DOI: 10.19137/praxiseducativa-2017-210301
EDITORIAL
La reforma educativa encaminada bajo la prescripción del Plan Maestro plantea como argumento central que la calidad de la educación está directamente condicionada por la calidad de nuestros profesores. Los fundamentos que sostienen esta idea así como la lógica de la reforma se asientan en una concepción economicista de la educación desde la que se definen políticas públicas y el sentido de la formación.
“Pachamama”, collagraph. Marta Arangoa
Uno de los referentes teóricos que abrevan
en el Plan Maestro ofrece argumentos para
comprender en profundidad el sentido de
la reforma. Nos referimos al libro de Bárbara
Bruns y Javier Luque Profesores excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina
y el Caribe (2015), publicación de la Serie
del Foro sobre Desarrollo de América Latina,
Grupo Banco Mundial. El título de esta Editorial
es la transcripción de su sentido pleno.
Desde el prólogo del libro, los autores señalan
que durante gran parte de la última década
los países de América Latina y el Caribe
fueron protagonistas de un avance social sin
precedentes.
Casi 80 millones de personas salieron de la pobreza; más de 50 millones pasaron a formar parte de la clase media; la cobertura de la educación primaria se volvió prácticamente universal, y la cantidad de años de escolarización promedio se ha acercado al valor de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (…) el principal factor del aumento de los ingresos ha sido el crecimiento económico, que se traduce en reducción de la pobreza y prosperidad compartida para más personas. (2015, p. XVII)
Indican, además, que la desaceleración económica de los últimos años ha puesto en duda la sostenibilidad del avance logrado en la década pasada para lo cual la región debe formular sus propias estrategias para lograr una producción más diversificada, exportaciones de mayor valor y crecimiento sostenible a largo plazo. Para ello argumentan como fundamental la formación del capital humano, ingrediente principal de una mayor productividad e innovaciones aceleradas, como desafío central para la región. Este grupo de autores inician una investigación presentada en el documento cuyos objetivos son:
Medir el desempeño actual de los profesores de América Latina y el Caribe respecto de parámetros establecidos e identificar las principales dificultades; compartir la evidencia más reciente sobre las reformas a las políticas docentes que se están implementando en distintos países de la región; analizar el margen político para aplicar más reformas en la región. (2015, p.1)
El estudio se centra en los profesores de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) y en los sistemas educativos públicos porque “continúan siendo los guardianes de la calidad de la educación y los arquitectos de las políticas educativas” (p.2).
Se reconoce en el documento que la calidad de los profesores impulsa el aprendizaje y allí se preguntan: ¿Quiénes son los profesores de América Latina y el Caribe? La descripción incluye que en su mayoría son mujeres, de posición socioeconómica relativamente baja; elevados niveles de educación formal, pero escasas capacidades cognitivas; con salarios relativamente bajos y trayectoria plana del salario compensada por la estabilidad laboral. Señalan, además, una oferta excesiva de programas de educación superior (terciarios) de formación docente con un considerable exceso de graduados docentes con un nivel académico generalmente bajo. (p.11)
En el documento se ofrece una mirada al desempeño de los profesores dentro del aula en siete países de la región. De los indicadores seleccionados se informa sobre el escaso uso del tiempo de instrucción como principal contribuyente al bajo aprendizaje de los alumnos en la región. A su vez, plantean que los profesores utilizan profusamente el pizarrón y recurren poco a las tecnologías de la información y las comunicaciones. Por su parte, los estudiantes no participan, las prácticas promedio dentro del aula varían enormemente de una escuela a otra y las prácticas de clase varían enormemente dentro de una misma escuela.
En el documento se señala que para mejorar la calidad de los profesores se deben afrontar tres desafíos básicos: reclutar, desarrollar y motivar mejores profesores. Para ello proponen incrementar la selectividad, elevar los parámetros para el ingreso a los programas de educación docente, así como también la calidad de la educación de los profesores y los estándares de contratación. A su vez, aumentar la selectividad en la docencia en los próximos diez años.
El documento avanza con las modalidades aportadas desde la investigación sobre cómo el sistema escolar se responsabiliza de que los profesores sean lo más eficaces posible. Esto implica cuatro tareas:
Para lograr avances concretos y elevar la calidad de los profesores de América Latina y el Caribe, será necesario atraer a candidatos de alto nivel, separar continua y sistemáticamente de sus cargos a quienes demuestren el desempeño más bajo, y motivar a las personas para que continúen refinando sus capacidades y trabajando duro durante una larga carrera. Vegas y Umansky (2005, p.40) establecen un marco integral de incentivos que se pueden agrupar en tres categorías amplias: a) recompensas profesionales, como satisfacción intrínseca, reconocimiento y prestigio, crecimiento profesional, dominio intelectual y condiciones de trabajo agradables; b) presión por rendir de cuentas y c) incentivos financieros.
En este apartado se analiza el papel destacado
de los sindicatos docentes en la región y
las experiencias recientes de varios países con
grandes reformas educativas. Al respecto argumentan
que los sindicatos docentes han sido,
históricamente, una fuerza progresista que ha
logrado la igualdad de ingreso y el tratamiento
equitativo para las mujeres y los miembros minoritarios.
Pero también es cierto que los objetivos
de las organizaciones docentes no son congruentes
con los objetivos de los encargados de
la formulación de políticas educativas ni con los
intereses de los beneficiarios de la educación,
incluidos estudiantes, padres y empleadores que
requieren trabajadores calificados. (p.48)
Luego del análisis de algunas propuestas
implementadas afirman, con “la evidencia disponible”,
que la limitación más importante del
avance de los sistemas educativos es la calidad
de los profesores.
El documento se concluye con la siguiente
afirmación: ningún programa de preparación
docente hoy está preparado para el perfil docente
actual, ni para el que se necesitara en los
próximos diez años. Se piensa en un docente
que debería dotar a los estudiantes de herramientas
para buscar, analizar y usar adecuadamente
vastas cantidades de información
que está disponible por otros medios. Se debe
ayudar a que los estudiantes desarrollen competencias
en una amplia gama de esferas valoradas
en una economía mundial integrada
por: pensamiento crítico, resolución de problemas,
capacidad para el trabajo colaborativo
en distintos entornos, adaptación al cambio y
capacidad para dominar nuevos conocimientos,
capacidades y las cambiantes demandas
del empleo a lo largo de sus vidas. (p.50)
Todo el libro aportar argumentos para
cuantificar el gran impacto económico de la
calidad de los profesores.
También para nosotras es central pensar
que la calidad de la educación está condicionada
por la calidad de nuestros profesores, pero
ubicada política, ideológica y éticamente en la
buena enseñanza. Pensamos en una formación
radicalmente distinta, orientada por las buenas
prácticas (Fenstermacher, 1989 y Litwin, 2012),
en los profesores memorables y ejemplares y
en sus construcciones, con una concepción
democrática del poder, de la circulación de saberes
y de inclusión. A su vez, pensamos en un
estado garante de la educación como derecho
y no como un gasto y un servicio a pagar. Un
estado que asume la responsabilidad de educar
indelegable en el mercado.
Ken Bain, quien en su libro caracteriza las
prácticas de algunos de los mejores profesores
de su país e indaga acerca de qué hacen y
cómo piensan los denominados por sus alumnos
como «profesores extraordinarios» señala
que:
Conocen su materia extremadamente bien… son consumados eruditos, artistas o científicos en activo… están al día de los desarrollos intelectuales, científicos o artísticos de sus campos, razonan de forma valiosa y original en sus asignaturas, estudian con cuidado y en abundancia lo que otras personas hacen en sus disciplinas, leen a menudo muchas cosas de otros campos y ponen mucho interés en los asuntos generales de sus disciplinas: la historia, controversias y discusiones epistemológicas. (2007, pp.26-27)
Los buenos docentes “empujan” a los estudiantes
hacia “objetivos de aprendizaje” y hacia
una “orientación de dominio” y no de resultado,
mostrando “gran interés en su aprendizaje” y “fe en sus capacidades”, ofreciendo también “realimentación exenta de valoración”. (Bain,
2007, p.47)
Preferimos ubicarnos en esta concepción
dado que en nuestra experiencia de indagación
descubrimos que no hay una sola forma
sino muchas de desplegar el “oficio de enseñar” (Litwin, 2012, p.13). Pero no es en el mercado,
las mediciones, el control, el miedo, la gestión
economicista lo que adjetiva de excelentes a
nuestras/os profesoras/es, sino su capacidad política de advertir en la escolaridad la mejor
manera de generar bolsillos de resistencia, capaces
de construir argumentos para vivir mejor
y poder pensar con autonomía moral e intelectual.
Al respecto, los artículos de este número
nos ayudan a pensar esta perspectiva política.
“Enredo en la noche”, acrílico. Carola Ferrero
Notas bibliográficas
1. Bain, K. (2007). Lo que hacen los mejores profesores universitarios. Barcelona: Universidad de Valencia.
2. Bruns, B. y Luque, J. (2015). Profesores excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe. Serie del Foro sobre Desarrollo de América Latina; Grupo Banco Mundial. La presente obra fue publicada originalmente por el Banco Mundial en inglés como Bruns, Barbara, y Javier Luque (2015), Great Teachers: How to Raise Student Learning in Latin America and the Caribbean, doi:10.1596/978-1-4648-0151-8, Washington, DC, Banco Mundial. Licencia: Creative Commons de Reconocimiento para Organizaciones Intergubernamentales CC BY 3.0 IGO. En caso de discrepancias, prevalecerá el idioma original.
3. Fenstermacher, G. (1989). Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza. En M. Wittrock (Comp.). La investigación de la enseñanza I. Enfoques, teorías y métodos. (pp.149-179). Barcelona: Paidós.
4. Freire, P. (2014) El Grito Manso. 9° edición Siglo XXI. Buenos Aires, 2014.
5. Litwin, E. (2012). El oficio de enseñar. Buenos Aires: Paidós.
6. Maggio, M. (2012) Conferencia Profesores ejemplares: prácticas memorables y perspectivas de futuro. Organización de los Estados Iberoamericanos, Buenos Aires, 26 de Junio 2012.
7. Souto, M. (2016). Pliegues de la formación. Santa Fe: Homo Sapiens.
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