DOI: http://dx.doi.org/10.19137/circe-2018-220202
ARTÍCULOS
Observaciones sobre Anacreonte, PMG 395
Observations about Anacreon, PMG 395
Alejandro Abritta
[Conicet - Universidad de Buenos Aires]
[alejandroabritta@gmail.com]
Resumen: El propósito del presente artículo es realizar un análisis rítmico-melódico del poema PMG 395 de Anacreonte. Después de una presentación sobre el texto, incluyendo un estudio de las principales discusiones sobre él en la bibliografía, el autor los analiza estudiando la distribución de encabalgamientos y de acentos en las líneas. Se sugiere, finalmente, que las conclusiones obtenidas tienen un alcance que no se limita a PMG 395 en particular, sino que mejoran nuestra compresión de la técnica poética de Anacreonte en sentido amplio.
Palabras clave: Anacreonte; PMG 395; Anacreóntico; Métrica griega antigua; Música griega antigua
Abstract: The goal of this paper is to conduct a rhythmical-melodical analysis of Anacreon’s PMG 395. After a presentation of the text, including a study of the main discussions about it in scholarship, the author analyzes it by studying the distribution of enjambments and accents in the lines. Finally, he suggests that the conclusions obtained have a scope that is not limited to PMG 395 in particular, but that they improve our understanding of the poetic technique of Anacreon in general.
Keywords: Anacreon; PMG 395; Anacreontic; Ancient Greek Metric; Ancient Greek Music
PMG 395 (=36 Gentili) es uno de los cinco fragmentos de Anacreonte mayores a 10 líneas1 y uno de los pocos que pueden ser considerados poemas completos2:
πολιοὶ μὲν ἡμὶν ἤδη | |
κρόταφοι κάρη τε λευκόν, | |
χαρίεσσα δ’ οὐκέτ’ ἥβη | |
πάρα, γηραλέ͜οι δ’ ὀδόντες, | |
γλυκεροῦ δ’ οὐκέτι πολλὸς | 5 |
βιότου χρόνος λέλειπται· | |
διὰ ταῦτ’ ἀνασταλύζω | |
θαμὰ Τάρταρον δεδοικώς· | |
Ἀίδεω γάρ ἐστι δεινὸς | |
μυχός, ἀργαλῆ δ’ ἐς αὐτὸν | 10 |
κάτοδος· καὶ γὰρ ἑτοῖμον | |
καταβάντι μὴ͜ ἀναβῆναι. | |
Canosas ahora para mí | |
las sienes y la cabeza, blanca, | |
la graciosa juventud ya no | |
está aquí, los dientes están viejos, | |
y ya no mucho | 5 |
tiempo a la dulce vida le queda; | |
por esto estoy sollozando | |
a menudo al Tártaro temiendo; | |
pues de Hades es espantoso | |
el abismo y hacia aquel es doloroso | 10 |
el descenso; pues, en efecto, es seguro | |
para el que baja no subirse3. |
El análisis del texto no ofrece mayores
dificultades. Las dos estrofas están
perfectamente balanceadas, la primera
describiendo la vejez del poeta y
la segunda vinculándola a la amenaza
del Hades. El único problema significativo de cierto peso es si el cierre
del poema tiene un giro humorístico
o debemos leer el texto como una expresión
seria de preocupación ante la
vejez y la muerte4. El debate se centra en torno al sentido de ἀναβαίνω en
la l. 12: para Campbell (1989), entre
otros, no tenemos motivos para pensar
que significara otra cosa más que ‘ascender’, es decir, salir del Hades.
Sin embargo, en otros contextos5, el
verbo también se utiliza en el sentido
de ‘copular’, específicamente el acto
de ‘montar’ a una hembra (un tema
que encontramos también en PMG 417). La aplicación para humanos
está registrada en unos pocos lugares;
se encuentra en un fragmento de
Aristófanes (344 Kassel-Austin) y
en Luciano, Lexiphanes 19, Asinus 51
y 52. La cuestión de fondo es sencilla: ¿podía este sentido del verbo estar
suficientemente extendido y fijado
como para que el auditorio de Anacreonte
entendiera el chiste6?
No es posible resolver este problema;
sin embargo, la alternativa humorística
permite una interpretación
del poema coherente internamente y
con el resto de la obra de Anacreonte:
The structure is very neat (…): the final ἀναβῆναι (“copulate”) explains the preceding γλυκεροῦ and πολλός, which remain meaningless until we reach the final point. For what reason can Anacreon call his present existence on earth γλυκερός as opposed to the existence which he will continue in Hades? The reason is finally revealed (διὰ ταῦτα, γὰρ, καὶ γάρ), and the penny thus neatly drops: it was a topos (cfr. e.g. A.P. VII 25,5-8 on this topos applied to Anacreon!) that in Hades one could not copulate:ἀναβῆναι means “copulate”, in Anacreon’s poem: the poet is old, but still gik ed with amatory powers (hence his γλυκεροῦ), and only a very short space of such γλυκερός (amatory) life is lek to him, now that he is old, because when he is in Hades he will no longer be able to copulate. In other words: the word ἀναβῆναι, which Anacreon has, with felicitous ambiguity, placed at the end of his poem, cannot, in its context, mean “go up from Hades”, as the reader is at first misled to believe by the cleverly contrived opposition καταβάντι / ἀναβῆναι, because the fact that one cannot go up to earth from Hades is irrelevant to the diference between existence on earth and existence in Hades, which diference is the sole cause (διὰ ταῦτα, γὰρ, καὶ γάρ) of Anacreon’s worry. To Anacreon, existence on earth was γλυκερός and existence in Hades was δεινός because on earth one could copulate, whereas in Hades one could not. Existence in Hades was not bad in itself (cfr. the commentators on Callim. fr. 191,1 f. Pf.): Anacreon would not regret continuing his existence there, were it not for one thing, i.e. the impossibility to make love7.
Si bien se podría objetar la idea de
que el Hades no es motivo de temor
en sí mismo8, el juego de palabras no
necesita rechazar ese miedo: el humor
de la situación parecería estar en
que la amenaza de la muerte resulta
menos terrible en sí misma que porque
implica el final de la existencia
erótica, que, debe inferirse, no le ha
llegado todavía a este hombre canoso
y con dientes viejos9.
Desde el punto de vista métrico,
el poema no ofrece dificultades. Las
estrofas están compuestas por cuatro ‘anacreónticos’ (kklklkla = pdssx10), seguidos de un remate en dos versos:
una secuencia kkllkkla (= pd’dx)
y un último anacreóntico11. La intención
rítmica es fácil de inferir: después
de una serie de repe ticiones del ritmo
del poema que parecerían funcionar a
modo de ‘amague’ estíquico, el cambio
hacia pd’dx traiciona las expectativas
del oyente en el punto clave donde
se espera la repetición klkl (las dos
secuencias componentes comienzan
pd...12). Después de esto, la repetición
del anacreóntico en el cierre de la estrofa
(donde es dable inferir una pausa,
sugerida además por la sintaxis)
ofrecería un, por así decirlo, alivio
rítmico a los sorprendidos receptores.
Mi propósito en lo que sigue es
mostrar la técnica compositiva a través
de la cual ambos aspectos del poema trabajan en conjunto. La aparente simplicidad
ritmica esconde una manipulacion
compleja de las expectativas
metrico-ritmicas que, a pesar de estar
en una composicion de apenas 12 lineas
(y menos de 50 palabras), muestran
que la tecnica poetica de Anacreonte
contaba con recursos de cierta
sofisticacion. Me concentrare en dos
rasgos que trabajan en paralelo: el uso
de encabalgamientos y la distribucion
de acentos en puntos clave del poema.
La utilizacion del recurso del
encabalgamiento salta a la vista,
pero no ha sido tomada en
cuenta por los criticos: se encuentra
entre las lineas 1 y 2, 3 y 4, 5 y 6, 7 y 8,
9, 10, 11 y 12. La distribucion es elegante,
como puede verse, y podria sugerir
una interpretacion de la estrofa
de tipo pdssx| pdssuU pdssx| pdssuU
pdfdx| pdssuI (es decir, en disticos).
Notese, sin embargo, que hacia
el final del poema esta organizacion
es traicionada. En efecto, aunque el
encabalgamiento fuerte en la l. 9 no
es del todo inesperado tomando en
cuenta lo precedente, el de la l. 10 si lo
es y unifica las ultimas cuatro lineas
como una unica gran secuencia. La
segunda estrofa, asi, presenta una estructura
diferente a la primera: pdssx|
pdssuU pdssx| pdssx| pdfdx| pdssuI.
Existe otra diferencia entre las dos
partes del poema: mientras que los
tres encabalgamientos de la primera
estrofa son fuertes, el que une los vv. 7
y 8 es particularmente debil, al punto
que el adverbio θαμὰ. podria interpretarse como subordinado al participio
que le sigue. La larga secuencia final,
así, está precedida por un refuerzo de
las unidades componentes del poema.
Otro rasgo que separa la última
parte del texto del resto es la distribución
de tonos. Aunque ha habido
mucho debate sobre la relación entre la
música griega antigua y el contorno tonal
de las palabras, es bastante estándar
en lenguajes con acento tonal que exista
una coordinación entre el tono acentual
y el musical, como han observado
Devine y Stephens (1994: 162-171).
Esta relación se modifica en la historia
de la poesía griega (en particular, con
la aparición del fenómeno de la ‘Nueva
Música’), pero, como ha demostrado
Comotti (1989) a partir del análisis
del testimonio antiguo y los importantes
resultados de Wahlström (1970),
la hipótesis más plausible es que, en el
periodo arcaico y hasta finales del siglo
V los tonos acentuales eran respetados,
al menos hasta cierto punto, en la composición
de las melodías musicales13.
Esto no implica que podamos reconstruir
las melodías simplemente a partir
de los acentos, pero sí sugiere que,
estudiando su distribución, es posible
ubicar los movimientos tonales ascendentes
y descendentes.
Para ello es necesario apelar a la
teoría sobre el acento griego desarrollada
por Allen (1973: 230-255) y
Devine y Stephens (1994: 171-194) de la cual deben destacarse cuatro
puntos clave:
1. El acento griego antiguo consistía (como, por ejemplo, el del japonés) en un contorno tonal –es decir, un ascenso del tono seguido de un descenso–, no solo del ascenso del tono que caracteriza al acento de lenguajes como el español y el inglés.
2. Los agudos y circun. ejos señalan el ascenso del tono (circun. ejo significa “ascenso del tono en la primera sílaba de una vocal larga”).
3. Cuando hay una sílaba larga después de un acento agudo, el tono llega por debajo del nivel tonal de las sílabas no-acentuadas, produciendo un contorno medio-alto-bajo característico. Como he intentado demostrar en Abritta (2015), la coincidencia de sílaba larga y descenso del tono era de particular importancia en la composición poética.
4. Aunque ha habido mucho debate sobre la naturaleza del grave14, la evidencia musical sugiere que era un agudo debilitado, indicando un ascenso del tono de alrededor de un tercio del de aquel.
Utilizando estos principios es posible
construir un ‘mapa melódico’ de
un poema lírico, señalando los puntos
de ascenso y descenso del tono.
Aunque no podemos estar seguros
del grado de esos movimientos, tenemos una indicación clara de su dirección,
si la melodía seguía o respetaba
el contorno tonal de las palabras.
El siguiente ‘mapa’ muestra los ascensos
y descensos del tono en PMG 395. ‘A/a’ señala ‘ascenso del tono’, ‘D’, ‘descenso del tono’. Por supuesto, no
pretendo sugerir que el tono estuviera
subiendo constantemente con
secuencias de ascensos, sino que en
cada uno sube respecto al tono medio,
la nota que denominaríamos ‘tónica’. La mayúscula indica que el
movimiento se da en una sílaba larga,
la minúscula en una breve; utilizo
cursiva para marcar los graves y los
signos habituales para largas y breves
para las sílabas no acentuadas.
πολιοὶ μὲν ἡμὶν ἤδη | kkAa-aAD | |
κρόταφοι κάρη τε λευκόν, | aklaDklA | |
χαρίεσσα δ’ οὐκέτ’ ἥβη | kaDklaAD | |
πάρα, γηραλέ͜οι δ’ ὀδόντες, | aklkA15kAk | |
γλυκεροῦ δ’ οὐκέτι πολλὸς | kkAlakla | 5 |
βιότου χρόνος λέλειπται.· | kaDaDaDk | |
διὰ ταῦτ’ ἀνασταλύζω | kaAklkAD | |
θαμὰ Τάρταρον δεδοικώς· | kaAklklA | |
Ἀίδ͜εω γάρ ἐστι δεινὸς | kaDaD16kla | |
μυχός, ἀργαλῆ δ’ ἐς αὐτὸν | kalkAkla | 10 |
κάτοδος· καὶ γὰρ ἑτοῖμον | aklAakAk | |
καταβάντι μὴ͜ ἀναβῆναι. | kkAkA17kAk |
La organización melódica del
poema destaca dos puntos con sucesiones
descendentes: la l. 6 y la l. 9.
El primero es un punto natural para
estos declives, no solo porque está al final de la primera secuencia y el
descenso del tono refuerza el cierre18,
sino también porque esta caída marcada
podría enfatizar la queja sobre el
final de la vida19.
La segunda estrofa inicia con un
fuerte contraste rítmico: las líneas 7 y
8 empiezan de forma semejante (grave
seguido de ascenso fuerte), pero
terminan en direcciones opuestas. La
oposición melódica entre ἀναστα
λύζω y δεδοικώς, anuncia el cambio
que se da en la l. 9, donde, después del doble descenso en Ἀίδεω γάρ ἐστι, el
tono no vuelve a bajar en lo que queda
del poema.
Es difícil analizar esto sin un
modelo para la interpretación de las
técnicas melódicas en la lírica, del
que carecemos. En un trabajo anterior,
he observado que un cambio de
tono semejante (de orden inverso),
marca en Íbico, PMG 286 el paso de
un locus amoenus (en tonos altos) a
una tormenta (en tonos bajos y luego
mezclados). Si el mismo esquema
se repite aquí, sin caer en el reduccionismo
de asociar tonos altos con
‘alegría y bienestar’ y tonos bajos
con ‘sufrimiento y dolor’, sí parecería
que, donde se esperaría la repetición
del cierre de la primera estrofa con
su queja por el final de la vida, Anacreonte
sorprende con una sucesión
ininterrumpida de ascensos. Por
otro lado, es necesario notar que,
dado que los tonos descendentes
caracterizan y marcan el final de las
secuencias, su evasión sistemática en
un pasaje podría implicar también
una aceleración del ritmo, coherente,
en este caso, con la acumulación
de encabalgamientos.
Este trabajo conjunto de los recursos
rítmicos y acentuales se observa
en otros lugares. Nótese la repetición
en δεινός y αὐτόν, que a su
vez repite la del encabalgamiento más
fuerte de la primera estrofa en el final
de πολλός. Este juego, sin embargo,
ya se da en los primero cuatro versos:
la similitud entre ἤδη | κρόταφοι y ἥβη | πάρα salta a la vista; nótese en
particular la rima entre las líneas 1 y
3. Merece señalarse también, en este
sentido, la coincidencia de que en las
líneas 2 y 4 se anticipan los cierres de
los últimos cuatro versos, en λευκόν
(cfr. δεινός y αὐτόν) y ὀδόντες20 (cfr. ἑτοῖμον y ἀναβῆναι).
Es posible especular sobre un último
punto. El poema se cierra con
tres palabras (descontando el contraído μὴ) prosódicamente properispómenas, ἑτοῖμον, καταβάντι y (μὴ) ἀναβῆναι. Si se recuerda que uno de
los nombres griegos para el circunflejo
era ὀξύβαρις21, esta sucesión podría estar jugando con el sentido del
pasaje: el elemento βαρύς señalaría,
así, el peso (¿de la tierra?) que, en el
Hades, hace imposible ‘montar’ a los
que han caído22.
PMG 395, como puede verse, es
un poema cuidadosamente elaborado
para marcar las unidades
rítmicas y semánticas. La primera
estrofa se organiza en dísticos, los primeros
dos de los cuales están asociados
por la rima de sus componentes
iniciales. El cierre de esta estrofa está marcado por la única sucesión del
poema de tres palabras con tono descendente.
Las líneas 7 y 8 parecieran
funcionar como transición: aunque
componen un dístico unido por un
ligero encabalgamiento, sus comienzos
melódicamente similares y las
palabras finales terminadas en omega
las demarcan como unidades paralelas
y, al menos en parte, independientes.
En la línea que sigue comienza a
precipitarse el cierre, primero con la
interrupción de los tonos descendentes
después de γάρ ἐστι y luego con
la sucesión de encabalgamientos que
comienza en δεινός. Estas últimas
cuatro unidades, en efecto, parecen
anticipar el remate del poema (que,
nótese, está compuesto solo por la última
palabra) con una aceleración y
precipitación del ritmo y la melodía.
Estas observaciones permiten una comprensión más cabal de la técnica
que Anacreonte ha utilizado en PMG 395, pero también refuerzan la afirmación
final de Sicking (1993: 159)
sobre la poesía del autor:
Beispiele wie diese verstärken die Unsicherheit bezüglich der Frage, ofiwir mit Hilfe des üblichen Unterschieds zwischen Vers und Strophe der eigenartigen Kompositionsweise Anakreons –dessen Verse in ihren Verhältnis zum Ganzen ök er wie die Kola eines Verses wirken– gerecht werden können.
Esta ambigüedad en la naturaleza de las unidades compositivas de Anacreonte, que parecen estar a mitad de camino entre versos de pleno derecho y cola componentes de verso, explica cómo le era posible trabajar al mismo tiempo con encabalgamientos tan fuertes como los que se han observado en PMG 395 y, a la vez, con un recurso como la rima entre las unidades, que demanda que estas estén delimitadas de forma clara. La lección que el presente análisis parecería dejar, por ello, es que nuestra comprensión del ritmo de la poesía griega antigua puede mejorar si expandimos algunos de nuestros conceptos para adecuarlos a las técnicas de los autores, en lugar de adaptar las técnicas de los autores a nuestros conceptos restringidos.
Notas
1 Los otros son 346, 347, 357 y 388. Para la razón por la que escribo ‘líneas’ y no ‘versos’, cfr. n. 11.
2 Cito a partir de la edición de Page (1962), que de todos modos no difiere de la versión previa de Gentili (1958) más que en la grafía ἀργαλέη en la l. 10 y el uso de graves en el final de las líneas 5, 9 y 10. Sobre la cuestión de la autenticidad del fragmento, cfr. Lambin (2002: 107-111). La traducción es mía y, debo notar, está diseñada con el objetivo de respetar al máximo (aun forzando el español más de la cuenta) la ubicación de las palabras en las líneas.
3 ‘subirse’ busca preservar algo del juego de palabras en la línea final que ha propuesto Giangrande (2011: 31-33) y sobre el que volveré inmediatamente.
4 ‘Seria’ debe entenderse como opuesta a ‘humorística’, no como opuesta a ‘insincera’. No veo razones para dudar de que, si la interpretación de Giangrande es correcta, Anacreonte estaría realmente preocupado ante la imposibilidad de las relaciones carnales en el inframundo.
5 Citados por el mismo Campbell (1989: 49 n. 5). Merece una mención especial CGRN 6 (http://cgrn.ulg.ac.be/file/6/), líneas 6-7, (οἶςλευκὴἔγκυαρλευκῷἀναβεβαμένη [una oveja blanca preñada, montada por un [carnero] blanco]), porque verifica que el sentido estaba claramente establecido en el s. VI a. C. en Mileto, vecina de Teos, patria de Anacreonte, y de la corte de su patrón más importante, Polícrates de Samos.
6 Debe señalarse un punto que, si bien no suma al argumento, es importante no ignorar: un simple gesto del recitador bastaría para resolver la ambigüedad incluso si el sentido sexual de ἀναβαίνω no hubiera estado del todo extendido. Es de común conocimiento que pocas palabras son incapaces de tener un sentido obsceno en el contexto y con la, si se me permite, performance adecuada. No podemos de ningún modo asumir que este era el caso en PMG 395, pero la posibilidad de que lo fuera no puede escapársenos tampoco.
7 Giangrande (1973: 131 n. 5). Cfr. también Giangrande (1968: 109-111 y 2011: 31-33).
8 La interpretación de Giangrande es por lo menos simplista: la vida de ultratumba entre los griegos no puede interpretarse como una mera continuidad de la terrena. Cfr. e.g. Pín., Ol. 2.56-80, con la interpretación de Torres (2007: 284-360).
9 Una lectura inevitable en el contexto de la poesía de Anacreonte; cfr. Kantzios (2010).
10 Utilizo el sistema de notación inaugurado por Dale (1969: 41-97), que he explicado y defendido Abritta (en prensa). En pocas palabras: d = lkkl, s = lkl, dd/ss [prolongación] = lkklkkl/lklkl, d∂d/ s∂s [yuxtaposición] = lkkllkkl/lkllkl. El signo de anceps (x) significa lo mismo que en cualquier otra notación, pero debe observarse que también pueden ser ancipitia en un nivel abstracto elementos que se realizan siempre como una sílaba larga. Los versos pueden tener final ‘sordo’, cuando el cierre coincide con el final de una unidad (e.g. xxds; señalo, en el esquema desagregado, el carácter variable de la sílaba final con u en estos casos –i.e. xxlkklku) o ‘sonoro’, cuando el cierre está un elemento después del final de la última unidad (e.g. xxds; nótese el uso de a para distinguir este final variable del sordo). En el comienzo de los versos, el primer elemento de una unidad puede omitirse (‘acefalía’, señalada con p), como en pdssx.
11 La estructura de la estrofa se analiza pdssx| pdssx| pdssx| pdssx| pd’dx| pdssaI. Nótese que no hay división estricta (indicada por U) entre las unidades mayores (es decir, pdssx y pd’dx), sobre las que no es posible asegurar si son cola o versos individuales (de ahí el uso de x en lugar de a al final de cada uno, excepto el último). Más sobre esto abajo. Sobre la métrica de Anacreonte en general, cfr. Sicking (1993: 156-159); el análisis que ofrece West (1982: 56-59) es un estudio de casos sin pretensión aparente de lograr una comprensión integral de la técnica poética.
12 Las palabras ubicadas en la sílaba larga inesperada no parecen producto de la casualidad: οὐκέτι en la línea 5 (“NO mucho de vida”) y καί en la l. 11 (“pues, EN EFECTO”).
13 El problema ha sido discutido también por Ruijgh (2001: 303-315) e Irigoin& (2006: 224-226), sin que estos debates hayan aportado demasiado a las conclusiones alcanzadas por Comotti.
14 Cfr. Devine y Stephens (1994: 180-183), Danek y Hagel (1995: 5).
15 La contracción de έοι funciona prosódicamente como un circunflejo, es decir, como una sílaba larga con ascenso del tono en la primera mora.
16 Interpreto aquí que γάρ ἐστι constituye un grupo apositivo, es decir una única palabra métrica, por lo que el contorno acentual puede atravesar el límite entre ambas.
17 Asumo aquí que la contracción entre μὴ y ἀναβῆναι funciona como una prodelisión, porque el grave resultaría importante para que el oyente reconociera la partícula negativa. En cualquier caso, no modifica el análisis.
18 Devine y Stephens (1994: 429-431).
19 Recuérdese que el término βαρύς, utilizado para los tonos bajos, también quiere decir ‘pesado’, ‘gravoso’. Uno se sentiría tentado de asociar también el descenso del tono a la ‘caída’ al Hades, pero “The Greeks did not as a rule speak of ‘high’ and ‘low’ pitch.” (West, 1992: 64 n. 73). Hay algunas excepciones (cfr. Ps. Arist., Pr. 19.3.37.47 y Barker, 1989, 384-385), pero son muy posteriores a Anacreonte y parecen atravesadas por concepciones teóricas que este difícilmente manejara.
20 Sobre la interpretación de estas formas de final trocaico con sílaba cerrada por líquida y acento agudo en penúltima como prosódicamente perispómenas, cfr. Abritta (2017: 72-75, con sus referencias).
21 Cfr. Jacobi 2a, 70, Fr. 108 (prosodieen sind βαρεῖα, ὀξεῖα, μέση. quartae illi [coniungit], quia ceteris perplexior est, plura sunt vocabula: Ammonius Alexandrius, qui Aristarchi scholae successit, ὀξύβαριν vocat). También las descripciones en D. H., Comp. Verb. 40.17-42.14 y Arcadio 186.16-188.11 que, si bien no utilizan el neologismo, explican al circunflejo (περισπώμενον) como la combinación de ὀξύς y βαρύς.
22 Una hipótesis alternativa puede mencionarse: dado que el tono ‘alto’ en griego antiguo a veces se asocia a lo que nosotros llamamos tono bajo (puesto que las cuerdas de la lira iban de grave a agudo, empezando desde arriba), quizás la no aparición de tonos bajos en la última parte está expresando metafóricamente la imposibilidad de subir. Es difícil saber si esto es un prejuicio cultural, pero la hipótesis no me resulta convincente.
Ediciones y traducciones
1. Barker, A. (1989). Greek Musical Writings. Vol. II: Harmonic and Acoustic theory. Cambridge: Cambridge University Press.
2. Gentili, B. (1958). Anacreonte. Roma: Edizioni dell’Ateneo.
3. Page, D. L. (1962). Poetae Melici Graeci = PMG. Oxford: Clarendon Press.
Bibliografía citada
4. Abritta, A. (2015). “On the Role of Accent in Ancient Greek Poetry. Pitch Patterns in the Ho meric Hexameter”. En Quaderni Urbinati di Cultura Classica 111; 11-27.
5. Abritta, A. (2017). Hacia una historia coral de los metros griegos: Rasgos formales de los metros no-líricos desde la época arcaica hasta la antigüedad tardía. Tesis de Doctorado, Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras. Disponible en http://repositorio.Blo.uba.ar:8080/xmlui/handle/B lodigital/3335.
6. Abritta, A. (en prensa). “Consideraciones preliminares para un nuevo modelo teórico de la métrica griega antigua: el caso del verso eólico”. Synthesis 25.
7. Allen, W. S. (1973). Accent and Rhythm. Cambridge: Cambridge University Press.
8. Comoti, G. ( 1989). “Melodia e accento di parola nelle testimonianze degli antichi e nei testi con notazione musicale”. En Quaderni Urbinati di Cultura Classica 32; 91-108.
9. Dale, A. M. (1969). Collected Papers. Cambridge: Cambridge University Press.
10. Danek, G. y Hagel, S. (1995). “Homer- singen”. En Wiener Humanistische Blätter 37; 5-20.
11. Devine, A.M. y Stephens, L. D. (1994). The Prosody of Greek Speech. New York: Oxford University Press.
12. Giangrande, G. (1968). “Sympotic Literature and Epigram”, en Raubitschek, A. E. et al. L’Épigramme Grecque. Genève: Fondation Hardt; 91-174.
13. Giangrande, G. (1973). “Anacreon and the Lesbian Girl”. En Quaderni Urbinati di Cultura Classica 16; 129-133.
14. Giangrande, G. (2011). “Anacreon’s Sense of Humour and the Greek Language”. En Habis 42; 27-33.
15. Irigoin, J. (2006). “Euripide poète et musicien selon Denys d’Halicarnasse”. En Pallas 72; 219-227.
16. Kantzios, I. (2010). “Marginal Voice and Erotic Discourse in Anacreon”. En Mnemosyne 63; 577-589.
17. Lambin, G. (2002). Anacréon. Fragments et imitations. Rennes: Presses Universitaires de Rennes.
18. Ruigh, C. J. (2001). “Le ‘Spectacle des lettres,’ comédie de Callias (Athénée X 453c-455b)., avec un excursus sur les rapports entre la mélodie du chant et les contours mélodiques du langage parlé”. En Mnemosyne 54; 257-335.
19. Sicking, C. M. J. (1993). Griechische Verslehre. München: C. H. Beck.
20. Torres, D. A. (2007). La escatología en la lírica de Píndaro y sus fuentes. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
21. Wahlström, E. (1970) Accentual Responsion in Greek Strophic Poetry, Helsinki: Finnish Academy of Science.
22. West, M. L. (1982). Greek Metre. Oxford: Oxford University Press.
23. West, M. L. (1992). Ancient Greek Music. Oxford: Oxford University Press.
Recibido: 11-09-2018
Evaluado: 21-09-2018
Aceptado: 22-09-2018