RESEÑAS
Lassalle, Ana María
Prepárate a derrotar al viento. Santa Rosa: Pitanguá, 2015, 104 págs.
En el ámbito cultural de la provincia de La Pampa, y específicamente de Santa Rosa, la figura de Ana María Lassalle se perfila, a partir de la literatura, como representativa de un cierto paradigma intelectual configurado en distintos itinerarios, desde la narrativa y la poesía a la clave historiográfica de sus testimonios documentales, intervenciones referidas a los estudios de género e investigaciones de índole sociohistórica. Fue, sucesivamente, integrante de la Joven Poesía de 1957 y fundadora de la librería La Señal, en Santa Rosa; narradora de “La tumultuosa despedida de Willy el Elegante” y “No te olvides de Serafín (1992); coautora de Trillar era una fiesta (1995), de El largo viaje de Mme. Soulié. Protagonismo de una educadora francesa en Santa Rosa, 1914-1924 (1989) y de Verano del ’72: la gran huelga salinera. Memorias, género y política (2010); intervino en la compilación de Arando en el desierto. Itinerario fotográfico de la colonización francesa en Telén. Pampa Central, 1900-1914 (2001); coeditó Esta fue mi vida. No se la deseo a ninguna. A propósito de la ‘Narración de mi vida 1884-1937’ de Anaís Vialá (2002) y de Al Oeste del paraíso. La transformación del espacio natural, económico y social en la Pampa Central (siglos XIX-XX) (2007); compiló La Santa Rosa imaginada en 1902. Solicitud de los vecinos de La Pampa Central pidiendo sea nombrada capital definitiva a Santa Rosa de Toay (2003), y escribió, además, numerosas notas relativas a la inmigración francesa en La Pampa.
Prepárate a derrotar al viento, selección de textos escritos durante 1980 y 1990, es su tercer libro de poemas, y a la distancia, comparándolo con los dos anteriores (La Pampa y yo, de 1959 y Tiempo de andar, de 1964) se advierte, en primer plano, un temperamento que arraiga la experiencia de vida a la percepción de un paisaje, lo que a su vez implica la conciencia y la indagación de una provincia a través de su paisaje: monte o ciudad, llanura o cielo interminable, es La Pampa, bajo todos los nombres, como indicio o reminiscencia, como presente, en cualquiera de sus dimensiones.
Pero uno de los anclajes más potentes de este libro consiste en la enumeración de la ciudad, intemporalmente amada, invocada y evocada a través de la historia familiar y de la presencia de esos antepasados puestos en escena, vivientes, imágenes móviles contra la imagen de una primera Santa Rosa con sus migrantes y sus corporaciones y su aire fundacional, casi de aldea.
Otra de las aristas de este poemario breve, templado, medido y esencial, remite a un claro gesto de género y una poetizada manera de aludir al amor, ironizando; un modo de narrar –como la lírica puede hacerlo, en sus límites retóricos– la naturaleza de su propia relación amorosa, el desafío y la independencia de la voz que seduce pero al mismo tiempo interpela. Evitando esa melancolía que imponen a veces el tiempo y la ausencia, hablar en tiempo presente de una historia ya vivida necesita de la fuerza y hasta de la versión paródica para construir su tensión más creativa y sostener el signo de su permanencia. Tal vez el continuo discurso, el diálogo con el hombre o con ella misma en torno a él, lo mantenga vivo en los ámbitos compartidos o en la libertad del aire y la intemperie. Es lo que da a entender en “El historiador” o en “Lo vi llegar en su caballo blanco”; y de ese desafío erótico habla el título del libro y su primera página, “Intrusos”.
También propone la autora un una mirada hacia la última franja de siglo XX y los acontecimientos políticos y sociales del país, puntualmente señalados y criticados con amargo y ácido humor en “El otoño del 82” y “La casa en orden”.
Algunas páginas se detienen en la vida cotidiana, las sensaciones con que una mujer, en el ámbito de su casa, construye sus rutinas con la misma trama que sus poemas. Y aparece después, casi diríamos, cronológicamente, esa alusión familiar convertida en cancionero, que va desde las grandes abuelas del pasado a la rama verde de la descendencia.
Como todo texto literario, los hilos conductores del lenguaje recorren el espacio sensorial y determinan la reverberación o la opacidad de la semántica propuesta. Y es aquí donde Ana Lassalle demuestra la seguridad de su oficio, rescatando, con los ritmos de la palabra y la percusión del verso, episodios, retratos, realidades que de este modo, metafórico, sutil, cautivante o sarcástico, alcanzan su dimensión más definida y se expanden en el plano simbólico.
Si bien en cada uno de estos poemas reside una visión original, figurativa, histórica o actual, la propia dinámica literaria convierte la materia real en mítica, los personajes en héroes de una pequeña epopeya cotidiana, y el viaje citadino en travesía fantástica.
Por el lugar que viene a ocupar en el espectro general de sus trabajos, Prepárate… resignifica seguramente los episodios centrales de la biografía de Ana Lassalle. Y al tiempo que se convierte en su documento lírico, su sello existencial, genera una luz diferente para volver a leer y a interpretar la poesía de la región y de la provincia, desde aquellos tiempos inaugurales de la primera Joven Poesía de 1957.
Estos son sus dominios y este su territorio en el mundo de las representaciones.
Pero más allá de los aspectos temáticos y estilísticos reseñados, acaso lo interesante del libro sea la ráfaga liviana y joven que recorre los tiempos de la vida y los estados del alma encerrados en sus páginas. En todo momento se percibe esa ráfaga: desde las impresiones a las figuras del lenguaje, desde el latido original a la letra que lo convertirá en memoria.
Dora Battiston
Prof. Consulta de la Universidad Nacional de La Pampa. Directora del Instituto de Estudios Clásicos, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa