RESEÑAS
Rosa Cobo
Hacia una nueva política sexual. Las mujeres ante la reacción patriarcal. Madrid, Los Libros de La Catarata, 2011, 234 páginas
En esta obra Rosa Cobo efectúa replanteos teóricos acerca de la nueva política sexual así como sugerencias y estrategias para responder a la reacción patriarcal en estos tiempos.
El objetivo de la autora es desentrañar las razones que generan esta reacción considerando que existen amplios sectores intolerantes y fanáticos en el contexto patriarcal contemporáneo que consideran como “heridas” los logros y ampliación de derechos que hemos tenido las mujeres.
El texto está organizado en tres ejes: la explotación capitalista; la servidumbre cultural y la violencia sexual, para concluir “que la explotación económica, las servidumbres culturales y la violencia sexual son tres respuestas que han adquirido un carácter sistémico y que los pactos interclasistas, interraciales e interculturales entre los sectores más fanáticos del patriarcado intentan blindar esa barrera de entrada que impide a las mujeres alcanzar la individualidad y con ello, desasirse del poder masculino” ( p. 20).
Su propuesta es presentada en cinco capítulos a través de los cuales y de manera secuencial desentraña los motivos sobre la reacción patriarcal. Justamente este es el título del primer capítulo donde presenta los tres ejes que mencionábamos anteriormente.
En el siguiente capítulo titulado Multiculturalismo y feminismos, la autora sugiere poner a debate el multiculturalismo desde el feminismo. Reconoce que su aportación fundamental es ofrecer un marco donde lo relevante es la idea de grupo y minoría y el respeto de las singularidades y diferencias de cada cultura o grupo social. Sin embargo, las distintas vertientes multiculturalistas esconden una nueva versión del “contrato sexual”, en tanto apelan al pasado y a la tradición para sostener prácticas culturales que reproducen relaciones jerárquicas entre géneros, negando el derecho a la igualdad. Por ello y en consonancia con Nancy Fraser propone un multiculturalismo crítico que amplíen la libertad y la igualdad de individuos, a partir de la construcción de criterios éticos universales que destronen valores y prácticas basadas en la dominación y discriminación.
Mientras que en el capítulo tres analiza la globalización capitalista como generadora de servidumbres de género destacando algunas transformaciones que están modificando el estatuto social de las mujeres (nuevos modelos familiares; flexibilización del mercado de trabajo; pérdidas de derechos sociales; precarización de la ciudadanía, entre otros).
El proceso de globalización neoliberal, asociado a las tecnologías informacionales y a la crisis del Estado-Nación genera nuevas legitimaciones asociadas al mérito y el esfuerzo personal, dando lugar a nuevas desigualdades y estratificaciones sociales, o dicho de otra manera, a un nuevo mundo de “ganadores y perdedores” marcados por el género dando lugar a “nuevas clases de servidumbre” como la feminización de la pobreza, la feminización de la supervivencia o la segregación genérica del mercado laboral. Por ello, la autora sugiere la necesidad de construir un discurso crítico a la globalización económica por los efectos devastadores que tiene sobre las mujeres.
El capítulo 4, orienta su análisis a las Nuevas formas de violencia patriarcal como parte del desorden mundial, que ha generado cambios significativos en el orden social, institucional y simbólicos fracturando dos grandes nomos de la sociedad moderna que son el contrato social y el contrato sexual. Esas fracturas colocan a las mujeres entre reglas viejas y nuevas aun sin terminar de configurarse; claros ejemplos de reacción violenta son Ciudad Juárez (México) o Guatemala. Por tanto el problema a resolver para la autora no es la diferencia sino más bien las desigualdades; la violencia está ligada a la construcción asimétrica: “se puede afirmar que la diferencia existe, pero es cultural y socialemente construida” (p.146). Ninguna de las fuentes de violencia contra la mujeres está desvinculada del dominio masculino, son resultado del quiebre antes mencionado. Descubrir cómo se han gestado obliga a saber cómo se reproducen.
Por último en el capítulo 5, la autora propone Estrategias feministas para el siglo XXI y afirma que, en virtud del momento en que nos encontramos, el feminismo debe enfocarse en una narrativa más minuciosa a la vez que complejiza la memoria histórica feminista. Debe dar cuenta del cambio de siglo. La consolidación de un discurso político sólido, junto a la creación de estructuras formales democráticas participativas son parte de la tradición intelectual y política en las que propone apoyarse; “volver los ojos a la sociedad civil y construir pequeños entramados organizativos feministas que dirijan su mirada hacia una articulación flexible e incluyente mucho más amplia” (p. 227). La estrategia que parece ser la más adecuada es el sistema de pactos y alianzas concentrándose en la creación de solidaridades; para así construir las condiciones de la propia liberación.
Como conclusión final Rosa Cobo advierte que éste es un momento crucial en tanto entiende que el patriarcado está herido, encontrándose en el momento ideal para modificaciones sustanciales tendientes a la conquista de espacios de libertad y autonomía para las mujeres.
Marta L. Carrario y María del Mar de la Cal
Centro Interdisciplinario de Estudios de Género Facultad de Humanidades -UNCo