Quinto Sol, vol. 29, nº 2, mayo-agosto 2025, ISSN 1851-2879, pp. 1-3

http://dx.doi.org/10.19137/qs.v29i2.8697


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Reseñas

Mariano Arana. Políticos, funcionarios y académicos. La formación universitaria de los economistas en Buenos Aires (1821-1966). Imago Mundi, 2024, 300 páginas

Mauro Nahuel Cuk

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Económicas. Departamento de Humanidades

Centro de Estudios Económicos de la Empresa y el Desarrollo. Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires

Argentina

Correo electrónico: mauro.cuk@economicas.uba.ar

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5868-3655

El libro de Mariano Arana, derivado de su tesis doctoral, se inscribe en dos agendas de notable desarrollo reciente. Por un lado, las investigaciones en torno a la formación de “expertos”, “intelectuales” y “saberes de Estado”. Por otra parte, la historia de la educación, en particular de la Universidad de Buenos Aires. Ambas líneas se cruzan en este trabajo que se centra en la formación de economistas desde los orígenes de esta Universidad hasta su intervención producto del golpe de Estado de 1966.

El texto realiza grandes aportes, no solo en cuanto a la formación de los economistas, sino también respecto a la relación entre académica y política, la historia institucional de las Facultades y las Universidades nacionales, los cambios en el contexto político y económico, y sus implicancias en los planes de estudio. Todos estos aspectos se desprenden de una exhaustiva investigación, con un excelente uso de fuentes orales y escritas. 

En el capítulo 1, “Los orígenes de la economía política en Argentina (1821-1947)”, el investigador examina los inicios de la enseñanza de la Economía Política en el Departamento de Jurisprudencia (antecedente de la Facultad de Derecho) desde la creación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1821. En esta primera etapa, a través del análisis de los programas, se destaca la influencia de autores clásicos como James Mill, David Ricardo y Jean B. Say. Ya hacia fines del siglo, la influencia del empirismo y el historicismo, encarnados en políticos y catedráticos como Vicente Fidel López y Carlos Pellegrini, adquirirán una mayor relevancia acorde a los debates públicos generados por la crisis de 1873 y las discusiones parlamentarias en torno al proteccionismo. A partir de la creación de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) en 1913, Arana reconstruye los primeros planes de estudio (1914-1925/1927-1936). La crisis económica de 1930 implicó una revisión del liberalismo junto con el impulso de las ideas intervencionistas y de mercado internistas, que autores como Alejando Bunge (quien fue docente de estadística en la FCE) publicaban en la Revista de Economía Argentina. El nuevo contexto de intervención estatal impulsó la necesidad de formar “economistas estatales”, entre los que se destacaría la figura de Raúl Prebisch. En forma paralela al desarrollo de la disciplina en la UBA, Arana rescata los avances de la economía y su proceso de autonomización en otras Universidades nacionales, como Córdoba (UNC) y La Plata (UNLP), y en las Universidades de Tucumán (UNT) y Cuyo (UNCUYO).

El capítulo 2, “La formación de economistas nacionales (1947-1958)”, discute la idea instalada acerca de los orígenes de la carrera de economista a partir de las licenciaturas en la UBA, la Universidad Católica Argentina (UCA) y la Universidad Nacional del Sur (UNS) del año 1958. Arana rescata los proyectos de 1948, con la notable intervención de Raúl Prébisch en el debate, y las licenciaturas de 1953, entre las cuales se destaca el Plan D de estudios de la FCE. Otro aspecto relevante del período, que se examina con detalle, es el de la subordinación de la Universidad al Estado a través de las intervenciones y leyes universitarias. En este sentido, también se analiza la penetración de los debates y temas de la economía nacional en el diseño curricular de las materias de economía, como lo demuestra el estudio de los planes quinquenales durante el peronismo y su posterior reemplazo por el “Plan Prebisch” después del golpe de Estado de 1955. En cuanto al desarrollo profesional y académico de los economistas por fuera del ámbito de la UBA, se indaga la creación de la Facultad de Economía en la Universidad Nacional de La Plata. El rol de los economistas católicos, discípulos y continuadores de la obra de Alejandro Bunge, entre los que se destacaban Carlos Moyano Llerena, Emilio Llorens y Francisco García Olano, en la fundación de la Escuela de Economía del Instituto Católico de Cultura, antecesor de la Universidad Católica Argentina, y la creación del Instituto Tecnológico del Sur.  

El capítulo 3, “La actualización de los estudios de economía política en la UBA (1957-1966)”, se centra en la denominada “edad de oro” de la Universidad y de los economistas. Uno de los pilares centrales de este lapso es la creación en 1958 del Plan E de estudios de la FCE y la nueva Licenciatura en Economía Política, que planteaba la emancipación definitiva de los economistas. El auge de las teorías del desarrollo y la planificación, encarnadas en organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Consejo Federal de Inversiones y el Consejo Nacional de Desarrollo, generaba una demanda creciente de economistas que serían cubiertas por los graduados quienes complementaban su formación a través de los nuevos institutos de investigación, en particular, en el Instituto de Investigaciones Económicas dirigido por Julio Olivera y Guido Di Tella. Arana reconstruye las trayectorias y presenta testimonios de diversas figuras destacadas como: Aldo Ferrer, Rosa Cusminsky, Guillermo Calvo, Arturo O’Conell, Jorge Katz, Mario Rapaport, Mario Brodherson, Miguel Sidrausky, Héctor Diéguez y Juan Sourrouille, entre otros. Muchos de estos jóvenes estudiantes obtendrán becas para realizar sus estudios de posgrado en universidades del extranjero como Oxford, Yale y Chicago. Otro de los aspectos que se destacan, y que dan cuenta de la inserción internacional y la apertura ideológica de la Universidad, son las visitas de distintos economistas de amplio reconocimiento mundial: Ludwig von Mises, Wassily Leontief, John Hicks y Walt Rostow, entre otros.

El capítulo 4, “La economía política en UNLP, UNS y UCA (1958-1966)”, sitúa el centro de atención en la evolución de las carreras de economía en esas universidades. Nuevamente, el autor realiza un exhaustivo análisis de los planes de estudio y las materias de cada facultad, enriquecidas por las opiniones de diversos estudiantes del período que luego tendrían lugares notorios dentro de la disciplina. En cuanto a la formación en la UNLP, se destaca el impacto que tuvo el arribo de Aldo Ferrer al Ministerio de Economía en la provincia de Buenos Aires y la Junta de Planificación Económica que realizaba cursos y seminarios, iniciándose así una tradición orientada a las finanzas públicas. Por su parte, la UNS de Bahía Blanca, con licenciatura desde 1958, se caracterizó por un enfoque más vinculado a los sectores productivos. Finalmente, el capítulo aborda la formación de los economistas “libres”, en alusión a los egresados de las facultades privadas recientemente habilitadas por el presidente Arturo Frondizi. En este caso, se centra en la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la UCA y la influencia de uno de sus directores, Javier Villanueva, y de docentes como Moyano Llerena, Dagnino Pastore y Alieto Guadagni, quienes formaron a economistas con diversos perfiles como Alberto Benegas Lynch, Miguel Broda, Juan Carlos de Pablo, Eduardo Basualdo y Luis Machinea.  

El último capítulo, “Latinoamericanización y anglosajonización del currículo ampliado”, corre el lente del enfoque para centrarse en el rol de las fundaciones Ford y Rockefeller,  y de organismos como la CEPAL en el diseño de cursos, apoyos financieros y becas para la formación de economistas. Esta penetración se daba en un contexto de disputa ideológica a nivel global, que en América Latina se instrumentó a través de la Alianza para el Progreso y la Agencia de Desarrollo Internacional. En este marco, Arana rescata las dificultades y los debates suscitados en la comunidad académica de la UBA, particularmente en los estudiantes, en torno a la influencia de las universidades y las fundaciones extranjeras. 

En tiempos donde se debate el carácter de la economía como disciplina social, el rol de las universidades públicas nacionales y la importancia de la intervención académica en la vida social y política del país, el libro de Mariano Arana cobra un rol indispensable como herramienta de debate en base a hechos fundamentados, un análisis multidisciplinar y una notable claridad conceptual.