DOI: http://dx.doi.org/10.19137/circe-2018-220105
RESEÑAS
García Leal, Alfonso y Clara Elena Prieto Entrialgo (Eds.)
Latin vulgaire - latin tardif XI
Hildesheim: Olms Weidmann, 2017, 784 pp.
ISBN 978-3-487-15615-6
por Lidia Raquel Miranda
CONICET-IDEAE, UNLPam - mirandaferrari@cpenet.com.ar]
El volumen Latin vulgaire - latin
tardif XI recoge una selección
de trabajos presentados en el
XI Congreso Internacional sobre el
Latín Vulgar y Tardío, celebrado en
la Universidad de Oviedo (Asturias,
España) del 1 al 5 de septiembre de
2014. Las cincuenta comunicaciones
y las seis ponencias de expositores
invitados publicadas, aprobadas por
el método de peer review, abarcan un
amplio abanico de estudios referidos
a aspectos fónicos, morfosintácticos,
léxico-semánticos, onomásticos,
pragmáticos y sociolingüísticos del
latín vulgar y tardío, repertorio desplegado
por un elenco de autores de
distintas nacionalidades, edades y
especializaciones: experimentados
y jóvenes latinistas, romanistas, hispanistas
e historiadores de diversos
países de Europa y América ofrecen
en la obra una excelente muestra de
la vitalidad de la investigación actual
sobre el área de especialidad.
El Congreso de 2014, que tuvo
sede en el Departamento de Filología
Clásica y Romance de la Universidad
de Oviedo, continuó la series de encuentros
inaugurados en Pécs (1985)
y seguidos por los de Boloña (1988),
Innsbruck (1991), Caen (1994), Heidelberg
(1997), Helsinski (2000),
Sevilla (2003), Oxford (2006), Lyon
(2009) y Bérgamo (2012). Asimismo,
en 2016 se desarrolló en Uppsala
la doceava edición y este año tendrá lugar la siguiente en Budapest. Todos
los congresos se realizan bajo el
patrocinio del Comité International
pour l’Étude du Latin Vulgaire et Tardif,
integrado por miembros de diversos
países.
Dada la extensión del libro, en
esta reseña nos ocupamos de comentar
solo algunos de los trabajos que lo integran, escogidos principalmente
porque brindan reflexiones que, a
nuestro criterio, permiten conocer las
posibilidades de investigación y estudio
que proporciona la lingüística
en torno del latín vulgar y tardío con
mayor claridad. Por lo tanto, dejamos
para otra oportunidad la exposición
de los trabajos referidos a temas, problemas
y fenómenos lingüísticos, en
los distintos planos, más específicos.
Benjamín García-Hernández, en
una de las conferencias plenarias, titulada
“Nombre y concepto de latín
vulgar. Vulgus, uulgo y uulgaris. Generalidad
y diversidad”, se aboca a la
discusión que entraña la denominación
de ‘latín vulgar’. Como explica
el autor, la cuestión del nombre no es
banal porque también afecta al contenido
de la definición debido a que
la connotación peyorativa del adjetivo
‘vulgar’ no encuentra aceptación
general entre los latinistas (aunque es
menos resistida entre los romanistas
habituados a tratar con las lenguas
vernáculas que derivan, precisamente,
del latín vulgar). Esto se explica
porque el significado de uulgus ha
sido determinado en gran medida
por escritores, gramáticos y comentaristas
desde la perspectiva culta del
latín literario, referencia principal de
la que no pueden sustraerse la mayor
parte de los estudiosos. García-Hernández analiza en su trabajo el
latín vulgar como parte fundamental
de la arquitectura de la lengua latina
y su posterior proyección en las romances.
En principio, el latín vulgar
consiste en un amplio diasistema que
se divide en al menos cuatro diferentes
direcciones que se superponen e
interfieren entre ellas, de las que da
cuenta el autor, a partir del examen de
numerosas fuentes, para explicar los
alcances de concepto de ´latín vulgar’.
Así, como simple lengua hablada de
todos los días, es un concepto diafásico
diferente del estilo elegante; como
lengua popular es un concepto diastrático
diferente del latín educado;
como lengua que ha vivido a través de
la historia es un concepto diacrónico
con una evolución extraordinaria,
acotada por el latín preliterario y el
romance; y como lengua de diferentes
grupos y territorios, es un concepto
diatópico que va desde un cierto nivel
de variedad en latín hasta una cada
vez mayor diversidad provincial.
Precisamente en torno al tema
de la diversificación regional del latín
vulgar y tardío discurre la comunicación
de Emilio Nieto Ballester,“Persiguiendo fantasmas: mitología e
ideología en torno al latín hispánico”.
El trabajo se ocupa puntualmente de
la supuesta ‘ideología’ del latín hispánico,
sostenida por muchos estudiosos.
Parte de considerar los rastros
de características que, a criterios de
ellos, solo existirían muchas centurias
después y exclusivamente en una de
las lenguas de la región, el castellano.
Por otro lado, se ocupa de la visión
agradable y exótica de España que expertos
de otros países han tenido y resaltado
como carácter aparentemente
singular del latín hispánico. Entre sus
conclusiones, Nieto Ballester destaca
la frecuente omisión de la diversidad
lingüística en las caracterizaciones, el habitual malentendido sobre la Romania submersa en España y la vexata quaestio de la adscripción del catalán
a la rama occitano-romance del galorromance
o del iberorromance.
Un interesante aporte lo constituye
la ponencia de Romain Garnier,
“Latin vulgaire et étymologie”, que
busca destacar la importancia del latín
vulgar como herramienta heurística
para el análisis etimológico del
llamado latín estándar y clásico. El
autor supone que las características
peculiares de la lengua tardía pueden
proveer la etimología de varias palabras
desconcertantes pertenecientes
a la variedad literaria del latín, por lo
cual se detiene en varios casos en los
que se admite la precoz aparición de
fenómenos considerados tardíos pero
que permiten explicar los usos estándar.
En el ámbito de la lexicografía y
semántica, Theodor, Georgescu estudia
en su artículo, “Cuisiner ‘en grec’,
manger ‘en latin’. L’usage du grec dans
les recettes culinaries du latin tardif ”,
los segmentos léxicos del latín vulgar
referidos al ámbito de la cocina, con
especial atención en aquellos que manifiestan
préstamos del griego. El trabajo
sostiene que el uso de este tipo
de préstamos tenía un efecto especial
en los lectores de las recetas porque
daba la impresión de que la comida
era más exótica y refinada que si
se la mencionaba en latín. Tan es así que en el período imperial el uso del
griego como parte del léxico del ‘latín
gastronómico’ se transformó en una
verdadera moda en Roma, a menudo
dejando de lado viejas palabras latinas
que se usaban para referir a los
mismos platos. El autor concluye que
todas las formaciones griegas analizadas
atestiguan, por un lado, el lenguaje
técnico de la cocina en la época imperial
tardía y, por otro, la tendencia a
emplear en Roma palabras griegas en
un ámbito de la civilización en la que,
paradójicamente, los romanos habían
superado a los griegos.
El lexema oppidum se usaba para
referir a una ciudad, distinta de Roma
y Atenas, considerada una urbs. Sin
embargo, ninguno de estos dos términos
ha sobrevivido a pesar de que
la noción de ´ciudad´ ha existido por
miles de años. De este problema se
ocupa Ingmar Söhrman en “Why the
lexemes urbs and oppidum did not
survive and how they were substituted
in Europe” a través de la descripción
semántica y morfológica del cambio
en latín y otras lenguas europeas
a través de la historia. El trabajo no
solo clasifica en diferentes categorías
semánticas las numerosas palabras
comparadas sino que también analiza
cómo los usuarios han influido en la
conformación del vocabulario fundamental
de sus lenguas y cómo los
préstamos exhiben la complejidad de
los contactos culturales y sus influencias
a lo largo de la historia.
Como es sabido, una de las características
más relevantes de los itinerarios
es la presencia de topónimos.
En ellos se concentra Carmen Arias
Abellán en su comunicación “Los
nombres de lugar en los itinerarios
tardíos latino-cristianos. Estudio lingüístico”.
Según la autora, en el caso
particular del itinerario de Egeria
(viajera y escritora hispanorromana del siglo IV) en el que se focaliza, los
topónimos operan en dos diferentes
niveles: en los lugares del pasado
bíblico que deben recordarse en la
peregrinación misma y en los lugares
visitados por la peregrina. Estos
planos conceden a los topónimos una
interesante diversidad, no solo desde
un punto de vista cultural sino también
por toda la clase de fenómenos
lingüísticos que registran: fonéticos
(como Libiada en lugar de Liuiada),
morfológicos (Liuiada en lugar de Liuias) y sintácticos (quae appellatur
Pompeiopolim), los cuales ponen de
manifiesto la situación y evolución
del latín tardío.
Y hasta aquí llega nuestro breve
recorrido por las páginas de Latin vulgaire
- latin tardif XI, camino que no
se ha detenido en todos los mojones
pero que esperamos sirva igualmente
para motivar entre los lectores un
acercamiento al latín vulgar y tardío
como ámbito de reflexión y pesquisa
lingüística y literaria.