DOI: 10.19137/cuadex-2022-06-0205
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ARTÍCULOS
La red regional de voluntariado universitario Covid-19 y el programa PUPLEC. Estrategias universitarias ante la crisis
The regional network of university volunteers Covid-19 and the PUPLEC Program. University strategies in the face of the crisis
A rede de voluntários universitários regionais Covid-19 e o programa PUPLEC. Estratégias universitárias diante da crise
Franco Brutti
Secretaría de Extensión, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7561-0263
Resumen : En el trabajo se analizarán las acciones extensionistas realizadas por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), durante los dos primeros años de la Pandemia por Covid-19 (años 2020 y 2021). Este análisis también permitirá entrever y, a modo general, reflexionar sobre el impacto que generó la pandemia sobre la extensión universitaria y cómo las universidades tuvieron un papel protagónico en la lucha contra la crisis sanitaria, social y económica que generó el virus.
Palabras clave: Compromiso social; Crisis socio-sanitaria; Extensión crítica; Extensión universitaria; Voluntariado universitario.
Abstract : The work will analyze the extension actions carried out by the Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN, National University of the Center of the Province of Buenos Aires) during the first two years of the Covid-19 pandemic (years 2020 and 2021). This analysis will also allow us to glimpse and, in a general way, to reflect on the impact that the pandemic generated on university extension and on how universities played a leading role in the fight against the health, social and economic crisis generated by the virus.
Keywords: Social commitment; Socio-sanitary crisis; Critical extensión; University extension; University volunteering.
Resumo : O documento seguinte analisará as ações de extensão realizadas pela Universidad Nacional del Centro da Provincia de Buenos Aires (UNICEN) durante os dois primeiros anos da pandemia de Covid-19 (2020 e 2021). Esta análise proporcionará também um vislumbre geral do impacto da pandemia no alcance universitário e de como as universidades desempenharam um papel de liderança na luta contra a crise sanitária, social e económica por ela gerada.
Palavras-chave: Compromisso social; Crise sócio-sanitária; Extensão crítica; Extensão universitária; Voluntariado universitário.
Fecha de recepción: 16 - 02- 2022 / Fecha de aceptación: 11 - 06 - 2022
El trabajo, si bien es una muestra puntual de las diferentes iniciativas extensionistas que realizó la UNICEN, intentará ser un aporte útil para demostrar que ante la emergencia las universidades tuvieron un rol protagónico, desde las primeras acciones descoordinadas y esporádicas hasta las etapas en que la extensión comenzó también a articular con el resto de las funciones sustantivas.
El trabajo se estructura en una serie de apartados. En el primero de ellos se analizarán las primeras acciones de la UNICEN frente a la pandemia. En el siguiente, se explicará la creación de la Red Regional de Voluntariado Universitario, sus objetivos y acciones. Luego, se considerará el Programa Universidades para la Emergencia Covid-19, una de las propuestas del Ministerio de Educación de la Nación para acompañar a las universidades. Posteriormente, se explicará la convocatoria de las propuestas de acciones de extensión frente a la emergencia por COVID-19, y por último, se presentarán algunas reflexiones finales a modo de cierre.
Salir ante la emergencia
El último día del año 2019, China notificó la detección de casos confirmados por laboratorio de una nueva infección por coronavirus (COVID-19). Rápidamente, fueron verificados casos en diferentes partes del mundo y el 11 de marzo del 2020 fue declarado el estado de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la Argentina, a partir del Decreto N° 260/2020, se amplió la emergencia pública en materia sanitaria establecida por Ley N° 27541 y se dispuso la adopción de nuevas medidas con el fin de mitigar su propagación e impacto sanitario. En marzo de ese mismo año, mediante el Decreto N° 927, se estableció en todo el territorio de la República Argentina el “aislamiento social, preventivo y obligatorio”. Esta medida buscaba minimizar el efecto sanitario producido por la pandemia, pero produjo consecuencias negativas a nivel socioeconómico.
Según el Documento de Trabajo N° 7 de FLACSO, “Un balance preliminar de la crisis económica en la Argentina en el marco del Coronavirus”, a partir del 20 de marzo, en el contexto del aislamiento social, “se profundizó significativamente el proceso recesivo, máxime en una economía como la de Argentina con los altos niveles de pobreza, desocupación e informalidad laboral cuyo sustento diario es imprescindible para la mera reproducción” (FLACSO, 2020).
Para atenuar estos efectos, el gobierno desplegó una serie de políticas públicas para sostener el ingreso de las trabajadoras y los trabajadores informales y formales, para evitar el cierre de empresas. A pesar de ello, durante el primer semestre del 2020 la pobreza alcanzó al 40,9% de la población, según datos del INDEC (2020). En números, lo anterior implicó que, entre 2019 y 2020, al menos, 2,5 millones de personas ingresaron a la pobreza. Si bien la crisis afectó al conjunto de la población, sin duda, tuvo un impacto aún mayor en los sectores que ya se encontraban en situación de vulnerabilidad (CIPPEC, 2020).
El 23 de marzo del 2020 la UNICEN resolvió, en Reunión Extraordinaria del Consejo Superior, suspender todas sus actividades hasta el día 31 de ese mes. A partir de allí, diferentes resoluciones de Rectorado prorrogaron durante todo el año la suspensión de actividades. De esta medida, quedarían exceptuadas:
aquellas funciones consideradas críticas para la institución, las acciones que se lleven a cabo para la conformación de aulas virtuales a fin de que se afecte en la menor medida posible el aprendizaje por parte de los estudiantes y toda otra actividad destinada a contribuir a la evaluación, prevención y contención de la situación epidemiológica planteada, en cumplimiento del compromiso institucional para con la sociedad y el sostenimiento de la salud pública. (UNICEN, 2020)
En este sentido, las actividades de extensión que no estaban vinculadas con el control de la situación epidemiológica se vieron suspendidas, por lo menos, presencialmente. La mayoría de los programas y proyectos de extensión que tenía en funcionamiento la UNICEN tuvieron que cancelar sus actividades. En algunos casos, estos pudieron continuar a través de la virtualidad, mientras que, en otros, debido a las propias características del proyecto, tuvieron que discontinuar las acciones.
Aun así, desde el mismo momento en que se suspendieron las actividades en consonancia con las disposiciones nacionales y hacia el interior de la universidad, comenzaron a producirse diferentes movimientos que buscaban aportar soluciones.
Estas iniciativas desarrolladas por estudiantes, docentes, no docentes o graduados y graduadas buscaban organizarse en pos de ayudar a la población ante la crisis. De menor a mayor complejidad y más o menos institucionalizadas, desde los primeros momentos, la comunidad universitaria comenzó a instituirse para realizar colectas de alimentos o de elementos de higiene, la confección de mascarillas a través de impresoras 3D, la fabricación de alcohol, glicerina, y hasta la posibilidad concreta de diseñar y fabricar un modelo de respirador automático.
Bajo esta mirada, al mismo tiempo, la Facultad de Ciencias de la Salud, con sede en Olavarría, comenzó a desarrollar un proyecto de voluntariado junto con sus docentes y estudiantes. Este trabajo se realizó en articulación con cada municipio sede de la UNICEN. De este modo, se articularon demandas específicas de cada localidad con el listado de voluntarios y voluntarias previamente inscriptos. Si bien la iniciativa estaba abierta a toda la comunidad universitaria, solo podían participar de manera presencial quienes no integraban los grupos de riesgo. En sus inicios, el trabajo estaba orientado al control epidemiológico, atención telefónica y al rastreo de casos.
Estos aportes resultaron sumamente valiosos y mostraron el compromiso de la UNICEN con la salud de la comunidad regional. Aun así, todas estas iniciativas, en general, estaban desarticuladas entre sí, y había que buscar una estrategia institucional que organizara estas acciones y que, al mismo tiempo, potenciara sus resultados.
La red regional de voluntariado universitario de la UNICEN articuló solidariamente con otras ciudadanas y ciudadanos y con los entes públicos y sociales de cada ciudad sede de la UNICEN, en la lucha contra los efectos sanitarios y socio-económicos de la pandemia covid-19. A su vez, llevó adelante múltiples acciones de voluntariado orientadas a mitigar, asistir, asesorar y planificar acciones de acompañamiento a la población en general y a los grupos más vulnerables en particular.
Justamente, la Red nació a partir de la necesidad de contar con una herramienta que organizara y planificara las acciones que la UNICEN desarrolló para colaborar ante la crisis generada por la pandemia en la región y, así, poder generar nuevas líneas de trabajo.
La emergencia puso en movimiento a diferentes espacios de la universidad, institucionalizados o no, que decidieron realizar diversas acciones para colaborar en la crisis. La red fue una estrategia para intentar organizar todo ese proceso de “reacción”, para darle un sentido lógico, estructurado, organizado y mitigar los impactos que la pandemia generó en los sectores más vulnerados.
Originalmente, se presentaron tres áreas de interés: actividades de asistencia sanitaria, de contención social y de producción y logística. Con el correr del tiempo, se diversificaron y surgieron nuevas líneas de trabajo, que amplificaron las intervenciones (ludoteca, personas adultas mayores, contención comunitaria, control epidemiológico, geotecnologías y mapas, impresiones 3D, intermediación ventas y distribución, observatorio de medios, producción de alcohol y registro y difusión).
La red se integró por estudiantes, docentes, graduadas y graduados y no docentes de Tandil, Olavarría, Azul y Necochea, quienes mostraron predisposición para fortalecer el compromiso social de la universidad.
Cada línea de trabajo dentro de la Red Regional de Voluntariado Universitario articuló con diferentes entidades públicas y organizaciones sociales, desde los municipios en donde tiene sede la universidad, hasta comedores comunitarios y barriales. En este sentido, la red solo pudo sostenerse en articulación permanente entre la universidad pública y el resto de las organizaciones.
Del primer llamado del voluntariado, que se lanzó el 31 de marzo del 2020, se anotaron 494 estudiantes, docentes, graduados y no docentes de las cuatro sedes (Tandil, Olavarría, Azul y Necochea), de todas las facultades, como también estudiantes de otras universidades nacionales, que realizaron el aislamiento en ciudades sedes de la UNICEN.
Siempre se intentó priorizar las actividades virtuales, en consonancia con las medidas adoptadas por Argentina y la propia universidad, aun así, se realizaron muchas tareas de manera presencial con todos los resguardos sanitarios correspondientes.
La red funcionó tanto a partir de requerimientos de voluntarios y voluntarias por parte de los municipios y de otras instituciones, como de iniciativas internas que nacieron en las Facultades o en diferentes dependencias de la universidad.
Sin duda, la principal tarea que llevó a cabo la Red fue continuar con el voluntariado iniciado por la Facultad de Ciencias de la Salud. Colaboró activamente con las áreas de salud de los municipios en el control de la epidemia, realizando acciones de monitoreo telefónico de personas con ciertos síntomas que configuraban casos sospechosos según los protocolos del Ministerio de Salud. El rol de voluntarios y voluntarias fue el de contactar a cada persona y hacer un seguimiento, colaborando con las áreas de epidemiología de los municipios. Con el correr del tiempo, diferentes voluntarias y voluntarios también participaron de los “Operativos Detectar”[1] que se implementaron en las ciudades sedes de la UNICEN.
Ahora bien, la Red tenía como principal objetivo colaborar en la asistencia a los sectores más desfavorecidos y vulnerables de la región del centro de la Provincia de Buenos Aires. Como la crisis no solo era sanitaria se decidió encarar otras líneas de trabajo, además de la vinculada directamente con la prevención y el control epidemiológico.
Además de darle continuidad a las diferentes colectas de alimentos y productos de limpieza, en articulación con comedores populares y organizaciones sociales, un grupo numeroso de voluntarias y voluntarios de Tandil y Olavarría colaboró desde la perspectiva de la Economía Social y Solidaria[2]. Del mismo modo, organizó un sistema de intermediación online de productos y servicios para que pequeños productores de ambas ciudades pudieran vender su producción. En Tandil, esta experiencia se denominó Consuma Dignidad y, a través de esta, periódicamente, se distribuyeron bolsones con encargues para alrededor de 100 casas de familias que compraron online estos productos y en Olavarría se dio una experiencia similar con el proyecto denominado “La Posta”.
Otras de las estrategias de la Red, y en articulación con docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas, fue el de utilizar la geolocalización, para brindar información útil a los diferentes municipios para evitar nuevos contagios. En ese sentido, el equipo de geotecnologías, del Centro de Información Geográfica y del Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Humanas brindaron mapas y rutas del coronavirus y pusieron a disposición de la ciudadanía aplicaciones y herramientas tecnológicas.
También participaron diferentes voluntarias y voluntarios que repartieron una gran cantidad de máscaras faciales anti-contagio, que fueron distribuidas, principalmente, al personal de salud del municipio de Tandil, a diferentes dependencias estatales, como así también a comedores populares y distintas organizaciones de la ciudad. El Centro Universitario de Innovación Ciudadana de la Facultad de Exactas UNICEN fue el encargado de centralizar la información, coordinar los esfuerzos y optimizar el uso de recursos para la producción y distribución de las máscaras faciales, indispensables en la lucha contra la pandemia.
Otro de los principales problemas que generó la pandemia se relaciona con las dificultades en los procesos de aprendizaje de niñas, niños y jóvenes de sectores vulnerables[3]. Por eso, en articulación con el Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales la Facultad de Ciencias Humanas, se desarrolló el proyecto “Estrategias de acompañamiento a la continuidad pedagógica en contexto de emergencia sanitaria por COVID19”, el cual preveía relevar y sistematizar las diferentes problemáticas o emergentes socioeducativos en relación con el aprendizaje de los alumnos y las alumnas, así como asesorar y acompañar a docentes y familiares en el proceso educativo.
También las personas adultas mayores[4] se vieron afectadas por la pandemia; por ello, desde la Red se decidió abordar un proceso de articulación con el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI). Se trataba de una iniciativa completamente solidaria que articuló con beneficiarias y beneficiarios de la obra social para brindarles acompañamiento en pleno contexto de aislamiento. El objetivo de “UNICEN x PAMI” era buscar que las personas adultas mayores, la población de mayor riesgo, tuviesen que salir lo menos posible de sus hogares. En otras palabras, se trató de resolver sus necesidades de renovación de medicamentos, atención y cobertura de prestaciones, etc. En principio, toda esta actividad se llevó a cabo telefónicamente para, luego, concretar algunas tramitaciones más personales, desde el traslado a centros de atención primaria y vacunación, hasta la posibilidad concreta de la compra de alimentos.
Por último, resta mencionar que un grupo de voluntarias y voluntarios de diversas formaciones (sistemas, comunicación, realización audiovisual y diseño gráfico) conformaron un equipo de difusión para visibilizar todas las actividades de la Red. Este grupo estuvo a cargo del diseño de la página web del voluntariado, de la realización de spots audiovisuales, entrevistas y diferentes materiales de comunicación, que se encuentran en la web: https://voluntariadocovid.unicen.edu.ar/.
Todas aquellas personas que participaron del Voluntariado recibieron su respectiva certificación; respecto de las y los estudiantes, pudieron acreditar sus tareas en el marco de la reglamentación de las Prácticas Socio Educativas (Resolución de Junta Ejecutiva 7381/2018).
Las prácticas socioeducativas son “estrategias institucionalizadas y sistemáticas de enseñanza y de aprendizaje con problemáticas reales, en contextos también reales”. Son consideradas a su vez como un “acto pedagógico” siendo organizadas en “relación estrecha con propósitos, contenidos y estrategias en etapas previstas en la formación curricular”. Podrán estar destinadas a “contribuir en la transformación de la realidad social, especialmente en atención a las problemáticas reales de los sectores más desfavorecidos de la comunidad”. Por último “conforman instancias de formación integral de los estudiantes en tanto impulsan, durante todo el proceso, la participación activa, protagónica y comprometida junto a otros actores sociales” (Resolución de Junta Ejecutiva 7381/2018).
Aun con las dificultades propias del aislamiento y la virtualización de la mayoría de las actividades de la UNICEN, la Red sirvió como una estrategia concreta de participación de la comunidad educativa bajo el paraguas del compromiso social universitario para resolver problemáticas urgentes. Sin duda, todas estas acciones, que se pusieron en movimiento en muy poco tiempo, no hubiesen sido posibles sin las articulaciones previas que la comunidad universitaria había entablado con las diferentes organizaciones sociales y estatales previo a la pandemia.
Con la creación de la Secretaría de Extensión y el impulso institucional a la función se fortalecieron las articulaciones con organizaciones sociales y se construyeron nuevos lazos de confianza. Estas articulaciones previas permitieron poner en funcionamiento a la maquinaria extensionista en muy poco tiempo. Gran parte de este trabajo se apoyó con las experiencias de proyectos y programas de extensión que la UNICEN financió desde el 2011 y a partir de la creación de los Puntos de Extensión Territorial de 2017[5].
Programa Universidades para la Emergencia Covid-19 (PUPLEC)
El 26 de junio del 2020, se lanzó el Programa Universidades para la Emergencia Covid-19, dependiente de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación y de la Dirección Nacional de Talento Humano y Conocimiento del Ministerio de Salud.
Fue una estrategia para formar “equipos comunitarios que puedan auxiliar a las personas que se encuentran en sus hogares” (Secretaría de Políticas Universitarias, 2020). Bajo esta mirada, tenía dos objetivos principales, por un lado, “ampliar los equipos de salud ante esta pandemia y, por otro, fortalecer los procesos de acompañamiento y asistencia a la población que lo requiera” especialmente a los grupos “más marginados y en situaciones de vulnerabilidad” (Secretaría de Políticas Universitarias, 2020).
Esta iniciativa era el reflejo no solo de las diferentes propuestas y políticas públicas que desarrollaron los Estados en diversas partes del mundo para paliar la crisis social, económica y sanitaria generada por la pandemia, sino también de las iniciativas encabezadas por muchas de las universidades nacionales en la Argentina.
En este sentido, parte del PUPLEC venía a generar las condiciones para que nuevas universidades se sumaran a colaborar ante la crisis y, al mismo tiempo, fortalecer aquellas experiencias que estaban en marcha.
El Programa estipulaba una suma mensual de $300.000 por cada institución universitaria adherente. Este monto superaba ampliamente la financiación de las anteriores convocatorias de las SPU.
A manera de ejemplo, la convocatoria de extensión de la SPU “Universidad, Cultura y Territorio” tenía una financiación máxima de $500.000 para todo un año.
El PUPLEC era un incentivo real para sumarse al programa y también aparecía como una muestra del fuerte compromiso del Ministerio de Educación y de la Secretaría de Políticas Universitarias en la lucha contra el Covid-19.
La UNICEN presentó una propuesta en el marco del PUPLEC, que resultó financiada y tenía como objetivo fortalecer la Red Regional y generar nuevas propuestas de trabajo. En esta línea, la Secretaría de Extensión de Rectorado, junto con las secretarías de cada unidad académica resolvieron acompañar el trabajo existente y fortalecerlo con nuevas propuestas extensionistas, para ayudar a mitigar la situación provocada por la pandemia y facilitar el proceso de reconstrucción social, acompañando también las decisiones del resto de las dependencias estatales.
Para ello, se realizaron dos convocatorias a “Acciones de Extensión frente a la emergencia por Covid-19”, a través de las cuales se financiaron alrededor de 50 propuestas, provenientes de equipos extensionistas radicados en las cuatro ciudades sedes de la universidad.
Fue una convocatoria extraordinaria y específica orientada al trabajo colaborativo con la comunidad frente a situaciones de urgencia y emergencia declaradas por el Estado nacional, provincial o municipal con objetivos a corto plazo y acciones de corta duración.
Las propuestas implicaron acciones planificadas de manera conjunta con diversos organismos públicos, instituciones educativas de todos los niveles, entidades civiles y organizaciones sociales, cooperativas, sindicatos, merenderos y mesas barriales, entre otros actores. Estuvieron vinculadas con la continuidad pedagógica en todos los niveles, con el acompañamiento a personas adultas mayores, a recuperadores urbanos, el seguimiento de los procesos de regreso a actividades presenciales de organizaciones en territorio y diferentes acciones formativas en contextos carcelarios, trabajos con productores de la economía social, huertas urbanas, alimentación saludable.
A su vez, se sumaron a esta propuesta todas las intervenciones tendientes a prevenir los efectos del ASPO y DISPO sobre la salud mental y física de las personas. Para ello, se generaron distintas campañas de concientización con perspectiva de género, así como otras destinadas para la prevención del COVID, las que fueron difundidas por distintos medios radiales, gráficos y audiovisuales en prensa tradicional como en redes sociales, entre otras temáticas que han sido visibilizadas y atendidas a partir de los diferentes proyectos.
Para el desarrollo de todas estas actividades, la Secretaría de Extensión, juntamente con integrantes del Comité de Emergencia creado por la universidad ante la pandemia, estableció un protocolo con medidas de seguridad para tener en cuenta por todas y todos los integrantes que llevaron a cabo acciones enmarcadas en la Red Regional de Voluntariado UNICEN COVID-19.
Estas normas preveían las medidas que debían contemplar las personas que se desempeñaran como voluntarios y voluntarias, sobre todo quienes tenían actividades en territorio.
Ambas convocatorias específicas, en apariencia similares, incluían una pequeña salvedad cada una, no solo desde las bases y condiciones sino también desde las propuestas presentadas. La primera de ellas[6] se lanzó en septiembre del 2020, uno de los momentos más álgidos en cuanto a la situación sanitaria, y estaba orientada a fortalecer las acciones que ya se venían realizando en la Red y a generar nuevas iniciativas, pero con el objetivo principal de atender la crisis. Es por eso que, en general, estaban vinculadas a la emergencia y a cubrir las necesidades más urgentes, relacionadas, por ejemplo, con la distribución de alimentos, de kits de útiles, de materiales de desinfección, del apoyo a comedores populares, el acompañamiento a personas mayores y con las campañas de difusión sobre cuidados para evitar nuevos contagios.
Para la segunda convocatoria[7] a acciones de extensión, desde las bases y condiciones ya se solicitaba que las propuestas fueran interdisciplinares y que vincularan la extensión con la docencia y la investigación. El objetivo era recuperar la esencia de la extensión y la integralidad.
Las nuevas propuestas presentadas en la 2° Convocatoria a Acciones de extensión estaban orientadas hacia intervenciones territoriales en el marco de la integralidad.
Se puede pensar que, durante la primera etapa de la pandemia, la extensión, mirada con la lupa de la extensión crítica, perdió la posibilidad de favorecer espacios integrales (articulación investigación, docencia y extensión) y, a su vez, perdió la capacidad de generar los procesos de autonomía de los sectores populares subalternos.
En un primer momento, la urgencia que impuso la realidad y la necesidad de colaborar ante esa situación “obligó” a la extensión universitaria a salir a la calle y a asistir a quienes más lo necesitaban. Puso al servicio de la comunidad sus conocimientos y sus recursos. La función se “primarizó”, volvió a sus primeras fases en las que, en general, se asistía solidariamente a la comunidad.
Justamente, uno de los aspectos definitorios de la concepción de extensión crítica tiene que ver con su vocación transformadora y, en ella, la importancia que otorga al vínculo educativo como elemento central en las relaciones de saber-poder que se establecen en el proceso de extensión. (Cano y Tommasino, 2016, p. 15)
Ahora bien, y como se mencionaba anteriormente, si en años anteriores a 2020 la extensión universitaria no hubiese tenido el desarrollo territorial y los lazos de confianza con las organizaciones sociales, durante la pandemia habría sido mucho más dificultoso poder colaborar de alguna manera.
En este sentido, que las universidades hayan tenido un rol protagónico durante la pandemia, probablemente, sea la consecuencia de los años anteriores de experiencias en los barrios, con las organizaciones y con las y los estudiantes.
Justamente, el aporte brindado por el PUPLEC, sumado a los recursos, tanto materiales como humanos, que puso a disposición la UNICEN, más el conjunto de las experiencias territoriales de años anteriores, permitieron el desarrollo y la continuidad de diferentes acciones y proyectos de extensión en toda la región centro de la Provincia de Buenos Aires, en articulación directa con el resto de las dependencias estatales y las diferentes organizaciones sociales y comunitarias para enfrentar la crisis socio-sanitaria.
Es importante reconocer que, en general, los procesos por los que la UNICEN se vio atravesada (la suspensión de las clases presenciales, la posterior virtualización y el reacomodo de las tareas de extensión), seguramente, fueron comunes a la gran mayoría de las universidades nacionales.
También las demandas genuinas del resto del Estado y de las organizaciones sociales para colaborar a paliar la crisis, la espontaneidad de la comunidad universitaria para ayudar a los sectores más vulnerables y la posterior institucionalización de esas acciones en el marco de la extensión universitaria, han atravesado de diferente manera a muchas universidades argentinas.
A su vez, a diferencia de otras situaciones, la extensión no tenía un manual, un recetario u otras experiencias similares para encontrar el faro o la guía necesaria para salir a la calle. En esta oportunidad cada universidad tuvo que encontrar la mejor manera y en el menor tiempo posible, con los recursos limitados de siempre.
Las experiencias de años anteriores y la construcción de lazos de confianza con las otras dependencias estatales y con las organizaciones sociales, en el caso de la UNICEN, permitieron poder reaccionar en muy corto plazo y llevar acciones con la comunidad que, quizá, no hayan sido “transformadoras”, como la extensión crítica menciona, pero, sin duda, fueron protagonistas en el conjunto de iniciativas del aparato estatal.
Con diferentes niveles de institucionalización, desde comienzos del aislamiento social, se realizaron distintas actividades en la UNICEN. Estas acciones sirvieron de antecedentes, para la creación de la Red Regional de Voluntariado Universitario, un espacio institucionalizado que tenía como objetivo encauzar las propuestas que ya estaban en marcha en la universidad, fomentar nuevas y fortalecer sus impactos.
La posibilidad concreta de obtener financiamiento a través del PUPLEC amplificó notablemente esta estrategia y permitió la multiplicación de acciones de extensión en el territorio. Asimismo, posibilitó el desarrollo de más de 50 propuestas en las que participaron estudiantes, docentes, graduadas y graduados, no docentes e integrantes de organizaciones sociales.
Durante la pandemia, además, se puso de manifiesto la importancia de la extensión como una herramienta fundamental para implementar soluciones innovadoras para los sectores más vulnerables. Lo anterior permitió, aun con enormes niveles de incertidumbre y la necesidad de dar respuestas, la ejecución de propuestas de enseñanza-aprendizaje de estudiantes, que surgieron en la búsqueda de soluciones novedosas en contextos reales.
Por último, la pandemia se vislumbró como un momento excepcional de la historia de la humanidad y también para la extensión en particular. Los desafíos y los obstáculos que las universidades nacionales debieron atravesar también fueron enormes. La sociedad ya no es la misma y, sin duda, las universidades tampoco volverán a ser lo que eran antes del 31 de diciembre del 2019.
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[1] Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Territorio Argentino.
[2] La Economía Social y Solidaria “se trata de poner límites sociales al mercado capitalista y, si es posible, construir mercados donde los precios y las relaciones resultan de una matriz social que pretende la integración de todos con un esfuerzo y unos resultados distribuidos de manera más igualitaria” (Coraggio, 2011).
[3] Estudios muestran las profundas distancias que existen en los aprendizajes de jóvenes que transitan su escolaridad en escuelas privadas, estatales urbanas y estatales sub-urbanas (Leivas, 2020).
[4] Las personas mayores son de los grupos poblacionales que atraviesan la enfermedad con mayor gravedad y alta vulnerabilidad, para evitar estos riesgos el Estado nacional convocó a las personas mayores de 60 años a permanecer en sus domicilios y evitar todo tipo de contacto social. Estas decisiones modificaron notablemente la vida cotidiana de millones de adultos mayores (Cataldi, 2020).
[5] Los Puntos de Extensión territorial son plataformas territoriales que incluyen dispositivos y metodologías, formas de organizar el trabajo que la universidad desarrolla en conjunto con diversos actores territoriales (referentes, instituciones y organizaciones barriales), a través de programas, proyectos o actividades de las que participan integrantes de todas las unidades académicas.
[6] Primera Convocatoria 2020: Acciones de extensión frente a la emergencia por COVID-19. (2020). Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires https://extension.unicen.edu.ar/blog/wp-content/uploads/2020/09/CONVOCATORIA-ACCIONES-ANTE-LA-EMERGENCIA-COVID-UNICEN.pdf
[7] Segunda convocatoria 2021: Acciones de extensión frente a la Pandemia por Covid-19. (2021). Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. https://extension.unicen.edu.ar/blog/wp-content/uploads/2020/10/BASES-Y-CONDICIONES-ACCIONES-DE-EXTENSI%C3%93N-FRENTE-A-LA-PANDEMIA-SEGUNDA-CONVOCATORIA.pdf