DOI: http://dx.doi.org/10.19137/circe-2017-210103
ARTÍCULOS
Formas del stuprum en el discurso De haruspicum responso de Cicerón
Stuprum in Cicero’s speech De haruspicum responso
Malena Trejo
[IdIHCS/ Conicet - Universidad Nacional de La Plata]
[malena.trejo.mt@gmail.com]
Resumen: El presente trabajo examina la invectiva ciceroniana contra P. Clodio en De haruspicum responso, tomando como categoría central de análisis el concepto de stuprum, entendido inicialmente como deshonor resultante de una práctica sexual que mancilla la dignidad del individuo. Analizaremos el uso del léxico asociado al concepto de extralimitación en tanto elemento constitutivo de la estrategia argumentativa de Cicerón. Argumentaremos que una lectura del discurso en conexión con las descripciones disponibles de las celebraciones del Festival de la Bona Dea permite suponer que Cicerón intenta representar a Clodio como ‘excéntrico’, en tanto individuo que no pertenece a la categoría del vir ni, por extensión, a la clase política.
Palabras clave: Cicerón; Inventiva; Furor; Vir; Res publica
Abstract: This paper examines the ciceronian invective against P. Clodius in De haruspicum responso, taking into consideration the concept of sturpum meaning the loss of honour as a result of a sexual practice which demeans the integrity of the individual. We will analyse the lexicon associated to the concept of extralimitation as a constitutive element to Cicero’s argumentative strategy. We will argue that a reading of this speech in relation to extant descriptions of the celebration of the Bona Dea Festival reveals that Cicero attempted to represent Clodius as an outsider, someone who does not behave like a vir and true member of the political elite.
Key words: Cicero; Invective; Furor; Vir; Res publica
En De haruspicum responso,
Cicerón refuta la contio que Clodio había
presentado en el marco
de una asamblea popular
ca. 56 a.C. En este
discurso, Clodio habría
leído públicamente la interpretación
que los harúspices habían dado sobre
un prodigio registrado en los alrededores
de Roma: “Quod in agro
Latiniensi auditus est strepitus cum
fremitu” (Har. 20). En esta interpretación,
el colegio denunciaba el cometimiento
de cinco sacrilegios (Har. 21,
30, 34, 36 y 37) y realizaba una serie
de advertencias sobre conductas que
estaban afectando seriamente la seguridad
de la República (Har. 40, 55, 56
y 60). En la asamblea, Clodio había ligado estas denuncias y advertencias al
reciente retorno de Cicerón a Roma,
afirmando que era este regreso y la recuperación de sus propiedades en
el Palatino lo que los dioses repudiaban.
Cicerón en consecuencia refuta
las acusaciones de Clodio sobre la
piedad o impiedad de la recuperación
de sus propiedaes (1-17) y realiza su
propia interpretación de la respuesta
de los arúspices (18-63), en la que dirige
tales advertencias a la figura de
Clodio. Tanto la primera parte de la argumentatio como la segunda, que
constituye el móvil principal de todo
el discurso, busca desacreditar a Clodio
como oponente y en última instancia
como sujeto político. Para lograr
este fin, Cicerón apela de modo
recurrente a la irrupción de Clodio en
las celebraciones del rito de la Bona
Dea en el año 62 a.C., el cual culminó con un proceso por sacrilegio en su
contra (Har. 3).
En el presente trabajo, argumentaremos
que la irrupción de Clodio en
la celebración del rito no lo inhabilita
como sujeto político a posteriori, sino
que la insistencia en la presentación
de este evento busca utilizarlo como
símbolo del carácter excéntrico de
Clodio, lo que en la argumentación
de Cicerón constituye la causa primera
de su no pertenencia a la administración
de la res publica.
La figura de la Bona Dea y su
culto apenas es registrado por
la historiografía clásica, motivo
por el cual la información que de
ella tenemos es parcial y se limita a
un pequeño conjunto de fuentes, de
las cuales los escritos de Cicerón son
la principal y más extensa. De este
conjunto de registros se entiende que
Bona Dea es hija o esposa de Fauno,
aunque en autores tardíos se percibe
una confusión de su figura con otras
divinidades, como Vesta o Ceres1. En
el contexto de los fines de la República
y principios del Imperio, su rito tenía
por fin atraer o mantener la prosperidad
y el bienestar, y por extensión,
la fertilidad, motivo por el que tenía
una especial importancia en la educación
de las mujeres. Por este motivo,
las fuentes aseveran que su rito debía
ser desempeñado exclusivamente por
mujeres, al punto de que los hombres
debían permanecer fuera de la residencia
el día de la celebración y las
figuras masculinas, removidas o cubiertas.
De Cicerón se desprende que
la realización de estas ceremonias era
tan antigua como la ciudad (Har. 12)
y que su importancia era mayor para
su mantenimiento y conservación
(Har. 37).
Sin embargo, no tenemos otro
testimonio documental sobre el procedimiento
fuera de Cicerón o de historiadores
posteriores que lo toman
como fuente2, ya que, por su carácter privado, el registro documental del
rito es escaso y poco fiable3. El cruce
con evidencia arqueológica4 permite
deducir que había al menos dos formas
de rendir culto a la diosa: una
doméstica, lo que abarcaría formas
de devoción privada en una multiplicidad
de maneras de las que se
conserva poca o nula información5, y
una pública, celebrada al pie del monte
Aventino en la casa del más alto
magistrado durante la noche del 4 de
diciembre. En esta celebración oficial
se introdujo Clodio, vestido de mujer
para, según la acusación, pasar desapercibido
y así llegar hasta Pompeya,
esposa en ese momento de César.
Si las fuentes documentales son
exactas, el ingreso clandestino de
Clodio en la celebración fue un crimen
mayor en tanto implicó un enviciamiento
de la práctica y su consiguiente
nulidad6. Esto le valió a
Clodio un proceso por sacrilegio y
habilitó el trato peyorativo de Cicerón
en todos los discursos en los que
se convirtió en blanco de sus acusaciones.
En De Haruspicum Resposo Clodio es referido mediante deícticos
de segunda persona y apelativos derivados
de la esfera semántica del crimen
o el delito de tipo moral: sceler,
incestus, stuprum, y especialmente el
calificativo deterior. La consecuencia
directa de esta estrategia es la inhabilitación
de Clodio como adversario y
figura política, dado que el argumento
opera sobre un contexto por todos
compartidos: la unidad de religio y de
res publica como bases de la concordia
ordinum.
Parentibus et dis immortalibus et patriae nos primum natura conciliat; eodem enim tempore et suscipimur in lucem et hoc caelesti spiritu augemur et certam in sedem civitatis ac libertatis adscribimur. Iste parentum nomen, sacra, memoriam, gentem Fonteiano nomine obruit; deorum ignis, solia, mensas, abditos ac penetralis focos, occulta et maribus non invisa solum, sed etiam inaudita sacra inexpiabili scelere pervertit, idemque earum templum inflammavit dearum quarum ope etiam aliis incendiis subvenitur. (Har. 57)
A los padres y a los dioses inmortales y a la patria nos une, primero, la naturaleza: no solo somos dados a luz, sino que también somos aumentados por este espíritu y somos adscriptos a una sede cierta de la ciudadanía y de la libertad. Este nombre de los padres, ritos, memoria, estirpes, esconde en el nombre de Fonteio. Con su crimen inexpiable pervierte al fuego, a los sitios, a las mesas, a los sitios ocultos y que no deben ser no solo vistos sino tampoco oídos por los hombres, y él mismo incendió el templo de estas diosas con cuya obra viene en ayuda para otros incendios.
El contraste con la evidencia arqueológica,
sin embargo, muestra que
la exclusión masculina no era tan estricta
como la evidencia documental
supone. En primer lugar, el hallazgo
de inscripciones epigráficas en las
que hombres agradecen a Bona Dea
por los ruegos atendidos demuestra
que en efecto existían devotos masculinos7,
al menos en las prácticas individuales
del rito privado. En segundo
lugar, en el relato subyacente al rito, la
figura de Hércules posee un rol clave
que motivaría la participación de un
varón en su celebración8.
Como punto de partida procedimental,
asumimos que a pesar de las
contradicciones señaladas el argumento
de Cicerón no es falaz. Tratándose
de un discurso con un objetivo
eminentemente persuasivo, habría
sido contradictorio que su principal
argumento fuera en contra de los
contextos compartidos por los receptores
a los que se buscaba persuadir9.
En ese sentido, nuestra lectura
propone abordar el foco de la denuncia,
la acusación de deterior,
como antecedente de la acusación
de enviciamiento del procedimiento.
Lo que genera consenso en la ilegitimidad
de Clodio es su excentricidad
respecto del concepto de vir. Es más
relevante su participación en un rito
femenino disfrazado de mujer que
el enviciamiento del procedimiento per se, que como hemos afirmado,
es relativo. Si bien la acusación de
trasvestismo o de afeminamiento
es un lugar común en los loca de la
argumentación ad hominem10, en
Cicerón buscan construir de modo
coherente un Clodio que, excéntrico
al concepto de vir, debe permanecer
igualmente excéntrico al ejercicio de
la función pública.
Es necesario destacar en este punto
que la pertenencia a la clase política
está directamente relacionada con
el ejercicio de los valores y prácticas
asociadas y esperadas en el vir, mientras
que todos aquellos valores y acciones
que se salgan de este conjunto
forman parte del conjunto opuesto, lo
no-vir11. Para denotar este conjunto polares, se recurre al imaginario de
lo femenino, y mediante el campo semántico
a él relativo, se dará cuenta
de todos aquellos elementos que denotan
a un individuo excéntrico en
tanto no-vir.
La construcción discursiva de
Clodio se realiza en la esfera semántica
del exceso12 y desde allí se referirá a su accionar como transgresión
en términos morales.
La noción de exceso tiene dos
posibles connotaciones. Por un
lado, la idea de insania y por el otro
la de furor. Cicerón se preocupa por
usar cada uno de estos términos de
modo no equivalente13, respetando
la denotación de sus correlatos
en griego, μᾰναί en el primer caso
y μελαγχολία en el segundo. En el
caso de μᾰνία la raíz *μᾰν remite
al exceso en la conducta en tanto
pérdida del control sobre sí mismo
como consecuencia de la intervención
de una forma de lo divino. Este
es el sentido que vehicula el verbo μαίνομαι14 y el sustantivo μαντεία,
inambiguamente relativo a la posibilidad
de establecer una comunicación
directa con la divinidad. Cicerón
se asegura en consecuencia de
no utilizar en todo De haruspicum
responso el término insania.
Furor, en cambio, traduce μελαγ-χολία. En este compuesto de μέλᾱς y χόλος , “bilis o humor”, la raíz *μελ-15 mantiene el sentido de “enfermedad”,
en tanto χόλος circunscribe
el sentido a la esfera del cuerpo. De
esta forma, Cicerón evita una contraargumentación
en la que se sostenga
que la conducta extra límites de Clodio
obedece a algún tipo de comunicación privilegiada con la divinidad. Furor mantiene una semántica próxima
a la deshumanización, mientras
que en insania permanece la idea de
alienación. El primer término, en
consecuencia, moviliza sentidos intrínsecamente
negativos. A continuación,
revisaremos estos sentidos en el
discurso analizando de modo particular
el léxico seleccionado para su
denotación. Serán objeto de especial
análisis los párrafos 1-2, 4, 5, 10-11,
15, 39, 46, 50, 52.
En Har. 1, exsultantem se coordina
de modo enclítico con furentem.
La formación del compuesto sintáctico
con carácter perfectivo16 refuerza
la idea de la extralimitación: denota
la imagen de lo que se mueve libremente,
sin sentido o dirección, y por
extensión, la conducta impredecible,
lo cual es un correlato del exceso de
los lugares socialmente determinados.
En Har. 2 y 52 la misma idea
transmite ecfrenatus, lo que no lleva
bridas y que por lo tanto se mueve libre
e impredeciblemente. En los dos
casos, ambas conductas entrañan el
riesgo de la destrucción tanto del objeto ecfrenato o exsultante como del
medio en el que se mueve. Praeceps,
participando del mismo campo semántico,
refuerza la idea de aquello
que se precipita, de un movimiento
poderoso dirigido hacia algún tipo
de profundidad. Este sentido tiene su
correlato en Har. 46 furentis ac volaticos
impetus: la coordinación en coda
restringe el significado de furens a la
idea de movimiento violento y por lo
tanto amenazante. La atribución de volaticus quita la idea de dirección a impetus, o al menos la idea de constancia
en la dirección del movimiento,
reforzando la idea de imprevisibilidad.
En Har. 52 el par en coda ecfrenatus
indomitus opera como climax en
tanto ajusta la idea de “sin control”, y
la misma estrategia opera en Har. 39,
donde nuevamente una coordinación
en coda construye un climax donde
el segundo término precisa el sentido
del primero, furor atque dementia,
fuera del propio juicio17.
En Har. 4 immanis denota la idea
de monstruoso en tanto no civilizado.
El prefijo privativo in en manes denota
por extensión la urbanitas como
filiación. Así, audaciam immanem entraña la idea de lo anti-civilizado.
En consecuencia, la imagen de lo
extralimitado es lo que habilita la referencia
mediante imágenes concretas
de agentes del daño18, ya como fera en Har. 5 (pecudem ac beluam) y en
Har.1, ya como un gladiator en Har.
1. En este último caso, leemos ambos
conceptos como equivalentes no solo
como “fuerza destructora” sino como outsider: el gladiator así como la fera comparten el espacio de la arena del
circo, y por estar allí justifican la pertenencia
del romano a la sociedad, lo
cual los vuelve a ambos, por oposición, outsiders19.
Lo expuesto hasta el momento
queda explícito en Har. 39. Tanto en
este pasaje como en Har. 10, donde
se coordina distributivamente scelere y furore como términos equivalentes
e intercambiables, furor es estrechamente
asociado a la conducta impía.
Así, la noción de delito ligado a la
religión se sustenta sobre la idea de
que se excede de los límites y pone
en riesgo la organicidad del conjunto.
Por derivación, Clodio se presenta
como una amenaza para la ciudad en
términos de excesivo como extralimitado.
Como gladiator y fera, es un
outsider respecto de la urbanitas, y
sin los muros de contención del circo,
su impetus volaticus se dirige contra
el conjunto de la urbanidad. Su furor en consecuencia es un estado permanente,
causado por los dioses para
asegurar su exclusión de la urbanitas como consecuencia de su accionar
moralmente reprobable, cuyo conjunto
léxico será analizado en el próximo
apartado. En este punto, precisamos
que existe en el diseño de Clodio un
apriorismo de su condición de outsider respecto del delito por el cual fue
procesado, idea que queda explicitada en Har. 39 y que, a nuestro juicio,
constituye el centro del argumento.
La excentricidad amenazante de Clodio se realiza en primer lugar en la esfera de la vida privada y desde allí se proyecta a la esfera pública. El objetivo es enfrentar la imagen de Clodio con su concepto de optimi vires, explicitado el mismo año en Pro Sestio:
Quis ergo iste optimus quisque? Numero, si quaeris, innumerabiles, neque enim aliter stare possemus; sunt principes consili publici, sunt qui eorum sectam sequuntur, sunt maximorum ordinum homines, quibus patet curia, sunt municipales rusticique Romani, sunt negoti gerentes, sunt etiam libertini optimates. Numerus, ut dixi, huius generis late et varie diffusus est; sed genus universum, ut tollatur error, brevi circumscribi et definiri potest. Omnes optimates sunt qui neque nocentes sunt nec natura improbi nec furiosi nec malis domesticis impediti. esto igitur ut ii sint, quam tu ’nationem’ appellasti, qui et integri sunt et sani et bene de rebus domesticis constituti. Horum qui voluntati, commodis, opinionibus in gubernanda re publica serviunt, defensores optimatium ipsique optimates gravissimi et clarissimi cives numerantur et principes civitatis. (Sest. 97)
¿Quiénes son entonces estos optimates20? Por el número, si preguntas, innumerables, puesto que no podríamos permanecer de otro modo; los optimates son los líderes en los concilios públicos, son quienes siguen las premisas de estos, son los hombres de los más altos órdenes, ante quienes se abre la curia, son los romanos de los municipios y de los campos, son hombres de negocios, son incluso libertos. Su número, como dije, es extenso y variado; pero esta clase en su totalidad, para que cualquier error sea evitado, puede ser brevemente circunscripta y definida. Todos los optimates son aquellos que ni son perniciosos ni malvados de naturaleza, ni furiosos ni están impelidos por males domésticos. Resulta entonces que estos a los que tú apelaste “casta” son aquellos que son íntegros y sanos, y que están bien constituidos en sus asuntos domésticos. Los que, para gobernar a la república, sirven a la voluntad, intereses y opiniones de estos, son defensores de los optimates y al mismo tiempo ellos mismos son considerados como optimates.
Es necesario destacar cómo los apelativos relativos a Clodio serán opuestos a los que determinan qué es un optimus vir: “neque nocentes, nec natura improbi nec furiosi… et integri, et sani et bene de rebus domesticis constituti”. Se desprende que el optimus vir se define como tal por el ejercicio de la continentia en la vida privada, pues se espera que esta se proyecte luego a la vida pública. Es esta idea la que en el mismo discurso Cicerón resume con la figura del otium cum dignitate (Ad. Fam. 1. 9. 21).
a) Conducta sexual: el exceso en el plano de lo privado y el stuprum.
Cicerón en principio recurre al lugar común en la tópica ad hominem de afirmar que su adversario se viste y comporta como una mujer21. En el caso de Clodio, el argumento gana consistencia desde el momento en que efectivamente, según Cicerón, ingresó trasvestido a la ceremonia de Bona Dea.
P. Clodius a crocota, a mitra, a muliebribus soleis purpureisque fasceolis, a strophio, a psalterio, a flagitio, a stupro est factus repente popularis. (Har. 44)
Clodio por la túnica, por la mitra, por las femeniles sandalias y purpúreas cintas, por el corpiño, por el psalterio, por el escándalo, por el crimen, fue convertido en popular.
La imagen de la vestimenta femenina está estrechamente relacionada con la denuncia de practicar relaciones homosexuales:
qui post patris mortem primam illam aetatulam suam ad scurrarum locupletium libidines detulit (…) (Har. 42)
Este, después de la muerte de su padre, llevó aquella su primera juventud a los deseos de ricos bufones (…)
Como hemos afirmado, la imagen
de lo femenino nuclea a todo aquello
que puede ser penetrado por un vir.
En ese sentido, la imagen de Clodio
disfrazado de mujer, ingresando al
rito de Bona Dea coloca simbólicamente
a Clodio en el campo del novir.
La importancia del correlato radica en que, en el nivel de los contextos,
la sexualidad se piensa en términos
de una parte que ejerce el control sobre
otra, la no vir, y sobre la que, en
consecuencia, se ejerce un poder: la
parte no vir, aquella que es penetrada,
pierde el control sobre su cuerpo y,
por extensión, sobre todas las demás áreas de su vida22.
En este sentido, el campo léxico
con el que Cicerón refiere a Clodio
da cuenta de esta posición antitética.
Entre los términos utlizados, destaca
en especial el término stuprum, el
cual remite al exceso en la conducta
sexual y al deshonor producto del
desenfreno de los bajos instintos. En
Cicerón en concreto, funciona como
par antitético de pudor y de pudicitias (Langlands 2006: 283), valores esperables
del optimus vir que se define
por ejercer el otium cum dignitate.
En el discurso que nos concierne,
el uso de stuprum se utiliza por primera
vez en el parágrafo 4 para indicar el
delito cometido al haber ingresado a
la celebración de Bona Dea,
In Clodium vero non est hodie meum maius odium quam illo die fuit cum illum ambustum religiosissimis ignibus cognovi muliebri ornatu ex incesto stupro atque ex domo pontificis maximi emissum. (Har. 4)
Contra Clodio no es en verdad mi odio mayor que el que fue aquel día, cuando lo reconocí dañado por los más religiosos fuegos, vestido de mujer, echado de impuro crimen e incluso de la casa del pontífice máximo.
En un mismo argumento, confluyen
el hecho de haberse presentado
muliebri ornatu en domo pontificis
maximi, comentiendo así incestum
stuprum. El pasaje suele traducirse
como “incestuoso adulterio”23; nuestra
lectura en cambio entiende que
stupro refiere a la conducta inapropiada
consistente en vestirse de mujer
en tanto implica que él es el elemento
pasivo en un encuentro sexual con
otro, activo, que lo penetra (Langlands
2006: 121)24. Incesto, por otra
parte, refiere a la idea de “contaminación”; castus implica aquello que se
conforma según las reglas y los ritos
(Ernout y Meilliet 2001: 104), motivo
por el cual el término, en esencia,
debe ser pensado en el marco de
la referencia a las prácticas religiosas.
En el pasaje que nos concierne, el uso
es pertinente en tanto se coordina
asindéticamente el sintagma incesto
stupro con ex domo pontificis maxime mediante la repetición de la estructura
sintáctica, un locativo de origen
encabezado por ex.
Mismo sentido de transgresión en
el ejercicio del género se implica en el
parágrafo 44, ya citado. La secuencia
a strophio, a psalterio, a flagitio, a stupro permite entender que el hecho de
comportarse como una mujer es una
violación a su integridad sexual: a stupro clausurando la secuencia funciona
como valoración sobre los términos
que lo preceden.El término stuprum vuelve a aparecer
en el discurso en otras dos ocasiones,
en las que acusa a Clodio de
mantener relaciones incestuosas con
su hermana.
Quo pulvinari? quod stupraras. (Har. 33)
¿Con qué lecho? El que habías mancillado.
(…) quorum intemperantia expleta in domesticis est germanitatis stupris volutatus (…). (Har. 42)
(…) satisfecha su incontinencia, se revolcó en su hogar, en el estupro de la fraternidad (…).
El término refiere en consecuencia
en primer lugar al deshonor resultante
de una práctica sexual que mancilla
la dignidad del individuo en tanto representa
una pérdida de control sobre
sí mismo. Mantener relaciones incestuosas
es visto como una consecuencia
de la pérdida del control, propia
del carácter “femenino”25.
El tabú subyacente a la idea de sacrilegio en relación al rito de la Bona
Dea es síntoma de esta concepción
polar de las funciones sociales: quien
penetra mantiene el control, sobre sí
mismo y sobre todo lo que lo rodea;
quien es penetrado, carece de este control. Es por esto que las descripciones
del rito de Bona Dea, si bien
escasas y oscuras, giran en torno a la
semántica de la inversión, lo que autores
contemporáneos leen como una
suerte de Saturnalia y que, en términos
modernos, se puede pensar como
una carnavalización, donde lo que se
propone es la inversión simbólica del statu quo26.
b) Identidad subversiva: el exceso en el plano público
Si Clodio participa de la lógica
de la inversión, su conducta pública
va a representar una amenaza para
el orden público. Es por esto que sus
acciones delictivas son tematizadas
en el discurso en términos de exceso
y de imprevisibilidad tendientes a la
destrucción.
Clodio violat, ejerce vis sobre su
entorno con el fin de provocar un daño
en el campo de lo moral. El término etimológicamente está cargado de un
sentido sexual de tipo masculino que
se corresponde con el segundo accionar, polluere: “ensuciar o mancillar”,
tanto en sentido físico como moral,
y por extensión, “deshonrar o violar”.
Ambos términos son pensados en el
discurso como intercambiables si se
considera el uso en 24:
Ac si volumus ea quae de quoque deo nobis tradita sunt recordari, hanc Matrem Magnam, cuius ludi violati, polluti, paene ad caedem et ad funus civitatis conversi sunt, hanc, inquam, accepimus agros et nemora cum quodam strepitu fremituque peragrare. (Har. 24)
De este accionar se derivan los calificativos
aplicado a Clodio. Cicerón
comienza por definirlo como sceleratus,
cometedor de un delito de tipo
moral. El término implica la preexistencia
de un carácter moral enviciado
que podría contener en sus orígenes
un sentido religioso (Ernout y Meilliet
2001: 601). Solo después de
presentarlo como sceleratus usará de
modo explícito la idea de corrupción
con el apelativo de impurus (Har. 11)
que a su vez funciona como preámbulo
al análisis de la respuesta de los
harúspices. La primera de estas sentencias
señala: “Ludos minus diligenter
factos pollutosque” (Har. 21), que
a su vez Cicerón parafresea como “scelere polluti”. La estrategia consiste
en aplicar al accionar de Clodio el
mismo conjunto léxico que utilizan
los harúspices para señalar el delito
cometido contra los dioses.
La idea de corrupción o suciedad,
que se mantiene con el uso de impurus (Har. 11, 24, 33 y 46) habilita la
imagen de Clodio como enfermedad,
extensamente tratado en Schniebs
(2002), mediante el uso de lues impura (Har. 24)27 y pestis, “viperam illam
venenatam ac pestiferam” (Har. 50).
Los apelativos que utiliza en lo sucesivo
cruzan la idea del delito moral
con el crimen cometido en la esfera
religiosa:
si illi sunt vestri quos tu impia mente conquiris, violatis oculis legis, contaminatis manibus attrectas. (Har. 26)
Si son vuestros aquellos que tú con impía mente buscas, los lees con ojos impuros y los tocas con manos contaminadas.
Esto conduce al apelativo explícito utilizado por los harúspices: deterioribus repulsisque (Har. 56). Pocos parágrafos antes, resume las acusaciones hechas y afirma:
Habent Etrusci libri certa nomina quae in id genus civium cadere possint: Deteriores, repvlsos, quod iam audietis, hos appellant quorum et mentes et res sunt perditae longeque a communi salute diiunctae. (Har. 53)
Los Libros Etruscos tienen ciertos nombres que pueden aplicarse a esta clase de ciudadanos: “perversos” y “excluidos”, términos que ya van a oir, designan a estos cuyas mentes e intereses se perdieron hace tiempo y están separados del bien común.
Deterior aparece utilizado como
sinónimo de malo, injusto, improbo o
perverso. Si bien no se registran apariciones
de la base *ter-, el sentido del
prefijo de- permite deducir que etimológicamente
se trata de un corrimiento
o descentramiento (Ernout
y Meilliet 2001: 170). El parágrafo
57 gira en torno a la denotación del término en este contexto, y los parágrafos
siguientes, a desarrollar las
afirmaciones de este.
El fragmento es relevante por dos
motivos. Por un lado, como afirmamos,
explicita la noción de deterior
como la cualidad del que “da por
tierra/ sepulta (el respeto por) los padres,
los dioses inmortales y la patria”.
Por otro, anticipa la noción de res publica que desarrollará poco más tarde
en De re publica, en la que a partir de
la cita de Ennio “Moribus antiquis res
estat Romana virisque” desarrolla una
definción de Estado como res populi (Rep. I. 39), al populus a su vez como
lo propio de las civitates (Rep. VI. 13): “concilia coetusque hominum iure
sociati” (Rep. VI. 39). Referiría, en
suma, a lo opuesto al bonus cives que
se caracteriza por ser pius, respetuoso
de las “moribus antiquis… virisque”28 y, en última instancia, la inversión absoluta
del civis.
Los parágrafos finales del discurso
tienen por objetivo fijar el cruce de
sentidos puesto en juego: la conducta
en la vida privada determina si el
individuo se mueve o no en el marco
de la continentia29, virtud esperada
del vir que sostenga el máximo ideal
estoico de la ataraxia; el exceso en la
vida privada tiene un correlato directo
en la vida pública, y tanto los libros
sibilinos como la respuesta de los
harúspices advierten sobre el peligro
que individuos furentes representan.
Es esta idea de exceso a priori la que moviliza el catálogo de delitos en el
parágrafo 42.
El catálogo de contravenciones
producto del exceso incluye tanto
eventos de la res privata que implican
fallas en las mores30 como eventos
de la res publica, entre ellos, haber
establecido alianzas con Catilina, en
concreto, haber aceptado dinero de
Catilina31, lo que lo coloca en un lugar
de deterior incluso más marcado,
desde el momento en que en In Catilina 2. 25 definió a Catilina a su vez
como deterior, articulando alrededor
de este concepto los pares antitéticos
que hemos analizado en De haruspicum
responso.
ex hac enim parte pudor pugnat, illinc petulantia; hinc pudicitia, illinc stuprum; hinc fides, illinc fraudatio; hinc pietas, illinc scelus; hinc constantia, illinc furor; hinc honestas, illinc turpitudo; hinc continentia, illinc libido; hinc denique aequitas, temperantia, fortitudo, prudentia, virtutes omnes certant cum iniquitate, luxuria, ignavia, temeritate, cum vitiis omnibus . . . in eius modi certamine ac proelio nonne, si hominum studia deficiant, di ipsi immortales cogant ab his praeclarissimis virtutibus tot et tanta vitia superari? (in Cat. 2. 25)
Pues de esta parte lucha el pudor, de aquella la petulancia; de esta la dignidad, de aquella la desvergüenza; de esta la lealtad, de aquella el fraude; de esta la piedad, de aquella el crimen; de esta la constancia, de aquella el furor; de esta la honestidad, de aquella la indecencia; de esta la continencia, de aquella el deseo; de esta finalmente la equidad, la temperancia, la fortaleza, la prudencia, todas las virtudes luchan contra la inequidad, la lujuria, la indolencia, la temeridad, contra todos los vicios (…) ¿Acaso en un certamen y en un combate de estas características, aunque fallara la dedicación de los hombres, los mismos dioses inmortales no determinarían que tales y tantos vicios fueran superados por las más distinguidas virtudes?
En este trabajo, hemos intentado
salvar la tensión entre la versión
ciceroniana de las celebraciones
de la Bona Dea y la evidencia documental
que se mostraba inicialmente
como contradictoria. Para ello, buscamos
reconstruir la base conceptual
sobre la que opera el argumento. En
primer lugar, postulamos que el discurso
diseña un blanco a partir de
la figura de Clodio sobre el campo
semántico de la extralimitación, y
para demostrarlo, analizamos en el
discurso el uso de los términos a este
campo asociados. En segundo lugar,
definimos los rasgos del conjunto vir,
al cual Clodio sería ajeno como consecuencia
de aquellos rasgos presentados
como excéntricos en el primer
paso de nuestra argumentación. Finalmente,
se ha observado que la no
pertenencia al conjunto de vir conlleva
la no pertenencia a la clase política,
vista a la luz de los conceptos que el
discurso ciceroniano presenta como
determinantes para la definición de la res publica.
Como consecuencia de este desarrollo,
entendemos que la importancia
de la acusación supera el evento
puntual de haber profanado la celebración
del rito de Bona Dea, y por
ese motivo la mención a este episodio
se abandona tempranamente en el
discurso y no vuelve a ser retomada.
El objetivo del discurso, además de
neutralizar a Clodio como adversario,
es realizar un llamado de atención
sobre la optimatium discordiam dissensionemque (Har. 40), para lo cual
diseña una definición de optimas, determinado
por la continentia, aquello
que define al vir y que garantiza los
límites del conflicto para salvaguardo
de la res publica. Es por esto que Cicerón
incluye en el conjunto de los boni
cives a los Gracos (Har. 41), quizás
para escándalo del auditorio.
Recuperando la hipótesis de nuestro
trabajo, las afirmaciones de Cicerón
acerca de los modos en que se
celebra el rito de Bona Dea obedecen
más a la construcción del argumento
que a la performance real en tanto
utiliza ese escenario para representar
simbólicamente la división tajante de
espacios que organizan la sociedad en
un conjunto polar. Para el auditorio
de Cicerón, es más relevante la imagen
de Clodio comportándose como
mujer en un espacio de mujeres que
la profanación de los ritos, especialmente
si se tiene en cuenta que en la
práctica, la separación de aguas en
cuanto a quiénes rendían tributo a la diosa no parece haber sido tan clara.
Lo que sí es seguro, en consecuencia,
es que Bona Dea representaba para el
auditorio la inversión del statu quo en
tanto habilitaba un espacio en el que
los sujetos subalternos imponían las
normas de funcionamiento del campo32.
Si Clodio se desplaza a ese campo,
y ajusta su conducta a esa lógica,
necesariamente queda excluído del
conjunto de los boni cives.
Notas
1 Cfr. Lactancio, Div. instit. III. 20. 3-4; Brouwer (1989: 239).
2 “Moreover, apart from the speculation of individual authors, other influences obscure the picture one would like to form of the mysteries. For example, there is Cicero’s influence upon subsequent authors. The excitement shown by Cicero about Clodius’ intrusion during the celebration of the mysteries in Caesar’s house caused the fabula Clodiana to become a cliche in subsequent literature” (Brouwer 1989: 360).
3 La prohibición de la participación masculina en las celebraciones dificultó su registro desde el momento en que eran hombres los que poseían el monopolio de la escritura y de la conservación de documentos. Cfr. Brouwer (1989: 359).
4 Cfr. Brouwer (1989); Mastrocinque (2014).
5 Para una lista completa de fuentes documentales y evidencia arqueológica recopilada hasta el año de edición, cfr. Brouwer (1989).
6 Nuestro marco teórico para la semántica del rito es la teoría de los actos de habla. Cfr. Austin (1962).
7 Vid. transcripciones en Brouwer (1989: 260-261). Cfr. Arnhold (2015).
8 Cfr. Mastrocinque (2014: 52 ss.). La arquitectura de los santuarios de Bona Dea también es informativa: si bien la evidencia arqueológica muestra que los templos de Bona Dea eran recintos con muros (por ende, rito secreto), eso no quiere decir prohibición de hombres, sino de extraños (Brouwer 1989: 239-240).
9 Cfr. Beard (2012). Extrapolamos el razonamiento del argumento allí defendido en relación con la autoridad de Cicerón para oficiar como intérprete de un portento (p. 38). Al mismo tiempo, recuperamos Tibulo, 1. 4. 21-24: Bona Dea usada como excusa femenina para tener encuentros con sus amantes. La forma de la presentación permite inferir que como estrategia era un lugar común, y que por lo tanto la relación entre Bona Dea y la infidelidad era un contexto compartido por el auditorio.
Exibit quam saepe, time, seu visere dicet sacra Bonae maribus non adeunda Deae. At mihi si credas, illam sequar unus ad aras: tunc mihi non oculis sit timuisse meis
10 Apelación al trasvestismo como lugar común en el conjunto de figuras utilizadas ad hominem. Cfr. Leach (2001); Corbeil (2015).
11 “Thus the concept of stuprum is intimately connected with the distinction between men’s slaves (who have no real pudicitia to lose, and are thus fair game for their sexual advances) and their fellow freeborn Romans who are protected by the concept ofpudicitia). The position of freedmen and freedwomen in this scheme is, not surprisingly, as ambivalent as was their position in Roman society generally: as free Roman citizens (called libertini) they ideally enjoyed a protection from stuprum, yet as former slaves they were traditionally held to be in a special position of subordination and dependence with regard to their former masters (called their patroni), a dependence often described in terms of the concept of officium or ‘moral duty’” (Craig 1999).
12 Schniebs (2002-2003) destaca cómo Cicerón construye al sujeto denunciado como un agente agresor cuya acción se denota mediante términos del campo léxico de la destrucción y el aniquilamiento, su accionar, como un crimen, y los modos en que se concreta la agresión remiten a tres variantes: la enfermedad, el ataque humano y el ataque animal. Creemos que esta estrategia participa del conjunto mayor del “exceso”, motivo por el cual el proceso de razonamiento desarrollado en nuestro trabajo debería ser puesto a prueba en otros discursos análogos en objetivos del corpus ciceroniano.
13 Cfr. Ernout y Meilliet (2001 [1932]: 262).
14 Uno de sus usos aparentemente no compatibles con lo que afirmamos es “estado de ebriedad”. Sin embargo, tal estado se considera una manifestación de Dioniso / Baco, lo cual salva el escollo.
15 En sentido recto μέλᾱς significa “negro” u “oscuro”, pero connota la idea de “desconocido”, de misterio que entraña un peligro y por extensión,“muerte”.
16 Cfr. Torrego Salcedo (2004).
17 Los calificativos ecfrenatus e indomitus remiten a su vez al campo semántico de la fera (cfr. Schniebs 2002-2003): ecfrenatus como forma participial de effreno, quitar las riendas a un caballo, e indomitus, de sentido transparente en castellano, refiriendo por extensión a individuos que se comportan como animales que no pueden ser domados. El uso de ambas formas calificativas en este punto, junto con las formas fera y belua, expulsa la imagen de Clodio no solo del campo del vir, sino también, en un gesto hiperbólico, fuera del homo.
18 Cfr. Schniebs (2002-2003).
19 Cfr. Hopkins y Beard (2005: 75 ss.). “Some Roman writers refer to standard gladiatorial fare as ‘sagina’, ‘stuffing’- a characteristicallly snobbish disdain for humble food, and at the same time hinting unpleasantly at similarity of the fighters to dead animals” (ibid., 76).
20 Respetamos el término en latín a modo de concepto. El mismo implica la idea de ser “el mejor de un conjunto”.
21 Cfr. Langlands, R. (2006: 284).
22 Cfr. Langlands (2006: 120-121); Edwards (1998: 60); Craig (1999: 132).
23 Cfr. Baños Baños (ed.) (1994: 218).
24 Craig (1999: 96) dice: “Roman writers often use the term stuprum to describe the offense consisting in the violation of the sexual integrity of freeborn Romans of either sex”.
25 “The apparent incoherence of accusations of effeminacy —the same people are accused of being both sexually passive and sexually insatiable— makes more sense if we look at effeminacy —‘being like a woman’— as a wholly negative term when applied to men. Whatever qualities were undesirable in a male member of the Roman elite were termed ‘feminine’” (Edwards 1998: 81).
26 Cfr. Bajtin (1984 [1965]).
27 No descartamos que lues se utilice por primera y única vez en este duscurso por motivos puramente estilísticos, dado que el sintagma que lo incluye está afectado por una aliteración de líquida para reforzar la relación entre la advertencia de los harúspices en relación a los juegos, ludos, y la participación de Clodio en ese episodio: “ut eos ludos haec lues impura pollueret” (24).
28 “Moribus antiquis res stait Romana uirisquc”. Verso que toma de los Anales de Ennio y con el que abre el libro V de De re publica.
29 Cfr. Langlands (2006: 283).
30 “(…) primam illam aetatulam suam ad scurrarum locupletium libidines detulit, quorum intemperantia expleta in domesticis est germanitatis stupris volutatus (…)”. (Har. 42).
31 “(…) a Catilina pecuniam accepit ut turpissime praevaricaretur”. (Har. 42)
32 Cfr. Bajtin (1984 [1965]).
Bibliografía
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Recibido: 11-03-2017
Evaluado: 02-06-2017
Aceptado: 08-06-2017