https://doi.org/10.19137/anclajes-2021-25214
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ARTÍCULOS
Cursos y Conferencias: la revista del Colegio Libre bajo la dirección de Arturo Frondizi (1941-1952)
Cursos y Conferencias: the journal of the Colegio Libre under the direction of Arturo Frondizi (1941-1952)
Cursos y Conferencias: a revista do Colegio Libre sob a direção de Arturo Frondizi (1941-1952)
Ornela Lizalde
Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de Mar del Plata
Argentina
ornela_mdq@yahoo.com.ar
ORCID: 0000-0003-2616-601X
Resumen: Cursos y Conferencias, editada en Buenos Aires entre 1931 y 1960, fue la publicación institucional del Colegio Libre de Estudios Superiores (1930-1970). En la década de 1940, bajo la dirección de Arturo Frondizi (1941 a 1952), la revista experimentó una serie de cambios que marcaron un redireccionamiento de la publicación. En sintonía con el cambio experimentado en el estudio de las publicaciones periódicas en las últimas décadas, se propone un enfoque que permita profundizar en la sintaxis de la revista, considerándola en su especificidad como objeto autónomo. El análisis permite observar que en el período recortado se pusieron en juego una serie de decisiones editoriales que significaron un cambio del perfil de la revista, que funcionaba como un órgano de difusión institucional, transformándola en un proyecto cultural autónomo y un espacio de intervención activa en la vida pública del país.
Palabras clave: Colegio Libre de Estudios Superiores; Publicaciones periódicas; Historia cultural; Siglo XX; Argentina.
Abstract: This article offers an approach to the journal Cursos y Conferencias (Buenos Aires, 1931-1960), published by the Colegio Libre de Estudios Superiores (1930-1970). In the 1940s, under Arturo Frondizi’s direction (1941-1952), the journal underwent a series of changes that redirected its course. Following recent developments in the study of periodical publications, this article proposes a reading on the syntax of the journal, approaching it as an autonomous object. The analysis reveals that a series of editorial decisions made during this period spurred a change in the journal’s profile: from functioning as an organ of institutional diffusion, it became an autonomous cultural project and a space for active intervention in Argentina’s public life.
Keywords: Colegio Libre de Estudios Superiores; Journals; Cultural history; Twentieth century; Argentina.
Resumo: Cursos y Conferencias, editada em Buenos Aires entre 1931 e 1960, foi a publicação institucional do Colegio Libre de Estudios Superiores (1930-1970). Na década de 1940, sob a direção de Arturo Frondizi (1941 a 1952), a revista passou por uma série de mudanças que marcaram um redirecionamento da publicação. Em sintonia com a mudança experimentada no estudo das publicações periódicas nas últimas décadas, este trabalho propõe uma abordagem que permite aprofundar na sintaxe da revista, considerando-a em sua especificidade como objeto autônomo. A análise permite-nos observar que no período recortado foi colocado em prática um conjunto de decisões editoriais que implicaram numa alteração do perfil da revista, que funcionava como órgão de divulgação institucional, transformando-a num projeto cultural autônomo e um espaço de intervenção ativa na vida pública da Argentina.
Palavras chaves: Colegio Libre de Estudios Superiores; Publicações periódicas; História cultural; Século XX; Argentina.
Fecha de recepción: 15/06/2020 / Fecha de aceptación: 22/11/2020
El Colegio Libre de Estudios Superiores fue una institución relevante para la vida cultural (y política) del país durante 40 años. Basta considerar algunas de las figuras que estuvieron vinculadas con sus actividades para tomar dimensión de lo que significó: unas asociadas a la vida cultural como Roberto Giusti o Jorge Luis Borges; otras, a la política como Arturo Frondizi o Américo Ghioldi; al ámbito científico, como Bernardo Houssay o Salvador Mazza; y al académico, como Francisco y José Luis Romero, Risieri Frondizi, Alejandro Korn o Aníbal Ponce. Además de la organización de cursos y conferencias de gran variedad temática, homenajes y celebraciones, ciclos de música o cine, el Colegio publicó una revista institucional, llamada Cursos y Conferencias, que salió ininterrumpidamente durante 30 años. En ella se publicaron transcripciones de las conferencias dictadas, se difundieron sus actividades y se dieron a conocer otras noticias de interés cultural. Este trabajo se propone abordar el estudio de esta revista en tanto empresa cultural, en sintonía con el cambio de enfoque que ha experimentado el estudio de las publicaciones periódicas en las últimas décadas (Sarlo 1992; Delgado 2014; Artundo 2010), pensándola no como mero testimonio de las actividades de una institución o grupo intelectual, sino como un objeto autónomo, una forma de intervención pública en la que pueden leerse las marcas de los posicionamientos y desplazamientos de las redes intelectuales en el campo cultural y político.
La considerable extensión de la publicación exige un recorte que permita profundizar en los modos de decir o, en palabras de Sarlo, la “sintaxis de la revista” (10). Es por eso que, siguiendo la propuesta metodológica de Alejandra Pita González, quien reconoce una serie de “momentos vitales” en la trayectoria de cada publicación (234), marcamos como punto de inflexión el momento en que Arturo Frondizi se hace cargo de la revista. A partir de este momento, es posible observar una serie de cambios y decisiones editoriales que testimonian un redireccionamiento de la publicación, que se proyecta como una empresa cultural autónoma y una forma de intervención política.
Numerosos críticos se han encargado ya de señalar la sobresimplificación que supone la etiqueta “década infame” con la que durante mucho tiempo se ha estudiado al decenio 1930-1943. Atendiendo a la complejidad de los procesos históricos, han sabido mirar más allá del avance del autoritarismo, el fraude electoral y la crisis económica para descubrir un ambiente de gran impulso cultural (King 43; Neiburg 138; Gramuglio 209-18). Estos años se destacaron por la expansión del mercado editorial y los medios de comunicación, la profesionalización del escritor y la creación de variadas instituciones académicas y artísticas. Abundaron los banquetes de camaradería, los homenajes, las conferencias y los congresos, sobre los cuales se tejieron las redes de relaciones institucionales y personales que sostenían el campo cultural. Además, se trató de una época de efervescencia política, que involucró la toma de partido frente a eventos internacionales como la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial, el ascenso del fascismo en Italia o del comunismo soviético. Estas posiciones definieron, en líneas generales, dos polos político-culturales: por un lado, un sector católico y nacionalista y, por otro, uno liberal y cosmopolita comprometido con la lucha antifascista. El primero se ubica en torno a las revistas La nueva República y Criterio, los cursos de Cultura Católica, el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Acción Católica Argentina y la celebración del Congreso Eucarístico Internacional; mientras que el segundo reunía iniciativas como el Comité Argentino de Ayuda Antifascista, la revista y editorial Claridad, la revista Sur y el Colegio Libre de Estudios Superiores (Gramuglio 259-82; Neiburg 138-40; Senkman y Sosnowski 26-51; Podlubne 31-41).
El Colegio comenzó sus actividades el 4 de julio de 1930, fundado por Aníbal Ponce, Roberto Giusti, Narciso Laclau, Carlos Ibarguren, Luis Reissig y Alejandro Korn. En su acta fundacional, fechada el 20 de mayo de ese año, se declaraba que “[e]n casi todos los países del mundo, junto a la acción oficial y paralelamente a la misma se desenvuelven las fuerzas privadas; de esta suerte resulta una mayor eficacia en la acción y en ocasiones un saludable equilibrio de tendencias opuestas” (CyC n.° 205-7,1). Desde estas simbólicas líneas, se subrayaba el carácter privado de la iniciativa, postura que se mantendrá durante toda su historia, lo cual se advierte en la insistencia en mostrar que no recibía ningún tipo de subsidio estatal (20 años de labor 11)1. Los fundadores proponían constituir una institución en oposición a la universidad oficial, no solo en tanto la dependencia de fondos estatales, sino en el marco de la disputa (heredera de la reforma universitaria) en torno al carácter profesional de la universidad, al que oponen una “búsqueda desinteresada” del saber2. Las tareas que se promovieron desde ese primer momento incluyeron la creación de cátedras que no respondieran a la currícula universitaria y tuvieran por ende la “libertad” de profundizar en otras materias o aspectos, así como la organización de conferencias individuales y el patrocinio de "investigaciones originales". Proponían una institución no atravesada por el ansia de “certificación” con lo cual no solo sus alumnos no debían “acreditar” sus conocimientos sino que abría sus puertas a oradores que, aunque considerados destacados, no pertenecieran al ámbito académico3. El acta de fundación concluye con estas palabras:
Ni universidad profesional, ni tribuna de vulgarización, el Colegio Libre de Estudios Superiores aspira a tener la suficiente flexibilidad que le permita adaptarse a las nuevas necesidades y tendencias. Germen modesto de un esfuerzo a favor de la cultura superior, espera la contribución material, intelectual y moral de todas las personas interesadas en que aquella sea un elemento de acción directa en el progreso social de la Argentina. (CyC, año III, n.° 1, contratapa)
Esta frase se convirtió en una suerte de “lema” a lo largo de los años y en ella se cristalizó la tensión que marcó la historia de la institución en tanto correspondía a dos objetivos declarados, asociados a sendos proyectos culturales de acción en el campo intelectual y político. El primero marcó su búsqueda por generar un espacio dirigido a la "cultura superior", que se pensaba como resguardo de la reacción antirreformista que dominaba la universidad oficial e implicaba preservar un espacio de producción cultural de las luchas políticas; mientras que por otro lado la preocupación por brindar una oportunidad de acceso a la "cultura superior" a capas más amplias de la sociedad inscribía su acción en el campo político en tanto pretendía utilizar la cultura para hacer política (Neiburg 144-5). A lo largo de su historia, acompañando los cambios en el contexto histórico-político así como en el propio consejo directivo, ambos objetivos convivieron en tensión, lo que se evidencia en las temáticas de los cursos, en las actividades organizadas, en las declaraciones públicas, en sus vínculos con otras instituciones y en la manera en que se insertan en el entramado cultural y político de la época.
Durante cuatro décadas, el Colegio Libre tuvo una activa vida institucional: ofreció conferencias y cursos de los más variados temas, promovió el desarrollo de investigaciones independientes (a partir de becas y premios), organizó homenajes y celebraciones, publicó y difundió su revista, creó filiales en el interior del país, tejiendo lazos entre agentes culturales e instituciones nacionales y regionales. Sin dudas el estudio de las características y el funcionamiento de esta institución es un aporte a la historia intelectual de nuestro país. Sin embargo, la búsqueda bibliográfica sobre el tema arroja resultados más bien escasos: más allá del relevamiento de Elsa Tabering (1984), el exhaustivo trabajo de Federico Neiburg (quien le dedica al Colegio un capítulo de su libro Los intelectuales y la invención del peronismo) y algunos artículos acerca de la filial del CLES en Bahía Blanca (Cernadas de Bulnes 2005; López Pascual 2011 y 2013) y Rosario (Fernández 2019), no se encuentran más que algunas referencias aisladas en estudios sobre el campo intelectual (Sigal 1991; Fiorucci 2011).
En julio de 1931, el Colegio editó el primer número de su revista, Cursos y Conferencias. En ella principalmente se transcribían conferencias dadas en el Colegio, aunque contaba además con una sección de reseñas bibliográficas y otra, “Noticias y comentarios”, que anunciaba sus actividades e incluía otras informaciones de la vida cultural. Durante tres décadas, se publicó de forma ininterrumpida un número mensual4 (aunque con frecuencia irregular, la mayoría de las veces su salida a circulación era bi o trimestral, reuniendo dos o tres números por ejemplar) conformando un extenso archivo que incluye 288 números regulares, unos 200 boletines quincenales (publicados entre 1942 y 1970) y publicaciones especiales como 20 años de labor5. Frente a las dificultades que conlleva abordar un corpus de tales dimensiones, se vuelve imperioso pensar un encuadre teórico y metodológico que permita hacer un recorte del objeto. Para esto consideramos productiva la propuesta metodológica de Alejandra Pita González que propone observar las revistas a partir de lo que llama “momentos vitales” (234)6. Esta aproximación supone pensar la revista como "estructuras estructurantes estructuradas"7, habilitando su estudio en tanto soporte material, práctica social y espacio de sociabilidad. Estas tres dimensiones no jerárquicas se encuentran en constante interacción (prácticas que generan soportes pero también soportes que generan prácticas) lo que vuelve necesario identificar esos puntos de inflexión, que vendrían a funcionar como instantáneas de un objeto en permanente cambio. Aunque estos momentos son únicos en cada revista, la investigadora reconoce ciertas coyunturas que se presentan de manera recurrente: un primer momento que corresponde al inicio de la publicación y uno o más momentos subsiguientes marcados por cambios en la dirección8. Estos cambios pueden identificarse como puntos de inflexión que reflejan una significativa reorientación o un quiebre determinado que lleva al cierre de la publicación. En palabras de la autora:
La pista de la dirección es clave como guía del itinerario de una revista puesto que es ella quien debe mantener una serie de estrategias para asegurar la existencia de estos emprendimientos culturales. Es ella la encargada de construir permanentemente el discurso visual y escrito de la publicación. (235)
En el caso de Cursos y Conferencias, estas consideraciones nos llevan a interrogarnos acerca de los cambios que se introdujeron en la revista a partir de la participación de Arturo Frondizi, primero como secretario y más adelante como director, entre 1941 y 1952 (Tabering 280).
Para pensar el posicionamiento de Frondizi como director, es necesario precisar los términos en que consideraremos esta noción. Al respecto, seguimos la propuesta de Annick Louis, quien observa que tanto "director" como "colaborador" no corresponden a categorías definidas a las que puedan adjudicárseles una tarea específica, sino que se trata de funciones que se definen por grados y que deben ser pensadas atendiendo a los modos de inserción en la estructura (44). De esta manera, para comprender el posicionamiento del director, será necesario tener en cuenta la dinámica de la revista y su contexto, entendido como un espacio plural que incluye los contextos de edición, producción, publicación, lectura y cultural. Resultan especialmente útiles los parámetros que la investigadora propone para sistematizar el análisis, considerando aspectos como los rastros materiales, la firma, la participación en la revista o de qué manera aparece referido (48).
Arturo Frondizi se hizo "amigo"9 del Colegio en 1939, condición que mantuvo hasta el cierre definitivo de la institución en diciembre de 1970, y participó activamente de la vida institucional, especialmente en la década del 40. Formó parte de las cátedras de economía argentina y derecho10, e integró el consejo directivo desde su constitución en 1940 (primero como suplente y luego como titular) y la comisión interna encargada de las publicaciones del Colegio desde 1944 (Tabering 279). Durante esos años se produjo un formidable desarrollo de su trayectoria política: fue uno de los dirigentes de la nueva fracción en el seno de la UCR, el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR), y co-redactor de dos de los documentos que integraron la Carta de Avellaneda11; después de las elecciones de 1946 ocupó su lugar como diputado nacional e integró el Comité Ejecutivo Nacional de la UCR, encargado de reorganizar el partido después de la derrota; en 1951 acompañó a Ricardo Balbín como candidato a vicepresidente. Su participación en una institución de tradición liberal-socialista como el Colegio Libre y su labor como director de la revista no puede dejar de leerse en el marco en esa efervescente actividad política.
No son muchas las marcas visibles que Frondizi dejó en la revista durante su período como director. Su nombre no figura en ella ni se incluyen editoriales que den voz a su posicionamiento. Esta ausencia del nombre propio nos recuerda que se trata de una publicación institucional, que se presenta como un proyecto colectivo. Sin embargo, más allá de este aparente borramiento del sujeto de la enunciación, sí es posible vislumbrar su figura tras las huellas de las decisiones editoriales que atravesaron la publicación. Si bien su injerencia en la revista se reconoce desde 1941, recién a partir de enero de 1942 (CyC n.° 10, año X) comenzó a poner efectivamente en marcha su proyecto editorial. Según consta en el proyecto para la revista12 que presentó a la Comisión Directiva del Colegio, Frondizi propuso iniciar su labor una vez concluida la publicación del curso colectivo de economía argentina (CyC n.° 9, año X), y efectivamente a partir de ese número se observan una serie de cambios que dan cuenta de este redireccionamiento. El primero es la adopción de la numeración consecutiva, que reemplaza el anterior ciclo de 1-12 números anuales, comenzando en abril de 1942 con el n.° 12113. También interesa mencionar que ese mismo año comenzó a publicarse, en paralelo a la revista, el Boletín del Colegio Libre, un folleto que se distribuía quincenalmente a los amigos de la institución y en donde se informaba sobre las actividades realizadas y las próximas.
Además, hay algunos documentos que pueden arrojar luz sobre el peso que Frondizi otorga a su nuevo rol como director: el mencionado proyecto para la revista que presenta a la Comisión Directiva del Colegio, en el cual hace una evaluación del estado actual de la publicación y traza un horizonte de expectativas para ella. En él expresa:
Cursos y Conferencias debe llegar a ser la revista de cultura general que el país reclama y no tiene. Amplios sectores sociales argentinos (profesionales, estudiantes, industriales, etc.) tendrían así la oportunidad de ponerse en contacto con las distintas manifestaciones de la cultura nacional. (“Proyecto del Dr. Arturo Frondizi” 1)
En esta afirmación se condensan dos aspectos claves de su pensamiento político: en primer lugar la voluntad de dirigirse a amplios sectores sociales que, como veremos más adelante, se verá reflejada en decisiones editoriales tendientes a ampliar el público lector. Desde los comienzos de su actividad partidaria, está presente esta pretensión de integrar armónicamente los actores de la política nacional al punto de que el integracionismo se convertirá en uno de los objetivos del programa desarrollista durante su presidencia (Szusterman 237). Por otro lado la postulación de la revista como mediadora cultural responde la preocupación por la democratización de la cultura que impulsaban los sectores más jóvenes de la UCR, ligados a la tradición reformista (Gimenez, 87). Preocupación que se ve expresada en los documentos nucleares del MIR al ser el tercero de los once puntos delineados en las Bases de acción política que Frondizi redacta, junto a Moisés Lebensohn y Gabriel del Mazo, en 1947 (Szusterman 72). Estos papeles nos muestran que Frondizi no pretende ocupar el lugar de director desde una función puramente administrativa sino que busca darle una impropia propia en la que el proyecto cultural del Colegio confluye con su trayectoria política.
En tanto se trata de una revista institucional, los artículos publicados no son escritos expresamente para su publicación ni sería pertinente pensar su construcción con los mismos criterios que los de una revista cultural. La mayoría de las veces, se trata de transcripciones de las conferencias dictadas en el Colegio. Por otro lado, es igual de evidente que no todas las conferencias fueron luego publicadas en la revista, y es en este recorte donde entran a funcionar operaciones de selección que responden a un criterio editorial.
En primer lugar, se observa, en este período, un aumento en el número de trabajos publicados y un cambio en cuanto a la distribución temática de cada número. Este crecimiento de la publicación acompaña la consolidación de la institución, que vive entre 1940 y 1945 su “edad de oro” (Neiburg 162). En claro contraste con los números precedentes, que habían dedicado más de un año a la publicación exclusiva del Curso Colectivo de Economía Argentina[14], a partir de 1942 se hace notoria la preocupación por introducir temáticas variadas y durante todo el período de dirección de Frondizi los números monográficos no se extienden más de una publicación (simple o doble). Pero más allá de esto, la lectura de los textos transcriptos nos permiten entrever algunos ejes transversales: una preocupación por “pensar la nación”, una explícita toma de posición pro-aliados de cara al conflicto internacional (y sus proyecciones nacionales), y los ecos de un discurso americanista.
En cuanto al primero, observamos gran cantidad de publicaciones que abordan los problemas económicos, demográficos y educativos del país. Ciertamente la presencia de disciplinas como la economía, la pedagogía y el derecho no son novedades en las páginas de la revista, pero sí lo es una suerte de comunión en los enfoques que deja entrever una preocupación transdisciplinar por describir (e interpretar) la situación del país en todas sus dimensiones. Durante estos años proliferan títulos como “Problemas demográficos del momento” (CyC n.° 148, 149 y 157), “Vivienda obrera” (n.° 149), “Problemas de la escuela primaria rural” (n.° 138), “Población y economía en la Argentina” (n.° 133), “La problemática social de Tucuman” (n.° 133) e “Historia económica del noroeste argentino” (n.° 185-6). En cuanto a los temas económicos, hemos mencionado ya el extenso curso de economía argentina que se publica completo en la revista y que implicó un detallado estudio de la situación nacional; además, durante los años siguientes se transcriben conferencias que abordan todos los sectores productivos: se revisan los problemas y potencialidades de la agricultura, la ganadería, la pesca, la industria y el comercio a lo largo y a lo ancho del territorio. Cabe destacar que no solo se trata de estudios generales sino que hay un especial interés por pensar la especificidad de cada región, como puede verse en artículos como “Panorama económico social de Santiago del Estero” (CyC n.° 133), “El problema portuario de la Patagonia” (n.° 150), “Historia económica del noroeste argentino” (n.° 187-8) y “La economía marplatense en relación con su puerto” (n.° 190). De manera similar, los estudios sobre educación se enfocan particularmente en la escuela rural y en la situación de las provincias15. Estos cambios en el criterio editorial nos hablan de la voluntad de desplegar un programa cultural y político de proyección nacional; además, acompañan un proceso integral de consolidación institucional que el Colegio vive durante la década del cuarenta. Tal como Luis Reissig, secretario del Colegio, había anunciado en la celebración del décimo aniversario de la institución:
Porque queremos ser algo más que un Colegio metropolitano. Hoy vamos al interior del país con nuestros cursos colectivos para estrechar vínculos, descubrir valores, conocer problemas, llevando el mensaje de un gran movimiento para vincular el progreso social con los adelantos técnicos, económicos, culturales y científicos. [...] El Colegio actuará como centro de relación y mediante la publicación de boletines -y acaso una nueva REVISTA- dará a conocer los problemas de las diferentes regiones, las soluciones posibles, los hombres que las elaboran. (CyC n.° 4-5, 1785-6)
En sintonía con estas declaraciones, los títulos de algunos de los artículos publicados en los años siguientes son más que ilustrativos: “Educación para la vida nacional” (CyC n.° 159), “La educación como base de la igualdad de oportunidades en la vida social argentina” (n.° 159) y “Cómo hay que educar a nuestro pueblo” (n.° 185-6). En ellos se lee la convicción del rol que, como intelectuales, debían desempeñar en el destino nacional y su misión de “formar un ejército de soldados de la cultura, fiel al progreso creciente del país y solidario con el pueblo que lo habita. [...] Un cuerpo homogéneo en su organización es la premisa de un programa de construcción nacional, si se quiere que éste pueda ser cumplido” (CyC año IX, n.° 10-12, 2534).
Estos lineamientos editoriales no responden solo a la lógica interna de la institución, sino que se inscriben en un determinado estado del campo intelectual, fuertemente marcado por el contexto internacional. Desde finales de la década del 30, la consolidación de regímenes autoritarios y, especialmente, la Guerra Civil Española ocuparon un lugar relevante en la agenda intelectual y política, delineando a grandes rasgos una polarización en torno a dos ideologemas: nacionalismo y liberalismo. Sin olvidar la heterogeneidad propia de cada sector, Senkman y Sosnowski reconocen en los grupos liberales16 una preocupación común por el ascenso de los regímenes totalitarios, el papel de los países americanos en el conflicto, la organización del mundo por venir luego de la victoria de los aliados y la manera de evitar que la historia se repita. Frente a esta situación, la pregunta por el papel de la dirigencia política e intelectual era fundamental, y la respuesta tenía como eje la educación, bajo la convicción de que “[…] sólo una educación racional podrá fundar una sociedad compuesta por pueblos capaces de resistir la seductora retórica de los tiranos” (Senkman y Sosnowski 71).
Cursos y Conferencias no fue ajena a esta tensión que, como ya adelantamos, fue uno de los ejes temáticos que atravesaron las publicaciones del período analizado. Entre 1942 y 1946 se hizo explícita una preocupación por la coyuntura inédita en la revista. Una oportuna selección de conferencias acompañó la transcripción de noticias de la guerra, la publicación de declaraciones políticas y los fervorosos apoyos a diversas solicitadas. En 1942 la revista reprodujo una conferencia de Stefan Zweig17 (CyC año X, n.° 10) y todas las clases del curso colectivo “Cinco figuras de Francia” (CyC n.° 123, 147-290), que abordaba la vida de hombres de estado reconocidos por su activismo republicano y antifascista. En 1944 incluyó resúmenes de todas las clases de un curso sobre Anatole France18 (CyC n.° 148, 240-5) y detalladas reseñas de las asambleas internacionales de educación19 (“La educación y los problemas de la posguerra” (n.° 150, 152 y 131). En 1945 presentó un inventario de las publicaciones clandestinas de la resistencia francesa (n.° 161-2, 349), se ocupó de “Las crisis de las democracias occidentales en la vísperas de las guerras” (n.° 163) y celebró la firma de la paz con un número entero dedicado a Roosevelt (n.° 154).
Es importante considerar que una toma de posición tan explícita –de fuerte crítica a los regímenes nazis y fascistas, junto al reclamo de apoyo a los aliados– significaba ubicarse contra las posiciones de los gobiernos de la época, que sostenían la neutralidad como el mejor camino frente a un conflicto ajeno a los intereses del país, implícitamente acusados –con diverso grado de fundamento– de simpatías fascistas (Gramuglio 300)20.
En 1941 el ataque a Pearl Harbor involucró ideológica y militarmente al continente americano, forzándolo a asumir la guerra (y la lucha contra el nazismo) como algo propio y con consecuencias para su futuro. En tanto se veía el conflicto en términos de una lucha entre republicanismo y autoritarismo, entre la libertad y la opresión, la neutralidad ya no era una opción aceptable. En consonancia, resurgía en los sectores liberales un discurso americanista que buscaba tender lazos con otros círculos intelectuales del continente, bajo la premisa de que, frente a una Europa arrasada por la guerra y el fascismo, América debía convertirse en el baluarte de sus valores históricos y culturales (Senkman y Sosnowski 66)21. Como adelantamos, este “americanismo” sería el tercer eje que atraviesa las publicaciones durante este período. A fines de 1942 la revista dedicó un número especial a Chile (CyC n.° 127) en el que incluye la transcripción de las palabras de los cinco conferencistas chilenos especialmente invitados por la institución. Ese mismo año, el Colegio creó la cátedra de estudios brasileños, cuya conferencia inaugural, “Brasil en la cultura de América”22, se reprodujo algunos meses después, junto con “Una política cultural para toda América”, texto que Reissig (secretario de la institución) había pronunciado en la Universidad de Santiago de Chile (CyC 138, 461 y 499 respectivamente). En 1945, además del mencionado número especial dedicado a Roosevelt, se publicaron “Un ensayo de planificación en Chile” (CyC 154: 209) y “Tendencias contemporáneas en el pensamiento hispanoamericano” (CyC 158: 125). Números subsiguientes incluyeron textos sobre “Política paraguaya” (CyC 178), “Nuestra América y su vocero: José Martí” (179), “Los problemas de América” y “Meditaciones sobre México” (201-2).
Después de 1946, disminuyeron las referencias explícitas a la coyuntura y los temas de las conferencias se volvieron más generales, tomando más peso los filosóficos y literarios. Sin embargo, aún encontramos en 1948 la reproducción de textos de Paul Groussac (“Democracias latinoamericanas”, CyC 192), Gandhi (“Democracia contra demagogia”, 192) y una conferencia de Silvio Frondizi sobre “La crisis de la democracia” (193-4), que nos hablan de la preocupación por aquellos focos fascistas que subsistieron luego de terminada la guerra –en España por ejemplo– y que en Argentina se asociaron rápidamente al peronismo (Fiorucci 23). Así, las relaciones entre los temas de las conferencias y el contexto político-social no desaparecieron, sino que tomaron una forma más oblicua, como la polémica con las corrientes nacionalistas en la célebre conferencia de Borges “El escritor argentino y la tradición” (CyC 250-3)23, o la recurrente tematización de los pensadores de la tradición liberal argentina como Echeverría, Sarmiento o Alberdi (250-3). Además, se desplazaron a otras secciones de la publicación.
Durante los primeros años de vida, la revista se ocupó casi exclusivamente de la transcripción de conferencias, a lo que se sumaba una sección de reseñas bibliográficas y, muy esporádicamente, breves textos acerca de las actividades de la institución o alguna información sobre la vida cultural. Bajo la dirección de Frondizi, se observa un notorio alejamiento de este perfil para ir transformándose en una empresa cultural autónoma. Para esto, una de las iniciativas centrales fue la incorporación de otro tipo de contenidos, que no estaban limitados a la reproducción de las clases24. De acuerdo a la propuesta que presenta a la Comisión Directiva, Frondizi prevé incluir “artículos originales y traducidos”, “Información universal”25, una “Sección Bibliográfica”26, otra de “Revistas de Revistas”, “Noticias importantes relativas a la actividad del Colegio” y “Algunas láminas y grabados” (“Proyecto del Dr. Arturo Frondizi” 2). Finalmente estas propuestas tuvieron diversos grados de concreción quedando un ordenamiento por secciones que incluyó, acompañando el cuerpo de conferencias, “Vida del Colegio” (que en algunos números de 1944 incluirá también resúmenes de conferencias), “Los libros” (reseñas bibliográficas, ocasionalmente aparecen “Las revistas”, “La biblioteca del Colegio” o “Antología”)27 e “Información General”. Aunque cada una de estas secciones merece un estudio más detallado, en esta oportunidad, vamos a detenernos en la primera de ellas, en tanto cobra, en los años recortados, mayor peso relativo en la publicación.
A partir del número 145 (abril-mayo 1944), lo que hasta el momento habían sido notas breves y esporádicas comenzaron a formar una sección independiente que se llamó “Vida del Colegio”. Con el correr de los números, esta sección fue adquiriendo mayor peso, engrosando su cantidad de páginas hasta llegar a una veintena a mediados de 194528. A los primeros anuncios de las actividades realizadas y por realizarse, comenzaron a sumarse otros registros: palabras pronunciadas por los miembros del Consejo Directivo, que solían ser reflexiones acerca del papel del Colegio en la vida pública29, transcripciones de notas periodísticas sobre la institución30 y tomas de posición respecto a situaciones políticas, sociales o culturales31. En el número 159 (junio de 1945), por ejemplo, primero se reproduce una conferencia de Raymond Bronze32, "La crisis de las democracias en Europa", que es una toma de posición sobre la coyuntura política internacional; luego se transcribe un editorial del diario La prensa para mostrar la repercusión de la actividad en los medios y, finalmente, se publican las palabras del secretario, que al presentar al disertante hace referencia al rol de la institución que lo convoca. Estas páginas nos permiten ver que, además de intervenir en el campo, hay una voluntad de hacer ostensible esa intervención, poniendo en primer plano la relevancia de la institución como agente cultural.
Esta sección también era el lugar donde salía a la superficie el trabajo de las filiales, publicándose informes periódicos y detallados de sus actividades, junto con declaraciones de sus secretarios donde evaluaban la situación de cada región. En Cursos y Conferencias de diciembre de 1944, acerca de la actividad en Bahía Blanca, puede leerse:
La filial inauguró sus actividades el 2 de mayo, con un acto que se realizó en la Biblioteca Rivadavia, en el que el Secretario Dr. Pablo Lejarraga pronunció el discurso de inauguración, perfilando la milicia cultural del Colegio Libre en la vida nacional y en el medio local, y el profesor Roberto F. Giusti pronunció una conferencia sobre ‘desarrollo de la cultura argentina de Caseros a nuestros días’, de generosa repercusión en los distintos ambientes de la ciudad […]
Este año se ha dado principio al propósito de extender la acción cultural de nuestra Filial a la zona, buscando para ello las formas, los temas y las colaboraciones adecuadas. Se trata de una tarea destinada a crear y desenvolver todos los vínculos espirituales posibles y a favorecer el contacto con la realidad de la zona, que a la larga contribuyan a reflejar y dar relieve a su expresión cultural. (CyC 153, 203-4)
Nuevamente encontramos la necesidad de mostrar ese trabajo a los lectores, como si el proyecto del Colegio como institución cultural para la nación debiera construirse discursivamente en las páginas de Cursos y Conferencias, más allá de su accionar en el campo.
Además de las listas de cursos ofrecidos y los exhaustivos raccontos de las actividades realizadas, cobra peso en la revista el registro de otras actividades institucionales no estrictamente académicas como cenas de camaradería, homenajes o participaciones destacadas de los miembros en otras instituciones, a través de la transcripción de discursos, cartas, notas y artículos periodísticos. Estos textos insisten en recordar la trayectoria de la publicación, sus objetivos históricos y su misión en la vida presente y futura de la nación. Y, sobre todo, muestran la voluntad de afianzar los lazos entre los miembros de la institución y crear un sentido de comunidad en pos de un proyecto común. En este sentido funcionan otras decisiones editoriales como la inclusión de detallados balances, la publicación del boletín quincenal que dio mayor difusión a las actividades y la apertura de la distribución de la revista por fuera de la suscripción, en pos captar mayor número de lectores.
El número 167, de febrero de 1946, puede pensarse como un punto de quiebre para la revista. Luego de publicar tres conferencias, una de ellas significativamente llamada “La libertad en la historia del pensamiento argentino” (Vicente Fatone) y la otra dedicada a José Martí (Julio Caillet-Bois), el número se vuelca por entero a la intervención política refiriendo extensamente los homenajes brindados por el Colegio a los candidatos de una de las fórmulas a presentarse en las próximas elecciones33. Entonces se transcribe una crónica del acto publicada por La Nación, las palabras de Reissig y Giusti, mensajes enviados por los candidatos presidenciales, otros de los secretarios de las filiales de Bahía Blanca y Santiago del Estero, e incluso se toman dieciséis páginas para reproducir una larga lista de adhesiones de otras instituciones. Luego de este número (y de la derrota que significaron las elecciones de febrero) las intervenciones políticas directas se tornan escasas y la sección se restringe al resumen de actividades de la institución y sus filiales, así como a ocasionales notas sobre reconocimientos otorgados a sus miembros. Al igual que sucede con las conferencias, la alusión se vuelve más velada, entramada en reflexiones sobre la labor de la institución y el homenaje a figuras ilustres (pasadas y contemporáneas), que funcionan como tomas de posición respecto al rol del intelectual y la relación entre el estado y la cultura. Lamentablemente, el análisis de estas nuevas estrategias de intervención pública y sus relaciones con el contexto político y cultural, requiere de un estudio detallado que escapa a las dimensiones del presente artículo34.
A partir del análisis de las publicaciones en el período recortado, pudimos observar que bajo la dirección de Frondizi se ponen en juego una serie de decisiones editoriales que apuntan a cambiar el perfil de la revista, que funcionaba como un órgano de difusión institucional, transformándola en un proyecto cultural autónomo. En este sentido, se evidencia una intención de regularizar criterios en cuanto a su contenido, organización, financiación y distribución, así como una preocupación por ampliar el público lector a partir de la inclusión de temáticas variadas, la liberación de la distribución (que habilite la compra desligada de la cuota societaria) y la preocupación por incluir información cultural de interés general.
A lo largo de todo el período, se mantiene la conciencia de la revista como forma de intervención pública, aunque esta intervención adquiera distintas modalidades. En líneas generales, podemos reconocer dos momentos que tienen como punto de inflexión el cambio coyuntural que supusieron las elecciones de febrero de 1946. Entre 1942 y 1946, la revista construye un discurso de abierto posicionamiento antifascista que, entroncándose con la tradición liberal de Mayo, encarna el proyecto de pensar la Nación.
Paralelamente encontramos la necesidad de mostrar ese trabajo a los lectores, como si el proyecto del Colegio como institución cultural para la nación debiera construirse discursivamente en las páginas de Cursos y Conferencias, más allá de su accionar en el campo. Después de 1946 hay una suerte de repliegue: las intervenciones políticas se vuelven alusiones veladas que se entretejen en el cuerpo de la revista, al tiempo que la publicación construye su posición en el campo sobre una extensa red de relaciones institucionales. Aun así, un eje común atraviesa todo el período: la preocupación por la compleja relación entre los intelectuales, la sociedad y el Estado.
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23. Sarlo, Beatriz. "Intelectuales y revistas: razones de una práctica". América Cahiers du CRICCAL Le discurs culturel dans le revues latinoamericaines de 1940 a 1970, n.° 9-10, 1992, https://dx.doi.org/10.3406/ameri.1992.1047.
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25. Sigal, Silvia. Intelectuales y poder en la década del 60. Buenos Aires, Puntosur, 1991.
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27. Tabering, Elsa. "Capítulo IV. El Colegio Libre de Estudios Superiores". Arturo Frondizi: historia y problemática de un estadista. Vol II. El intelectual, editado por Pasarello Virasoro y Emilia Menotti, Buenos Aires, De palma, 1984, pp.269-321.
Notas
1 Tal como consta en los balances anuales, el funcionamiento de la institución se financiaba a partir de las cuotas societarias y donaciones particulares. En ocasiones se recibían aportes privados destinados a solventar estudios de temas específicos, como las becas otorgadas por el diario Crítica, para realizar estudios sobre el despertar de la cultura argentina en el decenio 1852-1862 y sobre los antecedentes del modernismo en la Argentina,y por las familias Tedín Uriburu y Saslavsky, para realizar estudios económicos (20 años de labor 6-7).
2 En su estudio sobre el Colegio, Neiburg señala que la “oposición” a la universidad no fue tajante ni uniforme a lo largo de su trayectoria, sino que los vínculos entre la universidad y el CLES son bastante más complejos, siendo que a menudo por ambas instituciones circulaban las mismas personas. Desde esta perspectiva, debe considerarse que la imagen de "universidad paralela" es una construcción de los propios intelectuales liberales como José Luis Romero o Luis Reissig (144).
3 Pueden observarse las similitudes con instituciones europeas como el College de France o el contemporáneo Centro Universitario Mediterráneo en Niza.
4 Es interesante destacar que la revista continuó publicándose incluso en aquellos períodos en que el CLES suspendió sus actividades (de octubre de 1945 a marzo 1946 y de julio 1952 a octubre de 1955).
5 Sin contar aquellos libros publicados a partir de 1942 por Editorial Losada bajo la "Colección del Colegio Libre". El primero fue La crisis de la República Romana, de José Luis Romero, seguido de Bases para una política educacional de Amanda Labarca (pedagoga chilena) y el Régimen jurídico de la economía argentina de Arturo Frondizi. Para una lista de las publicaciones hasta 1952, véase 20 años de labor 30.
6 La investigadora parte del modelo tomado por Robert Darnton en su artículo “Qué es la historia del libro”, donde analiza esta historia mediante la selección de un segmento del circuito de comunicaciones, pero sin perder la visión del conjunto libro.
7 Para pensar el funcionamiento de estos artefactos culturales, Pita toma el concepto de habitus con el que Bourdieu busca superar la oposición “objetivista” (estructuras sin agentes)-“subjetivista” (voluntad individual) y salir de la filosofía de la conciencia sin anular al agente en su verdad de operador práctico de construcciones de lo real. Siguiendo este paralelo, las revistas son entendidas en términos de esquemas generativos (estructuras estructurantes estructuradas simultáneamente) conformados a lo largo de la historia, que suponen la incorporación de la estructura social, y a partir de los cuales se producen los pensamientos, percepciones y acciones del agente (Bourdieu 1995).
8 Se plantea hipotéticamente que una revista sufre al menos un cambio o ajuste de dirección durante su recorrido. Dichos cambios son entendidos como procesos: el cúmulo de pequeñas y sucesivas discontinuidades que hacen al carácter heterogéneo de una publicación.
9 En un comienzo se cobraba cuota a los asistentes, pero pocos años después se agregó la figura “Amigo del Colegio” para designar a los socios, que hacían un aporte mensual. Con el tiempo este esquema se fue complejizando. En 1950 se podía ser simplemente “Asistente”, pagando el acceso a un evento cultural concreto, o se podía ser “Amigo del colegio”, pagando un estipendio mensual, que incluía el acceso a todas las actividades, la recepción de los Boletines quincenales y la suscripción a la revista Cursos y Conferencias. A su vez, se diferenciaba a los “Amigos Nuevos”, que pagaban una mensualidad un poco superior, y a los “Amigos Vitalicios”, que daban una única y más elevada contribución (en el marco de una campaña para recaudar fondos en pos de un edificio propio). También se podía optar por recibir solamente la revista y el boletín, con una subscripción anual (Boletín 100, mayo 1950).
10 Para una lista de los cursos dictados hasta el año 1952, véase 20 años de labor 76.
11Carta de Avellaneda es el nombre que recibió el conjunto de documentos programáticos publicados por los dirigentes del MIR. Incluía la Declaración de Avellaneda, publicada por Moisés Lebensohn el 4 de abril de 1945, la Profesión de fe doctrinaria, redactada por Arturo Frondizi, Antonio Sobral y Gabriel del Mazo, y las Bases de acción política, escrita por Frondizi, Lebenshon y del Mazo (los últimos fueron publicados al finalizar el Congreso del MIR en 1947). Estos documentos se convirtieron en la plataforma electoral de la UCR para los próximos años (Szusterman 70-74).
12 Me refiero al documento “Proyecto del Dr. Arturo Frondizi. Revista Cursos y Conferencias” (en sus varias versiones mecanografiadas con correcciones manuscritas) que se encuentra en el Fondo Frondizi de la Biblioteca Nacional. Agradezco la generosa colaboración de los responsables del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges, Laura Rosato, Germán Álvarez y Adrián Yalj, quienes me facilitaron el acceso a este valioso material.
13 En ese mismo número se publica un índice de los diez primeros años o los 20 primeros volúmenes (tanto de conferencias como de comentarios bibliográficos y sección informativa), lo que también puede leerse como una suerte de cierre de una etapa.
14 Este curso fue una de las primeras experiencias de modalidad colectiva y contó con la participación de medio centenar de “especialistas” que discutieron una variedad de temas: producción agrícola, ganadería, petróleo, problemas forestales, minería, servicios públicos, transporte, comercio, finanzas, industria, población, trabajo. Luego fue reproducido, en menor escala, en las filiales del interior del país, donde se sumaba el tratamiento de los problemas regionales. Cursos y Conferencias dedica trece números a la reproducción íntegra de sus clases (desde el n.° 9 de 1940 hasta el n.° 9 del año siguiente, inclusive), lo que demuestra su importancia como hito simbólico en su proyecto cultural, marcando la consolidación de la institución como actor político y educativo. En palabras de Neiburg: "Se transformó en una institución de alcance nacional dedicada a discutir los problemas del país y los proyectos para el futuro" (162).
15 Algunos ejemplos: “Problemas de la escuela rural en la provincia de Corrientes” (n.° 125-6), número especial sobre la escuela rural (n.° 191), que incluye: “La escuela rural chaqueña” (n.° 263), “La escuela rural entrerriana y la Escuela Normal de Maestros Rurales ‘Juan Bautista Alberdi’”(n.° 291), “La escuela rural santafesina”(n.° 313), “La escuela rural santiagueña”(n.° 337), “La escuela rural sanjuanina” (n.° 353) y “La escuela rural patagónica” (n.° 214).
16 Los autores reconocen en las principales publicaciones culturales de la época dos variantes ideológicas del liberalismo: un liberalismo personalista encarnado en Sur, y un liberalismo de corte socialista encarnado en la revista Nosotros (Senkman y Sosnowski 65).
17 Zweig fue un escritor judío, nacido en Austria y luego nacionalizado británico, de conocida postura antibelicista. El ascenso del nazismo forzó su exilio en 1936 y finalmente se suicidó en 1942 en Petrópolis, Brasil.
18 Tanto France como Stefan Zweig y George Duhamel (cuyo paso por Buenos Aires también se registra en la revista, CyC 185-6, 162) fueron parte del grupo Clarté!, que proponía formar una “Internacional del Pensamiento” de tendencia socialista-comunista que propugnara el pacifismo. Este movimiento tuvo un gran impacto en el campo intelectual latinoamericano, dando lugar a la formación de numerosos grupos y revistas Claridad en el continente. Para un estudio completo de la recepción de sus ideas en América Latina cf. Moraga Valle, Fabio (2015) “El resplandor en el abismo: el movimiento Clarté y el pacifismo en América Latina (1918- 1941)”.
19 Estas asambleas, llevadas a cabo en septiembre de 1943 en Estados Unidos, buscaban preparar un plan educativo para la Europa de posguerra centrado en prevenir el arraigo de ideas totalitarias. En las palabras con que Raúl Piérola concluye su reseña: "el nacionalismo estrecho y cerrado constituye una base inadecuada para la organización del mundo y de la educación de la postguerra” (n.° 150, 405) podemos ver cómo este debate se resignificaba en términos de la disputa local entre nacionalismo-liberalismo.
20 No debe sorprendernos encontrar posiciones y estrategias similares en otras revistas de la época. En su análisis de Sur Gramuglio muestra la extensa cobertura que la revista dedicó a estos sucesos, mayormente a través de números especiales, que se reforzaban con otro tipo de intervenciones como las introducciones los artículos complementarios o los debates sobre temas sociológicos. Estos números o secciones especiales no solo se referían a la coyuntura internacional de forma explícita (como aquellos dedicados a la guerra, a la liberación de París o a la declaración de la paz), también abordaban, significativamente, la literatura brasileña (coincidiendo con la entrada de Brasil en la guerra), norteamericana, inglesa y francesa, poniendo en evidencia el carácter político de sus decisiones culturales (Gramuglio 301).
21 En estas ideas resuena el pensamiento de Waldo Frank, quién veía en América el baluarte de la democracia frente a una Europa vieja y cansada. El escritor norteamericano proponía un americanismo mítico en el que se unirían el norte anglosajón, con su poderío económico y técnico, y el sur hispánico, con su ideal o fuerza directiva (Senkman y Sosnowski 66).
22 Parte de un Homenaje a Brasil cuando éste entra en guerra con Alemania e Italia el 28 de febrero de 1942. En “Vida del Colegio” se dará cuenta de la creación de la Cátedra de Estudios Brasileños en el Colegio, y de la fundación de la Escola Livre do Estudos Superiores de Río de Janeiro y el Colegio Livre de São Paulo, con las que se buscará establecer relaciones de intercambio (CyC 151 y 152).
23 En su trabajo sobre los manuscritos de este texto, Baldertson observa que “el argumento es, como tantos lectores han sospechado, tanto sobre ‘el escritor hispanoamericano y la tradición’ como sobre ‘el escritor argentino’”. En el debate sobre el “ser argentino” o “ser escritor argentino”, resuena muchísimo otros sobre la “identidad latinoamericana”, “la misión del intelectual latinoamericano” y “el intelectual y la sociedad”. Sobre este tema cf. también el artículo de Nora Catelli “La cuestión americana en ‘El escritor argentino y la tradición’”. La lectura de este texto en el marco de su publicación original en la revista permite además ponerlo en serie con otros textos que están funcionando en su contexto de publicación. Estas palabras de Borges se potencian o se resignifican en una lectura conjunta con las palabras iniciales pronunciadas por Giusti al momento de la conferencia, las otras transcripciones que acompañan la publicación o la polémica interna sobre la política cultural del Colegio referida en ese mismo número.
24 En el proyecto que Frondizi elabora para la revista puede leerse, en anotaciones manuscritas, la alusión a un acuerdo para cambiar el título de la publicación, que pasaría a llamarse "Revista del Colegio Libre de Estudios Superiores", y llevaría el subtítulo "Ex-Cursos y conferencias". Aunque evidentemente esto no se concreta, deja traslucir la intención de poner en primer plano el nombre del colegio y ampliar el rango de textos publicados (“Proyecto del Dr. Arturo Frondizi”, Fondo Frondizi, Biblioteca Nacional).
25 En este punto Frondizi aclara “preferentemente americana” y abarca ampliamente “actividades culturales o acontecimientos relacionados con la cultura” como “necrología, conmemoraciones, congresos científicos o literarios, descubrimientos importantes, premios, concursos, becas, legados para instituciones culturales, publicaciones de resonancia, resoluciones gubernativas destinadas a impulsar adelantos culturales” (“Proyecto del Dr. Arturo Frondizi”, Fondo Frondizi, Biblioteca Nacional).
26 Frondizi le otorga un lugar central, afirmando que “si bien hecha, puede ser la que asegure el éxito de la publicación”, y describe minuciosamente el criterio que deberá seguir, atendiendo al interés general pero haciendo hincapié en la rigurosidad de la lectura especializada (159-60).
27 Los últimos dan cuenta de los libros recibidos o en existencia y en ocasiones publican extractos de algunos de ellos.
28 En el número 160 (julio de 1945) abarca 23 páginas, 55 en el siguiente número doble y 26 en el número de febrero de 1946.
29 Cf. las palabras de Luis Reissig, Roberto Giusti y Juan José Díaz Arana en el acto de inicio los cursos de 1944 (147, pp. 160-3); las conferencias pronunciadas por Luis Reissig, Ricardo Ortiz y Francisco Romero (154, pp. 267-278); los discursos de Luis Reissig, Pablo Lejarraga, Roberto Giusti, Juan José Díaz Arana, dados en ocasión al aniversario del Colegio (160, pp. 287-310); el discurso de apertura de Luis Reissig en el Congreso Rivadaviano y el discurso de José Luis Romero en el homenaje a Sarmiento (161-2, pp. 375-384).
30 Cf. “La obra del Colegio juzgada por la prensa del país” (145-6, p. 87).
31 Cf. “Declaración del Colegio a Raíz de la agresión a América” (año X, n.° 7-8, p. 975), “Homenaje a Francia. Palabras del Sr. Halperín” (149, p. 328), en donde se menciona además que el día previo el Colegio había suspendido sus cursos en celebración de la liberación de París; “Homenaje a Franklin D. Roosevelt”. (n.° 157); “El Colegio adhiere a un manifiesto” (160, p. 309); “El Colegio libre y los profesores exonerados” y “Telegrama de Adhesión” (161-2, pp. 385-7); “El colegio suspende sus cursos”, “Los sucesos universitarios” (163, pp. 53-5).
32 Raymond Bronze fue integrante de la Embajada Extraordinaria Francesa. Su intervención en el Colegio fue presentada por Robert Weibel Richard, director del Instituto Francés de Estudios Superiores (fundado junto a Roger Caillois), profesor permanente del Instituto de la Universidad de París en Buenos Aires, ex Agregado cultural de la embajada francesa y miembro del movimiento de resistencia contra los alemanes y el gobierno de Vichy.
33 Las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946 enfrentaron a dos grandes bloques. Por un lado aquel liderado por Juan Domingo Perón, formado por el Partido Laborista, la Unión Cívica Radical - Junta Renovadora y el Partido Independiente, con apoyo de pequeñas agrupaciones nacionalistas; y por otro, la Unión Democrática encabezada por José Tamborini y Enrique Mosca, una coalición que reunía a la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Demócrata progresista, con el apoyo de los conservadores y la embajada de los Estados Unidos. Entre los candidatos de la Unión Democrática se encontraban muchos de los miembros del Colegio. Comenzando por el candidato a presidente, quien era parte del directorio, seguían más de una decena de socios candidatos a diputados y senadores, entre los que se contaba Arturo Frondizi.
34 Se encuentra en prensa mi artículo “¿Agenda cultural o espacio de intervención política? La sección ‘Información general’ en la revista del Colegio Libre” en el que abordo en detalle este tema centrándome en el análisis de cómo estas estrategias se articulan en otra de las secciones de la revista.