Quinto Sol, vol. 29, nº 3, septiembre-diciembre 2025, ISSN 1851-2879, pp. 1-4
http://dx.doi.org/10.19137/qs.v29i3.8911
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Reseñas
María Dolores Linares (Dir.). La Pampa entre caminos. Relatos de migrantes a lo largo de un siglo. Teseo, 2024, 252 páginas
María Celeste Castiglione
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad Nacional de José C. Paz. Instituto de Estudios Sociales en Contextos de Desigualdades
Argentina
Correo electrónico: castiglioneceleste@yahoo.com.ar
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7283-8089
Las migraciones se encuentran en el imaginario y el discurso político de la Argentina desde el comienzo de su vida institucional, en la Constitución nacional de 1853, en el pensamiento sarmientino, en la generación del ochenta y hasta las primeras décadas del siglo XX en la matriz teórica y conceptual, en su aplicación normativa y como parte estructural de la propuesta política e ideológica del Estado.
A mediados del siglo XX, los trabajos de Gino Germani y la revitalización de los flujos migratorios europeos en el período de posguerra, auspiciaron nuevos estudios y enfoques, para entrar luego en una triste sucesión de interrupciones de la vida democrática y de los exilios argentinos que tuvo consecuencias en la evolución de las investigaciones. La recuperación de la democracia hizo justicia con parte de una generación de investigadores que sobrevivió a la última dictadura cívico-militar y que nos formó con rigurosidad en grandes ejes temáticos que estaban pendientes.
Este camino condujo a una creciente madurez de los estudios migratorios y la Ley de Migraciones 25871 de 2004 brindó la tranquilidad de que los extranjeros y sus descendientes se encontraban, finalmente, bajo el amparo de un Estado comprometido con los derechos humanos. Esta nueva etapa auspició una diversificación de las temáticas, que permitieron combinar los estudios acerca de un grupo étnico y articularlas con esferas vinculadas al acceso a la salud, la educación, la ciudadanía, el tipo de asociacionismo, la participación política, el trabajo, la representación mediática, la diversidad cultural, la religiosidad y hasta las formas de ejercer la ritualidad funeraria. De esta manera, en el presente sabemos qué investigadora trabaja normativas migratorias a lo largo de la historia, la migración chilena en la Patagonia o el protagonismo de la migración paraguaya en el empleo doméstico, por citar algunos ejemplos.
En ese sentido, en la introducción del libro que aquí reseñamos se plantea que abordajes como la interseccionalidad, el transnacionalismo o la autonomía de las migraciones nos habilitan a explorar nuevas relaciones teórico-conceptuales. Además, dentro de las perspectivas propuestas desde lo metodológico, fue necesario incorporar la voz, la experiencia y la trayectoria narrada por migrantes a fin de completar y complementar la progresiva complejidad de sus itinerarios. En esa línea se ubica la presente obra y toda su riqueza, porque la perspectiva de los sujetos obliga a evadir generalizaciones y a no esencializar grupos étnicos, devolviéndole al actor toda su dignidad humana. Los textos reunidos se encuadran dentro de una postura epistemológica y ética que trabaja con el otro que ama, yerra, sufre y celebra; también carga con modelos propios y día a día debe decidir si “vuelve” o entra en el olvido de algunas prácticas y discursos para “pertenecer” a la sociedad de destino.
Otra elección que resulta pertinente es el diseño cronológico de las historias que emergen como un elemento más que contribuye a su lectura diacrónica, sin descuidar que cada capítulo posee el contexto adecuado para su lectura de manera autónoma.
Asimismo, se suma a la propuesta la idea de posicionar a La Pampa como el centro de este enclave y desde donde confluyen los relatos. Salir de la concepción de que todo nace y muere en Buenos Aires, un “buenosairescentrismo”, es necesario para construir justamente un conocimiento científico federal, situado y útil (al decir del racionalismo capitalista) que posibilite generar políticas públicas y ganar en profundidad y soberanía.
En el presente y en función de las memorias, las fuentes familiares (compuestas por cartas, fotos, documentos y relatos) nos permiten reconstruir fragmentos o entender los silencios estratégicos de familiares que atravesaron los horrores de la guerra, la melancolía, la añoranza, el alcoholismo, las violencias o los traumas de por vida de los menores de edad que viajaron solos y convivieron con las consecuencias que conllevó esa situación. Hoy sabemos mucho más acerca de diagnósticos, tratamientos y herramientas tecnológicas que nos acercan (o no) a vínculos más diversos, omnipresentes, que en la actualidad son objeto de estudio y lo serán en el futuro. Si bien los tiempos se aceleran en esta modernidad precipitada, en categorías de “historia reciente” u otra más “temprana”, esto no nos impide observar que los períodos de estudio que nos alcanzan no tienen más de cien años y que aún no han sido erradicadas ideologías racistas, xenófobas y políticas de exterminio; sino todo lo contrario. Este aspecto se encuentra muy bien referenciado en el capítulo de Lisette Denise Paradiso cuando analiza las familias judías.
El Territorio Nacional de La Pampa, después del etnocidio perpetrado por el Estado hacia los pueblos originarios, sirve como escenario de una familia italiana que se asentó bajo el impulso de las políticas migratorias orientadas a repoblar y construir una institucionalidad en esa nueva región. Como señala Emanuel Labatte, donde había trabajo, la familia se asentaba e instauraba nuevos espacios de ocupación y, en ese proceso, las mujeres fueron las grandes hacedoras de la construcción comunitaria. A este tipo de abordaje nos referíamos cuando mencionamos la perspectiva microanalítica y la forma en la cual se auspicia una diversidad de mundos.
El modelo agroexportador iniciado por la élite gobernante argentina en 1880 ofrece oportunidades laborales, aunque abandona a los trabajadores y sus familias, que quedaron libradas a su suerte o amparadas por un creciente entramado asociativo. Las trayectorias laborales en los primeros momentos de la llegada de las migraciones asumen, en consecuencia, las características de una gesta que inicia un camino, por ejemplo, a partir de emprendimientos comerciales, su crecimiento y su diversificación. La profundización en las representaciones sociales de esta etapa histórica, que se encuadra entre la Ley de Inmigración y Colonización 817 de 1876 y el descenso en el arribo de inmigrantes a partir de la Primera Guerra Mundial, se cruza con la variable de estos nuevos espacios en las provincias y permite, por ejemplo, la fundación de almacenes de ramos generales en General Acha que, con el tiempo, asumen incluso funciones oficiales ante la falta de organismos estatales. Las historias y las narrativas en las fuentes examinadas, que se tejen alrededor de los protagonistas, trazan un camino de honradez, trabajo y de movilidad social ascendente exitosa, junto con la atribución de valores morales y constructos meritocráticos que marcaron la diferencia de sus vidas con respecto a otras experiencias, como se observa en el texto de Selva Olmos. Esa línea discursiva y sus ecos la encontramos en el presente, metamorfoseada bajo distintos recursos retóricos. Las oportunidades laborales que se presentan en este momento histórico, así como las características particulares de la sociedad de origen, auspician una cadena familiar de redes extendidas y lazos de confianza profundos que ayudaban al conjunto de los migrantes.
El capítulo sobre los vascos en La Pampa, que trabajaron Stella Cornelis y Mariana Funkner, ofrece un relato de las historias familiares que dialogan con aquellas que hemos trabajado en otros contextos territoriales (Castiglione y Villarroel, 2020), en donde la Guerra Civil constituye un parteaguas que llevó a nuevos flujos que se apoyaron en una base asociativa y familiar que contribuyeron a marcar los destinos individuales. Asimismo, durante este período los aspectos políticos y los escenarios de gran incertidumbre en las sociedades de origen, auspiciaron la heterogeneidad de los flujos en un país que seguía recibiendo población. En este caso, la persecución a la oposición franquista, el hambre, el miedo y las experiencias traumáticas constituyeron razones de peso para emprender el viaje, a pesar del fuerte arraigo territorial de los vascos con su tierra. Juntarse para poder hablar euskera y encontrarse con quienes entendían “ese algo” que va más allá de las palabras, constituyeron refugios emocionales y de resistencia identitaria en la vasta red de centros que poseen hasta el día de hoy.
Las migraciones como epifenómeno multifactorial nos revelan que, cuando creemos saber algo, rápidamente un caso sale de la vertiente en común, obligándonos a rever todo nuevamente y a buscar el cómo y el por qué. La familia que analiza Enzo Martínez, compuesta por cuatro integrantes que viajan desde Roma a poco de terminar la Segunda Guerra Mundial, encuentra un camino diferente allí donde los organismos, la diplomacia y los Estados intervienen con un rol protagónico. Martínez relata de manera diáfana una etapa histórica que combina los resabios del paradigma eugenésico y el cambio hacia una postura “economicista”, en concordancia con los planes industrialistas del peronismo. Esta historia ya ubica a la madre del protagonista, una empleada del Ministerio del Interior durante el fascismo que decide viajar a la Argentina con una bebé y el personaje principal de este capítulo. Sus recuerdos evocan un recibimiento de Juan Domingo Perón y de Evita, un primer hogar en Quilmes, la posibilidad de acceder a una vivienda a través de un crédito hipotecario y oportunidades laborales para su padre, un exsoldado. Su trayectoria educativa lo llevó a la Universidad Nacional de La Plata donde se recibió de médico y, desde allí, poco a poco se acercó a La Pampa para radicarse en 1969 y encabezó la representación estatal de la salud pública.
El capítulo de María Dolores Linares se centra en la migración de la República Bolivariana de Venezuela que, bajo las políticas migratorias argentinas de las últimas dos décadas, con algunos retrocesos entre 2015 y 2019, se encuentra atravesada por las normativas y la regularización documentaria que garantiza el acceso a derechos, sin dejar de contemplar el uso político e ideológico de estos. Los relatos de las mujeres venezolanas que introduce la autora resultan conmovedores, por lo dicho y lo omitido, algo que requiere de una técnica de entrevista particular en función de la contemporaneidad y porque abarca desde los aspectos políticos hasta las emociones y lo que pasa por el cuerpo, junto con las formas de maternar, de desprenderse de cosas y de ganar otras en función de encontrar el lugar donde criar a sus hijos.
La coherencia interna de este libro se percibe en todo el recorrido, las historias particulares representan y condensan un conjunto de caminos (decisiones políticas, familiares, laborales, entre otras tantas) que se cruzan en La Pampa, ofreciendo no solo un aporte a las Ciencias Sociales y al campo de las migraciones, sino también a la compleja e inacabada coloratura de “grises” que componen el accionar humano en sociedades complejas.
Referencia bibliográfica