Quinto Sol, vol. 29, nº 3, septiembre-diciembre, ISSN 1851-2879, pp. 1-4

http://dx.doi.org/10.19137/qs.v29i3.9015 


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Reseñas

Axel Lazzari. La vuelta de los Ranqueles: una reemergencia indígena en América Latina. SB Editorial, 2024, 317 páginas

Ignacio Roca

Universidad Nacional de La Pampa. Facultad de Ciencias Humanas. Instituto de Estudios Socio-Históricos

Argentina

Correo electrónico: ignacio.unlpam@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4841-1514

Con este libro, el antropólogo Axel Lazzari condensa treinta años de investigación sobre la reemergencia étnica del pueblo ranquel en La Pampa. La tarea no es menor: dar cuenta de un proceso tan complejo exige un análisis a su altura. La vuelta de los Ranqueles responde a este desafío con un enfoque teórico de gran sofisticación epistemológica, capaz de abarcar la densidad y las contradicciones del problema que estudia.

Uno de los conceptos centrales de la obra es el de indio fantasma, una figura teórica que Lazzari desarrolla para explicar las tensiones entre invisibilización y resurgimiento indígena. Cuando habla del indio fantasma, se refiere a un sujeto social que ha transitado de un régimen de invisibilización donde su existencia es negada o disminuida a un régimen de reemergencia, en el que vuelve a ocupar un lugar en el escenario público, aunque siempre bajo la sospecha de su autenticidad. Este tránsito, además, se corresponde con la distinción entre ranquel y rankülche. El ranquel es quien (supuestamente) desaparece; el rankülche es quien (aparentemente) retorna.

El régimen de invisibilización del ranquel abarcó una serie de dispositivos implementados por sectores hegemónicos, en especial el Estado nacional, desde fines del siglo XIX hasta fines del XX. Lazzari detalla varios de estos mecanismos: los censos, el sistema educativo y nacionalista, la iglesia y la incorporación forzada a la economía agrícola-pastoril, entre otros. Un ejemplo concreto es la Colonia Emilio Mitre, en el oeste pampeano, creada como una colonia agrícola-pastoril y no como una colonia indígena, situación que evidencia una estrategia de asimilación forzada. Este proceso de invisibilización se extendió durante gran parte del siglo XX y consolidó la figura del indio fantasma que plantea Lazzari: una identidad indígena diluida en la categoría de “poblador”.

Por otro lado, con la reemergencia del rankülche, Lazzari se refiere a la vuelta de los ranqueles, un proceso que comienza a tomar forma a partir de la década de 1960. Se trata de la irrupción de una identidad que, al posicionarse como un otro interno dentro de los Estados nacionales y provinciales, tensiona las identidades hegemónicas. El libro se detiene en varios hitos clave de este resurgimiento. Por ejemplo, los hechos ocurridos en la década de 1960, cuando una comitiva de líderes ranqueles se reunió con el entonces presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse. Este evento marca el inicio de un período de intensa visibilización del conflicto por las tierras en Emilio Mitre, que comenzó a aparecer en la prensa provincial y nacional. Este impulso mediático estuvo acompañado por el asesoramiento del abogado “blanco” Pedro Fernández Acevedo, quien desempeñó un rol clave en la organización y difusión de la causa.

Asimismo, el libro reconstruye la trayectoria de varios de estos líderes, con especial mención a la historia de vida de Germán Canhué en la década de 1990. Lazzari lo entiende como un intelectual indígena, cuya preocupación estaba orientada a la investigación, difusión y organización política. Canhué instrumentó la ciencia y la historia a su manera. Si bien sus escritos pueden estar cargados de anacronismos e interpretaciones "equívocas" desde una perspectiva académica, resultan enormemente significativos desde los ámbitos ideológico, afectivo y reivindicatorio. Aquí entra en juego una especificidad de la antropología: al autor no le interesa someter el trabajo de Canhué a un filtro de rigurosidad historiográfica, sino preguntarse qué significan sus palabras y acciones dentro de la estrategia de reemergencia étnica que comienza a configurarse.

Otros hitos vinculados a la vuelta de los ranqueles que aborda el libro incluyen la restitución del cráneo del cacique Mariano Rosas (Panguitruz Gner) desde el Museo de La Plata, un hecho político y simbólico de enorme relevancia para la reorganización política del pueblo ranquel; los censos oficiales implementados en las primeras dos décadas del siglo XXI, enmarcados en políticas indigenistas estatales que buscaron visibilizar esta reemergencia; la participación de los rankülche en la construcción de relatos en diversos circuitos turístico-patrimoniales de la provincia, en conjunto con organismos estatales; y los talleres de lengua ranquel organizados entre el Ministerio de Educación de La Pampa y hablantes rankülche, iniciativas fundamentales para la revitalización lingüística y cultural.

Ahora bien, Lazzari no piensa la reemergencia en términos lineales, como un simple retorno a una presencia anterior interrumpida. En su análisis, hay una constante que él denomina “una emergencia dentro de la reemergencia”: un proceso en el que lo nuevo irrumpe y debe ser continuamente domesticado, negociado y resignificado. No se trata solo de recuperar algo perdido, sino de la aparición de elementos inéditos, de una transformación en marcha que “a veces estalla en la mano”, como dice el autor. Un ejemplo de esto es el taller de lengua ranquel, donde lo que emerge no es simplemente el ranquel del siglo XIX ni el mapuche del que buscan diferenciarse, sino una lengua actualizada: el rankülche. Esta lógica se extiende a todo el proceso de reemergencia, en el cual los rankülche no solo reconstruyen su identidad, también la reinventan de manera constante.

El lenguaje de Lazzari es complejo. Probablemente, su escritura esté más orientada a sus colegas que a los propios rankülche o al público pampeano en general. Sin embargo, esto no debería verse como una limitación, sino como un punto a favor: un problema complejo exige un lenguaje igualmente sofisticado. Si se simplificara demasiado el análisis, se correría el riesgo de no captar ni explicar la reemergencia rankülche en toda su profundidad. Lejos de adoptar un tono demagógico, el autor sitúa el caso pampeano en el marco de los grandes debates de las ciencias sociales latinoamericanas. El título del libro, La vuelta de los Ranqueles. Etnografía de una reemergencia indígena en América Latina, ya sugiere su intención de diálogo con un público más amplio. No es un texto de tono localista o meramente descriptivo; al contrario, es una obra que proyecta el fenómeno rankülche hacia un horizonte intelectual global.

Pero no hay que dejarse engañar: esta sofisticación académica no implica un análisis alejado de la realidad. Por el contrario, el libro se construye desde las bases. Lazzari no solo desarrolla una reflexión teórica compleja, pone además en el centro de la escena a los sujetos concretos de la reemergencia rankülche: el puestero, el habitante de los barrios urbanos, el militante. Su mirada se nutre de un trabajo de campo sostenido y de un diálogo constante con investigadores provinciales y locales, quienes también han contribuido a construir el conocimiento sobre esta realidad. En este sentido, su análisis no es una abstracción desligada del territorio, es una articulación entre la teoría y la experiencia concreta de los rankülche en la actualidad.

Autores como Claudia Salomón Tarquini y José Carlos Depetris, con quienes este libro dialoga, han reconstruido el derrotero de los ranqueles desde la implementación de los dispositivos de invisibilización hasta la actualidad. Sus investigaciones exploran los procesos de urbanización en las principales ciudades de la provincia, donde los ranqueles, forzados a abandonar sus territorios, se asimilaron silenciosamente. Desde una perspectiva sociológica, estos estudios examinan las relaciones de poder y desigualdad que han atravesado y siguen atravesando esta historia, proporcionando un marco para comprender la reemergencia rankülche en el presente.

El poder es un elemento clave de la etnografía de Lazzari. Aun cuando su marco teórico es denso, mantiene siempre un "cable a tierra". Ese anclaje es su metodología de investigación, basada en la etnografía y un riguroso respeto por las fuentes. Aunque, desde una mirada regional, podría considerarse un “antropólogo porteño”, no se le puede reprochar distancia con el territorio: ha recorrido la colonia Emilio Mitre y sus alrededores durante décadas. Su trabajo de campo comenzó en el año 2000, es decir, 24 años antes de la publicación del libro, y desde entonces el “estar ahí” y el involucramiento de su cuerpo han sido fundamentales para adentrarse en la complejidad del fenómeno. Esta es, precisamente, la especificidad del método etnográfico. Así, el libro no solo ofrece un análisis teórico, también está atravesado por anécdotas y experiencias concretas, como la relatada en el epílogo junto a un lonko.

En el régimen del “indio fantasma” el enunciado central es “ya casi no hay indios en La Pampa”. Podemos interpretar entonces, que la palabra clave del régimen es “casi”: casi argentinos, casi indios, casi mapuche, casi ranqueles, y ahora casi rankülche. Esta lógica funciona como una estrategia discursiva que mantiene a los rankülche en un estado de indefinición y liminalidad, donde nunca alcanzan completamente la categoría de "indios" según las expectativas externas. Desde esta lógica, se puede imaginar una figura idealizada y esencializada del "indio auténtico", una construcción imaginaria que opera como referencia inalcanzable. Esta figura, al encarnar todos los rasgos de la "indianidad" según una visión etnocéntrica, actúa como juez de la identidad ranquel contemporánea, deslegitimándola con un “casi” que marca distancia y sospecha. En este juego de legitimaciones y exclusiones, el libro de Lazzari muestra cómo el proceso de reemergencia rankülche desafía y desarma estos discursos, reivindicando una identidad dinámica y situada en el presente.

El planteo de Lazzari introduce una perspectiva clave: la reconfiguración del territorio pampeano no solo como un resultado de la violencia militar de la “Conquista del desierto”, sino como parte de un proceso más amplio y estructural de poblamiento. En este sentido, el poblamiento, palabra clave en el marco teórico del libro, no es únicamente un fenómeno demográfico, fue un dispositivo ideológico y civilizatorio que articuló la consolidación del Estado-nación argentino en La Pampa. La idea de que la naturaleza es algo a ser dominado o conquistado, se inscribe dentro de un imaginario que ha sido recurrente en la historia argentina y latinoamericana. La Pampa, en particular, fue concebida desde el siglo XIX como un "desierto" a ser transformado en un espacio productivo y civilizado. Este relato se consolidó con la ocupación militar, pero sobre todo con la llegada del ferrocarril, la escuela y la iglesia, que fueron herramientas fundamentales para la integración de este territorio al proyecto nacional. La transformación del paisaje, dice el autor, se vincula con una misión casi sagrada. En este contexto, la invisibilización de los rankülche no fue solamente una consecuencia de la violencia militar, sino también del establecimiento de una lógica que asoció la modernidad con el control de la naturaleza.

Por otro lado, fantasmática o no, la reemergencia rankülche se cristaliza en ciertos hitos concretos, momentos en los que el retorno “se puede tocar”. Aquí es donde entra en juego el concepto de fetiche que emplea Lazzari. Un ejemplo paradigmático es la restitución de los restos de Mariano Rosas (Panguitruz Gner) en 2001, un hecho de profunda carga simbólica para el movimiento. Más que un acto de reparación histórica, esta restitución opera como un punto de anclaje material para la reemergencia rankülche, un objeto cargado de significado que condensa memoria, identidad y lucha.

Finalmente, este libro nos muestra que hablar de los ranqueles es, en todo momento, hablar también de los pampeanos. Si bien el movimiento ranquel es impulsado por los propios rankülche, se desarrolla dentro de un contexto específico: La Pampa de finales del siglo XX y principios del XXI. Lazzari aborda dialécticamente la relación entre lo ranquel y lo pampeano, dejando en claro que no pueden pensarse por separado. Además, sostiene que esta interdependencia no es exclusiva del presente, porque lo ranquel ha estado "irrumpiendo en la pampeanidad y generando un cortocircuito desde el mismo momento en que se decretó su desaparición".

La pampeanidad, concebida como una "cultura de la adversidad" en referencia al gran pensador provincial Edgar Morisoli, describe a un sujeto prometeico, acosado tanto por la falta de reconocimiento como por la fiereza de las fuerzas naturales. En este sentido, Lazzari se pregunta: "¿Qué espejo mejor para 'hacerse pampeano' que el sujeto rankülche?".