Edelstein, Mariela y Paolini Benavides, Alexandra A.
Prácticas sociales y extensión universitaria. Deconstrucción del imaginario de la educación en artes a partir de experiencias extensionistas
Cuadernos de Extensión Universitaria de la UNLPam, Año 5, Nº 5, abril-diciembre 2021. Sección: Artículos, pp. 132-152
ISSN 2451-5930 e-ISSN 2718-7500. DOI: 10.19137/cuadex-2021-05-07
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/deed.es
Prácticas sociales y extensión universitaria. Deconstrucción del imaginario de la educación en artes a partir de experiencias extensionistas
Mariela Edelstein
Universidad Provincial de Córdoba
Secretaria de Extensión de la UPC
Docente, investigadora y extensionista de la UPC
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7583-8877
Alexandra Ailén Paolini Benavides
Instituto Universitario Patagónico de las Artes
Prosecretaria de Extensión Cultural y Bienestar Estudiantil del IUPA
Investigadora en el IUPA
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9200-6826
Prácticas sociales y extensión universitaria. Deconstrucción del imaginario de la educación en artes a partir de experiencias extensionistas
RESUMEN
En el presente artículo se da cuenta de la importancia de las redes universitarias a partir de una reflexión dialogada y comparativa entre dos referentes de extensión de Universidades Provinciales, la Provincial de Córdoba (UPC) y el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA), con especial atención en las disciplinas artísticas que en ambas instituciones se desarrollan, y foco en el anclaje territorial que le da sentido a la experiencia situada.
A partir de la experiencia en extensión universitaria, se desarrolla una propuesta de categorías de análisis hacia una deconstrucción del imaginario de la educación en artes en relación con los territorios del hecho educativo, el perfil de las y los estudiantes de artes, la experiencia emocional generada por el hecho artístico y la importancia del diálogo de saberes en el diseño conjunto de un proyecto de extensión y su sostenibilidad. Este diálogo forma parte también de una investigación exploratoria interinstitucional de los desarrollos extensionistas en las carreras de artes desde una mirada de integralidad. Se apunta a las iniciativas curricularizadas desde las cátedras de carreras universitarias, pero también a proyectos específicos con otras organizaciones e instituciones, en coordinación con organismos del estado y de la sociedad civil, sostenidos con base en el diálogo entre territorios académicos y comunitarios.
Palabras clave: arte; extensión; educación; territorio; deconstrucción
Social practices and University extension. Deconstruction of the imaginary of arts education based on extension experiences
ABSTRACT
In this article, the importance of university networks is realized from a dialogue and comparative reflection between two extension references of Provincial Universities, the Provincial of Córdoba (UPC) and the Patagonian University Institute of the Arts (IUPA), with special attention to the artistic disciplines that are developed in both institutions, and focus on the territorial anchoring that gives meaning to the situated experience.
From the experience in university extension, a proposal of analysis categories is developed towards a deconstruction of the imaginary of arts education in relation to the territories of the educational fact, the profile of the arts students, the emotional experience generated due to the artistic fact and the importance of the dialogue of knowledge in the joint design of an extension project and its sustainability. This dialogue is also part of an inter-institutional exploratory investigation of extension developments in arts majors from an integral point of view. It aims at curricular initiatives from the university careers chairs, but also to specific projects with other organizations and institutions, in coordination with state and civil society organizations, supported by dialogue between academic and community territories.
Keywords: art; extension; education; territory; of construction.
Práticas sociais e extensão universitária. Desconstrução do imaginário da educação artística a partir de experiências de extensão
Resumo
Neste artigo, percebe-se a importância das redes universitárias a partir de um diálogo e reflexão comparativa entre duas referências de extensão de Universidades Provinciais, a Provincial de Córdoba (UPC) e o Instituto Universitário Patagônico de Artes (IUPA), com especial atenção à vertente artística. Disciplinas que se desenvolvem em ambas as instituições e se concentram na ancoragem territorial que dá sentido à experiência situada.
A partir da vivência na extensão universitária, desenvolve-se uma proposta de categorias de análise no sentido de uma desconstrução do imaginário da educação artística em relação aos territórios do fato educativo, ao perfil dos estudantes de artes, à vivência emocional gerada pelo fato artístico e a importância do diálogo do conhecimento na concepção conjunta de um projeto de extensão e sua sustentabilidade. Este diálogo também faz parte de uma investigação exploratória interinstitucional dos desenvolvimentos de extensão nas carreiras de artes de um ponto de vista integral. Aponta iniciativas curriculares desde cátedras de carreira universitária, mas também projetos específicos com outras organizações e instituições, em articulação com organizações estatais e da sociedade civil, amparados no diálogo entre territórios acadêmicos e comunitários.
Palavras-chave: arte; extensão; Educação; território; de construção.
El lugar del encuentro
Nos proponemos la escritura de este artículo con la intencionalidad de entramar una serie de conversaciones desarrolladas en diferentes encuentros, en este tiempo de visitas virtuales y palabras mediadas por pantallas. Consideramos también que este texto se constituye en sí mismo en una experiencia, una práctica social colectiva entre dos, pero que recupera muchas otras interacciones. Escribir con otras personas es un modo de decir, genera una suerte de distanciamiento de la palabra propia y a la vez apropiación de aquello que las otras personas dicen. Una experiencia que ocurre en cada una y en el colectivo, pero a la vez solo cobra entidad en el texto/trama. Particularmente, esta producción surge de la participación en uno de los tantos conversatorios realizados a partir de marzo del 2020 acerca de la reflexión en extensión universitaria. El contexto de la pandemia a causa del COVID 19 caracterizado en el espacio educativo de nivel superior por la virtualización de los vínculos pedagógicos y por algunas certezas desmoronadas motivó, esta apertura de nuevos espacios de reflexión colectiva, dialogada.
En las instituciones universitarias, al igual que en otros espacios educativos de los diferentes niveles de la enseñanza, habitamos un campo constituido por múltiples relaciones que a su vez nos atraviesan, lo constituyen y nos dan sentido. En este campo compartido, un primer punto en común es la pertenencia institucional. Desde esta implicancia, en tanto sujetos portadores de narrativa, escribimos este diálogo en primera persona.
Formamos parte del sistema educativo de nivel superior universitario de Argentina, y compartimos junto con otras siete instituciones del país la característica de ser provinciales, todas incluidas en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), por lo que nuestros programas y carreras deben ser aprobados por la Nación, pero los recursos económicos y la dependencia estructural corresponden a cada una de las provincias.
Por otro lado, a partir de una convocatoria a proyectos de investigación interinstitucionales que realizara la Red de Universidades Provinciales (RUP)[1] en 2018, propusimos una exploración de los vínculos entre prácticas socio comunitarias y extensión, considerando las experiencias de enseñanza y aprendizaje de carreras artísticas de nuestras universidades. Es así como el arte y su desarrollo curricular se constituyen en otro contexto compartido para el diálogo y para pensarnos en este entramado de redes que surge de las prácticas sociales.
Coincidimos también en que el rol de gestión en extensión que desempeñamos fue una motivación para salir de la universidad (del aula y del escritorio) y, al hacerlo, nos encontramos con (más caminantes extensionistas) otras personas con quienes compartimos conversaciones acerca de quiénes somos, pero fundamentalmente acerca de lo que hacemos.
Este encuentro/escritura se entrama en el recorrido compartido, de trabajo y reflexión, se establece así un particular vínculo, basado en un diálogo generado al compartir experiencias centradas no solo en el hacer, sino en un posicionamiento político que lo sostiene y enmarca, la extensión crítica.
El sentido de la experiencia
El principio de continuidad de la experiencia significa que toda experiencia recoge algo de la que ha pasado antes y modifica en algún modo la cualidad de la que viene después (Dewey, 1958, p. 37)
Hacemos referencia a la experiencia en tanto es eso que nos pasa, y no simplemente eso que pasa. Si bien son acontecimientos exteriores a las personas, es por medio de las vivencias que cobran sentido, entendemos que:
La experiencia supone, en primer lugar, un acontecimiento o, dicho de otro modo, el pasar de algo que no soy yo. Y “algo que no soy yo” significa también algo que no depende de mí, que no es una proyección de mí mismo, que no es el resultado de mis palabras, ni de mis ideas, ni de mis representaciones, ni de mis sentimientos, ni de mis proyectos, ni de mis intenciones, que no depende ni de mi saber, ni de mi poder, ni de mi voluntad. “Que no soy yo” significa que es “otra cosa que yo”, otra cosa que lo que yo digo, lo que yo sé, lo que yo siento, lo que yo pienso, lo que yo anticipo, lo que yo puedo, lo que yo quiero. (Larrosa, 2018, p. 2)
Las experiencias en extensión remiten a esta dimensión que plantea el autor, y en el caso que nos proponemos analizar, tienen una matriz extensionista y se constituyen desde el arte. Arte como lenguaje, comunicación, expresión: arte como experiencia.
Nos proponemos implicar en la trama reflexiva, una diversidad de sentidos materializados en cada una de las acciones situadas desde las áreas de extensión y las carreras artísticas de las facultades, a partir de la experiencia de estudiantes, docentes, referentes de comunidades, vecinas, vecinos, actores sociales que forman parte y se constituyen en protagonistas. De esta manera, la reflexión comienza y termina circularmente para volver a rodar en esas experiencias focalizadas. Se enlazan con un posicionamiento acerca del trabajo extensionista, sobre el arte, la cultura y el hecho educativo del que formamos parte ya que son experiencias que se concretan a partir del hacer de actores en territorios donde cobraron sentido.
Tal como se plantea en el marco del modelo de la extensión crítica, pensamos y proponemos la extensión desde la integralidad, en relación con las otras funciones de la educación superior vinculadas a la docencia, investigación y gestión, pero también desde una integralidad que vincula disciplinas, saberes y escenarios. Son experiencias que nos sitúan en diálogo constante, que nos “extranjerizan” al situarse fuera de las aulas y, a la vez, invitan a cuestionar la mirada acerca del arte como contenido formativo y hecho cultural, expresivo.
Asumir el desarrollo de la integralidad en todos sus términos implica la transformación del modelo pedagógico y de las relaciones que se establecen con el conocimiento. La articulación de funciones que supone la integralidad genera relaciones diferentes de las que pueden darse en un aula universitaria y en función de ello toda esa trama de relaciones se altera. (Tommasino, 2016, p. 123)
Deconstruir
Para continuar esta reflexión, proponemos volver a su título. Creemos que es necesario deconstruir ideas que circulan en el imaginario de la enseñanza y el aprendizaje de las artes en el nivel superior. Una deconstrucción que, en este caso, se propone focalizada en aquellas experiencias vinculadas a cátedras, proyectos o acciones atravesadas por la extensión crítica y que acontecen en nuestras instituciones. En este sentido, el ejercicio metodológico consiste en asumir la complejidad y establecer una lectura polifacética. Para ello, seleccionamos una serie de dimensiones analíticas. En primer lugar, la universidad como territorio, en tanto es el espacio institucional el que nos ofrece la posibilidad de entrar y salir, de vincularnos entre diferentes actores, de pensarla como escenario. Luego, sugerimos focalizar con una mirada atenta hacia las y los estudiantes de artes en el nivel superior, no solo desde el imaginario social que rodea la idea de quiénes eligen carreras artísticas, sino a partir de la postura que se asume desde la formación académica que ofrecemos en ambas instituciones. En tercer lugar, analizamos los vínculos que se propician desde la gestión, ya que esta es una relación siempre pensada con otras y otros. En cuarto lugar, establecemos algunas relaciones presentes en las experiencias tanto extensionistas como las que se generan en y desde producciones artísticas por medio de las que pareciera establecerse un vínculo de sentido entre arte y emociones. Por último, nos centramos en los territorios posibles desde su dimensión de espacialidad.
La universidad como territorio
La extensión tiene que ser una manera de buscar una investigación cuyos evaluadores no son expertos anónimos, son la gente de nuestra comunidad. No es llevar la universidad para afuera, es traer el conocimiento no universitario para adentro. La universidad no tiene que ser extensa, tiene que ser intensa. (Boaventura de Sousa Santos, discurso de apertura de la CRES Córdoba 2018[2])
En este punto nos interesa poner de manifiesto que no solo consideramos a la universidad en un vínculo dialógico con el territorio del que forma parte o en el que se encuentra localizada, sino que también posicionamos a la universidad en tanto territorio. Es un espacio de encuentros y desencuentros, de disputas políticas y construcción de conocimientos. Es un terreno de luchas, situadas histórica y geográficamente, con un relieve y una arquitectura que le dan cuerpo y son producto de historias colectivas. En este sentido, incluimos al propio territorio como dimensión a deconstruir distanciando a la institución de ese sitio neutral que podemos tomar como plataforma de lanzamiento para vincularnos con otras y otros.
La Universidad Provincial de Córdoba (UPC) cuenta con cuatro Facultades en dos campus, uno en zona norte y el otro en la zona sur de la ciudad Capital. La Facultad de Artes forma parte del campus sur, localizado cerca del centro y de la Ciudad Universitaria de la tradicional Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Integra la denominada Ciudad de las Artes y se compone de cinco Escuelas que nacieron como Institutos de Formación Superior dependientes del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, cada una con un desarrollo independiente. Se reunieron allí a partir de la consolidación del predio en 2015. Es importante hacer foco desde lo arquitectónico, ya que se mantuvo parte de la fachada de lo que fuera el Batallón de comunicaciones 141 del Ejército Argentino[3], otorgándole un sentido al espacio vinculado al compromiso con la defensa de los Derechos Humanos. También constituyen el mismo predio un Teatro y una Sala de Exposiciones, con un nacimiento autónomo a las escuelas y la facultad. La Facultad de Arte y Diseño (FAD) de la UPC es entonces una reunión de diferentes institutos de formación, de existencia previa, con historias antiguas y diversas tanto en su origen como en el enfoque epistemológico en relación con las artes, a los cuales se les propuso trabajar en conjunto.
Por otro lado, consideramos aspectos vinculados con la localización. En las inmediaciones de la FAD hay otras instituciones educativas públicas de amplia trayectoria y distintos niveles. Se trata de un barrio histórico de la ciudad, donde también se encuentra un Club tradicional de córdoba, el Club Atlético Talleres[4] y varias organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, cada una de las cinco escuelas del campo artístico que dieron origen a la Facultad[5] desarrollaba sus disciplinas puertas adentro, más allá de alguna experiencia focalizada en alguna cátedra o propuesta docente. Recién a partir de las actividades de extensión es cuando se empiezan a plantear aperturas y diálogos, incluso articulaciones entre cada una de ellas, que, si bien existían, eran escasas: todo un desafío para las y los actores de la FAD.
El Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) está ubicada en el NOE de la ciudad de General Roca (Río Negro) a unas 18 cuadras del centro, en un espacio que, al igual de la UPC, se lo llama “ciudad o villa de las artes”. Esta villa artística, creada hace ya treinta años por un impulsor de las artes y la cultura de nuestra Patagonia, el Dr. Norberto Tilo Rajneri, cuenta con dos teatros a cargo de su institución hermana, la Fundación Cultural Patagonia, un comedor universitario y una residencia destinada a estudiantes, docentes y personal universitario además del espacio propio de la institución (aulas, oficinas y patio). Ocupa un total de cuatro manzanas, “alejado” de la zona céntrica y por hallarse “del otro lado del puente”, no siente los límites para convertir en realidad su amplitud territorial y entablar el diálogo a través del arte con la comunidad patagónica. Los puentes no solo se elevan sobre el canal de riego transversal a la ciudad, sino que también se elevan para llegar al otro lado del río y hasta la línea sur de nuestra provincia, esto es posible gracias a la bandera de la educación artística de las y los estudiantes, dueños de esta extensión cada vez más crítica y comprometida con la transformación social.
Las y los estudiantes de Artes en el nivel superior (en UPC y IUPA)
Comenzamos este punto con una serie de preguntas constitutivas de esta dimensión a deconstruir, ¿cuáles son los perfiles de quienes ingresan y estudian artes en la FAD-UPC y en el IUPA? ¿Qué tipo de conocimientos y saberes circulan y son validados en las instituciones?
El imaginario social desde el sentido común suele establecer etiquetas. Las y los estudiantes de artes no quedan fuera de este circuito y, en general, acerca del o de la artista se piense en dos posiciones extremas: como un/a bohemio/a o como “niñas/os bien” (por pertenecer a familias tradicionales y adineradas de las provincias), en ambas circula la idea del estudio en artes como hobby o lujo. Tras un proceso de transformación social y cultural protagonizado por estudiantes, docentes y la sociedad toda, se puede afirmar que hoy nuestras instituciones se distancian claramente de aquellas ideas del “arte de élite o del arte como pasatiempo”.
En la actualidad, se forman en ambas instituciones, licenciadas/os, técnicas/os y profesoras/es de artes, quienes dedican su tiempo al estudio sistemático de diversos lenguajes y áreas específicas de conocimientos. Algunos desarrollos en artes tanto en la UPC como en el IUPA forman parte de áreas de vacancia de otras instituciones universitarias. Las universidades provinciales surgen con la misión de proponer alternativas de formación de las carreras tradicionales que ofrecen las Universidades Nacionales. En Córdoba, por ejemplo, se encuentra la histórica y casi fundacional institución de nivel universitario, la Universidad Nacional de Córdoba, con más de 400 años de trayectoria. Es así que la UPC no se instala en términos de competencia, sino que plantea la propuesta de vincular al mundo académico una formación centrada en el hacer, cuyas instituciones fundacionales ya venían desempeñando históricamente. Estudiantes y docentes son invitadas e invitados a vincularse con la cultura y la sociedad de la que forman parte. Si bien desde sus fundaciones, tanto la UPC como el IUPA son instituciones públicas y gratuitas, gracias a la difusión de sus alcances formativos, a los cambios de planes y con ello, la posibilidad de sumar carreras como música popular y tecnicaturas universitarias, junto con el trabajo de investigación y extensión territorial, se logró ampliar el alcance y las oportunidades a mayor cantidad de estudiantes. Es preciso señalar en este cambio de planes la premisa fundamental de abordaje del campo desde el compromiso de las y los estudiantes universitarias con el territorio en el que desarrollan sus habilidades como artistas; en consecuencia, se introdujeron materias tales como “taller de creatividad y solidaridad” en IUPA y Compromiso social Universitario o Seminarios electivos institucionales en UPC.
Una experiencia interesante para sumar en este tema proviene del IUPA, es la universidad de artes de la provincia de Río Negro y tiene un gran reconocimiento no solo a nivel provincial, sino también interprovincial y nacional. El territorio patagónico, caracterizado por sus grandes distancias y amplios paisajes, genera una singularidad en los públicos estudiantiles que asisten: la mayor cantidad provienen de ciudades, pueblos y parajes de Río Negro y Neuquén, se eligen mayormente las carreras referidas a música y danza. Es importante este relevamiento en cuanto a la relación que tiene con uno de los programas educativos-culturales más importantes de la universidad, la Escuela de Arte Popular[6], ya que aquí se ancla una de las experiencias extensionistas más relevantes en cuanto a desarrollo territorial. El programa se ejecuta desde la Secretaría de Extensión del IUPA en convenio con Secretaría de Cultura de la Provincia de Río Negro y tiene como objetivo principal afianzar a la cultura y al arte popular como un derecho humano y un proceso histórico-social de construcción colectiva. La Escuela de Arte Popular dicta talleres de danza y música folklórica en las 35 comisiones de fomento de la provincia y en más de 20 municipios. Las y los docentes en cada uno de los espacios son maestras/os populares residentes de cada zona, y a su vez formadas/os por docentes del IUPA.
Este programa retroalimenta y ayuda cada vez a más personas de localidades lejanas a que piensen la educación artística como una carrera universitaria posible y a su alcance.
Por último, es importante destacar a la universidad y al estudiantado como parte de un corredor artístico del valle de Río Negro y Neuquén, siendo uno de los eslabones más importantes de desarrollo cultural de la región. Si bien no puede considerarse que en las provincias haya una industria cultural, es posible divisar que este corredor valletano está fuertemente impulsado por estudiantes y docentes que son artistas de ambas provincias.
Vínculos propiciados desde la gestión
En ambas instituciones la propuesta de trabajar con otras y otros se volvió central, y si bien es diverso el trabajo colaborativo y las relaciones institucionales que se favorecen, se presenta con fuerza el vínculo con sus Estados Provinciales, los Municipios y las Organizaciones de la Sociedad Civil. En relación a las articulaciones con el Estado, surgen iniciativas diversas, propiciadas de una u otra parte, esto se establece, en las dos instituciones, en su misión al proponerse participar de las propuestas de solución a problemáticas locales, se constituyen y cobran sentido, si se entienden situadas en las comunidades de las que forman parte. Por ello se desarrollan en ambas, experiencias de trabajo a partir de acuerdos con sus gobiernos Provinciales y Municipales. Los convenios, entonces, cobran un sentido importante, no en el papel firmado, sino en las puertas de diálogo y articulaciones establecidas con otros niveles del sistema educativo, con ministerios y agencias, tanto para la formación de trabajadoras y trabajadores, como en la formación docente, en las opciones de prácticas profesionalizantes, en acciones puntuales o proyectos que el Estado realiza en la comunidad.
También se establecen vínculos significativos con organizaciones de la sociedad civil y con municipios del interior. En el caso de UPC, es este el modo en que se logra salir de la capital y del centro, ya que todas sus instituciones fundantes estaban situadas en la capital. El IUPA tiene una extensión territorial más desarrollada, pero del mismo modo potencia la formalización de vínculos con los Estados (provincial y municipales).
Esta dimensión de los vínculos consideramos central en el recorrido de la deconstrucción, debido a que suele pensarse al/la artista como un/a trabajador/a solitario/a, quien produce en sus talleres, ateliers o estudios y circula por museos, centros de exposición, aulas o teatros. Nuestras instituciones piensan y hacen con artistas situados/as, por lo tanto, cobran sentido(s) en estas relaciones colectivas.
Este planteo del arte situado, histórica y contextualmente, tiene importantes antecedentes históricos. De 1957 a 1972 en Italia, los artistas comenzaron a concebir el arte moderno como un movimiento radical: el germen de una revolución. Pensaron en el arte como un acto político. El arte situacional se inspiró en el dadaísmo, el surrealismo. Este tipo de arte puede representarse de muy diversas formas y se manifiesta en exposiciones, películas, planos, maquetas, publicaciones, panfletos, entre otras alternativas siempre con la principal premisa: el arte no está en el objeto, sino en la situación que crea o remite. Y estas situaciones no son posibles si no se entienden en el contexto relacional.
Ahondar en la complejidad implica ampliar variables de construcción de conocimiento y de este modo se implica la posibilidad de dar lugar a pensar en lo diverso. Y es lo diverso que abre puertas para pensar en lo situado. Justamente, en ese plano es que la educación en artes cobra sentido, en la complejidad de lo social y diálogo cultural, tiene razón de ser, en la medida que actúe como instrumento de sentido situacional en un entorno socio-cultural. Del mismo modo, el conocimiento, en el marco del paradigma de la complejidad y la diversidad cultural, siguiendo la propuesta de Sánchez (2013) tiene carácter situado, un tema que continúa generando controversias en el territorio universitario y por lo tanto requiere una reflexión epistemológica y política, que apunte a romper el supuesto cerco de inmunidad y asepsia del conocimiento unívoco. Educación, cultura y conocimiento son construcciones históricas y sociales y como tales son instrumentadas desde la acción política en redes.
El arte y las emociones
Tal como queda planteado, nos unen cuestiones centrales: ambas son instituciones provinciales, proponen pensarse en una trama de desarrollo y compromiso territorial en general, pero también implican en ello al arte y la cultura. Es por eso que, en cada encuentro, surge la conversación acerca de lo generado por el arte toda vez que se participa con una propuesta de taller en algún barrio, se realiza alguna intervención artística en la vía pública, o simplemente cuando un/a estudiante ensaya con su instrumento en la plaza de la ciudad; compartimos el supuesto según el cual estas experiencias generan movilización emocional. Aunque insistimos en que no se debe pensar al arte como mera emoción, sino en la importancia de concebir estas experiencias como medio, “eso que nos pasa” al decir de Larrosa (2018), y nos atraviesa integralmente como personas. Las emociones son un instrumento para deconstruir y transformar la realidad, no solamente en relación con los hechos o acontecimientos artísticos, y esto se plantea desde la extensión crítica cuando invita a pensar “qué universidad queremos y en ese sentido qué hacemos”. Una institución considerada a sí misma como crítica, democrática y reflexiva, antipatriarcal y anticapitalista, impulsora de cambios sociales y culturales, no puede pensarse sin emoción.
No obstante, es necesario también deconstruir la idea de la emoción distanciada de procesos de reflexión y construcción de conocimiento, muchas veces implícita en manifestaciones artísticas. Por ello, la propuesta desde la extensión crítica en las Facultades de artes apunta a plantear proyectos artísticos y culturales basados en principios de compromiso social, que se puedan identificar en la etapa de investigación o de “estado de la cuestión” y vincularlos a “buenas prácticas”. Traemos aquí este concepto tomado de Pedro Canut Ledo (2014), en relación con la actividad de la gestión cultural, centrado en proyectos culturales y artísticos. En el Manual de Atalaya de apoyo a la Gestión Cultural, Canut (2014) afirma que las buenas prácticas sirven a la gestión cultural para comprender las realidades y sus contextos y ayudar a reflexionar sobre las decisiones a tomar en cada momento. Buenas prácticas en las diferentes etapas de las actividades que se lleven a cabo, implica necesariamente que las y los actores de estas experiencias se apropien de un proyecto cultural que estará situado territorialmente.
Elegimos, entonces, sustituir el vínculo unidireccional entre arte y emociones por una mirada más integral, holística, desde la cual las experiencias culturales, entendidas como buenas prácticas se sitúan territorialmente, parten de una intencionalidad y solo son posibles si integran, cuerpos, emociones y lenguajes.
Para acompañar este nivel del análisis traemos como ejemplo un proyecto con anclaje territorial que se desarrolla en la UPC desde el año 2015 y actualmente tiene alcance en dos localidades turísticas del interior provincial y en articulación con sus gobiernos e instituciones. En ambos municipios se realizan encuentros anuales de escultores, en los que las y los artistas locales e invitados realizan durante una semana una obra escultórica con materiales. Ambas localidades contaban con un acervo importante que no estaba puesto en valor. Importantes museos a cielo abierto que se presentan para el disfrute de las obras por parte de vecinas, vecinos y visitantes. A partir del proyecto extensionista “Nono es cultura” y “Unquillo es cultura”, la UPC se relaciona con la comunidad para trabajar en la apropiación de las obras, el armado participativo de circuitos turísticos, la preservación de cada escultura, entre otras estrategias de implicación de la comunidad no solo con el evento, sino con su patrimonio cultural. En el caso de Nono, destacamos el trabajo con vecinas y vecinos de un barrio que tenían en sus veredas instaladas algunas obras y pudieron incluirse desde esta dimensión participativa. Algo similar ocurrió con niñas y niños de la localidad de Unquillo que se mostraron conocedores de las obras escultóricas de la ciudad, pero solo en tanto espectadoras/es. Se propuso, entonces, junto a todas las escuelas primarias realizar talleres de escultura y acciones de restauración. Se trata, en definitiva, de dos experiencias que consideramos que pueden fusionar esta idea de disfrute del arte con la dimensión participativa que le aporta la dimensión extensionista[7].
Territorio y espacialidad
Otro tema importante a incluir en esta deconstrucción es el territorio, en un sentido más amplio, ya saliendo del espacio institucional que expresamos al hacer referencia a la universidad en tanto territorio. En la enseñanza y el aprendizaje de las artes el primer territorio que se identifica es el propio cuerpo, el cuerpo en relación con otras y otros. Pero también cobran sentido los escenarios, los talleres, los instrumentos y herramientas, los ateliers. Es altamente valorado por estudiantes y docentes la posibilidad de contar con aulas/taller bien equipadas, lo que se atribuye a una posibilidad de excelencia en lo académico. Por otro lado, de nuestro lugar de gestión en extensión, les proponemos a estudiantes, docentes, trabajadoras y trabajadores universitarios, que miremos y circulemos en la calle, el pasto, el galponcito o la cancha, la intemperie, como plantean Tommasino y Cano (2016), y eso desestructura, incomoda. La propuesta es abrir estas fronteras que suelen dividir saberes y asumir una realidad que se nos presenta indisciplinada, total, compleja; confluir en espacios nuevos, otros integrados. A este movimiento disruptivo, pero integrador, se le agregó un escenario más complejo y desafiante en 2020.
En efecto, la situación de Aislamiento Social preventivo y Obligatorio (ASPO) introdujo otro desequilibrio que impactó en el modo histórico de hacer arte, de comunicar. No solo en la situación educativa, impactó también con fuerza en la economía de las y los trabajadores del arte que se constituyeron en uno de los sectores más golpeados por la pandemia en lo que respecta a sus modos tradicionales de hacer y dónde hacer, en sus maneras de vincularse con otras personas en la escena, un sector que permanece en la incertidumbre del qué vendrá y recién al cabo de varios meses de crisis centrada en el sentido comenzó a plantearse en unas maneras otras para trabajar en arte.
Con una intensidad más profunda en los primeros meses, las y los trabajadores del arte y la cultura fueron uno de los sectores que más se vieron afectados por la crisis económica y de sentidos que el mundo vivió este año. Esto quedó de manifiesto en una encuesta realizada por el Sistema de Información Cultural de la Argentina, que indica como población más afectada a la que trabaja en el circuito independiente, sin ingresos estables (un 32% del sector). Las dificultades más apuntadas son la falta de ingresos y la imposibilidad de pagar alquileres y servicios. La mitad de las personas encuestadas intentó adaptar su actividad cultural a la modalidad virtual[8].
Con foco en las universidades, facultades o carreras de artes, esta desestructuración de los escenarios conocidos (tanto los cómodos y bien equipados, como los incómodos) impacta nuevamente e invita, en medio de la crisis, a pensar en la centralidad de las pantallas. Pero unas pantallas que se democratizaron y tomaron autonomía de los medios de comunicación de masas, que no tienen dueño o que cada persona tiene la suya. Nos encontramos en un tiempo otro que vuelve a poner el foco en la palabra que circula, la escena que se configura, la imagen que se muestra o se diseña.
Para cerrar esta conversación y abrir nuevas
Si bien estructuramos esta propuesta para (re)pensar la práctica extensionista desde un enfoque crítico a partir de un movimiento de deconstrucción de algunas de las dimensiones que se ponen en juego en la enseñanza, el aprendizaje y la práctica de las artes y la cultura situadas territorialmente, consideramos que un análisis más profundo será posible en el estudio y sistematización que surgirá de la investigación indagatoria entre experiencias de diferentes cátedras de las Facultades de ambas instituciones. Otras categorías y dimensiones seguramente podrán ponerse en tensión. No obstante, dejamos aquí abierto un juego para el análisis, su lectura dialógica –que de alguna manera interpela la propia experiencia– puede ampliar la mirada para quienes se sitúan como actoras y actores comunitarios del arte y la cultura local.
En estas reflexiones y tensiones nos movemos e invitamos a caminar a quienes se suman a las instituciones, porque los espacios para la incertidumbre son también posibilitadores de nuevos hechos creativos.
Carlos Skliar (2020), en la presentación de su nuevo libro Mientras Respiramos (en la incertidumbre)[9], introduce una serie de reflexiones que luego profundiza en el texto, pero citando sus palabras y pensándonos en este contexto incierto, compartimos que:
Toda escritura anterior, íntima o pública, debería someterse al ejercicio de la reescritura; todo fragmento leído, al de la relectura; todo pensamiento cristalizado será devuelto a su cristal y a resquebrajarse una y mil veces; toda certeza, una particular forma de agravio; toda duda: saber que aún estamos vivos (Skliar, 2020, portada).
Consideramos fundamental poder interpelarnos acerca de procesos constitutivos de las instituciones y de las funciones tradicionales de la educación superior. Al respecto, nos preguntamos: ¿qué, dónde, con quiénes, para qué se piensan y llevan adelante hechos educativos, de comunicación, hechos artísticos, de extensión e investigación?
Este ejercicio dialógico deconstructivo que realizamos desde dos puntos distantes del territorio nacional, pero que se vincula en escenas y reflexiones compartidas, es el que invitamos a replicar. Poner en juego experiencias y palabras, pensar y pensarnos como colectivos, actoras y actores en posición que asumimos un compromiso cultural, educativo y productivo, como parte de instituciones socialmente implicadas en el medio del que forman parte, del entramado de red que ayudan a visibilizar.
Bibliografía
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Freire, P. (1983). ¿Extensión o Comunicación? Editorial Siglo XXI.
Larrosa, J. (2018). Experiencia y (alteridad) en educación. En Skliar, C. y Larrosa, J. [comp.] (2018), Experiencia y alteridad en educación. FLACSO y Homo Sapiens Ediciones. http://www.ceip.edu.uy/documentos/2018/ifs/dapg/materiales/Jorge_Larrosa_Experiencia_y_alteridad.pdf
Noveduc Libros (25 de julio de 2020). Carlos Skliar presenta el libro: Mientras respiramos (en la incertidumbre) con Darío Sztajnszrajber. [Archivo de Vídeo]. Youtube. https://youtu.be/AT3SYTqjfF8
Sánchez, D. (2011). El arte como herramienta de la educación popular. En XI Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria. Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe 22 al 25 de noviembre de 2011. https://www.unl.edu.ar/iberoextension/dvd/archivos/ponencias/mesa3/el-arte-como-herramienta-de-.pdf
Tommasino, H. y Cano, A. (2016). Avances y retrocesos de la extensión crítica en la Universidad de la República de Uruguay. Revista Masquedós, 1(1), 9-23.
Tommasino H.y Stevenazzi F. (2016). Reflexiones en torno a las prácticas integrales en la Universidad de la República. +E: Revista De Extensión Universitaria, 6(6), 120-129. https://doi.org/10.14409/extension.v1i6.6320.
[1]Las Universidades Provinciales de Argentina constituyen desde el año 2015 una Red a partir de la cual se incluyen en el Consejo interuniversitario nacional. Ver Acta Constitutiva en http://www.upc.edu.ar/wp-content/uploads/2015/09/Resoluci%C3%B3n-145-15-Red-de-Universidades-Provinciales-Acta-Acuerdo.pdf
[2]https://youtu.be/8EGLVBsSH8c
[3]https://upc.edu.ar/parque-de-memorias-cineticas/
[4]https://www.clubtalleres.com.ar/
[5]Escuela Superior de Bellas Artes Dr. José Figueroa Alcorta, Escuela Superior de Artes Aplicadas Lino E. Spilimbergo, Conservatorio Provincial de Música, Félix T. Garzón, Escuela Superior de Cerámica Fernando Arranz, y Escuela Superior Integral de Teatro Roberto Arlt.
[8]Mayor información acerca de la Encuesta en https://www.sinca.gob.ar/VerNoticia.aspx?Id=58
[9] https://www.youtube.com/watch?v=AT3SYTqjfF8&feature=youtu.be&ab_channel=NoveducLibros
Fecha de recepción: 19/12/2020
Fecha de aceptación: 19/04/2021