http://dx.doi.org/10.19137/els-2022-202012

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RESEÑAS

 

Carlos Skliar Mientras Respiramos (en la incertidumbre). Buenos Aires: Noveduc, 2020. 144 pp. ISBN  978-987-538-757-7

 

Leer a Carlos Skliar implica siempre embarcarse en una aventura repleta de situaciones inesperadas, traducidas en objetos conceptuales y metafóricos que nos invitan a desviar los caminos previstos e improvisar nuevos. El libro que aquí nos convoca, Mientras respiramos (en la incertidumbre), no es una excepción a este tipo de propuesta.
Escrito en los primeros meses del año 2020, el texto recoge y produce reflexiones, que surgen del registro de sensaciones y pensamientos nacidos en esos días plagados de preguntas, días en los que “la voluntad de pensar está debilitada, pero no hay más remedio que hacer eso, incluso involuntariamente, en nombre de la vieja humanidad y de la humanidad que vendrá (…)” ( Skliar, 2020, p.13).
Si bien el autor nos dice que esta es una obra que habla sobre una época, sin dudas va más allá de ella, es algo así como una travesía que rodea y trasciende este contexto. Los relatos compartidos se posicionan en esos bordes que habilitan la mirada sobre las luces y las sombras de una época. Skliar manifiesta en el texto una preocupación por la dificultad de nombrar y narrar esos límites; “pareciera ser que queda poco margen para el margen” afirma el autor ( Skliar, 2020, p. 118). Estimo que este libro puede ofrecer un lugar para pensar acerca de ello.
Podemos pensar al principio acerca del título del libro. “Mientras” quizás porque es una escritura que se despliega en el durante y no como síntesis o reflexión sobre una experiencia pasada. Los textos buscan de alguna manera vincularse de modo reflexivo con las nuevas formas de vivenciar la temporalidad que nos fueron impuestas en los primeros meses del año 2020; tiempos fuertemente anclados en las experiencias del presente frente a un futuro incierto.
La palabra “respirar”, quizás nos permita pensar en cierta afirmación de nuestra condición vital; respiramos, estamos vivos y a partir de esa certeza es que nos arrojamos a la tarea del pensamiento.
A mi criterio, la idea de la incertidumbre es el concepto central del título que con mayor profundidad da cuenta del espíritu del texto, de una voluntad que lo atraviesa, una epojé, como postura que invita a la suspensión de todo juicio, tal como los escépticos griegos recomendaban. Nos dice Skliar en su primera murmuración: “Toda escritura anterior, remota o lejana, secreta, íntima o pública, debería someterse al ejercicio de la reescritura. (…) Toda certeza, una particular forma de agravio, Toda duda: saber que aún estamos vivos” (Skilar, 2020, p.9).
Este espíritu se visualiza también en las ilustraciones que acompañan estos textos insinuantes. La artista Geraldine Schroeder brinda movimiento y fluidez al libro a través de figuras abiertas, modelos vivos de cuerpos realizados con la mano izquierda de la dibujante. Trazo palpitante, trémulo, que evidencia la ausencia de la seguridad propia de la “mano hábil”.
El libro no ofrece capítulos pero sí permite ser ordenado a través de diferentes tipos de textos que se proponen a los/as lectores/as. Con relación a un primer tipo de texto, vamos a encontrar cuatro “Murmuraciones”, relatos que insisten en determinadas ideas, que incomodan e invitan a tensionar aquello que se acepta sin dudas, que se ancla en el sentido común. Dice la primera murmuración; “todo pensamiento cristalizado será devuelto a su cristal y a resquebrajarse una y mil veces” (Skliar, 2020, p. 9).
Un segundo tipo son las “excepcionalidades”, que en cuatro momentos diferentes del libro  relatan historias que evidencian puntos de vista diversos sobre la Pandemia y sobre todo acerca de las experiencias de encierro. Proponen mirar lo que nos pasa (y no lo que pasa en tanto información) desde distintos márgenes, justamente para pensar los matices de la experiencia común. ¿Qué siente un niño ciego que ya no escucha los sonidos habituales en las calles? ¿Cómo vive un niño de 8 o 9 años la prohibición de salir de su casa? ¿Qué hace un grupo de adultos/as con autismo para mantener la vincularidad con otros/as?. El autor cuenta que las excepcionalidades son “recreaciones libres y personales de testimonios y relatos escritos de educadores y educadoras, surgidos durante las Conversaciones con cualesquiera durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020 a través de su página de Facebook live” (Skliar, 2020, p. 31).
El tercer tipo de texto que el libro ofrece es el ensayo. Presenta 12 ensayos breves que nos invitan a pensar qué pasa con nuestros cuerpos, con la idea de comunidad y el encuentro con otro/as, con los relatos acerca de nuestras vidas y las formas que esos relatos van asumiendo; qué pasa con las risas, con el detenerse y el continuar de esos “gestos mínimos que confieren a la gente un poder insospechado de sensibilidad y responsabilidad hacia otros/as” (Skliar. 2020, p.71); qué pasa con las esperas, qué nos pasa mientras respiramos, mientras otros/as ya no lo hacen.
Los ensayos recorren con profundidad y destreza reflexiva temas existenciales dialogando con la literatura, la pintura, la fotografía. El autor afirma que “el arte habido hasta ahora parece un relato plausible frente a la incógnita de un mundo azorado y azotado por este virus” (Skliar, 2020, p. 16).
Todos los ejes de análisis propuestos en estos ensayos resultan particularmente sensibles en estos tiempos. Uno de los debates parte de la pregunta acerca del sentido del “estar-juntos” y de una interesante distinción entre la intensa conectividad de nuestros tiempos por un lado y la idea de contacto, por otro. Este último como fundamento del estar-juntos, supone la necesidad de la afección, desde una perspectiva spinoziana, de ser afectados por otros y por el entorno en el que vivimos. Skliar entonces ofrece una pregunta y un acercamiento posible a su respuesta:

La convivencia con los demás se juega entonces entre un límite y un contacto con el otro que no debería perder su alteridad; sin embargo, ¿cómo sería factible ese deseo de dejar que el otro siga siendo otro? (…). Quizás la respuesta al enigma del estar-juntos radique en la palabra conversación, una suerte de elogio a la conversación (Skliar, 2020, p. 34).

Es así que el autor piensa en otro de sus ensayos breves, la vida como una artesanía narrativa y el arte del subrayado que hacemos sobre ese relato, como una oportunidad para que, en lugar de obsesionarnos con la propia voz, logremos inclinarnos a la conversación y no al monólogo;

como si, en la narración de una historia de vida no tuviese ninguna importancia el quién del relato, el cómo de ese quién, su identificación precisa y definitiva, sus virtudes y valores, y más bien sea su acción en el mundo la que posibilita el afecta de la escucha y la lectura (Skliar 2020, p. 44).

En este sentido invita, no a ocupar el lugar de otro, sino a buscar los puntos de encuentro, las proximidades. En este recorrido, en esta travesía, propiciar entonces una cierta reelaboración del punto de vista propio a partir de la experiencia de la alteridad.
Hay hacia el final del libro, un lugar destacado para pensar la idea de la infancia, no vinculada a la temporalidad de la niñez sino a una forma particular de habitar el mundo.  El autor manifiesta una preocupación acerca de la pérdida de la infancia en la humanidad, de niños/as que ya no preguntan el “por qué” y sí el “para qué” adelantándose a una adultez que cierra, clausura en lugar de desplegar los relatos. Expresa la necesidad de revincularnos con “ese modo artístico de estar en el mundo” (Skliar, 2020, p. 101) que supone la infancia, para pensar el presente que habitamos en sus pliegues indeterminados que no podemos ordenar en el marco de relatos lineales.
Como hemos podido leer a lo largo de los párrafos anteriores, este libro resulta de lectura indispensable para pensar el contexto en que vivimos. Nos invita en principio transitar de forma reflexiva los acontecimientos del presente, a no ser indiferente al devenir de nuestros tiempos, a los dolores a los que estos tiempos nos arrojan pues “sentirse ajeno al dolor es haber tomado una distancia inverosímil en relación a la vida y al mundo” (Skliar 2020, p. 111).
El libro termina como empieza, con una murmuración que no hace más que reafirmar la incertidumbre como espíritu que atraviesa el texto. “Todo es fértil pero todo está arrasado. Sin embargo aquí no hay paradoja…” (Skliar 2020, pág. 137). Será tarea de lectores y lectoras transitar estas páginas para desandar las certezas y regar con preguntas esos sitios ávidos de pensamiento.

 

 

Anabella Canciani
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina