ARTÍCULOS ORIGINALES

Construcción de un espacio urbano periférico en el Gran Rosario (Argentina) por migrantes paraguayos: trayectorias, contrastes y marcaciones

Construction of a Peripheral Urban Space in Gran Rosario (Argentina) by Paraguayan Migrants: Trajectories, Contrasts and Markings

 

Georgina Granero*

* Doctora en Humanidades y Artes Mención Antropología y Licenciada en Antropología Orientación Socio-cultural por la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Miembro del Centro de Estudios Aplicados a Problemáticas Socioculturales (CEAPROS), Instituto de Investigaciones de la FHyA-UNR. Desde la antropología socio-cultural, ha realizado estudios en migraciones, salud intercultural, religiosidad, procesos identitarios, género, intercambio social, así como algunas colaboraciones interdisciplinarias. Correo electrónico: georgranero@gmail.com

RECIBIDO:29/11/2016
ACEPTADO: 14/04/2017

 


RESUMEN

Desde un análisis de caso abordamos el estudio de los procesos migratorios regionales y contemporáneos en contextos urbanos. Contando con un registro etnográfico realizado entre 2010 y 2014 en un barrio del Gran Rosario (Santa Fe, Argentina) con migrantes paraguayos, debatimos la construcción de posicionamientos sociales desde la dimensión espacial. Para ello, desagregamos el contexto inmigratorio desde las trayectorias migrantes y el registro de interacciones conflictivas entre vecinos y de entrevistas con actores institucionales. Ello evidencia operaciones clasificatorias y contrastes que conforman, interrelacionadamente, el espacio barrial y los posicionamientos aludidos.

Palabras clave: Migración paraguaya; Espacio urbano; Trayectorias; Inclusión/Exclusión; Etnografía; Gran Rosario (Argentina)

ABSTRACT

From a case-study, we address the study of regional and contemporary migration processes in urban contexts. Considering an ethnographic register created between 2010 and 2014 in a neighborhood located in Gran Rosario (Santa Fe, Argentina) which has a high percentage of Paraguayan migrants we discuss the construction of social positionings from the point of view of spatial dimension. To do so, we disaggregated the immigration context considering migrants’ trajectories, the register of conflictive interactions among neighbors and interviews with institutional actors. This was done with the purpose of showing classificatory operations and contrasts that conform, in an interrelated way, the neighborhood space and the positionings mentioned.

Keywords: Paraguayan Migration; Urban Space; Trajectories; Inclusion/Exclusion; Ethnography; Gran Rosario (Argentina)


 

Introducción

Presentamos aquí un recorte etnográfico y analítico que aporta al estudio de los procesos migratorios regionales y contemporáneos en contextos urbanos, particularmente de Argentina. Al referir tales procesos a nivel espacial, se distingue un patrón general e histórico: el asentamiento en zonas periféricas urbanas (Mera, 2008; Sassone & Mera, 2006; Devoto, 2003).1 Ello se encuentra presente en la configuración espacial del barrio Cabín 9, espacio lindante con el límite oeste de la Ciudad de Rosario (Santa Fe, Argentina) y perteneciente al distrito de Pérez, de cuyo centro administrativo se encuentra, en cambio, alejado e incomunicado. Allí realizamos un trabajo de campo extenso (2010-2014), afín a una metodología cualitativa (entrevistas y observaciones), con migrantes paraguayos principalmente.
En este trabajo nos preguntamos, en particular, cómo los migrantes paraguayos referencian el espacio habitado y transitado, espacio definido fundamentalmente como periférico, y cómo ello juega en los posicionamientos que aquellos generan respecto de sus vecinos no migrantes y de la sociedad receptora en general. De forma complementaria, si consideramos que “el espacio físico no es, en resumidas cuentas, sino la metáfora espacial del espacio social” (Sayad, 2010:266), la posición que se ocupa dentro de este y las formas de inscripción social que los migrantes desarrollan (Halpern, 2009) admiten una dimensión de espacialidad que procuramos analizar. Vinculado a ello, también pretendemos discutir la premisa de homogeneidad del grupo migrante en cuestión, así como también, del propio contexto de destino, en el que se inserta, en tanto unidad concebida como homogénea.
Para ello, organizamos el trabajo en diferentes puntos que describimos a continuación. Primero, presentamos una breve caracterización del proceso migratorio y del contexto local de referencia. Posteriormente, abordamos los matices que aparecen en el relato de las trayectorias migrantes2 y que desagregan el contexto inmigratorio como unidad homogénea. Seguidamente, revisamos los contrastes y articulaciones que se desprenden del registro etnográfico y que dan cuenta de cómo los migrantes construyen el espacio habitado. A continuación, desde el registro de interacciones conflictivas entre vecinos y de actores institucionales barriales entrevistados (puntualmente, una trabajadora social, docentes y sacerdote), retomamos la construcción de lo espacial y las formas de inscripción de los migrantes paraguayos bajo un ángulo diferente. Finalmente, procuramos insertar nuestro aporte en un campo de discusión más amplio, considerando los debates actuales y locales en torno a la segregación espacial.

Situando la migración paraguaya en el Gran Rosario

La población migrante de Cabín 9, y del sur santafecino en general, se encuadra en el movimiento migratorio interno y limítrofe hacia centros urbanos argentinos que toma fuerzas desde mediados del siglo XX. Esto es, habiendo existido otras modalidades de migración previas, principalmente en la zona fronteriza, se conjugan para tal época un fuerte desarrollo industrial en las urbanizaciones argentinas, fundamentalmente Gran Buenos Aires, Rosario y Córdoba y la crisis de las economías regionales; proceso asentado en la estructural desigualdad regional del país (Velázquez & Gómez Lende, 2004).3
A su vez, más allá del caso de Cabín, la inmigración paraguaya hacia ciudades argentinas en particular se remonta a la década del ‘40 y tiene como antecedentes históricos la Guerra Civil (1947) y el inicio de la dictadura stronista (1954). Tales eventos representan hitos insoslayables en la conformación de los patrones emigratorios, tanto relativos a exilios políticos como a los desplazamientos dados por la imposibilidad de resolver la reproducción social y material diaria, que se perpetúan hasta el presente (Bruno, 2015). En dicho proceso, el rol del Estado ha sido central, no solo a nivel socio-económico sino en el ejercicio de la violencia sobre amplios sectores de la sociedad (Halpern, 2009).
No obstante esta dinámica, la inmigración regional (sudamericana principalmente) hacia Argentina ha sido, ante todo, un hecho constante desde los primeros registros censales, rondando el 3% del total de la población nacional (Meichtry & Beck, 1999; Balan, 1985; De Marco & Sassone, 1983). El cambio en el patrón migratorio de mediados del SXX hacia el presente, se evidencia en la composición actual de la población extranjera: en la medida en que las migraciones de ultramar, otrora mayoritarias, fueron reduciéndose, los contingentes regionales tomaron el primer lugar (Benencia, 2012 y 2003; Cerrutti, 2009; Ceva, 2006; Sassone & De Marco, 1991; Marshall & Orlansky, 1981). Así, los últimos datos censales de 2010 señalan que estos últimos conforman el 68% del total de la población extranjera. Para la provincia de Santa Fe, esta proporción apenas se reduce (54,9%).
Por su parte, el Departamento Rosario, en el sur santafecino, concentra el 66,7% del total de la población extranjera de la provincia; concentración que se remonta hacia 1980, según el informe censal provincial de ese año. La población de origen paraguayo en particular se erige actualmente como el colectivo más numeroso respecto de la composición general de la población extranjera en nuestro país (30,5%) (Benencia, 2012; Bruno, 2012; Halpern, 2009;); cuestión que se mantiene a nivel provincial (30%) y departamental (24%) (Carpinetti, 2013; Carbonetti et al., 2009).

Caracterización socio-espacial de Cabín 9
El barrio de Cabín 9 se formó a la vera del Ferrocarril Oeste Santafesino a principios del siglo pasado: su nombre corresponde a la cabina ubicada sobre la vía que corta el trazado del barrio en dos sectores (Figura 1).


Figura 1. Cabín 9, Año 2005: Cabina del ferrocarril desde la parada del transporte público
Fuente: material fotográfico propio.

Como parte del conglomerado urbano del Gran Rosario, Cabín integra la denominada periferia urbana cuyo eje es la ciudad de Rosario, situándose a partir del límite distrital oeste con la localidad de Pérez. El límite recibe el nombre de calle Las Palmeras, su principal vía de acceso (dado que los restantes límites del barrio lindan con zonas rurales) (Figura 2).


Figura 2. Ubicación del barrio Cabín 9 (en el círculo), Ciudad de Pérez y límite oeste de la Ciudad de Rosario
Fuente: Municipalidad de Pérez. Material cedido por el Área Social municipal.

Vinculado a ello, la ausencia de colectivos directos que unan Cabín con la ciudad de Pérez (aproximadamente a 4 km de distancia), pero sí con Rosario, afirma el relegamiento que aquel padece respecto de la administración pública. Diferentes actores de instituciones barriales alegaron ello al referir las dificultades que experimentan en el desempeño de sus tareas. Por ejemplo, la Trabajadora Social del Centro de Salud barrial nos comenta: “Trabajar es muy complicado porque la Municipalidad de Rosario te dice que no porque sos de Pérez”.4 Por su parte, una de las maestras de la escuela “Provincia del Chaco” Nº 1209, señala:

Cabín es un barrio marginal de Pérez, que Pérez no lo quiere. Está muy alejado de la ciudad de Pérez, no cuenta. Y es una población importante. El barrio no tiene nada, recién ahora tiene una mejoría. A Pérez, no hay colectivos directos. No se comunican. Están más comunicados con Rosario que con Pérez. Pero sí los consideraron para que Pérez llegue a ser ciudad.5[…] Trabajar es difícil; lo que no provee Pérez, Rosario no lo quiere proveer.6

De tal modo, la frontera distrital evidencia tanto las vías de comunicación, como también, la (no) resolución de los problemas urbanístico-ambientales y del acceso a servicios públicos (Demicheli et al., 2008). En efecto, entre las necesidades más acuciantes del barrio que observamos y experimentamos durante el trabajo de campo figuran: el mejoramiento de las calles (mayormente de tierra), la anegación de estas por agua de lluvia, la erradicación de basurales al aire libre, la falta de iluminación pública y de red cloacal, así como, fundamentalmente, de agua potable. Tales problemas ambientales y sanitarios han caracterizado el paisaje barrial por mucho tiempo, destacándose asimismo, la presencia de aguas grises y negras, provenientes de los desechos de las viviendas, en veredas, calles y zanjas.
Estudios locales indicaron parámetros físico-químicos alterados para el agua disponible en las viviendas (la que proviene de fuentes subterráneas sin tratamiento adecuado) y el riesgo para la salud asociado a su consumo (enfermedades particularmente graves, como ser la diarrea infantil), al cual se agregan aquellos vinculados a problemas ambientales (dengue, cólera, leptospirosis, etc.) (Méndez Zacarías et al., 2012; Diagnóstico, Universidad de Salta, 2006).7 Asimismo, la red de agua construida no abarca la totalidad del barrio. Por muchos años ello significó que los residentes debiesen consumir agua embotellada o traerla en bidones de Rosario. Posteriormente, la puesta en funcionamiento de una planta potabilizadora, que no abastece la red de agua existente, sirvió para que los bidones fueran recargados en un lugar más próximo a las viviendas.
Ello ocurre durante la implementación de mejoras urbanísticas de la mano del Programa de Mejoramiento de Barrios II (PROMEBA)8, desde fines del año 2010 (Figura 3). A través de dicho programa se anunció una intervención sobre problemas relativos a: saneamiento ambiental, agua potable, pavimentación y mejorado de calles, alumbrado público, veredas y regularización de los dominios. Esta obra preveía alcanzar a 1.300 familias (5.250 residentes) en la zona oeste de Cabín 9, excluyendo la franja que se encuentra entre las vías del ferrocarril y el límite distrital.9 Se crearon en dicho marco cuatro áreas: infraestructura pública, ambiental, regularización dominial de los terrenos10 y social; con esta última logramos contactarnos y recibir información del programa.


Figura 3. Zona de intervención del PROMEBA en Cabín 9 hacia el norte de la vía
Fuente: Área Social de la Municipalidad de Pérez. Material cedido por el Área Social municipal.

A partir de nuestra observación, en tal período (2011-2012) y sector, pudimos corroborar el nivelado de las calles de tierra (estabilizado granular), la creación de cordón-cuneta y de desagües pluviales, el rellenado de zanjas, la limpieza de basurales11 y, por referencias, el asesoramiento jurídico para la regularización dominial (Figura 4). La instalación de una cooperativa para la distribución de bidones de agua desde la planta potabilizadora, fue unos de los objetivos del área social.


Figura 4.  Cabín 9, Año 2011: intervención del PROMEBA
Fuente: material fotográfico propio.

Ahora bien, a la implementación del PROMEBA le antecedió un relevamiento de datos demográficos en Cabín 9; tal información nos fue facilitada por el Área Social de la Municipalidad de Pérez (200712; Informe PROMEBA13). A ello agregamos datos del Censo nacional de 2001 (carecemos de datos desagregados a tal nivel para el último censo) y de trabajos locales (Méndez Zacarías et al., 2012; Demicheli et al., 2008). Asimismo, debemos indicar que, si bien diferentes entrevistados nos han indicado que la población paraguaya está presente en Cabín 9 desde la década de 1970, no hemos accedido a información para caracterizarla demográficamente desde tal período.14
De estas fuentes obtenemos diferentes datos demográficos para Cabín 9. Por un lado, algunas fuentes coinciden en determinar alrededor de 80 manzanas, equivaliendo ello a aproximadamente 1800 familias (Demicheli et al., 2008; Área Social de la Municipalidad de Pérez, s/f). Según el relevamiento realizado en 2007, se informan 7484 personas encuestadas. No obstante, datos del Censo de 2001 indican una población de 8596 habitantes. Mientas que otros trabajos (Méndez Zacarías et al., 2012; Demicheli et al., 2008; Diagnóstico, Universidad de Salta, 2006) estiman más de 10.000 habitantes para 2010. Este último dato, aunque no corroborado oficialmente, coincide con la apreciación de los agentes institucionales y residentes entrevistados.15
A su vez, del total de encuestados en el relevamiento de 2007, se indican solo 178 personas con nacionalidad paraguaya (2,4%), frente a 7250 de origen argentino (97%). Si bien son los únicos datos desagregados por lugar de origen que recabamos, nos permitimos dudar de su vigencia e incluso de su exactitud, considerando las dificultades que implica un acercamiento a esta población y las referencias directas e indirectas obtenidas a lo largo del trabajo de campo.16

Aproximación etnográfica

Desde inicios de 2010 hasta 2014 realizamos el grueso de entrevistas grabadas (25) y observaciones (70 registros) producto de encuentros (y desencuentros) en diferentes contextos: desde hogares, hasta instituciones y espacios de interacción no pautados.17
Para la presentación de este material, apelamos a nombres ficticios e indicamos edades y origen nacional. Respecto de los migrantes paraguayos en particular, agrupamos los años de llegada a la Argentina en tres períodos: 1970-1980, 1980-1990, 2000-2014.18 Asimismo, presentamos dicho material refiriendo su fecha de registro entre corchetes.19

Trayectorias: espacios y contrastes
Gran parte de los migrantes de origen paraguayo transitaron diferentes sitios de Argentina antes de arribar al asentamiento actual. Estos itinerarios estuvieron mayormente vinculados con las posibilidades de hospedaje y vivienda habilitadas por los contactos de sus vínculos parentales. Posteriormente, numerosos motivos intervinieron para definir el traslado y, en muchos casos, la radicación permanente en el contexto barrial de referencia. A partir de allí, surgen del registro disponible, referencias y valoraciones que precisan esta parte del trayecto vivido y la situación particular de Cabín 9.

1. Cabín antes y ahora
En efecto, los migrantes más antiguos, arribados entre 1970 y 1990, contrastan el paisaje barrial que encontraron al llegar, con el presente, en función de las transformaciones que este experimentó a través de los años. En relación a lo primero, se indica un espacio abierto y escasamente poblado, diferenciado del de Buenos Aires y de la propia Rosario, y más próximo al rural de sus lugares de origen (Departamento Ñeembucú).20 Así, por ejemplo, Esther21 comenta que se mudaron a Cabín en 1989 porque un amigo del marido le dijo que era “tranquilo”, cuando solo había pocas construcciones y algunas familias de paraguayos asentadas. Zulema coincide en su relato:22

Primero me vine de Paraguay, me quedé a Resistencia, a trabajar cama adentro [servicio doméstico sin retiro] y después mi patrona trabaja en Puerto Tirol y me fui con ella. Y después fui a Villa Ocampo […].
N[E]- ¿Cómo llegaste a Cabín? […]
Z- Sí, en el 78… No había nadie, la casa aquél y aquél [señala dos casas ubicadas en enfrente] y después todo quinta23. […] Y vinimos un día domingo y encontré este [terreno], vacío todavía. La escuela [Provincia de Chaco] estaba un galpón chiquito.

Cabín al presente, en cambio, se describe en general a partir de un sostenido crecimiento demográfico y la implementación de algunas mejoras en el trazado urbano (e.g. cordón-cuneta; apertura y mejorado de calles, alumbrado público). Sin embargo, como indicamos previamente, tales mejoras no fueron homogéneas y delimitaron zonas destinatarias de tales inversiones y otras marginadas de las mismas. Tal diferenciación replica al interior de Cabín la lógica centro-periferia a la que se corresponden, asimismo, demarcaciones, sobre las que volveremos luego.

2. Cabín y Rosario frente a Buenos Aires
Como anticipamos, buena parte de los entrevistados (particularmente aquellos arribados desde 1980 en adelante) aluden a instancias previas de residencia y trabajo por diferentes zonas de la ciudad de Rosario y en territorio bonaerense, con familiares asentados allí.

Graciela- En Cabín [estoy] hace un montón de años. En Rosario anduve por todos lados desde el año 83. Primero en [calle] Colón y Garibaldi, segundo, Servando Vallo e Ituzaingo, Amenábar y la vía. De ahí volví a [calles] Cerrito y Felipe Moré y de ahí a Cabín. Luché mucho.24
Adela- Treinta y cinco años ya [hace] que vivimos acá, [en] la Argentina. Vinimos a la villa primero, en Cerrito y Pasco […]. Después compramos una casilla en Cabín y la hicimos de material.25

En algunos casos, el contraste es en relación a Buenos Aires, evidenciando las facilidades de desplazamiento y la menor densidad poblacional de la residencia actual (en Rosario o en Cabín), como atributos positivos. Esta valoración, referida generalmente como tranquilidad, contrasta con un exceso de urbanización que es señalado negativamente. Así, por ejemplo, Hilario26 refiere que vino de Buenos Aires, donde viven dos de sus hijos, para trabajar en Rosario (donde también tiene familia), porque antes debía viajar dos horas hasta el lugar de trabajo. Otros fragmentos perfilan similares derroteros y contrastes, ligados a la dinámica de las trayectorias migratorias y los lazos parentales intervinientes:

Elba- Vine primero a Buenos Aires con mi hermana. No me hallaba, no me gustaba Buenos Aires. Y después tenía otra hermana acá y le dije a mi hermana de allá ‘¿por qué no la llamamos?’ Ella no quería que me venga, pero no me gustaba Buenos Aires […]. Acá sí, cuando llegué se me abrió la gloria ¡más distinto! Menos gente, aunque sea para cruzar la calle.27
Gregoria- [En 2006] Primero fui a Buenos Aires y después me vine para acá. Me fui para allá y era todo un quilombo,28 no me gusta ahí. Vivía en Moreno y tenía que trabajar en Belgrano, era todo un tema viste […]. Me fui a hacer ahí el documento y tenía que viajar 3, 4 horas para llegar del otro lado. Acá todo tenés a mano.
G[E]– ¿Y acá tenías familiares? O ¿cómo se vinieron para acá?
Gregoria- Yo vine con una prima que me trajo con la condición de que me iba a dar trabajo, pero al final me trajo con la cosa de que yo le cuidara al gordo29 [risas]. Yo vine mal del comienzo.
G[E]– ¿Tu prima ya estaba acá de antes?
Gregoria- Sí, ella un montón que estaba en Buenos Aires.
G[E]– Y tu marido, ¿lo conociste acá entonces?
Gregoria- No, lo conocí cuando estaba […] en el colegio [en Paraguay]. Pero él ya estaba acá [en Rosario, cuando Gregoria llegó] […] Y después vivimos mucho de Elba [vecina].
Esther- En la casa de Elba, sí, si yo la conocí ahí [a Gregoria].30
Gregoria- Y después vinimos ahí por [calle] Sauce y de ahí vinimos acá, porque mi marido odia la mudanza […]
Esther- Esto es tuyo, es tu casa
Gregoria- Esto ya es nuestro. Falta mucho todavía.
Esther- Se hace de a poquito
N[E] – ¿Y son muchos hermanos?
Gregoria- Cuatro hermanas. La que vive conmigo es la menor de todas. Yo soy la segunda, sería. Mi hermana, la mayor, está en Buenos Aires, después estoy yo y la otra que viene después de mí, también está en Buenos Aires […] Estamos todas para este lado [Argentina].
N[E]– ¿Adelante [de la vivienda] quién vive?
Gregoria- Esa es mi cuñada, la hermana de mi marido.
N[E] – Y arriba, tu hermana…
Gregoria- Mi hermana.31

3. Cabín frente a Rosario y Pérez
Por otro lado, entre los entrevistados más jóvenes (2000-2014), se encuentran quienes han arribado directamente a Cabín, a partir del hospedaje que le brindaron parientes radicados en esta zona. En estos casos se verifica también, como opción alternativa a dicho hospedaje, el alquiler de piezas en diferentes viviendas de residentes paraguayos o locales. Ello constituye a su vez un emprendimiento extendido a nivel barrial y a lo que se accede por información y recomendaciones de los contactos. Asimismo, su arribo sin escalas indica la consolidación de entre los vínculos entre migrantes paraguayos en Rosario y Cabín 9, particularmente.

G[E]- ¿Hace cuánto que estás acá?
Romina- ¿Cuatro meses? [Se dirige a Esther, su tía]
Esther- Sí, cuatro meses. […]
G[E]- ¿Y allá dónde estabas?
R- De cerca de Encarnación. Vamos y venimos…
G[E]- ¿Se vinieron directamente acá? a Rosario, bueno, Cabín…
R- Sí. Tuve suerte y conseguí el alquiler re-cerquita.
Elena- Cerquita de su tía.32

Pero, más allá de estas diferencias, las referencias sobre Cabín 9, particularmente, lo definen y posicionan, por un lado, respecto de la ciudad de Rosario, epicentro económico, social y cultural a nivel regional, y, por otro, de la ciudad de Pérez, como centro administrativo del cual dependen. Esta doble situación periférica y fronteriza de Cabín, frente a Rosario y Pérez, se esquematiza en la frase “una vereda es Rosario, la otra es Pérez”33 y se extiende al problema de la inversión pública y el acceso a servicios básicos, principalmente agua potable, como anticipamos. Norma nos indica que: “La calle Las Palmeras [límite distrital] no la arregla nadie, porque de un lado es Rosario y del otro Pérez”.34
Una anécdota de campo viene a cuenta del registro del cotidiano transitar por Cabín en tanto espacio relegado. En una ocasión, cuando las obras del PROMEBA estaban en marcha, observamos que en algunas manzanas varias calles presentaban barriales y estaban anegadas, imposibilitando el tránsito. Esther nos comenta entonces que, si llueve y no pueden transitar, pierde los turnos en el Centro de salud y que estos son otorgados una vez por mes. Adela agrega que “Nadie sale y nadie entra cuando llueve”. Sin pensarlo, comenté que “Al menos hoy no llovió…” y Esther responde: “Ustedes se van, pero nosotros quedamos”.35 Sin preverlo, tal delimitación dejó en claro las posibilidades e imposibilidades asociadas a las residencias y nuestra diferenciación, también, como residentes de Rosario.
En otra ocasión, la misma Esther nos comenta que uno de sus hijos no consigue trabajo “Porque él puso la dirección de acá y de lejos no quieren llamar”. En su lugar, le recomienda que coloque la dirección de su hermana o de su tía, que residen en Rosario: “Los de allá [residentes de Rosario] quieren alguien que no esté lejos”.36

4. Cabín frente a la periferia
Paralelamente, la imagen de Cabín como barrio periférico, a nivel mediático y social, se encuentra asociada a hechos delictivos y la calificación generalizada de zona insegura. En tal sentido, hemos registrado una disconformidad general respecto de la mala imagen que suele adjudicarse a Cabín, más allá del reconocimiento de episodios violentos y de robo, así como de zonas peligrosas dentro del propio barrio.37
En efecto, dicha distinción zonal interna, asociada a la actividad de las llamadas “bandas delictivas”38, se refleja espacialmente a partir de una (aún) menor inversión pública (ausencia de mejorado e iluminación de calles) y una mayor precariedad de las unidades residenciales. Hemos registrado tal situación en el intento de relevar distintas zonas del barrio (especialmente hacia el suroeste) y la imposibilidad de transitar por algunas calles, tanto por su estado físico como por la disuasión de quienes nos acompañaban en esa ocasión: “A la noche debe ser re-feo andar por acá […]. Todos dicen”.39
En función de esto, atenderemos especialmente a lo que dicha imagen genera en el posicionamiento de los residentes migrantes, quienes encuentran en ello los efectos de una relación de contigüidad:

Silvia- Por ahí te dicen [taxistas] ‘no, no quiero entrarme a Cabín’. Pero son gente humilde que trabaja. Nosotros acá nos levantamos todos y tenemos un laburo [trabajo] para ir a estar. Y hay veces que te dicen ‘ay, pero este barrio’ […] Nosotros estamos todos implicados ahí. Yo le dije ‘ah, yo trabajo en el country [barrio privado], tienen como 50 seguridades que les pagan todo el tiempo, igual le entraron a robar’. Es mi barrio. Yo vine de Paraguay, cuando me vine, había así de yuyos [señala un metro desde el piso], no se veía la vía, jamás me pasó nada. Por ahí me salían y me pedían dos pesos, cinco pesos, pero yo le doy, porque ya me conocen: ‘paraguayita, ¿me da cinco pesitos?’ Y te conoce, a nosotros los paraguayos nos conocen todos. Pero jamás me han sacado la zapatilla.40

La asociación entre periferia (ligada a la desinversión pública) e inseguridad presenta atributos negativos que son considerados extensivos a los residentes, por lo cual estos procuran diferenciarse a partir de señalar atributos valorativos positivos. A ello también le sigue la expresa y generalizada diferenciación de Cabín respecto de la villa, referente paradigmático de la adjudicación de atributos negativos y estigmatizados tanto a nivel mediático como social.
Así, Elba comenta que luego de la estadía en la casa de su hermana en Rosario, se mudó con su esposo a otro barrio de zona oeste durante 10 años: “era villa. Pero era una villa decente. Porque todos paraguayos, entre chaqueños, todo de material las casitas, no era chapa”.41 Adela, sobre una de sus sobrinas, indica: “Tiene su casita, pero en la villa”.42 Liliana también nos comenta que: “Al menos tengo casita, porque vivía en la villa”43. Un fragmento de la entrevista con un obrero de la construcción vuelve sobre el mismo contraste pero desde una zona periférica de la Ciudad de Rosario:

J[E]- ¿Y vos acá por donde vivís?
Carlos- Zona sudoeste [de la ciudad de Rosario]
J[E]- ¿Y hay mucha gente viviendo por ahí, muchos paraguayos?
C- Sí, en la villa sí, siempre hay. Yo no estoy en la villa pero tengo a tres, cuatro cuadras la villa […]. En [calle] 27 [de Febrero] y Avellaneda, atrás del mercado de productores, allí estoy. Sí, siempre, en la villa sí, hay paraguayos […] La villa es otro mundo, eh, no sé si ustedes lo conocen. Es otro mundo ahí, vos te levantás a la mañana y encontrás gente que está tomando o amanecidos, todos los días es diferente. Yo viví en la villa y me robaron todo ahí.44

Nuevamente aquí quedamos demarcadas (también) como residentes de lugares no periféricos. Finalmente, una de las maestras entrevistadas, también da su parecer, coincidiendo con la imagen desmarcada del referente villa/villeros: “Acá son gente humilde, pobre, pero no hay villeros, como les dicen, gente criada en villa. Acá, fijate que ellos tienen su casa, no vas a ver ranchitos de villa, tratan de hacerse su casita”.45
La villa es entonces un espacio vinculado a viviendas precarias (ranchos) y, casi directamente, con la delincuencia. Tal paisaje es contrastado con Cabín como barrio de trabajadores (con viviendas de material). La aclaración de una villa decente como excepción a la regla, confirma estos supuestos y el posicionamiento o proceso de desmarcación-remarcación buscado (Halpern, 2009). Por su parte, la entrevista a Carlos, por fuera de Cabín (zona sudoeste de Rosario), distingue también la situación de paraguayos que viven en la villa, de su situación personal, que implica haber trascendido esas circunstancias.
A su vez, la intervención de la maestra ratifica el cuadro previsto a partir de una interpretación sobre el barrio y su población, desde un posicionamiento a la vez externo, como observadora, y próximo, desde su trayectoria laboral y sus vínculos con familias vecinas. En el mismo contexto, la entrevistada nos señala también que:

Esto es Cabín 9 para la gente, ni Pérez ni Rosario [….]. Acá hubo un proyecto en la escuela que hicieron los chicos de la secundaria de darle otro nombre al barrio, porque el nombre se margina mucho. Es lo típico, socialmente ya no te miran igual. Se hizo una votación pero la gente no quiso, porque Cabín 9 era el barrio de ellos. Están muy arraigados.46

La importancia del nombre del barrio coincide con la apreciación general, a nivel local, que distingue a Cabín 9 como un barrio claramente identificado dentro del conglomerado urbano del Gran Rosario (a lo cual contribuyen, aunque con sesgo negativo, el tratamiento mediático local). Finalmente, la referencia a Cabín se cierra a partir del tópico que lo define como un barrio lleno de paraguayos, expresando la idea de una mayoría de vecinos de origen paraguayo. Referimos esto en tres extractos:

1. Liliana- Llegan muchos paraguayos, en el barrio hay más que argentinos.
Esther- Y los que van a venir todavía […] Buscan de vivir donde estén otros paraguayos, uno le dice al otro y así.47
2. Norma- Mucha más gente viene a Argentina que a Asunción a buscar trabajo. Buenos Aires, Rosario, Córdoba también. Mucha gente viene, jóvenes, parejitas, para trabajar y alquilan una piecita.48
3. Tita- Hay muchos paraguayos. […] De 19 para arriba, buscan trabajo. Alquilan una pieza entre 3 o 4. Si escuchas en el colectivo [transporte público urbano] que hablan en guaraní, antes no.49

Cabín, como otros barrios urbanos de Argentina, se presenta entonces como un anclaje territorial diferenciado de la sociedad mayoritaria y, particularmente, del referente socio-espacial que, dentro de este marco societario, presentan la mayor carga estigmatizante, la villa. Frente a ello se sostiene una identificación como trabajador en la que se incluye a los migrantes internos, quienes comparten una posición y trayectoria social próxima, como indica Silvia:

Yo digo, me vino re-cara la luz y bueno, pienso, lo usé, soy consciente de que lo usé y tengo que pagar. Para ellos [empleadores] no, ahora no te prenden la estufa. No comen carne porque esta cara […] Yo veo que mi patrona viene con las botas que se compró y me las esconde para que no vea, pero yo sé, si estoy ahí…Yo la llevé a mi concuñada (chaqueña) a la casa de Gutiérrez [conocidos de sus empleadores]. Fue la señora y dijo que Gerónima [concuñada] había robado un pedazo de carne, yo le dije ‘si somos pobres, venirse hasta acá a ensuciarse las manos, me parece que te estás equivocando’. Yo hablé después con Gero y le dije, si robaste, decime, pero si no, yo te salgo de testigo donde sea que esa te acusó de ladrón injustamente. Como piensan que sos pobre y ellos tienen plataVos ves cómo hacés para que te alcance el sueldo y ellos ven qué hacen con lo que les sobra, así es.50

En el Cuadro 1 presentamos una síntesis y relación de las referencias y valoraciones presentadas. Dicho contraste y su puesta en relación otorga un efecto de sentido que creemos re-presenta aquel que los migrantes perciben y reconstruyen. Para tal exposición (y sugerencia analítica) nos servimos de la formalización introducida por Lévi-Strauss (2008) para las oposiciones y correlaciones a fin de acentuar el carácter contrastivo y relacional de la construcción de los referentes espaciales e identitarios citados.

Cuadro 1. Cuadro relacional de valoraciones

Fuente: elaboración propia.
Nota: 1. :  se opone a (A se opone a B, o bien, A es a B);
2. :: se correlaciona con (la oposición A-B se correlaciona con la oposición C-D, o bien; A es a B lo que C es a D).
3. [ ]niveles: agrupan relaciones opositivas que en conjunto se oponen a otras
4. >/<mayor /menor que

De tal forma indicamos cómo la espacialidad habitada se construye, por un lado, en contraste a vivir en Buenos Aires, dada la menor concentración poblacional y las mayores facilidades de movilidad. Así, en tanto Cabín es periférico a Rosario y en conjunto ambas localidades lo son respecto de Buenos Aires, el rasgo de menor urbanización que corresponde a aquellas, contrasta con las atribuciones positivas señaladas.  A su vez, se suma a ello las valoraciones que califican a Cabín 9 como decente y trabajador, con casas de material, en contraste a la figura de la villa y su ligazón a la inseguridad y el delito. Se distingue dentro de la periferia una centralidad que pretende distanciarse de los atributos negativos de aquella, los que son cotidiana y socialmente reforzados. En tal sentido, las relaciones y correlaciones establecidas permiten delinear el marco en el que se inscribe la construcción de la espacialidad habitada por los entrevistados.
De tal forma indicamos cómo la espacialidad habitada se construye, por un lado, en contraste a vivir en Buenos Aires, dada la menor concentración poblacional y las mayores facilidades de movilidad. Así, en tanto Cabín es periférico a Rosario y en conjunto ambas localidades lo son respecto de Buenos Aires, el rasgo de menor urbanización que corresponde a aquellas, contrasta con las atribuciones positivas señaladas.  A su vez, se suma a ello las valoraciones que califican a Cabín 9 como decente y trabajador, con casas de material, en contraste a la figura de la villa y su ligazón a la inseguridad y el delito. Se distingue dentro de la periferia una centralidad que pretende distanciarse de los atributos negativos de aquella, los que son cotidiana y socialmente reforzados. En tal sentido, las relaciones y correlaciones establecidas permiten delinear el marco en el que se inscribe la construcción de la espacialidad habitada por los entrevistados.

Formas de clasificación entre vecinos y actores institucionales
Dentro del contexto barrial, a nivel interactivo, el origen nacional se presenta como un marcador y clasificador social. Ello se pone en evidencia especialmente en el caso de conflictos entre vecinos, donde adquiere un tono descalificativo que apunta a remarcar la condición de extranjeridad como subordinada.

Graciela- Tengo una señora [cliente de su comercio] que ni ver me quiere, porque re-mala te pide las cosas […]. Ella tenía negocio, verdulería, se hundió todo, sigue pagando la cortadora de fiambre. Cuando tenía libreta51 no me quiere pagar la libreta y se enoja. Después le dije yo a otra persona: ‘¿por qué me tiene que venir arrodillada a pedirme?’ Y se ve que le dijo y vino y me tiró la plata [dinero] por la ventana y me dijo: ‘Ahora decile a todo el mundo que ya te pagué las cuentas paraguaya de mierda. Tenés que ir a tu país, no tenés por qué estar acá’. Y sabés lo más feo, después de un año me vino a pedir fiado. Me dolía en el alma, pero le dije que no. Tengo unas personas que no me pagaron más.52

Además de esta historia, destacamos otras situaciones conflictivas en las que aparecen apelativos similares (e.g. paraguayo de mierda, paraguayo mugriento). Por un lado, una pelea entre vecinos que pudo llegar a una instancia de violencia física, se remarca el hecho de que tal descalificación fue motivo para que otros migrantes se involucren, tanto por la agresión hacia un conocido como por la ofensa en tanto paraguayo: “salieron todos a defender al viejito, si no se puede mover”.53
En otro caso, el conflicto logró finalmente disuadirse con la intervención de Esther, quien se posicionó como paraguaya y familiar de algunos de los involucrados, por un lado, y como vecina y conocida del agresor, a quien ayudó en momentos en “que no tenía a nadie”.54 Esther apeló con éxito al lugar de intermediación, desde el cual pudo operar eficazmente sobre los mecanismos reciprocitarios existentes y desplazar la línea trazada por las marcaciones nacionales tras la lógica del don (Godelier, 1998; Mauss, 1979). Cabe agregar que, en tales circunstancias, este accionar contrasta con la no intervención policial que es, en sí, generalmente evitada por los propios vecinos y considerada ineficaz: “¿Para qué? si no vienen [los policías]. Si después los largan [a los demorados o detenidos en la institución policial]”.55
Finalmente, se presenta otra instancia de conflicto entre vecinos por el suministro de agua y la conexión de la cañería entre viviendas linderas. En esta ocasión, Zulema comenta haber recibido amenazas e insultos de su vecina (no migrante), con iguales apelativos al origen nacional. Pero, si en este caso la entrevistada recurre a la policía para realizar la denuncia, tampoco espera de esta una respuesta favorable: “No hacen nada porque están juntos [policía y denunciado]. Se protegen”.56
De tal modo, diferentes situaciones cotidianas y conflictivas entre vecinos, por motivos diversos, dejan en evidencia manifestaciones xenofóbicas en torno a la condición nacional y migratoria, en este caso de personas de origen paraguayo, como una forma de exclusión y subordinación dentro del contexto barrial. En estos casos creemos encontrar lo que Halpern indica en su trabajo:

[…] la construcción de la alteridad indeseada se expresa, antes que nada, en órdenes de la vida cotidiana donde lo ‘políticamente correcto’ no forma parte de los códigos de convivencia. En conclusión, la discriminación no es un terreno que deba ser analizado solamente en tanto ‘formas de diferenciación estigmatizante dentro de la diversidad social’, sino también, y principalmente, en clave de desigualdad dentro de la misma desigualdad (2009:211; el destacado pertenece a la fuente).

En tal sentido consideramos que, ante igual condición socioeconómica y espacial, las marcaciones en torno al origen nacional entre los vecinos de Cabín trazan, sobre todo, fronteras de exclusión del marco societario, que operan subordinando los no nacionales para dirimir conflictos. Pero también de inclusión, a un nivel más restringido, en torno a una mutua identificación colectiva (nosotros-ellos), marcadamente excluyente, cuyo arraigo puede ser coyuntural, ligado a tales eventos, pero no por ello menos efectivo al irse imprimiendo en la cotidianeidad y formas de relacionamiento habituales.

1. La mirada institucional
De forma menos extrema, observamos una caracterización y particularización del colectivo paraguayo planteada desde diferentes actores con representatividad institucional en el espacio barrial. En este caso, el posicionamiento asumido (situación de entrevista mediante) se focaliza en la relación institucional respecto del tal colectivo, la cual es interpretada a partir de la distinción y calificación de atributos vinculados a la condición migratoria y nacional. Así, en el encuentro con la secretaria de Cultura de la Municipalidad Pérez, también secretaria de la Escuela Provincia de Chaco, esta comenta:

[Los migrantes paraguayos] Van por lo bajito […] dicen bajito ‘es paraguayo’. Pero no quieren tramitar su cédula de allá, quieren que sean argentinos los hijos […]. Yo es lo que veo porque estoy con las inscripciones [de la escuela]. También tienen eso que son golondrina, son errantes, sacan a los chicos y los llevan por un mes al Chaco y después vuelven. Algunos, no todos. Y hay que hacer de nuevo los trámites […]. Eso sí, son muy compañeros, se ayudan entre sí […]. Está el que progresó y el que no, porque no pudo, no quiso, no sé. El que vino a trabajar y supo manejarse, hoy tiene mucha plata, está bien. Pero los que no, algunos viven en pensiones y están mal. Por ahí son 4 o 5 juntos, sin baño […]. Los que son gente más grande, el que tiene 40 (los jóvenes no tanto), son parcos, cuesta hacerlos hablar. No se abren […]. Salvo cuando se sienten cómodos, como el grupo que está en la capilla [barrial] que participa en la fiesta [de la Virgen de Caacupé], se reúnen y todo.57

La apreciación de cierta distancia es también comentada por las maestras de la escuela de Cabín, cuya perspectiva ya hemos introducido en parte. En relación a ello, señalaron que dicho distanciamiento se debe a que “están indocumentados, la mayoría”; mientras que “cuando ya interviene la escuela a lo mejor no tienen tanto miedo.58
A su vez, durante el desarrollo del PROMEBA en Cabín, se consultó al Área Social sobre la participación de migrantes paraguayos en las actividades y talleres desarrollados en dicho espacio y, puntualmente, como representantes barriales, dado que un objetivo de esta área era disponer de un representante por manzana. Respecto de todas estas instancias, la respuesta de las profesionales del Área fue negativa, señalando incluso que, a pesar de saber de la presencia significativa de migración paraguaya en el barrio, no habían tenido contacto directo con alguno de ellos.59 En efecto, previamente nos habían comentado que el tema migratorio no había sido puntualmente considerado a nivel de la intervención barrial.60
Por otro lugar, uno de los sacerdotes entrevistados, nos presenta en dos ocasiones su perspectiva sobre los paraguayos que se acercan a la capilla. En la primera, indica: “Ellos dicen ‘me maltrataron’, no dicen ‘discutí’, ‘me peleé’. Se ponen en un lugar pasivo. Tienen mucho el tema de la discriminación. No se sienten que pertenecen todavía, se sienten extranjeros”.61 En la segunda, refiere que: “Ojo que ellos han aceptado, en cierto sentido, que los llamen ‘paraguayito’, ‘paraguayita’. Les molesta, pero no lo toman como terrible”.62
En esta ocasión, el párroco también comenta la existencia de un grupo de oración que congrega a devotos paraguayos de la zona, en torno a la devoción a la Virgen de Caacupé (el mimo grupo que refiere la Secretaria de Cultura citada previamente). En 2009, este grupo surge a partir de la convocatoria realizada por el sacerdote entonces a cargo, bajo el nombre de Comunidad Paraguaya. No obstante, si bien la propuesta de agrupación fue recibida, el nombre fue rechazado por sus integrantes por el sesgo que conllevaba. En su lugar, proponen el nombre de Comunidad de Caacupé, de modo de centrar su identificación en la devoción mariana.63 Para las autoridades eclesiásticas contactadas, ello responde a un intento por evitar ser señalados en tanto paraguayos en el contexto parroquial y, por extensión, en el contexto barrial más general.
A esta interpretación, corresponden los diferentes eventos conflictivos entre vecinos, pero también, entre colaboradores y asistentes al culto, según nos fuera indicado por el propio sacerdote entrevistado. Mientras que, comentado sobre la escasa participación de los vecinos de origen paraguayo en espacios como el PROMEBA, el párroco señala que:

No, no participan […]. Por un lado, son parte del todo, del barrio […], tienen su historia. Pero, por otro, no se integran... Pero también creo es lo que les permite seguir unidos, su identidad, su cultura. Es como las culturas hacen para sobrevivir ¿no?64

En contraste a ello, el sacerdote destaca la participación activa de paraguayos en la construcción de la casa parroquial, en la que trabajan durante los fines de semana, desde las primeras horas y de forma voluntaria. Las obras avanzan en la medida en que la parroquia recauda los fondos necesarios, principalmente a través de festivales, venta de comidas y donaciones particulares y públicas. Al respecto, nos comenta que algunos de los trabajadores paraguayos le señalaron: “nosotros no somos de acá pero usted sí, le puede escribir una carta o algo a la Presidenta [Cristina Fernández] y dígale que le dé algo”. Aclara nuevamente: “No se sienten de acá”.65

2. Ellos-nosotros
Hasta aquí hemos introducido algunos fragmentos que dan cuenta de las formas de clasificación que entran en juego a nivel interactivo, en situaciones concretas, y que también forman parte de marcos interpretativos presentes en los espacios institucionales locales. En un nivel de mayor abstracción, nos encontramos con huellas de la elaboración de imágenes contrastivas entre “ellos” y “nosotros” que se consolidan a partir de la atribución valorativa de diferentes colectivos, tras límites de exclusividad. Tal atribución es disparada a través de ciertos elementos diacríticos, “seleccionados” para distinguir y oponer en una lógica inclusiva/exclusiva de grupos sociales (Douglas, 1988:58).66
Así, en contraste con las marcaciones externas aludidas, el origen nacional del colectivo migrante paraguayo es referido por estos en relación a un marco valorativo común, que implica relaciones de confianza y compromiso, creencias y referencias compartidas. Tal referencia implica desde ya una representación del nosotros que se centra en el atributo nacional, como punto de convergencia entre las diferentes trayectorias migratorias. En este sentido, esta identificación aparece definida y gestada en contraposición con la población local, argentina, y genera expectativas estereotipadas a partir de las cuales se delimitan las posibilidades de intercambio y de identificación dentro del contexto valorativo establecido.
En ocasiones, tales expectativas y fronteras son especialmente destacadas y actúan ordenando relaciones vinculares y definiendo posicionamientos. De esta manera, Esther refiere a una amiga argentina cuyos vínculos parentales políticos son de origen paraguayo: “Lo que ella hace no se lo hace otro, porque paraguayo con paraguayo se ayudan pero con argentino no. El argentino te va a mandar a pasear”.67 Nuevamente aquí, podemos comentar que la excepción confirma la regla, dado que: “Acá son todos paraguayos, se cuidan unos al otro”.68 En dicho cuidado caben las múltiples recomendaciones, piedra angular de los espacios socio-laborales. Por caso, Esther comenta sobre uno de sus sobrinos, recién arribado que: “Elba [vecina y pariente] lo tomó, por suerte, está de ayudante […]. Allá [Buenos Aires] no conseguía mucho, porque allá no tiene, así, quién le consiga. En cambio acá estamos todos, le conseguimos enseguida”.69
La remarcación como paraguayos y su contraste con los argentinos se enlaza, entonces, con el circuito de recomendaciones y la estructuración de los espacios laborales, principalmente en el área de la construcción, por lo cual, también aquí se acuña el leimotiv de que todos son paraguayos (porque) los paraguayos son trabajadores.

Esther- [En la construcción] son todos paraguayos. […] Mi marido [contratista] no tiene ninguno argentino, todos son paraguayos. Uno que le conoce, otro que le conoce y así. Son los primeros que están en la Argentina, los paraguayos jóvenes quieren trabajar.70
Julio- Acá el que labura vive bien. […] Allá en Paraguay no conseguís trabajo tan fácil. O sea, de construcción, acá todo lo que hay laburo es de construcción. Hay muchísimo trabajo. […] lo único que sé es que hay muchísimo paraguayo acá. Porque si vos te vas a una obra, si hay 20 personas, 15 son paraguayos. […] La mayoría son gente de campo que están acá… de Pilar [Paraguay] o que se dedicaban a la ganadería […] Gente que viene, labura bien, trabaja.71
Carlos- […] en la construcción hay un 80% de paraguayos […] hay un 20% de argentinos. No sé por qué pero los empresarios los toman todos extranjeros, no sé por qué […].
G[E] - Y si viene uno de acá (a pedir trabajo en la obra) ¿le tienen más desconfianza?
C - Y… [sonríe] Uno acá, de Rosario y… la realidad yo escucho viste, los rosarinos no quieren trabajar o quieren trabajar y son muy, reclaman mucho y no quieren, por eso hay una mayoría… Nosotros por ahí somos un poco ignorante, la verdad que sí, somos un poco… Por eso invade la construcción Paraguay, viste, hay mucha explotación en la construcción […] Porque una empresa, uno que trabaja que recolecta residuo, tiene todos los aportes, tiene todos los beneficios, y uno que trabaja en la construcción no, nunca tiene. […] yo no tengo nada contra los rosarinos porque no puedo quejarme de la vida que llevo acá. Acá vine con mi familia, trabajo estable, así que el progreso está en cada uno.72

El carácter de trabajador va asociado a intercambios desiguales entre cantidad de horas trabajadas y esfuerzos demandados y la plusvalía particular de tal actividad (Del Águila, 2014, 2008; Del Águila & Bruno, 2010; Bruno, 2009, 2008). Inserción definida desde el inicio por imágenes especulares (ellos-nosotros) y prácticas que la definen externa y cotidianamente (cadena de recomendaciones y lealtades), de cuya intersección devienen los ejemplos citados.
Sin extendernos en tal punto aquí,73 señalamos que de tales ejemplos es posible extraer los elementos presentes en la caracterización valorativa de la sociedad mayoritaria como los argentinos.74 Estos suelen ser contrastantes y se resumen en atributos negativos que caracterizan una disposición laboral contraria: son vagos o hacen líos [reclamos laborales] (Vargas, 2005). Ante esto, el posicionamiento (reactivo) es también de sospecha, justificación y evaluación; mientras que la excepción que confirma la regla es la posibilidad del intercambio a partir de una relación de confianza, como indica Esther sobre una amiga argentina. Por lo que, desde diferentes posiciones y espacios, el juego especular de imágenes antecede y configura, en la mayoría de los casos, las formas concretas de la interacción.
No obstante, antes de finalizar este apartado, presentamos una última anécdota de trabajo de campo que resultó especialmente intrigante respecto de pensar las modulaciones de la comunidad como identificación colectiva más general de los migrantes. En diciembre de 2010 y ante los hechos violentos acaecidos en torno a la ocupación del Parque Indoamericano en Villa Soldati (Buenos Aires),75 hubo ocasión de comentar este evento con algunas de las entrevistadas; transcribimos sus comentarios:

Esther- Murió un paraguayito, 22 años tenía. Y… no los quieren a los paraguayos y los bolivianos, eso pasa…
Graciela- Y yo tengo miedo ahora porque ahí hay lugar [señala un área despejada a 50 metros de su vivienda], ahora que está limpio, de que vengan a asentarse ahí.76

La identificación colectiva lineal se quiebra en el miedo que expresa Graciela, dado que, si el origen nacional no es una condición excluyente, es, a pesar de ella, que la posibilidad de asentamientos similares se constituye en una amenaza. La visibilidad y marcación de aquello que es rechazado, descalificado, e incluso eliminado violentamente en Villa Soldati, indica el marco que da cuerpo a la sensación de amenaza y al miedo. En tal sentido, podemos considerar (sin generalizar al resto de migrantes paraguayos) que ello forma parte de la operación que entrevimos al remarcar a Cabín como barrio de trabajadores y oponerlo a la villa, como referente negativo: Graciela buscaría así ser distinguida de su potencial inclusión en un grupo de migrantes sin vivienda y se afirma en el lugar propio y apropiado. En el Cuadro 2 resumimos lo expuesto apelando a la formalización ya introducida:

Cuadro 2. Cuadro relacional de valoraciones

Fuente: elaboración propia.

En este cuadro expresamos, en primer lugar, la dinámica relacional entre las operaciones de exclusión/inclusión y de identificación/diferenciación que mencionamos y que forman parte del posicionamiento de los migrantes en el contexto barrial. Dicho posicionamiento y dinámica opera en el marco de los atributos valorativos que les son dados por los actores institucionales, a su vez asociados a las marcaciones vinculadas a la apariencia y las expectativas que son dadas por la sociedad mayoritaria, en un plano más general. Finalmente, ubicamos las excepciones que confirman la regla y funcionan a modo de flexiones que modulan, aunque coyunturalmente, la estructuración más rígida y generalizada de las marcaciones especulares (nosotros/ellos), esto es, las contradicen.

Síntesis de resultados

Podemos ahora comparar los resultados de ambos puntos a fin de destacar los elementos componentes de la construcción de las referencias espaciales y societarias entre la población migrante citada y darles una lectura global.
Hemos enfatizado el carácter contrastivo de las referencias y valoraciones que surgen de las trayectorias relatadas por los residentes de origen paraguayo, entre paisajes pasados y presentes, que hacen a la historia barrial; entre ciudades argentinas y, seguidamente, entre formas de des-marcación de referencias estigmatizadas (invasores; villas) asociadas a la periferia. Así, de las percepciones de los migrantes emigrados primero hasta los más recientemente arribados, llegamos a la construcción de Cabín hacia el presente, como imagen generalizada entre sus residentes. En tal sentido, este movimiento del tránsito a la situacionalidad presente, que tiene como eje a Cabín 9, da cuenta de un espacio que particulariza las desavenencias y estigmas de la periferia pero que también es, en muchos casos, apropiado por sus residentes. Así, por un lado, se perfila una gradual consolidación de este barrio como parte de la segregación espacial que ha acompañado la construcción del espacio urbano rosarino a través de la distinción y visibilidad de sus partes (con determinadas atribuciones: inseguridad, exclusión); instituidas al compás de la ausencia de inversión y gestión por parte del Estado.
A su vez, la apropiación de Cabín como barrio de paraguayos - trabajadores inscribe una marca en contraste con las antedichas e instaura una pista sobre la construcción de lo identitario en esta población. Desde la redefinición de la espacialidad (Sayad, 2010), el posicionamiento de los migrantes paraguayos se remarca, valorización mediante, frente a la sociedad mayoritaria en general y frente a la situación fronteriza entre las jurisdicciones de Rosario y Pérez. Si, además, leemos ello en relación a la indefinición y ambigüedad a la que alude Bourdieu (2010) para pensar la situación de los migrantes en el marco de los Estados-nación que se materializa en formas de desigualdad (Halpern, 2009), la impronta de un posicionamiento tal resulta más definida.
En tal sentido es que, respecto del anclaje socio-espacial, los modos de transitar y situarse en el espacio urbano orbitan en torno a la extensión que lo periférico tiene en la inscripción espacial y social de los migrantes. Los sentidos e imágenes asociados a esta, participan del juego de visibilidad / invisibilidad, marcaciones y des o re-marcaciones, en el cual Cabín 9 participa.
De la marcación a la clasificación, también hemos querido señalar a nivel de las interacciones, las diversas formas en que retorna la extranjerización como operación de exclusión y deslegitimización del lugar ocupado por los migrantes en el marco societario. Se trata siempre de un lugar que debe justificarse, que está en evidencia y al que corresponde, de forma más o menos explícita, una sospecha y un afán clasificatorio y calificatorio. Desde allí no es tan difícil entender las atribuciones especulares entre argentinos y paraguayos que tienen efectiva presencia en los lugares de trabajo, sus formas de acceso y estructuración.
No obstante, incluso cuando la clasificación parece beneficiar al colectivo migrante destacando atributos positivos (condescendientes) del mismo, la instancia calificatoria/clasificatoria se imprime en los diferentes ámbitos transitados como condición de acceso a los mismos. Esta operación está particularmente presente en los ámbitos institucionales, los que están directamente conectados con el acceso a recursos y derechos, así como, a espacios de interacción con lo local y los locales. En definitiva, el juego categorial de inclusión y exclusión, desde desiguales posiciones, se desplaza y extiende a nivel barrial en los diferentes ámbitos y espacios de participación entre migrantes y no migrantes. Pero, ante todo, conlleva el precio de disputar formas de visibilidad y de invisibilidad que definen la inscripción de los migrantes en la sociedad que habitan.

Conclusiones y discusión

El estudio de caso presentado analiza la dinámica de la corriente paraguaya en Argentina, en una localización barrial específica dentro de las urbanizaciones intermedias. Esto es, por fuera del núcleo central del Área Metropolitana de Buenos Aires, donde se concentra más del 60% de la migración limítrofe y paraguaya según los datos del último censo (2010). En tal sentido, vale referir que nuestra aproximación, eminentemente cualitativa, colabora con enfoques más integrales sobre la impronta espacial y territorial urbana de tales procesos. En relación a tal punto se ha señalado que los abordajes cualitativos aportan una complementariedad necesaria a los cuantitativos (patrones de distribución espacial) al poder romper con la visión estática dada al estudio de la segregación espacial (Mera, 2011).
Tal dinamismo apunta a indagar el nivel de las interacciones y prácticas en el establecimiento de fronteras urbanas, sociales y simbólicas en los grupos que habitan los espacios identificados (Mera, 2014; Carman, Viera & Segura, 2013; Segura, 2006). En particular, vemos que la discusión en torno al estudio de la segregación espacial urbana confluye con la historia de las migraciones regionales y la conformación de las periferias en las ciudades argentinas (Carman, Viera & Segura, 2013; Devoto, 2003). En efecto, a la búsqueda de patrones que caractericen la distribución espacial y social, se agrega otra lectura que apunta a las formas de habitar y transitar tales espacios. Esta lectura destaca tanto la impronta de las condiciones excluyentes y estigmatizantes de las periferias como las producciones que sobre estas realizan sus habitantes en términos de prácticas, estrategias y resignificaciones.
En tal sentido, vale destacar la pertinencia de un abordaje etnográfico para responder a tales cuestiones. De tal forma, en el trabajo presentado, la percepción de los migrantes paraguayos habla de la construcción social de dicha espacialidad en tanto periferia y de sus posicionamientos en tanto migrantes. Del mismo modo lo espacial como metáfora de lo social alude y atraviesa las posiciones constituidas y mutuamente afectadas y debatidas desde tal situacionalidad. La herramienta para abordar ello fueron las valoraciones e imágenes contrastivas de los residentes; opción que encontramos presente asimismo en otros trabajos (Segura, 2006).
De modo que, si bien la apuesta es por “desustancializar” la mirada sobre el espacio, su mecanismo contrario forma parte regular de las estrategias de legitimación entre los diferentes actores junto a la reproducción (y el desplazamiento) a otra escala de los estigmas asociados (Carman, Viera & Segura, 2013: 12). En nuestro caso, destacamos la des-marcación de Cabín como villa, asociado a ello, la identificación de los paraguayos como trabajadores y, consecuentemente, de su forma de habitar el espacio desde la inserción laboral en el área de la Construcción hasta la construcción de sus propias casas de material. En ese interjuego de imágenes se atraviesa y ligan metonímicamente espacio, inscripción social y posicionamiento de los migrantes, siempre en relación a un contexto del cual extraen diferenciaciones y exclusiones. En tal línea destacamos, asimismo, la atención a la relación entre migrantes y actores institucionales y otros espacios atravesados de demarcaciones y remarcaciones de la extranjeridad como mecanismo de exclusión (Maggi & Trabalón, 2015; Gallinati, 2015).
De tal forma, hemos querido generar una lectura contrapuesta a aquellas que analizan las territorialidades construidas por los colectivos migrantes predominantemente en términos de cohesión, apoyo e identificación mutuos. Sin negar la existencia de estos aspectos, creemos que debemos considerar ello en el marco más general pero a la vez concreto y complejo que los ubica como recursos valorados. En dicho marco, procuramos ver cómo la dinámica que juega en la definición de lo espacial-periférico es la de la inclusión-exclusión. En particular, destacamos que la línea o frontera se desplaza según el contexto interactivo o la referencia en pos de la cual se alude a una identificación colectiva: como paraguayos o migrantes (junto a los migrantes internos) o trabajadores. Es, en efecto, una construcción sinérgica de trayectorias, prácticas colectivas y referencias identitarias situadas.

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NOTAS

1 A tal aserción corresponde una extensa y profunda revisión del estudio de la segregación espacial (Mera, 2014, 2011, 2008; Carman, Vieira & Segura, 2013; Segura, 2006). Volveremos sobre ello hacia el final del trabajo a fin de hilvanar nuestra lectura con algunas de las problematizaciones tratadas en dichos estudios.

2 Con dicho concepto aludimos a los múltiples movimientos que constituyen el derrotero migrante y abarcan desde la etapa pre-emigratoria en los lugares origen hasta el presente en el de destino. En este trabajo nos centramos en las movilidades y referencias a este último.

3 Para el caso de la migración paraguaya, tales instancias de desplazamiento fronterizo acaecieron en provincias del Noreste argentino (Chaco y Corrientes) y estuvieron asociadas a trabajos estacionales en la cosecha. A partir de mitad del SXX, estas formas de trabajo fueron perdiendo fuerza, al compás de crisis locales (yerba, madera, algodón, entre otras), generando procesos migratorios internos, antecesores y superpuestos a los desplazamientos limítrofes mencionados (Cerrutti 2009; Devoto, 2003; Benencia, 2003).

4 Trabajadora social del Centro de salud, 40 años, argentina, Entrevista 2006.

5 Pérez es declarado comuna en 1905 y municipio en 1971, luego de un censo poblacional en el que se incorpora la población de Cabín 9.

6 Maestra, argentina, 35 años, Entrevista 14/12/10.

7 Diagnóstico: Centro de Salud Nº 21 (2006). Cabín 9. Pérez. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Salta. Informe interno.

8 Programa nacional, que recibió fondos provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo, fue coordinado por la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda y ejecutado por la Unidad Ejecutora Provincial dependiente de la Subsecretaría de Proyectos de Inversión y Financiamiento Externo del Ministerio de Economía de la Provincia de Santa Fe.

9 En tal zona se encuentran las principales instituciones públicas (policía, escuela y centro de salud y oficinas del PROMEBA) y la parada de la línea 145 que comunica Cabín con la ciudad de Rosario. Profesionales del PROMEBA y del Área Social de la Municipalidad de Pérez alegaron que dicho recorte respondió a un estudio diagnóstico previo y a los recursos disponibles.

10 La mayoría de los propietarios presentan solo boletos de compra-venta y deuda inmobiliaria.

11 No obstante, la ausencia de redes y desagües en las viviendas dio lugar al problema de la acumulación de aguas grises en la vereda. Para ello se sugirió (a falta de otra inversión) la construcción de pozos absorbentes a cargo de los vecinos (500 pesos de instalación). Observamos que muchos de estos no cumplían con los requisitos técnicos (no eran lo suficientemente profundos y estaban sin sellar), constituyendo un riesgo y un foco de contaminación.

12 Programa Mejoramiento de Barrios. Relevamiento Censal. Barrio Cabín 9. (2007). Municipalidad de Pérez. Informe interno.

13 Informe Pro.Me.Ba II: Cabín 9. Sector Oeste (s/f). Ciudad de Pérez, Provincia de Santa Fe. Informe interno.

14 Cabe mencionar la dificultad de obtener datos demográficos precisos para esta localidad. Una visita al Área Social de Municipalidad de Pérez me permitió confirmar que no hay censo de la población ni registro por lugar de procedencia para Cabín 9, fuera del diagnóstico citado (Profesionales del Área Social de Municipalidad de Pérez; Observación 25/07/13). Asimismo, constatamos problemas en el relevamiento del último Censo nacional; particularmente, viviendas donde los censistas no concurrieron, discontinuidad en la realización de las visitas y, en general, la evasión de las mismas por parte de los residentes, alegando diferentes motivos (desconfianza, desmotivación, etc.). Más allá de tales limitaciones, los datos disponibles no son por ello menos necesarios y su consideración otorga un ineludible marco al cual referirnos.

15 Como información complementaria, vemos que coinciden las fuentes en relación a que se trata de una población mayormente joven (alrededor del 50% son menores de 20 años; y el 90% son menores de 50 años según Méndez Zacarías et al., 2012; se registraron 80 personas mayores de 70 años y un 30% de la población total de niños y jóvenes según otro informe del PROMEBA (s/f). Se destaca también la prevalencia de viviendas construidas con material (aunque con problemas estructurales) (88%) y la condición de propietarios de sus habitantes (61,5%); seguido del alquiler de unidades habitacionales (26%) (PROMEBA, 2007).

16 En especial, si consideramos los datos del censo 2001, estos indican un total de 217 personas paraguayas en Pérez. Podemos suponer que estas residían principalmente en Cabín. Asimismo, considerando la tendencia de aumento que observamos a nivel departamental, provincial y nacional entre 2001 y 2010, podemos esperar que dicha cifra a su vez haya aumentado.

17 En estos tuvo especial importancia la observación como herramienta de registro apoyada con notaciones in situ y reconstrucción a posteriori.

18 Se periodizaron estas fechas según las diferencias señaladas en el contexto de destino. En particular no hemos registrado migrantes arribados en los ‘90 en nuestro estudio.

19 Dada la realización conjunta de trabajo de campo con otras investigadoras (TS. Nanci Sánchez y Mg. Juliana Carpinetti) en las citas se señalan diferentes entrevistadores con su inicial a los fines de respetar la situación de registro: en nuestro caso, G[E]; Nanci Sánchez, N[E]; Juliana Carpinetti, J[E]. Asimismo, el planteo, hipótesis y resultados (así como posibles errores y omisiones) presentados corresponden a nuestra entera autoría.

20 Paisaje del que asimismo refieren su transformación hacia el presente, a través de un poblamiento sostenido y una gradual urbanización reflejada, principalmente, en el acceso a servicios básicos (e.g. energía eléctrica) y transporte.

21 Esther, paraguaya, 48 años; Observación 14/12/10.

22 Zulema, paraguaya, 78 años; Entrevista 30/05/11.

23 Se refiere a lotes sin edificaciones.

24 Graciela, paraguaya, 58 años; Entrevista 20/05/11.

25 Adela, paraguaya, 45 años; Entrevista 19/10/10.

26 Hilario, paraguayo, 52 años; Observación 17/08/11.

27 Elba, paraguaya, 47 años; Entrevista 08/11/11.

28 Quilombo: barullo o desorden.

29 Se refiere al hijo de su prima.

30 Esther y Elba son cuñadas.

31Gregoria, paraguaya, 26 años; Entrevista 16/04/13.

32 Romina, paraguaya, 21 años; Elena, paraguaya, 25 años; Entrevista 20/04/12.

33 Maestra, argentina, 34 años; Entrevista 14/12/10.

34 Norma, paraguaya, 42 años; Entrevista 08/12/10.

35 Esther y Adela; Observación 27/04/11.

36 Esther; Observación 16/04/13.

37 En Observación 16/06/11; comentario registrado mientras transmiten noticias locales en informativos televisivos rosarinos.

38 Esta situación también es comentada por las maestras entrevistadas, quienes puntualizan la existencia de peleas entre bandas que dividen al barrio (Maestras, argentinas, Escuela Provincia del Chaco; Entrevista 14/12/10).

39 Esther; Observación 16/6/11.

40 Silvia, paraguaya, 27 años; Entrevista 03/08/11.

41 Elba, Entrevista 08/11/11.

42 Adela, Entrevista 03/12/10.

43 Liliana, paraguaya, 76 años; Entrevista 13/04/11.

44 Carlos, paraguayo, 27 años; Entrevista 31/10/13.

45 Maestra, argentina, 37 años; Entrevista 14/12/10.

46 Maestra, Entrevista 14/12/10.

47 Liliana y Esther; Entrevista13/04/11.

48 Norma; Entrevista 08/12/10.

49 Tita, paraguaya, 49 años; Entrevista 26/11/10.

50 Silvia; Observación 02/07/12.

51 Tener libreta implica una práctica de crédito donde el consumidor retira mercaderías que paga luego.

52 Graciela; Entrevista 20/05/11.

53 Esther, Observación 13/03/12.

54 Esther, Observación 13/03/12.

55 Esther, Observación 13/03/12.

56 Zulema; Observación 30/05/11.

57 Secretaria de Cultura de la Municipalidad Pérez argentina, 55 años; Entrevista 28/02/13.

58 Maestras; Entrevista 14/12/10. Este comentario estuvo dirigido al grupo de investigación en función de facilitar las entrevistas o contactos necesarios con familias migrantes vinculadas a la escuela, si bien luego no continuamos esta vía. Por lo cual, restaría evaluar el papel mediador de estos agentes institucionales.

59 Profesionales del Área Social PROMEBA; Entrevista 12/12/11.

60 Profesionales del Área Social PROMEBA; Entrevista 01/03/11.

61 Sacerdote, argentino, 35 años; Entrevista 12/12/11.

62 Sacerdote; Entrevista 13/10/11.

63 Sacerdote; Entrevista 13/10/11.

64 Sacerdote; Entrevista 13/10/11.

65 Sacerdote; Entrevista 13/10/11.

66 Ello también aparece en el comentario de Bárbara sobre los la “sorpresa” de los clientes del bar donde trabaja, ante la declaración de que es paraguaya: “no parece” (Bárbara, paraguaya, 27 años; Observación 07/05/10). La apariencia destaca los rasgos físicos (cabello y tez oscura, baja altura, etc.) y lingüísticos (acento y competencias lingüísticas) que generan la expectativa de una imagen asociada con disposiciones actitudinales como las que referimos previamente (retraimiento, humildad, vergüenza).

67 Esther; Observación 10/09/11.

68 Norma; Entrevista 08/12/10.

69 Esther; Observación 27/07/12.

70 Esther; Entrevista 13/01/05.

71 Julio, paraguayo, 24 años; Entrevista 27/07/12.

72 Carlos; Entrevista 31/10/13.

73 Ver Granero (2014).

74 Y en los que participábamos, en principio, como investigadores.

75 El conflicto parte del reclamo de viviendas y servicios básicos. En los medios locales trasciende que los ocupantes son en mayoría de origen paraguayo y boliviano. El intento de desalojo cobra la vida de tres personas, sin resolverse el problema habitacional.

76 Esther y Graciela; Observación 14/12/10. Graciela se refiere a los terrenos lindantes al extremo oeste de Cabín 9 que fueron usados como basural hasta que empezaron a ser removidos durante la aplicación del PROMEBA.