RESEÑAS
Pablo Buchbinder, Juan Sebastián Califa, Mariano Millán (Comps.). Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino (1943–1973). Buenos Aires: Final Abierto, 2010, 256 páginas.
Federico Iglesias
UNGS
Durante los últimos años, el desarrollo del movimiento estudiantil argentino durante el siglo XX, es investigado dentro del campo de estudio de la Historia Reciente y desde disciplinas como la Sociología y la Historia. Da cuenta de ello un conjunto de investigaciones recientes y/o en curso, de un grupo heterogéneo de investigadores de diversas universidades nacionales y del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas. Muchos de estos trabajos fueron expuestos y discutidos en las “Jornadas de Estudio y Reflexión sobre el Movimiento Estudiantil y Latinoamericano” de 2006, 2008 y 2010 y en la mesa Historia de la Universidad y los movimientos estudiantiles en las “Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia” de 2007 y 2009. El libro, Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino (1943–1973), reúne una serie de artículos que presentan los resultados de las investigaciones mencionadas sobre la historia del movimiento estudiantil. El recorte temporal corresponde al período 1943-73, ya que estos treinta años son claves no sólo para comprender cómo se desarrolló dicho movimiento en una etapa de intensa conflictividad social y radicalización política, sino también para entender algunas de las causas de su intensa represión en la etapa posterior a la “primavera del 73”. Los ejes que articulan los textos compilados por Pablo Buchbinder, Juan Sebastián Califa y Mariano Millán son: la relación entre el movimiento estudiantil y otros actores sociales; los enfrentamientos y divisiones al interior del movimiento; el significado y valoración de la Reforma del ’18; el surgimiento de identidades políticas y tendencias que superan el clivaje reformismo/anti-reformismo; los discursos y los repertorios simbólicos de la lucha política; y finalmente se enfatiza en las prácticas y significados de la militancia estudiantil. Para dotar de una muestra significativa de casos a nivel nacional, los artículos incluyen al menos una región geográfica del país para cada etapa que analizan.
A modo de introducción y como marco de referencia, Pablo Buchbinder presenta una comparación de la evolución de los sistemas universitarios de Argentina y Brasil durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros años de este siglo. El texto permite obtener una visión estructural de largo plazo en la que se abordan una serie de variables que han sido fundamentales para
entender el derrotero de los sistemas universitarios en relación con la evolución histórica de ambos países.
El principal hilo conductor en el desarrollo del movimiento estudiantil luego de la Reforma de 1918, fue el clivaje reformismo/anti-reformismo, es decir que los conflictos que involucraron al movimiento estudiantil giraron en torno a cuestiones como la autonomía universitaria, el co-gobierno, la representación estudiantil, la educación laica y la gratuidad de la matrícula, entre otros. Sin embargo, se advierten determinados matices y transformaciones al calor de los conflictos, coyunturas y procesos político-sociales que, para el caso de este libro, se suceden entre 1943 y 1973.
El primero de estos procesos se abre con la dictadura de 1943 y se extiende hasta el derrocamiento de Perón, en 1955. Juan Sebastián Califa analiza la militancia estudiantil en la UBA durante este período haciendo foco en el proceso político que atravesó el movimiento reformista. Califa destaca que la política implementada por la dictadura de 1943, con un fuerte apoyo en la Iglesia Católica, de rotunda negación de la autonomía universitaria y por ende del co-gobierno y que generó una aguerrida militancia reformista en su contra. En relación a esta militancia, el autor establece tres etapas dentro de los años peronistas. La primera comprende desde la llegada de Perón a la presidencia hasta 1950, signada por un cierto declive de la militancia reformista; la segunda etapa se establece desde 1950 hasta 1954 y se caracterizó por una lenta recuperación de la militancia. Para este período, el autor resalta que “el nuevo reformismo se deshacía de algunas banderas antiimperialistas que lo habían identificado hasta aquí asumiendo de hecho, por el contrario, en el nuevo contexto de dramática oposición un inusual panamericanismo” (p.78). Finalmente, la tercera etapa alcanza los dos últimos años del segundo gobierno de Perón, donde se extiende una intensa oposición al peronismo, con un movimiento reformista a la ofensiva que ganaba las calles como en el período 1943-46. Es interesante la paradoja que señala Califa en relación al movimiento reformista universitario una vez que la Iglesia inicia la ofensiva contra Perón, ya que, en determinadas coyunturas acordó con los sectores católicos en su lucha contra el dirigente peronista. En definitiva, el artículo explica las causas de la virulenta oposición al gobierno de Perón, cómo y en qué términos se dio la lucha contra éste y cuáles fueron los motivos que la impulsaron.
Las transformaciones en el clivaje reformismo/anti-reformismo son abordadas por Érica Yuszczyk desde un enfoque diferente en el análisis de las “memorias en pugna” sobre la Reforma de 1918. La autora analiza los modos en que los estudiantes cordobeses entendían y valoraban la Reforma. Su objeto de análisis son los diferentes homenajes realizados en la Universidad Nacional
de Córdoba por las agrupaciones estudiantiles entre 1955 y 1968. En este sentido, Yuszczyk se pregunta si es posible retomar el argumento explicativo reformismo/anti-reformismo durante la década del 60 para justificar las divisiones y transformaciones en el movimiento estudiantil cordobés. La autora encuentra desplazamientos y nuevos clivajes que comenzaron a vislumbrarse a fines de los cincuenta y comienzos de los sesenta, de la mano del reformismo de izquierda que impugnará el carácter excluyente y antipopular del reformismo “tradicional”, así como el abandono de sus posiciones antiimperialistas. La tensión entonces, dentro del “bloque reformista” estará planteada entre este sector revisionista de izquierda, con posiciones anti-golpistas, revolucionarias y antiimperialistas, y una línea reformista, la Franja Morada, de corte más liberal, ligada principalmente al radicalismo más antiperonista, y a los sectores reaccionarios y golpistas del año 1955. Junto a estos actores, Yuszczyk observa la presencia –con diversa intensidad y participación– de los sectores del integralismo católico, en el que se verifica una lucha constante por una Universidad cristiana, en oposición a la Reforma laica y a los nuevos sectores del reformismo de izquierda.
La instauración de una nueva dictadura en 1966, con su política de “reestructuración autoritaria” de las universidades argentinas, implicó un ataque abierto a los principios de la Reforma. Esta situación generó un ciclo de intensificación de la conflictividad y la confrontación entre el movimiento estudiantil y los personeros del régimen de Onganía. Por otra parte, desde un plano de análisis del discurso, Natalia Vega estudia la construcción de las identidades en el movimiento estudiantil santafesino durante el Onganiato, a partir del repertorio discursivo de las agrupaciones y organizaciones estudiantiles. La autora destaca el repertorio discursivo estudiantil a partir de la resistencia a la “reestructuración autoritaria” que impone la dictadura. Para ello analiza los cambios que trajo aparejado el golpe de Estado sobre los procesos de construcción de identidades. El artículo comienza con el estudio del año y medio –de co-gobierno y autonomía universitaria– anterior al golpe, para entender sobre qué ejes operan los cambios que éste produce.
En el caso el movimiento estudiantil del nordeste hacia fines de los años sesenta, Mariano Millán examina su radicalización ideológica y política, así como la vinculación con otras organizaciones sindicales y políticas. Millán se ocupa de analizar dicha radicalización en relación a lo que se conoce como “nueva izquierda” en un período breve pero significativo: desde el Correntinazo de mayo de 1969 hasta los inicios de 1970. Aquí, al igual que en otros artículos del libro, se destaca la importancia de la presencia estudiantil en las luchas sociales de la época. Asimismo, la confluencia de sectores del nacionalismo,
de cristianos, reformistas, y distintas fracciones comunistas, da cuenta del complejo proceso de formación de esa “nueva izquierda” que comienza a desarrollar prácticas políticas ajenas a la institucionalidad establecida. De esta forma, la radicalización no es entendida como un proceso de evolución de las ideas, sino que se arraiga y afirma en el tipo de acciones y en el impacto de éstas sobre la correlación de fuerzas entre los diferentes sectores sociales enfrentados.
En la misma línea, Pablo Bonavena trabaja sobre el movimiento estudiantil de Bahía Blanca, entre 1966 y 1973 y las características que adquiere como oposición al Onganiato, conformándose en uno de los actores principales en 1973 con la llegada de Cámpora a la presidencia. Aquí también, luchas que comienzan con un tinte netamente corporativo, van adquiriendo mayores niveles de politización y tienen su equivalente en el mayor grado de auto-organización del movimiento estudiantil y en el rol protagónico en las luchas del período.
La historia de la militancia estudiantil resulta un aporte muy importante para entender el rol que tuvieron estos actores en los procesos políticos y sociales de la segunda mitad del siglo XX, así como las características particulares de la conflictividad social del período. A través de las páginas del libro, el lector puede ir reconstruyendo, fragmentaria pero sólidamente, aspectos de la historia política de buena parte del movimiento estudiantil argentino poco frecuentados por la historiografía nacional. El mosaico que conforma el libro permite obtener una visión dinámica del desarrollo de un actor social clave para entender la conflictividad social de los ´60 y ´70. En este sentido, el aporte al campo de la Historia Reciente es sumamente importante en lo que respecta a datos y análisis de hechos históricos como los que se describen en varios artículos. Asimismo, la incorporación de la dimensión regional en el diseño de los artículos, contribuye a complejizar la mirada sobre este tema a través del estudio en profundidad de espacios acotados y el diálogo entre diferentes argumentos explicativos contribuye a matizar hipótesis más abarcativas que caracterizan al movimiento estudiantil en su conjunto. Por último, es destacable y estimulante la publicación de este tipo de trabajos, tanto para difundir las investigaciones que se realizan en ámbitos académicos, como para contribuir con herramientas conceptuales en los debates sobre la transformación de la universidad y la construcción del movimiento estudiantil en la actualidad.