Anuario-Nueva Época 2021, Vol. 18 (18), Sección: Crónicas, pp. 87-93
María Rocío Saitúa Popoviez
Enseñanza en pandemia: retrospectiva de una primera práctica docente en tiempos de Covid19
ISSN 2314-3983
Enseñanza en pandemia: retrospectiva de una primera práctica docente en tiempos de Covid19
María Rocío Saitúa Popoviez
Estudiante - Universidad Nacional de La Pampa
rochisaitua@hotmail.es
introducción
Durante el primer cuatrimestre de 2021, tuvimos la oportunidad de cursar la asignatura Práctica II del profesorado en Letras de la Facultad de Ciencias Humanas, que nos aportó herramientas muy valiosas y saberes prácticos para nuestro futuro desempeño en el campo profesional de la educación. La situación de aislamiento social provocada por la pandemia de Covid19 nos había impedido realizar la residencia en el 2020. Entre los meses de marzo y junio de este año, en cambio, pudimos acceder al aula con los protocolos necesarios y alternar entre la presencialidad y la virtualidad. En ese sentido, nos proponemos describir y analizar, desde una mirada crítica, el trabajo realizado en ese contexto y, al mismo tiempo, compartir algunas impresiones acerca de lo vivido.
La experiencia de esta primera residencia tuvo lugar en el curso 2°II del Colegio de la Universidad Nacional de La Pampa. Nuestra práctica abarcó dos grandes momentos. Al principio, en virtud de que la docente a cargo del curso contaba con dispensa, la institución nos propuso hacernos cargo del grupo en las clases presenciales. Por lo tanto, nuestra primera tarea consistió en desarrollar algunas actividades de diagnóstico y enseñar el cuento realista a partir de materiales que habían sido previamente diseñados por la docente. Éramos un grupo de tres practicantes: Georgina Lastiri, Karen Rebolledo y yo. Para cumplir con los protocolos de sanidad, debimos organizarnos para asistir al aula una por semana. El curso estaba dividido en cuatro “burbujas”, cada una compuesta por siete u ocho estudiantes, para respetar la distancia reglamentaria y la cantidad de personas permitidas. Las burbujas fueron rotando: la A asistió en presencia la primera semana, mientras la B, la C y la D se encontraron virtualmente con la profesora a cargo. A la semana siguiente, llegó el turno de la burbuja B, y así sucesivamente. Por otra parte, el segundo momento de la práctica fue la implementación de una unidad didáctica elaborada por nosotras mismas, que coincidió con una nueva suspensión de las clases presenciales y con la vuelta a la virtualidad total.
Unidad didáctica: el cuento fantástico
La enseñanza de Literatura en la escuela secundaria resulta indispensable para el desarrollo de la subjetividad de las personas jóvenes. Como plantea Bruner (1998), es necesario fortalecer la modalidad narrativa de pensamiento, que es la que posibilita organizar la experiencia, configurar “realidades” y construir nuevas visiones de mundo. Para la construcción de nuestros materiales didácticos tuvimos en cuenta, en principio, la edad de las y los estudiantes, pre-adolescentes de entre 12 y 13 años. Elegimos enseñar el cuento fantástico dado que resultaba útil para poner en contraste con lo que venían trabajando hasta entonces, el cuento realista. A partir de los postulados de López Casanova (2005), elaboramos un corpus pensado para favorecer el desarrollo de estrategias de lectura atentas a las dimensiones lingüístico-retóricas y a edificar un sistema de referencias culturales y literarias que las y los estudiantes puedan activar en otros textos de manera autónoma. El objetivo didáctico general de nuestra propuesta era ampliar la competencia lectora del alumnado, a partir del abordaje y el análisis de dos cuentos puestos en relación por su pertenencia al género fantástico. Los relatos que nos parecieron propicios para abordar esa temática y generar interés en las y los aprendices fueron “El fantasma” (1946), de Enrique Anderson Imbert, y “El desentierro de la angelita” (2012), de Mariana Enríquez.
Sobre la base de las consideraciones expuestas por Solé (1992), comenzamos por construir consignas de prelectura, lectura y comprensión lectora (poslectura), para luego realizar actividades de integración entre ambos cuentos. Al mismo tiempo, abordamos contenidos gramaticales y consignas que apuntaban a la reflexión metalingüística. Tuvimos en cuenta varios objetivos específicos que nos sirvieron de guía: leer, comprender y relacionar los textos literarios narrativos pertenecientes al género fantástico; retomar la categoría “narrador”, distinguir los adjetivos como clase de palabra fundamental para las secuencias descriptivas en el relato y su efecto en la generación de una atmósfera de incertidumbre y/o miedo; abordar los verbos utilizados en la narración y en la descripción y reflexionar acerca de ese uso; finalmente, realizar actividades de escritura acordes con los contenidos trabajados.
Cabe destacar que pusimos mucho énfasis en la producción escrita de las y los jóvenes, así como en el trabajo de revisión y reescritura. Las consignas de escritura tuvieron una muy buena recepción por parte de las alumnas y los alumnos, que las abordaron con creatividad e interés. En tal sentido, la secuencia didáctica del cuento “El fantasma” tuvo como cierre una consigna que indicaba realizar una descripción de cómo era el protagonista antes de su muerte. La segunda actividad de escritura se propuso como cierre de toda la unidad. Se les pedía a los y las estudiantes realizar una pequeña narración desde el punto de vista del personaje de la Angelita del cuento de Enríquez, mediante el cual contaran una escena de la vida cotidiana entre ella y la protagonista del relato. De esta consigna surgieron producciones de las y los estudiantes como las siguientes:
Protocolo 1.
Hoy estábamos en la cocina, la cual me encanta porque es muy colorida, y Lucia me propuso ir a comprar un helado. Esto me pareció una gran idea, porque siempre que vamos a la heladería de acá a la vuelta me compra un helado para mí ya que sabe que ese es mi postre favorito. A veces se la quedan mirando un poco raro, ya que les parece confuso que compre dos helados de chocolate si es ella sola. Cuando volvíamos a casa un hombre alto, con ojos muy verdes y grandes se me quedó viendo extraño. Me sorprendí de que me haya podido ver, ya que sucede muy poco. Cuando vi bien su cara se me hizo conocida, como si ya lo hubiera cruzado antes, pero no le di importancia.
Esa tarde la calle estaba muy transitada porque dos cuadras atrás estaban pintando un local gigante de color blanco y negro, entonces habían tenido que cortar la calle. Al llegar a casa Lucia fue directo a su habitación porque tenía que hacer muchos trabajos para la universidad. Yo la seguí hasta allí y me senté en su cama para disfrutar de mi riquísimo helado de chocolate.
Protocolo 2.
Pasaron exactamente cinco meses y cuatro días desde que estoy viviendo con Mariana. Hace pocas semanas, nos mudamos a Copenhague, Dinamarca. A ella y a mí nos encanta pasear por toda la ciudad y descubrir cosas nuevas, cosas que la inspiran a dibujar, claro, ella estudiaba en una academia de arte, muy reconocida por toda la zona. Hacía pocos días, ella, me había regalado una nueva máscara y unos zapatitos blancos, pegaban con un vestido blanco con puntitos plateados que tenía guardado desde que nos mudamos, me quedaba hermoso, me encantaba. Fuimos a un carnaval, que hacen una vez cada dos años, siempre lo realizan en verano. Mariana se puso unos jeans largos y negros, con una camisa blanca, le quedaba de maravilla, también se puso unos zapatos negros, con cordones blancos. Siempre usaba un perfume con un aroma a caramelo. Mientras llegabamos al carnaval, habían un montón de puestos de comida, y Mariana se compró un algodón de azúcar de color celeste. El carnaval estaba transcurriendo en una de las calles más transitadas y extensas de todo Copenhague, el piso estaba pintado de todos colores, apenas se notaba el color gris del asfalto, con serpentinas blancas y latas de espuma tirados por todos lados, a la gente le encantaba jugar con eso. El asfalto de la calle parecía gastado, las sendas peatonales casi no se notaban y a los costados, en las veredas, habían un montón de hojas de una planta gigante, que, aunque sea verano, las hojas caían igual una tras otra.
Estos solo son dos ejemplos de la gran variedad de textos que las y los jóvenes elaboraron. Una vez que nos entregaron sus trabajos, los corregimos con atención y se los devolvimos para que pudiesen reescribir, en los casos en que fuera necesario. Luego, durante la clase, trabajamos con protocolos de escritura para poder analizar los errores más comunes que notamos en las redacciones, tales como las repeticiones de palabras, el uso de las comas, la concordancia entre el sujeto y el verbo, y la utilización de los tiempos verbales. De esta manera, pudimos conseguir que las y los estudiantes reflexionasen sobre sus propios escritos y comenzaran a tomar conciencia de esos aspectos más problemáticos para tenerlos en cuenta en futuras producciones.
Desafíos y oportunidades
Como indican Navarro, Lerner, et. al. (2021, 4), “enseñar nunca es fácil, pero en pandemia fue aún más difícil, porque se perdieron dos componentes esenciales de la escuela: el tiempo y el espacio compartidos presencialmente”. Uno de los desafíos enfrentados durante nuestra primera residencia fue reorganizar el material que habíamos pensado para trabajar por “burbujas” en la presencialidad y readaptarlos al contexto virtual. En cierto modo, fue como volver a empezar.
En el primer momento, cuando debimos ingresar al aula y comenzar directamente a enseñar el cuento realista, estábamos dando con mucha emoción nuestros primeros pasos como educadoras y nos acostumbrábamos de a poco a la dinámica del espacio áulico. Pudimos empezar a aprender a movernos y a sentirnos cómodas dirigiendo una clase, a utilizar el pizarrón como herramienta, a realizar lecturas comentadas y generar intercambios interesantes. El contacto cara a cara con el grupo nos permitió superar inquietudes como el miedo a que las y los estudiantes no respondieran o no participasen. Luego, al pasar de nuevo a la virtualidad total, debimos re-pensar cómo generar interés y atención, esta vez, a través de una pantalla, y encontrar posibles caminos para la construcción del conocimiento mediatizada por la tecnología.
Esas clases fueron realizadas mediante Google Meet. La función “compartir pantalla” hizo posible presentar el material de trabajo en vivo y en directo. De esta manera, pudimos leer los cuentos, comentarlos y corregir las consignas de manera oral. Al mismo tiempo, el uso de chat posibilitó, por un lado, que anotásemos algunos apuntes que, en la presencialidad, podríamos haber escrito en el pizarrón y, por otro lado, que quienes no tenían micrófono o se sentían con timidez pudiesen expresar sus dudas y respuestas por ese medio.
La virtualidad implicó que hubiese algunos y algunas estudiantes que no se conectaban a las clases, por lo que se hizo más complejo realizar un seguimiento de sus aprendizajes. Día a día debíamos revisar la unidad didáctica y la manera de implementarla para obtener los mejores resultados posibles. Aprendimos a ser flexibles con el tiempo y a adecuar los materiales a las circunstancias que se presentasen. En una ocasión, por ejemplo, se produjo una situación inesperada en la que, por un malentendido, las y los estudiantes creyeron que ese día no había clase porque la profesora de otra asignatura se había ausentado en el módulo anterior. Solo se conectaron tres o cuatro estudiantes a la reunión de Meet, de los 30 que eran en total. Durante esa clase corregimos algunas actividades pendientes y avanzamos con algunas otras. En el encuentro siguiente, debimos retomar los aspectos más importantes y volver sobre esas mismas actividades para asegurarnos de que todos y todas las hubiesen podido resolver.
Para las clases virtuales fue necesario recurrir a diferentes herramientas y vías de contacto e intercambio que acompañasen el dictado de reuniones sincrónicas, como la utilización del Campus Virtual, espacio en el que compartimos los cuentos, las actividades, las fichas de cátedras y todos los insumos necesarios. También por ese medio les pedíamos la entrega de algunas actividades (de igual forma podían, si preferían, mandarlas por correo electrónico). En una ocasión, luego de abordar las características principales del cuento fantástico y sus tópicos más comunes, les solicitamos a las y los jóvenes que comentaran en el foro del Campus uno o dos ejemplos de películas, series, dibujos animados, cómics o cualquier otro medio audiovisual en los que pudiesen reconocer algunos de esos tópicos. Como se evidencia en los siguientes ejemplos, las respuestas que recibimos fueron muchas y bien resueltas. Las utilizamos en clase para retomar los contenidos vistos en el encuentro anterior y también sirvieron para revisar algunos conceptos que pudieron no quedar del todo en claro, así como para establecer diferencias entre el terror y la ciencia ficción (como en el caso del protocolo 3), y también entre el género fantástico y la fantasía,más cercana a lo maravilloso (en respuestas como la que muestra el protocolo 4):
Protocolo 3.
Yo elegí Matrix porque tiene algunas características de cuento fantástico ejemplo: cuando Morfeo le ofrece 2 pastillas a Neo con una continuará en la ilusión, con la otra descubrirá la verdad. Neo se une al movimiento de resistencia liderado por Morfeo que lucha contra la dominación de los seres humanos por las máquinas.
Protocolo 4.
Yo elegi el libro Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, los topicos que encontré fueron:
La ausencia de límites claros entre la realidad y lo no real: Ya que toda la historia sucede en un mundo mágico La metamorfosis: Porque en el libro aparecen dos personas animagos (Sirius Black y Peter Pettigrew) los animagos son magos que se pueden convertir en animales, también aparece Remus Lupin que es un hombre lobo […] La alteración del orden temporal y/o espacial: Ya que en el final del libro Hermione Grenger y Harry Potter utilizan el giratiempo para volver dos días al pasado y salvar a sus amigos.
Notamos que este tipo de intercambios mediante los foros son un excelente recurso para generar participación porque permiten que las y los jóvenes expresen sus propias ideas y se lean entre sí. Otra herramienta digital que utilizamos fue el Padlet, una plataforma abierta que permite que los usuarios incorporen imágenes y texto como si se tratase de un pizarrón editable. Les pedimos a las y los estudiantes que pegasen allí alguna imagen que se pudiese vincular con los cuentos leídos y explicaran brevemente por qué la habían elegido. De este modo, les dábamos la oportunidad de poner en juego lo aprendido en clases y, al mismo tiempo, de expresar sus propias ideas y gustos personales. Un estudiante, por ejemplo, buscó y compartió una imagen de un lugar que parece ser las ruinas de un edificio abandonado, y allí se puede notar la presencia de varias figuras humanas borrosas, como sombras o espectros. Debajo de la imagen, el alumno comentó: “Elegí esta imagen porque me recuerda la parte del cuento donde el protagonista se da cuenta de que puede haber muchos fantasmas siguiendo a sus hijas”. También hubo, como en la actividad del foro, imágenes de fantasmas de películas como El cadáver de la novia o Harry Potter. Esta actividad fue útil para vincular con lo que habíamos enseñado durante los encuentros y conectar los temas de una clase con la siguiente.
Importancia del trabajo en equipo
Antes de finalizar lo expuesto, resulta de gran importancia mencionar que una de las claves que posibilitó un efectivo proceso de enseñanza-aprendizaje fue el trabajo en equipo. Las tres practicantes logramos mantener una buena dinámica de trabajo; nos distribuimos la gestión de clases de la manera que nos pareció más coordinada posible y, entre nosotras, se generó un fuerte vínculo de confianza sin el cual no hubiésemos conseguido superar los desafíos surgidos. Mientras una dirigía la clase, otra se encargaba de compartir pantalla, señalar aspectos relevantes en los cuentos, propiciar ejemplos; y la tercera, de registrar la asistencia y la participación ese día, así como de relevar conceptos importantes en el chat. Así fuimos rotando en esas funciones durante la puesta en marcha de nuestra unidad didáctica.
Por otro lado, la colaboración con la docente a cargo del 2do año del Colegio, María José Arrarás, fue de suma importancia para que todo lo planeado saliera bien. Nos mantuvimos en permanente contacto con ella y sus aportes resultaron de gran valor. Además, es preciso destacar que el acompañamiento de las profesoras a cargo de la Práctica II, Diana Moro y Cecilia Gaiser, fue fundamental y muy significativo. Estuvieron presentes tanto en al aula física como en la virtualidad y eso nos aportó la seguridad de saber que, ante cualquier eventualidad, teníamos a alguien con experiencia que nos podría respaldar. Además, una vez a la semana nos reuníamos con ambas y con el otro grupo de practicantes. Esos encuentros fueron muy útiles para ajustar las cuestiones que necesitaban reforzarse y para reflexionar acerca de nuestra propia práctica.
Finalmente, debemos aludir al vínculo con las y los estudiantes de 2do año. Siempre mantuvimos un trato cordial y se generó un buen clima de trabajo que resultó invaluable para la construcción del conocimiento, tanto en la presencialidad como en lo virtual. El alumnado demostró mucha empatía y buena disposición. Al finalizar la Residencia, enviamos a las y los estudiantes un link con una encuesta anónima para que pudiesen compartir con nosotras sus opiniones acerca del corpus trabajado, las actividades propuestas, las explicaciones, etc. Los resultados de esa encuesta tienen una gran relevancia a modo de insumo para poder seguir aprendiendo y mejorando en nuestro desempeño profesional.
Reflexiones finales
A modo de cierre, podemos considerar que las circunstancias particulares que vivimos durante la cursada de nuestra primera residencia docente nos invitan a reflexionar acerca de aspectos importantes, como el hecho de que los tiempos de la práctica real no se condicen con lo que se planea en las unidades teóricas; es preciso preparar el material y tenerlo ordenado para luego trabajar sobre él y modificar los aspectos necesarios; además, es central mantenerse flexible y con la mente abierta a nuevas posibilidades para seguir aprendiendo y mejorando. En la actualidad, y específicamente en tiempos tan inciertos como el contexto de pandemia y de “nueva normalidad”, podemos concordar con Silvina Mentasti (2021) cuando señala que el desafío es pensar en los dispositivos o recursos tecnológicos como portadores de nuevas formas de producción de conocimiento. Tener en cuenta recursos como los foros y aplicaciones para compartir contenido audiovisual resulta de gran utilidad. Por otra parte, algo que aprendimos durante la Práctica II fue la importancia fundamental del trabajo en equipo. La colaboración y la conexión entre pares es algo que las y los docentes deberíamos mantener en nuestro próximo desempeño como profesionales.
Bibliografía
Bruner, J. (1998). Realidad mental y mundos posibles.Barcelona: Gedisa.
López Casanova, M. (2005). Enseñar literatura. Fundamentos teóricos, propuesta didáctica, Buenos Aires: Manantial/Universidad Nacional de General Sarmiento.
Solé, Isabel. (1992). Estrategias de lectura. Barcelona: Grao.
Navarro, F. , Lerner, D., Meneses, A. et. al. (2021) Enseñar a leer y escribir en pandemia. Textos. Didáctica de la Lengua y la Literatura, 92, pp. 57-62.
Mentasti, S. (2021). Enseñar en tiempos de pandemia: Reflexiones para repensar la escuela en la era digital. Revista Iberoamericana de Tecnología en Educación y Educación en Tecnología, 28, pp. 303-9.
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