DOI https://doi.org/10.19137/cuadex-2023-07-0205


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DOSSIER

El vuelo de un barrilete. Experiencia de extensión crítica en Paraná, Argentina

The flight of a kite. Critical extension experience in Paraná, Argentina

O voo de uma pipa. Experiência de extensão crítica em Paraná, Argentina

Norma Levrand

Instituto de Estudios Sociales – INES (CONICET- Universidad Nacional de Entre Ríos)

normalevrand@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1396-3688

Claudio Staffolani

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Entre Ríos

cstafol@hotmail.com.ar

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7068-1126

Silvia Tessio Conca

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Entre Ríos

tessio.silvia@uader.edu.ar

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1771-4109

Mariángeles Metivié

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Universidad Autónoma de Entre Ríos

metivie@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0009-0003-7136-0361

Resumen: En el marco de un proyecto de salvaguarda de elementos del patrimonio cultural inmaterial en Paraná (Provincia de Entre Ríos, Argentina), se llevaron a cabo una serie de conversatorios y talleres entre referentes del Museo Provincial Hogar Escuela “Eva Perón” de esa ciudad y el equipo extensionista y de investigación, como parte de una experiencia de extensión crítica. A partir de esta interacción, en agosto de 2022 se organizó la ‘chocobarrileteada’ en el parque del museo. Fue una oportunidad para desplegar la observación participante y reflexionar acerca de las prácticas comunitarias que recuperan los juegos colectivos con la técnica de realización de un juguete popular: el barrilete.

 Palabras clave: juegos; comunidad; patrimonio cultural inmaterial; extensión crítica.

 

Abstract: Within the framework of a safeguarding project of elements of intangible cultural heritage in Paraná (Province of Entre Ríos, Argentina), a series of conversations and workshops among the references from the Provincial Museum of the Eva Perón Home School in this city and the team of extension and research, as part of a critical extension experience. From this interaction, in August 2022 the 'chocobarrileteada' was organized in the museum park. This was an opportunity to develop participant observation and reflect on community practices that recover the collectives games with the technique of making a popular toy: the kite.

Keywords: games; community; intangible cultural heritage; critical extension.

Resumo: No âmbito de um projeto de proteção de elementos do patrimônio cultural imaterial em Paraná (Província de Entre Ríos, Argentina), foram realizadas uma série de discussões e oficinas entre os representantes do Museu Provincial Hogar Escuela “Eva Perón”, dessa cidade, e a equipe de extensão e pesquisa, como parte de uma experiência crítica de extensão. A partir dessa interação, em agosto de 2022, foi organizada a "chocobarrileteada": “chocopipa” no parque do museu. Essa foi uma oportunidade de implantar a observação participante e refletir sobre as práticas comunitárias que recuperam as brincadeiras coletivas com a técnica de confecção de um brinquedo popular: a pipa.

Palavras-chave: brincadeiras; comunidade; patrimônio cultural imaterial; extensão crítica.

Fecha de recepción: 31- 05- 2023 / Fecha de aceptación: 24 - 08 - 2023

Introducción

En 2008 la Municipalidad de Paraná, Entre Ríos (Argentina), creó el Fondo Económico de Incentivo a las Culturas, las Artes y las Ciencias (FEICAC), mediante ordenanza N.° 8595. Esto es parte de las políticas culturales que tienen como finalidad fomentar las actividades comunitarias, los grupos que las llevan adelante y proporcionar un sustento económico.

Este Fondo se constituye no solo a partir de una asignación del presupuesto anual municipal, sino también con un porcentaje de las multas previstas en la legislación municipal, ciertos ingresos derivados de producciones artísticas y culturales, de la concesión por el uso de cartelería pública, entre otros. Esto asegura que cada año puedan ser subvencionadas las propuestas elegidas en el marco de la convocatoria. De este modo, se apoya y acompaña a los proyectos artísticos, culturales y de ciencias que estén orientados a la promoción y al desarrollo sociocultural de la comunidad paranaense.

En este marco, el grupo conformado por cuatro docentes investigadores, una estudiante y una graduada, propuso un proyecto de salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial focalizado en tres conglomerados urbanos de Paraná: el barrio Puerto Sánchez, el barrio Bajada Grande (ambos sobre la margen del río homónimo) y los barrios nucleados en torno al Complejo Escuela Hogar Eva Perón, en el cual se encuentra el Museo Provincial Hogar Escuela ‘Eva Perón’. El proyecto procuró generar conciencia acerca del valor de los elementos que conforman identidades en la ciudad. Los talleres, entrevistas y actividades de difusión realizados durante 2022 buscaron incrementar las capacidades locales para la gestión del patrimonio cultural, generar y construir barreras que resguarden las ‘señas particulares’ de la identidad local ante el proceso de globalización mediante la puesta en valor de diversos elementos patrimoniales y expresiones culturales. La divulgación de las teorizaciones acerca del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) y el trabajo conjunto con las comunidades permitieron debatir sobre aquellos elementos que pueden encuadrarse en esta categoría, que conforman, junto con otras adscripciones, las identidades presentes en la ciudad y generar acciones de salvaguarda.

Como se indicó, una de las locaciones elegidas para la implementación del proyecto fue el Museo Provincial Hogar Escuela ‘Eva Perón’, que funge como centro de vinculación de los barrios Independencia, San Cayetano y La Palangana de Paraná. Son más de 3500 habitantes que viven en las inmediaciones del Complejo, siendo la vecinal San Roque una de las más antiguas de la ciudad (Tessio Conca et al., 2023). Estos barrios se ubican en un sector consolidado de la ciudad, a 6000 metros al este de la Plaza de Mayo de la ciudad (que opera como centro comercial), y se encuentra en la cuenca del Arroyo Colorado. Los barrios nucleados por el Complejo surgieron a partir de algunos planes de viviendas nacionales y provinciales, unidas a construcciones privadas. El barrio San Cayetano, Sanchetti y Cantera Yatay (estos últimos dos cercanos al Complejo) son barrios populares, en los que viven más de 230 familias. El Museo se ubica en un sector del Complejo Hogar Escuela ‘Eva Perón’, proyectado por la Fundación Eva Perón como respuesta a las necesidades de las infancias económicamente menos favorecidas (Castiñeiras, 2018).

El Complejo comenzó a construirse a fines de 1949, para mediados de 1955 el edificio estaba en condiciones de funcionar; sin embargo, no se inauguró hasta 1960. Este fue conocido como “las mil camas” en alusión a su capacidad de albergue. En 2011, se creó el Museo Provincial Hogar Escuela ‘Eva Perón’ (Ley N.º 10021), ubicado en el Complejo homónimo que se ha declarado de interés histórico-arquitectónico nacional. La institución está encargada del rescate, conservación, exposición, investigación y difusión de los bienes culturales que se hallan actualmente en las dependencias de la Escuela Hogar. No obstante, el Museo no se inauguró hasta 2019, año en que el Ministerio de Cultura y Comunicación de la Provincia de Entre Ríos proyectó la creación de un museo en el espacio conocido como “la casa de la directora”. En virtud de las actividades generadas por el museo, tendientes a recuperar elementos patrimoniales que conforman la historia del complejo, y la pregnancia que tuvieron en múltiples actores barriales (tales como centros vecinales, merenderos populares, filiales de partidos políticos, club deportivo, etc.) se consideró que el espacio era propicio, dada su historia y características socio-culturales, para incluirlo en el proyecto FEICAC.

La perspectiva extensionista sobre la que se trabajó se basa en criterios propuestos desde la Extensión Crítica (Medina y Tommasino, 2018), que postula: a) no hay roles estereotipados de educadores y educadoras y de educandos y educandas, todos pueden aprender y enseñar; b) se vinculan críticamente y sin jerarquías los saberes cotidianos y académicos; c) se promueven formas asociativas y grupales que aporten a la superación de problemáticas significativas a nivel social, y d) generan compromisos universitarios con la sociedad y con la resolución de sus problemas.

Teniendo en consideración esta perspectiva, se planificaron  actividades de extensión que posibiliten la circulación del conocimiento y la co-construcción de saberes en torno al patrimonio cultural inmaterial, tales como los talleres. Sin embargo, a partir de las primeras charlas con referentes se advirtió que la pandemia por COVID-19 generó una resistencia a las reuniones y a la participación en ámbitos de congregación, por lo cual se generaron estrategias para invitar y generar interés en las personas convocadas a participar en talleres, tales como entrevistas, observación participante en actividades convocadas por otras instituciones y divulgación. Otro punto que observar es acerca de la correspondencia entre el enfoque de extensión crítica que se plantea (ya desde el título) y algunas intervenciones que se presentan en el desarrollo de la experiencia: acciones de divulgación, de concientización. En este contexto, hubo una actividad que se destacó tanto por el involucramiento de la comunidad como por la repercusión en niveles simbólicos de construcción de la identidad local. Como el nombre de este trabajo lo indica, se trató de la revalorización del barrilete como juego que vincula a distintas generaciones y permite un trabajo conjunto, una transferencia de conocimientos recíprocos entre la comunidad y el equipo extensionista, y la salvaguarda de saberes para las generaciones futuras.

La convocatoria de la revista Cuadernos de Extensión Universitaria de la UNLPam permite revisar esta actividad. El texto presenta algunas nociones generales sobre patrimonio cultural inmaterial, para adentrarnos luego en el desarrollo de la actividad de extensión. Finalmente, se exponen reflexiones que tienden puentes entre la actividad académica extensionista y la producción social de sentidos sobre los juegos, la identidad y los saberes que forman parte del patrimonio cultural inmaterial de una comunidad.

El patrimonio cultural inmaterial como espacio de construcción de la identidad comunitaria

La noción de patrimonio cultural alude a un conjunto de bienes culturales a los cuales las comunidades les otorgan una significación histórica, artística, científica o social. Asimismo, este patrimonio, como cualquier otro, conforma un legado, es decir que tiende a transmitirse, no a una persona, ni a un conjunto de personas determinadas, sino a la colectividad que denominamos generaciones futuras. Existe una pluralidad de bienes culturales, pero no todos conforman el patrimonio cultural. Parece, entonces, que, del conjunto de bienes culturales, solo algunos tienen este especial significado al que nos referimos antes. Una definición amplia considera como patrimonio cultural a aquellos bienes en los cuales se reconocen valores espirituales, materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social y que abarcan, además de las artes y las letras, estilos de vida, maneras de vivir juntos, sistemas de valores, tradiciones y creencias (Mondiacult, 1982). Esta definición incluye tanto los bienes materiales (monumentos y colecciones de objetos en los museos), como los elementos inmateriales (expresiones vivas, intangibles, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, festividades, artesanías, etc.).

La Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial fue adoptada por la UNESCO en París en 2003 y fue ratificada por Argentina en 2006. Procura proteger aquellas tradiciones o expresiones vivas heredadas del pasado y transmitidas a las nuevas generaciones. El Patrimonio Cultural Inmaterial puede identificarse con las tradiciones orales (como las leyendas o los mitos), las artes del espectáculo (teatro, danzas o modos de cantar), usos sociales (como la ronda del mate), rituales (que pueden ser religiosos o no), actos festivos (como el carnaval o una conmemoración importante para la comunidad), conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo (por ejemplo, saber en qué época sembrar de acuerdo con el calendario lunar, o si lloverá o no de acuerdo con el canto de las ranas) y saberes y técnicas vinculados con la artesanía tradicional (tejidos artesanales, bordado, cuchillería, etc.).

Los teóricos y las teóricas sociales han identificado a algunos actores relevantes en el otorgamiento de significado cultural a los bienes. Así, el rol de personas expertas, profesionales y especialistas es importante en la producción y gestión de los vínculos y las relaciones entre patrimonio cultural e identidad, al considerar que el patrimonio posee una naturaleza metacultural (Gatti y Muriel, 2006; Prats, 1996; Kirshenblatt-Gimblett, 2004). También es relevante el papel del Estado, como institución que determina y otorga un especial estatuto jurídico a aquellos bienes que declara como integrantes del patrimonio cultural (García Canclini, 1999). Otro actor clave es la comunidad, es decir, el conjunto de personas que interactúan y se reconocen en relación con ciertos bienes, considerando a algunos más relevantes que otros. En virtud de ello realizan acciones para preservar unos en desmedro de otros.

En su accionar, la comunidad puede ser un actor invisibilizado en la construcción del patrimonio, aunque su importancia es vital para su salvaguarda. Así, el ámbito de la política estatal de protección del patrimonio se ha diversificado y ampliado en diferentes momentos históricos. Incluye además un proceso de ciudadanización que reivindica la representación y el otorgamiento de derechos, así como también la construcción de una esfera pública social (Tapia, 2008). En este marco, diversos documentos de la UNESCO promueven la participación de las comunidades involucradas en la identificación y gestión del patrimonio cultural. Ello, traducido al ámbito de actuación del Estado y expertas y expertos genera un espacio de prácticas e instituciones políticas con un determinado orden, siguiendo a Mouffe, estas prácticas no configuran un espacio de debate en términos de poder o resolución de los antagonismos; por el contrario, la política organiza la coexistencia de diversos intereses creando un orden (Mouffe, 2011). En ese orden, se efectiviza el involucramiento de las comunidades en la construcción de su patrimonio y en la generación de acciones de salvaguarda. A su vez, estas acciones pueden ser promovidas por personas del ámbito universitario a través de las actividades de extensión. 

A partir de esta perspectiva, las acciones del proyecto que comentamos se dirigieron en primer lugar hacia la comunidad, a fin de lograr un reconocimiento de la significación cultural de algunos elementos identitarios. En segundo lugar, se orientaron hacia las instituciones locales, con la finalidad de fortalecer sus capacidades en materia de salvaguarda del patrimonio inmaterial.

La propuesta de chocobarrileteada, enmarcada en una actividad de extensión, permitió también generar conciencia acerca del valor de la propia identidad a partir de divulgar los conceptos desarrollados en el ámbito de las ciencias sociales en relación con el patrimonio cultural y al patrimonio inmaterial en particular de una forma adaptada a la comunidad no experta. Al centrar la propuesta en el patrimonio inmaterial, se revaloriza el lugar de las y los protagonistas: vecinas y vecinos, habitantes de las locaciones elegidas, destacando su relación de pertenencia con un territorio y sus manifestaciones culturales inmateriales. Entre estas manifestaciones se encuentran la elaboración de juguetes y el establecimiento de las reglas de juego para remontar un barrilete, como se experimentó en los talleres y actividades lúdicas con la comunidad.

Un juego intergeneracional: remontar el barrilete

La Real Academia Española define al ‘barrilete’ –tal como se lo nombra en Argentina– como un “armazón plano y muy ligero sobre la cual se extiende y pega papel o tela, con una cola de cintas o trozos de papel, que sujeta con un hilo muy largo, se arroja al aire para que el viento la eleve, como diversión”.

El origen preciso de este elemento es desconocido, aunque, de acuerdo con la narración en la web de la Asociación Batoco barriletes, circula la versión del uso del barrilete por parte del general chino Han Hsin, de la Dinastía Han (206 AC - 220 DC), quien usó este artefacto con fines militares, manteniéndolo en vuelo para poder medir la distancia que el ejército tenía que recorrer. Años más tarde su uso recreativo se popularizó en Europa para luego llegar a América del Sur como parte de la herencia traída por las sucesivas oleadas inmigratorias.

El barrilete forma parte de los juegos que otorgan una investidura simbólica y generan una ilusión (que puede traducirse como la ilusión de volar o la de ser libre en un sentido menos literal). Como indican Pérez y Madrid (2014), cuando la ilusión creada por el juego es alcanzada, el sujeto elabora una nueva construcción simbólica mediante el juego, en una reiteración tanto de la narración que se generó como de la propia actividad de jugar.

Más allá de su origen militar, la posibilidad de volar ubicó al barrilete dentro de aquellos juegos necesariamente colectivos que permiten cimentar una integración generacional, por medio del cual se relaciona un saber para su fabricación artesanal y su conducción, paralelo al disfrute del observador/a participante de esa ilusión que se refuerza en cada uno de los pasos que conlleva su ejecución.

Parte de las actividades de extensión se desarrollaron a través de talleres, en los cuales a partir del encuentro con las comunidades y la enunciación de disparadores que permitan lograr una construcción conceptual del patrimonio cultural inmaterial, se debatió acerca de las manifestaciones de ese patrimonio en el ámbito barrial. En ese marco, los talleres realizados en el Museo Provincial Hogar Escuela “Eva Perón” evidenciaron las expectativas de sus participantes de conectar los saberes de los/as adultos/as mayores con las niñeces a partir de la transmisión intergeneracional.

Imagen 1. Taller realizado en la Escuela Hogar “Eva Perón”

Foto: Silvia Tessio Conca.

El martes 31 de mayo de 2022 se realizó un conversatorio en el Complejo Hogar Escuela ‘Eva Perón’ de Paraná. Se encontraban presentes representantes comunitarios de los distintos barrios aledaños, la directora, mediadoras y mediadores del museo y personas de la comunidad. En esa ocasión, se compartió en ronda un chocolate caliente con reflexiones en torno a la identidad paranaense, los elementos que la conforman y aquellos que se perdieron en el devenir de los últimos años. Al respecto, los referentes y las referentas coincidieron en la necesidad de recuperar los saberes que implican tareas compartidas –como la confección de barriletes a mano, y el juego de remontarlos– como actividades que involucran a varias generaciones.

Como señala Montenegro (citado en Cuatzon Mora, 2017) la riqueza que los juguetes tienen para el patrimonio cultural radica en la capacidad que tienen para “contener historias de los miembros de una misma generación y de diferentes generaciones y no únicamente en su manufactura, procedencia, forma, color y temporalidad” (p. 305). Los juguetes y los juegos son producciones culturales por las cuales se ven las tramas de tensiones, cambios, permanencias de prácticas, creencias, y valores transmitidos entre generaciones. Los barriletes son más que artefactos ‘lanzados a volar’, traman relaciones entre el objeto y quien lo usa, son parte “de la memoria que se construye entre el objeto y su usuario, ya que los productos culturales hacen posible detectar cambios importantes y determinantes en la interacción social” (Cuatzon Mora, 2017, p. 308).

Uno de los participantes relató que “algunas acciones se perdieron, no sólo por el pueblo, sino por instituciones que decían que eso estaba mal, molestaban”. En tanto que una integrante de la Asociación de Amigos del Museo Hogar Escuela Eva Perón acotó que “era común que los alumnos del último año de la escuela les cantaran serenata a los profesores”.

Otra preocupación surge a partir del diagnóstico de la interrupción de los canales de transmisión intergeneracional entre personas adultas, y adultas mayores y las niñeces. La proliferación de pantallas, unida a las medidas de aislamiento dictadas durante la pandemia de COVID-19, potenció un proceso de desvinculación entre las generaciones. Una joven integrante de un dispositivo de apoyo escolar en la zona reflexionó sobre la necesidad de propiciar espacios lúdicos presenciales para las niñeces e incluir a personas adultas y adultas mayores. En esa dirección, refirió la importancia que se daba a los festejos del mes de las infancias, en el espacio del Hogar Escuela. Tales actividades, planificadas y difundidas en la comunidad, fueron vistas como un ámbito para la convergencia de diversos intereses, por ejemplo, en los juegos que cada generación identificó como propios. Entonces, aparece una manifestación precisa de esta circunstancia: “los chicos y las chicas ya no saben hacer barriletes”.

A partir de los relatos obtenidos durante esos encuentros comunitarios y en las charlas previas en el Museo Provincial Hogar Escuela Eva Perón, se decidió realizar actividades que propicien futuras medidas de salvaguarda de uno de los dos elementos que surgen identificados por las y los participantes como “en riesgo” de ser olvidados de la memoria barrial por falta de práctica comunitaria: la confección de barriletes y las serenatas.  

Mientras se anotaban estas ideas, la posibilidad de organizar un encuentro en cercanías a las vacaciones de invierno se asoció a los barriletes: la tarea remitió a unir chocolate caliente con juegos, y más aún unir la chocolatada típica de las fiestas infantiles con los barriletes. La ‘chocobarrileteada’ estaba en marcha.

Chocobarrileteada: una acción surgida de la comunidad barrial para recuperar prácticas del Patrimonio cultural inmaterial

Era el último sábado de las vacaciones de invierno, una siesta radiante de sol, aunque sin viento. De todos modos, y dado que la comunidad barrial estaba convocada a participar se realizó la “chocobarrileteada”. Una conjunción entre tomar chocolate caliente preparado en la cocina del Complejo del Hogar Escuela Eva Perón y recuperar un juego que se transmite de generación en generación: remontar barriletes.

La propuesta de la “chocobarrileteada” fue un ámbito propicio para el encuentro intergeneracional, el disfrute familiar y la transmisión y valoración de saberes. En este contexto, la actividad puede considerarse de salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, en particular, a través de la transmisión de saberes como es confeccionar barriletes y remontarlos, como parte de un juego tradicional. En cuanto a la noción de salvaguarda, la UNESCO (1972) sostiene que promueve medidas que garanticen la identificación, promoción, valorización, transmisión a través de la enseñanza formal y no formal de este patrimonio en sus distintos aspectos.

En ese marco, las acciones realizadas en ámbitos institucionales (escuela, museo, salón comunitario) convocan a un público que, mayormente, posee una vinculación formal con esas instituciones. Por este motivo, se convocó a referentes barriales e institucionales que promovieron la participación de sus comunidades.

El 23 de julio de 2022, en el patio del Museo Hogar Escuela Eva Perón, se dieron lugar más de cien personas, en gran mayoría niñas y niños de 5 a 14 años, que se sumaron junto a sus familiares a la propuesta de aprender a armar sus propios barriletes y luego montarlos en el parque del museo.

Imagen 2. Personas adultas y niñeces arman los barriletes en la actividad propuesta junto al Museo Provincial Hogar Escuela “Eva Perón”

Créditos: Silvia Tessio Conca.
Imagen 3. Integrantes del taller junto a participantes de la actividad propuesta por el Museo Provincial Hogar Escuela “Eva Perón”

Créditos: Silvia Tessio Conca.

Barriletes: cañas, papeles y trapos usados

Crecí con las historias de mi papá contando que él era campeón de las barrileteadas en el barrio San Martín (detrás de la cárcel). Recuerdo anécdotas de cómo le colocaba una gillette a la cola del barrilete para que le cortara el hilo al de su vecino para –de esa forma (no muy legal)– ganar la competencia con el corte cacha.

Es una de las tantas frases que surgen de la charla con una asistente al evento. Y continuó: “años más tarde hizo barriletes de caña tacuara prolijamente medidas y cortadas para mis hijos, que los domingos de viento a la tarde remontábamos en las banquinas del acceso norte, cuando estaba en proceso de construcción”. Ese relato da cuenta de algunos elementos de contexto que aluden a una fisonomía de ciudad que ha cambiado y de un ‘tempo’ vital que se ha transformado con otras prácticas. El protagonista de estos relatos (Luis), es una persona de más de 60 años que, voluntariamente, al ser un portador del saber en la confección de barriletes, se ofreció a transmitirlo a las demás personas adultas y a las nuevas generaciones de niñeces que participaron de la actividad.

La noción de transmisión, muy cercana a la comprensión que posibilita el patrimonio cultural inmaterial, es un aspecto central tanto de la práctica de armar barriletes, como las conversaciones que entrelazan indicaciones, risas, frustraciones y consejos. Las y los mediadores culturales han preparado estructuras con cañas de tacuara y con cañas plásticas, dispuestas al costado de un árbol en el patio trasero del museo: la observación del espacio, con la gente movilizada, ocupada, trayendo papeles, cortando hilos, haciendo preguntas y ofreciendo colaboración, enmarca otra característica propia de un elemento digno de ser parte del patrimonio cultural inmaterial: el saber hacer, narrado, compartido, experimentado por quienes están en ese lugar, armando barriletes.

Imagen 4. Foto del trabajo en la tarde de “chocobarrileteada”

Créditos: Silvia Tessio Conca.

La actividad no es la típica de una tarde casual de juegos en una plaza, sino que tiene los aditamentos de haber sido programada y comunicada con detalle por el equipo del museo: están preparados materiales como ovillos de hilo de algodón, papeles, pegamentos y telas para la cola. Jimena, una de las mediadoras, conversa con Luis y reconoce que el modelo para hacer las estructuras que usó el museo ‘se encontraba en Google’. Ante esto, comenta que su abuelo la retó porque no era así como se hacía.

Seguidamente, continúan las experiencias entre Luis –que explica Luis, con la calma y la seriedad de quien conoce el arte de armar barriletes– y Jimena:

Como el único centímetro de la casa era el del costurero y la vieja no te lo prestaba ni a palos, medíamos las cañas con el piolín. Las cañas tienen que ser iguales y deben estar unidas exactamente en el medio para que tenga equilibrio el barrilete.

Secundado por uno de los investigadores del equipo experto en patrimonio cultural inmaterial (en este caso, en la función de extensionista crítico), surgen nuevas formas en caña, aparecen las ‘colas de barrilete’ y el entusiasmo por ‘pegar y remontar el barrilete propio’ se adueña de los rostros infantiles y del de las personas adultas que acompañaban a las infancias.

Avanzada la manualidad, un niño le pregunta a Luis si su barrilete estaba listo. Él le dice que no porque “sin cola, no puede volar”. Acto seguido, realiza una explicación en referencia a la estabilidad que le otorga la cola de tela al barrilete sin la cual no podría volar. Saca una sábana vieja y rasga un pedazo entregándosela al niño.

La concurrencia se agolpa en torno al tablón donde están dispuestas las estructuras de caña tacuara, para que se les pegue el papel afiche, único material disponible en cantidad para que se pueda repartir entre todos los niños y niñas presentes en la chocobarrileteada. El material no es el ideal, comentan quienes conocen del armado de barriletes, pero aun así es tal el entusiasmo que los/as docentes de la escuela secundaria dentro del Complejo se hicieron presentes para brindar ayuda y participar de la actividad. De forma diligente organizan los grupos de niños y niñas en rondas, sentados en el césped, distribuyen tijeras, plasticolas, papeles e hilos y repiten las indicaciones que escucharon de Luis: “tenés que pegar acá, hay que esperar a que se seque, todos debemos ser pacientes y compartir”.

El armado de barrilete deja en claro que no es tan solo una actividad efímera, sino que trae aparejado el enfrentarse a la espera y la posibilidad de que ‘salga mal la operación’, tarea difícil de sostener con niños/as pequeños/as, que lanzaban restos de papeles y las plasticolas ante el primer intento fallido: la perseverancia de los y las docentes hizo posible sostener y concluir varios barriletes. No todos pudieron remontar vuelo por el peso, la cantidad de pegamento que tenían y la falta de viento que dejó de soplar en el lugar.

Tal es la ilusión de ‘hacer volar el barrilete propio’ que las personas adultas corren a la vez que tiran de hilos y estructuras que, en muchos casos y ante las risas de quienes observan, van ‘dando cachetazos en el pasto’, sin poder despegar del suelo. Solo vuelan los barriletes de Luis, porque los hizo con papel cometa, liviano y con la cantidad justa de pegamento, además de lucir unas hermosas colas de trapos usados.

Llegó el momento de la merienda. Niños y niñas formaron una larga fila frente a la olla con chocolate caliente; al mismo tiempo que una gran bandeja de facturas hechas en la cocina del Complejo Escuela Hogar se transformaba en el disfrute de todo el público. Los barriletes esperan a sus productores, mientras Luis conversa con algunas personas sobre sus experiencias de niño y la alegría que encontraba cuando los barriletes se remontaban tan alto en el cielo de una ‘infancia sin fin’.

Cae la tarde. Es también el tiempo en el que las personas adultas mayores recuerdan, las infancias corretean entre barriletes desparramados en el suelo, mediadoras, mediadores y docentes recogen los restos de materiales dispersos en el parque. Toda la comunidad se reconoce en un espacio de pasto verde que esperó al viento que no sopló, y aun así permitió remontar los sueños de personas adultas mayores que trajeron ese elemento al juego.      

Las proezas presentes de ‘revivir y remontar el barrilete’ quedaron truncas, y una nueva generación de niños y niñas, por un momento, dejó la pantalla para tomar entre sus manos la caña tacuara anudada en forma de estrella de papel afiche y cola de trapo. Era el barrilete, la práctica de su armado y la concreción de un elemento los que dieron muestras de ser patrimonio cultural inmaterial en Paraná.

Reflexiones finales

Podríamos decir que en la chocobarrileteada organizada en el patio del Museo Hogar - Escuela Eva Perón se pudieron reproducir los postulados de la Extensión Crítica. Se contó con una preparación basada en la puesta en valor de un tipo de patrimonio inmaterial, como es el que se expresa a través de los saberes de los juguetes; en este caso, el barrilete. Estos saberes se encontraban presentes de una forma latente en la comunidad barrial, pero ausente o poco experimentada en las adolescencias e infancias.

La identificación de esta manifestación cultural se realizó en un taller, en el cual participaron diversos referentes de la comunidad. A partir del intercambio entre experiencias y saberes de las y los participantes, se propició un ámbito de reflexividad en torno al patrimonio cultural inmaterial. Se reconocieron algunas características propias de este concepto y se recuperaron diversas tradiciones, usos y costumbres propias de los barrios convocados. Asimismo, se perfiló un diagnóstico sobre la recreación y la compartición transgeneracional de la cultura. Ello devino en la necesidad de generar espacios que propicien la transmisión de saberes y, en particular, de juegos que habiliten a las infancias a un diálogo con la cultura de generaciones mayores (padres/madres, abuelos/as).

Si bien en la actividad se contó con un experimentado constructor de barriletes, los saberes se enriquecieron con las opiniones de cada participante, familiares cercanos, educadores y educadoras, quienes aportaron diferentes elementos para armar los barriletes, cuando faltaban los materiales recomendados por los expertos. También se sumaron opiniones variadas sobre cómo hacer más ligeras las estructuras y hasta se comentaban ‘picardías’, tales como ‘usar la gillette en la cola’, para dejar fuera a otros barriletes.  

En el desarrollo de las actividades no hubo jerarquías entre los saberes cotidianos y los académicos. En la chocobarrileteada se trabajó directamente con el objeto (el barrilete) y sus saberes que son de por sí cotidianos. Sin embargo, tanto en los conversatorios previos llevados a cabo en la comunidad, como en un trabajo posterior de divulgación, se retomaron estos saberes cotidianos para analizarlos a la luz de conceptualizaciones teóricas como la del patrimonio cultural inmaterial. De esta manera, se procuró generar un ámbito de debate sobre la patrimonialización de diversos bienes, y así abrir un espacio para tensionar concepciones arraigadas referidas a la creación de un museo con objetos materiales y la incorporación de manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial.

Por otra parte, la actividad desarrollada dio lugar a formas asociativas y grupales para superar las dificultades generadas por la falta de experiencia en la hechura de los barriletes y su remontada, más allá de la circunstancia de la falta de viento ocasional. En este sentido, podríamos decir que el barrilete nos ayudó a reforzar valores colectivos.

Por último, la experiencia generó compromisos que permitirán en el futuro planificar y ejecutar nuevas prácticas extensionistas con la participación de los y las habitantes del barrio, el componente institucional (en este caso el Museo Hogar - Escuela Eva Perón) y el equipo de Extensión Universitaria, dado que en el trabajo previo a la chocobarrileteada se identificaron elementos que merecerían salvaguardarse.

Referencias

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