DOI: http://dx.doi.org/10.19137/qs.v21i3.2139
EDITORIAL
“…que todo siga,
que continúen tanto
como sea posible
las tareas de la vida…”Miguel de Montaigne
Quinto Sol cumple veinte años, veintiún volúmenes y treinta números, que
así de complicada es la edad de las revistas.
El redondeo de un ciclo suele ejercer un influjo que nos impulsa a
recordar algunos momentos, banales en apariencia, moldeados por la memoria,
mágicamente lejanos y actuales.
Del tiempo en que la obra comenzaba, alcanzo a evocar las primeras
reuniones a fines de 1996: un grupo pequeño dispuesto a realizar un proyecto
sin demasiada experiencia y con muy moderadas expectativas. Por temor a un
olvido, no voy a mencionar a las personas que lo componíamos: sus nombres
seguramente integraron el comité editorial de aquel volumen anual de 1997,
desde cuya tapa nos observan los curtidos peones de Toay que levantaron la
cosecha de 1920: esa primera fotografía rescatada de archivos locales refleja
nuestro pacto de que la revista se presentaría a los lectores con la imagen de
una escena –en lo posible colectiva– de la vida territoriana o provincial, donde
tuvieran reservado un lugar los tenaces trabajadores, las gentes del común.
El Instituto de Historia Regional y su director Don Julio Colombato
nos proporcionaron anclaje institucional y una asistencia económica indispensable para impulsar la tarea. Lo demás fue hecho con un, llamémosle,
artesanal entusiasmo: obtuvimos contribuciones para el número primogénito,
catalogamos la revista, comenzamos las gestiones de indexación, sorteamos
los obstáculos sin fin de la temida imprenta.
Tres firmas en las reseñas del volumen inaugural rizan el tiempo y atan
pasado con porvenir: sus jóvenes autoras serían luego las sucesivas directoras
de Quinto Sol.2
Quinto Sol. Un nombre que también elegimos entre todos, el nombre
que los nahuas dieron al mundo-hoy, al mundo vivo que se mueve y hace su
camino, del mismo modo que lo hizo nuestra empresa siempre naciendo y
cambiando, lanzada hacia el futuro, tan pujante como en aquellos días.
En este veinte aniversario de la revista y como integrantes desde su
origen del equipo editorial, deseamos compartir unas breves reflexiones sobre
la trayectoria de este proyecto que comenzó –cuasi artesanalmente– en 1997
y que, año a año, fue consolidándose y ocupando prioridades en nuestras
propias trayectorias académicas y personales.
En ese período Quinto Sol mudó varias veces: su afiliación pasó del
Instituto de Historia Regional al Instituto de Estudios Socio-Históricos; la
periodicidad anual se incrementó a tres números por año, la cantidad de
artículos se multiplicó por cuatro, su formato y edición en papel se reemplazó por una versión enteramente electrónica. También cambió de nombre y alcance,
porque originalmente surgió para debatir los últimos avances de investigación
en historia regional y luego se extendió a un universo más amplio: el de la
historia (a secas).
Estas transformaciones han sido y son parte ineludible de una publicación
en auge, y se reflejan en su creciente visibilización, la inclusión en distintas
bases de datos, las indizaciones y el aumento en sus índices de impacto. Estas
mutaciones e innovaciones nos permite decir (sin rubor y con orgullo), que
hemos sido parte de un proceso de construcción y consolidación de una revista
reconocida hoy a nivel nacional e internacional, que posee altos estándares
de evaluación y edición, y que busca mejorar y perfeccionar sus prácticas editoriales en consonancia con tendencias internacionales.
Quinto Sol ha recorrido un sendero sostenido de difusión académica de
calidad, a partir de la producción científica de reconocidos investigadores y de
representantes de las nuevas generaciones de historiadores, quienes número a
número han tenido un espacio para difundir sus estudios y presentar novedades
bibliográficas.
Quinto Sol es una construcción colectiva. Un espacio que conjuga una
fuerte identidad institucional y un alto compromiso de las y los colegas que han
integrado los sucesivos Comités Editoriales; sin ese invalorable aporte personal
la consolidación de la revista no habría sido posible. En este derrotero, también
es fundamental la labor del Comité Científico y de los evaluadores externos,
representados por destacados investigadores de distintas universidades y
prestigiosos centros de investigación de nuestro país y del exterior. Además,
es imprescindible el apoyo económico y técnico que brindan la Facultad de
Ciencias Humanas y el Consejo Editor de Revistas Académicas y Científicas de
la Universidad Nacional de La Pampa para que la revista pueda sostenerse en el
universo científico actual y lograr, salvo en la crisis del 2001, una puntualidad
constante en la edición de sus números.
Quinto Sol, como equipo de trabajo, ha mantenido la tradición de darle
la bienvenida a jóvenes recursos, y, de esa manera, asegurar uno de los aspectos
que suscita más temor en una publicación periódica: mantener su continuidad
y calidad en el tiempo.
Quinto Sol sigue siendo apropiado como su nombre para los próximos
años...es el sol del movimiento para el mundo nahualt y el mejor símbolo para
una revista que sigue su paso, proyectándose hacia delante, hacia el futuro.
Notas
1. Universidad Nacional del Sur. Argentina. Correo electrónico: dvillar@criba.edu.ar.
2 Sucedieron a Daniel Villar en la dirección de la revista: María Silvia Di Liscia (2002-2007), Andrea Lluch (2007-2017) y actualmente Claudia Salomón Tarquini.
3 Facultad de Ciencias Humanas-Universidad Nacional de La Pampa. Argentina. Correo electrónico: silviadiliscia@gmail.com. Facultad de Ciencias Humanas-Universidad Nacional de La Pampa/ Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Argentina. Correo electrónico: andrealluch@gmail.com.