RESEÑAS
Claudia Salomón Tarquini. Largas noches en La Pampa. Itinerarios y resistencias de la población indígena (1878-1976). Buenos Aires: Prometeo, 2010, 196 páginas.
Mariano Nagy
FFyL-UBA
El libro Largas noches en La Pampa es la adaptación realizada por Claudia Salomón Tarquini de su propia tesis doctoral. Se plantea como objetivo general analizar las características de la incorporación indígena a la economía capitalista desde fines del siglo XIX a partir de su invisibilización en una Argentina que se imagina de exclusivo origen blanco y europeo.
Demarcado este propósito a la actual provincia de La Pampa, el resultado
de la investigación no sólo cumple con la propuesta inicial sino que la excede
ampliamente, deviniendo en una obra exhaustiva acerca del sometimiento y la subordinación de los pueblos indígenas al Estado nacional, sin dejar de lado la propia agencia subalterna.
La publicación ofrece diversos aspectos que la tornan atractiva para cualquier tipo de lector sin perder su rigurosidad académica. A partir de una trama clara y contundente, se ingresa en una investigación que aporta elementos
muy valiosos acerca de procesos históricos que, en general, no forman parte
de las narrativas oficiales, como es el caso de los nativos sometidos y su incorporación
subordinada, pero a la vez, no es menor el modo en que Salomón Tarquini encara la difícil tarea de dar cuenta de acontecimientos silenciados acerca de actores sociales que suelen constituir un “no relato”.
En tal sentido, Largas noches… no es sólo una invitación a conocer una historia negada, sino también a “cómo se hace” historia acerca de estos procesos.
Así, el libro se transforma en un material insoslayable para cualquier investigador
dedicado a las ciencias sociales, ya que como adelanta Daniel Villar en el prólogo “hay mucho que aprender en este libro y mucho que reflexionar en su relato que trata de los Indios, y sin buscarlo, de nosotros” (p. 20).
En función de lo anterior, es referencia obligada la metodología empleada,
dado que no se trata tanto de buscar fuentes en los lugares más recónditos, sino de la reflexión previa acerca de cómo construir un corpus que pudiera dar cuenta de algo que hasta la fecha no existía, en este caso, el devenir de los pueblos indígenas de la región, desde las campañas militares que los sometieron,
hasta casi la actualidad. Tal obstáculo fue el que sorteó la autora a partir de recurrir a un bagaje de recursos provenientes de distintas disciplinas, en una tarea que para cada objetivo específico encontró la herramienta más precisa.
Así, se recurre al trabajo etnográfico, al abordaje y redefinición teórica de perspectivas
microanalíticas, a memorias orales, informes eclesiásticos, de tierras, mensuras, fotos, mapas, datos censales, testimonios de archivo, ordenanzas y hasta recursos informáticos.
Todo con el afán largamente conseguido de urdir una trama sin fisuras, que pueda deconstruir el discurso hegemónico en torno a la no existencia indígena
(o existencia como resabios del pasado, siempre en extinción, siempre marginal) en Santa Rosa en particular y en La Pampa en general.
En cuanto a su estructura, el mencionado prólogo de Daniel Villar realiza
un breve resumen en torno a la historia de las relaciones entre autoridades estatales e indios, ofrece una interesante analogía entre las campañas contra los pueblos originarios y la última dictadura y, a la vez que intuye que Claudia Salomón Tarquini volvió distinta de este viaje al pasado, con acierto recomienda
que se la escuche (que se la lea), con la promesa de que nos ocurrirá lo mismo.
A continuación, en un breve apartado que le da nombre al libro, la autora comienza con un relato en tono de suspenso, que marca el final de su recorte temporal, la noche del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. En ese episodio, con la entrega de un puñado de viviendas había dejado de existir “El Salitral”, el barrio que supo ser el más pobre de Santa Rosa y donde vivió la mayor
cantidad de indígenas de la ciudad, en una combinación para nada casual.
En la introducción, presenta los objetivos, la estructura de los capítulos, el recorte temporal y espacial, la utilización de las categorías de indígena y de descendiente, y las hipótesis previas que giran en relación a la existencia de redes parentales y no parentales entre los habitantes indígenas de Santa Rosa, cuyo origen se remontaría a las migraciones previas, provenientes de asentamientos
en el oeste pampeano.
Los dos primeros capítulos son introductorios pero a la vez vitales para entender el caso pampeano. En el primero, se da cuenta de los escasos trabajos existentes en torno a la incorporación subordinada a la nación, y se describen las concepciones existentes sobre las “tierras territorianas como espacios vacíos,
y a la ocupación como puesta en producción, poblamiento u ocupación efectiva” (p. 32). Es en ese mismo capítulo que se explica la importancia de los nombres indígenas para reconstruir las trayectorias y la ya mencionada recurrencia
a distintos tipos de fuentes y metodologías.
En el segundo, se desarrolla el período histórico previo a las campañas militares, con especial atención en el proceso de diferenciación social de las agrupaciones y en el creciente poder que adquirió el Estado para desnivelar la correlación de fuerzas a su favor y avanzar sobre los territorios indígenas.
También se describen las estrategias de hostigamiento iniciadas en 1878, en la denominada “Conquista del desierto”, cuyos resultados determinaron el fin de la soberanía indígena, y sobre las prácticas que contribuyeron a “borrar” la presencia indígena, entre las que se destacan la supresión de nombres, las deportaciones a campos de concentración y la negativa ante los pedidos de tierras
de las parcialidades. En este apartado se caracteriza el desmembramiento y la reducción de los ranqueles a partir de 1872, con las incursiones militares de Arredondo. Cabe resaltar el estudio de la gente de Ramón Cabral, grupo sobre el que la investigadora desarrolló el seguimiento de sus trayectorias a lo largo de todo el período propuesto (1878-1976).
Las dos décadas que mediaron entre las campañas y el comienzo del siglo XX estuvieron marcadas por los traslados, los intentos de dispersión y las estrategias de reorganización comunitaria, procesos que son abordados en el capítulo tercero. En él se explica cómo se divide económicamente y reparte el territorio pampeano, se consignan los traslados y las condiciones infrahumanas a las que fueron sometidos los Escuadrones Ranqueles y Alsina, integrados por miembros de distintas parcialidades, y como debieron recurrir a la proletarización
para poder subsistir. Sobresale la oposición de las autoridades territorianas a la entrega de tierras, dado que de todos modos, los funcionarios nacionales propiciaron la formación de las colonias Emilio Mitre y Puelches.
Salomón Tarquini se pregunta si la entrega de tierras de escasa productividad
formó parte de una estrategia de dispersión que alentaría el despoblamiento,
y marca cómo, paradójicamente, su lejana ubicación y la escasa apetencia privada por apropiarse de ellas dificultaron el control estatal y permitieron
una mayor autonomía de los nativos hasta bien entrado el siglo XX.
El capítulo cuarto se dedica a las estrategias de reproducción y asentamiento
para el período 1900-1940. En aquel entonces resultaba central la radicación en lugares que posibilitaran la obtención de recursos a partir de actividades combinadas como crianza de ganado, cacería, textil, recolección, que se realizaban en parte para subsistir y en parte para el mercado. Sin embargo,
la baja productividad del suelo propiciaba la expulsión de miembros para su proletarización estacional o temporal, y en muchas ocasiones, el abandono de los lotes.
También se abordan en este apartado las estrategias de las órdenes salesianas
y franciscanas para crear sentidos de pertenencia a la nación argentina en construcción, donde no faltaban regalos, intentos de compatibilizar la doctrina
cristiana con las creencias indígenas y el incentivo de sociabilización a partir de visitas en contextos festivos.
El éxito de estas estrategias fue relativo hasta 1940 ya que se observa
una rearticulación, aunque limitada, basada en las relaciones familiares que permitió mantener ciertas prácticas previas a la subordinación estatal e impedir la proletarización.
Dos acontecimientos significaron el fin de estas posibilidades e impulsaron
la migración hacia las ciudades: 1) el incremento de controles estatales y privados sobre la región y 2) la desertificación de la zona aledaña al río Chadileuvú
a partir de la construcción del dique El Nihuil en Mendoza. El capítulo quinto se ocupa de analizar este proceso que marca un importante despoblamiento
en el oeste pampeano. Salomón Tarquini da cuenta de cómo más alambrados, rutas e instituciones represivas que pudieron dar cumplimiento a la prohibición de caza pusieron fin al acceso irrestricto a los recursos y, de este modo, impidieron la reproducción familiar e incentivaron la emigración. A estas causas, la autora suma la profundización de la desertificación por la construcción de la represa mendocina, la erosión del suelo por un deficiente manejo de técnicas agrícolas, el ensanchamiento de las familias y la sucesión de ciclos de largas sequías. El capítulo sexto muestra cómo las migraciones estuvieron relacionadas con las experiencias previas, dada la conformación del barrio “El Salitral”, un asentamiento donde confluyeron peones indígenas y empleados de la familia fundadora de Santa Rosa. Sigue a Isla, Lacarrieu y Selby (1999, p. 278) para definir los patrones de asentamiento como “hogares en racimo”, es decir no co-residenciales pero sí cercanos, manteniendo relaciones
de reciprocidad entre sí. Además, al ubicarse en la periferia, los hogares poseían características rurales que permitían la cría de animales y determinadas
actividades de subsistencia, pese a que la precariedad de “El Salitral” lo convertía en el barrio más pobre de la ciudad.
Sin embargo, las distintas erradicaciones que concluyeron con su existencia al iniciarse la última dictadura militar, son criticadas porque si bien las casas entregadas eran de material y poseían mejores servicios, no contaban con espacios verdes para cría de animales menores y no se respetó la lógica de asentamiento de “hogares en racimo”, rompiendo los patrones seguidos por los indígenas.
Las palabras finales repasan todo el proceso y cada uno de los períodos, cuyos primeros tiempos encuentran a los pueblos indígenas libres y soberanos; y al final, sometidos, incorporados e invisibilizados.
Largas noches en La Pampa… describe el proceso de sometimiento, las presiones estatales y privadas por desarticular la organización comunitaria
indígena y los mecanismos de incorporación como mano de obra barata. También brinda un pormenorizado análisis de las estrategias indígenas por subsistir y reorganizarse, las que en muchos casos lograron persistir hasta bien
avanzado el siglo XX.
Sin duda alguna, su mayor aporte se basa en el estudio de las trayectorias
indígenas a largo plazo, con sus reubicaciones, desplazamientos y formas de incorporarse al mercado, resignificando los acontecimientos que se interpretaban
en el marco de un relato que sentenciaba la desaparición del indígena como actor social. Relato que Claudia Salomón Tarquini hace añicos de manera
implacable e irrefutable.