DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2025-2909
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ARTÍCULOS
Turismo en la Amazonía boliviana: narrativas, imaginarios y servicios turísticos vinculados a la experiencia de Yossi Ghinsberg
Tourism in the Bolivian Amazon: narratives, imaginaries and tourism services related to Yossi Ghinsberg’s experience
Turismo na Amazônia boliviana: narrativas, imaginários e serviços turísticos ligados à experiência de Yossi Ghinsberg
Natalia Machaca Cabrera[1]
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires
Claudia Alejandra Troncoso[2]
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad de Buenos Aires
RECIBIDO 22-01-2025 / ACEPTADO 11-03-2025
Resumen: El artículo aborda los procesos de conformación de destinos turísticos en relación con los imaginarios geográficos asociados a lugares remotos, desconocidos e inexplorados. El análisis se centra en la incidencia que la experiencia del aventurero y explorador Yossi Ghinsberg ha tenido en las formas que toma el turismo en la Amazonía boliviana. El análisis se organiza en tres ejes: 1) la definición de las narrativas construidas en torno a la experiencia de Ghinsberg y los imaginarios geográficos implicados en ellas; 2) la incidencia de estas narrativas en los atractivos y las actividades turísticas en el lugar; 3) la injerencia de Ghinsberg en la organización de los servicios turísticos en el área. Los resultados del análisis dan cuenta de la vigencia de ciertos imaginarios asociados a la Amazonía reforzados por el turismo que conviven con otras ideas que procuran ser instaladas desde las comunidades locales.
Palabras clave: Turismo; Imaginarios turísticos; Imaginarios geográficos; Amazonía- Bolivia; Yossi Ghinsberg.
Abstract: The paper addresses the conformation of tourist destinations in relation to geographical imaginaries associated with remote, unknown and unexplored places. The analysis focuses on the impact that the experience of the adventurer and explorer Yossi Ghinsberg has had on local tourism in the Bolivian Amazon. The analysis unfolds in three lines: 1) the definition of the narratives constructed around Ghinsberg's experience and the geographical imaginaries implied in them; 2) the incidence of these narratives on the tourist attractions and activities in the destination; 3) Ghinsberg's influence on the organization of tourist services in the area. The results show how certain traditional imaginaries associated with the Amazon are reinforced by tourism and how they coexist with different ideas fostered by local communities.
Keywords: Tourism; Tourism imaginaries; geographical imaginaries; Amazon- Bolivia; Yossi Ghinsberg.
Resumo: O artigo aborda os processos de formação de destinos turísticos em relação aos imaginários geográficos associados a lugares remotos, desconhecidos e inexplorados. A análise se concentra no impacto que a experiência do aventureiro e explorador Yossi Ghinsberg teve sobre as formas de organização do turismo na Amazônia boliviana. A análise está organizada em três eixos: 1) a definição das narrativas construídas em torno da experiência de Ghinsberg e os imaginários geográficos nelas implícitos; 2) o impacto dessas narrativas nos atrativos e atividades turísticas no destino; 3) a influência de Ghinsberg na organização dos serviços turísticos da região. Os resultados da análise mostram a validade de certos imaginários associados à Amazônia, reforçados pelo turismo, que coexistem com outras ideias que as comunidades locais tentam instalar.
Palavras-chave: Turismo; imaginários turísticos; imaginários geográficos; Amazônia - Bolívia; Yossi Ghinsberg.
Imaginarios de exploración y descubrimiento en la conformación de destinos turísticos[3]
Los procesos de conformación de lugares turísticos involucran diversos actores y entre los que suelen reconocerse en los orígenes de estos procesos, se encuentran aquellos vinculados a la esfera pública (el Estado) y los que procuran el desarrollo de negocios privados orientados a la prestación de servicios para los visitantes. Pero, en ocasiones, también los viajeros o turistas tienen un papel destacado en los orígenes de los destinos turísticos (Knafou, 1996) o en su difusión como tales. En algunos casos, se trata de viajeros que visitan estos futuros lugares turísticos en momentos previos a su consolidación como destinos. El descubrimiento, la aventura y la exploración son ideas que muchas veces se asocian con este tipo de “incursiones” en lo que constituyen lugares desconocidos para estos visitantes.
Este artículo aborda el papel de los primeros visitantes y las narrativas construidas sobre experiencias -especialmente aquellas que giran en torno a la idea de exploración, descubrimiento, supervivencia- y la incidencia que esto ha tenido en el devenir turístico de los lugares. En particular, se analiza el caso del área del Parque Nacional Madidi en la Amazonía boliviana (Figura Nº 1). Esta zona fue explorada durante el siglo XX con diferentes fines que involucraron la delimitación de fronteras nacionales, la extracción de recursos, la búsqueda de lugares y pueblos legendarios, entre otros aspectos.
Figura Nº 1. Área del Parque Nacional Madidi en la Amazonía boliviana
Fuente: Elaboración propia en base a Google Earth y My Maps.
Uno de los aventureros que llegó a esta zona en búsqueda de lugares “desconocidos” y poco explorados fue Yossi Ghinsberg, un exmilitar israelí que a inicios de la década de 1980 sobrevivió tras perderse en su travesía amazónica. Pasado un tiempo, dio a conocer masivamente su historia y esto tuvo incidencia en el turismo que actualmente se desarrolla en la zona. En la actualidad, el área del Parque Nacional Madidi es un destino turístico que viene experimentando un crecimiento en Bolivia y el proceso de su conformación como lugar turístico no es ajeno a las expediciones que se sucedieron en el área. Aquí, interesa analizar específicamente la experiencia de Ghinsberg y su vínculo con la conformación de este lugar como destino turístico. En relación con esto nos preguntamos: ¿cuál ha sido la incidencia de esta experiencia personal en el turismo que actualmente se desarrolla en el Parque Nacional Madidi?, ¿qué narrativas que se construyeron sobre el lugar y sus habitantes en la difusión de la experiencia de este visitante?, ¿cuál es el vínculo que Ghinsberg ha mantenido y forjado con el lugar y qué repercusiones ha tenido esto en el turismo local?
Tomando en cuenta estas preguntas, la investigación se organiza en tres ejes de indagación que atienden a: 1) la definición de las narrativas construidas en torno a la experiencia de la exploración, el extravío y la supervivencia de Ghinsberg y los imaginarios geográficos implicados en ellas; 2) la incidencia de estas narrativas en los atractivos turísticos de este lugar y las actividades como parte de las visitas al lugar; 3) las especificidades de la organización de los servicios turísticos en el área a partir de la experiencia y la historia personal de Ghinsberg.
Asimismo, el artículo busca aportar elementos para poner en discusión la relación entre turismo e imaginarios geográficos vinculados con el descubrimiento y la exploración de espacios remotos o inaccesibles, y las prácticas concretas que remiten a estos imaginarios. Salazar y Graburn (2012) señalan que los imaginarios son intangibles; en consecuencia, la única manera de estudiarlos es focalizando en las múltiples vías por las cuales pueden hacerse visibles, entre otras cosas, a través de imágenes y discursos. En ellos es donde se coloca la atención en este trabajo.
Para llevar adelante el análisis se definió una estrategia metodológica que involucra la sistematización de información secundaria a través de: la recopilación y análisis de los testimonios ofrecidos por Yossi Ghinsberg (en sus libros, las charlas y entrevistas que brindó, así como en la película y el documental que se realizaron basados en esta experiencia); la sistematización y análisis de las formas en que se publicitan actualmente los servicios turísticos en el destino (atendiendo a los atractivos que remiten a las experiencias de aventura y exploración); el relevamiento de información acerca de las modalidades y actividades turísticas que se realizan en el destino. Asimismo, se generó información de tipo primaria a partir de: la realización de entrevistas en profundidad con prestadores de servicios turísticos de la zona y la observación directa de modalidades y actividades turísticas que se desarrollan en el destino[4].
Turismo e imaginarios geográficos de lugares remotos
En los estudios sobre el turismo es frecuente asumir como punto de partida que esta práctica no puede comprenderse por fuera de los aspectos históricos, culturales y económicos más amplios que definen los contextos sociales en los cuales el turismo se inscribe (MacCannel, 1999; Urry, 1990). En este sentido, los vínculos del turismo con otras prácticas que implican el viaje, la visita a lugares desconocidos, el encuentro con otras culturas, ha sido ampliamente explorado en la literatura específica. Así, se ha señalado, por ejemplo, que las actividades de exploración con fines múltiples (investigación, extracción de recursos, definición de límites internacionales, etc.) que se han adentrado en espacios desconocidos para quienes las llevan adelante han tenido incidencia en las formas que revisten los viajes con fines de ocio (Laing y Crouch 2011). Con frecuencia se ha afirmado que el turismo recoge los ecos de aquellas formas de conocer, recorrer y otorgar sentidos a determinados lugares generados en un contexto de expansión colonial asociados a proyectos de dominación y ocupación desplegados por Occidente en los últimos siglos (D´Hauteserre, 2004).
En las formas en que el turismo recupera estos antecedentes, juega un papel central el mito moderno del explorador quien, persiguiendo el encuentro con lo desconocido, lo agreste y lo que se encuentra “por fuera de la civilización”, se enfrenta a condiciones ambientales o geográficas adversas de los lugares desconocidos en los que se adentra (Ryan, 2013). Se ha señalado que hoy en día, en un contexto donde la exploración (como una práctica que “descubre” nuevos lugares) ha perdido peso, lo que aparece de manera más frecuente es tratar de seguir los pasos de aquellos exploradores que transitaron lugares específicos, por ejemplo, a través de la experiencia turística (Ryan, 2013; Laing y Crouch, 2011).
Algunas propuestas turísticas, de manera particular dentro de lo que comercialmente se denomina turismo aventura, recuperan de manera central las ideas vinculadas a este mundo de la exploración geográfica y proponen ir tras los pasos de antiguos exploradores o primeros visitantes emulando sus experiencias. De manera específica, esta modalidad turística se desarrolla en asociación con la visita a lugares considerados poco accesibles, alejados, agrestes o peligrosos para las sociedades occidentales (Laing y Crouch, 2011; Saul y Waterton, 2019). En estas visitas también se recupera la idea de poner en juego las condiciones heroicas de aquellos exploradores que logran sobreponerse a (y domesticar) la hostilidad de estas fronteras que transitan a través de la fuerza, el coraje y la determinación (Saul y Waterton, 2019).
Estas formas de turismo se vinculan estrechamente con un conjunto de imaginarios (geográficos, culturales) que tienen un papel central. Hiernaux define a los imaginarios como construcciones sociales (individuales y colectivas) que conforma un “conjunto de creencias, imágenes y valoraciones que se definen en torno a una actividad, un espacio, un periodo o una persona (sociedad) en un momento dado” (Hiernaux, 2002, p. 8). Salazar (2012), por su parte, agrega que los imaginarios comprenden ensambles de representaciones que se trasmiten socialmente y que interactúan con la imaginación a nivel personal. Ellos son utilizados como dispositivos para producir sentido y para organizar el mundo. Al referirse a imaginarios de lugares alejados o desconocidos Staszak (2015) añade que los imaginarios no dan cuenta del mundo sino más bien lo crea con la forma y los aspectos que le otorgamos: al imaginar lugares alejados creamos esos lugares y los delimitamos.
Asimismo, los imaginarios permiten considerar determinados lugares como destinos posibles (visitables desde el punto de vista turístico) y hacen que los lugares (y sus habitantes) no sean un desconocido absoluto para los visitantes. A su vez, no solo constituyen parte de la información que se maneja previamente al viaje, sino que también orienta la forma concreta que toma la práctica turística en el lugar (Gravari Barbas y Graburn, 2012): imaginarios vinculados a lugares remotos y desconocidos, por ejemplo, suelen ponerse en juego en propuestas orientadas a brindar servicios de turismo aventura.
Los imaginarios creados en Occidente en torno a los espacios tropicales y sus habitantes con frecuencia los presentan como lugares hostiles, peligrosos, donde la supervivencia está en juego para quienes desconocen estos entornos; pero esto no ha impedido considerarlos también como lugares paradisíacos, bellos y sorprendentes (Vélez, 2016). Asimismo, los habitantes de estos espacios con frecuencia han sido objeto de una mirada exótica (asociada a procesos de dominación material y simbólica de Occidente) marcada por la ambigüedad entre la inferioridad atribuida al otro y el interés y el gusto por ese otro (Staszak, 2015). De manera complementaria, estos espacios también se han tratado como configuraciones distintivas definidas por relaciones específicas entre lo natural y lo humano (Driver y Martins, 2010) con frecuencia asociadas a un vínculo simbiótico y armónico (Staszak, 2015). Más allá de ser parte de procesos históricos, estas ideas gestadas en el contexto colonial continúan vigentes y son retomadas por ciertas prácticas como el turismo (Cosgrove, 2010).
Las formas de turismo que recuperan fuertemente estos imaginarios y prácticas basadas en la aventura y el descubrimiento van al encuentro de los intereses presentes en las sociedades actuales de conocer lugares aun no alcanzados por la modernidad (MacCannell, 1999; Cohen, 2005). En efecto, algunas modalidades del turismo actual se explican a partir de la procura de una autenticidad la cual se asume que solo puede ser hallada en espacios geográficamente remotos. A su vez, estos espacios se conciben fuera del alcance de los procesos que, asociados a la expansión de la modernidad, han favorecido una creciente homogenización de lugares y culturas (Cohen, 2005).
Asimismo, estas tendencias también se hacen eco de la relevancia que adquiere la idea de experiencia en el turismo (Chang y Huang, 2014). En este sentido, no sorprende la creación de una oferta turística apoyada fuertemente en la producción de experiencias (excepcionales, memorables), entre ellas las que recrean los pasos de exploradores, aventureros y sobrevivientes que se adentraron en lo desconocido, lo remoto y lo inaccesible. Esto también explica que la búsqueda de este tipo de experiencias turísticas se desarrolle en lugares poco frecuentados por el turismo convencional o tradicional. Esto no solo satisface las expectativas del turista, sino que también da paso al desarrollo de nuevos servicios asociados a esta práctica (Gravari-Barbas y Delaplace, 2015).
Viajes y exploraciones en la Amazonía boliviana
El viaje de Yossi Ghinsberg al área del Parque Nacional Madidi en la Amazonía boliviana tuvo lugar en 1981 cuando tenía 22 años. ¿Cuáles son los motivos de su presencia en la zona? Ghinsberg menciona que sus principales motivaciones para emprender su expedición en Sudamérica fueron las lecturas de aventuras de varios exploradores alrededor del mundo, entre ellos las de Percy Fawcett y su búsqueda del Dorado o Paititi[5]. Así lo explica:
Cuando era niño, solía leer muchos libros, sobre todo de aventuras. Me encantaba leer sobre los grandes exploradores. Leí los diarios de Marco Polo e Ibn Battuta en Oriente, y luego leí sobre los grandes exploradores de los polos, el capitán Scott y Ernest Shackleton. Pero fue cuando leí Papillon de Henri Charrière sobre el espíritu inquebrantable de un hombre y su búsqueda de la libertad y cómo terminó en el Amazonas venezolano, que supe que mi destino era el Amazonas. También leí los diarios de Fawcett y su empeño por encontrar El Dorado en el Amazonas, y supe que ese era mi destino. Así que decidí que en cuanto pudiera iría y sería el héroe de mi propia historia. No me conformaría con leer; escribiría mi propio libro. Yo sería el héroe […] En mis alucinaciones, mis vividas alucinaciones, me veía penetrando en la inexplorada Amazonía, la gran desconocida (Ghinsberg, 2020; traducción propia).
La cita evidencia la herencia de los exploradores en los motivos para emprender el viaje. También queda claro que es a través de la novela autobiográfica y los diarios de viaje que se interioriza acerca de la Amazonía y algunos de los imaginarios socialmente compartidos en Occidente sobre ella. Especialmente se destaca su condición de área desconocida e inexplorada. Asimismo, se pone en evidencia que, para Ghinsberg, la Amazonía se presenta como un espacio idóneo para cumplir estos deseos individuales de aventura, exploración y heroísmo. En otras entrevistas, señala que el motivo específico para explorar Sudamérica fue la búsqueda de tribus no contactadas y, a través de ellas, el hallazgo de oro. Así, recorrió Colombia, Perú y Venezuela hasta llegar a Bolivia.
En La Paz (Bolivia), Yossi Ghinsberg, quien previamente había formado un vínculo de amistad con Marcus Stamm (suizo) y Kevin Gale (norteamericano), conoció a Karl Ruprechter, un austríaco que decía haber vivido años en la selva amazónica y conocerla en profundidad. Ruprechter los convenció para emprender una expedición con la promesa de encontrar a los Toromonas, una comunidad indígena en aislamiento voluntario que, según algunas hipótesis, habita en una región remota del Madidi.
Bajo las promesas de Ruprechter, el grupo emprendió el viaje a la Amazonía. Sin embargo, la falta de comida y suministros, el desgaste físico y los conflictos al interior del grupo llevaron a Marcus Stamm y Karl Ruprechter a intentar regresar a, la localidad desde donde habían iniciado la travesía. Sin embargo, nunca salieron de la selva y sus paraderos siguen siendo desconocidos. Por su parte, Yossi Ghinsberg y Kevin Gale decidieron continuar la expedición siguiendo el curso del río Tuichi en balsa, a pesar de su escaso conocimiento sobre la zona y el inicio de la temporada de lluvias, lo que incrementaba significativamente el riesgo de permanecer en la selva. Al atravesar una zona de rápidos no navegables la balsa se accidentó y los jóvenes se separaron.
Este fue el inicio de los 21 días en los que Yossi Ghinsberg permanecería perdido en la selva, enfrentándose a un gran agotamiento físico, una infección en el pie, condiciones climáticas adversas, falta de comida y la constante presencia de animales peligrosos, como serpientes, termitas, jaguares, entre otros.
Al mismo tiempo, Kevin Gale fue arrastrado por la crecida del río y se encontró con dos comunarios de San José de Uchupiamonas que lo ayudaron a llegar a Rurrenabaque, un centro poblado que cuenta con servicios e infraestructura y que hoy en día constituye la principal localidad desde donde visitar el Madidi. Procura buscar a Ghinsberg y logra encontrarlo con la ayuda de un habitante de Rurrenabaque que contaba con una de las pocas balsas a motor en la localidad; junto con dos comunarios de San José de Uchupiamonas que guiaron la expedición, hallaron a Ghinsberg en una de las playas del río Tuichi.
Ésta no fue la última expedición orientada por el interés en encontrar riquezas y pueblos desconocidos. Otros exploradores también cruzaron esta región con posterioridad buscando el mítico oro de Paititi y procurando el encuentro con los Toromonas. Este es el caso de Lars Hafskjold, un biólogo noruego que se perdió en el Madidi en 1997.
La experiencia de Ghinsberg, como veremos a continuación, tuvo amplia repercusión como una historia de supervivencia en un lugar recóndito de la Amazonía. También tendrá influencia en la manera en que se retrata el área del Madidi, en la forma en que se visita turísticamente y en la organización de emprendimientos turísticos.
Exploración, supervivencia y una experiencia compartida con el mundo
Después de doce años de su experiencia en la selva, Yossi Ghinsberg comienza a difundir su historia. En 1993 publicó su primer libro Back from Tuichi: the harrowing life and death story of survival in the Amazon rainforest, traducido a más de 10 idiomas y reeditado con diferentes títulos (Lost in the jungle de 2009, Heart of the Amazon de 1999 y Jungle de 2017). En 2007 publica su segundo libro Laws of the Jungle: jaguars don´t need self help books. Asimismo, su historia inspiró la película Jungle (2007), dirigida por Greg McLean y cuyo guion está basado en el libro de Yossi Ghinsberg (reeditado ese mismo año). Su historia también se presentó en el capítulo "Escape from the Amazon" de la serie documental I Shouldn't Be Alive (lanzada en 2005) producida por Darlow Smithson Productions, donde Ghinsberg ofrece su propio testimonio[6]. Ghinsberg también ofreció varias conferencias y entrevistas que se centraron en el relato de su sobrevivencia en selva. Buena parte de estas intervenciones tienen en Ghinsberg un orador motivacional que comparte ideas acerca de la resiliencia y la determinación aprendidas a partir de la experiencia narrada.
El relato que se construye y se difunde a través de todos estos medios, y que tiene a Ghinsberg como voz principal, gira en torno a ciertos tópicos sobre la Amazonía boliviana y sus habitantes. Explorar estos aspectos resulta interesante porque tienen vínculos con la forma en que turísticamente se concibe y se aprovecha la zona.
En el relato que realiza Ghinsberg (y como ya lo señaláramos) aparecen de manera central las expectativas del viaje asociadas a encontrar lo desconocido. Recorre varios países antes de llegar a Bolivia para darse cuenta que lo desconocido ya no existe (aunque encontrará la oportunidad de buscarlo en el Madidi en Bolivia): “Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú. Mi desilusión crecía con cada selva que conocía. Tenía el mismo sentimiento: todo lo hicieron antes de que yo llegara. El tiempo de las grandes exploraciones terminó” (Ghinsberg, 2020, 3:22-3:37; traducción propia).
Y esto va a funcionar en el relato como una marca de diferenciación respecto de otros turistas; Ghinsberg no viaja para hacer lo que hacen otros viajeros, va en busca de lo excepcional:
Este viaje ha sido una experiencia única en la vida. Es algo realmente especial, fuera de lo común. Lo que intento decir es que lo estoy haciendo de forma diferente a los demás chicos que viajan de mochileros por Sudamérica, incluidos los demás israelíes. La mayoría de ellos van de un atractivo turístico a otro, de un museo a otro. [...] Lo que hago aquí en Sudamérica es buscar lo extraordinario. Me encanta lo inusual. Ceremonias religiosas místicas, ritos paganos, brujería indígena local. Gente inusual, lugares que tienen su propia atmósfera particular, nuevos amigos, todas esas cosas (Ghinsberg, 1993, p. 35-36; traducción propia).
En sus expectativas de viaje también aparecen los habitantes de estos lugares remotos retratados en sus versiones más “puras”. En las expectativas que expone al relatar su historia los locales imaginados aparecen como salvajes[7] y sin contacto con la civilización: “La aventura era bien específica, yo quería entrar a donde no había caminos, encontrar gente indígena que no [conoció] la civilización, casarme con la hija del jefe y hacer[me] rico con mucho oro y esmeralda, eso era mi sueño” (Ghinsberg, 2016, 3:29-3:52).
Más allá de las ideas que hablan de la Amazonía como un área remota hay otros tópicos que aparecen en el relato que remiten especialmente a las condiciones naturales extremas. El ámbito de la selva se presenta como inmenso, dominante y desmesurado:
La lluvia no tenía piedad, era tan intensa. Llegó la noche y fue muy difícil escapar. Lo que sucedió es bastante increíble; yo no conocía ese fenómeno, pero literalmente la selva comenzó a colapsar. Me tomó segundos darme cuenta, pero cuando lo entendí era demasiado tarde, era una inundación y el río desbordó (Darlow Smithson Productions, 2005, 32:52-33:34; traducción propia).
Y estás condiciones asociadas a un ambiente desconocido sumadas a la lejanía respecto de la “civilización” aparecen asociadas a un miedo paralizante:
Tenía miedo. Es un miedo porque dejas la civilización atrás: ya no hay electricidad, ya no pasa un avión, ya no puedes comprar. Tienes que matar para comer. Este es un sentimiento que no [conocía]. […] Y sabía otra cosa: voy a morir porque yo solo no puedo. No voy a aguantar. No tengo nada: no tengo machete, no tengo rifle, no tengo comida, no tengo fuego, no tengo conocimiento. […] Entonces este sueño grande se vuelve la peor [pesadilla] posible. Estoy llorando y el viento en los árboles, las montañas, el río… nunca me sentí más pequeño (Ghinsberg, 2016, 10:27-10:44, 20:52-21:07, 21:20-21:24).
Vinculado con las condiciones especiales y desconocidas de la selva, el encuentro con animales tiene un lugar central, especialmente cuando se trata de fauna que puede ser peligrosa. Estos encuentros, especialmente el que tiene con el yaguareté (especie que genera particular interés entre la fauna sudamericana), son narrados con detalles que agregan suspenso a la situación en la que Ghinsberg teme por su vida:
Volví a escuchar el susurro, demasiado cerca y demasiado real para ignorarlo. Tomé la linterna, asomé la cabeza del mosquitero, la encendí... y me encontré cara a cara con un yaguareté. Era grande, cubierto de manchas negras. […] No parecía especialmente amenazador, no rugía ni se relamía. Sus ojos no eran ni feroces ni mansos. Eran simplemente grandes ojos de gato, mirándome fijamente. El yaguareté permanecía inmóvil; sólo su cola se movía lentamente de un lado a otro. ‘Andate’, grité. ‘Salí de acá. Andate. ¿Me oís? Andate’. Estaba temblando y empecé a gritarle con fuerza. ‘¡Andate de acá, hijo de puta! ¡Andate de acá! ¡Te voy a quemar! ¡Andate!’ (Ghinsberg, 1993, p. 142-143; traducción propia).
El riesgo que implica moverse y sobrevivir en un ambiente desconocido (donde puede perderse el sentido de la orientación) también se hace presente en el relato. La salud física y mental aparecen amenazadas, sumando otro peligro de la permanencia en la selva para quienes no la conocen:
Quince días de soledad. El dolor es indescriptible porque mis pies… la piel se desprendió de mis pies. Camino en carne viva, inflamado. […] Todo mi cuerpo es una herida abierta y nada sana cuando llueve noche y día (Ghinsberg, 2020; 6:38-7:00; traducción propia).
Estaba famélico, enfermo, lastimado y débil. Comencé a darme cuenta que ya no sabía hacia donde me dirigía y tal vez estaba volviéndome loco (Darlow Smithson Productions, 2005, 38:37-38:47; traducción propia).
Más allá de estos peligros, penurias y amenazas, Ghinsberg presenta su historia como una experiencia reveladora y de aprendizaje que ha cambiado su vida (en parte este es el mensaje que transmite como orador motivacional[8]). Esto remite a una idea muy asociada a la experiencia de viaje en general (incluido viaje turístico): el encuentro con lugares no familiares, ámbitos remotos, inaccesibles y desconocidos, que con frecuencia conllevan una transformación personal. Pero, ¿cuál es el vínculo de este viaje con los viajes turísticos que le sucederán al Madidi?
El legado de los exploradores, la experiencia de Ghinsberg y el turismo local
Luego de la experiencia de Ghinsberg, el área explorada por él comenzó a experimentar algunas transformaciones. Una de las más importantes es la creación de un área protegida: el Parque Nacional Madidi creado en 1995. Paralelamente, a partir de la década de 1990, el turismo en la región comenzó a tener mayor presencia, con un incremento notable de turistas[9]. Desde esta época se desarrollaron un conjunto de negocios turísticos, muchos de los cuales constituyen emprendimientos privados. Pero también se han desarrollado propuestas desde las comunidades indígenas en un contexto en el que ellas buscaban legitimar su presencia en estas áreas reclamadas como propias.
Todas las formas de turismo que han tenido lugar en esta área han estado marcadas por las historias de las exploraciones que allí tuvieron lugar, y especialmente la experiencia de Ghinsberg, cuya difusión proyectó al área del Madidi como destino internacional[10] (Figura Nº 2).
Figura Nº 2. Local comercial de agencia de viaje con sede en Rurrenabaque
Fuente: Natalia Machaca Cabrera, enero del 2025.
En primer lugar, la presentación de los servicios turísticos que se ofrecen en el lugar se apoyaron fuertemente en las ideas de descubrimiento, exploración y aventura de lugares remotos que guiaron la experiencia de Ghinsberg (y otras que le antecedieron y le sucedieron). Así, claramente, muchas narrativas en torno a estas ideas se utilizan como estrategias de promoción para actividades turísticas en la selva. Por ejemplo, se integran en la venta de paquetes o tours, tanto en agencias de viajes como a través de guías informales de turismo:
Nos adentramos en las profundidades de la selva para descubrir la naturaleza, sobrevivir y adaptarse a un ecosistema crudo hostil y natural. Esta pequeña aventura te permite tener una experiencia totalmente única y auténtica. La experiencia no es un tour clásico destinado a todos los turistas, el principal objetivo es salir de la zona de confort al que mayormente estamos acostumbrados en nuestra vida cotidiana y descubrir lo salvaje que es la Amazonia Boliviana.
Actividades: caminata y visita en comunidad indígena, caminata diurna y nocturna, identificación de alimentos, identificación de plantas medicinales y de uso tradicional, identificación de agua potable mediante bambú y liana, aprender a hacer fuego, pesca, construcción de refugio donde dormir en distintas locaciones, construcción de transporte tradicional, descubrir la vida a través de caminatas de interpretación de fauna silvestre (comunicación personal con personal de Jaguarsirus ecoexplorers, 2022).
Asimismo, la página “Bolivia Turística-Bolivia Infinita”, dedicada a la promoción de atractivos y destinos turísticos en Bolivia, invita a explorar el Madidi a través de una experiencia, promocionada como “El Madidi: la ruta del explorador perdido”, inspirada específicamente en las expediciones de Percy Harrison Fawcett. Esta propuesta ofrece una experiencia que permite conocer los lugares por los que atravesó el explorador (que incluyen destinos como Rurrenabaque, San Buenaventura, la Laguna Chalalán y San Miguel del Bala), pero de manera más accesible y acondicionada:
Fuera o no el Madidi, fuera o no Bolivia, lo que sí podemos imaginar es el entorno donde se esfumó el personaje en su búsqueda enfermiza del Paititi… Solo hay una diferencia entre tu visita y su expedición trágica: él lo hizo siempre por territorios inexplorados, y tú lo harás por esos mismos sitios, ya acondicionados para que tu final tenga retorno. Un contexto natural similar, para un concepto de excursión diferente… Percy Harrison Fawcett eligió una vida de dedicación a este entorno natural, o alguno parecido de la zona (nunca lo sabremos), y fue esta naturaleza, en ocasiones salvaje, la que le costó la vida. Pero el legado del personaje protagonista a la zona amazónica ha sido mucho, sobre todo dándola a conocer (sin querer) con su enigmática desaparición. Fawcett escogió involuntariamente este lugar para morir, y yo te he de decir que, después de vivir en la zona una temporada por cuestiones profesionales, es el mejor lugar para hacerlo, un verdadero paraíso natural. (Bolivia Turística, 2024).
Otras propuestas turísticas también equiparan al turista con la figura del explorador. Así, por ejemplo, un emprendimiento de ecolodge administrado por pobladores del lugar promociona su propuesta diciendo: “Conectamos exploradores asombrosos con ecosistemas extraordinarios” (Yuruma Journeys, 2025). Otro emprendimiento acentúa el carácter remoto de este lugar con encantos y magia: “Chalalán es un lugar especial, con todo los encantos y la magia que el ecoturista espera encontrar junto a servicios de alto nivel incluso en lugares más remotos” (Chalalán, 2009)[11].
La fauna, tan presente en los imaginarios de la selva amazónica (y recuperada en la historia de supervivencia de Ghinsberg y los relatos de Fawcett), también está presentada como uno de los grandes atractivos del lugar. Así lo promocionan los mismos prestadores mostrando que sus servicios permiten el acceso a experiencias marcadas por la aventura y la emoción del encuentro con algunas de las especies que pueblan el área: “Prepárate para una aventura inolvidable... Explora la selva en la oscuridad y vive la emoción de observar caimanes en su hábitat natural. ¡Una experiencia única que no te puedes perder!” (Yuruma Journeys, 2024).
Los aspectos naturales del lugar con frecuencia están acompañados de otros vinculados a sus habitantes. Esto es especialmente frecuente en los emprendimientos llevados adelante por pobladores de comunidades indígenas locales. Las costumbres y tradiciones locales (presentadas como inalteradas a lo largo del tiempo, apelando de alguna manera a la idea de autenticidad) y los conocimientos acerca del entorno selvático que tienen los pobladores indígenas son fuertemente puestos en juego como atractivos (y también como garantía de una visita segura e informada)[12]. En la presentación de uno de los albergues uno de los guías afirma: “Aquí nos visitan personas de todos los países del mundo. Vienen a ver jaguar [yaguareté], tapir y monos. Y a aprender de plantas medicinales aquí en la mitad de la Amazonía”. Más adelante, en el mismo video de presentación una turista testimonia: “Juan [uno de los guías] nos enseñó a hacer un ritual para agradecer a la Pachamama, la madre tierra y pedirle que nos cuide” (Chalalán, 2020).
El mismo emprendimiento propone, a través de sus servicios, el acceso a esta combinación de atractivos naturales y culturales de la zona:
Escucha el llamado de la selva. Descubre los misterios y maravillas de la naturaleza. Vive la más extraordinaria experiencia de ecoturismo comunitario en Chalalán. […] Tiene la opción de visitar nuestra comunidad de San José de Uchupiamonas para conocer las costumbres y formas tradicionales de vida que se mantienen inalterables desde hace siglos (Chalalán, 2009).
Las maneras en que se organizan los servicios turísticos en la zona ponen en evidencia cómo la idea de aventura, exploración y descubrimiento forman parte central del turismo en el Madidi. Esto también se encuentra presente en la manera en que efectivamente se despliegan las actividades de los turistas allí, según se observó durante el trabajo de campo. En efecto, mediante los servicios ofrecidos se concretan actividades que recrean ciertos aspectos de las vivencias de los exploradores/aventureros: caminatas con observación de fauna y flora por la selva, paseos por ríos y lagunas y acceso a información respecto de los conocimientos, técnicas y costumbres que marcan la vida cotidiana de los pobladores en vinculación con el entorno selvático.
Estas propuestas turísticas hablan de acceder a una conjunción de ciertas condiciones naturales y étnicas o culturales, únicas, que solo existen en este lugar, y a las que se puede acceder sin los riesgos de las exploraciones de antaño. Asimismo, aquellos habitantes lejanos “de la selva por descubrir” que procuraban los exploradores, se acercan al turista en propuestas que, en muchas ocasiones son administradas por las propias comunidades indígenas. Ellas deciden qué mostrar y a través de qué relatos hacerlo (aunque también están atentos a satisfacer el interés por conocer lo diferente que alienta al turismo).
En segundo lugar, interesa dar cuenta de un fenómeno específico asociado al impacto que tuvo la experiencia de Ghinsberg en la región del Madidi: la llegada del turismo israelí que dio forma al ya mencionado crecimiento del turismo a partir de la década de 1990. Las primeras publicaciones de Ghinsberg, principalmente el libro Back from Tuichi, jugó un papel importante en el aumento de turistas de esa nacionalidad en la región. En gran medida llegaban motivados por la idea de revivir la misma experiencia de supervivencia. Como el mismo Ghinsberg señala: "Mi libro afectó mucho esta parte del mundo, era una onda de turismo. Mi pensamiento es que con la película va a ser un tsunami, no solo una onda que esta película va a generar" (Opinión, 2016).
Antes de la implementación del visado obligatorio[13] para los turistas israelíes en Bolivia en 2014, Rurrenabaque había desarrollado una infraestructura y servicios especializados, como restaurantes, alojamientos y paquetes turísticos destinados para este grupo específico. Es más, los turistas israelíes constituían el segmento con mayor presencia en la localidad, registrándose hasta 20.000 personas por año. Tras la imposición del visado, este número descendió a 3.000 turistas (Lloret, 2022). Tal como se evidencia en las siguientes citas recogidas por un sitio de Internet (Sol de Pando, 2016), este descenso tuvo un fuerte impacto en los servicios secundarios vinculados al turismo, como el transporte, alimentación y hospedaje.
Este tema ha perjudicado hartísimo al turismo del pueblo. El Gobierno debería ver el tema de las visas a los israelitas, porque el 70% de los turistas que llegaban eran israelitas, ahora el turismo ha bajado, no hay flujo económico. Se siente desde el mototaxista hasta la señora que sale a vender sus empanadas (Vicepresidenta del Concejo Municipal de Rurrenabaque).
Ellos [los israelitas] rentaban la moto, no sólo un día o mediodía, a veces tres o cinco días… Ese era un buen ingreso para todos nosotros, para nuestras familias (Presidente del Sindicato de Mototaxis).
Los israelitas regatean en hoteles y en los tours, pero no para comer. A Juliano [restaurant gourmet] iban dos veces, a las 5 de la tarde, y volvían a las 10 de la noche. Gastaban en comida y dejaban buenas propinas (ex propietario del Café de la Jungla).
No obstante, según varias comunicaciones recopiladas durante el trabajo de campo (con residentes de Rurrenabaque y comunarios Tacanas y Uchupiamonas), las comunidades indígenas en general manifestaron su desacuerdo con el tipo de turismo que se generaba en torno a estos visitantes, dando paso a diferencias entre el conjunto de prestadores de servicios. Entre otras cosas, las diferencias se expresaban respecto de lo que esperaban los turistas israelíes. Según diversos testimonios era común que algunos de ellos solicitaran a los locales realizar actividades como "cazar un mono", siguiendo el ejemplo de lo realizado por Karl Ruprechter, tal como lo relata Yossi Ghinsberg en el libro Back from Tuichi. Asimismo, también los turistas expresaban su deseo de perderse en la selva, replicando las experiencias narradas en sus relatos. Estas solicitudes contrastaban notablemente con la oferta turística que las comunidades indígenas buscaban proyectar para el destino centrada fundamentalmente en la preservación de la naturaleza y la biodiversidad[14].
En tercer lugar, interesa mencionar el involucramiento personal de Yossi Ghinsberg con uno de los emprendimientos turísticos de la zona. Se trata de un albergue ecológico ubicado a orillas de la laguna Chalalán (Figura Nº 3). Allí, algunos miembros de la comunidad indígena local de San José de Uchupiamonas habían comenzado a prestar servicios turísticos de guiado como una estrategia de apropiación de su territorio y para evitar la repetición de experiencias como la que había tenido lugar en otra laguna cercana (Santa Rosa del Madidi), donde un empresario de origen francés había establecido un emprendimiento turístico privado.
Figura Nº 3. Cartel de bienvenida del albergue ecológico Chalalán, gestionado por la comunidad de San José de Uchupiamonas
Fuente: Natalia Machaca Cabrera, julio del 2023.
Posteriormente, además de los guiados, construyeron una infraestructura para brindar servicios de alojamiento y restauración cerca de la laguna. Ghinsberg llegó a la zona procurando desarrollar un emprendimiento turístico y fue disuadido de no hacerlo por la comunidad. Tiempo después buscó comprar la laguna Chalalán y la infraestructura turística ya instalada por los locales, pero esto también fue impedido por la comunidad[15].
Aunque no se permitió la venta de la laguna, se aceptó la participación de Ghinsberg en la elaboración de un nuevo proyecto de turismo. Apoyado en la perspectiva de los líderes indígenas, este proyecto se desarrolló con un enfoque que procuraba poner en valor la cultura y las formas de vida de los Uchupiamonas, así como las experiencias de interacción con el entorno que habitaban. Esto difería de la propuesta inicial de Ghinsberg que se centraba en un emprendimiento con foco en la aventura (comunicación personal con líder de la comunidad, julio de 2023).
El dinero ofrecido por Ghinsberg para la iniciativa se utilizó para redactar un primer proyecto de ecoturismo y buscar apoyo internacional. En efecto, en este proyecto participaron líderes Uchupiamonas y varias familias de la comunidad y sirvió como punto de partida para asegurar, en 1995, el apoyo económico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la capacitación técnica proporcionada por la Fundación Conservación Internacional (CI). Como resultado, entre 1995 y 1999, se construyen las primeras cuatro cabañas (actualmente son cinco en total). De acuerdo con el convenio establecido entre las organizaciones y la comunidad, el proyecto debía ser transferido a la comunidad después de cinco años. Luego de un proceso que no estuvo exento de tensiones y disputas externas finalmente la iniciativa de Chalalán logró consolidarse como un proyecto de gestión y propiedad comunitaria que se ha mantenido en el tiempo y forma parte de la oferta turística del área del Madidi. Ghinsberg continúan en contacto periódico con esta comunidad participando de eventos y celebraciones.
Discusión. Exploración, narrativas y nuevos servicios turísticos en el área del Madidi
El abordaje de la experiencia de Yossi Ghinsberg en su viaje a la Amazonía boliviana y el desarrollo del turismo en el área del Madidi permitieron analizar las formas en que el turismo retoma y procesa estas prácticas de viaje para el diseño de servicios turísticos. Las narrativas construidas en torno a esa experiencia (y otras similares) comparten elementos con el turismo actual y responden a intereses sociales vigentes (MacCannell, 1999; Cohen, 2005): la visita a lugares alejados de la vida moderna, la experiencia de adentrarse en ellos, el encuentro con la selva como ámbito específico asociado a lo fascinante, místico y aterrador (como frecuentemente se ha retratado la Amazonía –Vélez, 2016-) son elementos que aparecen de manera central en las experiencias diseñadas para los turistas que generan los prestadores de servicios.
Como sostienen algunos autores (Gravari Barbas y Graburn, 2012), estos imaginarios de lugares remotos no solo forman parte de representaciones compartidas socialmente, sino que participan activamente en la conformación de este destino turístico orientando cómo se muestran estos lugares y qué se hace en ellos (el turismo aventura aparece como una modalidad destacada para un ámbito como la Amazonía boliviana). En este sentido, retomamos la propuesta de Stazsak (2015) quien sostiene que los imaginarios no dan cuenta del mundo, sino que colaboran en su conformación: en torno a la Amazonía boliviana se continúa, vía el turismo, alimentando la idea de un lugar remoto aún por descubrir.
Esto se concreta no solo conociendo la selva sino también sus pobladores, presentados con aquellos rasgos que los alejan de la vida moderna y los acercan a una imagen de convivencia armónica con el entorno en correspondencias distintivas entre lo natural y lo humano (Driver y Martins, 2010). Sobre los habitantes locales siguen existiendo miradas exóticas que incluso reproduce mitos (los grupos en aislamiento voluntario) pero el trabajo también permite constatar que los locales ofrecen una mirada sobre sí mismos. De manera específica las comunidades indígenas, al participar activamente en la oferta de servicios turísticos, negocian su propia imagen. Así, definen qué modalidades turísticas ofrecer priorizando formas comunitarias de turismo que valoren dimensiones étnicas y culturales vinculadas a su historia. Esto lo hacen, además, en un contexto en el que el turismo se transforma en un medio para obtener recursos pero que también es utilizado como estrategia para impulsar reivindicaciones territoriales y de derechos colectivos.
A modo de cierre. La Amazonía boliviana y el turismo: entre viejas y nuevas formas de definir imaginarios geográficos
En este artículo procuramos dar cuenta de cómo las formas en que se desarrolla el turismo en la actualidad están moldeadas por experiencias y trayectorias previas de visitantes y viajeros, cuyos intereses en la exploración y el descubrimiento han configurado la manera en la que se presenta y se habita la Amazonía. Asimismo, indagamos cómo los imaginarios geográficos vinculados a estas prácticas históricas (asociados, a su vez, a lugares remotos e inaccesibles) participan de estos procesos, influyendo en las dinámicas turísticas actuales.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, nos interesa rescatar que lo analizado en esta investigación permite considerar cómo los imaginarios ya consolidados sobre la Amazonía siguen vigentes y se reproducen vía el turismo. Sin embargo, también interactúan con otras formas de presentar y representar este lugar y sus habitantes. Las iniciativas orientadas a la prestación de servicios turísticos por la población local, especialmente la indígena, no solo introducen nuevas modalidades turísticas en un destino incipiente, sino que también complejizan la manera de concebir este ámbito geográfico en particular. En este sentido, confiamos que el tratamiento de este caso brinde elementos para continuar indagando la relación entre imaginarios (geográficos, culturales) y las formas concretas que toma la práctica del turismo.
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Notas
[1] Licenciada en Turismo y Hotelería por la Universidad Privada del Valle (Bolivia). Magíster en Desarrollo Turístico Sustentable por la Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina). Actualmente cursando el Doctorado en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Argentina). Ayudante de la Cátedra de Turismo Rural de la Universidad de Buenos Aires.
[2] Licenciada y Doctora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), área Geografía. Investigadora Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con sede de trabajo en el Instituto de Geografía (FFyL-UBA). Profesora Adjunta de la Universidad de Buenos Aires.
[3] Este trabajo surge a partir de la tesis de doctorado (en elaboración) “Turismo comunitario indígena, naturaleza y etnicidad. El caso de la comunidad indígena de San José de Uchupiamonas en la Amazonía boliviana” de Natalia Machaca Cabrera (dirigida por Claudia A. Troncoso).
[4] Las entrevistas y la observación se llevaron a cabo durante las distintas instancias de trabajo de campo realizadas entre 2022 y 2025, en las comunidades de San José de Uchupiamonas, San Miguel del Bala, Rurrenabaque y San Buenaventura. Estos viajes involucraron estancias que oscilaron entre los 10 y 30 días, en cada una de las cuatro fases de trabajo de campo, en las que participaron residentes locales, autoridades indígenas Uchupiamonas y Tacanas, guías de viaje y otros actores clave vinculados al turismo. Estas instancias se inscriben en la investigación doctoral en curso y tuvieron como objetivo abordar los temas tratados en este texto, así como otros aspectos que, de manera conjunta, buscan comprender las particularidades de la Amazonía boliviana como destino turístico, a través de modalidades que valorizan como atractivos aspectos de la naturaleza y la etnicidad de la zona.
[5] Percy Fawcett fue un explorador seleccionado en 1906 por la Royal Geographical Society para liderar la delimitación de las fronteras entre Brasil y Bolivia. A partir de ese momento realizó varias expediciones en la Amazonía con el interés por encontrar una ciudad perdida en Sudamérica coincidente con la idea de El Dorado o Paititi. Desapareció durante una última expedición emprendida en 1925 en Brasil.
[6] La historia de Ghinsberg será también relatada por otros medios que generan y difunden información consultada por turistas. En efecto, las guías turísticas recomiendan la lectura del libro de Ghinsberg entre la literatura para acompañar el viaje a Bolivia e incluso advierten: “Antes de ir por tu cuenta a la selva amazónica, tené en cuenta Back from Tuichi: the Harrowing Life and Death Story of Survival in the Amazon Rainforest de Yossi Ghinsberg” (Mutić, 2010, p. 56).
[7] Esta idea queda expresada en su libro: “Karl llegó a tiempo esta vez y le explicamos que queríamos adentrarnos en la selva verdadera; tierra salvaje, animales feroces, aves, indígenas salvajes…” (Ghinsberg, 1993, p. 27).
[8] Así lo manifiesta: “Comprendí algo muy, muy profundo sobre la supervivencia. La supervivencia es, en realidad, la mejor condición en la que nos podemos encontrar. Porque la supervivencia nos transforma en superhéroes, literalmente superhéroes” (Ghinsberg, 2020).
[9] Según las entrevistas realizadas a dos de los primeros guías de Rurrenabaque, este crecimiento cuenta con antecedentes esporádicos de turismo en la zona desde mediados del siglo XX.
[10] Otras exploraciones posteriores también continuarán alimentando el imaginario de esta área como un área aún por descubrir: la expedición de Hafskjold (ya mencionada) y la iniciativa "En búsqueda de los Toromonas" liderada por Pablo Cingolani que en 2001 también se adentró en la selva del Madidi.
[11] Otra empresa de viajes afirma sobre el Parque Nacional Madidi: “En el parque te espera una aventura de otro mundo y paisajes maravillosos que te harán conectar con la naturaleza y conocer la vida de aventura de la comunidad presente en el lugar” (Visit Bolivia Travel 2025).
[12] Varios de los emprendimientos aseguran que sus guías combinan información proveniente del saber ancestral de sus comunidades con conocimientos científicos adquiridos como parte de su formación como guías.
[13] En el marco del gobierno de Evo Morales (2006-2019), máximo representante del Movimiento al Socialismo (MAS), se impuso un visado a los turistas israelíes debido a los conflictos bélicos que Israel mantiene con Palestina.
[14] Otro aspecto que generó diferencias se vincula con el tipo de paquetes y servicios contratados por los israelíes, caracterizados por precios considerablemente más bajos en comparación con otras modalidades de turismo, como el turismo ecológico o el turismo comunitario indígena. Como lo expresa uno de los primeros guías de turismo de Rurrenabaque: “Algunas personas comenzaron a enfocarse en este tipo de turismo y competían entre ellas, ofreciendo precios sumamente baratos. No se podía dar un buen servicio, ni recibir un pago justo” (Comunicación personal, enero de 2024).
[15] La compra de estas tierras era legalmente posible para Ghinsberg porque aún no eran reconocidas formalmente como tierras indígenas.