https://doi.org/10.19137/anclajes-2023-2728
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RESEÑAS
Biopoéticas para las biopolíticas. El pensamiento literario latinoamericano ante la cuestión animal. Yelín, Julieta, Pittsburgh, Ubiquity Press (Latin America Research Commons), 2020, 180 páginas. ISBN EPUB 978-1-951634-06-3 IBN PDF 978-1-951634-05-6
El ensayo de Julieta Yelín presenta una perspectiva renovadora sobre la crítica y la escritura literarias. En su escrito anterior, La letra salvaje. Ensayos sobre literatura y animalidad (2015), la autora parte de la obra de Franz Kafka para indagar los modos de pensar la ausencia de la palabra en la literatura. El denominado “giro animal” funciona como inicio de su análisis sobre el cambio en la representación de lo humano-animal. En el último texto, el cuestionamiento de una línea oposicional única e inamovible entre lo humano y lo considerado salvaje se complejiza mediante el concepto de biopoética. Las corrientes posthumanistas son el contexto del neologismo creado por Yelín para reevaluar, desde un punto de vista filosófico-político, las prácticas de lectura crítica y de escritura, en especial, en el ámbito de la literatura latinoamericana contemporánea.
El ensayo se organiza en dos partes interdependientes: “Lecturas” y “Escrituras”. El primer segmento asienta y desarrolla los núcleos teóricos que se aplican en el segundo, consagrado a las figuraciones de lo animal en ficciones recientes.
En “Lecturas”, la autora problematiza las tensiones entre vida, política y literatura. Para comenzar, remite al último período de la filosofía de Michel Foucault caracterizado por el estudio de la biopolítica y por establecer en función de ello una distancia con respecto al objeto literario. En esta etapa, el filósofo reivindica los lazos no verbales con la realidad para resignificar el estudio de la administración política sobre los cuerpos. Se trata de un enfoque que, si bien no supone el abandono total del análisis discursivo, sí establece un desplazamiento de su perspectiva crítica. La autora se detiene en este punto para desarrollar su propuesta teórica.
A partir de una analogía entre el poder saber y el poder creador, Yelín extrapola la categoría de biopolítica al campo literario y la denomina biopoética: “Así como la vida es política porque no hay en ella más que voluntad de poder, así también se podría decir que la vida es artística en tanto no hay en ella más que voluntad de creación” (9). Entender la vida como potencia creadora supone así reconsiderar la gestión crítica sobre las creaciones artísticas, es decir, sus modos de distinguirlas, valorarlas, consagrarlas o excluirlas. Asimismo, fijar la atención en la fuerza viviente implica desdibujar la frontera entre bios y zoé, prescindir de un punto de vista antropológico como referencia reguladora de lo viviente. En este contexto, la práctica de una biopoética cobra sentido:
Entendiendo no solo que aquellos que leen y escriben son vivientes animales y, por tanto, su relación con los textos está atravesada por corrientes afectivas, libidinales e irracionales, sino también asumiendo que las creaciones no pueden seguir siendo sometidas de modo acrítico a valoraciones provenientes del corpus teórico de la estética o de la filosofía de cuño antropocéntrico, idealizadoras y amansadoras del sentido; que es necesario intervenir creando categorías y metodologías de análisis orientadas a destotalizar los regímenes de verdad institucionalizados por las culturas, y a retotalizarlos oponiéndolos a otras estrategias interpretativas. (21)
Fijar esta posición pone en funcionamiento un amplio espectro filosófico que, desde finales del siglo XIX a la actualidad, articula postulados de Friedrich Nietzsche, Gilles Deleuze, Félix Guattari, Emmanuel Levinas, Jacques Derrida, Giorgio Agamben, Vanessa Lemm, Roberto Espósito y Mónica Cragnolini, entre otros. Como ejemplo, se destaca la comparación entre las dos tareas que Nietzsche asigna a la cultura y las estrategias biopoéticas: una de las tareas es crítica, dedicada a demostrar que los procesos de civilización —racionalización, moralización, disciplinamiento— actúan por medio de técnicas violentas; la otra tarea es afirmativa o creadora, atinente a generar formas de vida y de pensamiento que participen de la animalidad (21). Se trata de acciones que exceden el plano de lo racional, impuesto por la autoridad violenta de los biopoderes, para buscar posibles líneas de fuga en el proceso creador.
Encontrar en lo irracional una fuente de creación teórica y artística supone un reconocimiento de aquello que durante siglos ha sido despreciado, tanto por el campo de las artes como por el de las ciencias. En consecuencia, la revalorización de lo animal, lo corpóreo, lo múltiple, lo anónimo, lo no-lingüístico motivan la pregunta que formula y reformula Yelín a lo largo del libro: “¿qué pasaría si buscásemos pensamiento allí donde creemos que no es factible encontrarlo?” (42)
Tal vez, el breve artículo de Derrida “¿Qué es la poesía?” (1988) podría esbozar una respuesta. Según su desarrollo, la experiencia poemática requiere un desmantelamiento de la memoria, proceso que la vuelve racionalmente inaprensible. Sin embargo, sí es posible la experiencia del lenguaje poético a través del cuerpo. El filósofo lo explica con un juego de palabras en su lengua natal; en francés la expresión “aprender de memoria” podría traducirse literalmente como “aprender de corazón”, única alternativa de relación con la poesía: “Lo poético, digámoslo, sería eso que deseas aprender, pero de lo otro, gracias a lo otro y bajo su dictado, con el corazón [par coeur, de memoria]: imparare a memoria” (1). De esta manera, aprender de memoria —par coeur— es comprender por el cuerpo, es decir, un modo del aprender no racional que supone la apertura a lo otro de sí.
La corriente filosófica posthumanista y la crítica literaria comparten entonces su preocupación por las zonas de lo indecible, arraigadas en la estructuración misma del lenguaje. En este sentido participan del despliegue narrativo en las ficciones que ocupan la segunda parte del libro.
“Escrituras” presenta un análisis del discurso literario en torno a lo animal y las transfiguraciones que caracterizan obras latinoamericanas de los siglos XX y XXI. De acuerdo con la autora, las narrativas de Marosa di Giorgio, Iosi Havilio, Diamela Eltit, Maximiliano Barrientos, Ariana Harwicz, Daniela Tarazona, Ana Paula Maia, Mario Bellatin y Hebe Uhart construyen un universo ficcional que reconfigura los imaginarios sobre el cuerpo. La experimentación con formas e imágenes constituyen artificios de desubjetivación en los que Yelín agudiza su mirada para invitar al lector a ensayar con ella la respuesta a una pregunta que parece sencilla: si existe el género biográfico, “¿por qué no, en definitiva, el género zoográfico?” (83) Arriesgar que la vida de los animales no puede ser contada a causa del lenguaje es una hipótesis insuficiente. La animalidad es imposible de reprimir, incluso mediante el condicionamiento de la palabra. Para pensar también existe el cuerpo: “la lectura biopoética sería aquella que hace lugar o que produce un pensamiento del cuerpo, permitiendo así la observación de lo humano como proceso, esto es, la percepción de subjetividades todavía-no-humanas” (129).
La autora abre “el ojo del cuerpo” para mostrar manifestaciones de la discusión filosófico-política actual acerca del estatuto de lo viviente en la literatura latinoamericana. Tales narrativas desarman formas corpóreas que exponen lo humano como un efecto precario del lenguaje y, sin evadir el campo de batalla biopolítico, se vuelven una vía posible de transformación mediante el roce con lo impensado (140). En el centro de su análisis teórico, Yelín explica el resultado de esta experiencia literaria con un giro poético: “algo del proceso de creación perdido se hace presente al lector de un modo efímero y huidizo, como la espuma de una ola que acaba de abandonar la costa” (70). Así, este libro ofrece una apertura hacia el lenguaje a través de la falta, acaso hacia el deseo latente entre el arte y la palabra.
Sofía Pavesi
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
ARGENTINA
ORCID: 0000-0002-3925-7685