DOI:http://dx.doi.org/10.19137/els-2017-141408
ARTÍCULOS
Analysis of the validity and implementation of sex education law to ten years after his publication
Nicolás Patierno
Universidad Nacional de La Plata - Centro Interdisciplinario
Cuerpo, Educación y Sociedad, Argentina
nicolaspatierno@hotmail.com
Giuliana Carolina Perín
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
giulianacperin@gmail.com
Resumen: En este artículo pretendemos analizar los debates vigentes en torno a la educación sexual en escuelas públicas secundarias, con particular atención a la aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral N° 26.150, pasados diez años de su sanción. Para llevar a cabo dicho análisis partimos del supuesto que la Ley mencionada no aparecería de manera clara y explícita en las prácticas docentes cotidianas del nivel secundario. En esta línea, consideramos que la sanción de la ley y la información contenida en sus artículos no coincidirían con su aplicación. Acompañando esta hipótesis, consideramos que la sexualidad –interpretada como problemática social contemporánea–, se halla influenciada y mediada por vertiginosos cambios histórico-sociales que imposibilitan una definición ortodoxa e inmodificable capaz de esclarecer su abordaje metodológico. Tanto su indefinición, como su imprecisión teórica, dan cuenta de un espacio susceptible de interpretaciones ambiguas y precarias. La propuesta de análisis adopta un enfoque mixto, en el que se incluye un recorrido por autores claves, documentos oficiales asociados al campo de la educación sexual y el análisis de datos cuantitativos.
Palabras clave: Sexualidad, Educación, Escuela secundaria, Ley Sexual Integral, Metodología
This article analyzes the current discussions on sex education in public high schools, with particular attention to the implementation of the Integral Sexual Education Law 26.150, after ten years of his publication. To perform this analysis, it is assumed that the aforementioned law would not appear clearly and explicitly in daily teaching practices at the secondary level. In this line, we believe that the enactment of the law and the information contained in its articles would not coincide with the implementation of it. Accompanying this hypothesis, we believe that sexuality, played as contemporaneoussocial problems, it is influenced and mediated by dramatic historical and social changes that prevent an orthodox and unchanging definition can clarify its methodological approach. Both its vagueness, as its theoretical inaccuracy, realizes susceptible space of ambiguous and precarious interpretations. The proposed analysis adopts a mixed approach, which includes a tour of key authors, official documents related to the field of sexual education and analysis of quantitative data.
Keywords: Sexuality, Education, High school, Integral Sexual Education Law, Methodology
El rastreo de estudios previos sobre la sexualidad en el ámbito educativo
no aporta datos significativos anteriores a los últimos diez años. Esto, lógicamente, sugiere que el fenómeno cobró importancia reciente,
fundamentalmente a partir del año 2006 con la sanción de la Ley de Educación
Sexual Integral (redactada por el Ministerio de Educación de la
Nación).
Resulta pertinente realizar un breve repaso respecto de los términos
sexualidad y educación en los primeros apartados del presente artículo,
a fin de esclarecer qué se entiende por ambos y por qué nos parece necesario
analizarlos en conjunto. Lejos de evidenciar una relación incuestionable,
en la actualidad nos encontramos ante la existencia de múltiples
interpretaciones respecto de la sexualidad en las que se hallan involucrados
todos los actores del sistema educativo (alumnos, padres, docentes,
directivos, auxiliares, inspectores, etc.). Sumado a esto, la escuela no es
un edificio impermeable a lo acontecido fuera de sus muros, el devenir
de la sexualidad en occidente contemporáneo afecta determinantemente
la realidad cotidiana de los jóvenes en edad escolar.
De la mano del contexto social actual, el clima institucional es considerado
un factor clave en el análisis de la temática planteada. En el interior
de la escuela, existen factores que pueden colaborar en el abordaje
u omisión de la temática en cuestión: los tabúes, la falta de claridad en
las pertinencias temáticas, las operaciones ambiguas en el manejo de la
información, la irrelevancia de la sexualidad desde el punto de vista de
algunos docentes, la existencia de relaciones conflictivas entre docentes
y directivos, una dirección inactiva o ausente, son sólo algunos de los
factores que colaboran en las confusiones vigentes respecto del abordaje
de la sexualidad.
Los comienzos del siglo XX resultan determinantes a la hora de hablar de sexualidad en relación al campo de la educación. Los aportes de Sigmund Freud (1905) respecto de la interpretación de la sexualidad como constitutiva del individuo desde la primera infancia, constituyen una ruptura significativa con el paradigma biológico históricamente asentado en occidente. Hasta ese momento, todo concepto asociado a la sexualidad se veía reducido a la reproducción de la especie humana como proceso natural e instintivo. Al respecto, el psicoanalista en cuestión afirma:
Forma parte de la opinión popular acerca de la pulsión sexual la afirmación de que ella falta en la infancia y sólo despierta en el período de la vida llamado pubertad. No es este un error cualquiera: tiene graves consecuencias, pues es el principal culpable de nuestra presente ignorancia acerca de las bases de la vida sexual (Freud, 1993 [1905], p. 157).
Si bien los aportes de Freud mantienen cierta conexión con la existencia
de una naturaleza innata evidenciada en el concepto de pulsión,
concebido como “germen” del despertar sexual en la primera infancia,
al hablar de sexualidad no se pueden desconocer la trascendencia de sus
análisis. Cuestiones como la represión, el deseo y el tabú, resultan fundamentales
si pretendemos comprender el devenir de la sexualidad como
problemática social en occidente moderno.
Esta idea sobre la sexualidad que funde lo biológico con lo social,
no sólo rompió con el discurso legitimado por la ciencia tradicionalista,
sino que puso en evidencia las influencias moralistas y religiosas en este
campo. Las herencias del oscurantismo asociadas a la moral y expresadas
en la cultura occidental bajo la forma de tabúes dieron cuenta de un discurso,
que bajo el formato de censuras, tendieron una red de normalismos
presentes incluso en el discurso educativo. La biología, el higienismo y
la antropometría, son algunos ejemplos de intervención y homogeneización
sobre el control del cuerpo, el deseo y la sexualidad en el campo de
la educación.
En relación a este tema, los aportes de Michel Foucault (1976), si
bien no están dirigidos explícitamente al campo de la educación, resultan
pertinentes a la hora de problematizar al respecto. Foucault retoma las
contribuciones de Freud y reformula el concepto de tabú, afirmando que
la sexualidad, lejos de estar censurada, es un tema recurrente en el discurso
de occidente. El problema se centra en el modo y en las legitimaciones
que supone el abordaje de esta temática. En sus propias palabras:
¿Censura respecto al sexo? Más bien se ha construido un artefacto para producir discursos sobre el sexo, siempre más discursos, susceptibles de funcionar y de surtir efecto en su economía misma. Tal técnica quizá habría quedado ligada al destino de la espiritualidad cristiana o a la economía de los placeres individuales si no hubiese sido apoyada y reimpulsada por otros mecanismos. Esencialmente, un interés público. No una curiosidad o una sensibilidad nuevas; tampoco una nueva mentalidad. Sí, en cambio, mecanismos de poder cuyo funcionamiento sobre el discurso del sexo ha llegado a ser esencial. Nace hacia el siglo XVIII una incitación política, económica y técnica a hablar del sexo (Foucault, 1998 [1976], p. 16).
En esta lógica que interpreta a la sexualidad como trascendente a la
mera diferencia anatómica y la reproducción de la especie, Foucault incluye
los discursos sobre sexualidad en línea con las estrategias de los
Estados Modernos y con el control de las prácticas asociadas al deseo
y el placer. Control a cargo de determinadas funciones legitimadas por
el discurso médico y pedagógico en el campo de la educación. La sexualidad
no se reprime (ésta es la interpretación histórica y recurrente
del término basada en la teoría de Freud), sino que se habla, y es en los
discursos sobre la sexualidad donde se regulan las prácticas. La represión
enmascara la productividad, es en el “no dicho” donde deben rastrearse
los espacios legitimados para el control de la sexualidad.
Si se coloca el acento en el abordaje de la sexualidad en el ámbito
educativo, resulta posible rastrear un discurso tradicional sobre la misma,
vinculada al saber hacer y a la exposición irreflexiva. No es sino hasta
fines del siglo XX y principios del siglo XXI que, progresivamente, se
incluye una problematización sobre la sexualidad integral en el discurso
educativo. Este acercamiento a las inquietudes más inmediatas de los
jóvenes en edad escolar, supone la inclusión de propuestas pedagógicas
asociadas al deseo y el placer, añadiendo contenidos interdisciplinarios a
la mera interpretación biológica.
En Argentina, recién en el año 2006 se sanciona la Ley Nacional de
Educación Sexual. Previo a esta disposición, las clases vinculadas a esta
temática no hacían más que exponer gráficos anatómicos y asociar el
discurso de la sexualidad casi exclusivamente al saber médico (el único
saber legitimado para brindar charlas en escuelas secundarias orientadas
exclusivamente a los años más avanzados y, en ocasiones, separando la
información destinada a hombres y mujeres). Este recorte de saberes vinculados
a una práctica exclusiva, sumado al tabú cultural que arrastra el
abordaje de la sexualidad en occidente, dejó como resultado un vacío de
contenidos relevantes para los jóvenes que transitaban por los distintos
niveles educativos. Previo a la sanción de la Ley –cuya divulgación consideramos
que aún es escasa– los contenidos vinculados a la sexualidad
sólo podían rastrearse en los programas de Ciencias Naturales o Biología,
dependiendo del nivel educativo por el que se transite.
Tras la sanción de la Ley y su posterior difusión en las diversas instituciones
educativas por medio de documentos curriculares y material
pedagógico, el Estado intentó formalizar un nuevo enfoque respecto de
la sexualidad en el área de la educación. Esta disposición incluye contenidos
con sus respectivas adecuaciones y está dirigida a todos los niveles
y asignaturas. Las líneas que se mencionan a continuación dan cuenta de
una ruptura con el enfoque tradicional:
Durante mucho tiempo, las sociedades y las personas entendimos que hablar de sexualidad era posible recién en el momento en que las niñas y los niños alcanzaban la pubertad y dejaban la infancia. Esto era así porque el concepto de sexualidad estaba fuertemente unido al de genitalidad. Desde esta mirada, la educación sexual en la escuela se daba preferentemente en la secundaria, en particular durante las horas de Biología, en la que se priorizaban algunos temas, como los cambios corporales en la pubertad, y la anatomía y fisiología de la reproducción” (Ministerio de Educación de la Nación, 2012, p. 11).
La hipótesis que guía esta investigación supone que las instituciones,
y los docentes que trabajan en ellas, encuentran dificultades a la hora de
llevar adelante el abordaje de temas asociados a la Ley de Educación
Sexual Integral debido a la multiplicidad de estrategias e interpretaciones
vinculadas a ella. Esta situación, lejos de ser intrascendente, advierte
sobre una potencial disminución en la calidad de saberes y estrategias
didácticas vinculadas a la temática planteada.
A los propósitos de este artículo, se llevaron a cabo una serie de encuestas
para tener una primera aproximación sobre la aplicación de la
Ley de Educación Sexual entre docentes de la Provincia de Buenos Aires.
Siguiendo la metodología de investigación propuesta por Archenti,
Marradi y Piovani (2007), el trabajo de recolección de datos fue organizado
en forma complementaria entre los aspectos cuantitativos y cualitativos.
Esta organización de técnicas combinadas responde al diseño
de investigación flexible. Decidimos abordar el análisis de los datos
mediante el diseño investigativo mencionado anteriormente no sólo en
función de los aspectos sociales del tema propuesto, sino también por la
posibilidad de abordar problemáticas nuevas, surgidas del propio devenir
de la investigación.
En este sentido, el trabajo de recolección de datos pretende problematizar
particularmente sobre la sexualidad en escuelas secundarias públicas
de la ciudad de La Plata y alrededores, a partir de supuestos relacionados
con la interpretación y aplicación de la ley en cuestión. Desde
el aspecto cuantitativo, se realizaron encuestas anónimas a 39 docentes
de diversas materias, correspondientes a varios años del nivel secundario
de tres escuelas secundarias ubicadas en la ciudad de La Plata. El criterio
geográfico de selección incluye una primera institución ubicada en el
centro del casco urbano: la Escuela de Enseñanza Secundaria Nº 8; una
segunda institución, la Escuela de Enseñanza Secundaria Nº 11, corresponde
a una primera periferia, inmediatamente fuera del casco urbano,
y la tercera, la Escuela Secundaria Básica nº 37 se halla en un radio más
alejado, aproximadamente a unos 15 kilómetros del centro de la ciudad.
Los profesionales encuestados fueron seleccionados de manera intencionada,
siguiendo los criterios propuestos por Archenti, Marradi y Piovani
(2007).
El objetivo de esta tarea fue tener una primera aproximación a las
principales preocupaciones de docentes respecto del tema planteado. Los
datos más relevantes permiten sostener que el 95% de los docentes considera
pertinente el abordaje de contenidos vinculados a la educación
sexual en el nivel secundario. No obstante, un 22% de los encuestados
reconoce no trabajar contenidos asociados con la Ley de Educación Sexual
de manera regular. En relación con esto, un 53% de los docentes
relevados afirma haber tomado cursos o capacitaciones de forma complementaria
en relación a la temática propuesta. A pesar de que la ley plantea
el trabajo interdisciplinario y la inclusión de sus contenidos en proyectos
institucionales, sólo un 23% de los docentes encuestados admite haber
trabajado con otros profesores y autoridades en relación a la problemática
planteada. En este punto, un 46% lo hizo de manera ocasional y un
31% nunca participó de algún proyecto (incluyendo docentes de Biología
y Construcción de la Ciudadanía, cuyos Diseños Curriculares se encuentran
fuertemente vinculados con lo explícito en la Ley). Por último,
queremos señalar que el 90% de los encuestados considera necesario que
los contenidos vinculados con la ley en cuestión, deberían encontrarse
plasmados de manera explícita en los Diseños Curriculares y no en documentos
adjuntos. Cabe añadir que, en diálogo informal, la gran mayoría
admitió no saber qué parte de la ley le correspondía trabajar en su materia
y que, aunque conocían su existencia, no siempre la tomaban en cuenta.
A los fines del presente artículo, se llevó a cabo una minuciosa lectura de los Diseños Curriculares emitidos por la Dirección General de Cultura y Educación [DGCyE], vigentes para la enseñanza en escuelas secundarias pertenecientes a la Provincia de Buenos Aires. Tras dicho análisis pudimos constatar que, en el Marco General de la Política Curricular, es posible advertir un apartado denominado: “Sujetos, Género y Sexualidad”, cuyo contenido consideramos pertinente abordar. En dicho apartado, se alude a los derechos sexuales y reproductivos, así como a la inclusión de la educación sexual en la currícula de todas las asignaturas. De modo sintético, el documento establece una ruptura respecto de algunos abordajes tradicionales ligados al reduccionismo biológico. Entre éstos se destacan una ampliación de los saberes asociados a la sexualidad, interpretados desde una concepción que agrupa las esferas sociales, históricas, culturales y políticas, complementando los clásicos contenidos biológicos. Estos son los argumentos por los que se habla de una sexualidad integral, que debe, por mandato del Estado, incluirse entre los contenidos generales de toda práctica docente. Al respecto, el Marco General de Política Curricular establece:
Desde esta concepción, la educación sexual no se reduce a brindar información para prevenir embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual, ni se vincula exclusivamente con consecuencias negativas o posibles peligros de la actividad sexual. Se constituye, en cambio, en un espacio para el conocimiento del propio cuerpo, para la comprensión y vivencia de la sexualidad como práctica humana a partir de la cual se construyen afectos y vínculos y se experimentan orientaciones, placeres y deseos (DGCyE, 2007, p. 25).
Para asignaturas como Educación Física, cuyos estándares ideales
están fuertemente anclados en los modelos de salud y belleza, la
problemática respecto de la sexualidad históricamente se vio reducida
a la reproducción de la especie, naturalizando tabúes y represiones
históricamente legitimadas. Esto influyó –y de hecho también influye en
la actualidad– sobre las representaciones de cuerpo que construyen los
jóvenes en su tránsito por los diversos niveles educativos. Una disciplina
que exalta el ideal de cuerpo joven, bello, delgado, eficiente, económico,
simétrico y que arrastra herencias fuertemente normalistas se encuentra,
en la actualidad, atravesada por demandas que exceden el saber cotidiano
de sus profesionales. Los contenidos asociados a la Ley de Educación
Sexual, sólo figuran de manera explícita en los Contenidos y propuestas
para el aula, pero no figuran de igual modo en los Diseños Curriculares
oficiales para el Nivel Secundario. Esto sugiere que un profesor/a
de la materia en cuestión, sólo puede tener acceso a la información
correspondiente si decide, por sus propios medios, informarse al respecto.
Pese a esto, cabe señalar que la incongruencia entre la obligatoriedad de
la Ley de Educación Sexual y la ausencia de explicitación en los Diseños
Curriculares, no funciona de igual modo en todas las asignaturas. Para
los casos de Salud y Adolescencia y Construcción de la Ciudadanía, sus
contenidos incluyen la ley en cuestión de manera explícita (más adelante
se profundizará al respecto).
En el caso de Psicología, si bien su abordaje implica el reconocimiento
de una sexualidad humana ligada a lo social y a la constitución de las
personalidades, consideramos, de acuerdo con Silvia Bleichmar (2008),
que históricamente se privilegiaron cuestiones evolutivas por sobre las
demandas reales de las poblaciones en edad escolar. En efecto, cuando
nos propusimos rastrear el tema en su Diseño Curricular para el nivel
secundario, la cuestión sobre la sexualidad se menciona de manera
explícita en una de las últimas unidades1; cabe añadir, que siempre
ligada a las fases evolutivas por las que atraviesa un sujeto en su
constitución psíquica y corporal. Para profundizar al respecto, el Diseño
Curricular pertinente retoma cuestiones trabajadas por los psicoanalistas
Freud (1973 [1905]) y Erickson (1976 [1950]), comparando las fases
sexuales concebidas por el primero, en relación a las modalidades de
relación social desarrolladas por el segundo. Así también, en la unidad
H del mencionado Diseño, se abordan contenidos como cuerpo e
identidad a través del tiempo, es decir, cómo han cambiado las diversas
construcciones socio-históricas en su devenir.
Con respecto a Salud y Adolescencia, asignatura perteneciente al 4º año de la Educación Secundaria Superior [ESS], pudimos relevar en su
Diseño Curricular, una mención explícita a la Educación Sexual Integral.
Para ser más específicos, en el Módulo 3 se aborda dicha ley como
eje-problema, incluyendo entre sus contenidos: la adolescencia y los
derechos sexuales-reproductivos; haciendo alusión incluso al Programa
Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable2. Es interesante
cómo, desde esta materia en particular, se propone el abordaje de dicha
temática desde la prevención y la salud a través del acceso libre a la
información pertinente, considerando a la sexualidad como un derecho
inherente a todos.
Siguiendo con el análisis de los diversos Diseños Curriculares,
consideramos relevante mencionar el correspondiente a Construcción
de la Ciudadanía. Ésta es una asignatura perteneciente a la Educación
Secundaria Ciclo Básico, en cuyo Diseño Curricular se incluye de
manera explícita el programa de Educación Sexual Integral. Dicha
mención se manifiesta en el apartado destinado a Sexualidad y Salud,
donde el eje se encuentra atravesado por la enseñanza de la educación
sexual, la prevención de enfermedades venéreas y el conocimiento del
propio cuerpo. En este sentido, aporta información a los adolescentes
y asume la sexualidad como un derecho vinculado al ejercicio de la
ciudadanía.
Consideramos que el marco teórico desarrollado en la introducción
del Diseño Curricular de la asignatura en cuestión, abarca una amplia
cantidad de temas vinculados a la sexualidad como construcción sociohistórica.
Para llevar a cabo esta tarea, el texto realiza un breve recorrido
por varios autores claves en la temática propuesta: Levi-Strauss (1969),
Foucault (1976), Bourdieu (1998), Bleichmar (1985) y Butler (1990),
entre otros. Este apego a una mirada socio-histórica y la preocupación
por el rol de la escuela en lo referente una educación de la sexualidad, se
evidencia de manera resumida en el siguiente fragmento:
La sociedad intenta imponer un cierto cuerpo, pero las y los jóvenes y sus cuerpos han resistido y resisten esta imposición: intervienen sus cuerpos con piercings y tatuajes, recortan sus cabellos, producen una apariencia, se adornan, viviendo y expresando su sexualidad e identidad de género de múltiples maneras. La escuela observa con cierta perplejidad esta diversidad de cuerpos que confronta con los anhelos de homogeneización con que fue pensada en la historia nacional. El encuentro de los cuerpos también ha ganado espacios: recitales en estadios, boliches, pubs, la esquina, la casa de los padres, todo dependerá del contexto (DGCyE, 2010, p.172).
Tras la lectura de diversos diseños curriculares fue muy difícil encontrar un sentido común que oriente la educación sexual en el nivel secundario. Esto advierte sobre la necesidad de confeccionar un espacio curricular, asignatura o taller destinado a esclarecer los debates vigentes en torno a la sexualidad contemporánea.
Si consideramos la lectura de los diseños curriculares, el análisis de las leyes referidas en apartados anteriores y la opinión de los profesores encuestados, podemos afirmar que hoy estamos en presencia de un consenso generalizado respecto de la aceptación de la circulación de información sobre sexualidad en escuelas secundarias. No obstante, nos parece pertinente retomar un debate introducido por Bleichmar en una conferencia llevada a cabo en el año 20063, en el que pretende desarrollar la cuestión del exceso de mostración. Siguiendo los aportes de la psicoanalista en cuestión, podemos afirmar que en la actualidad los jóvenes tienen acceso al mundo de la información con una facilidad nunca antes vista, fundamentalmente gracias a los avances tecnológicos en las comunicaciones. Esta situación, sin embargo, no garantiza que los jóvenes dispongan de las herramientas necesarias para interpretar lo que observan. Al respecto, Bleichmar (2008) propone desarrollar el concepto de mostración para analizar las siguientes cuestiones: ¿hasta dónde la libre circulación de información vinculada a la sexualidad colabora con la educación referida a ese tema? ¿Acaso el exceso de información no generaría dificultades en la interpretación de los jóvenes? Y, teniendo en cuenta el tipo de información vigente en los medios de comunicación e internet4, ¿qué tipo de información sería la más adecuada para la población en cuestión? En sus propias palabras:
La cuestión central, no radica en la falta de información, sino en la imposibilidad de procesarla (…). La información que tienen en este momento los niños y los adolescentes es excesiva. El exceso de mostración que tenemos en la televisión –no lo llamaría información– produce niveles de cortocircuito muy altos en los niños, porque los somete a enigmas permanentes. Cuando digo enigmas quiero decir que los somete a situaciones que no son resolubles desde el punto de vista de las representaciones con que cuentan (Bleichmar, 2008, p. 46).
Esta permanente circulación de imágenes irreflexivas da cuenta
de un momento social en que la exaltación de lo efímero y la estética
contribuyen determinantemente en la conformación de las personalidades.
Las relaciones a corto plazo, el desinterés por la subjetividad del otro,
la satisfacción del propio deseo a cualquier precio, la exaltación de la
cultura juvenil y la desautorización de las generaciones precedentes– situación que afecta el rol que históricamente se le atribuyó al adulto–,
dan cuenta de nuevas demandas, a las que el sistema educativo no ha
logrado ajustarse (Arendt, 1996). El abordaje de la educación sexual en
las instituciones educativas secundarias se encuentra empantanado entre
la obsolescencia de un sistema basado en los ideales de la modernidad
y un funcionamiento extremadamente impersonal y burocrático que lo
tornan más irreflexivo que analítico. Pese a la existencia de leyes de
alcance nacional destinadas a garantizar una educación sexual integral en
la totalidad de los niveles educativos, aún nos encontramos en presencia
de numerosas contradicciones: irregularidades en la redacción de los
diseños curriculares, incongruencias con su aplicación e interpretación
didáctica y confusiones respecto de su contenido, son sólo algunos de los
problemas vigentes asociados a la Ley Nacional N° 26.150.
En cuanto a la formación profesional de los docentes, cabe
preguntarnos: ¿ésta ofrece estrategias, técnicas y herramientas
metodológicas para indagar sobre las demandas contemporáneas de
los jóvenes escolarizados? Dado que la vertiginosidad de los cambios
sociales puso en evidencia la caducidad de las estrategias didácticas
tradicionales, no sería de extrañar que las problemáticas asociadas a la
sexualidad, el género y la violencia aún no se encuentren sistematizadas
en los planes de estudio de los profesorados como temas fundamentales.
Si consideramos el resultado de la triangulación llevada a cabo entre
el relevamiento cuantitativo de datos, el análisis de documentos y el
rastreo de autores pertinentes, podemos afirmar que existe una evidente
discrepancia entre los objetivos explícitos de la Ley de Educación Sexual
y la aplicación de la misma en las instituciones analizadas. Consideramos
que una de las principales causas de este desfasaje, se evidencia en la
inexistencia de un consenso respecto de la importancia de la misma en los
niveles superiores de formación.
Con el objeto de indagar diversos modos posibles y oportunos de inclusión
de esta problemática en la formación de profesores/as, la cuestión
se traslada, ineludiblemente, a la pertinencia y alcance de los diversos
campos académico-profesionales: ¿corresponde a los educadores de todas
las asignaturas abordar la sexualidad como contenido disciplinar? En
términos legales la respuesta es afirmativa, de hecho, esta directiva se
incluye en la nómina de contenidos de la ley en cuestión. Sin embargo,
incluso resuelta la pertinencia legal y profesional, un segundo cuestionamiento
nos obliga a pensar: ¿de qué modo debería encararse una
educación sexual que colabore con el abordaje de problemáticas sociales
contemporáneas y no se reduzca a cuestiones higiénico-reproductivas?
Y, siguiendo esta línea de análisis, ¿de qué manera podemos abolir los
tabúes asociados a debates vigentes como el género, la iniciación sexual,
el embarazo, el aborto, el abuso sexual y la violencia en los noviazgos?
Lejos de poder diagramar una respuesta que satisfaga los intereses políticos
y económicos asociados a los sistemas educativos actuales –que
desde nuestro punto de vista se hallan sumergidos en una burocracia impersonal
e ineficiente que aletarga su acercamiento a las demandas de
los jóvenes– surge una tercera cuestión vinculada a la esfera política que
desarrollaremos a continuación.
Una vez resuelta la necesidad de la existencia de una ley nacional
destinada a garantizar el abordaje de contenidos vinculados a la sexualidad,¿cómo es posible unificar un discurso en favor una aplicación reglada?
O dicho de otro modo, ¿de qué manera el mismo Estado que considera
necesaria una ley de alcance nacional referente a la educación sexual,
garantiza, asegura y examina la aplicabilidad de la misma? En esta línea
de análisis y retomando algunas cuestiones desarrolladas más arriba,
consideramos esencial que el Estado acompañe –política, económica y
simbólicamente– la formación de los profesionales interesados en formar
parte del sistema educativo. Este acompañamiento implica repensar una
política asociada a la educación sexual. Esto es, discontinuar la modalidad
burocrática e impersonal de anexar documentos complementarios a
los diseños curriculares, ya que se asume erróneamente que los escritos
se transforman automáticamente en prácticas.
Sin desconocer la importancia de la explicitación documental –tarea
necesaria pero no exclusiva para promover el consenso respecto de
qué y cómo encarar las prácticas docentes asociadas a la sexualidad–,
consideramos de suma importancia la implementación de asignaturas
estrechamente vinculadas a la problemática planteada. Sumado a esto,
también debemos asumir la necesidad de incluir la temática en cuestión
en los planes de estudio de los profesorados pertinentes y, por último,
garantizar la aplicabilidad de la ley, entre otras, a través de la inclusión
de concursos públicos y capacitaciones permanentes. Cabe añadir que
ambas acciones no deberían estar destinadas a evaluar en el sentido
económico-utilitarista del término, sino en colaborar cualitativamente a
favor de una nivelación positiva; ubicando al saber –en este caso asociado
a la sexualidad– como guía fundamental de toda práctica de enseñanza.
Tal como hemos expresado a lo largo de este artículo, consideramos
que la Educación Sexual Integral no debe desconocer su carácter social,
por lo tanto, atender estas demandas resulta una tarea, en términos
histórico-políticos, de suma importancia para mantenerse vigente en los
debates sociales contemporáneos. Este compromiso en manos de los
profesionales de la educación, no debe estar dirigido a la búsqueda de
soluciones burocráticas, ni de estrategias didácticas destinadas a descansar
en un cajón. Más bien, pretendemos indagar sobre los fundamentos
que dan cuenta de los problemas como resultado de diversos procesos
socio-históricos, entendiendo que la investigación, la historización y la
permanente problematización, son las claves de la interpretación y de la
búsqueda de alternativas adecuadas a las demandas actuales y futuras.
Notas
1 El listado completo de los contenidos mencionados se encuentra disponible en: Bracchi, C. (2010). Diseño Curricular para la Educación Secundaria Ciclo Superior. ES4: Orientación Ciencias Sociales. Psicología. La Plata: Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires.
2 El Programa Nacional de Salud Responsable hace referencia a la Ley Nacional N° 25.673, por la que se promueve el acceso libre a medios e información sobre sexualidad en toda la población argentina. Entre sus artículos, consideramos relevante el artículo segundo, inciso f, por el que se garantiza la libre circulación de Información y métodos asociados a la salud sexual: “Serán objetivos de este programa: garantizar a toda la población el acceso a la información, orientación, métodos y prestaciones de servicios referidos a la salud sexual y procreación responsable” (Congreso de la Nación, 2003, p. 1). Recuparado en: http://www.cnm. gov.ar/LegNacional/Ley%2025673yDecretos.pdf
3 Segunda conferencia pronunciada en el marco del ciclo organizado por la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, luego de los acontecimientos de Cromañón.
4 Consideramos que la información disponible en internet y en los medios masivos de comunicación adoptan un formato pornográfico por el que se prioriza la fantasía machista. Esta divulgación de imágenes y videos descontextualizados y atravesados por una lógica de mercado impersonal, efímera y en favor de lo que comúnmente se conoce como violencia de género, promueven la permanencia de un conjunto de fantasías, que sólo conducen a la construcción de interpretaciones erróneas y fantásticas asociadas a la sexualidad. Si atendemos a Judith Butler (2002), cuando afirma que “las normas reguladoras del sexo, obran de una manera performativa para construir la performatividad de los cuerpos” (Butler, 2002, p. 18), no podemos quitar la vista de los modos en que la sexualidad es presentada en los medios y redes sociales con que los jóvenes están familiarizados. En estos espacios de alcance global, la sexualidad es reducida a una mercancía, está ligada a la violencia física explícita (evidente en el sometimiento del cuerpo de la mujer) y siguiendo a Bleichmar (2008), se encuentra ligada a un exceso de mostración.
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Fecha de recepción:
08/02/2016
Fecha de aceptación: 14/11/2016