DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2025-2904
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ARTÍCULOS
Expansión urbana reciente en el partido de La Matanza. El caso de los barrios privados de la comunidad boliviana en el periurbano
Recent urban expansion in the district of La Matanza. The case of private neighborhoods of Bolivian community in the peri-urban area
Expansão urbana recente no distrito de La Matanza. O caso dos bairros privados da comunidade boliviana na zona periurbana
Brenda Matossian[1]
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas /
Universidad de Buenos Aires
RECIBIDO 13-02-2025 / ACEPTADO 18-03-2025
Resumen: Las metrópolis latinoamericanas experimentaron profundas transformaciones socioterritoriales en las últimas décadas producto de su expansión. En el marco de las lógicas mercantiles desde las cuales se imponen distintas formas de incorporación de usos residenciales del suelo a las aglomeraciones, los barrios privados se configuraron como resultados paradigmáticos de este crecimiento propio del urbanismo capitalista. Las urbanizaciones privadas en la Región Metropolitana de Buenos Aires han sido ampliamente estudiadas. Este trabajo busca brindar un aporte específico a partir del abordaje de un fenómeno reciente de desarrollo incipiente de barrios privados impulsados desde la comunidad boliviana, más precisamente en el periurbano del partido de La Matanza. El objetivo es realizar un primer análisis sobre estos proyectos, su promoción y desarrollo desde una perspectiva que considere las dimensiones espaciales y socio-culturales implicadas en estas propuestas. La estrategia metodológica es cualitativa y se apoya sobre el relevamiento de publicidad en redes sociales y la realización de entrevistas a desarrolladores inmobiliarios. A lo largo de tres ejes analíticos se evidencian quiebres y continuidades de estos barrios respecto de aquellos tradicionales. Además, se enmarcan en el contexto de cambio generacional de la comunidad boliviana; finalmente se señalan tensiones generadas en las representaciones locales.
Palabras clave: Urbanizaciones privadas; Migración boliviana; La Matanza.
Abstract: Latin American metropolis have experienced deep socio-territorial transformations in recent decades as a result of their expansion. Within the commercial logic framework that implies different forms of residential land use on agglomerations, private neighborhoods were configured as a paradigmatic result of this typical growth in capitalist urbanism. Private urbanizations in the Buenos Aires Metropolitan Region have been widely studied. This work aims at providing a specific contribution by addressing a recent phenomenon of incipient development of private neighborhoods promoted by the Bolivian community, more precisely in the peri-urban area of La Matanza district. The objective is to carry out a first analysis of these projects, their promotion and development from a perspective that considers the spatial and socio-cultural dimensions involved in these proposals. The methodological strategy is qualitative and it is based on surveying social networks advertisements and conducting interviews with real estate developers. Through three analytical axes, breaks and continuities are shown in these neighborhoods with respect to traditional ones. Furthermore, they are framed in the context of generational change in the Bolivian community. Finally, tensions generated in local representations are pointed out.
Key-words: Private urbanizations; Bolivian migration; La Matanza.
Resumo: As metrópoles latino-americanas experimentaram profundas transformações socioterritoriais nas últimas décadas como resultado de sua expansão. No quadro da lógica comercial a partir da qual se impõem diferentes formas de incorporação de usos residenciais do solo às aglomerações, os bairros privados configuraram-se como resultados paradigmáticos deste crescimento típico do urbanismo capitalista. As urbanizações privadas na Região Metropolitana de Buenos Aires têm sido amplamente estudadas. Este trabalho procura dar uma contribuição específica ao abordar um fenômeno recente de desenvolvimento incipiente de bairros privados promovidos pela comunidade boliviana, mais precisamente na zona periurbana do distrito de La Matanza. O objetivo é realizar uma primeira análise destes projetos, da sua promoção e desenvolvimento numa perspectiva que considere as dimensões espaciais e socioculturais envolvidas nestas propostas. A estratégia metodológica é qualitativa e baseia-se no levantamento de publicidade nas redes sociais e na realização de entrevistas com desenvolvedores imobiliários. Ao longo de três eixos analíticos, são evidentes rupturas e continuidades nestes bairros em relação aos tradicionais. Além disso, são enquadrados no contexto da mudança geracional na comunidade boliviana; finalmente são apontadas as tensões geradas nas representações locais.
Palavras-chave: Urbanizações privadas; Migração boliviana; La Matanza.
Introducción
Las metrópolis latinoamericanas han experimentado profundas transformaciones socioterritoriales en las últimas décadas, tanto a partir de sus procesos de expansión como de sus transformaciones internas. En el marco de las lógicas mercantiles desde las cuales se imponen distintas formas de incorporación de usos residenciales del suelo a las aglomeraciones, los barrios privados se configuraron como resultados paradigmáticos de este crecimiento propio del urbanismo capitalista. Los barrios privados han sido vastamente estudiados y problematizados desde diferentes marcos conceptuales como aquellos de la geografía, la arquitectura, el urbanismo, la sociología y la antropología, entre otros, construyendo un corpus de gran interés y de carácter mayormente interdisciplinario (Svampa, 2001; Cabrales Barajas, 2002; Janoschka, 2002; Borsdorf, 2003; Vidal-Koppmann, 2014, entre otras referencias).
Las dimensiones de análisis han sido diversas. Algunas se enfocaron en cuestiones morfológicas y funcionales, como son los trabajos que indagan en las transformaciones resultantes de los cambios en los usos del suelo y del paisaje, propios de los fenómenos de fragmentación espacial (Fernández, Herrero y Martín, 2010). Otros estudios se articularon con análisis sobre las movilidades y la proliferación de estos barrios en las inmediaciones de las grandes vías de comunicación que conectan los espacios suburbanos y periurbanos con las áreas centrales metropolitanas a través de las autopistas. Desde perspectivas estructuralistas, la sociología crítica marxista y la geografía radical, se comprenden a los barrios privados como resultado del desarrollo urbano capitalista donde el espacio se cristaliza como un producto-mercancía y, a su vez, como garante de las mismas relaciones de producción, donde la centralidad está puesta en la lucha de clases (Harvey, 2014). En esta lógica dominante de apropiación del territorio y la riqueza, la polarización socio-territorial se produce a partir del fuerte aumento en los valores del suelo y del contexto cada vez más restrictivo del acceso a la tierra y a la vivienda en las metrópolis (Barín, Coniglio y Rodríguez, 2021).
Desde perspectivas etnográficas se problematizaron aspectos como la búsqueda del “entre-sí” y los conflictos suscitados por las formas de vida promovidas por estos barrios privados respecto de la vida cotidiana, redefinición de ciudadanía y pérdida de espacios públicos (Lacarrieu y Thuillier, 2001). Asimismo, se indagó cómo estas configuraciones urbanas se han estado promoviendo y fundamentando desde discursos sostenidos sobre la búsqueda de seguridad (Svampa, 2004) y conexión con la naturaleza (Carballo y Batalla, 2015). Este auge ha sido acompañado de la privatización de la seguridad como elemento relativamente nuevo en las ciudades (Caldeira, 2000), aspecto relacionado no sólo con la aparición de barrios cerrados, sino con la contratación de seguridad privada en bancos, negocios, shopping centers y áreas residenciales.
Estos antecedentes dan un marco conceptual desde el que este trabajo busca brindar un aporte específico y exploratorio sobre un fenómeno reciente que es el incipiente desarrollo de barrios privados impulsados desde la comunidad boliviana dentro de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), más precisamente en el partido de La Matanza. El objetivo es realizar un primer análisis sobre estos proyectos, su promoción y primeras etapas de desarrollo desde una perspectiva que considere tanto las dimensiones espaciales como socio-culturales implicadas en estas propuestas. La pregunta de investigación apunta a conocer cuál es el rol de este grupo de desarrolladores dentro de esta forma particular de expansión urbana, cómo se piensan estos barrios y su identificación con “lo boliviano”, en el marco de una tendencia de aspiración social ascendente y distinción.
La estrategia metodológica ha sido eminentemente cualitativa y constó de dos partes que se desarrollaron entre mediados del 2023 y durante todo el 2024. Una primera incluyó el relevamiento de publicaciones en redes sociales (TikTok, Instagram y Facebook) a través de hashtags específicos, entre ellos se destacaron #bolivianosenargentina, #colectividadbolivianaemprendedores, #emprendedor, #emprendimientolotesfinanciados. A partir de allí se identificaron distintos perfiles de desarrolladores y grupos inmobiliarios que publicitaban estos barrios. También se realizó una búsqueda de noticias en medios de comunicación locales (principalmente diarios digitales como El 1 Digital y El Nacional de Matanza) vinculadas a estos incipientes desarrollos inmobiliarios. En una segunda instancia, se contactaron a desarrolladores inmobiliarios y se procuró la realización de entrevistas en profundidad con miras a conocer la perspectiva desde la cual se promocionan estos emprendimientos. En total se realizaron cinco entrevistas en profundidad presenciales con desarrolladores, todos ellos varones y luego con otros cinco se realizaron comunicaciones vía whatsapp. Tanto los nombres de quienes fueron entrevistados como los barrios y los grupos inmobiliarios fueron modificados o no se explicitan para preservar su identidad. Como resultado de estas dos etapas fue posible tener una primera aproximación al fenómeno y elaborar un mapa que representa el área de distribución de estos barrios proyectados. Cabe aclarar que en el análisis se prioriza marcar la perspectiva de los desarrolladores y por lo tanto las expresiones “barrio privado”, “comunidad boliviana” y “colectividad boliviana” serán categorías replicadas de los propios discursos de las personas entrevistadas. Esto no implica dejar de problematizar lo conflictivo del uso de estas nociones. Especialmente, el uso de “comunidad” fue largamente trabajado la literatura como forma de construir fronteras materiales y simbólicas entre un “nosotros” y “otros” a partir del encasillamiento dado por el origen nacional de las personas y/o sus padres. Esto, a su vez, puede devenir en el mantenimiento de posiciones subalternizadas atravesadas por el racismo cultural, además de la reproducción del nacionalismo metodológico (Anderson, 1983).
Este artículo se estructura del siguiente modo: en principio se enmarcará el estudio en el contexto de los antecedentes que han estudiado la expansión urbana de la RMBA; en un segundo apartado se indagará en las particularidades del partido de La Matanza y del desarrollo de los barrios privados de la comunidad boliviana desde tres ejes de análisis: a) La seguridad y el contacto con la naturaleza desde los lentes de los desplazamientos y las concentraciones, b) El cambio generacional, los emprendimientos y las comparaciones y c) Las representaciones sobre La Matanza y la posibilidad de un “barrio cerrado boliviano”. Se presentan finalmente algunas reflexiones preliminares y preguntas que podrían dar continuidad a este estudio aún en fase inicial.
Barrios privados en la RMBA: temporalidad y ejes de expansión
Existe cierto consenso a situar en la década de 1990 la exacerbación de las urbanizaciones privadas. Este proceso, reconocido por Torres (2001) como “suburbanización de las elites”, implicó una modalidad de expansión urbana acelerada y relativamente novedosa hasta ese momento. Respecto a esta transformación Thuiller (2005) delimita la tendencia como un movimiento hacia el modelo urbano norteamericano en reemplazo del modelo europeo, ya que se trataba de la elección de una opción por una ciudad “menos densa, segmentada en unidades funcionales y residenciales homogéneas y separadas, que valoriza la proximidad con la naturaleza: una ciudad fundada sobre la célula familiar, la casa individual y un sistema de movilidad y centralidad concebido para el automóvil, en torno a la autopista y al centro comercial” (Thuillier, 2005, p. 19).
Sin embargo, la suburbanización de las clases altas no era completamente novedosa. Hubo reconocidos antecedentes vinculados a los desplazamientos causados, por ejemplo, por las históricas epidemias, especialmente la de la fiebre amarilla de 1871 que corrió hacia el eje norte de Retiro, Recoleta, Palermo y Belgrano a las clases altas de entonces. Además, a lo largo de todo el siglo XX se estudiaron otros procesos más recientes en los que ciertos ejes de concentración espacial de la riqueza terminaron por consolidarse, especialmente el que sigue el eje norte hacia las afueras de la ciudad. En este sentido se puede destacar el estudio reciente de Rodríguez y Molinatti (2024) en el que analizaron el proceso de suburbanización de las elites entre 1975 y 2010. Allí reconocieron, en base a fuentes censales, que aunque efectivamente se observó un salto importante en los noventa respecto de los ochenta, la mayor intensidad se registró dos décadas antes, en la segunda mitad de 1970, “cuando no existían más que un puñado de urbanizaciones cerradas tradicionales y que funcionaban mayormente como segunda residencia –de fin de semana– antes que como vivienda permanente” (Rodríguez y Molinatti, 2024, p. 84). Además, destacan que ese proceso fue menos periférico que el de los noventa, y más concentrado en partidos como los de Vicente López, San Isidro y Morón, que estaban plenamente consolidados en términos urbanos.
Ya con el foco en las transformaciones propias de la década de 1990, existen trabajos emblemáticos como el de Svampa, "Los que ganaron. La vida en los countries y barrios privados", que señaló el auge de estas formas de encierro, que pasaron de constituir un total de 149 a 450 entre 1989 y 1999, como una de las maneras de analizar la fractura social argentina de aquella década. Así, los barrios privados eran una de las caras del modelo neoliberal del país, en contraposición con los que la autora refería como “ghettos pobres” (Svampa, 2004).
Con el correr de la primera década del siglo XXI los estudios mostraron cómo se fue produciendo un acceso y búsqueda también de las clases medias a este tipo de conformación espacial bajo discursos nuevamente securitarios, de contacto con la naturaleza y de espacio deseable para la crianza de hijos/as. Asimismo, existieron ciertas variaciones de este fenómeno conforme fue pasando el tiempo y continuaron reproduciéndose. Esta diversidad incluye, como señaló Roitman (2003), una primera gran división que distingue a) barrios cerrados, b) countries o clubes de campo y c) chacras. Los primeros son urbanizaciones cerradas, de tamaño variable, cuyo principal rasgo es la vigilancia y seguridad permanente. Pueden existir dependencias de uso colectivo, tales como club-house o instalaciones deportivas, pero no constituyen el elemento esencial de estos conjuntos. Respecto a los clubes de campo se caracterizan por las destacadas instalaciones deportivas que poseen, siendo estas actividades (principalmente polo y golf) un eje esencial de la vida del barrio. En estos casos se suma una barrera significativa: “el ingreso al barrio y la posibilidad de residir en él no es tan sencillo, ya que debe contarse con la membresía y la aceptación de los demás socios” (Roitman, 2003, s/p). Además, las expensas y cuotas sociales son más costosa que en un barrio privado. Por último, las chacras son una modalidad más reciente relacionada con un estilo de vida menos urbano, en donde se busca tener mayor contacto con la naturaleza y, en consecuencia, los terrenos son lo suficientemente amplios como para poder realizar pequeños cultivos en su interior. Además de estas distinciones, también existen variaciones respecto al tamaño de los lotes y la disponibilidad de acceso a recursos hídricos, en la RMBA principalmente a arroyos, canales o lagunas, en la mayoría de los casos artificiales y vigilados.
Respecto a los dispositivos de encerramiento, este tipo de urbanización constituye el ejemplo más ilustrativo de fronteras urbanas (Filc, 2003, Segura, 2015, Mera y Matossian, 2021) con el protagonismo de muros, barreras, alambrados y cámaras de seguridad como dispositivos predominantes, además de la inicial barrera de acceso de tipo socio-económica, altamente restrictiva.
En síntesis, la importancia de estudiar estos procesos y las particularidades que adquiere en ciertos territorios de la RMBA se vincula no sólo con los impactos que estos tienen en el conjunto de la metrópolis sino también por el rol destacado en el proceso de expansión urbana. Para dar cuenta de ello, se puede referir los datos publicados por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) que indican que entre el 2006 y el 2016 en relación a los usos del suelo, el uso residencial ocupó el 84% de las 21.704 has. sobre las que se expandió la mancha urbana de la metrópolis de Buenos Aires, destacándose las Urbanizaciones Cerradas con un 46% de esa superficie (Lanfranchi et al., 2018).
De modo paralelo, este incremento acentúa la situación de segregación y fragmentación de las periferias de la RMBA donde se muestran la cercanía espacial entre urbanizaciones cerradas y asentamientos informales. Estos últimos, siguiendo la definición de Cravino (2006), entendidos como ocupaciones informales del suelo, de trazado regular, que se reconocen en los partidos de la RMBA, en contraposición con las villas, irregulares y características del área central de la metrópolis.
Este proceso de proximidad entre urbanizaciones cerradas y asentamientos es especialmente notorio en municipios más alejados de la ciudad central (la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, CABA), especialmente dentro de los anillos intermedio y exterior (llamadas segunda y tercera corona) de la expansión urbana. En las zonas norte y sur es aún más significativo, como sucede en los partidos de Pilar, Ezeiza, Esteban Echeverría y Presidente Perón (Venturini, Apaolaza, Ferlicca y Sumiza, 2021). Tal como se indica en ese trabajo, en estos ejes de expansión norte y sur existe un “escenario de disputa por el suelo periférico entre actores y modalidades socio-habitacionales contrapuestas que se intensifica por el hecho de que los desarrolladores inmobiliarios vienen mostrando una tendencia a avanzar sobre suelos específicos: humedales y los suelos deteriorados por actividades extractivas (viejas cavas ladrilleras)” (Venturini et al., 2021, p. 298). Estos suelos estaban históricamente fuera de valorización productiva o inmobiliaria y eran ocupados por asentamientos informales como estrategia de invisibilización y permanencia en terrenos con escasas posibilidades de reclamo de sus dueños. Más recientemente, los desarrolladores se ven crecientemente atraídos hacia este tipo de suelos por la posibilidad de adquirirlos a muy bajo precio y captar diferenciales extraordinarios de renta al urbanizarlos y comercializarlos como urbanizaciones cerradas (Apaolaza y Venturini, 2021; Pintos y Narodowski, 2015).
Frente a este contexto, en este trabajo surge la pregunta respecto a lo que sucede en partidos donde la expansión de los barrios privados no ha sido destacada, dentro del eje de expansión oeste. Allí, la planificación y el inicio de la construcción de una nueva arteria rápida (la Autopista Juan Domingo Perón) comenzaron a transformar las áreas periurbanas de partidos entre la segunda y la tercera corona de la RMBA; tal es el caso de La Matanza.
Formas de expansión urbana en La Matanza: los barrios privados
La pregunta respecto a cómo fue el crecimiento urbano dentro de La Matanza requiere cierta contextualización que se distancia, en parte, de la “suburbanización de las elites” señalada anteriormente. En este caso, se trata de otros grupos sociales, dado que el proceso de expansión más intenso se experimentó hace décadas en una dinámica que también se vinculó con movilidades y desplazamientos. Se trata del significativo proceso de suburbanización de las décadas de 1940, 1950 y 1960 estudiado por Torres (2001) donde distintos flujos de migraciones internas se asentaron en áreas entonces periféricas mediante el acceso a loteos económicos. Este proceso estuvo ligado con los fuertes subsidios que abarataron el costo del transporte suburbano nacionalizado en 1947-1948, facilitando los desplazamientos cotidianos residencia-trabajo.
En las décadas siguientes, especialmente a partir de 1980 las tomas de tierra se identifican como nuevas formas de asentamientos informales en torno a los ejidos históricos de varias localidades de la segunda corona, como Isidro Casanova y Rafael Castillo en La Matanza. Este desplazamiento, de extensión y ocupación del espacio no fue acompañado por el desarrollo de la infraestructura de servicios urbanos. Sin embargo, producido el asentamiento se respetaron la medida de los lotes, las manzanas, el trazado de calles y viviendas (Merklen, 1997); tal como fue marcado para los casos de otras metrópolis latinoamericanas, la extensión del equipamiento y los servicios creció a un ritmo inferior al de la suburbanización (Oszlak, 1983).
Respecto a las dinámicas mencionadas anteriormente de expansión de los barrios privados durante la década de 1990, este primer impulso no impactó en el eje sudoeste de expansión metropolitana; por lo tanto, tampoco en el municipio de La Matanza, el partido más extenso de la RMBA. Cabe indicar que dentro de la provincia de Buenos Aires cada partido es equivalente a un municipio y, en el caso de La Matanza, su extensión de 325 km2 y contiene un total de 16 localidades. Como se puede distinguir en la Figura Nº 1, dentro de cada una de las localidades matanceras (delimitadas en color rojo) hay escasa cantidad de urbanizaciones cerradas (en color turquesa), en contrapartida existe una gran cantidad de barrios populares identificados en su interior (en color anaranjado). De acuerdo al relevamiento cartográfico disponible en la plataforma Poblaciones.org, para el 2018 apenas se registraba un barrio privado dentro de los límites de este municipio, y para 2022 el total señalado fue de 4 (De Grande, 2022). Entre estos se destaca el barrio Las Perdices (kilómetro 47) y Santa Amelia (kilómetro 38) ambos sobre la Ruta 3 en la localidad de Virrey del Pino. Más antiguo que estos es el barrio Juan Grande, en la intersección de la Ruta 3 y Carlos Casares: este barrio se formó con loteos destinados a casas quintas dentro del espacio rural del partido para luego “amurallarse”. En muchos casos pasaron de ser segundas residencias para convertirse en residencias permanentes (Matossian, Sassone y Escoba, 2019).
Ahora bien, estos tipos de relevamientos sobre urbanizaciones cerradas suelen dar cuenta de los emprendimientos ya en funcionamiento, mientras que las dinámicas del proceso previas a su constitución son más complejas de indagar. Respecto a este fenómeno en el caso del partido de La Matanza no se han registrado antecedentes; sin embargo, trabajos ya citados señalan las características del tipo de expansión urbana enmarcada por el impulso dado por la construcción de la autopista Juan Domingo Perón. Tal es el caso que se busca ampliar a continuación, a partir de los primeros relevamientos respecto a la promoción y venta de conformaciones barriales particulares que se caracterizan por ser promovidas a través de redes sociales como “barrios privados de la comunidad boliviana”.
Figura Nº 1. Formas de expansión urbana en La Matanza: asentamientos, barrios privados tradicionales y barrios privados de la colectividad boliviana proyectados
Fuente: elaboración propia sobre la base de información disponible en la plataforma Poblaciones.org y relevamientos propios.
Barrios privados de la comunidad boliviana: similitudes y diferencias
Tanto en la promoción por redes como durante las entrevistas con desarrolladores inmobiliarios emergieron notables similitudes respecto a lo que sucede con los barrios privados anteriormente referidos. Estas son la búsqueda de estos emprendimientos como respuesta frente los reclamos por inseguridad, valoración del contacto con la naturaleza, espacio deseable para las etapas de crianzas para familias jóvenes y disponibilidad de áreas comunes donde propiciar cierta sociabilización. Sin embargo, se identificaron una serie de diferencias que se profundizarán en tres apartados, particularmente aquellas cuestiones asociadas a la especificidad que se les imprime a estos emprendimientos desde el origen comunitario sobre el que se apoyan.
a) La seguridad y el contacto con la naturaleza desde los lentes de los desplazamientos y las concentraciones
Las motivaciones vinculadas por la búsqueda de seguridad emergen en todos los relatos y también en las publicidades relevadas en redes sociales donde los dispositivos de encerramiento y la presencia de custodia privada de los barrios se destacan como los elementos fuertemente promocionados. Esto también emerge en la voz de uno de los desarrolladores quien además de aludir a estos discursos expande la idea de seguridad hacia la conformación de una comunidad:
estamos ahora a punto de escriturar también, esta semana otro predio más para hacer la extensión porque realmente no solamente queremos hacer un pequeño barrio, sino que vamos a ser una zona donde estemos nosotros seguros, nosotros realmente no sabemos vivir la vida somos… trabajamos, trabajamos, pero no sabemos para qué trabajamos tanto porque no tenemos un country, un barrio privado donde vivamos en comunión, compartamos ideas, relacionémonos. Eso es lo que pasa. Después hay muchos barrios abiertos. Vos sabés que un barrio abierto y un barrio privado, cerrado, no es lo mismo, porque el barrio abierto realmente es abierto. Cualquiera pasa, la inseguridad (Lucas, desarrollador, 26/06/24).
En este mismo fragmento se pueden evidenciar diferencias relacionadas con la caracterización que distintos desarrolladores hacen sobre la comunidad boliviana como aquella que “tiene que aprender a invertir” y a “vivir bien la vida”, a partir de desplegar estrategias residenciales y aspiracionales novedosas. En otro momento de la entrevista profundiza al respecto:
hoy realmente nosotros los bolivianos como que nacimos en una villa, o sea, venimos de abajo y no queremos ir a morir en otra villa, otra zona insegura. Y creo que trabajamos tanto y nos ganamos también el derecho de poder hacer algo privado, ¿no? Como otras comunidades. Y tal vez eso le choca a mucha gente. Y empieza el hostigamiento social. Claro, recibís mucha así... Y mirá, a veces yo vivo en Gregorio de Laferrere y a veces no puedo caminar tranquilo, la inseguridad, como en todos lados, pero... Te reconocen y... Me reconocen y yo la verdad y digo, no puede ser... (Lucas, desarrollador, 26/06/24).
Así, además de la búsqueda de seguridad se presentan estas propuestas como un cambio en los modos de territorialización migrante de la comunidad boliviana en clave de movilidad social ascendente, asociado a las posibilidades de cierto conjunto con mejores oportunidades socioeconómicas. Además, existe una variación que se relaciona con la seguridad que emerge a partir de largas ausencias por viajes a Bolivia y la tranquilidad que el barrio traería durante estas ausencias prolongadas.
Otro punto que se manifiesta es que los proyectos tendrían la particularidad de que cada lote cuente con la posibilidad de espacios para crear huertas, ponderadas como un elemento propio de la comunidad. Esta diferencia identificada remite a lo mencionado para el caso de los emprendimientos denominados “chacras” y también a los trabajos donde Thuiller (2005, p. 9) mencionaba cómo las formas de los barrios privados se contraponen con el área central de la ciudad: “en lo que respecta al paisaje al interior de las urbanizaciones cerradas, salta a la vista del visitante que estos barrios adoptan un lenguaje arquitectural y urbanístico que pretende romper con el de la ciudad-centro”. En este caso, el foco no está tan puesto tanto en las calles curvas, las lagunas artificiales sino en la posibilidad de contar con un ámbito híbrido entre la función residencial y la productiva a pequeña escala:
la gente dice, yo quiero vivir con mis paisanos, sí, quiero plantar mi plantita, mis arbolitos. Nosotros venimos del campo realmente. Estamos acostumbrados a la naturaleza, a la siembra. Entonces, mucha gente nos dice, yo quiero que mi terrenito, no tal vez para construir ya, pero quiero plantar mis plantitas y sembrar mi fruta, mi terrenito, mi fruta, mi verdura (…) Y hacer algo lindo, una casa de fin de semana, con el tiempo, se va dando cuenta cuando va conviviendo, si me quiero quedar a vivir o vengo los fines de semana (Lucas, desarrollador, 26/06/24).
Resulta interesante tensionar estos relatos con el análisis de Thuiller (2005) sobre la transformación de lo urbano en rural-urbano como una modificación de las formas en los tradicionales barrios privados. En su trabajo, describe la valorización de la naturaleza como un elemento de ornamentación fundamental junto con la presencia de viejas casas patronales, rehabilitadas como club house. Y en relación a esta aspiración destaca:
Todo lo que recuerda la vida de las grandes estancias, el mundo de los gauchos, lo que evoca ese folklore ruralista donde la identidad nacional argentina asienta en buena parte sus raíces, es vuelto a poner a la orden del día, contra los valores propios de la civilización urbana europea y refinada que caracteriza el imaginario de Buenos Aires (Thuiller, 2005, p. 9).
En los casos que acá se analizan se trata de otro modo de transformación de estos espacios periurbanos y de resignificación de los mismos. La relación con el área central tiene un contrapunto específico dentro de la propia geografía históricamente construida a partir de las formas de inserción espacial de la comunidad boliviana caracterizada mayormente por condiciones de subalternidad y segregación. Esto se vincula con los nichos laborales en los que se destacan: en el sector de la construcción, la horticultura, la costura, la producción de ladrillos, entre otros; y también con la posición social ocupada a partir de la participación en estas formas de economía informal. Las presencias bolivianas migrantes en la principal metrópolis argentina fueron ampliamente trabajadas (Sassone y De Marco, 1994, Benencia y Karasik, 1995, Grimson, 1999, Caggiano, 2006, Pizarro, 2009 por mencionar apenas algunas referencias).
Este proceso restrictivo y excluyente mediante el cual se fue incorporando la colectividad dentro de la RMBA, sigue manteniendo un dinamismo particular. Como una fase novedosa de ese derrotero emerge esta posibilidad que sólo se comprende en articulación con aquellas concentraciones consolidadas de la comunidad en áreas densamente urbanizadas como Flores y Villa Celina analizadas en trabajos previos (Sassone, 2002). En estos desarrollos se busca producir cierta renovación respecto de aquellos enclaves en centralidades, al desplazar el foco hacia sectores más alejados, de la segunda y tercera coronas de expansión metropolitana, donde se propone un arreglo residencial de grandes espacios abiertos y contacto con la naturaleza.
En las publicidades en redes sociales emergen relaciones continuas con Flores y Celina, incluso se ofrecen traslados desde estos sitios para conocer los futuros barrios. En las entrevistas también se mencionan al preguntar desde dónde se desplazan las personas interesadas. Además, se evidencia una red que conecta estos lugares y enlaza estrategias residenciales con negocios inmobiliarios:
¿y porqué de la colectividad boliviana? porque a la colectividad boliviana le gusta vivir entre la colectividad boliviana, le gusta, nos gusta (…) vos vas a ver que hay diferentes desarrollos, uno de ellos Celina, por ejemplo, es un lugar que ha crecido geográficamente y sus valores económicos hoy supera el costo en CABA, es sorprendente, el metro cuadrado es altísimo, pero qué es lo que le dio esa plusvalía, lo que le dio ese valor, es justamente fue la comunidad boliviana (Alejandro, desarrollador, 17/7/24).
En este punto cabe recuperar la comprensión de los barrios asociados a grupos migratorios específicos como parte de una densa trama socioespacial que se articula a distintas escalas, como fue estudiado para casos como Baeku de la colectividad coreana (Sassone y Mera, 2007) y que debe leerse también en clave de las desigualdades socioterritoriales estructurales. Además, como indica Lacarrieu respecto al emblemático Barrio Charrúa, en Bajo Flores, asociado a la migración boliviana:
no es solo un enclave étnico aislado entre otros enclaves en el conjunto de la ciudad, sino el resultado complejo y conflictivo de procesos de intercambios, interacciones, negociaciones y/o disputas que exceden al “micro-territorio” del barrio, que lo vinculan con otros espacios y grupos, y desde y hacia donde se producen estereotipos, estigmatizaciones pero también des-estigmatizaciones y exhibiciones revalorizadas de la diferencia cultural (Lacarrieu, 2012, p. 304 y 305).
Se puede tratar entonces de los inicios de un nodo, que de modo incipiente se configura dentro de una densa red de intercambios, desplazamientos y anclajes hacia el eje oeste de expansión de la RMBA. La zona oeste fue referida como relativamente marginal en estudios sobre la presencia boliviana en quintas hortícola del cinturón verde de la RMBA (Benencia, Quaranta y Souza Casadinho, 2009); sin embargo, estos desarrollos podrían transformar la importancia de este eje.
b) El cambio generacional, los emprendimientos y las comparaciones
Las configuraciones ya mencionadas en torno los grupos migratorios de diferentes orígenes deben leerse necesariamente en clave histórica y generacional. Existe un rasgo a señalar en este sentido que se vincula con las nuevas formas de difusión y promoción de estos desarrollos inmobiliarios a través de redes sociales diversas, entre las que se hallan Facebook, Instagram y, especialmente, TikTok donde se realizan videos cortos que buscan atraer a posibles personas interesadas en adquirir lotes.
Los desarrolladores de la comunidad boliviana buscan con estos emprendimientos conquistar nuevos nichos, tal como sucedió con otras actividades laborales como es la vinculada al rubro textil. Así, estas estrategias son leídas como apuestas de expansión de negocios donde se destaca que una vez que el primero de los barrios privados logre consolidarse, el desarrollo crecerá:
todavía muchas promesas que no se cumplieron, el primer desarrollo que avance ahí la colectividad va a confiar más. Estamos en ese proceso, en la actualidad aparecieron más desarrolladores de la colectividad... apuestan a lo seguro... hay personas que están esperando, si funciona… antes solo tenían los coreanos talleres... y un taller boliviano, me quiero sacar el sombrero ante el primero que dijo ¿porque no puedo abrir mi taller? alguien se animó y seguro que recibió miles de críticas (Alejandro, desarrollador, 17/7/24).
En ese relato se identifica otro elemento que se reitera en las entrevistas: las comparaciones lineales con otras comunidades, sin ubicar en contextos económicos y políticos específicos la historia de cada una de ellas. En este ejercicio de equiparar sin matices ponderan a las “otras comunidades” como mejor organizadas, más prósperas y estratégicas, erigiéndose como horizontes de ciertas expectativas:
yo creo que lo que le falta mejorar a la colectividad es saber trabajar en conjunto... otras crecieron bastante, paraguayos, coreanos, judíos... eso de mirar al otro y porque lo miro a él eso me genera una envidia pero no una envidia buena, una mala, y eso hace que no trabajemos en conjunto, creo que la nueva generación lo va a poder hacer... la costumbre es más difícil... yo la respeto pero no comparto... falta mucho trabajo en equipo, grupos grandes... diez personas, pero no tienen la mentalidad que falta, queremos hacer algo grande por la colectividad... más unión... en el rubro textil la comunidad judía creció un montón.... hay esa confianza de decir: pongo esto y se hace, en la colectividad coreana también... en la boliviana creen que les vas a llevar ventaja... o con los coreanos vos vas y le decís que te mandó tal persona, perfecto, listo, te abre esa puerta... el boliviano "a mí que me importa"... estamos trabajando de a poco… Las redes sociales a mí me ayudaron mucho... que te conozcan (Mariano, desarrollador, 17/7/24).
El rol de estos desarrolladores, jóvenes, varones, algunos nacidos en Bolivia y otros hijos de bolivianos/as, es presentado por ellos mismos como disruptivo e innovador en la búsqueda de nuevos negocios al tiempo que cuestionan cierto status quo, tanto residencial como laboral, sostenido durante décadas por ciertos grupos. Al mismo tiempo, se posicionan desde un reconocimiento como parte de la colectividad boliviana en Buenos Aires a la que buscan representar, jerarquizar y unir desde una mirada novedosa que se apoya en las redes sociales como canal de vinculación prioritario. Estos posicionamientos se encuentran en sintonía con lo que Novaro (2022) detalla como tensiones y complementaciones entre “seguir siendo bolivianos y ser alguien en la vida en Argentina” en su estudio sobre formas de identificación de jóvenes de “segunda generación” en Escobar donde se reconoce un uso selectivo y contextual de las identificaciones. Se profundiza entonces sobre este territorio en particular.
c) Las representaciones sobre La Matanza y la posibilidad de un “barrio cerrado boliviano”
La difusión de estos proyectos inmobiliarios ha despertado diferentes reacciones negativas, especialmente a nivel local desde sectores externos a la colectividad boliviana. Estas manifestaciones fueron traducidas por los desarrolladores como “hostigamiento hacia la comunidad”. En algunas noticias sobre estos desarrollos se construyen representaciones que asocian directamente a la comunidad boliviana con procesos de “tomas de tierras ilegales”. Este tipo de manifestaciones de rechazo emergen también en los comentarios que se hacen a los videos y fotografías que estos desarrolladores difunden como forma de difusión de estos barrios:
y la gente después que piensa, ah no, bolivianos usurpadores, bolivianos planeros, piqueteros, ustedes son tomatierras, y nos hostiga la sociedad de esa forma y la verdad que tiran a todos a la misma bolsa cuando uno hace las cosas bien, tiene una sociedad anónima, un fideicomiso, expediente, y demás (Lucas, desarrollador, 26/06/24).
Este rechazo a aquello delimitado como “foráneo” dista de ser novedoso tanto a escala nacional como local y ha sido ampliamente trabajado; tampoco lo es su manifestación en el espacio de la ciudad. Es posible trazar un paralelismo entre esta tensión y otras históricas como la analizada por Gorelik (2016) para principios del siglo XX bajo la idea de “el sur como ideología”. Ya en aquel momento la relación extranjería – ocupación del territorio gestó profundos conflictos vinculados a la conformación urbana de la ciudad de Buenos Aires a partir de la constitución de dos espacios diferenciados: al sur la ciudad obrera, de la protesta; al norte la ciudad elegante, de la celebración (Gorelik, 2016, p. 199). Asociado a esto, frente a las aspiraciones de ciertos conjuntos sociales emergieron nuevas tensiones:
para toda la élite la Avenida de Mayo estaba dejando de ser emblema de la modernidad para convertirse en emblema del baile de máscaras estético de una nueva barbarie cívica: la de la burguesía rastacuera y los nuevos ricos inmigrantes; en su caos ecléctico, la Avenida de Mayo es sinécdoque de esa Buenos Aires metropolitana (Gorelik, 2016, p. 216).
Durante el siglo XX se reconocen otros ejemplos como los discursos racistas de “aluvión zoológico” o “cabecitas negras” para referirse a quienes llegaban a Buenos Aires desde otras regiones del país o la idea de “invasión” incitada en la prensa gráfica durante la década de 1990 cuando las migraciones de países vecinos funcionaron como chivos expiatorios de las políticas neoliberales (Grimson, 1999, Melella, 2017).
Al retornar sobre la escala municipal, en los tiempos recientes, también es posible tensionar las representaciones asociadas a La Matanza como partido donde se reproducen únicamente asentamientos populares “irregulares, informales, ilegales”, por parte de sectores populares, específicamente migrantes de países vecinos. Un partido hacia donde “la suburbanización de las élites” no irradió en la década de 1990, y hacia donde tampoco resulta sencilla la aceptación de una expresión territorial de ciertos segmentos de la comunidad boliviana cuya movilidad social ascendente busca construir legitimidad y acceso a formas de encerramiento como son los barrios cerrados.
Reflexiones preliminares[2]
La expansión reciente de la ciudad muestra que las fronteras entre lo urbano y lo rural se desplazan y se resignifican continuamente bajo diferentes lógicas y modalidades. Allí las migraciones y las movilidades intraurbanas que estos conjuntos sociales practican durante su permanencia tienen un rol particular. Tal como se comienza a evidenciar en este trabajo, al estudiar de modo situado la particularidad de un sector del eje oeste de la RMBA puede suceder que las categorías útiles para el conjunto metropolitano requieran reformulaciones. La tradicional contraposición urbanizaciones cerradas – asentamientos informales puede resultar insuficiente al abordar las particularidades de estas dinámicas recientes. Lo mismo ocurre con la dicotomía barrio privado -asociado directamente a clases medias y altas, nativas- y asentamiento popular, exclusivamente relacionado a sectores populares y migrantes de países vecinos. Este binomio requiere ser revisado.
Cierto sector de la comunidad boliviana, identificado con las nuevas generaciones “de emprendedores”, encuentra en la renta del suelo una oportunidad que es simultáneamente un negocio como “desarrolladores inmobiliarios” y un posicionamiento dentro de la colectividad. Ubicando este proceso en el contexto neoliberal particular en el que emerge, la figura del emprendedor como promesa de enriquecimiento marca una distinción de estas generaciones más jóvenes hacia otros estándares de vida que los experimentados por sus familias de origen. Se reconoce entonces una aspiración al encerramiento, producto de la movilidad social ascendente y del progreso de un segmento comunitario específico de desarrolladores, leído también como una transformación generacional, con objetivos ambiciosos y visibles. Así se busca generar cambios al interior de la comunidad, adquirir nuevos conocimientos y herramientas para ocupar un lugar en estos nuevos emprendimientos, desde estrategias de marketing ancladas en el manejo de redes sociales. En estos casos, las similitudes con los imaginarios sobre la modalidad de urbanización privada de tipo “chacra” se recupera y se reconfigura a partir de la identificación con un origen “de campo”.
Este caso puede ser importante también para comprender el rol del territorio en las negociaciones y/o disputas por el lugar con los distintos niveles de gobierno. Como indicó Lacarrieu (2012) los barrios asociados a grupos migratorios son tratados desde las políticas públicas como “territorios fronterizados” y receptáculos de un tipo de habitante-migrante que forma parte de agrupamientos encriptados, especialmente en las áreas centrales de la RMBA. Cuando la realidad muestra que estos espacios tienen potencialidad para negociar “otros lugares” de la bolivianidad en la ciudad con el poder público, y con otras comunidades o desarrolladores “tradicionales”. Los nuevos interrogantes que se abren para próximas instancias tomarán en cuenta las relaciones con los distintos niveles del Estado y el devenir que estos incipientes proyectos puedan tener en el marco de las transformaciones del periurbano de la RMBA.
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Notas
[1]Doctora en Geografía (UNCuyo) y Licenciada en Geografía (USAL). Investigadora Independiente del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas. Profesora Adjunta en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Este trabajo forma parte del PIP Proyecto de Investigación Plurianual (PIP 573 - 2021-2023 GI) titulado “Migraciones y desigualdades en La Matanza. Transformaciones en torno al territorio, la institucionalidad y las representaciones en contextos de post-COVID-19”.
[2]La autora agradece especialmente a las personas evaluadoras por sus generosos comentarios y enriquecedoras sugerencias.