respecto de 1839; sin embargo, la recaudación aumentó.
Cuadro n° 4
Fuentes: Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires de 1854. (1855-56). Buenos
Aires: Imprenta del Orden. Primer Censo Nacional de la República Argentina de 1869
(cédulas censales). Sala VII, 87-88-89. Registro de Contribución Directa de 1845. Sala
III, 33-4-18, AGN, Buenos Aires.
La disminución de los contribuyentes se explica en gran medida por las
excepciones y por los embargos. El número de potenciales beneficiados por el
decreto de excepción rondaría en 1 hombre de cada 4. Los embargos repercutieron
de modo significativo en la riqueza de la provincia pero la Guardia
de Luján era un bastión federal y un punto estratégico del poder rosista. Allí el
impacto fue menor, aun así se efectuaron 15 embargos que afectaron el 4,9%
de la riqueza del partido (Gelman y Schroeder, 2003, pp. 487-520). Pese a la
disminución de contribuyentes expresada, la recaudación aumentó. Parte de
la explicación puede encontrarse en el alza del precio de la tierra que al norte
del Salado se multiplicó casi por tres en el lapso 1840-1850. No obstante, los
montos del ganado y el giro también se duplicaron. De cualquier forma, como
veremos a continuación, tanto los movimientos inflacionarios como el alza
de los precios no invalidan el proceso de enriquecimiento individual de los
contribuyentes.9
Si se detalla más la información se puede discriminar que el 42,3% del total de contribuyentes había pagado el impuesto en 1839 y contribuía nuevamente
en 1845 mientras que el 57,7% no. ¿Qué diferencias se encuentran en la
riqueza del grupo que registró continuidad en el pago del impuesto? Tal como
se sugirió previamente, los individuos que pagaron la CD en los dos años se
mantuvieron en los mismos rubros y en la amplia mayoría de los casos aumentaron
sus montos notoriamente. El capital en ganado aumentó en el 60% de los
contribuyentes y en tierra en el 82%. De 17 individuos que tenían capital en
giro, el 76% también acrecentó los montos.
Quienes más se beneficiaron durante el lapso analizado fueron los muy
pobres, seguidos de los pobres y medianos puesto que es en estos casos donde
el ascenso de categorías por capital es más notorio.
Cuadro n° 5
Fuente: Contribución Directa de 1839 y 1845. Sala III, 33-4-7; 33-4-18, AGN, Buenos
Aires.
Si bien no se puede generalizar porque la muestra está sesgada respecto
de la cantidad de contribuyentes, consideramos que es representativa ya que
existe una masa crítica suficiente. Para los casos comparables lo que muestra
el cuadro es muy claro: de los 99 contribuyentes que pagaron el impuesto los
dos años, los muy pobres pasan todos de categoría e incluso hay casos en que
saltan más de una. Entre los pobres y medianos se presenta la misma situación
pero con algunos estancamientos y descensos. Finalmente, los ricos y poderosos
mantienen su categoría o descienden.
Es interesante analizar a los exceptuados. De los pobladores que pagaron
en 1839 pero no lo hicieron en 1845 (207 individuos), el 16% había
sido exento por “buen federal”. De éstos sólo Felipe Rojas (3%) entraba en la
categoría “rico”, mientras que el 58% de los contribuyentes restantes pueden
clasificarse como “pobres” y el 39% como “medianos con posibilidad de acumular”.
Desconocemos qué pasó con los demás individuos que no pagaron en 1845 aunque puede suponerse que además de los exceptuados por federales,
había también milicianos incluidos en el decreto de 1841, fallecidos y
ausentes por la constante movilidad de la población, pero en menor medida
empobrecidos.
Los que no figuraban en 1839 como capitalistas y que sí contribuyeron
en 1845 fueron 135 individuos; el 53% de ellos no eran nuevos pobladores.
Sabemos que vivían en el partido a fines de la década del treinta porque aparecen
en los padrones y los registros parroquiales. Pudieron no haber contribuido
en 1839 por causas azarosas o imposibles de determinar, por evasión o,
en otros casos, por no haber alcanzado un mínimo imponible ese año, que sí
lograron en 1845. Por último, el 28,6% de los contribuyentes de 1845 podrían
clasificarse como “nuevos capitalistas” tanto porque no contribuyeron en 1839
como porque no figuran en los padrones del periodo. El 54% de éstos entraron
en la categoría de pobres y muy pobres, el 34% en la de medianos y el 11% en
la de ricos y poderosos. En suma, en el lapso estudiado la riqueza del partido
aumentó y la movilidad ascendente se produjo sobre todo entre quienes ya
contaban con años de residencia local. En cantidad, los pobres y los medianos
fueron los que mejor se posicionaron. Este crecimiento fue seguramente mayor
del que muestra la fuente debido a que están subregistrados, sobre todo, los
rangos de riqueza más bajos.
La distribución del capital durante este año fue la siguiente: el ganado
constituía el 35,7% del total de capitales y los “otros” rubros (tierra) el 52,9%.
El giro había aumentado al 10,7% y el porcentaje en fábricas casi se mantuvo
con un 0,7%.
Gráfico n° 3
Fuente: Contribución Directa de 1845. Sala III, 33-4-18,
AGN, Buenos Aires.
En 1839 sólo tres individuos entraban en la categoría de poderosos con capitales superiores a $m/c 80.000 mientras que en 1845 se computaron 10 en ese rango, tres de ellos eran “nuevos”. Sumando a los que tenían capitales por encima de los $m/c 40.000, los ricos y poderosos constituían en 1845 el 16,2% con el 48,5% de la riqueza. Las franjas de los medianos en vías de capitalización también crecieron pero sólo en número de contribuyentes puesto que el porcentaje de riqueza que poseían descendió levemente (el 50,4% con el 42,9%). El rasgo más notorio es la radical disminución de contribuyentes en los estratos denominados “pobres sin posibilidad de acumulación” que pasaron de representar el 60,2% en 1839 al 33,4% en 1845 con el 8,7% de la riqueza.
Gráfico n° 4
Fuente: Contribución Directa de 1845. Sala III, 33-4-18, AGN, Buenos Aires.
En un contexto de crecimiento como el que experimentaba este partido,
y como muestran los datos de “pobres” que contribuyeron anteriormente,
claramente aquí influyó la ley que eximía del pago de la CD a los pobladores
afectados por el servicio de armas. De todos modos, los estratos más bajos
parecen haber sacado buen partido del crecimiento económico de esos años.
¿Qué diferencias pueden encontrarse cinco años después? La Contribución
de 1850 diferenció a Chivilcoy de la Guardia de Luján pero, para trabajar
con el mismo universo espacial de los años anteriores, primero se unificaron
los dos registros y luego se discriminaron para analizar sus diferencias. En 1850
fueron incluidos entonces 300 capitalistas que contribuyeron con un total de
$m/c 4.883.500 ($f 342.461).
Cuadro n° 6
Fuente: Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires de 1854. (1855-56). Buenos Aires:
Imprenta del Orden. Primer Censo Nacional de la República Argentina de 1869
(cédulas censales). Sala VII, 87-88-89. Registro de Contribución Directa de 1850. Sala
III, 33-5-5, AGN, Buenos Aires.
Si los factores que incidieron en la representación de la muestra de 1845 se mantuvieron en 1850 y los porcentajes de población a los cuales el impuesto afectó fueron similares, es evidente la disminución de la recaudación. Los contribuyentes se mantuvieron en los mismos rubros pero su riqueza disminuyó tanto en valores nominales como en moneda constante; sobre todo el monto en tierras.
Gráfico n° 5
Fuente: Contribución Directa de 1845 y 1850. Sala III, 33-4-18; 33-5-5, AGN, Buenos
Aires.
El año claramente debió haber sido complicado ya que a los efectos del
bloqueo se sumó el ciclo de altos precios del trigo y la suba del precio de la tierra.
Las diferencias son muy grandes en algunos casos, lo que podría indicar un
problema de la fuente. Para intentar resolver el tema se cotejó la CD levantada
durante el Sitio de Lagos en 1852; allí aparecen 18 de los contribuyentes incluidos
en el cuadro 5. Si bien son muy pocos, en el 67% de los casos se confirma la tendencia al descenso o al ascenso lo que reduce la posibilidad de que la
fuente esté sesgada. Las diferencias de montos se explicarían por la pérdida de
ganado debido a la sequía, porque los titulares se desprendieron del stock o por
causas desconocidas.10 Quizás existió asimismo algún primigenio movimiento
de capitales hacia el rubro agrícola, que al no estar gravado, no figura en los
montos de riqueza. Algunos o todos estos movimientos debieron repercutir en
los patrimonios de estos individuos que no eran los grandes hacendados de la
provincia e invertían en todos los rubros.
El descenso se dio en el siguiente orden: medianos (57,6%), ricos
(21,2%), pobres (15,2%), poderosos (6,1%). Los que ascendieron de categoría
fueron mayoritariamente pobres y medianos. Si bien este empeoramiento debería
matizarse a nivel estructural puesto que el lapso comparativo es muy corto
y el rasgo podría ser coyuntural, lo que sí vuelve a aparecer como tendencia es
la movilidad ascendente, aunque con altibajos, sobre todo entre los pobres y
medianos. Pareciera también que las diferencias entre los rangos más bajos son
más fáciles de traspasar y que los ricos se mantienen o descienden de categoría
en el segundo periodo rosista.
Por último, la comparación de los dos años permite observar la incorporación
de nuevos contribuyentes que no habían pagado el impuesto en 1839 ni
en 1845. Éstos se ubicaban en un 73% en Chivilcoy y entraron en el rango de
pobres en el 57,3% de los casos, medianos en el 36,2% y ricos en el 6,5%. Evidentemente
durante este periodo Chivilcoy fue una zona muy dinámica, y la
progresiva incorporación de tierras del periodo anterior provocó un paulatino
movimiento de trabajadores hacia las chacras cerealeras.
Los datos totales de la CD para 1850 expresan que la tendencia general
desde 1839 fue progresiva y condujo al crecimiento de los montos en tierra y
giro y a la disminución del peso relativo del ganado por lo menos hasta este
año, puesto que posteriormente el partido de Mercedes ocupará un lugar central
en el boom lanar (Sábato, 1989).
Gráfico n° 6
Fuente: Contribución Directa de 1850. Sala III, 33-5-5, AGN, Buenos Aires.
No obstante, cuando discriminamos los partidos los porcentajes varían: la importancia que adquirió el giro (que incluía las consignaciones) en Mercedes es un dato importante y anuncia el rol central que tendría la región como centro fiscal y sede comercial del oeste. Pero para un periodo en el cual el desarrollo ovino se encontraba en sus inicios, la disminución del ganado parece reflejar la evasión que se realizaba del impuesto, debido probablemente al relajamiento del control fiscal y a la ausencia de algunos conocidos hacendados que habían sido exceptuados del pago. También influyó el proceso de valorización de la tierra que engrosa el peso del rubro dentro del cuadro conjunto. Respecto del item fábricas, las graserías, la confección de ladrillos, los tambos y demás industrias rurales aumentaron en el partido y sobre todo en el ejido.
Gráfico n° 7
Gráfico n° 8
Fuente: Contribución Directa de 1850. Sala III, 33-5-5, AGN, Buenos Aires.
La pirámide de capitales para este año expresa lo siguiente: los porcentajes
de individuos que entraban en la categoría de ricos y poderosos con
capitales superiores a $m/c 40.000 volvieron a los índices de 1839 puesto que
constituían el 8,4% con el 32,8%. Las franjas de los medianos en vías de capitalización
disminuyeron ahora en número de contribuyentes pero la riqueza
que manejaban creció respecto de 1839 y 1845 (el 42,6% con el 48,7%). El
rasgo más notorio del año 1850 es el aumento de los contribuyentes en los
estratos denominados “pobres sin posibilidad de acumulación” puesto que las
excepciones continuaban pero en el cincuenta pasaron nuevamente a representar
casi el 50% de los casos con el 18,5% de la riqueza.
Esto se explica, en parte, por la movilidad ascendente pero también por
la inicial inclusión de inmigrantes a la región. Éstos avanzaron hacia la frontera
oeste como labradores y también se fueron incorporando a la estructura
productiva del partido al incorporar pequeñas parcelas ejidales destinadas a la
agricultura en pequeña escala y a la horticultura. Estos últimos no fueron beneficiados
por la ley de 1841, y por eso están reflejados en la fuente. A fines del
periodo estudiado el peso de los inmigrantes es sólo un detalle, pero a partir
de mediados de la década del cincuenta se intensificará para convertirse en la
década del sesenta en un elemento central del recambio social de los titulares
de quintas y chacras.
Gráfico n° 9
Fuente: Contribución Directa de 1850. Sala III, 33-5-5, AGN, Buenos Aires.
Por último, los porcentajes de riqueza se invierten en los partidos. Mientras los pobres eran en Chivilcoy casi el 53,2%, en Mercedes eran el 39,8%. Los medianos en vías de capitalización constituían en cambio el 51% en Mercedes frente al 38,9% en Chivilcoy. Los porcentajes de ricos y poderosos eran similares en los dos partidos. Las causas de estas diferencias tienen que ver con la orientación productiva que fueron adquiriendo cada una de las zonas y que ya fue reseñada. En Mercedes los pequeños y medianos labradores venían accediendo a las tierras ejidales desde las primeras décadas del siglo XIX y tendían a constituir un bolsón de productores independientes mientras que en Chivilcoy había mayor proporción de mano de obra asalariada.
Los capitalistas del ejido durante el rosismo
La Contribución de 1839 incluyó 46 individuos con capitales en el ejido,
número nada despreciable puesto que representaban el 15% del total de
contribuyentes para una zona tan amplia como la Guardia de Luján. El 56,5%
poseía capitales menores a $m/c 10.000 y el 39,1% eran medianos; sólo Gregorio
Villafañe y Julián Solveyra, ambos comerciantes, superaron ese monto. La
similitud con los datos generales tiene que ver con dos cuestiones ya señaladas:
en primer lugar, la estructura productiva de este partido se caracterizó desde
muy temprano por la preeminencia de familias labradoras con orientación
mixta que se establecieron tanto en Mercedes como a la vera del río Salado. En este sentido, los datos del ejido más que contrastar sobredimensionan las
características generales. La otra cuestión tiene que ver con los patrones de
inversión de los pobladores, ya que en este período se puede observar cómo
los individuos con cierto capital invirtieron en quintas y chacras como así también
en pulperías dentro del ejido, no siendo específicamente ejidatarios sino
productores que diversificaban. En cambio, los propiamente ejidatarios eran, o
bien arrendatarios de estos individuos, o poseían solamente tierra y eventualmente
algunos ganados para sus faenas. Están más representados en las franjas
que no superan los $m/c 20.000 y en ausencia porque al no poseer bienes
sujetos al cobro no fueron alcanzados por el impuesto.
La distribución del capital de los individuos que tenían bienes en el
ejido según las categorías rico, mediano y pobre muestra que los primeros
eran comerciantes que a su vez poseían tierras en el ejido y en la campaña,
mientras que los restantes poseían casi exclusivamente tierra y algún ganado,
la mayoría donatarios. Entre los pobres el porcentaje de capital en ganado era
mayor que en tierra, mientras que el giro era mínimo y las fábricas inexistentes.
Más allá de si el impuesto de la CD fue efectivo en materia de recaudación lo
relevante aquí es que sí fue un instrumento de presión estatal que se hizo sentir
entre los labradores, sobre todo en el período rosista. Y fueron los labradores,
los exclusivamente ejidatarios, quienes más sufrieron la presión fiscal, puesto
que la “polilla” de los campos estaba exenta del pago y los sectores con mayores
conexiones locales probablemente pudieron evadir más fácilmente. Esta
presión, sumada a la de las levas, generaba un clima álgido en los pueblos,
sólo mitigado por un conjunto de acciones materiales y simbólicas que desplegó
el rosismo (entre las que se encontraban las donaciones) destinadas a
generar consenso entre la población. En este contexto, la medida de librar de
la recaudación a los ciudadanos en armas que se aplicó en 1841 fue de suma
importancia porque muchos de estos labradores formaban parte de los ejércitos
federales tal como se cita en los testimonios de los expedientes de tierras de la
Guardia de Luján.
Los datos para 1845 son muy pobres ya que sólo se computaron 16 individuos
con capitales en el ejido (5 de los que figuraban en el listado de 1839
fueron exceptuados porque fueron considerados “buenos federales”). Así, la
reducción de ejidatarios en el conjunto se debió a la devolución de favores y
sobre todo a la excepción sancionada en 1841 para los milicianos. Las quejas
de los labradores respecto del tema de la contribución fueron frecuentes lo que
denota la importancia que tuvo esta medida. Sumada a esta excepción, al año
siguiente se agregó para los mismos individuos comprendidos en el decreto de
1841 la liberación del pago de marcas para panaderos, fabricantes de fardos y marquetas de sebo y jabón.11
En 1850 la cifra de capitalistas con bienes en el ejido aumentó respecto
de 1845 puesto que se computaron 30 individuos, y sólo siete de ellos estaban
en 1839. Muchos eran labradores donatarios de las décadas de 1840 y 1850
pero también ahora se incluían más comerciantes con quintas y chacras. Esta
estrategia no era novedosa pero se transformaría paulatinamente en el modus
operandi típico de los capitalistas de la zona. En cuanto a la distribución de los
capitales, se modificó al igual que en el resto del partido pero de modo mucho
más pronunciado: el giro representaba el 40,3%, otros rubros 38,7%, ganado
14,4% y fábricas 6,6%. Respecto de la riqueza, los contribuyentes de menos
de $10.000 con bienes en el ejido habían disminuido con respecto a 1839 porque
estaban mayormente exceptuados, los contribuyentes de la franja de entre
$10.000 y $39.999 eran ahora mayoritarios y los “ricos” seguían siendo pocos
pero más que en 1839.
La mayoría de los individuos con bienes en el ejido que fueron incluidos
en la CD de 1850 eran comerciantes y medianos labradores que diversificaban,
por eso la importancia del giro y de la tierra. No obstante, la mayoría de los
ejidatarios que no fueron incluidos en la CD sí poseían tierra, lo que sucede es
que no quedaron sujetos al pago ya que sus extensiones no superaban las 50
has. Este dato es importante para advertir que esta fuente muestra sobre todo a
los individuos capitalizados o “en vías de” serlo y deja fuera una proporción
importante de cabezas de familias pobres pero con tierras. Fueron estos labradores
quienes a partir de mediados del siglo XIX (más precisamente a partir de
1855) comenzaron a vender sus parcelas (mediante el mecanismo de las transferencias)
a comerciantes nativos y extranjeros cada vez más ávidos de obtener
tierras cerca del pueblo.
Reflexiones finales
Si consideramos las diferentes etapas del rosismo, la coyuntura que se
inauguró luego del crítico periodo de 1838-40 fue relativamente más calma.
El bloqueo francés había finalizado y la Rebelión del Sur junto con el levantamiento
de Lavalle fueron sofocados. El gobernador, acechado por sus enemigos,
desplegó durante los años posteriores al conflicto un conjunto de medidas
coercitivas de profundo impacto material y simbólico pero paralelamente
premió a quienes se habían mantenido fieles al régimen. Se inauguraba así la
etapa más tranquila del rosismo y un periodo de crecimiento importante para la provincia.
En los once años analizados se produjo un proceso de enriquecimiento
de la zona. La recaudación producto del cobro de la CD aumentó (a pesar de
que se trataba de una época con ciclos inflacionarios, la cotización del peso
papel-oro tuvo una diferencia de apenas un 5% entre los años analizados, ya
que en 1839 cotizaba $m/c 14,94 por peso fuerte y $m/c 14,25 en 1850) y
se promovió un fortalecimiento del sector de los medianos productores con
posibilidades de acumulación. Para las dos aseveraciones el crecimiento fue
aún mayor que lo que refleja la fuente debido a la cantidad de potenciales tenedores
de riqueza que quedó fuera del recuento por las excepciones. Se pudo
corroborar que la sociedad de la época era muy dinámica y se registró en la
zona una fuerte movilidad ascendente, sobre todo entre los más pobres y los
medianos en proceso de capitalización, mientras que los ricos se mantuvieron
en esa franja o descendieron. Las posibilidades que brindaba la región fueron
utilizadas por los migrantes quienes a lo largo de su ciclo de vida pudieron ascender
en la escala de riqueza. Estos itinerarios no estuvieron exentos de crisis
y malas coyunturas que implicaban drenajes en el patrimonio de familias que,
en ningún caso, eran los grandes estancieros de la provincia.
Respecto de los rubros, el crecimiento del monto en tierras fue significativo
y tuvo menos que ver con el aumento del precio y más con el proceso
que se desarrolló durante estos años cuando pequeños y medianos labradores
-tanto del ejido de Mercedes como de la frontera chivilconiana- accedieron al
factor; cuestión que queda plasmada en la recuperación de la franja de capitalistas
con menos de $m/c 10.000. La pirámide de capitales expresa claramente
cómo aumentó el número de estos individuos aunque no manejaban montos
considerables. Paradójicamente, el proceso de expansión de la producción independiente
provocó también un incremento paulatino del trabajo dependiente
que la fuente no muestra (aunque se cuela en la discriminación del partido
de Chivilcoy en 1850) pero que hay que tener en cuenta porque también da
cuenta de la heterogeneidad social rural. Por último, el crecimiento del giro
fue sumamente importante convirtiendo a Mercedes en la sede comercial del
oeste. El rubro fábricas también aumentó su participación, sobre todo en el
ejido donde se establecerán atahonas, fábricas de ladrillos, tambos, corralones.
Este trabajo demostró también que lejos de ser un espacio marginal,
el ejido constituyó un bolsón campesino de productores independientes que
con muy poca tierra desarrollaban agricultura en pequeña escala y actividades
fruti hortícolas tanto para el autoconsumo como para el abasto del pueblo. En
unidades productivas que en la amplia mayoría de los casos no llegaban a las
50 has se producían alimentos y leña para una población que no detuvo su crecimiento en todo el periodo. Las quintas y chacras tenían en su interior una
vivienda que variaba mucho en calidad de acuerdo al dueño, puesto que las
había muy precarias: un rancho de adobe y paja con una o dos habitaciones
de las cuales una hacía de cocina. Otras edificaciones eran de material cocido
con azotea e incluían potrero, gallinero, horno de elaborar pan y galpones.
Tanto unas como otras contaban siempre con pozo de balde. También existían
quintas lujosas para la época, sobre todo en las inmediaciones del pueblo, propiedad
de los comerciantes, cuya arquitectura de dos plantas intentaba reflejar
el poderío social.
Al finalizar el periodo, más exactamente a mediados de la década del
cincuenta, este espacio comenzó a modificarse cuando muchos de los sectores
importantes del pueblo empezaron a invertir cada vez más en tierras ejidales
diversificando sus inversiones. Posteriormente, el afluente inmigratorio, incentivado
también por el nuevo contexto político, introducirá nuevos actores que
modificarán socialmente la comunidad. Por último, el avance del lanar convertirá
muchas chacras del anillo exterior del ejido en unidades cada vez más
ganaderas. A partir de 1853 la CD directa se modifica gravando sólo la propiedad
inmueble; un análisis detallado de los listados de la década del cincuenta
y del sesenta podrá reflejar cómo impactaron estos cambios en la distribución
de la riqueza de la ex Guardia de Luján durante el periodo de la Organización
Nacional.12
Notas
1 Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de La Plata/Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Correo electrónico: mfbarcos@hotmail.com
2 Toda la información sobre terrenos ejidales fue analizada a partir de las siguientes fuentes: Duplicados de Mensura del Partido de Mercedes; Registros Gráficos de propietarios rurales, años 1830, 1833 y 1855; Catastro Nº 32: “Ejido de Mercedes”. Referencia de títulos. Archivo de la Dirección de Geodesia, Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires.
3 La cuestión fue tempranamente advertida por Tulio Halperin Donghi (1969 [1963]) y luego desarrollada en trabajos de largo alcance (Gelman y Santilli, 2011).
4 Ver los trabajos presentados en el XIII Congreso de la Sociedad Española de Historia Agraria, mayo de 2011. Sesión II-B. Disponible en: http://www.seha.info/2_2011_sesiones.asp.
5 Padrón de Población de la Guardia de Luján de 1813, 1836 y 1838. Sala X, 17-7-4; 8-10-4; 25-6-2, AGN, Buenos Aires. Ver Barcos (2010).
6 Jorge Gelman y Daniel Santilli (2006) trabajaron exhaustivamente esta fuente para toda la provincia y elaboraron una serie de apuntes metodológicos sumamente útiles en los cuales nos apoyamos para elaborar las categorías de riqueza.
7 El coeficiente de GINI expresa la desigualdad de acuerdo a un valor que varía de 0 a 1. Cuanto más se acerca el valor al mayor es la concentración de la riqueza mientras que 0 expresaría una sociedad completamente igualitaria.
8 Seguimos la clasificación de Gelman y Santilli (2006, p. 109) para quienes los que poseían capitales mayores a $80.000 eran poderosos, los que superaban los $40.000 eran ricos y los restantes eran medianos en proceso de capitalización (capitales superiores a $10.000) y pobres sin posibilidad de acumular (menos de $10.000).
9 Téngase en cuenta que, si bien en los años intermedios fue afectado por movimientos muy fuertes, el valor del peso papel con respecto a la onza de oro sólo varió en un porcentaje menor (alrededor de un 5%) si tomamos las cotizaciones promedio para los años 1839, 1845 y 1850, lo cual minimiza las distorsiones por este factor.
10 No parece probable que los precios del ganado hayan descendido demasiado con respecto a 1845, a juzgar por los datos de evolución del precio de los cueros que da Broide (1951).
11 Acuerdo del 16 de diciembre de 1846, p. 50. Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires.
12 Agradezco la atenta lectura y los enriquecedores comentarios de Julio Djenderedjian durante el proceso de construcción del artículo.
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Fecha de recepción de originales: 03/06/2011
Fecha de aceptación para publicación: 02/10/2011