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a menos que se indique lo contrario.
PRESENTACIÓN
La creación del Anuario fue un proyecto concebido hace veinte años por la Facultad
de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa, con el objetivo de
fortalecer la investigación científica y brindar un espacio permanente para la publicación
de trabajos de sus investigadores/as, docentes, graduados/as y estudiantes.
Pensado como un ámbito de estímulo para quienes comenzaban a transitar el
camino de la investigación, no descuidó por ello la rigurosidad de los procesos de evaluación
y edición, y se constituyó en un espacio de socialización de las diversas temáticas
abordadas en los proyectos de investigación acreditados por la Facultad. Cada
una de sus Directoras –María Herminia Di Liscia, Marta Elena Alesso, Lidia Raquel
Miranda, Nora Beatriz Forte y María de los Ángeles Lanzillotta-, acompañadas por sus
respectivos equipos de redacción, le imprimieron un sello propio, aunque todas ellas
se mantuvieron fieles al estilo y los objetivos institucionales de la publicación.
En los últimos años, el Anuario se transformó en una revista digital y realizó un
esfuerzo extraordinario por adecuarse a los nuevos y cada vez más demandantes parámetros
de indización y edición científica. El cambio más reciente fue la apertura de
manera sistemática a la recepción de trabajos externos a la FCH, lo que enriqueció la
circulación y valoración de la publicación, además de incentivar nuevas vinculaciones
con otras universidades.
Aunque desde el momento de su creación la Facultad ha incorporado nuevas
revistas en el marco de los distintos institutos de investigación, especializadas en
áreas temáticas particulares, el Anuario ha mantenido su carácter interdisciplinar y
abierto a la diversidad de temas y enfoques.
Asimismo, un aspecto no menor, que permite sostener la misión y objetivos de
la publicación, es la conformación plural de sus Consejos Editor y de Redacción, en los
que participan representantes de todos los Departamentos de la Facultad de Ciencias
Humanas, quienes colaboran con distintos aspectos del proceso de edición y tienen
un papel activo en la toma de decisiones.
Desde la Facultad de Ciencias Humanas se ha sostenido la continuidad de la publicación
del Anuario, tanto mediante la gestión de su financiamiento como de una política
de fortalecimiento que impulsó su adecuación a los nuevos parámetros de calidad exigidos
a las publicaciones de científicas, y también acompañó el proceso de su incorporación
al Portal de Revistas Académicas y Científicas de la UNLPam como revista digital.
En un contexto particular, como son los 60 años de creación de la Universidad
Nacional de La Pampa y el Centenario de la Reforma Universitaria de 1918, la Facultad
de Ciencias Humanas celebra los veinte años de vida del Anuario y renueva el compromiso
de sostener este espacio de publicación colectivo, democrático, interdisciplinario
y con una fuerte identidad institucional, para la socialización del conocimiento
científico crítico y riguroso, y la formación de nuevas generaciones de investigadores/
as en ciencias sociales y humanas.
Paula Inés Laguarda
Secretaria de Investigación y Posgrado
Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa
Sabido es que las conmemoraciones son acontecimientos que permiten a los
grupos sociales actualizar su memoria y, a partir de allí, reproducir y afianzar o
cuestionar y problematizar sus identidades. Son ocasiones en las que la sociedad
mira hacia el pasado y se proyecta al futuro desde el presente.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, ‘conmemorar’ significa “recordar
solemnemente algo o a alguien, en especial con un acto o un monumento” y “celebrar
una fecha importante”. Ambas acepciones envuelven varias ideas. Por una parte,
una conmemoración es un ejercicio de memoria en la interacción de dos momentos
distintos: la comunidad busca connotar el presente desde el pasado y hacer del recuerdo
un espejo en el cual descubrirse e impulsarse al futuro. Por otra, como ese
trabajo de memoria se realiza a través de un acto, un monumento o una celebración,
la conmemoración constituye una expresión de agradecimiento pública o colectiva
por los bienes recibidos: de hecho, ‘conmemorar’, del latín conmemoro, es “evocar algo
o a alguien en el discurso”, “mencionar”, y también “colocar en el registro”; en pocas
palabras, es recordar socialmente.
Con el pensamiento en esta definición escribo estas líneas en el vigésimo aniversario
del Anuario de la Facultad de Ciencias Humanas, publicación en la que me
desempeñé como Secretaria de Redacción en sus inicios. Se trata de un aniversario
que no ocurre aislado: constituye uno de la serie mayor que integran también los
60 años de la creación de la Universidad Nacional de La Pampa y el centenario de la
Reforma Universitaria de 1918. Esta secuencia de acontecimientos que en el presente
año nos interpelan puede ser considerada como fenómeno colectivo de conmemoración
que busca rememorar y actualizar una herencia histórica particular en el contexto
sociopolítico actual que enfrenta la educación pública en nuestro país.
En tal sentido, más que aportar imágenes o recuerdos personales del trabajo
en el Anuario, allá por 1998, junto a Yoyi Di Liscia y Andrea Lluch y, años más tarde,
con otras colegas –qué claro que los tengo– prefiero preguntarme (y preguntarnos)
por el valor que tiene evocar los orígenes de la publicación que más genuinamente
representa a la comunidad de la Facultad de Ciencias Humanas. Este ejercicio implica
ubicar, en principio, la génesis de la revista en los años noventa, hacia fines de la gestión del decano Jorge Saborido, momentos en que la Facultad, a través de su
Consejo Directivo y de los miembros de su comunidad en general, dio su apoyo a una
iniciativa que perduraría en el tiempo: la creación y financiamiento de un anuario que
recogería la producción académica de docentes, graduados y estudiantes propios luego
de someterla a la evaluación de expertos externos para garantizar la calidad y rigurosidad
de los trabajos. Dicho mecanismo se fue aceitando con el tiempo, así como se
fueron ampliando los alcances de las contribuciones y se fue modernizando la labor,
casi artesanal, que realizábamos directora y secretarias junto al consejo editorial para
recopilar, revisar, corregir y editar los escritos. Lejos han quedado esas formas de
trabajo, pues los medios electrónicos y los distintos portales de revistas exigen a las
publicaciones otras prácticas y otros plazos. Pero el esfuerzo colectivo y el afán por la
excelencia persisten, y eso es lo que cuenta.
Otro rasgo que se mantiene, y a mi criterio es uno de los más relevantes para
mencionar aquí, es el espíritu democratizador del Anuario. En efecto, la apertura del
espacio de publicación a todos los claustros es una marca de nacimiento indeleble,
que pone de manifiesto una ideología fundamental, que yo llamo ‘del bien común’,
que motivó su creación: la revista ‘es’ de la Facultad no solo porque la institución
la solventa con su presupuesto sino, esencialmente, porque la ‘hacen’ sus docentes,
estudiantes y graduados y la destinan a todo el arco académico nacional. Creo, y lo
digo por experiencia, que trabajar y publicar en el Anuario es un acto de entrega, de
generosa entrega, de lo que somos y de lo que sabemos hacer a todos los que lo
quieran recibir.
Para finalizar, no puedo dejar de resaltar que las motivaciones que dieron origen
al Anuario están más vigentes que nunca. Ciertamente, la revista fue una pionera
en su género en nuestra Universidad y en nuestra región, en una época difícil para
formarse con estudios de posgrado, investigar y publicar. El Anuario ayudó a canalizar
esas inquietudes. Y vinieron tiempos mejores, en los que obtuvo importantes
categorizaciones y recibió contribuciones desde todo el país. Hoy volvemos a padecer
muchas restricciones en el ámbito académico-científico, pero el Anuario no baja los
brazos y ofrece su espacio gratuito para las investigaciones de calidad. Con ello se
afirma como referente indiscutido de la Universidad Nacional de La Pampa y honra
con acciones concretas el legado reformista de 1918, abogando por una universidad
pública, gratuita, laica y de excelencia.
Lidia Raquel Miranda
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad Nacional de La Pampa, Facultad de Ciencias Humanas, IDEAE.
Como es conocido, los aniversarios suelen ser momentos de retrospección, de
mirar lo recorrido, pero también de proyección, de pensarse hacia el futuro.
Cumplimos 20 años y se nos presenta la oportunidad para agradecer el acompañamiento
de quienes contribuyeron con valiosas publicaciones, como así también la ocasión para reconocer el apoyo institucional brindado por las autoridades de la
Facultad de Ciencias Humanas y el compromiso sostenido de los distintos equipos
de trabajo que durante estos años han llevado adelante su publicación: directores,
miembros del comité editorial y de redacción, evaluadores. Cada cual en su función
ha hecho posible que el Anuario crezca, mejore y se posicione en el ámbito de las publicaciones
académicas. La larga trayectoria nos ha permitido aprender, reformular
tareas y, en especial, fortalecer lazos que redundan en calidad institucional.
Quienes participamos en distintos periodos de la revista sabemos que nuestra
tarea es silenciosa y que tiene como principio un sentido de cooperación e intercambio,
de constante labor interdisciplinar, pues el Anuario es receptor de la riqueza y
variedad de temáticas, enfoques y perspectivas que exponen las multifacéticas áreas
de investigación desarrolladas en la actualidad en las Ciencias Humanas.
Con el objeto de abrir otros caminos y trazar nuevos horizontes de recepción,
el Anuario –que en sus inicios fue concebido como un espacio de publicación exclusivo
para investigadores, docentes, graduados y estudiantes de nuestra Facultad– se
ha abierto a la comunidad científica más amplia, adaptándose a los requerimientos
de la virtualidad y sumando sus beneficios, la visualización y la difusión mayor de los
textos. En consecuencia, la apertura ha sido otro paso importante que hemos dado:
en nuestra publicación confluyen artículos y reseñas de colegas de otras facultades
y universidades. Esto posibilita la formación de redes de trabajo e intercambio más
fructíferas y en esa línea avanzamos.
Este aniversario nos encuentra en un contexto particular, de conmemoración
de la Reforma Universitaria de 1918 y del 60° Aniversario de la Universidad Nacional
de La Pampa. Pero como otras tantas veces, también nos envuelve un entorno de
crisis política y económica, y de lucha en defensa de la universidad pública y gratuita.
En este sentido, entendemos que las revistas, boletines, publicaciones que genera la
universidad pública constituyen espacios legítimos y legitimadores de las prácticas
universitarias y de los derechos conquistados por la Reforma hace cien años, pues
permiten la difusión del conocimiento a través de la puesta en debate de los distintos
enfoques, la socialización de nuevos aportes y promueven el diálogo abierto con la
sociedad.
Si el Anuario es un reservorio de textos que permiten leer las tendencias y las
tensiones de la investigación en el ámbito de las Ciencias Humanas en las últimas
dos décadas, el revés de su lectura nos permite entender de qué manera las revistas
académicas de las universidades públicas constituyen espacios indispensables para la
producción, circulación, difusión y democratización del conocimiento, al tiempo que
conforman un gesto de resistencia.
Equipo de redacción del Anuario