DOI: https://doi.org/10.19137/cuadex-2024-08-0208


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RESEÑAS

Desbordar los pupitres. Sin pedagogía gorda no hay ESI. Laura Contrera, Iris Luz Ortellao, José Nuñez y Ana Florencia Cararo Funes (Comps.). Año de publicación: 2023.  Madreselva, Buenos Aires.

Paula Caldo

Investigaciones Socio-históricas Regionales – ISHIR /CONICET, Universidad Nacional de Rosario

paulacaldo@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4254-4159

Fecha de recepción: 26-12- 2023

Fecha de aceptación: 27-12-2023

Datos de la Publicación

Título del libro: Desbordar los pupitres. Sin pedagogía gorda no hay ESI

Autor/es/as: Laura Contrera, Iris Luz Ortellao, José Nuñez y Ana Florencia Cararo Funes (Comps.)

Año de publicación: 2023

Editorial y lugar de edición: Madreselva, Buenos Aires.

ISBN: 978-987-3861-68-0


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Durante las III Jornadas de Educación, Género y Sexualidades, realizadas en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario en septiembre de 2023, se presentó Desbordar los pupitres. Sin pedagogía gorda no hay ESI. Se trata de un libro de autoría colectiva, que recupera la experiencia de docentes de diferentes disciplinas, como nutricionistas y psicólogos, en relación a la urgente articulación entre la pedagogía gorda y la Educación Sexual Integral (en adelante ESI). El propósito es generar estrategias de intervención para trabajar con aquellas infancias y adolescencias que, al no responder al estereotipo de belleza hegemónico en el que la delgadez es un aspecto crucial, son clasificadas con sobrepeso. En otras palabras, y como versa a lo largo del texto, se trata de reflexionar acerca de experiencias y a su vez formas de intervenir para incluir (y no adaptar) a las personas calificadas como “gordas”.

Es importante explicitar que el libro es una compilación en la que participan once autoras/es: Laura Contreras, Leticia Labaké, Guadalupe Fernández Chein, Bruno Bazán, Laura Pesenti, Jesica Lavia, Sandra Hoyos, Iris Ortellao, Florencia Catelani y Sofía Gorini. La procedencia académica del equipo es interdisciplinar, pero, entre tantas diferencias formativas, existe un denominador común: el activismo y la militancia en clave de género, disidencias y, como correlato, por la aplicación efectiva de la ESI. Esta militancia consolidó al grupo en distintos talleres e intervenciones en las aulas. La descripción anterior resulta importante porque un libro producido fuera de la lógica universitaria que se presenta en una jornada académica, justamente, para realizar una llamada de atención sobre un área de vacancia tanto de la investigación como del trabajo de extensión universitario: la discriminación y su contracara y, en particular, la inclusión de las personas gordas en los espacios escolares. Como bien indica el texto, la gordofobia es una de las formas de generar desigualdad más enraizadas en nuestra sociedad y, a su vez, menos cuestionada. Urge generar estrategias de invención desde el territorio y, en esto, el trabajo de extensión universitaria es clave. Por ello, el libro contiene un vocabulario específico, una selección bibliográfica y formas de intervención concretas que pueden ser orientativas para futuros proyectos de extensión universitaria y, especialmente, para equipos de cátedras vinculadas a las ciencias de la educación y a la antropología educativa.

En términos formales, a lo largo de 200 páginas y luego de una introducción se ordenan once capítulos que responden a estilos narrativos específicos. Es decir, por un lado, el primer capítulo es un glosario que expone el sentido de una serie de vocablos de uso frecuente en las aulas, en el registro cotidiano y en el discurso vinculado a la salud. La revisión de esos conceptos es crucial porque hablar es un acto político de nominación y visibilización con su contracara: el ocultamiento y la segregación. Así, armar y repensar las semánticas de nuestras palabras es una apuesta vital para la inclusión. Por otro lado, se presentan una serie de ensayos que piensan los alcances de la ESI para abordar las corporalidades diferentes o que no responden al estereotipo hegemónico. Al respecto, escriben docentes en general y de educación física en particular, pero también nutricionistas. Ese trabajo de revisión crítica da forma a una caja de herramientas para revisar las prácticas y discursos cotidianos. Finalmente, otros acápites aportan propuestas didácticas para el tratamiento del tema. Así, en su conjunto todos los capítulos parten de sólidas apoyaturas teóricas, pero lejos de reposar en el preciosismo académico, ordenan entradas para pensar intervenciones en el territorio.

A lo largo del texto se presentan tres tópicos relevantes. En primer lugar, resultó sugerente el sentido que la teoría y la formación académica adquieren en el libro. Laura Contreras afirma que seleccionar una bibliografía es una cuestión política. Esa frase explicitada en el primer capítulo pone en discusión la aparente neutralidad valorativa que se asigna al aparato erudito, en tanto arroja luz sobre las decisiones y posicionamientos que tal selección demanda. En otros términos, interpela la práctica de los/as autores/as desde el contexto de aplicación y en las implicancias biográficas e ideológicas que toda producción teórica posee, ya prefigurada desde los prolegómenos de las investigaciones de base. Entonces, cada capítulo da cuenta de un enorme trabajo formativo e intelectual, pero, a su vez, de un criterio de selección que marca la preferencia por aquella bibliografía que, además de hablar de ESI, de cuerpos y de educación física, recupera las inscripciones de sujetos no hegemónicos. En este sentido, el texto visualiza una ausencia bibliográfica en el campo intelectual argentino sobre el tratamiento de estos temas. Por eso, este equipo de autores/as debió acudir a las pedagogías gordas del norte, cuyos referentes son Charlotte Cooper y Cat Pausé, entre otros, textos que, en su mayoría, no tienen traducciones al castellano. Con lo dicho, Desbordar los pupitres se posiciona pionero, al menos en la producción bibliográfica argentina.

En segundo lugar, la gordofobia es una de las formas de discriminación y de odio a otra persona más naturalizada en nuestra sociedad. Esa frase es tratada a lo largo del texto con la riqueza analítica del enfoque interseccional que habilita a pensar las diferencias de género, clase y raza. Se afirma que cuando un/a infante/a tiene sobrepeso no solo recibe burlas y discriminación, sino que, además, la respuesta de contención es adaptativa al modelo. En otras palabras, se indican métodos para bajar de peso y esto adhiere a la instalada asociación entre sobrepeso y enfermedad. Estas frases tan candentes en el sentido común son tramitadas con cargas críticas y proyectadas en argumentos, propuestas y formas de intervención que nos invitan a revertir y desnaturalizar esos discursos tan arraigados.

En tercer lugar, a 17 años de su sanción, estamos en condiciones de afirmar que la ESI implica unos saberes que alteran el orden de la escuela en general y del currículum (prescripto, vivido, oculto, práctico) en particular. Esto sucede porque la ESI viene a reordenar las formas tradicionales de abordar el cuerpo, la sexualidad y las identidades de género. La ESI propone otros modos de educar a partir de pensar la sexualidad más allá de los registros biológicos. Al incorporar una lectura interdisciplinar y fundamentalmente psico-socio-cultural de la sexualidad, las condiciones de habitar un cuerpo sexuado dan un giro de 180 grados. En correspondencia con transformaciones, cobra visibilidad la enorme problemática de las corporalidades no hegemónicas que redunda en el padecimiento de infantes, adolescentes y también adultos/as. En el año 2008 se establecieron los 5 ejes irrenunciables de la ESI, de los cuales dos explicitan el tema abordado a lo largo de este libro: el cuidado del cuerpo y la salud y el respeto a la diversidad. Justamente, el glosario propuesto en este libro, junto con las notas que alimentan cada capítulo, representa una alternativa para enseñar a cuidar el cuerpo y la salud, así como también aprender a respetar las diferencias que conforman la sociedad. A partir de la reflexión acerca de la hegemonía teórica biológica, con el objetivo de politizar (en tanto asuntos para el bien común público) los vínculos y el respeto al otro, lograremos una sociedad donde entremos todos y todas con nuestras formas, colores, saberes y sentires.

A nivel mundial, la Argentina ocupa el segundo puesto en casos de trastornos de conducta alimentaria. Urge atender a esta dificultad y la escuela, junto con la ESI, conforma un espacio de reparto de saberes que debe asumir este asunto desde una pedagogía gorda. Este libro resulta un insumo crucial para ello.

En conclusión, la relevancia e impacto social de la temática de este libro provocan pensar, más que en la investigación, en la extensión universitaria en tanto resulta necesario generar líneas interpretativas y políticas situadas en el territorio. Esta es una temática sutil que ordena de manera tácita los espacios sociales y genera prácticas correctivas que caminan en el borde de la violencia simbólica y la discriminación. Por lo cual, el trabajo de extensión puede reordenar de manera situada estas perspectivas a los fines de habitar de modo inclusivo el espacio.