DOI: http://dx.doi.org/10.19137/circe-2017-2102012
RESEÑAS
Ramírez Vidal, Gerardo
La invención de los sofistas
México: UNAM, 2016, 431 págs.
ISBN 978-607-02-8565-3
por Helga Lell
[CONICET/CICJ (FCEyJ, UNLPam) - helgalell@cpenet.com.ar]
Los sofistas suelen ser descriptos como inescrupulosos personajes de la Antigüedad que, en el marco del apogeo de la democracia ateniense, cobraban por enseñar a ganar debates, sobre todo, en el ámbito político. Relativistas por excelencia, no se preocupaban por la verdad o por principios éticos. ¿Fue esto realmente así? Como puede vaticinarse desde el título del volumen que nos ocupa, La invención de los sofistas, los sofistas como escuela y, por ende, la imagen que se les atribuye como conjunto han sido una ficción. Demostrar esta tesis es el objetivo de la obra que aquí se reseña, cuyo autor destaca por su trayectoria en el ámbito de la retórica y de los estudios clásicos. En efecto, Gerardo Ramírez Vidal es Doctor en Letras Clásicas por la Universidad Nacional Autónoma de México e investigador en el Centro de Estudios Clásicos del Instituto de Investigaciones Filológicas de dicha institución. Ha sido presidente y consejero de la Asociación Mexicana de Retórica, la Asociación Latinoamericana de Retórica y de la Organización Iberoamericana de Retórica.
“Si estamos de acuerdo en el hecho de que los sofistas y la sofística fueron una genial invención platónica, será necesario entonces tomar un camino diferente a los hasta ahora recorridos (…). En otras palabras, se debe simplemente eliminar a los sofistas de la historia de la filosofía (ya que cualquiera puede ser sofista) y a la sofística como una escuela de pensamiento (…)” (p. 8). Esta provocadora propuesta, que pertenece a la presentación del libro, es el punto de partida para comenzar a entender la intención del autor. ¿Es un embate contra los sofistas? ¿Es una nueva propuesta de narración de la historia de las ideas filosóficas? La primera pregunta amerita una respuesta claramente negativa. La segunda, depende de cómo se la interprete puesto que no se pretende contar los debates filosóficos con una omisión caprichosa de los sofistas sino que se aspira a que esta presentación no sea tamizada por las connotaciones platónicas sobre los sofistas. Así, el punto clave es comprender que no ha existido una escuela sofista ni una sofística. Estas han sido una invención de autores –principalmente, Platón– que han reinterpretado los hechos y los han volcado en sus discursos pedagógicos. Al tomar estos últimos como fuentes y no como narraciones propias, las connotaciones se han trasladado históricamente como hechos.
Ahora bien, ¿cómo puede probarse que la sofística es una invención platónica? En este punto radica el gran mérito de la obra, ya que lo hace a través del examen del uso de la familia del término σοφιτής en textos en tres etapas (anterior, contemporánea y posterior a Platón).
A partir de la premisa y metodología antedichas, el libro se estructura en una introducción, tres partes (con sus respectivos capítulos) que se corresponden con las etapas cronológicas en estudio y una conclusión.
La Introducción, subtitulada “Los logoi de la historia de la sofística”, constituye un estado de la cuestión que brinda un panorama sobre cómo se ha constituido la imagen negativa de los sofistas y la sofística a partir de la exaltación de las semejanzas entre personajes y la atenuación de las diferencias en los discursos filosóficos. También se incluye la contracara, es decir, cómo se ha efectuado una recuperación de la sofística, ya sea para destacar los aportes de esta escuela (al menos para quienes la consideran como tal), señalar interpretaciones demasiado radicalizadas de las consideraciones negativas platónicas y la narración de la historia de la sofística desde la perspectiva de la misma sofística. No obstante ello, señala el autor, todas estas posturas, a favor o en contra de los sofistas, tienen en común un mismo error: todas parten de Platón como fuente primaria, pero sus diálogos, lejos de ser una fuente, deben ser considerados como una reinterpretación del pensamiento de los pensadores que cita.
“[Los sofistas] son una invención platónica. Lo que sí existió fueron maestros profesionistas prácticos, de diverso signo ideológico, que cumplieron un gran papel en la enseñanza de la política, el lenguaje y las ideas durante la segunda mitad del siglo V y comienzos del siguiente” (p. 37).
De esta Introducción cabe destacar un aspecto relevante: entre las reivindicaciones de los sofistas, Ramírez Vidal manifiesta que se ha dado una neo-sofística o, al menos, un gran rescate de la escuela ya que sus estrategias discursivas se encuentran en consonancia con la filosofía posmoderna de corte relativista y antipositivista. Así, es posible ver cómo los estudios clásicos pueden ser un aporte para la comprensión y desarrollo de las ideas filosóficas actuales aun cuando se coincida o no con el punto de partida (la consideración de la existencia o no de una sofística).
La primera parte del libro se titula “Los usos tradicionales de la familia σοφός en épocas arcaica y clásica” y ofrece una antología comentada de pasajes que contienen términos de la familia de palabras en *soph- en la literatura griega de los siglos V y IV a.C. Se subdivide en tres capítulos según el género literario y los años abarcados. El primer capítulo abarca desde Homero a los inicios del siglo V a. C. y analiza la evolución de los términos en cuestión. La muestra, como señala el autor, es bastante exhaustiva ya que su aparición en Homero y Hesíodo es escasa aunque se incrementa en la lírica y la filosofía. En los capítulos segundo y tercero, el autor realiza la misma tarea en la tragedia y comedia, por un lado, y en la prosa, por el otro. En esta parte, puede notarse cómo el uso de los términos relacionados tiene una función según el contexto en que aparecen para enfatizar la excelencia o maestría en un arte práctico y también para quien domina artes argumentativas e intelectivas. La conclusión más relevante es que en el corpus analizado no aparecen indicios de una escuela de sofistas en la Atenas clásica.
La segunda parte, titulada “Sofistas y filósofos en Isócrates y Platón” es el núcleo de la obra por cuanto aborda, a través de tres capítulos, las instancias de cambio en la familia de estas palabras. El capítulo I se inaugura con un concepto que es clave: el quiebre semántico. Platón y sus continuadores (que exageraron un tanto las ideas platónicas y hasta han podido inventar algunos dichos) difundieron una visión sobre los sofistas: estos eran maestros que cobraban altas sumas por enseñar y se contraponían a los filósofos que solo aspiraban de manera desinteresada al conocimiento verdadero. Precisamente, esta representación se contrapone al estado anterior en el cual no existía mención a una escuela sofista y menos aún la atribución de características. Así, el denominado quiebre semántico se plantea como una ruptura en la correspondencia semántica de σοφιστής y la invención de σοφιστική pero también a través de la contraposición con φιλόσοφος. La estrategia usada en esta instancia es diferente a la de las secciones anteriores ya que aquí se realiza un interesante estudio cuantitativo (se efectúa una estadística del uso de diferentes términos en distintos autores) complementado, por supuesto, por el análisis cualitativo. En los capítulos siguientes, se muestran los usos de los términos relacionados con la sofística y la filosofía en las escuelas de Gorgias y de Sócrates. Además, la parte incluye un apéndice titulado “Sócrates el sofista”. Estas palabras llaman la atención de inmediato por lo contradictorias que parecen. Ello muestra la influencia de la tradición platónica pero su lectura da cuenta de que esta caracterización del filósofo es correcta ya que se hace en el sentido de “maestro”, la acepción tradicional que surge en los análisis de la primera parte del libro. Por otro lado, el apéndice reconstruye las menciones sobre la vida y las enseñanzas de Sócrates según diversos discípulos y autores de la época ya
que, en muchos casos, son dispersas y hasta contradictorias.
La tercera y última parte, “Sofistas y filósofos en Aristóteles. Esbozo del desarrollo posterior”, al igual que las anteriores, se estructura en tres capítulos. El primero se destina a los empleos aristotélicos. El autor expone que el Estagirita modifica los sentidos básicos de σοφιστής y σοφιστική en pos de fundamentar su propio sistema. De hecho, la connotación peyorativa deviene de este filósofo más que de Platón, ya que ha sido él quien vinculó la adjetivación “sofística” con la idea de una argumentación aparente de manera abstracta y desvinculada de los personajes de la época. Así, Aristóteles no apunta contra una escuela y, de hecho, no intenta rebatir ni denunciar a los contrincantes de su maestro. Esto es lo que ha provocado que los apologistas de los sofistas se hayan orientado a refutar al maestro pero no a su discípulo. El capítulo segundo, por su parte, procura enfatizar en la forma en que el desarrollo de las palabras vinculadas a σοφιστής han tenido en época posterior. Así, también a partir de una muestra aleatoria se intenta abrir el panorama aunque, como el mismo autor menciona, el relevamiento exhaustivo es una tarea pendiente por hacer. El tercer capítulo presenta una línea de desarrollo de los sentidos de las palabras sophós y sophía desde la época arcaica hasta el siglo IV. Esta sección constituye una gran síntesis de la obra, pero también incluye nuevos aportes teóricos que permiten ratificar la tesis del libro: los sofistas son una invención platónica.
En las conclusiones, Ramírez Vidal realiza una breve síntesis de lo expuesto en su libro y focaliza en los argumentos centrales para defender la tesis que da origen a la obra. Es interesante la elección del mecanismo expositivo por cuanto innova respecto del método utilizado: en este último apartado, enfatiza en los términos más que en la cronología y luego retoma la comparativa de los principales autores.
La principal fortaleza de La invención de los sofistas es la metodología de la investigación que la sustenta y la estructura de la presentación. En cuanto a la primera, el trabajo con las fuentes es sumamente minucioso. Se analizan más de cien pasajes de diversos autores, lo que permite apreciar la amplitud del corpus. Cada pasaje transcripto es acompañado por su traducción (y los datos de la edición de donde son extraídos) y un contraste crítico del uso terminológico, lo que demuestra la seriedad de la labor. El análisis filológico brinda un sustento sólido a las conclusiones. En cuanto a la estructura, la organización en tres partes agrupadas de manera cronológica y con capítulos que permiten aclarar la comparativa por autores permite el seguimiento de las ideas con claridad.
Respecto del contenido, el planteo de la escuela sofista y la sofística con las características que la tradición occidental le ha brindado y brinda hasta la actualidad como una invención de Platón es una idea relevante en el marco de la filosofía. Las pruebas y argumentos que brinda la obra son
contundentes y permiten reflexionar y apreciar nuevamente y con un enfoque distinto los estudios sobre la sofística y los contenidos que se imparten sobre ella en la disciplina filosófica. Por ello, este libro de Ramírez Vidal debe ser leído no solo por especialistas abocados a la época, a la sofística o a los diálogos platónicos sino también por quienes de alguna manera han aprendido la clásica imagen de los sofistas que, como la obra demuestra, no es más que una representación. Finalmente, también merece ser consultada por quienes deseen realizar un análisis semejante sobre otras nociones para contrastar el campo semántico de un término ya que constituye un ejemplo metodológico relevante y pertinente.