DOI: http://dx.doi.org/10.19137/pys-2023-300107
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NOTAS
La Universidad Nacional de Tucumán, la Argentina peronista y el nacionalsocialismo. Una mirada desde y más allá de la geografía
The National University of Tucumán, Peronist Argentina and National Socialism. An analysis from the perspective of geography and beyond
Gerhard Rainer
Katholische Universität Eichstätt-Ingolstadt, Alemania. Gerhard.Rainer@ku.de
Resumen: Mientras que la inmigración de personas con vínculos nacionalsocialistas a la Argentina ha recibido mucha atención mediática y científica, el auge de la Universidad Nacional de Tucumán durante el primer peronismo y el rol de científicos alemanes nazis en este, ha sido poco estudiado. Desde la perspectiva de la geografía, pero también yendo más allá de esta disciplina, esta nota analiza el nexo entre el crecimiento de la Universidad Nacional de Tucumán y la llegada de científicos alemanes en las décadas de 1940 y 1950.
Palabras clave: Universidad Nacional de Tucumán ; Nacionalsocialismo ; Peronismo ; Geografía
Abstract: Though immigration to Argentina of people with connections to the national socialist government has received a lot of scientific and media attention in the last years, the National University of Tucumán’s boom and the role scientists with national socialist connections played in this has hardly been studied. From the perspective of geography, and also from beyond said disciplinary viewpoint, this research note analyzes the nexus between the rise of the National University of Tucumán and the arrival of German scientists in the 1940s and 1950s.
Keywords: Universidad Nacional de Tucumán; National Socialism; Peronism; Geography
Recibido: 16/12/2022 / Aceptado: 07/03/2023
Aunque en las últimas décadas se han publicado varios artículos y libros que analizan la relación entre el gobierno peronista y los nazis durante la segunda guerra mundial y la posguerra, todavía quedan muchas lagunas en este campo de investigación. Una de las más importantes –desde mi punto de vista– es el auge que experimentó la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) en la segunda mitad de la década de 1940, que estuvo vinculado con la contratación de decenas de profesores de origen europeo; claramente no todos tenían un pasado nacionalsocialista, pero me atrevo a decir que científicos fuertemente relacionados con el régimen nazi en Alemania –pero también con el fascismo en Italia y los ustacha en Croacia– jugaron un papel importante en este contexto. Hay que mencionar que no es un secreto que muchos científicos nazis fueron contratados por la UNT a partir del año 1946: Meding lo detalla en su tesis doctoral cuya publicación data ya del año 1992 (Meding, 1992); el libro más conocido que analiza la fuga e inmigración de nazis alemanes a la Argentina del periodista Uki Goñi (2002) lo menciona, y también hay algunas (aunque muy pocas) publicaciones en revistas que tocan el tema de la transformación de la UNT durante el peronismo (p.ej. Hurtado de Mendoza y Busala, 2006). Sin embargo, ninguno de los trabajos anteriormente mencionados se enfoca en la UNT y su restructuración en las décadas de 1940 y 1950 sino trabajan temas (mucho) más amplios.
Quiero adelantar que en esta nota tampoco voy a poder analizar a fondo las razones y los efectos de los cambios que se produjeron en la UNT en dicha época, así como su vínculo con la inmigración de científicos nazis y la ciencia en tiempos del primer peronismo. Sin embargo, desde una perspectiva que se enfoca particularmente en los cambios que tuvo la geografía como disciplina en la UNT, me gustaría indicar que el nexo entre la (buscada) llegada de científicos con vínculos nacionalsocialistas y el auge de la UNT es más fuerte de lo que se reconoce y discute por el momento. En otras palabras: mientras que los casos más llamativos de la inmigración nazi a la Argentina –el caso de Eichmann, de Mengele y, desde el punto de vista de la investigación científica, el programa nuclear en el lago Nahuel Huapi– han recibido mucha atención científica, el ambiente universitario más amplio que se formó en Tucumán en la segunda mitad de los años ’40 y la primera mitad de los años ’50 no se ha estudiado a fondo todavía. Esto es aún más sorprendente, si se tiene en cuenta que la particularidad del caso de la UNT se puede comprobar fácilmente con una mirada a la literatura que ya existe y con las (de verdad pocas) fuentes que están a disposición.[1]
En la primera parte de la nota quiero presentar algunos datos sobre el crecimiento de la UNT entre 1946 y 1954 y el nexo que hubo entre la política universitaria peronista y la llegada de científicos con vínculo nazi. Aquí me baso principalmente en la bibliografía existente y, en parte, en un análisis de legajos que se encuentran disponibles en el archivo de la UNT. En la segunda parte de la nota analizo el caso de la geografía. Esta parte se basa en tres artículos que se publicaron recientemente y que analizan con mucha más profundidad la biografía de los geógrafos alemanes que fueron contratados por la UNT en la década de 1940 (Rainer y Dudek, 2022a, 2022b; Dudek y Rainer 2022).[2] En las conclusiones presento tres supuestos que pretenden explicar por qué se ha estudiado poco hasta ahora el caso de la llegada de científicos con vínculo fascista a la UNT, y que es lo que se podría ganar estudiándolo.
La política universitaria peronista, el crecimiento de la Universidad Nacional de Tucumán y el rol de científicos con vínculos nazis
Fundada en 1914, la UNT tiene un poco más de cien años de historia y su crecimiento exponencial recién data de la década de 1940 y 1950. Ya anteriormente habían sido contratados científicos argentinos y europeos de renombre –por ejemplo, el alemán Joseph (José) Würschmidt que asumió como profesor de física en 1925– pero la cantidad de profesores aumentó fuertemente a partir de 1946. En febrero de ese año Perón fue elegido presidente de la Argentina y pocos meses más tarde (en mayo) Horacio Raúl Descole asumió primero como interventor (1946-1948) y después como rector de la UNT (1948-1951) (Hurtado de Mendoza y Busala, 2006). En el discurso nacional la ciencia gana importancia con la llegada al poder de Perón y se la considera como base importante para el desarrollo técnico e industrial de la nación.
Aunque los científicos alemanes que fueron contratados a partir de la segunda mitad del siglo XX provenían de prácticamente todas las disciplinas, llama la atención que muchos eran ingenieros o científicos naturales. Tucumán –cómo también lo menciona Uki Goñi (2002)– tenía la ventaja de estar alejado de Buenos Aires y como tal podría ser considerado, para quienes tenían vínculos con el fascismo, como un lugar seguro para desenvolver una vida normal. Es importante destacar que en este período los científicos que habían sido expulsados de sus Universidades por la desnazificación en Europa volvían a tener sus cargos y títulos en Tucumán. Es casi imposible conocer cuántos alemanes con vínculos nazis trabajaron en la Universidad Nacional de Tucumán (o en la Argentina) porque no se conservaron todos los legajos y tampoco están disponibles otras fuentes. De todos modos, los legajos que sí se preservaron y una mirada a la poca literatura existente demuestra que eran varias decenas.
Menciono sólo algunos nombres a modo de ejemplo: Hermann Beer (reconocido ingeniero civil que en la época nazi estuvo encargado de la construcción del aeropuerto Tempelhof de Berlín entre muchos otros proyectos), Armin Schoklitsch (profesor en hidráulica, rector de la Universidad de Graz en la época nazi y miembro de la Schutzstaffel [SS]), Fritz María Küper (también profesor en hidráulica, miembro de la SS e inspector de obras públicas del ministerio de transporte de Hitler; Goñi, 2002), Heinz Brücher (botánico, miembro de la SS, y jefe del SS-Instituto de genética de plantas), Lothar Koschmieder (profesor de matemáticas despedido en 1946 de la Universidad Técnica de Graz) o el profesor de antropología física Branimiro Males de origen croata que además “integró el Instituto Nacional Étnico y la Dirección de Protección al Aborigen, creado a instancias de los gobiernos peronistas, como jefe de la Sección Antropología Racial” (Carrizo, 2014, p. 208; véase Hurtado de Mendoza y Busala, 2006, p. 31; Tagashira s/f, pp. 120-143 y los legajos disponibles en el Archivo de la UNT para más nombres).
Un caso que es particularmente interesante de mencionar porque demuestra el nexo que había entre investigación científica y desarrollo técnico-industrial es el del proyecto CAPRI (Compañía Argentina para Proyectos y Realizaciones Industriales – Fuldner y Cía). CAPRI fue fundado por el alemán Carlos Fuldner, nacido en Buenos Aires, que durante la segunda guerra mundial tuvo un cargo alto en la SS, era agente de aquella institución y es considerado por Uki Goñi (2002) como “jefe del tráfico de nazis” a la Argentina. CAPRI se dedicó principalmente al análisis del potencial hídrico para la construcción de represas destinadas a generar energía eléctrica y contrató una importante cantidad de personas, de las cuáles muchos eran alemanes nazis que se habían fugado de la persecución a través de las así llamadas líneas de ratas, que el mismo jefe de la compañía –Fuldner– también coordinaba (algunos están nombrados en Goñi, 2002). El nazi más conocido que trabajó durante varios años en la empresa CAPRI en el Noroeste Argentino (NOA) es Adolf Eichmann quién estuvo al mando de la institución que coordinaba la persecución, deportación y el asesinato de millones de judíos –una historia que (incluyendo la fuga y su vida en la Argentina) recibió mucha atención científica y mediática–. Es menos conocido, que el vínculo entre la Universidad de Tucumán y la empresa CAPRI –que recibió la mayoría de su dinero del estado por obras públicas– tiene que haber sido bastante fuerte. El hidráulico Armin Schoklitsch que era profesor de la UNT lideraba científicamente los proyectos hidroeléctricos en el NOA. Los legajos de Fritz Maria Küper demuestran claramente que este profesor de la UNT buscaba involucrarse más en proyectos de CAPRI, subrayando la importancia que los proyectos hidroeléctricos de esta empresa supuestamente tenían para el estado argentino (Archivo de la UNT, Legajo Küper). En otras palabras, funcionarios públicos y/o profesores de altos cargos en la época nazi que en los años de la posguerra habían perdido sus cargos (y con eso también su alto estatus) encontraron en el NOA y particularmente en la UNT un ambiente que les permitía continuar con sus actividades y les devolvía su posición intelectual y social.
Quiero subrayar de nuevo que la UNT no solo albergaba nazis: sabemos que algunos de ellos ocasionalmente compartían incluso departamentos con (judíos) refugiados de la Alemania nazi (véase también Vanella, 2008). Este fue, por ejemplo, el caso de Rolf Singer, uno de los micólogos más importantes del siglo XX. Este científico tuvo que huir varias veces por la persecución que sufrió por parte de gobiernos de derecha, y estuvo trabajando en Austria, España y la URSS. En 1948, mientras estaba trabajando en la famosa Universidad de Harvard, fue contratado por el Instituto Miguel Lillo. Me atrevo de decir que esto también demuestra la posición internacional que la UNT tenía o estaba adquiriendo en este momento. Singer, por su parte, compartía el lugar de trabajo con Heinz Brücher quién, como ya mencioné arriba, fue director del SS-Instituto de genética de plantas, también reconocido científico, pero con un pasado político muy diferente al de Rolf Singer. Hay además otros casos de contrataciones de científicos que claramente demuestran que no todos los profesores que arribaron a la UNT tenían un pasado nacionalsocialista o fascista. No obstante, el crecimiento explosivo de la UNT y su posicionamiento a nivel internacional se basó considerablemente en la atracción y contratación de profesores alemanes que tenían vínculos (de diferente tipo y fuerza) con el nacionalsocialismo. ¿Por qué?
Probablemente la respuesta sea una combinación de varias razones: 1) muchos de ellos perdieron sus trabajos y querían recuperar tanto la posibilidad de continuar investigando, como su estatus social vinculado a los cargos de profesor; 2) en los primeros años después de la guerra en Alemania no era muy claro cuáles iban a ser las condenas que les esperaba a los colaboradores con el régimen nazi (en la primera mitad del siglo 1950, cuando la gran mayoría de ellos volvió a Alemania, ya estaba claro que, excepto los casos muy visibles como el de Eichmann, las condenas eran insignificantes); y 3) la Argentina no solo ofrecía lugares de trabajo en la ciencia sino también un ambiento pro-derecha que les daba mucha libertad y muchas posibilidades a los (ex)nazis (véase también Goñi, 2002). Esto está demostrado, por ejemplo, por el hecho de que la revista revanchista (de ultraderecha) más importante de la época pos-nazi –“Der Weg”/El sendero– fue publicada en la Argentina entre 1947 y 1957. Los autores principales de la revista eran nazis refugiados en la Argentina (que muchas veces publicaron bajo pseudónimo) y la revista –que fue importada ilegalmente a Alemania– también ganó importancia en el ambiente de (ultra)derecha germana (véase Meding, 1997). Uno de los primeros autores de la mencionada revista, Wilhelm Rohmeder, nos lleva al siguiente apartado en el cual nos vamos a enfocar en la geografía en la UNT. En 1948, Rohmeder publica en este medio un artículo con el título “La Universidad argentina. Su idiosincrasia cultural y social”. Muy probablemente el artículo estaba destinado a un público de inmigrantes intelectuales de Alemania que a partir de 1948 empezaron a llegar en cifras mucho más elevadas a la Argentina. Se ve entonces, que estos tenían no solo el apoyo del gobierno, sino también de una comunidad de intelectuales alemanes radicados en dicho país.
La creación y el auge de la geografía en la Universidad Nacional de Tucumán y los geógrafos alemanes
El fuerte vínculo que había entre la geografía alemana y la argentina (hasta mediados del siglo XX los límites entre geografía y otras ciencias naturales como la geología eran aún mucho más porosos que hoy en día) data ya de fines del siglo XIX. Los geógrafos alemanes jugaron un papel importante en la creación del Instituto Geográfico Militar y, además, se desempeñaron en diferentes cátedras de geografía como por ejemplo la de la Universidad de Buenos Aires. En la UNT, la geografía se estableció con la contratación del Prof. Guillermo Rohmeder, oriundo de Munich, quién durante muchos años había trabajado como profesor en la escuela Goethe de Buenos Aires. A fines de la década de 1930 Rohmeder se habilitó en geografía, siendo su mentor el único catedrático en geografía de la renombrada Ludwig-Maximilians-Universität de Munich, el profesor Fritz Machatschek. No hay documentos que indiquen porque se le ofreció a Rohmeder una cátedra en geografía en 1940 pero es muy probable que los contactos que había establecido con científicos en Buenos Aires hayan jugado un papel importante. A cargo de Guillermo Rohmeder, la UNT fue la primera universidad argentina en crear una carrera de geografía a nivel nacional (todas las otras cátedras de geografía en el país dictaban clases en la carrera de historia).
Pocos años después de la segunda guerra mundial, el departamento de geografía se convirtió en uno de los más grandes de la Argentina, siendo clave la iniciativa de Rohmeder de traer a la Argentina profesores alemanes que habían sido despedidos o que perdieron sus cargos después de la guerra. Después de años de negociación, en 1949 arribaron los profesores Willi Czajka, Fritz Machatschek y Gustavo Fochler-Hauke al departamento de geografía. Además, ya desde la década de 1930 trabajaba el geógrafo y meteorólogo Heinrich Beckedahl quién en la década de 1940 fue nombrado profesor de geografía (Archivo de la UNT, Legajo Beckedahl) y el geodesta Wilhelm Schulz quién había trabajado durante muchos años para el Instituto Geográfico Militar y había liderado la cátedra de geografía física de la Universidad Nacional de Buenos Aires entre 1920-1922 (Souto, 1996). Con seis profesores en geografía (o por lo menos en campos cercanos) de origen alemán, la UNT es un caso muy particular no solo a nivel latinoamericano sino global.
El apoyo al régimen nazi de parte de Willi Czajka y particularmente Fritz Machatschek y Gustav Fochler-Hauke nunca ha sido debatido (probablemente tampoco es conocido) en la UNT. Fochler-Hauke era el discípulo –y luego colega– más cercano del geopolítico Karl Haushofer[3] y publicó varios trabajos que propagaron y legitimaron agresiones alemanas sobre todo en el Este europeo. Además, siendo uno de los geopolíticos más productivos de la Alemania nazi en términos de publicaciones, se presentó voluntariamente para luchar en la guerra y era comandante de una unidad de propaganda. Desde este puesto publicó una gran cantidad de artículos en diarios y libros que glorificaban los actos bélicos. Fritz Machatschek estuvo al mando del Südost-Institut (Instituto del Sureste) que se ocupaba de fortalecer científicamente y ayudar a expandir la influencia alemana en el Sureste de Europa (la región exacta de la cual se ocupaba el instituto no se definía claramente a propósito). Durante la época nazi este instituto, que se había creado ya en los años 20’, se convirtió en una institución clave de la así llamada Kämpfende Wissenschaft (ciencia bélica) que tenía el propósito de contribuir al reordenamiento de Europa (principalmente del Este europeo) a través de la generación de datos económicos, poblacionales y políticos de la zona. Solo para dar un ejemplo: en 1940 fue aprobado un proyecto por el fondo nacional de investigación de Alemania del cuál Fritz Machatschek figuraba como solicitante y que tenía el título: “Investigación de la proporción de sangre alemana en Eslovaquia y en las ciudades de la actual Hungría y constitución de la posesión de tierra en el Estado de Eslovakia” (BArch 73/11249). Por falta de espacio no puedo profundizar más aquí cuales eran los vínculos que tenía con el nacionalsocialismo, pero están analizados en profundidad en Rainer y Dudek, 2022b.
Este vínculo de los geógrafos alemanes con la ideología nazi nunca ha sido debatido en Tucumán (o en la Argentina), aunque hay que señalar que tampoco era un secreto: lo menciona, por ejemplo, una publicación sobre el desarrollo de la disciplina escrita por Zusman y Lus Bietti (en prensa). Lo que sí es destacable es que no se han tenido en cuenta los trabajos que los geógrafos alemanes publicaron sobre la Argentina en idioma alemán. Mientras que Machatschek, Czajka y Fochler-Hauke no tuvieron ningún vínculo intelectual con la Argentina previo a su contratación en la UNT en 1949, el caso de Guillermo Rohmeder es diferente. Rohmeder publicó varios trabajos que tenían el propósito de analizar el rol geopolítico de la Argentina para la raza blanca –un tema que no tocó en sus aportes que se publicaron en castellano en la Argentina–. En un trabajo muy poco conocido y muy poco visible, publicado en las contribuciones de la asociación de geografía de Múnich en el año 1940/41 con el título “El dominio de la raza blanca en África y Sudamérica: una visión general”, escribió lo siguiente:
En poblaciones blancas fuera de Europa se ven los mismos síntomas de fatiga que se ven en sus países de origen. Además, la emigración de países europeos con sobrepoblación está bloqueada por razones militares, económicas y poblacionales-políticas. La circulación de sangre de la raza blanca se hace cada vez más lenta y más restringida. En cambio, la población de color crece; no en última instancia por las mejores condiciones de vida que les trajo el domino blanco. […] Que podemos a hacer en contra de esto? Para la población de color, la tecnología es sólo una herramienta adaptada mientras que para la raza blanca es una expresión de vida y está íntimamente vinculada con su propia creatividad. Ciencia y tecnología […] nos garantizan la posibilidad de asegurar nuestro dominio blanco […] Las poblaciones con la conciencia más fuerte de sus valores y que sienten la responsabilidad más fuerte para la raza blanca – la italiana y la alemana – están por remplazar las poblaciones que ya no proveen de suficientes personas y de suficiente valor por imponer su domino (Rohmeder, 1940/41, p. 254; traducción propia, énfasis en el original).
Además, en 1940 Rohmeder publicó un trabajo con el título “La responsabilidad de la Argentina por la raza blanca” en la revista “Zeitschrift für Geopolitik” (Revista de Geopolítica) que había sido fundada en 1925 por el reconocido geopolítico Karl Haushofer (Rohmeder, 1940).
Rohmeder nunca articuló estas ideas en revistas o libros publicados en castellano en la Argentina; en general se puede constatar que los trabajos de los geógrafos de origen alemán de la UNT eran mucho más apolíticos que los trabajos que salieron publicados en alemán en los años de la preguerra y guerra. Su posición dentro de la comunidad de geógrafos argentinos de la época –que se puede comprobar, por ejemplo, considerando su rol en congresos importantes, en reseñas de sus trabajos publicados en castellano por parte de geógrafos argentinos renombrados etc.– refleja sin duda el alto estatus del que gozaba la ciencia y particularmente la geografía alemana/europea en la época. La importancia de su influencia en la geografía argentina es muy difícil de estimar, aunque hay dos indicios que vale la pena destacar. Por un lado, sus principales enfoques conceptuales –los de la corografía y de la corología– comenzaron a ser más relevantes a partir de su llegada. Por otro lado, creció la importancia de la idea de que la geografía/corografía geográfica tiene que ser la base científica clave (supuestamente objetiva y apolítica) para la formación del estado-nación y de la unidad nacional. Esto está muy visible, por ejemplo, en los trabajos de Federico Daus, uno de los geógrafos argentinos más influyentes del siglo XX a nivel nacional, que mantenía estrechas relaciones con los geógrafos alemanes de la UNT (véase también Fritzsche, 1995). El alto estatus de los geógrafos alemanes se visibiliza, también, en los reconocimientos y premios que recibieron. Entre ellos se destaca que Fochler-Hauke escribió un artículo para la edición especial de los Anales de GAEA (Sociedad Argentina de Estudios Geográficos) en homenaje a Federico Daus que salió publicado en el año 1979; 25 años después de la vuelta de Fochler-Hauke a Alemania, que data ya del año 1954, y en plena época de la dictadura militar. A Wilhelm Rohmeder, quien murió en el año 1952, se le otorgó un sitial en la Academia Nacional de Geografía, y el Instituto de Geografía de la UNT todavía tiene su nombre en honor a su fundador.
También al nivel de la Universidad, la geografía y particularmente la persona de Wilhelm Rohmeder llegaron a tener un peso importante: el legajo de Wilhelm Rohmeder por ejemplo demuestra que en la segunda mitad de la década de 1940 ejerció como regente interno de la UNT y hay indicios que mantuvo una relación bastante estrecha con Horacio Descolé, quién era rector de la UNT entre 1948 y 1951 (Archivo de la UNT, Legajo Rohmeder). Según Tagashira, Rohmeder también tuvo fuerte responsabilidad en la planificación y ejecución del proyecto de la ciudad universitaria (Tagashira, s/f, pp. 77-97). De todos modos, y con esto quiero llegar a las conclusiones de la nota, las internas de la política universitaria de la UNT y las maneras (formales y informales) en las que se vinculó con el gobierno peronista todavía no se han descifrado.
Conclusiones
Mientras que no es un secreto que la UNT experimentó un boom durante el gobierno peronista y que contrató a decenas de profesores alemanes –de los cuáles muchos habían estado vinculados de una forma u otra con el gobierno nazi– sorprendentemente esta época ha recibido escaso interés científico hasta el momento. Tengo tres supuestos que podrían explicar esta situación, que es aún más sorprendente, teniendo en cuenta el interés inmenso que tuvieron, por ejemplo, el caso de Eichmann en la provincia de Tucumán o el proyecto nuclear Huemul.
Quizás –y este es mi primer supuesto– una mirada profunda y crítica de la época pondría otra luz a una fase de la UNT que hoy en día está vista –por razones obvias y razonables– como una de auge, internacionalización y de excelencia global.
Segundo, con respecto a los alemanes que llegaron y su trasfondo (tanto político como intelectual-científico), pienso que la dificultad del idioma, las diferencias en la evolución de las disciplinas en Alemania y Argentina y la falta de conocimiento sobre la ciencia alemana pre-nazi y nazi tanto como la necesidad de acceder a fuentes y archivos en los dos continentes dificultan un análisis científico de las interconexiones e influencias.
Tercero, la falta de disponibilidad de fuentes o por lo menos (si es que existieran) el muy difícil acceso a fuentes me parece un reto clave que ha impedido investigaciones. Sería por ejemplo muy interesante (y creo que no solo de gran interés científico, pero también mediático-publico) estudiar las conexiones que hubo entre las tareas de la empresa CAPRI (para la cual trabajaba, entre cientos de otros, Adolf Eichmann) y la UNT. El problema en este respecto es que los legajos disponibles en la UNT (no son tampoco todos) no son suficiente para indagar a fondo las conexiones y no existen otras fuentes o están posiblemente en archivos privados que son difíciles de conseguir. Entonces indagar a fondo cómo cambió el ambiente científico (y posiblemente más allá el empresarial y político) de Tucumán en la década de 1940 y comienzos de 1950 con la llegada de los europeos sería un trabajo muy meticuloso que requeriría mucho tiempo y aun así no es seguro que tendría éxito.
Sin embargo, en el contexto actual del auge de investigaciones sobre la circulación global del conocimiento, la de- y re-contextualización (epistemológica) de los saberes y sobre todo la (geo)política de la ciencia, me parece que el caso analizado es único incluso a nivel global y podría aportar mucho desde una perspectiva histórica a estos debates actuales. Desde la geografía pretendimos contribuir a este debate en Rainer y Dudek (2022a) y sería muy interesante, desde otras disciplinas, poder avanzar en estas –u otras– líneas de indagación en los años que vienen. Quizás, en cuanto más se aleja la época, más fácil será (re) pensar y (re)escribir esta historia.
Referencias
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Notas
[1] En su tesis de doctorado Liliana Vanella analiza el exilio europeo en la UNT en los años 1930 y 1940. La tesis, sin embargo, se enfoca claramente en los años 1936 a 1940/1946 –ella denomina la etapa de 1936 a 1940 la “primera ola migratoria” (Vanella, 2008, p. 65)–. Dentro del grupo de exiliados europeos, según esta autora, en la primera ola predominaron los que habían sido perseguidos por los gobiernos de derecha. Deja constancia que la segunda ola migratoria de 1946 a 1950 se distingue de la primera y que en esta etapa predominaron los europeos “de las naciones que resultaron perdedoras de la Segunda guerra o que se mantuvieron neutrales, Alemania, Croacia, Austria y Suiza, entre otras” (Vanella, 2008, p. 262). Sin embargo, la autora no analiza a fondo la gran cantidad de nuevos profesores que llegó entre 1946 y comienzos de 1950, dado que su enfoque principal fue la evolución de la UNT antes del primer peronismo.
[2] El que se enfoca en sus años en Argentina es Rainer y Dudek (2022ª). Para la elaboración de los tres artículos estuvimos trabajando en los siguientes archivos: Archivo de la Ludwig-Maximilians-Universität de Munich; Archivo Principal del Estado de Bavaria (Bayrisches Hauptstaatsarchiv); Archivo del Estado de Bavaria (Bayrisches Staatsarchiv); Archivo Federal de Alemania (Bundesarchiv; BArch) y Archivo de la UNT.
[3] El caso y rol de Haushofer en la época nazi ha sido discutido muchísimo en la literatura y hay muchos trabajos que sobreestiman su importancia muchísimo. Los artículos de Murphy (2014) y Barnes y Abrahamsson (2015) proveen una visión realista y equilibrada (véase también Rainer y Dudek, 2022b).