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RESEÑAS
AA.VV, Mujeres del viento. Historias de vida de mujeres de la Línea Sur de Río Negro, FiskeMenuco/General Roca, Fondo Editorial Básico, IFDC-General Roca, 2018, 224 páginas.
Como indica su título, la obra recopila historias de vida de mujeres de la Línea Sur de Río Negro, Argentina. Una extensa región al sur de la provincia, territorio donde lo que domina el paisaje son las mesetas y la estepa, acompañadas de un mundo preponderantemente rural y una escasa población que se dedica a la producción lanera. Pero esta compilación es hecha de un modo particular, ya que los relatos que la conforman, algunos narrados en primera persona, otros en tercera, son ficcionales, escritos a partir de las narraciones vitales de cada una de las dieciocho mujeres que son sus protagonistas.
En las primeras páginas de este libro, que fue pensado, escrito, editado y encuadernado colectivamente, se detalla la historia que le dio origen. En el año 2017, en el “Taller de Tejido” del Servicio de Salud Mental Comunitaria y Servicio Social del Hospital del municipio de Los Menucos, las mujeres que asistían comenzaron a relatar y compartir fragmentos de sus vidas. Luego, otras mujeres y varones que se sumaron desde distintos puntos de la Línea Sur, entrevistaron a dieciocho mujeres de la zona que les abrieron las puertas de sus casas y de sus historias de vida. Más tarde, en el marco de un Curso de Formación Permanente, docentes y estudiantes del Anexo Los Menucos del Instituto de Formación Docente Continua de FiskeMenuco1 escribieron los relatos que conforman el libro, usando como “materia prima” las entrevistas.
A medida que transcurren las páginas de la obra, es posible ir adentrándose en la vida de estas mujeres. De ellas, conocemos el nombre de quince:Celedonia, Feliciana, Kenia, María Rosa, Victorina, Romina, Antonia, Rosenda, Teolinda, Edith, Adelaida, Isabel, Juanita, María y Marta. Las restantes tres, por su propia decisión, se mantienen en el anonimato. Cada una de todas ellas protagoniza dos relatos breves, excepto en los casos de Antonia, con tres relatos, y Marta, con uno solo.
Si bien al principio del libro se señala el carácter ficcional de los relatos, sus autores y autoras no por ello ocultaron realidades innegables de la vida de las mujeres en la Línea Sur rionegrina. Por el contrario, son esas mismas realidades el verdadero escenario donde transcurren las historias. Las escrituras ponen en evidencia las condiciones de desposesión histórica, las múltiples opresiones y violencias que sus cuerpos soportan día a día: la patriarcal, la estatal, la colonial, la racista, la capitalista. Pese a la diversidad de mujeres que se retratan, con sus variados lugares de origen, edades, trabajos, papeles familiares o comunitarios e incluso preferencias sexuales, igualmente portan líneas comunes, transversales.
El eje fundamental que atraviesa la gran mayoría de los relatos, si no todos, es la maternidad. Se reiteran infancias que pronto y abruptamente dejan de serlo, convirtiéndose en adultas, esposas y madres, por ejemplo, a los quince años de edad. Jóvenes que inician vidas en las que abundarán los nacimientos y, pese a ello, también la soledad. Porque los varones, como esposos y padres de los hijos e hijas de esas mujeres, poco aparecen. Y cuando lo hacen, es reiteradamente en la figura del violento o de aquel que abandona a la familia. Ante esta situación, son las madres las que se convierten, más a la fuerza que voluntariamente, en el pilar que sostiene el hogar, que lo mantiene vivo y funcionando.
También las narraciones reflejan que “eso que llaman amor, es trabajo no pago”. No sólo en muchas ocasiones el ser madres y esposas les significó abandonar o dejar de lado sus sueños y proyectos ante la necesidad de hacerse cargo de sus hogares. Es además un trabajo de supervivencia en las condiciones de abandono en que viven, un trabajo duro y cruel. Pero, a la vez, no todo esresignación. Porque los anhelos pueden variar, convertirse en un nuevo objetivo: que hijos y, sobre todo, hijas no repitan sus mismas historias. Entonces, estas mujeres se convierten en luchadoras por el futuro de sus descendientes, aunque ello se vislumbre complejo y lleno de obstáculos. Aunque no siempre pueda lograrse.
Estos obstáculos aparecen en buena parte vinculados a la lejanía de las instituciones del Estado, o a una vida que sólo tiene cercana su control y disciplinamiento. Se reitera la ausencia de asistencia social frente al frío y el hambre, moneda corriente en estos parajes. Aparecen los dilemas entre pretender cambiar las historias de vida familiares, sabiendo que para ello se debe estudiar, y haber vivido en carne propia el silenciamiento y la crueldad escolar. Se expresa una marcada desconfianza hacia la justicia, que no sólo actúa a favor de apropiadores de tierras, sino que ignora las denuncias de golpes y abusos sexuales.
El frío del clima, al que los relatos presentan como rasgo profundo de la Línea Sur, en una íntima hermandad con el viento azotador, es acompañado del frío humano. Y también de las distancias, que no son sólo del paisaje, también afectivas y de oportunidades. Muchas de las historias están marcadas por el desarraigo familiar.Porque los varones debieron ir a trabajar lejos, incluso en otras provincias.Porque las mujeres deciden irse de su propia casa debido a que esa es la única alternativa que poseen para escapar de las violencias diarias. Porque ellas y sus familias deben migrar a otras ciudades buscando estudiar, trabajar, crecer, mejorar la situación familiar. Y pese a esos traslados, constantemente mantienen los anhelos de retornar, motivadas por los lazos que han quedado en el pueblo natal. Más temprano o décadas después, pero volver. Sobre todo, porque han de retornar para salvar a hijos e hijas.
Es así que Mujeres del viento constituye una obra interesante, de lectura fluida y amena, que entrelaza lo literario con la vida diaria. No pretende realizar un análisis en perspectiva de género de las historias o las condiciones de vida que se relatan, su interés es otro. El libro da voz y rescata la vida de estas mujeres de la Línea Sur rionegrina, algo más que destacable ya que es muy poco usual escucharlas hablar, pocos espacios para hacerlo tienen. Esto es, a mi juicio, lo más poderoso y potente de la obra, el mayor motivo por el cual habría que acercarse a leerla.
Además, es interesante que no sólo las protagonistas sean mujeres de la región, sino también la gran mayoría de quienes escribieron los relatos ficcionales. En los escritos es posible percibir cómo las voces de unas –entrevistadas- y otras –escritoras- se van entretejiendo, haciendo que quien lee se pregunte cuántas de las vivencias relatadas como parte de un pasado supuestamente lejano son compartidas por todas ellas en este presente. Pero por este enlazamiento quedan asimismo otras dudas: ¿cómo habrán relatado las mujeres entrevistadas sus propias vidas? Si pudieran, ¿cómo escribirían estas historias? Inclusive, queda el deseo de saber cuál es el sonido de sus voces.
Magalí Mayol,
Facultad de Humanidades,
Universidad Nacional del Comahue
Notas
1Ambas sedes están ubicadas en localidades de la provincia de Río Negro: el anexo en el municipio de Los Menucos y la sede principal del IFDC en la ciudad de General Roca. La denominación de FiskeMenuco refiere a esta última, siendo la forma en que los pueblos originarios nombran a ese lugar. Se ha decidido sostener este segundo nombre en la reseña debido a que es así como las y los autores del libro se refieren a la ciudad.