RESEÑAS
La frontera sur de Buenos Aires en la larga duración. Una perspectiva multidisciplinar, Victoria Pedrotta y Sol Lanteri (directoras), Asociación Amigos del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, 2015, pp. 317.
Este libro es una obra colectiva que se desarrolló bajo la dirección
de Victoria Pedrotta y Sol Lanteri. Reúne a un grupo de investigadores
provenientes de la Historia, la Antropología y la Arqueología, y tiene
por intención abordar el pasado regional de la provincia de Buenos
Aires. En este sentido, su principal objetivo es contribuir al
conocimiento de los procesos de construcción del espacio y el territorio
en la zona comprendida por los actuales partidos de Azul, Tapalqué y
Olavarría, que durante gran parte del siglo XIX constituyeron la
frontera sur de la pampa bonaerense. Los capítulos se presentan
organizados de forma cronológica y ofrecen diferentes perspectivas de
análisis enfocadas en el largo plazo, ya que se aborda una extensión
temporal amplia, que va desde los tiempos prehispánicos hasta la
actualidad. Ello permite advertir cambios, continuidades, actores
sociales, prácticas y múltiples representaciones de dichos procesos,
que se vuelven aprehensibles para un público más extenso que el
estrictamente académico.
En el capítulo 1, Pablo Messineo estudia el uso del espacio, la
movilidad y la construcción de territorios por parte de los grupos de
cazadores-recolectores que ocuparon el centro de los pastizales
pampeanos, desde el poblamiento humano temprano (ca. 14.500 años
antes del presente) hasta los momentos previos a la expansión de la
sociedad española hacia el interior de las tierras indígenas.
En el capítulo 2, Victoria Pedrotta analiza el uso del espacio y la
territorialidad de las poblaciones nativas que habitaban las sierras más
occidentales del sistema de Tandilia. Al mismo tiempo, aborda la
forma en que aquella se modificó, como consecuencia de los nuevos
escenarios ambientales y sociales que produjeron la llegada de los
conquistadores en el siglo XVI y el avance colonizador de la sociedad
hispanocriolla –materializada en expediciones de exploración,
emprendimientos misionales jesuitas, tratados de paz y avance
militar–, que se intensificó desde mediados del siglo XVIII y culminó a
fines del XIX.
En el capítulo 3, Sol Lanteri examina la colonización oficial y el
poblamiento del partido de Azul a lo largo de esa centuria, para lo cual considera el pueblo, el ejido, la zona rural y la territorialidad indígena.
Con tal propósito, repasa las características socio-étnicas y
demográficas de la población y la modalidad de distribución oficial de
la tierra pública, a partir de las “donaciones condicionadas” de suertes
de estancia que practicó el rosismo, con el fin de incrementar su base
política en la región. La autora muestra que este régimen dio lugar al
predominio de pequeños y medianos productores en el partido, que
convivieron con grandes terratenientes y numerosos grupos indígenas
asentados en la frontera y en el pueblo.
En el capítulo 4, Laura Belloni evalúa la política indígena y de
frontera que llevó a cabo el Estado de Buenos Aires en Azul y Tapalqué durante la década que transcurre entre 1852 y 1862, así como los
resultados de su implementación. La autora no observa un cambio
radical en las estrategias que los nuevos gobiernos porteños
impulsaron al respecto en comparación con el rosismo. En su lugar,
muestra una década caracterizada por mixturas y oscilaciones en la
toma de decisiones sobre la frontera y las relaciones diplomáticas, por
lo que subraya continuidades y cambios al respecto con el periodo
previo.
En el capítulo 5, Julio Merlo y María del Carmen Langiano se
proponen analizar el sistema de relaciones interétnicas asimétricas que
se constituyeron en la frontera, así como esclarecer los momentos de
alta conflictividad en ese territorio, a partir de la descripción y el
análisis de los registros arqueológicos obtenidos en los fuertes y
fortines que se construyeron en torno al denominado “Camino de los
indios a Salinas” –Blanca Grande, La Parva, El Perdido, Fe, Lavalle y
San Martín–, que unía las tierras ubicadas al sur del Río Salado con los
pasos cordilleranos hacia Chile.
En el capítulo 6, Carlos Paz, Ludmila Adad y Alicia Villafañe
realizan un abordaje de tipo histórico, antropológico y patrimonial
sobre las formas de vida, los oficios y las tradiciones técnicas de la
minería en Olavarría, con el propósito de comprender los cambios
paisajísticos, productivos y sociales que se dieron en ese partido
durante fines del siglo XIX y la centuria pasada. Los autores muestran
que el desarrollo minero olavarriense, que se produjo de la mano de la
expansión agrícola y ganadera, generó una particular forma de
organización territorial y productiva que provocaron cambios
económicos, sociales, estructurales y ambientales en la zona.
Finalmente, en el capítulo 7, Ariel Gravano reflexiona sobre la
integración regional de las ciudades erigidas en el área de estudio y el
papel que tiene la historia en los imaginarios identitarios colectivos de
esos centros urbanos. Al respecto, sostiene que lo regional se coloca
ideológica e imaginariamente como una hipótesis de desarrollo a futuro, pues se contradice con las concepciones de sentido común construidas que existen en los sectores hegemónicos citadinos del
centro bonaerense, que privilegian a la competitividad en lugar de la
integración regional.
En definitiva, el libro logra una armónica integración de los aportes
de los autores que se refieren a temas diversos, como consecuencia de
su elaboración en base a un eje articulador definido: la interacción
entre los seres humanos y el ambiente. Ello permite conocer el pasado
regional del centro bonaerense desde los inicios del poblamiento hasta
la actualidad, transitando por la consolidación de la sociedad
occidental en las antiguas tierras indígenas. Por último, nos resta decir
que dispone de cuadros sistematizados, mapas históricos, catastrales y
de yacimientos arqueológicos elaborados para tal fin, imágenes de
materiales recolectados en estos últimos y fotografías antiguas y
actuales que clarifican y sitúan con precisión los argumentos de los
autores.
Leonardo Canciani
CESAL - UNCPBA / CONICET
Historia regional. Enfoques y articulaciones para complejizar una historia nacional, Rodolfo Richard-Jorba y Marta Bonaudo (coords.), Universidad Nacional de La Plata, La Plata, 2014, pp. 274.
Bajo la coordinación de Richard-Jorba y Bonaudo, Historia
regional..., ofrece una serie de exposiciones originalmente presentadas
en 2013, en el marco de unas jornadas organizadas por el Instituto de
Investigaciones Socio-Históricas Regionales (ISHIR) y el Instituto de
Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA). Además de
la presentación a cargo de los coordinadores, el libro se compone de
doce artículos monográficos y de dos conferencias, todo lo cual se
encuentra organizado según un criterio cronológico que va desde
mediados del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. De acuerdo a
los coordinadores, el propósito de la compilación consiste en ofrecer
una serie de trabajos que, más allá de su diversidad temática y
cronológica, están de algún modo animados por la intención de
avanzar hacia "la consecución de una historia nacional integral, con la
mirada puesta en la totalidad del país" (p. 9). De este modo, de formas
más o menos explícitas en cada caso, los trabajos reunidos en la
compilación apuntan a introducir matices sobre ciertas
interpretaciones consideradas insuficientes, ya sea por estar
demasiado limitadas a determinados espacios o porque se entiende
que incurren en generalizaciones excesivas. Como sea, casi todos los
trabajos reunidos coinciden en plantear la necesidad de una historiografía que preste mayor atención a las diferenciaciones que
ciertos procesos históricos mostraron en diferentes casos. Las escalas
desde la que en cada artículo se busca contribuir en tal sentido no se
limitan a alguna definición específica de la noción de región, sino que
por el contrario son diversas y comprenden desde aquellas orientadas
a reconstruir dinámicas transnacionales hasta otras más interesadas
por analizar las expresiones locales de dinámicas que no dejan de
reconocer como más amplios.
En este sentido, además de los aportes que cada artículo ofrece en
torno a su propio objeto de estudio, la compilación logra mostrar de
un modo claro y eficaz las muy variadas maneras en que resulta
posible poner en práctica un enfoque regional. Si un enfoque tal puede
entenderse como el análisis de las variaciones que determinados
fenómenos históricos presentan en espacios de variable magnitud, se
comprende que algunos de los estudios estén orientados a la
reconstrucción de regiones transnacionales o transprovinciales (Jumar
y Biangardi, Ávila Sauvage, Bressán, M. Blanco, Moyano, Rodríguez
Vázquez, Barrio), mientras que otros apelan a una localización del
análisis (Sanjurjo, Canedo, Sedran, Visacovsky, J. Blanco), pero no para
producir una historia local sino, de nuevo, para echar luz sobre las
formas en que los actores locales respondieron a procesos más
generales.
Algunos de estos artículos son más explícitos en su interés por
plantear discusiones teóricas acerca de la propia noción de región -
como por ejemplo ocurre en el de Jumar y Biangardi-, mientras que
otros se muestran más bien orientados a debatir ciertas miradas
habituales acerca de los problemas que cada uno de ellos aborda. Entre
éstos cabe señalar las relaciones de los cuerpos capitulares con las
autoridades coloniales de la Corona española (Sanjurjo); la definición
de derechos individuales y colectivos en torno a la tierra entre la
colonia y la república (Canedo); la estructuración y funcionamiento de
redes comerciales transatlánticas en tiempos tardocoloniales (Ávila
Sauvage); la intervención de los poderes públicos en la distribución de
recursos productivos e infraestructurales en los siglos XIX y XX
(Bressán, M. Blanco); las estrategias adaptativas de los actores frente a
las transformaciones tecnológicas y los cambios en la economía
internacional en la Argentina "aluvial" (Moyano, Rodríguez Vázquez,
Barrio); las formas del asociacionismo y la importancia de las mismas
en la producción social de discursos normativos en torno a la
respetabilidad y el orden (Sedran), como también ligados a la compleja
definición de identidades a la vez clasistas, étnicas y políticas
(Visacovsky); y las alternativas transitadas por los integrantes
provinciales de un partido político de reciente conformación, como el Laborista, ante el decidido proceso de concentración del poder
desplegado por el peronismo (J. Blanco).
Este conjunto de artículos da cuenta al mismo tiempo de un diálogo
con las reflexiones ofrecidas por Barriera y Suriano en sus respectivas
conferencias, que en el primer caso versa acerca de las posibilidades y
desafíos de la historia de la justicia, mientras en el segundo lo hace en
torno a los desarrollos historiográficos sobre la formación de las
instituciones laborales en Argentina. En efecto, muchas de las
propuestas planteadas por ambos pueden encontrarse puestas en
práctica en los diferentes artículos monográficos de la compilación,
como ocurre por ejemplo con la adopción de enfoques comparativos,
el uso de herramientas conceptuales provenientes de otras disciplinas,
el interés por establecer puntos de contacto con otras subdisciplinas de
la investigación histórica, la preocupación por advertir la influencia de
distintos niveles institucionales derivados del carácter federal del
Estado argentino, y en definitiva el interés por dar cuenta de las
variaciones, regionales o inclusive locales, de procesos históricos más
generales.
Para resumir, Historia regional... constituye una muestra bien
diversa de las múltiples formas en que resulta posible hacer historia
regional, entendiendo siempre que región no es el nombre de unidades
que gozarían de existencia propia, sino por el contrario un instrumento
conceptual del que se sirve el investigador para definir un objeto de
estudio sin embargo coherente. Como varios de los artículos
contenidos en el libro permiten observar, la región no puede ser
supuesta como algo simplemente dado, sino que debería ser entendida
como una hipótesis a comprobar a través de la investigación. Por todas
estas razones, la compilación de Richard-Jorba y Bonaudo representa
un interesante aporte que ilustra sobre las distintas posibilidades que
se abren mediante la adopción de un enfoque regional, las cuales no
sólo resultan de provecho para quienes tienen un interés específico en
tal tipo de perspectivas, sino también para ofrecer matices sobre
interpretaciones generales que son útiles para volver inteligible el
pasado, pero que al mismo tiempo pierden de vista parte de la
complejidad de los procesos que abordan.
Lisandro Gallucci
Instituto Ravignani – UBA - CONICET
Pueblos indígenas para el mundo de mañana, Stephen Corry. Editorial Círculo Rojo, España, 2014, pp. 453
Stephen Corry es un activista por los derechos indígenas y en la
actualidad es el director de la organización no gubernamental Survival International, donde inició como voluntario hace aproximadamente 40
años. Este libro es una síntesis de su trayectoria escrita en clave de
divulgación que combina un discurso creado para un amplio público
con datos específicos y complejos de esencial referencia para aquellos
dedicados al estudio de los pueblos indígenas desde una mirada
contra-hegemónica.
Corry plantea en su libro la situación actual de los pueblos
indígenas, quienes han sido invisibilizados y estigmatizados a lo largo
de la historia. El objetivo es poner al alcance del público aspectos de la
vida cotidiana, costumbres y necesidades materiales e inmateriales de
la minoría más grande del planeta (según datos que maneja el autor,
estos pueblos cuentan con 370 millones de personas), para promover
la tolerancia y nuevas pautas de convivencia.
El análisis propuesto por este libro se inicia con la delimitación de
los llamados pueblos indígenas y tribales. Asimismo, se explica qué se
entiende por pueblo, qué significa ser indígena y tribal y, finalmente,
se observan las diferencias entre cada uno de esos grupos sin intentar
dar un concepto universal. En la segunda sección de este trabajo, se
aborda la génesis de la humanidad y el éxodo de estos pueblos y se
señala que si bien la incorporación de la palabra raza ha permitido
históricamente describir los diferentes tipos físicos en los que se nos
puede clasificar, también ha sido un concepto problemático. Esta
noción no solo ha servido para determinar la pertenencia a un grupo o
fenotipo particular, sino que también ha dado lugar a conclusiones
relativistas extremas sustentadas en principios de superioridad de un
grupo sobre otro.
Otra sección a destacar es aquella que describe y agrupa a los
pueblos indígenas de acuerdo a las actividades de subsistencia que
llevan a cabo, caracterizando las particularidades de cada uno.
Algunas actividades económicas descriptas son las de los cazadores– recolectores, los pastores y nómadas y los agricultores. Esta
explicación es fundamental para comprender la vida y organización de
cada grupo. Como afirma el autor, en los pueblos indígenas no hay
separación entre el trabajo y la vida cotidiana, por lo tanto, conocer las
referidas actividades nos permite entender su cosmovisión, su
identidad, su relación con el territorio, la configuración de sus
asentamientos en el caso de los pueblos sedentarios, las diferentes
técnicas constructivas de sus viviendas, la organización familiar y
comunitaria.
Asimismo, el libro describe a los pueblos indígenas de cada uno de
los continentes (África, Asia, Australasia y Oceanía, Norteamérica,
Centroamérica, Sudamérica y Europa), con el objetivo de visibilizar a
todos aquellos que existen en el mundo y los diferentes aspectos de sus vidas. El autor explica los problemas a los que se enfrentan estas
comunidades desde la colonización hasta la actualidad, la invasión de
sus tierras, su desplazamiento forzoso y la violencia que estos procesos
traen aparejada. A su vez, exhibe de qué manera el robo de recursos
empeoró las condiciones de vida y salud de estas poblaciones y afirma
que los indígenas son claros ejemplos de explotación. En este marco, el
autor analiza la respuesta de diferentes actores estatales y no estatales,
la imagen que han dado el cine, la televisión, el turismo y los libros de
estos pueblos, la legislación nacional e internacional y las
consecuencias de un desarrollo mediante el cual, por lo general, se
intenta replicar modos de vida occidentales en zonas donde no se
pueden sostener y con pueblos que no los quieren, o las dos cosas a la
vez. Este relato tiene la intención de resaltar los reconocimientos y las
violaciones a los derechos de los pueblos indígenas, y a su vez,
visibilizar las opiniones que tienen ellos mismos de su situación. Por
último, afirma que a pesar de que se sostiene que la raíz de todos los
problemas es el capitalismo de mercado, tanto Rusia como China han
destruido sus pueblos indígenas de una manera tan devastadora como
cualquier otro país, mencionando algunos hechos concretos como la
extracción de madera y petróleo, la colectivización de los rebaños de
renos en Siberia y la revolución cultural china en los años 1960 que
impulso el maoísmo.
Otra sección fundamental es la que se dedica a profundizar cuales
son las expectativas que tienen estos pueblos sobre la humanidad, que
si bien muchos de ellos no se pueden comunicar o están aislados, existe un acuerdo unánime: para sobrevivir necesitan su tierra y el
reconocimiento a este derecho. Por otro lado, afirma que luchan por la
posibilidad de auto-determinarse como pueblo, es decir decidir de
manera autónoma sobre su propio futuro material y simbólico,
recibiendo asimismo, un trato justo e igualitario como ciudadanos.
En síntesis, este libro tiene la virtud de avanzar en la visibilización
de estos pueblos y sus demandas y de poner en manos del público los
problemas históricos y actuales ligados con esta cuestión. Si bien el
amplio repertorio de temas imposibilita la profundización en
problemas clave y en las características particulares de cada grupo, de
ningún modo desvirtúa el gran aporte del autor en torno a la
visibilización general de los fundamentos de las luchas y
reivindicaciones de los pueblos indígenas.
Ana Garay
ISES - CONICET - UNT
Metrópolis en mutación. Sonia Vidal Koppmann (comp.), Editorial Café de las Ciudades, Colección Territorio, Buenos Aires, 2015, pp. 530
El presente libro reúne los resultados obtenidos durante el proyecto
de investigación PICT 2011 -1407 en el que trabajaron los autores
durante más de tres años. Los textos que integran esta publicación
fueron escritos por investigadores y becarios provenientes de distintas
disciplinas científicas quienes aportaron a la producción del
conocimiento desde tradiciones teóricas y metodológicas de variada índole.
Los artículos reunidos en esta compilación ponen en evidencia la
situación en que se encuentran distintas metrópolis latinoamericanas
en un contexto de cambios territoriales amplios y diversos, cuyos
resultados pueden servir de falsilla para estudiar otras ciudades en
condiciones similares. El libro se divide en tres partes. La primera de
ellas Mutaciones socio-territoriales de la Región Metropolitana de Buenos
Aires (RMBA) reúne siete capítulos. Desde un punto de vista socioespacial
los autores analizan, mediante diversos indicadores socioterritoriales,
el crecimiento desmedido del área urbana de la RMBA y
su relación con la profundización de las condiciones de desigualdad,
fragmentación y segregación residencial. Se estudia el impacto de la
distribución territorial del Plan Federal de Construcción de Viviendas
gestionado por el gobierno nacional en el año 2004 con el fin de paliar
el déficit habitacional; así como la relación entre las políticas públicas
que buscan reglamentar el ordenamiento territorial y el accionar de
agentes privados mediante la construcción de emprendimientos
privados de gran envergadura en una zona con características
ambientales degradadas y habitada, mayoritariamente, por grupos
sociales empobrecidos. En este sentido, también se analizan las
campañas de comercialización de las urbanizaciones cerradas y su
impacto en la fragmentación social y urbana, teniendo en cuenta que
las mismas buscan transmitir la imagen de un mundo ordenado y
controlado. Además se aborda el tema de la movilidad (entendida en
esta instancia como el medio de transporte) para profundizar el
estudio de mecanismos de inclusión/exclusión en tanto el acceso a la
movilidad es un factor de segregación (bajo formas de polarización
social y espacial) ya que se fortalecen ciertos ejes por donde circulan
flujos (de personas, de información, entre otros) y se dejan de lado
otros. Asimismo en otro capítulo se estudia como el avance progresivo
de dichos emprendimientos residenciales en el espacio rural de la
RMBA está provocando la pérdida de suelo agrícola. Estos procesos, a
su vez, son estudiados mediante la elaboración de mapas sociales que
permiten identificar los principales patrones que configuran la estructura socio-territorial de la RMBA, y mediante el uso de sistemas
de información geográfica se busca poner de manifiesto (de manera
espacial) las condiciones socio-habitacionales detectadas en el interior
de la RMBA.
La segunda parte, Dinámicas de las metrópolis latinoamericanas,
cuenta con ocho capítulos que incorporan los procesos estudiados en
la primera parte -pero en una escala más amplia- y ponen en evidencia
la presencia de multiterritorialidades relacionadas con el déficit
general de planificación urbana. Esta sección comienza con el análisis
de dos ciudades de México cuyo contrastaste resulta paradójico. Por
un lado, la mirada se centra en el fenómeno de las viviendas
deshabitadas en la periferia de Ciudad de México, estudiadas desde el
enfoque del derecho a la ciudad y la construcción social del hábitat; y
por el otro en la densificación de los barrios populares (es decir de los
asentamientos informales) ya consolidados en el Área Metropolitana
de Guadalajara. Luego se presentan tres ciudades chilenas en las cuales
se estudia la reestructuración de las áreas centrales y sus
transformaciones socio-espaciales, teniendo en cuenta el análisis de las
dinámicas residenciales y comerciales. Los autores sostienen que la
presencia en la periferia urbana de urbanizaciones cerradas provoca la
migración de las funciones comerciales desde el centro histórico hacia
estas zonas, e impulsan procesos de renovación urbana en las áreas
centrales que conllevan a procesos de gentrificación. También se
incluye un capítulo que estudia los bordes intermunicipales de la
ciudad de Caracas (Venezuela) en los cuales se mezclan usos urbanos
y rurales, conformando espacios de gran heterogeneidad, compleja
movilidad y cambios permanentes. En este sentido además se presenta
un artículo sobre la expansión suburbana de la ciudad El Alto-La Paz
(Bolivia) en la que se la autora analiza cómo se integran desde el punto
de vista de la dinámica urbana y social ambos distritos, pese a estar
separados política y administrativamente. Por último, se analiza desde
el punto de vista financiero el peso del sector terciario en la
organización de la vida urbana y de las prácticas empresariales y
ciudadanas de São Pablo. En este caso los autores centran la mirada en
los procesos de consumo, crédito y endeudamiento. Finalmente, la
tercera parte Estudios de casos presenta cuatro ejemplos relevantes -tres
ciudades argentinas y una brasilera- que reúnen de manera clara y
precisa los procesos y fenómenos anteriormente descritos.
En suma, Metrópolis en mutación constituye un importante aporte
para el estudio de los procesos de fragmentación y segregación social,
espacial y residencial. Permite vincular de manera dinámica la
ciudadanía con la profundización de las condiciones de desigualdad
existentes. Esta publicación reviste un gran valor científico-social ya que constituye una sólida herramienta para sustentar el reclamo de un
Estado que reivindique la función social de la planificación urbana y
genere respuestas innovadoras para resolver los conflictos urbanos
actuales.
Matilde Malizia
ISES - CONICET - UNT
CETyHaP - FAU - UNT
Historia de la provincia de Buenos Aires: El Gran Buenos Aires, Gabriel Kessler, Edhasa – Unipé, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2015, pp. 624.
El sexto y último tomo de la Historia de la Provincia de Buenos
Aires no se dedica a un período, ni marca los límites de una
jurisdicción, ni se restringe a un campo temático. Por el contrario, trata
de abordar un objeto de difícil construcción, el conurbano bonaerense.
Realidad censal desde mediados de los años treinta y cuarenta,
momento en que comenzó también a cobrar centralidad política, el
conurbano es también un locus privilegiado de la imaginación, un
territorio construido con sentidos diversos que siempre culminan en
su antagonismo con la ciudad capital. Un nutrido equipo de matriz
multidisciplinaria, con diversos enfoques metodológicos, reunido por
Gabriel Kessler, se propuso examinar este objeto escurridizo desde
cada una de las dimensiones posibles.
Tras una lograda introducción de Adrián Gorelik, el libro se divide
en cuatro partes. La primera, titulada Demarcaciones, territorios e
imaginarios, abarca en un orden algo aleatorio el desarrollo urbano del
conurbano, sus características demográficas, así como las tensiones
emanadas del encuentro entre esa realidad social y las diversas
instancias institucionales que operan en ella. Al mismo tiempo, se
dedica un capítulo, a cargo de Ramiro Segura, al análisis de las
diversas configuraciones de sentido sobre el Gran Buenos Aires, a
partir de las editoriales del diario La Nación.
Una segunda parte, denominada Economía, trabajo y estructura social,
investiga el comportamiento productivo del conurbano, dedicando
especial atención a los avatares de su desarrollo industrial, corazón de
su economía, y a las experiencias sociales a que dio lugar ese
heterogéneo y bullicioso mundo del trabajo surgido a la sombra de los
establecimientos fabriles. Del conjunto de los capítulos que componen
este apartado, surge la certeza de un territorio atravesado por una
demarcación temporal precisa: el Gran Buenos Aires de la integración
social, que a grandes rasgos se sostiene desde mediados de los años
1930 hasta los años 1970, y la posterior desintegración, primero gradual y luego acelerada, de esa estructura social, de la mano de la
implantación, cada vez más profunda, de un modelo neoliberal que,
aunque superado en el cambio de siglo, no ha sido revertido en sus
efectos.
La tercera parte, quizás la más lograda y coherente, analiza el
comportamiento político del conurbano. Así, Matías Bisso sigue el
devenir electoral del conurbano desde la ley Sáenz Peña, que da lugar
a una situación de empate relativo entre radicales y conservadores,
hasta la irrupción del peronismo como fuerza hegemónica. Inés
González Bombal, por su parte, analiza las políticas de la última
dictadura, cuando el conurbano cobra protagonismo como campo de
experimentación para el ambicioso y fallido proyecto de regeneración
de las clases dirigentes, concebido desde el ámbito de lo municipal. El
siguiente capítulo, a cargo de Gabriel Vommaro, encara un examen
preciso e implacable de las disputas políticas recientes, que muchas
veces pone en cuestión los lugares comunes sobre la completa
hegemonía del peronismo, la fortaleza indestructible del “aparato”, la
vigencia indefinida de sus líderes locales, etc. Por el contrario, el
conurbano aparece aquí como un territorio fuertemente disputado. Por
su parte, Maristella Svampa rescata del olvido la reciente experiencia
del movimiento piquetero, que nacido a mediados de los años noventa,
constituyó la mayor experiencia de resistencia social al proyecto
neoliberal de los años noventa, y contribuyó en buena medida a su
relevo. Svampa muestra las distintas estrategias y los debates entre las
organizaciones, sus diversas modalidades organizativas, la común
resignificación del trabajo territorial y la tensa y por momentos
contradictoria relación que mantuvieron con el Estado. El capítulo de
Daniela Soldano y María Ignacia Costa analiza el devenir de las
políticas sociales, las narrativas que las acompañaron, su impacto
sobre los espacios institucionales y, ciertamente, también sobre los
sujetos involucrados, que lejos de la pasividad a veces sugerida en sede
académica, asumieron muchas veces un marcado protagonismo en la
implementación de programas y en el reclamo de mejoras. Myriam
Southwell, finalmente, analiza los avatares de la política educativa,
colocando en los años sesenta y setenta la conjunción de procesos que
lleva a la pérdida de prioridad de la educación como cuestión de
Estado, sea nacional, sea provincial, así como el pasaje a una situación
en que el repliegue relativo de las instituciones públicas abre el juego
a actores de la sociedad civil, en un escenario que quebranta toda
expectativa igualadora o universalista.
La cuarta parte, Sociabilidad y cultura, combina temas diversos y muchas veces inconexos. De este modo, Diego Armus y Ernesto
Bohoslavsky reconstruyen la trama asociativa del conurbano en el siglo XX, con especial énfasis en el protagonismo del esfuerzo colectivo
–a través de redes diversas que cruzan lo familiar, lo provincial, lo
nacional- en el desarrollo urbano del Gran Buenos Aires. María
Carman, por su parte, recupera la evolución de las valoraciones
morales que dividen al territorio analizado, según la mirada de los
protagonistas, sus relatos fundantes y sus representaciones espaciales.
A su turno, Carla del Cueto y Cecilia Ferraudi Curto analizan la
creciente visibilidad cultural del conurbano, en registros tan diferentes
como la música, el cine y la literatura, desde los años noventa hasta la
fecha. Recuperando una intuición de Gorelik, podemos decir que el
conurbano se vuelve culturalmente visible precisamente en el
momento en que queda patente el fracaso del proyecto expansionista
metropolitano. El libro cierra con la contribución de Ernesto Semán,
que destaca el creciente pluralismo religioso del conurbano, con el
auge de los grupos evangélicos, en el contexto de nuevos modos de
procesar la religiosidad, impensables treinta años atrás.
El amplio recorrido propuesto nos revela fuertes paralelismos e
incidencias de lo nacional en lo local: las tendencias que definen la
historia del conurbano son parte de pleno derecho de aquellas que
recorren la vida nacional. Pero la decisión de hacer visible el
conurbano no es neutra, y quizás valga la pena preguntarse por
aquellos territorios provinciales realmente invisibles a la mirada de los
autores, como las pequeñas localidades rurales que también han
sabido diferenciarse de ese espacio tantas veces definido por el déficit,
por la carencia, por la sensación de lo inacabado y de lo insoluble. Pese
a todo, se trata de una compilación que sin dudas debe ocupar un lugar
destacado en la biblioteca de aquellos interesados por el pasado y el
presente de nuestro país.
Ezequiel Meler
UBA-UTDT
Antagonismo, legitimidad y poder político en Córdoba, 1877-1880, Laura Cucchi, Editorial de la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, 2015, pp. 312.
Laura Cucchi ha escrito un libro revisionista que mediante una
sólida investigación documental cuestiona una interpretación muy
enraizada en la historiografía argentina sobre la segunda mitad del
siglo XIX: la naturaleza facciosa de la política entre 1850 y 1880,
periodo que Tulio Halperin Donghi denominó los treinta años de
discordia. Y lo hace de una manera original al concentrar su
investigación sobre un trienio pleno de eventos en una provincia
siempre díscola: Córdoba entre 1877 y 1880.
Un episodio fortuito abre la historia que Cucchi ha escogido narrar.
El fallecimiento en mayo de 1877 del gobernador electo Clímaco de la
Peña, titular de una fórmula mixta entre nacionalistas y autonomistas
locales formada al calor de la conciliación de partidos propuesta por el
presidente Nicolás Avellaneda, colocó de manera inesperada al frente
del ejecutivo provincial al joven autonomista Antonio del Viso. Nada
auguraba que ese periodo gubernativo inaugurara una revolución en el
gobierno, para emplear la feliz frase con la que David Brading
caracterizó el fervor reformista en la Nueva España borbónica. Lo
inesperado del caso cordobés es que con pocos apoyos políticos y en
minoría en la legislatura provincial, los audaces autonomistas locales
prepararon su conquista del poder.
El nuevo gobierno fue cuestionado desde un comienzo por los
nacionalistas desplazados que lo consideraban ilegítimo y exigían la
celebración de nuevas elecciones, proposición que los autonomistas
lograron frenar. Para sobrevivir en el gobierno del Viso y su ministro
Miguel Juárez Celman tomaron medidas drásticas. Mediante un
ejercicio férreo del ejecutivo los autonomistas fueron limando los
cimientos del poder de sus rivales en los departamentos del interior
provincial, en la Guardia Nacional y en las oficinas del gobierno. Si
bien los nacionalistas cordobeses no fueron barridos del mapa de
manera inmediata, ya que conservaron la mayoría en ambas cámaras
legislativas, las acciones del gobierno provincial los forzaron a buscar
amparo en las instituciones nacionales (el Juzgado Federal, la
Universidad, las oficinas locales del ferrocarril y el Correo) y
protección política en los representantes cordobeses nacionalistas ante
el Congreso Nacional.
Cucchi sigue los avatares de la política provincial de manera
detallada y recorre los diversos escenarios donde se suscitaron
enfrentamientos entre ambos partidos: las cámaras legislativas, la
prensa, las elecciones. El autonomismo en el gobierno introdujo en la
arena pública acalorados debates sobre diversas áreas de la política.
Un clivaje fundamental entre ambos partidos fue la cuestión religiosa.
Los autonomistas se presentaban como racionales, imbuidos de una
vocación secularizadora que se tradujo en proyectos educativos
fuertemente combatidos por los nacionalistas que sostenían una
posición estrechamente vinculada a la iglesia católica. El debate sobre
la naturaleza de los partidos políticos cuestionó de lleno la naturaleza
del gobierno republicano y de la representación. Si los nacionalistas
habían favorecido a lo largo de la década de 1870 gobiernos de fusión
en pos de un unanimismo político, los autonomistas abrazaron como
dogma y acción el desacuerdo partidario ventilado por la prensa y en
los debates legislativos y el enfrentamiento electoral como fuente última de legitimidad. En esta línea, llegaron a proponer una reforma
electoral para las elecciones provinciales que reconocía la
representación de las minorías, que los nacionalistas en la legislatura
se encargaron de enviar al archivo.
Finalmente, en 1879 el enfrentamiento partidario quedó inmerso en
la lucha por la sucesión presidencial. La política activa del gobierno
cordobés para vincularse con las situaciones autonomistas en las
provincias convirtió a Córdoba en el centro de una alianza de
gobernadores que se encolumnó detrás de la candidatura de Julio
Roca. A fines de ese año los clubes políticos y la prensa de ambos
partidos fueron movilizados para las elecciones de gobernador. La
definición llegó por vía de la lucha armada a comienzos de 1880
cuando los nacionalistas, apoyados con armas, dinero y liderazgo
provistos por el gobierno conciliado porteño de Carlos Tejedor
fracasaron en su intento de impedir la asunción del gobernador electo
Juárez Celman. El fracaso no solo implicó la consolidación del
autonomismo en el gobierno de Córdoba, sino también la posibilidad
de presentarse como el partido que practicaba un política racional
apoyada en el debate y el enfrentamiento electoral que desterraba de
su repertorio de acciones los levantamientos armados.
En la conclusión Cucchi retoma su cuestionamiento a la categoría
de faccionalismo como elemento explicativo de la política argentina
durante los treinta años de discordia. Según su interpretación, el
enfrentamiento entre partidos entre 1850 y 1880 no puede explicarse
recurriendo meramente al espíritu de facción imperante. Por el
contrario, Cucchi identifica varios ámbitos concretos de conflicto
político que ponen en evidencia la existencia de divisiones
significativas relativamente bien delineadas entre las fuerzas políticas
en pugna. El autonomismo buscó un fortalecimiento de la autoridad
estatal mediante la limitación de la injerencia de la iglesia en la arena
pública, el control de la prensa periódica, la supervisión de la Guardia
Nacional y el establecimiento de un sistema de representación
proporcional que canalizara las aspiraciones políticas de la oposición
hacia el enfrentamiento parlamentario. En estos ámbitos Cucchi
descubre un verdadero clivaje entre ambas fuerzas políticas en las que
se dividía la Córdoba de fines de la década de 1870. La autora ofrece
de este modo una interpretación muy convincente sobre el
comportamiento político en ese periodo que ofrece una alternativa
plausible al poco preciso faccionalismo.
Aunque el enfoque del libro es de historia política y busca
explicaciones y encuentra respuestas al conflicto político en la esfera
política, en algunas páginas volis nolis se cuela la sociedad. Así, cuando
analiza el alzamiento armado nacionalista de comienzos de 1880 aparecen algunas caras en la multitud (para emplear la frase de George
Rudé) que formaron parte de ese movimiento en uno u otro bando:
arrieros, capataces, peones, jornaleros, artesanos. ¿Podría definirse
mejor su participación como actores políticos y explicarse por qué se
movilizaron en esa coyuntura? Una perspectiva de este tipo abriría la
puerta a la política popular y a la micro política en los departamentos
de campaña cuyo papel en los debates y acciones políticas merecen ser
explicados.
Esta observación de ninguna manera busca opacar el significativo
aporte de Laura Cucchi a la historiografía política de la segunda mitad
del siglo XIX sino que es hecha en el espíritu de que su rico análisis
historiográfico se replique en otras provincias argentinas.
Gustavo L. Paz
UNTREF - Instituto Ravignani – UBA - CONICET
Memorias del vino, paisajes de bodegas. Transformaciones sociales en Cafayate, Estela Vázquez y Sonia Álvarez Leguizamón (eds.), Prohistoria Ediciones, Rosario, 2015, pp. 178.
Mientras que la literatura sobre los Valles Calchaquíes – tanto desde
las humanidades como desde las ciencias sociales – es muy abundante,
el presente libro se centra en transformaciones sociales que hasta el
momento han sido poco estudiadas. Este hecho es aún más
sorprendente teniendo en cuenta que la vitivinicultura tiene una
historia muy larga en los Valles y ha jugado un papel importante para
la economía y la vida laboral en la zona. A la luz de esto, el libro
compilado por Estela Vázquez y Sonia Álvarez Leguizamón aporta
una contribución importante para el estudio de las transformaciones
sociales en el Noroeste Argentino y en los Valles Calchaquíes en
particular.
Más precisamente el libro centra la discusión en las
transformaciones sociales relacionadas con la reestructuración de la
vitivinicultura desde la época neoliberal de los años 1990. Un concepto
clave que introducen las compiladoras en su capítulo de introducción
y que se retoma en los capítulos I y II (Archipiélago mediterráneo. El
caso de la vitivinicultura en Cafayate por Estela Vázquez y
Transformaciones sociales en Cafayate a fines del siglo XX.
Capitalismo y globalización por Estela Vázquez y María Ángela
Aguilar) es el de la relaciones neocoloniales. Teniendo en cuenta que –como explican en los capítulos anteriormente mencionados– hasta los
años 1990 las relaciones patrón–peón dominaban en las bodegas de la
zona, este concepto es de gran utilidad para poder analizar cómo se
enlazan procesos históricos y contemporáneos. Cómo Estela Vázquez detalla, el concepto del neocolonialismo sirve “para dar cuenta de la
actualización de un modo de dominación instalado durante la colonia,
pero que se mantiene y recrea con las nuevas formas de dominación
capitalista, luego de la reconversión neoliberal de los noventas del
siglo XX”. Cómo se efectúa esta actualización es la pregunta clave que
sirve como hilo conductor del libro.
El capítulo II analiza explícitamente los cambios a fines del siglo
XX, sin embargo también en el capítulo I se evidencia que una parte
importante del trabajo de campo se ha hecho a fines de los años 1990.
Esto sin embargo no debe entenderse como una crítica, ya que en estos
años la vida de los peones se ha modificado profundamente por su
expulsión del interior de las bodegas dónde muchos tenían su casa,
una pequeña huerta y lugar para criar animales. El capítulo da cuenta
de la paralela existencia de modelos de bodegas/empresas diferentes,
algunas desde el punto de vista de las relaciones laborales similares a
las de antes, otras totalmente reestructuradas por capitales nacionales
y transnacionales. También está interesante poder comparar las
tendencias de fines de los años 1990 con procesos actuales. Aunque en
términos generales los cambios de los años 1990 se han profundizado,
en algunos aspectos se han invertido/modificado. El boom del sector
inmobiliario (que podría haber cobrado un papel más importante en el
libro dada su gran importancia desde el punto de vista
económico/laboral como desde sus consecuencias sociales/socioespaciales)
no estaba tan visible a fines de los años 1990.
El capítulo III de Sonia Álvarez Leguizamón (Fuego en Animaná:
lugar del cielo tomado) sale un poco de la estructura del libro ya que
no se trata de un artículo científico sino de un ensayo fotográfico.
Inspirado por la obra los Fantasmas del Cordobazo el artículo presenta
fotos actuales y de archivo, muchas de ellas modificadas con
photoshop con la intención de jugar con el pasado y presente. Además
cuenta la historia del Animanazo (una protesta de trabajadores
vitivinícolas de la Bodega Animaná en el año 1972) a través de citas de
protagonistas que participaron en un taller dirigido por Estela
Vázquez en el año 2013.
El capítulo IV de María Victoria Sabio Collado pone la mirada en la
conformación y organización de las comunidades indígenas en los
Valles Calchaquíes. Esto se basa en una vasta literatura sobre este
proceso en la Argentina (y en Salta particularmente) demostrando que
el desarrollo desigual que ha generado el neoliberalismo ha llevado al
mismo tiempo a una lucha de parte de los desfavorecidos en contra de
las actuales dinámicas excluyentes. El capítulo V de María Ángela
Aguilar retoma, profundiza y actualiza muchas de las cuestiones
tratadas en el capítulo II presentando las trayectorias de algunas bodegas de los Valles en los últimos años. Muchos argumentos del
artículo se basan en un análisis de las páginas web de las respectivas
bodegas. El último capítulo de Andrea Jimena Villagrán se enfoca en
un proceso que hasta ese momento solo ha jugado un papel secundario
en el libro: el proceso de patrimonialización del vino para el desarrollo
del turismo. El artículo subraya el papel de las políticas públicas en
este proceso (a partir de la creación de la Ruta del Vino y del Museo de
la Vid y el Vino) y concluye que el crecimiento del turismo ha llevado
a un incremento del precio de la tierra. Consecuentemente, las
desigualdades sociales históricas se perpetúan, lo que según la autora
–y ésta es la última frase del libro– “[…] permite establecer
comparaciones y paralelos con procesos que están sucediendo en todo
América Latina en este momento”. Comparto esta reflexión e incluso
me parece que estas comparaciones de las cuáles hay pocas en el libro
podrían haberlo enriquecido.
Cómo un lector interesado en la bibliografía citada me ha llamado
la atención de que muchas de las citas en el texto no aparecen en la
bibliografía. En el libro se ha optado por poner la bibliografía al final y
no directamente detrás de cada capítulo. Eso requiere sin duda un
trabajo de edición más cuidadoso. De las numerosas referencias
citadas acerca de la reivindicación indígena en el capítulo IV por
ejemplo solo muy pocos aparecen en la bibliografía del libro. Dejando
de lado estas cuestiones menores el libro presenta un aporte novedoso
e importante para el estudio de los Valles Calchaquíes ya que se enfoca
en transformaciones sociales que hasta el momento han recibido poca
atención científica.
Gerhard Rainer
Institut für Geographie, Universität Innsbruck
El asociacionismo de la Emigración española en el exterior: significación y vinculaciones, Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta (eds.), Silex Universidad, Madrid, 2014, pp. 647.
Los treinta y cinco trabajos reunidos en El asociacionismo de la
Emigración española en el exterior: significación y vinculaciones revelan la
vigencia de la problemática migratoria. Estos aportes, tanto de
investigadores de trayectoria como de jóvenes que se inician, delinean
el estado del arte sobre la temática asociacionista, que se organiza en
cuatro grandes temas: perspectivas teóricas e historiográficas, análisis
del asociacionismo en los principales países de acogida, balance sobre
la actualidad del fenómeno inmigratorio y asociativo, y un conjunto de
estudios de casos.
La inmigración y el asociacionismo, los temas de este volumen,
iluminan además un conjunto de problemáticas afines. La inmigración
permite seguir el derrotero de los modernos estados nacionales desde
su conformación en el siglo XIX hasta su reciente crisis. Al unir las
preocupaciones decimonónicas sobre la inmigración y las del contexto
globalizado, mediado por el uso de internet, se muestra la vigencia de
las preguntas sobre la relación entre el emigrado, su comunidad de
origen y su sociedad de acogida. Con el asociacionismo -que retoma el
camino historiográfico abierto en la década de 1990 con la exploración
de nuevos fondos documentales americanos- se ponen en debate las
preguntas por las posibilidades de integración y asimilación y por la
interacción del emigrado con los espacios de origen y de acogida.
De este modo, Xosé Núñez Seixas nos sugiere entender el
asociacionismo como un caleidoscopio para indagar tanto las
posibilidades de movilidad sociopolítica del migrante como su
experiencia cotidiana, así como los procesos de negociación y disputa
propios de la recreación de los proyectos políticos, sociales e
identitarios en la diáspora. A la vez, su caracterización como un
espacio, como propone Jordi Canal, lo articula con la vida política.
Desde estas perspectivas, el estudio de las asociaciones permite
entender el peso de la comunidad inmigrante en los países de acogida
y sus posibilidades de acción en sus países de origen. Precisamente,
Anxo Lugilde destaca su papel como canalizadoras de las demandas
de los emigrados por acceder a la representación política y al voto en
la península. La sociabilidad, arraigada en el espacio social y
económico, resulta una vía para entender la circulación de ideas entre
ambas márgenes del Atlántico.
En el volumen se distinguen dos grandes bloques de producción
historiográfica: el ligado al análisis de la inmigración a América de
finales del siglo XIX y principios del XX, más maduro, y el más
reciente, vinculado con la revisión post franquista, que atiende al papel
de las asociaciones y de la inmigración durante la Guerra Civil y el
franquismo. En el siglo XIX, el fenómeno asociativo español tuvo un
perfil panhispánico que José Moya sintetizó, refiriéndose a Buenos
Aires, en la idea de una comunidad organizada. Las síntesis
historiográficas de Alejandro Fernández sobre el Cono sur (Argentina,
Uruguay y Chile) y de Alicia Gil Lázaro sobre México subrayan tres
características de este asociacionismo. La primera es el alto grado de
difusión de las asociaciones mutuales y de beneficencia, en su origen
ligadas al modelo panhispánico. La segunda su papel, en tanto
espacios apolíticos de sociabilidad, en la construcción del entramado
inmigratorio. Finalmente, el desarrollo de liderazgos étnicos que
otorgaron cohesión a la comunidad de inmigrantes, hasta que a principios del siglo XX fue impugnada por las asociaciones de matriz
regional y microregional.
Este contrapunto entre asociaciones regionales y nacionales
también está presente en los casos de Venezuela, Estados Unidos,
Francia y Brasil; sobre este último Elda E. González Martínez destaca
el mayor peso los espacios étnicos nacionales. El caso de Cuba, colonia
española hasta finales del siglo XIX, estudiado por Juan Andrés Blanco
Rodríguez y Moises Llorden Miñambres, ofrece un contrapunto, pues
allí crecieron originalmente asociaciones regionales. La tensión entre
estas asociaciones de distinta escala, que disputan por la
representatividad, explica la definición de actores, posiciones,
posibilidades de acceso a los distintos recursos y la disputa simbólica
por la identidad cultural en la diáspora, como en el caso analizado por
José Antonio Vidal Rodríguez.
La perspectiva regional fue impulsada a finales del siglo XX por los
gobiernos regionales, que trataban de rearmar los lazos con sus
inmigrantes. Estudios de caso sobre la inmigración navarra, vasca,
gallega o catalana examinaron los destinos elegidos por estas
comunidades, dentro y fuera de España, sus estrategias de inserción y
sus experiencias personales. Tal los casos de los emigrados vascos en
Tandil, que estudia Marcelino Irianni, o el análisis del papel político y
cultural del Casal de Cataluña en Buenos Aires, de Marcela Lucci.
El cruce entre este enfoque regional y el tipo de asociación
mutualista permite acceder a un conjunto de datos socioeconómicos
fundamentales para definir el perfil migratorio. Así, a través de la
Sociedad Española de Socorros mutuos de Barracas, Ruy Farías logra
identificar las experiencias sociales de la comunidad gallega en la
Argentina. Lo mismo ocurre con los estudios sobre la Asociación Vasco
Navarra de Beneficencia en La Habana y la Sociedad de Socorros
Mutuos en Paraguay, que conectan las coyunturas específicas con las
estrategias migratorias generales, como el mutualismo.
El análisis de la articulación cultural entre ambos márgenes del
Atlántico coloca estos estudios en una perspectiva transnacional. El
estudio del peso que tuvo el dinero indiano en la configuración social,
cultural y religiosa en la península, y el de las inversiones en América
para la difusión cultural entre los emigrados españoles, permiten
pensar el aspecto material de la circulación de ideas.
En contraste con el análisis de las asociaciones para el siglo XIX, el
componente político domina los trabajos referidos al siglo XX. Bárbara
Ortuño Martínez analiza el papel central que tuvo el Centro
Republicano Español, vinculándolo con el republicanismo español en
la Argentina de finales del siglo XIX, en la acción política y cultural
durante la Guerra Civil. Este episodio permite considerar la acción política de las asociaciones en Buenos Aires, la trama internacional del
asociacionismo o el lugar de las asociaciones franquistas en Europa.
Asimismo, el trabajo sobre la política del Estado durante el franquismo
y el lugar de la migración española en Europa abre nuevas líneas de
investigación.
Un breve recorrido por el índice nos permite ver como a las formas
clásicas del estudio migratorio se han sumado nuevas perspectivas que
al congregar aportes de la historia política, la historia transnacional y
la historia cultural permiten acercarnos a la experiencia del individuo
migrante.
Ana Leonor Romero
UBA