http://dx.doi.org/10.19137/pys-2019-260204
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ARTÍCULOS
Más allá del despojo. Un análisis de las dinámicas del agronegocio forestal y las percepciones de los despojados en el Alto Paraná misionero (Argentina)
Beyond dispossession. An analysis of the dynamics of forest agribusiness and the perceptions of the dispossessed in Misiones’ Alto Paraná (Argentine)
Delia Concepción Ramírez*
Resumen: En Misiones, el agronegocio forestal se articula alrededor de nuevas formas de organización de la producción y de acceso a los recursos. A partir de problematizar el cambio rural en relación con la transición de los modelos forestales, describimos los impactos territoriales en perspectiva histórica e intentamos problematizar el despojo trascendiendo la dimensión territorial. En particular, recuperamos la preocupación por el trabajo asalariado que expresaron los actores locales.
Palabras clave: Agronegocio forestal; Despojo; Acaparamiento; Control del territorio; Experiencias; Trabajo
Abstract: In north-eastern Argentina (Misiones province), forestry agribusiness is organized around new forms of production organization and resource access. Our starting point is the analysis of processes of agrarian change in relation to transitions among logging production models in Misiones. Drawing upon this historical perspective, we then describe territorial impacts of those logging-production models aiming to inquire forms of dispossession beyond its territorial dimension. Specifically, we focus on local actors’ perspectives concerning forms of inclusion/exclusion in wage-labor relations.
Keywords: Forestry agribusiness; Dispossession; Land grabbing; Land-control; Experiences; Labour
Introducción
En Argentina, en la década de 1990, sucedieron cambios institucionales, tecnológicos, financieros, en la organización del trabajo y en las modalidades de producción, que afianzaron la orientación agrícola en pocos cultivos exportables. Los efectos de estas transformaciones han sido determinantes: mayor integración de la cadena de valor, priorización de las necesidades del consumidor global respecto del local, intensificación del papel del capital en los procesos agrarios, estandarización de las tecnologías en uso, acaparamiento de tierras y producción a gran escala con la participación central de grandes corporaciones y el desplazamiento de otros actores tradicionales o de menor escala (Gras & Hernández, 2013; 2016).
En la provincia de Misiones, el agronegocio forestal (Ramírez, 2017)1 se articula alrededor de nuevas formas de organización de la producción y del acceso a los recursos, a partir de más de 400 mil hectáreas de plantaciones forestales.2 En las últimas dos décadas se han producido desplazamientos de poblaciones rurales a favor de los intereses empresarios; las plantaciones forestales avanzaron hasta cercar los núcleos urbanos.3
En este sentido, relacionamos el concepto de despojo -ampliamente debatido en las ciencias sociales a partir de la teoría de la acumulación por desposesión de David Harvey (2005)4- con procesos de acaparamiento y arrinconamiento vinculados al avance del agronegocio forestal. Aclaramos que si bien, como desarrollaremos en el apartado histórico, la extensión dedicada a las plantaciones forestales en la provincia se ha ido acrecentando de manera importante en las últimas cuatro décadas, con la palabra avance no nos referimos estrictamente a la cantidad de plantaciones o de hectáreas dedicadas a la actividad, sino al control de los recursos que se ejerce a través de prácticas destinadas a consolidar nuevas formas de acceso a los mismos; mecanismos que eventualmente implican también la reorganización y actualización de procesos existentes (Peluso & Lund, 2013).
Ahora bien, sostenemos que los procesos de despojo no son unívocos, ni sencillos y se encuentran relacionados con una historia y una geografía específica (Biocca, 2015; 2016). Por ello creemos necesario restituir las experiencias de las poblaciones locales, considerando las desigualdades que se presentan en el acceso a los recursos (naturales, sociales y del Estado), teniendo en cuenta una preocupación manifestada por los actores locales: el acceso al trabajo asalariado. En trabajos anteriores, hemos enfocado en la descripción sobre los problemas sociales y las condiciones de vida de la población de Piray km 18 (Ramírez, 2016) y también hemos analizado las prácticas de subsistencia que permiten la persistencia de la población local en el territorio (Ramírez, 2019). En este trabajo, en cambio, nos enfocamos en el despojo, considerando las dinámicas involucradas en el avance del agronegocio forestal y las percepciones de los actores locales en relación con la no generación de empleo del nuevo modelo productivo.
El presente artículo surge de una etnografía5 realizada en una colonia rural del municipio de Puerto Piray, Piray km 18, que es prácticamente la única que persiste en la zona a pesar de las condiciones hostiles vinculadas a la expansión de las plantaciones y el control ejercido por la megaempresa (Gras & Sosa Varroti, 2013),6 ARAUCO S.A, propietaria de más de 200.000 hectáreas de tierra en Misiones y más 1 millón de hectáreas de plantaciones en el mundo (Romero Wimer & Fernández Hellmund, 2019). Allí la población local conformada por unas 250 familias instaladas a lo largo de 4 km, arrinconadas por las plantaciones forestales (pinos), ha generado distintas estrategias de subsistencia que van desde la producción para el auto-consumo, trabajos precarios, pequeños emprendimientos comerciales y migración temporal, hasta la asociatividad para la gestión colectiva de programa sociales y la organización para la lucha por la tierra (Ramírez, 2019).
Cabe aclarar, en relación con los aspectos metodológicos, que encontramos dificultades al momento de recabar datos. La primera limitación se ha presentado a la hora de restituir las transacciones de tierra en el periodo comprendido entre la crisis de Celulosa Argentina (década de 1980) y la llegada de ARAUCO (década de 1990) y su posterior expansión. Debido a los escasos documentos disponibles, el proceso tuvo que ser recuperado principalmente a través de fuentes orales, a partir de los testimonios de quienes vivenciaron, conocieron y recordaron cómo fueron los tiempos de la Celulosa. La segunda limitación ha sido rastrear cuánto empleo genera la foresto-industria y el agronegocio forestal en términos cuantitativos: la escasa disponibilidad de fuentes censales en Argentina no nos ha permitido establecer comparaciones de mediano y largo plazo, pero además la industria y el negocio forestal involucran trabajo agrario, industrial y empresarial al mismo tiempo, dispersando y desagregando la información sobre la población empleada.
En términos expositivos, este artículo se organiza a partir de cinco apartados. En primer lugar, presentamos mapas y descripciones que abordan el territorio del agronegocio forestal en la provincia de Misiones y la ubicación de la colonia estudiada, Piray km 18.
En el segundo apartado, efectuamos una breve reconstrucción histórica de los cambios sucedidos en la actividad forestal desde lo que se conoce como frente extractivo (Abínzano, 1985), pasando por el modelo de la foresto-industria hasta el agronegocio forestal. Cada una de estas formas económicas se ha expresado en configuraciones sociales y territoriales específicas.
El tercer apartado se dirige a desarrollar dos conceptos que contribuyen a la problematización del despojo: acaparamiento y arrinconamiento. Basándonos en datos empíricos, observamos que el acaparamiento promovido por el agronegocio forestal ha implicado el despoblamiento de colonias rurales forjadas durante el modelo de la foresto- industria a mediados del siglo XX.
Para completar, en el cuarto apartado abordaremos la relación agronegocio forestal y trabajo asalariado, recuperando la perspectiva de quienes transitaron el pasaje del modelo de la foresto-industria al del agronegocio forestal, cuyo emblema es la megaempresa ARAUCO S.A. Como conclusión, se ofrece una breve síntesis de cierre y reflexiones finales.
En resumidas cuentas, este texto se propone caracterizar el despojo a partir de problematizar dimensiones involucradas en las dinámicas de cambio rural, vinculadas a la transición de los modelos productivos forestales, describiendo los impactos territoriales, pero sobre todo recuperando las preocupaciones de los actores locales.
El Alto Paraná misionero, se ubica al noroeste, comprende los departamentos de Montecarlo, Eldorado e Iguazú. Se encuentra sobre el río Paraná y limita con Paraguay. Es la principal región forestal de la provincia, se caracteriza por el desarrollo del agronegocio forestal y la presencia de la megaempresa ARAUCO.
En la siguiente figura se puede apreciar con mayor claridad la composición de cada departamento y la ubicación de las instalaciones, es decir, los establecimientos de la megaempresa ARAUCO.
Figura 1: Mapa de los municipios del Alto Paraná misionero
Fuente: Eje: ubicación de municipios y colonias, elaboración propia sobre la base de mapoteca.edu.ar
(2019).
La comparación del Censo Nacional de Población Vivienda y Hábitat (CNPVH)7 de los años 1991, 2001, 2010 en los departamentos del Alto Paraná misionero (con excepción del departamento de Iguazú) da cuenta de una caída de la población rural y un aumento de la urbana, tal como se observa en el siguiente cuadro.
Cuadro 1: Cuadro población rural y urbana en los departamentos del Alto Paraná misionero
Fuente: elaboración propia sobre la de base CNPVH 1991, 2001, 2010
Nuestro foco de atención está puesto en el municipio de Puerto Piray (departamento de Montecarlo, frontera con Paraguay), cuya historia ha estado estrechamente vinculada con la creación de la fábrica Celulosa Argentina (1942). Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en 1991 la población rural del municipio representaba el 39%, mientras que en 2001 había disminuido a un 16%. El Censo de 2010, en tanto, marca un sostenimiento de la población rural del municipio con leve aumento en un 17,7%. Piray km 18 es una colonia rural ubicada en el municipio de Puerto Piray, a 18 km del pueblo del mismo nombre, tal como puede observarse en la figura 2.
Figura 2. Ubicación del municipio de Puerto Iguazú y de la colonia rural Piray km 18
Fuente: Elaboración propia en base a Google Earth, ingresado en octubre de 2019.
La colonia y el pueblo están atravesados por una ruta provincial no asfaltada (ruta provincial Nº 16). Piray km 18 se compone de tres barrios: Santa Teresa, Unión y Cruce, y un camino vecinal (ex ruta 12). Santa Teresa limita con el arroyo Piray Guazú; el mismo separa el departamento de Montecarlo de Eldorado.
En el próximo apartado, reconstruimos brevemente la historia de la actividad forestal y su relación con el territorio, considerando que estas cuestiones resultan matrices fundamentales del proceso productivo contemporáneo.
La reconstrucción histórica del proceso forestal en Misiones que realizaremos a continuación tiene la intención de identificar las lógicas en las que se inserta el agronegocio forestal, considerando los cambios en las configuraciones sociales.
En la época jesuítica (siglo XVII), de las selvas se obtenían valiosos recursos (yerba mate silvestre y madera) para el consumo directo y eventualmente para su venta fuera de la región. En el siglo XIX, se consolidó en el territorio conocido como Misiones un frente extractivo (Abínzano, 1985), entendido como un modelo de ocupación del territorio y, simultáneamente, un sistema productivo de baja inversión. El frente extractivo tenía como condición la disponibilidad de madera barata, favorecida por las características geográficas y ambientales del territorio. El ciclo económico iniciado en la región altoparanaense se caracterizaba por la “explotación y extracción extensiva de los recursos naturales, sumado a una escasa capacidad de los Estados nacionales para hacer cumplir regulaciones y el control efectivo de las nuevas fronteras” (Alcaráz, 2013: 4).
Para la actividad forestal, realizada básicamente mediante la deforestación, se ocupaban peones conocidos como hacheros por el uso del hacha como herramienta, quienes trabajaban en la selva expuestos a toda clase de riesgos. En su mayoría eran mestizos, criollos e indígenas provenientes sobre todo del Paraguay, aunque también de las provincias de Corrientes y Entre Ríos. El calor sofocante de la región endurecía todavía más las sufridas condiciones de trabajo (Abínzano, 1985).
Este esquema propició el surgimiento de industrias rudimentarias para la explotación de los recursos forestales (molinos, obrajes, aserraderos, etc.) a principios del siglo XX. Los obrajes se ubicaban cerca de los ríos, ya que se utilizaban los cursos de agua para transportar los rollos de madera. Luego, los obrajes y campamentos fueron declinando con la degradación del monte (Kraustofl, 1991; Scalerandi, 2012).
Hacia finales de la década de 1920, comenzaron a constituirse ciertas condiciones que favorecieron procesos de reforestación asociados a una nueva forma de ocupación del espacio: los colonos pioneros que encontraron condiciones para asentarse en base a iniciativas de colonización agrícola, configuradas fundamentalmente sobre las actividades yerbateras y tabacaleras (Bartolomé, 1975). Las primeras plantaciones se realizaban en base a semillas de árboles nativos (Cedro, Paraíso, Guatambú, Araucaria, etc.) y se volvían a plantar de un modo planificado y ordenado.8 Se observa el cumplimiento de ciertas condiciones para constituirse en región forestal: a) las condiciones ambientales del suelo y clima, b) la disponibilidad de tierras aptas para la forestación, c) la existencia de un clima favorable a la inversión extranjera, d) la disponibilidad de capacidad técnica (Carámbula, 2014).
Más tarde, a finales de la década de 1930, se apuntó a producir madera aserrada y otros productos derivados. El hachero desapareció con la introducción de la motosierra como tecnología fundamental para el sector. En su reemplazo, surgió el motosierrista, como figura del proletariado forestal. El aprovechamiento de los recursos forestales supuso la instalación de la industria forestal en el monte que necesitó de la construcción de villas obreras para los trabajadores de los aserraderos y fábricas de terciado, pero mantuvo el campamento de obraje como modo de organización y vida para los obreros que se dedicaban al volteo de los árboles (Scalerandi, 2012).
El paso de un modelo extractivo a uno con procesos básicos de industrialización realizados localmente -el desplazamiento del obraje como centro de la organización socio-productivo a la fábrica- sucedió en el marco más amplio a nivel nacional del modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) (Mastrangelo, Scalerandi & Figueroa, 2011; Scalerandi, 2012). En el caso de la madera, tuvo por objetivo la provisión de productos terminados e insumos intermedios al mercado interno en base al aprovechamiento de los recursos forestales.
En este contexto, se produjeron transformaciones en la estructura del Estado que promovieron la creación de distintas dependencias para el desarrollo forestal, entre ellas la Dirección Forestal del Ministerio de Agricultura (1943). Esta dependencia fue la primera manifestación de la importancia del recurso forestal dentro de la economía nacional. Trabajaban allí técnicos argentinos especializados en el exterior y egresados de la Facultad de Agronomía. También se promulgó la Ley Nacional de Defensa de la Riqueza forestal (N°13.273) en 1948 que regulaba tanto el uso de montes naturales como implantados en áreas fiscales y privadas (Mastrangelo, Scalerandi & Figueroa, 2011). Por medio de esta Ley se creó la Administración Nacional de Bosques (ANB), como organismo de aplicación. Las llamadas especies exóticas aparecen en la década de 1950, pino Elliotis y Taeda, son incorporadas por su rápido crecimiento.9
En este contexto, al calor de las políticas de estímulo, se creó la Celulosa Argentina en Puerto Piray y comenzó a funcionar en 1956. Hasta la llegada de esta fábrica, Puerto Piray representaba un puerto de carga y descarga de pocos habitantes, pero con la aparición de la misma se convirtió en un pueblo fabril. En su momento de esplendor, en la década de 1960, Celulosa Argentina fue la principal atracción para los inmigrantes, sobre todo paraguayos, que llegaron al Alto Paraná misionero en busca de trabajo. Muchos de ellos, arribaron a Misiones con la información precisa de aquella fábrica que proporcionaba oportunidades de empleo y se convirtieron en obreros rurales dedicados a cortar árboles y abrir caminos (Ramírez, 2017; 2019).
Los obreros rurales fueron los encargados de reforestar con las especies que servirían de insumo para celulosa (Araucaria angustifolia, también conocida como Pino Paraná). Ellos se instalaron en las zonas de las plantaciones, que a su vez se convirtieron en pequeñas colonias conocidas como los kilómetros (Km. 10, 15, 18 y 22). Las personas que residían en los kilómetros trabajaban con sus familias en empresas de resina que no eran parte de Celulosa Argentina, pero utilizaban las plantaciones forestales de dicha fábrica para obtener su materia prima (Ramírez, 2017; 2019).
En este contexto, la superficie implantada aumentó significativamente, pasando de apenas 1.800 hectáreas de pino en 1950 a 20.000 de Araucaria, 13.000 hectáreas de pino y 5.500 de eucalipto en 1965 (Gómez Lende, 2016). También se crearon nuevos emprendimientos que repercutieron en la forma en que se producía hasta el momento, ya que se consideraba que se podría proveer de diferentes tipos de materia prima, por ejemplo, madera para obra, cuya producción en Misiones no estaba desarrollada.
En 1973 se creó el Instituto Forestal Nacional (IFONA) en el marco del Ministerio de Economía, como un organismo autárquico del Estado, con funcionamiento ajustado a las directivas del Poder Ejecutivo para el fomento de la forestación. Su objetivo fundamental fue lograr un mayor abastecimiento interno de maderas, pastas celulósicas, papeles y demás productos forestales, mediante el aprovechamiento equilibrado de los bosques nativos, incremento en obras de forestación con especies de rápido crecimiento y radicación de actividades transformadoras.10
Con el fortalecimiento de los organismos estatales de apoyo a la producción forestal y la creación de leyes de promoción de esta actividad, se generaron empresas grandes y medianas, de capitales nacionales. La aparición y multiplicación de las fábricas de celulosa en Misiones aportó a la tecnificación tanto a nivel agrario, es decir del proceso de reforestación vinculado a las plantaciones (especies y cosecha), como en la etapa de industrialización de la madera proveniente de bosques implantados, que pasaba a realizarse en los establecimientos fabriles. La tecnología empleada en las nuevas fábricas superaba a las rudimentarias del frente extractivo y con el ocaso de aquel modelo se desmontaron las villas obreras para dar paso a nuevas configuraciones sociales (Scalerandi, 2012).
El boom del sector maderero se expresó también con la llegada de otras empresas como Alto Paraná S.A, de capitales nacionales (en Puerto Esperanza) y la creación de la estatal Papel Misionero en Puerto Mineral, departamento de Libertador General San Martín. Las empresas desarrollaron plantaciones forestales en tierras propias, para el autoabastecimiento de materias primas. También se desarrollaron empresas que se dedicaron a procesar madera en forma de tableros, laminados, impregnados, etc., productos de gran demanda en la industria de muebles. En este contexto, se produjo la creación de pequeñas y medianas empresas forestales y emprendimientos individuales, que insumían mano de obra local. Pero la etapa de bonanza para el sector de la foresto-industria, que por décadas había promovido condiciones para la expansión de las firmas industriales, terminó a mediados de la década de 1980, cuando una fuerte crisis económica a nivel nacional puso fin a los créditos fiscales para forestación (Gómez Lende, 2016).
En este escenario, en 1996 ARAUCO11se estableció en Misiones a partir de la adquisición de Alto Paraná S. A.12 Esta operación no se redujo a un mero cambio de titularidad, sino que implicó una transformación significativa: el abandono de las lógicas que organizaban el modelo de la foresto-industria, su reemplazo por el agronegocio forestal y un incremento sustantivo de las plantaciones forestales a partir del desarrollo científico y tecnológico.
El arribo de ARAUCO aceleró un proceso de concentración empresarial preexistente con la fusión de la empresa Alto Paraná S. A., Pérez Companc y la compra de una estructura de la antigua empresa Celulosa Puerto Piray (CPP), un proyecto fabril que nunca terminó de concretarse. ARAUCO adquirió tierras que antiguamente pertenecían a Celulosa Argentina destinadas a la forestación en el municipio de Puerto Piray.
Entre los años 2000 y 2002, ARAUCO puso en funcionamiento en Puerto Piray un aserradero y luego una fábrica de fibra de mediana densidad, (tableros MDF por sus siglas en ingles Medium density fibreboard). En el 2003, la megaempresa adquirió la división forestal de Petrobras forestal S.A. (ex Grupo Pérez Companc) y así incorporó a su patrimonio 58.000 hectáreas en el Alto Paraná misionero. En el 2005 compró la división forestal del grupo Dreyfus en Zárate (Buenos Aires) y una planta de metanol y resinas en Puerto General San Martín (Santa Fe). En 2010, la empresa inició el aprovechamiento de residuos de cosecha para la generación de energía a partir de biomasa de origen forestal. Esto último le ha permitido a la empresa autoabastecerse. Además, ARAUCO dispone de un vivero forestal ubicado en Puerto Bossetti (departamento de Iguazú) que le garantiza una producción en contenedores (ARAUCO, 2013).13
En aproximadamente 10 años (1996 -2006) ARAUCO obtuvo propiedad de 232.000 hectáreas en Misiones, distribuidas en los departamentos de Iguazú, Montecarlo, General Manuel Belgrano, Eldorado, San Pedro, Libertador General San Martín, San Ignacio y Candelaria. Alrededor de 120.000 hectáreas están destinadas a plantaciones con fines productivos y el resto está compuesto por áreas de reservas14 de monte nativo (selva paranaense).
La extensión de tierra que esta empresa controla en propiedad, por si sola, explica que Misiones figure como la provincia con mayor proporción de tierras en manos extranjeras (13%) muy por encima del promedio nacional (7%), según lo indica el informe de extranjerización de (abril de 2018), disponible en el sitio de la Dirección Nacional del Registro Nacional de Tierras Rurales.15 No obstante, los recursos que controla ARAUCO en Misiones son solo una pequeña porción del capital con el que la megaempresa opera en 19 países (Romero Wimer & Fernández Hellmund, 2019).
En su investigación D. Chifarelli (2010), en base a los casos de Eldorado e Iguazú, sostiene que la agricultura familiar, en sus diferentes fracciones, encuentra un escenario de detrimento de la importancia entre los años 1991 y 2002 en sintonía con la pérdida de control de la tierra vinculada a la crisis de los cultivos perennes (fundamentalmente la yerba mate), a favor de las fracciones de mayor capitalización.
En síntesis, con esta breve reconstrucción histórica pretendemos dar cuenta que las dinámicas del agronegocio forestal no se establecieron sobre territorios vacíos, sin historia. Sino que se articularon e incluso aceleraron lógicas preexistentes, como ocurrió con la concentración empresarial en la región estudiada. En el siguiente apartado, problematizaremos estas dinámicas con la intención de comprender cómo se ha producido el despojo en el territorio en cuestión.
Desde hace algunos años, los estudios sobre acaparamiento han cobrado importancia fundamentalmente a partir de inversiones extranjeras en África, Asia y América Latina. En un informe de 2016, GRAIN afirma que las transacciones de tierra a gran escala cubren más de 30 millones de hectáreas en 78 países, con el objetivo final de la expansión del agronegocio. En la misma dirección, se menciona el papel de las inversiones extranjeras en los negocios de tierra agrícola y se destaca al capital financiero (fondos de inversión, de pensión, soberanos) como actor principal de dichas inversiones.16
En este artículo afirmamos que el acaparamiento, entendido como la penetración del capital en grandes extensiones de tierra, crea tipos específicos de propiedad dinámica: el despojo (de la tierra, el agua, los bosques y otros bienes comunes); su concentración; la privatización y la transacción corporativa (en propiedad o arriendo) y la transformación de los regímenes laborales agrarios (White et al., 2012). El proceso involucra un fenómeno de transferencia del control de la tierra y del capital, nuevos usos del suelo, una intensificación en la explotación de los recursos naturales y procesos de valorización de la tierra en los cuales están presentes elementos productivos y especulativos (Borras & Franco, 2012; Edelman, Oya & Borras, 2013; Frederico & Gras, 2017).
En Misiones, el agronegocio forestal se caracteriza por la compra de la tierra, ya que las inversiones se consideran a mediano y largo plazo, en vinculación con el ciclo productivo de los árboles (pinos), que demoran entre 7 a 15 años para la etapa de cosecha. Aun así, más que la propiedad o tenencia legal enfatizamos en las formas de control y acceso. En esta dirección, recuperamos la teoría del acceso de Ribot & Peluso (2003) para analizar tanto el poder de los actores empresarios como las pujas, tensiones y negociaciones ejercidas por los actores locales que se encuentran en desigualdad de condiciones respecto de los recursos (naturales y simbólicos). Las autoras entienden el acceso como la capacidad de obtener beneficios de las cosas: objetos materiales, personas, instituciones y símbolos. Esta noción pone el acento en el “conjunto (bundles, en inglés) de poderes", ampliando así el concepto de propiedad como "conjunto de derechos” (Ribot & Peluso, 2003: 153).
Por otra parte, resulta relevante pensar el proceso de acaparamiento del territorio y no solo de la tierra, en función de considerar la apropiación de los recursos y los medios de producción, la reorganización de las relaciones sociales, económicas y políticas, la emergencia de nuevos actores de poder y la apropiación simbólica del espacio social. No es solo la tierra como medio de producción aquello que es acaparado sino el territorio, como concepto que materializa las experiencias humanas como relaciones entre la cultura, la economía, el ambiente, la producción y la política (Mançano Fernandes, 2008; Carámbula, 2014).
Si observamos el pasaje del modelo de la foresto-industria al del agronegocio forestal, entendemos que la fábrica Celulosa Argentina operaba bajo una lógica de protección garantizando a sus empleados la vivienda y los servicios básicos, lo cual habilitó a que los obreros rurales se establecieran con sus familias en el lugar de las plantaciones y se formaran colonias (Ramírez, 2017; 2019). Ahora bien, el vínculo que ARAUCO genera con la población local es diferente. La megaempresa precisa de las tierras para garantizar volumen en la producción y su rentabilidad, ocupa unos pocos operarios para las tareas rurales a través de la contratación de empresas prestadoras de servicio que gestionan el personal y, por lo tanto, ARAUCO se desprende de la responsabilidad de garantizar vivienda y seguridad social a los trabajadores. Finalmente, la relación con la comunidad se resuelve a través de prácticas de Responsabilidad Social Empresaria (RSE).
Estos cambios impactaron directamente en los territorios desarticulando colonias que históricamente se organizaron alrededor de la Celulosa Argentina. Desde la perspectiva de los actores locales, la época de Celulosa Argentina aparece asociada a nociones de progreso económico, ya que las familias de los trabajadores pudieron acceder a determinados bienes, construir casas de material y también rememoraron con añoranzas las formas de socialización, diversión y recreación. Aquellos años son recordados como la época de oro o los años dorados. La crisis de finales de la década de 1980 afectó al municipio de Puerto Piray, especialmente a los trabajadores de menores salarios que fueron despedidos, en muchos casos, sin ser correctamente indemnizados. Quienes todavía viven en la colonia Piray km 18 manifestaron percibir un cambio negativo con la llegada de la megaempresa ARAUCO a partir del no requerimiento de la población local como mano de obra para los trabajos rurales. Este tema será trabajado en el próximo apartado.
Piray km 22 fue la última colonia rural del municipio de Puerto Piray que desapareció completamente.17 Las migraciones comenzaron cuando la fábrica entró en crisis en la década de 1980 y los empleados de Celulosa Argentina de mayor jerarquía abandonaron la colonia. Pudimos reconstruir esta experiencia a partir de entrevistar a personas de las dos últimas familias que migraron desde Piray km 22 a Piray km 18 en el año 2015:
Los grandes capos que vivían más antes eran todos ingenieros, maestras con sus esposos. […] Teníamos nuestra casa más para arriba, pero después cuando los grandes capos se fueron de ahí nosotros nos cambiamos, pedimos la casa y nos cambiamos.18
Uno de los indicadores que demuestra el descenso de pobladores de las colonias rurales está referido a las escuelas, que en primer lugar pasan a ser aulas satélites dependiendo administrativamente de otra cercana, a raíz de la disminución de matriculados (Ramírez, 2016; 2019). En este sentido, un informante clave en el proceso de expansión del agronegocio forestal reflexionó:
Es que no hay gente. En la colonia las escuelas se cierran porque no hay alumnos. Los caminos tampoco se conservan, ya nadie reclama, pero el pino realmente… yo siempre viví del pino pero a nivel social es perjudicial porque no invita a nadie. Es solo para el dueño.19
Las escuelas cerradas bajo el argumento de escasa matrícula forman parte de las condiciones de expulsión: quienes tienen hijos y desean permanecer en las colonias rurales no pueden hacerlo por la ausencia de instituciones educativas. A mediados de 2000, todavía existía un aula satélite en Piray km 22, pero ya no había escuela secundaria lo cual generaba serias dificultades para garantizar el acceso a la educación de los niños y niñas.
Otro factor que contribuyó al aislamiento ha sido la interrupción del servicio de transporte público que conectaba la colonia con la ciudad más cercana. El colectivo dejó de ingresar porque, según los argumentos de la empresa de transportes, no había suficientes pasajeros que justificaran el trayecto. Rodeada de plantaciones forestales y sin servicios básicos, se profundizaron las condiciones de aislamiento de la colonia rural Piray km 22 (Ramírez, 2019).
El arrinconamiento se expresa en una multiplicidad de condiciones hostiles a la hora de habitar la colonia:
Cuando caminás un poco donde vive la gente y que no es solo la falta de espacio, sino que es como está la luz del sol o como es el veneno o como es el polen. Y todo tiene que ver con lo mismo, el arrinconamiento en distintas dimensiones.20
En tal sentido, cuando hablamos de arrinconamiento, nos referimos concretamente a poblaciones que quedaron dispersas, rodeadas de plantaciones forestales, con poca o escasa integración con otros barrios, colonias o ciudades. En esta dirección, entendemos el arrinconamiento no solo como la expansión de las plantaciones forestales sino como un conjunto de relaciones políticas y sociales que someten a esta colonia rural a una situación que es percibida por quienes viven allí como de marginación y discriminación (Ramírez, 2016; 2019).
Cuando las personas abandonaron Piray km 22, en los terrenos rápidamente se extendieron las plantaciones forestales de ARAUCO. Ema, una de las últimas personas que se marchó, recordó con afecto su vida allí, lo “completa” que era la colonia y lo difícil que fueron los años en “aislamiento”. Ella lamentó que la megaempresa cortara los árboles frutales que tenían: “había mucha fruta, eso de maldad ellos hacen, porque esas frutas tenían que dejar para los que trabajan. Pero ellos cortaron todito... Había naranja, pomelo, de todo había, pero ahora…seguro que van a plantar [pinos]”.21Tal como lo muestra este el fragmento, el desplazamiento de las personas que vivían en el km 22 implicó el cambio en el uso del suelo. En la época de Celulosa Argentina, las unidades domésticas de los obreros se caracterizaban por economías de subsistencia. Esa configuración social y económica entra en tensión, pues el agronegocio forestal parece precisar de la tierra en la mayor extensión posible, no así de la población local en tanto mano de obra.
Para comprender este proceso algunos autores proponen la categoría nuevos cercamientos (Borras & Franco, 2012; White et al., 2012; Galafassi, 2012), retomando los enclosures (cercamientos) de Marx22para llamar la atención sobre los despojos que padecen amplias franjas poblacionales. Los cercamientos contemporáneos despojan a las personas de su tierra, a través de diversos mecanismos, en pos de las necesidades del capital, transformando los recursos de uso común en mercancía. Este proceso daría cuenta de una necesidad de territorios para las nuevas lógicas de acumulación de capital, basadas en la explotación intensiva de los recursos naturales y la apropiación de rentas extraordinarias.
El acaparamiento, en esta experiencia se concretó en etapas: primero la migración de los trabajadores, luego el arrinconamiento de las familias que persistieron en la colonia rural y, finalmente, la desaparición de las colonias en tanto lugares habitables. Lo que aquí llamamos desaparición de las colonias es un fenómeno multicausal que se explica por las circunstancias generadas por actores privados, como las empresas forestales, pero también públicos y estatales, como la ausencia de escuelas y transportes públicos.
En síntesis, establecemos una relación entre los procesos de acaparamiento, arrinconamiento y despojo, pues, entendemos que el desplazamiento involucra el despojo de las poblaciones locales de recursos vitales para su supervivencia. No se trata solamente de una situación de exclusión en la cual se prescinde de los trabajadores, sino que para su óptimo funcionamiento, el agronegocio precisa de las tierras donde habitaban o habitan estos trabajadores. No obstante, tal como hemos señalado anteriormente, el despojo no puede comprenderse como un proceso unidireccional y lineal. La experiencia de Piray km 18 es diferente a las otras colonias del mismo municipio, ya que no solo ha persistido en el territorio, incrementando la cantidad de familias que viven en esa colonia rural (según informaron los mismos vecinos), sino que incluso ha mejorado su infraestructura comunitaria con la construcción de la escuela secundaria, dos salas de atención primaria (aunque de atención sumamente deficiente), un salón de jubilados, entre otras instalaciones. Además, desde el 2017 el área ocupada por la colonia se ha ampliado, ya que la organización de Productores Independientes de Piray ha conseguido mediante una ley provincial, luego de muchos años de lucha, tierras (que eran de ARAUCO) para la producción de alimentos a través de la organización cooperativa.23 Por esta razón, desde el año 2016 se ampliaron los lotes ubicados detrás de las viviendas, los pinos ya no se encuentran sobre las casas y el paisaje de la colonia ha cambiado.
Las casas son diversas: algunas precarias, de madera, con baños externos, letrinas y otras son de material, de estructura sólida y dan cuenta de una mejor situación económica de sus propietarios. En casi todas las unidades domésticas se produce para la subsistencia: mandioca, maíz, huertas y cría de animales (gallinas y chanchos principalmente). Quienes viven en el barrio de Santa Teresa (Piray km 18) cuentan con mayores extensiones de tierra, con lotes de hasta 10 hectáreas y por ello su producción es más diversificada que quienes viven en los otros dos barrios de la misma colonia. Pero a medida que se avanza por la ex ruta 12 hacia el barrio Cruce, ubicado en la misma colonia intersección entre la ex ruta12 y ruta 16, las chacras pasan a tener menor tamaño, se reducen a no más de 2 hectáreas, e incluso hay vecinos que crían animales a la vera del camino(Ramírez, 2019).
Pese a que hay familias viviendo en Piray km 18 hace más de 40 años, la mayoría de los pobladores no posee título de propiedad de su terreno sino un boleto de compra-venta de lotes de propiedad fiscal. Además, en muchos casos los límites entre las casas no se encuentran bien definidos y esto produce problemas entre los vecinos que frecuentemente se disputan y/o negocian la tierra plantando caña de azúcar o mandioca sobre los límites de las chacras.
Entonces, considerando la excepcionalidad y complejidad de la experiencia de la colonia Piray km 18 nos preguntamos si es posible pensar en términos de despojo cuando los actores locales permanecen en el territorio acaparado por el agronegocio forestal. La descripción sobre los problemas ambientales y sociales vinculados al arrinconamiento (falta de espacios para la producción, precariedad de los servicios, contaminación del agua y el aire por el polen de los pinos), pero más aún la preocupación por el desempleo vinculado a la modernización de la actividad productiva, dan cuenta de la potencialidad de pensar el concepto en términos amplios. En este sentido, entendemos que el proceso de despojo ha sido progresivo y en estrecha vinculación con los cambios productivos implementados por el agronegocio forestal.
Analizando la estructura económica y productiva de la provincia de Misiones, Slutzky (2014: 449) explica que el 62% de las exportaciones provinciales corresponden a la clasificación “pasta de madera y madera” y “maderas y sus manufacturas”, es decir, los eslabones de la cadena agroforestal de menor valor agregado en comparación con la manufactura de papel, cartón, muebles. Es decir que se produce la exportación de productos intermedios y no de productos finales. En base al Censo Nacional Económico, Industria Manufacturera (2003), el autor afirma que la fabricación de pasta de madera, papel y cartón genera 981 puestos de trabajo (Slutzky, 2014). Si contrastamos este dato, con los obtenidos por el Censo de Aserraderos (2018) realizado por el Ministerio de Agricultura de la Nación, en conjunto con el Ministerio del Agro de Misiones, observamos que el sector de aserraderos sería el que más puestos de empleo directo proporciona: 6.195 personas en toda la provincia. No obstante, esta cifra debe ser relativizada teniendo en cuenta la extensión de tierra que controlan estos aserraderos.
Misiones tiene 700 aserraderos en actividad que explotan unas 405.824 hectáreas forestadas. De estos aserraderos el 91% se clasifica como micro y pequeño, considerando su volumen de producción anual, la cantidad de empleados, la facturación y el nivel tecnológico. Se define el 7% como mediano y solo el 2% clasifica como grande (Censo Nacional de Aserraderos, 2018).24 Si además consideramos el cociente entre la cantidad de empleados y de aserraderos, se obtiene como resultado 14 personas promedio empleadas por establecimiento. En este sentido, cabe aclarar que, si bien en este trabajo tomamos a la megaempresa ARAUCO como el emblema del agronegocio forestal, también existen otras empresas nacionales que asumen las modernas lógicas de producción.
Indagando en el discurso empresario de los promotores del agronegocio forestal vemos que con frecuencia ellos enfatizan en su capacidad de generación de desarrollo económico y fuentes de empleo. En un panel sobre experiencias forestales, realizado en 2019, participaron representantes de Uruguay y Brasil en tanto casos exitosos. En ese contexto, un empresario argentino señaló: “La Argentina forestal podría generar 600 mil empleos si logramos potenciar el sector en 2030. Con dos plantas de celulosa podríamos lograr 15 mil millones de divisas”.25 Entre las propuestas de incentivos forestales presentadas en ese marco mencionaron la exención de impuestos sobre ganancias de los empresarios, desarrollo científico tecnológico para el mejoramiento de la genética forestal, investigación en universidades públicas y privadas con financiamiento de inversionistas privados, producción integrada incorporando la bioenergía, aumento de la superficie de forestación y términos eficientes de competitividad, entre otras cuestiones.
Por su parte, ARAUCO en el discurso público sostiene que moviliza el mercado de trabajo a través de sus establecimientos y una serie de empresas de servicios forestales, de transporte, logísticas e industriales que aseguran el desarrollo de su negocio.26En Argentina, su personal suma alrededor de 1300 trabajadores, según se pudo rastrear en sus informes de gestión, considerando incluso los administrativos que se establecen en Buenos Aires, en la oficina de Vicente López. Gran parte del personal de la megaempresa son profesionales que viven en Eldorado, Montecarlo y Puerto Esperanza. Los informantes afirmaron que a pesar de contar con el aserradero más grande la Argentina y una fábrica de tableros de MDF, son pocas las personas de Puerto Piray que trabajan como operarios en los establecimientos de ARAUCO a diferencia de lo que ocurría cuando Celulosa Argentina se encontraba en pleno funcionamiento.
Según la gerencia de operaciones forestales de ARAUCO, en el área forestal prestan servicio alrededor de 70 empresas. Ellos calculan que con la logística (servicios industriales, vigilancia, alimentación, transporte de personal, etc.) la cantidad de empresas vinculadas arriban al número de 100. Para el servicio de cosecha en Misiones, específicamente, son 7 las empresas contratistas. ARAUCO tiene altos estándares de calidad y regímenes estrictos.
No obstante, la megaempresa no realiza contratos con las prestadoras de servicios, sino que opera a partir de órdenes de compra que se renuevan anualmente. Esto implica un gran riesgo para las empresas prestadoras, sobre todo para las que realizan trabajos como la cosecha, pues toman créditos para contar con las innovaciones tecnológicas que exige ARAUCO y al mismo tiempo se vuelven cada vez más dependientes de la megaempresa ya que no existe otra a la que puedan ofrecerle servicios en la magnitud que necesitan para amortizar las inversiones realizadas.
El argumento de la megaempresa, como generadora de puestos de trabajo, estuvo desde su arribo a Puerto Piray a finales de la década de 1990 y tuvo buena recepción en medio de una profunda crisis económica. Al principio hubo quienes se incorporaron a las obras de construcción de los nuevos establecimientos. También hubo quienes consiguieron trabajo con contratistas de ARAUCO y algunas personas fueron empleadas en el aserradero y la fábrica de MDF de Puerto Piray. Pero las ilusiones de progreso económico se disolvieron a medida que ARAUCO crecía: “Al principio no nos dimos cuenta, teníamos trabajo…”.27 Uno de los cambios asociados al modelo del agronegocio forestal fue el reemplazo de la carpida para eliminar malezas por las fumigaciones, lo cual produjo la eliminación de los trabajos que antes se realizaban manualmente. El trabajo manual (carpida, macheteada, etc.) demandaba una gran cantidad de mano de obra e incluso involucraba familias completas de las colonias rurales.
El desempleo estuvo asociado además a la desaparición de fábricas de resina para usos industriales, las cuales funcionaban a partir de las plantaciones de Celulosa Argentina y también requerían de la mano de obra de las familias rurales. En esta dirección, una vecina de Piray km 18, atestiguó las transformaciones mencionadas: “El primer cambio que hubo fue por la resina. Antes mucha gente juntaba la resina. Antes se carpía. Había un poquito más de selva. Había un poquito más de diversidad de árboles que ahora no hay”.28
Pero el cambio más significativo se produjo entre los años 2008 y 2010 cuando la mecanización de la actividad avanzó sobre la etapa de cosecha. Los empresarios fundamentan la introducción de máquinas cosechadoras en la necesidad de aumentar la productividad por hectárea, reducir tiempos operativos y accidentes de trabajo. La introducción de las cosechadoras conocidas como Harvester repercutió considerablemente en el mercado laboral, ya que cada una de esas máquinas reemplaza el trabajo de unas 70 personas por solo dos o tres operarios.
A modo de ejemplo, un joven empresario contratista que presta servicios para ARAUCO comentó en 2016 que en su empresa trabajaban alrededor de 25 personas incluido el personal administrativo, pero una década atrás, cuando la cosecha no se realizaba mecánicamente, llegaron a emplear alrededor de 100 trabajadores. En este proceso de tecnologización de la cosecha forestal desapareció la figura del motosierrista (trabajador con motosierra) que antiguamente se ocupaba de las tareas de poda, raleo y cosecha: “Antes había motosierristas, medidor, raleador, existía todo. Ahora no hay más nada” recordó un ex trabajador forestal que vive en Piray km 18.29 La incorporación de esta maquinaria también afectó a productores forestales de menor escala para los cuales las nuevas tecnologías significaban inversiones imposibles de realizar. En consecuencia, miles de personas de diferentes colonias rurales quedaron desempleadas o en condiciones de empleo extremadamente precarias.
En síntesis, entendemos que, frente al cierre de Celulosa Argentina, los desempleados no fueron absorbidos por ARAUCO porque la megaempresa del agronegocio forestal no precisa de la cantidad de trabajadores que antiguamente se necesitaba para afrontar las tareas de limpieza y cuidado del suelo (carpir, machetear y podar), pues estas actividades se resuelven ahora con el uso de agroquímicos. Para la cosecha, que antes requería de los motosierristas, se ocupa en la actualidad como máximo tres operarios y una máquina de tecnología avanzada que puede funcionar las 24 hs.
Las tareas rurales son realizadas por obreros contratados por las empresas tercerizadas de ARAUCO que prestan servicio básicamente para la fumigación con mochilas en determinados momentos del ciclo de crecimiento de los pinos. Esta lógica de contratación de servicios no es nueva, la empresa Alto Paraná la desarrollaba en la década 1980 y tiene continuidad con la llegada de ARAUCO. La diferencia radica en que se incorporó una serie de exigencias para la contratación de los prestadores, vinculadas a normas y estándares internacionales.
Ahora bien, ¿cuál ha sido el papel cumplido por los actores locales no empresarios en el proceso de despojo involucrado en el acaparamiento forjado por ARAUCO en la colonia rural Piray km 18? La clave para entender la situación de los desposeídos, despojados, desplazados es que su fuerza de trabajo es excedente en relación con su utilidad para el capital (Bernstein, 2010). En definitiva: el despojo se explica por la importancia que tienen los recursos naturales, no así las poblaciones locales que no son integradas al circuito de reproducción capitalista (Li, 2009; 2011; Bernstein, 2010).
Papá siempre dice que él no se dio cuenta que estaba plantando algo que después iba a ser el problema, porque mi papá y mis hermanos plantaron todos los pinos que están cerca de casa, pero después cuando cambió de dueño la empresa y agarró Alto Paraná [ARAUCO] vinieron los venenos, dejaron de usar la mano de obra y comenzaron a usar las maquinas con los venenos. Y ahí fue obvio lo que pasó.30
En base a experiencias como la expresada en este fragmento, afirmamos que, para llegar a la situación actual, los actores locales en principio fueron incluidos como instrumentos del despojo. Es decir, en una primera etapa participaron de la actividad de cultivo, pero luego fueron excluidos de los procesos productivos, cuando el desarrollo tecnológico prescindió de los trabajadores, siendo éstos reemplazados por modernas maquinarias manejadas por unos pocos operarios dependientes de empresas tercerizadas. La particularidad de Piray km 18 es que, aun siendo excluidos de los procesos productivos, los ex obreros de Celulosa continuaron viviendo en la colonia, a pesar del arrinconamiento y el control de los recursos ejercidos por ARAUCO y la falta de servicios que deberían ser garantizados por el Estado, recurriendo a distintas estrategias económicas de subsistencia.
Hasta aquí hemos conectado en el análisis los conceptos de agronegocio forestal, despojo y trabajo. A continuación, ofrecemos algunas reflexiones como conclusión.
La actividad forestal en Misiones tiene una tradición histórica vinculada a políticas de promoción. El frente extractivo tenía como condición la disponibilidad de madera barata, favorecida por las características geográficas y ambientales del territorio: un simple aprovechamiento de los recursos. Esta modalidad cambió sustancialmente con las etapas posteriores. La foresto-industria suponía un sistema articulado sectorial y socialmente: sectorial porque ligaba los procesos productivos a los industriales y social porque implicaba la generación de empleo en condiciones de subordinación, ello a su vez habilitaba la configuración de colonias rurales en las que vivían los obreros. En efecto, para la región el pino en sí mismo no resulta una novedad, ya que son varias décadas dedicadas a la actividad forestal, la originalidad radica en las modalidades de producción que establece el agronegocio forestal y en la forma en que la megaempresa interviene en los territorios locales sin emplear a la población local. Mientras en la transición del frente extractivo a la foresto-industria se conformaron villas obreras en las que habitaban trabajadores asalariados, durante la década de 1990 se produjeron migraciones que determinaron el despoblamiento de esas colonias rurales. Para dar cuenta de este proceso en el texto hemos dedicado algunos pasajes a describir la experiencia reciente de la colonia rural Piray km 22, reconstruida a través de los relatos recogidos durante el trabajo de campo etnográfico en Piray km 18.
Como se ha marcado en el análisis, entendemos que existe una relación estrecha entre acaparamiento, arrinconamiento y despojo. La consolidación del agronegocio forestal en el Alto Paraná misionero implicó el desplazamiento de poblaciones rurales. Entonces, no se trata únicamente de una relación de exclusión en la cual se prescinde de los trabajadores para la producción: el agronegocio, para su óptimo funcionamiento, precisa de las tierras y por eso hablamos de despojo.
En relación con esta discusión queremos remarcar las siguientes cuestiones: comprender el arrinconamiento, y lo que llamamos desaparición de colonias, requiere de recuperar aspectos territoriales, entre los que se inscriben las condiciones ambientales (contaminación del agua y el aire), sin dejar de lado las relaciones sociales y políticas que refuerzan las condiciones hostiles en las que convergen actores privados (como las empresas de transporte) y públicos (precariedad en los servicios de salud, educación, agua y energía). En efecto, los impactos de los proyectos a gran escala y la apropiación de los recursos por parte de intereses empresarios han sido abordados por numerosos trabajos académicos (Lins Ribeiro, 1999; Giarracca & Hadad, 2009; Teubal & Palmisano, 2013; Toledo López, 2013; Giarracca & Teubal, 2013; entre otros) y también por discursos militantes de organizaciones sociales generalmente comprometidos con demandas ambientalistas.
En este sentido, no concebimos el despojo únicamente en relación con la dimensión territorial, sino que buscamos trascender esa consideración, recuperando la perspectiva de quienes resisten y persisten viviendo en el territorio local. En esta dirección, hemos constatado de manera recurrente la preocupación de los actores locales por el trabajo asalariado. Consideramos que es necesario, en futuras investigaciones, conectar analíticamente estos procesos con el sistema de acumulación del capitalismo contemporáneo, profundizando puntualmente en el papel que cumple la mano de obra de los sectores rurales para el capital global. Los empresarios se legitiman en narrativas de desarrollo y generación de empleo, pero la realidad del Alto Paraná misionero parece estar muy distante del agronegocio forestal como motor de empleo. En contraste, con frecuencia, los actores locales de Piray km 18 remarcan el impacto negativo en los niveles de empleo vinculados al cambio del modelo de producción, cambio que no se limitó a la propiedad de las empresas, ni al tipo de cultivo, sino que implicó a una transformación en las relaciones de producción a nivel local en articulación estrecha con procesos globales.
Notas
*Delia Concepción Ramírez es Doctora en Antropología Social; Magíster en Ciencias Sociales y Licenciada en Comunicación Social. Becaria post-doctoral por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Investigadora del Programa de Estudios Rurales y Globalización. Sus investigaciones y publicaciones en revistas científicas (Mundo Agrario, Cuadernos de Antropología Social, Folia Histórica del Nordeste, Prácticas de Oficio, entre otras) están dedicadas a la comprensión de dinámicas y relaciones sociales de los actores de las actividades yerbatera y forestal en Misiones. Correo electrónico: deliaramirezf@gmail.com
1 Hablamos de agronegocio forestal porque sus lógicas de producción y comercialización dan cuenta de: la inserción de la producción en una cadena global de valor; el creciente peso de la producción de commodities frente a la de productos con mayor valor agregado; el interés de grandes grupos agrarios y no agrarios, en especial capitales financieros, por los recursos forestales y su creciente capacidad para orientar las inversiones y lógicas productivas a las necesidades de abastecimiento de las cadenas globales; la producción a gran escala, tanto en tierras como en capital; la centralidad del actor empresarial, quien opera en base al conocimiento del negocio agrícola global y lógicas financiarizadas (es decir, la búsqueda de una rentabilidad semejante a la del negocio financiero); el desplazamiento de actores tradicionales, en particular los productores de la materia prima; la constante innovación tecnológica que genera un campo de investigaciones científicas a su servicio (Ramírez, 2017). Sin embargo, el uso de esta categoría no es extendido y muchos autores continúan hablando de industria forestal o foresto-industria. Para nosotros estas últimas hacen referencia a un proceso histórico de mediados de siglo XX.
2 Inventario Nacional Forestal (2019). Recuperado de Portal Datos Agroindustriales, Ministerio de Producción y Trabajo, https://datos.agroindustria.gob.ar/dataset/72ca69b6-32a8, 42109b484a77852d2995/archivo/147acbc6-2048-4d2b-9cd7-df13efe328fa.
3 En Puerto Libertad (departamento de Iguazú), por ejemplo, las plantaciones de pino se extendieron hasta dejar al pueblo reducido a un pequeño núcleo. Informantes que viven en ese municipio señalaron que allí desaparecieron barrios (mencionaron: Material 10, Material 15, Material 20 y Villa Paloma).
4 El concepto de acumulación por desposesión de David Harvey (2005) tiene por objetivo explicar el mantenimiento y funcionamiento del sistema capitalista contemporáneo. Se basa en la profundización del despojo sobre sectores ya empobrecidos. El aporte de la sugerente mirada es plantear que en la actualidad el sistema se erige alrededor de una especulación del excedente. Siguiendo al mismo autor, la acumulación por desposesión se da mediante diferentes formas que asume la especulación financiera (endeudamiento, manipulación de créditos, crisis de liquidez, quiebres, etc), pero también por mecanismos novedosos como la promoción de la propiedad intelectual, patentamientos de bienes culturales y naturales en manos de corporaciones.
5 La etnografía fue parte del trabajo de campo de una investigación doctoral Etnografiando el agronegocio. Impactos y consecuencias del avance forestal en una comunidad de Piray, realizada en Misiones entre los años 2012-2016 en un intento de aportar al análisis y la comprensión de los actuales procesos de acumulación en el agro, las dinámicas agrarias y las relaciones sociales resultantes en el escenario contemporáneo. En el marco de dicha investigación se han desarrollado una serie de técnicas que permitieron distintas aproximaciones y abordajes al problema de investigación. En este sentido, entre los años 2014 y 2016 se entrevistó a personas vinculadas a la actividad forestal: empleados de ARAUCO y otras empresas forestales, integrantes de organizaciones sociales, dirigentes de cámaras empresariales, agentes del Estado que trabajan en temas de agricultura; estudiantes, docentes, investigadores y autoridades de la Facultad de Ciencias forestales de Eldorado; empresarios de pymes en producción y servicio de la madera. Los datos y cifras que exponemos provienen del CNPVH (1991, 2001, 2010); Censo Nacional de aserraderos (2018), Inventario Nacional Forestal (2019), Informes de gestión de ARAUCO (2013-2016), Informe de extranjerización de tierras (2018); Informes económicos IPEC (2010-2013), y también de otras investigaciones que abordaron estas cuestiones (Chifarelli, 2010; Gómez Lende, 2016; Slutzky, 2014; Romero Wimer & Fernández Hellmund, 2019) y fuentes orales construidas en el trabajo de campo de la mencionada investigación doctoral.
6 Siguiendo la propuesta de Gras & Sosa Varroti(2013) consideramos que a ARAUCO le cabe el concepto de megaempresa por la escala de tierra que controla, el volumen de producción y su horizonte global que la repliega hacia las lógicas del agronegocio.
7 Censo Nacional de Población, Vivienda y Hábitat (1991; 2001; 2010). Recuperado de: http://www.indec.gob.ar/ Ingresado en julio de 2016.
8 Boletín Asociación de Plantadores Forestales de Misiones, septiembre 1967, Nº3, Eldorado Misiones.
9 Reseña histórica de la institución forestal argentina. Recuperado de:http://www.agroindustria.gob.ar/new/0-0/forestacion/_archivos/_biblioteca/ifona22.htm.
10 Reseña histórica de la institución forestal argentina. Recuperado de: http://www.agroindustria.gob.ar/new/0-0/forestacion/_archivos/_biblioteca/ifona22.htm.
11 Para conocer la historia de ARAUCO desde su creación en Chile y su dimensión como empresa transnacional se recomienda la lectura de Romero Wimer & Fernández Hellmund (2019).
12 ARAUCO en Misiones sostuvo el nombre de Alto Paraná hasta el año 2015 cuando pasó a ser definitivamente ARAUCO Argentina. Por eso, los actores locales todavía hablar de Alto Paraná para referir a la megaempresa.
13 Memoria Anual ARAUCO 2016. Recuperado de: https://www.arauco.cl/wpcontent/ uploads/2017/07/1-Memoria-Anual-2016-1.pdf Ingresado en marzo de 2017.
14 Cuando ARAUCO adquirió las tierras en Misiones, como parte de sus operaciones, recurriendo al lenguaje empresarial, no estaba en su horizonte dedicar la mitad de su patrimonio a áreas de reserva natural. Por entonces no regía la ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los bosques nativos, aprobada por el Congreso Nacional en 2009. Ello obligó a ARAUCO a conformar áreas de reserva, las cuales por lo general no son accesibles para la población local.
15 Informe de extranjerización de abril de 2018, disponible en el sitio de la Dirección Nacional del Registro Nacional de Tierras Rurales. Consultado en junio de 2018. Recuperado de: https://www.argentina.gob.ar/justicia/tierrasrurales Ingresado en marzo de 2019.
16 Informe El acaparamiento global de tierras en el 2016. Recuperado de: https://www.grain.org/es/article/entries/5607-el-acaparamiento-global-de-tierras-en-el-2016- sigue-creciendo-y-sigue-siendo-malo.
17 La historia de la desaparición de esta colonia está narrada en el documental Cuando los árboles matan de Marcelo Viñas, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=vckr_DHlpX4.
18 Entrevista a Ana, Piray km 18. 25 de febrero de 2016.
19 Entrevista a Pedro. Empresario jubilado. Eldorado, 22 de mayo 2015.
20 Entrevista a Emanuel. Técnico de la Secretaría de Agricultura Familiar. 14 de julio 2015.
21 Entrevista a Ema. Piray km 18. 25 de febrero de 2016.
22 En el marco de la acumulación primitiva, el proceso denominado enclosure, que tuvo lugar en Inglaterra a partir del siglo XVI, determinó el cercamiento de los terrenos comunales a favor de los terratenientes y en detrimento de los campesinos. Para el siglo XVIII este sistema había llevado a la concentración de la propiedad de las tierras en manos de la aristocracia inglesa y había posibilitado la existencia de una masa de trabajadores, mano de obra de bajo costo, disponible para el nuevo ciclo industrial. Además de las maniobras fraudulentas, el despojo se realizó a través de leyes de cercado de terrenos comunales. Los terratenientes impusieron una usurpación que consistió en abolir el régimen feudal del suelo y establecer obligaciones impositivas que generaron presiones sobre los labriegos ingleses. Así terrenos antes explotados en pequeña escala pasaron a formar parte de grandes extensiones privatizadas (Marx, 2013). Los capitalistas burgueses fomentaron esta operación con la intención de convertir el suelo en un artículo comercial. Galafassi (2012) advierte sobre una diferencia sustancial entre los nuevos y viejos procesos de cercamiento. Los primeros -señala- se constituían conjuntamente con una nueva legalidad y legitimación de la sociedad de mercado. Se trataba de fundar la propiedad privada como pilar fundamental de la sociedad. Los segundos, en cambio, se construyen a partir de una legalidad ya constituida en la que eventualmente se introducen variantes. En este sentido, se apunta a expandir los espacios alcanzados por la propiedad privada o recuperar aquellos ámbitos donde se había tenido que ceder terreno.
23 El proceso organizativo de Productores Independientes de Piray se encuentra desarrollado en otros trabajos (Ramírez, 2016; 2019).
24 Censo Nacional de Aserraderos (2018). Recuperado de: http://www.economis.com.ar/misiones-cuenta-con-438-aserraderos-y-405-824-hectareasforestadas/ Ingresado en septiembre de 2019.
25 Nota Con las experiencias de desarrollo foresto-industrial en Brasil y Uruguay demuestran el potencial estratégico que tiene la Argentina para el crecimiento del sector . Recuperado de: https://www.argentinaforestal.com/2019/08/15/con-las-experiencias-de-desarrollo-forestoindustrial- en-brasil-y-uruguay-demuestran-el-potencial-estrategico-que-tiene-la-argentinapara- el-crecimiento-del-sector/
26 Se han consultado informes de gestión de ARAUCO años 2013, 2014, 2015 y 2016. Los gerentes de ARAUCO entrevistados en 2016 señalaron que la gran mayoría de los empleados en Argentina trabaja en Misiones y solo alrededor de 200 se encuentran en la central de Buenos Aires.
27 Entrevista a Gustavo, Piray km 18. 22 de julio de 2015.
28 Entrevista a Wanda, Piray km 18. 15 de octubre de 2016.
29 Entrevista a Gustavo, Piray km 18. 22 de julio de 2015.
30 Entrevista a Mónica, Piray km 18, 17 de julio de 2015.
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Recibido: 22/04/2019
Aceptado: 14/10/2019