Quinto Sol, vol. 29, nº 1, enero-abril 2025, ISSN 1851-2879, pp. 1-3
http://dx.doi.org/10.19137/qs.v29i1.8459
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Reseñas
Patricio Herrera González: En favor de una patria de los trabajadores. Historia Transnacional de la Confederación de Trabajadores de América Latina (1938-1953). Imago Mundi, 2022, 320 páginas
Andrés Stagnaro
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de La Plata. Centro de Historia Argentina y Americana
CONICET-UNLP
Argentina
Correo electrónico: andres.stagnaro81@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6548-6211
La propuesta de Patricio Herrera González se presenta como parte de una tradición y como una novedad. Esta flamante obra retoma problemáticas que marcaron la agenda historiográfica reciente, con la mirada puesta sobre las organizaciones sindicales, mientras introduce nuevas preguntas sobre el movimiento obrero organizado en América Latina en continuidad con los trabajos de Julio Godio o Ricardo Melgar Bao. Estos últimos autores indagan en los movimientos obreros más allá de las fronteras nacionales y analizan la cuestión regional como un problema en sí mismo y no como simple agregación de casos nacionales. Pero, al mismo tiempo, el libro que reseño se constituye en una novedad por el tratamiento que realiza de esta problemática y el enfoque fundamentalmente transnacional. A tono con propuestas renovadas sobre los estudios de los organismos internacionales y de las organizaciones sindicales internacionales, Herrera González abraza la perspectiva transnacional para poder discurrir sobre la historia de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL de aquí en adelante) y explicar, en gran medida, el éxito de la asociación como rectora de la política obrera latinoamericana durante quince años.
La perspectiva transnacional le permite al autor no solo escapar de las fronteras nacionales -que, en todo caso, para la historia de los trabajadores resultó muchas veces esquiva en tanto “historia nacional”- sino también establecer zonas de contacto como reconstrucción de lugares donde circulaban ideas, bienes y personas. Esta perspectiva posibilita reconstruir la patria de los trabajadores, pero no como una explicación teleológica, sino como producto de la interacción de estos elementos entre los que se destaca la figura del sindicalista mexicano Vicente Lombardo Toledano. Pero, al mismo tiempo, rinde cuenta de las condiciones que le permitieron ejercer su liderazgo. La perspectiva transnacional también favorece un análisis de la CTAL alejada de algunas visiones en donde aparece como apéndice de la intervención comunista en la región, como mera respuesta a los intentos del monroismo obrero de anteponer los intereses norteamericanos en la organización sindical regional, o como imagen del modelo sindical mexicano. De esta forma, el autor se corre de estas perspectivas en las que los actores locales quedan desdibujados en razón de sus múltiples dependencias ahondando en el análisis de los propios sujetos y sus interacciones. Es importante señalar que esta perspectiva facilita la posibilidad de trazar un horizonte común entre los actores que fueron fundamentales a la hora de comparar la experiencia de la CTAL con las otras organizaciones sindicales de la región. De hecho, la CTAL no fue la primera ni la última central sindical que buscó construir una agenda por fuera de los espacios nacionales de los trabajadores latinoamericanos. La precedieron la Central Obrera Panamericana (COPA), la Confederación Sindical Latinoamericana (CSLA), y la sucedieron la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT) y la Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas (ATLAS), por mencionar solo las que fueron casi contemporáneas. Sin embargo, la CTAL es presentada por Herrera González como un caso exitoso. Este éxito se debió, según el autor, a la forma en que la central logró articular diversas tradiciones políticas como el antiimperialismo y el sentimiento antiyanqui, mientras permitió incorporar la diversidad obrera latinoamericana -velando por los intereses campesinos e indígenas-, distinguiéndose así de otros proyectos. A estas cuestiones de orden ideológico Herrera González suma una evaluación de los recursos materiales con los que contaba el propio Lombardo Toledano -entre otros, el patrocinio del presidente mexicano Lázaro Cárdenas-, que le permitió convertirse en el articulador regional de toda una serie de espacios políticos que se referenciaron en los frentes populares con su carga antiimperialista y antifascista, mientras evitaba el rechazo frontal de los cultores del New Deal rooseveltiano en Estados Unidos.
Pero si este contexto sirvió como condicionante para las posibilidades de éxito de la CTAL, este también debiera medirse por la inserción de la propia CTAL en los movimientos de base nacional de América Latina, llegando incluso a ser un promotor de la constitución de federaciones sindicales. De esta forma, la clave transnacional le permite a Herrera González conciliar la historia de una central regional con el desarrollo de casos nacionales, es decir, donde el foco está puesto en los sujetos y actores y sus circulaciones y no enfocado en los estados. El análisis que hace el autor sobre las redes de la CTAL, al estar centradas en la figura de Lombardo Toledano, resulta desigual si nos apegamos a las escalas nacionales de estas, con México destacándose por sobre el resto. Resaltan en este estudio los casos exitosos de implantación de la CTAL -como el cubano o el chileno- donde Lombardo Toledano tuvo una importante presencia a partir de sus relaciones con líderes sindicales y líderes antifascistas. Estos últimos fueron de vital importancia, por ejemplo, en el despliegue de las solidaridades internacionales con el bando español durante la Guerra Civil en ese país, o las arremetidas contra el general Francisco Franco una vez concluida la Segunda Guerra Mundial. Estas redes son analizadas por Herrera González a través de las crónicas de los viajes y el intercambio epistolar de Lombardo Toledano, que, junto con los escritos periodísticos y sindicales y los archivos de la Oficina Internacional del Trabajo, se constituyen como las fuentes principales de la pesquisa. Tal vez de forma inevitable, ese sesgo en las fuentes genera una centralidad desmedida en la figura de Lombardo Toledano que impide, en todo caso, interpretarlo como parte de un proceso de expansión de una burocracia internacionalizada. El autor también analiza los vínculos de la CTAL con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y su bureau, los que por momentos se entremezclan con las relaciones del propio Lombardo con quienes él consideraba sus pares en la OIT, como Adolf Staal, David Efron o Moisés Poblete. La CTAL coincidía con el modelo previsto por la OIT en términos de integración y colaboración con los Estados, de incentivación de centrales sindicales fuertes con eje en la fiscalización de la legislación social como parte del objetivo de imponer un globalismo sindical centrado en un lenguaje de derechos y en una fuerte creencia en la capacidad de la legislación social.
Este vínculo privilegiado de Lombardo Toledano y la CTAL con la OIT y sus funcionarios, así como con sus pares sindicalistas europeos, no evitaría que la organización fuese presentada como la antítesis del sindicalismo libre -el modelo promovido por la American Federation of Labor-, después de los intentos que tuvo por organizar las fuerzas antifascistas hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, quedando así sometida a las tensiones de la Guerra Fría. El autor expone los intentos de Serafino Romualdi, a quien llama un infiltrado en el movimiento sindical latinoamericano, por romper la unidad regional que suponía la CTAL. Intentos que no fueron en vano y que coadyuvaron al declive de la organización.
Como se puede observar, En favor de una patria de los trabajadores constituye un aporte importante para la historia sindical y obrera de América Latina. El despliegue en clave transnacional le permite a Herrera González abordar el desarrollo y declive de la central centrándose en las múltiples escalas y las interrelaciones que marcaron el devenir de la CTAL. Con énfasis en la propia figura de Lombardo Toledano, el autor repone las agencias de los actores envueltos en este proceso, alejándose así de las visiones que suponían a la CTAL un simple apéndice de la política de Lázaro Cárdenas, o de José Stalin y la Unión Soviética. El libro cuenta, además, con un apéndice documental y una serie de fotografías en donde las mujeres tienen un rol protagónico. En definitiva, la obra de Patricio Herrera González invita a indagar con mayor detalle en esta exitosa experiencia sindical latinoamericana.