DOI: 10.19137/anclajes-2018-22210
RESEÑAS
Apenas pasamos al segundo decenio
del siglo XXI y todavía nos
sorprende la encrucijada del cambio de
siglo, momento perfecto para retomar los
tiempos pasados que nos parecen remotos,
pero sus ecos y huellas siguen siendo escuchados
y rastreados por la curiosidad de los
y las intelectuales. Así sucede con el libro Mosaico transatlántico. Escritoras, artistas e
imaginarios (España-EE.UU., 1830-1940),
coordinado por Beatriz Ferrús y Alba del
Pozo, ambas especialistas en el estudio de
las escritoras de entre siglos, XIX y XX,
editado con el apoyo del Instituto Franklin
de la Universidad de Alcalá de Henares
para la Biblioteca Javier Coy.
Como indica el título, Mosaico transatlántico,
se trata de un conjunto de investigaciones
poliédricas sobre la primera
generación de escritoras y artistas profesionales,
que abarcan sus experiencias de viajeras
transatlánticas, su compresión y sus
propuestas de actuación ante los cambios
sociales y geopolíticos, y, sobre todo, la
experiencia de su incorporación al mundo
intelectual y profesional.
Sin duda que el género, la modernidad
y la escritura son los tres ejes que funcionan
como puente de unión entre el siglo
XIX y XX. Se supone que, por lo tanto,
uno de los objetivos comunes de los estudios
seleccionados en este libro consiste en
indagar este cambio de actitud, por una
parte, desde la antigua metrópoli española
hacia las naciones recién independizadas, y,
por otra, en el mundo hispánico respecto
a las “mitologías de progreso” producidas
por los Estados Unidos, así como una redefinición
de las relaciones internacionales
entre los países ubicados en este triángulo
transatlántico, particularmente, desde un
perspectiva femenina y protofeminista,
aunque no sólo.
Estos conflictos se abordan en los dos
primeros bloques del libro: “Imaginarios
en viaje” y “Los estados Unidos como paradigma
cultural”. El trabajo de Montserrat
Amores: “Eusebio Guiteras Font y las
paradojas de la sociedad norteamericana” nos proporciona la visión de un intelectual
cubano que preocupado por la modernización
de su propio país, la evalúa en este
triángulo transatlántico. Su reflexión sobre
los problemas aparecidos en la sociedad
norteamericana de aquel momento, y, sobre
todo, de la condición social y la educación
tanto intelectual como moral de las
mujeres norteamericanas serán un intertexto
decisivo para las autoras tratadas en
otros capítulos.
Por otra parte, gracias a los intercambios
políticos y económicos, cada vez más
frecuentes entre las comunidades transatlánticas,
aumentan las posibilidades de
viajes, realizados por las mujeres intelectuales,
cuyos diarios y notas forman una
parte importante de la literatura de mujeres
en este cambio de siglo. Se destacan
los trabajos de Mauricio Zabalgoitia con “Las estadounidenses visitan España. La
literatura de viajes entre el testimonio y
la mercancía (1883-1914)” y el de Beatriz
Ferrús con “Del ‘Nuevo Mundo’ a los Estados
Unidos, sobre la obra americana de
la baronesa de Wilson”.
Mientras que Mauricio Zabalgoitia se
concentra en el estudio de las viajeras norteamericanas
actuadas como estereotipo
moderno con sus miradas “testimoniales”,
buscan y disfrutan de lo “exótico” y “lo
mítico” de la herencia cultural española,
el trabajo de Beatriz Ferrús nos ofrece un
punto de vista opuesto, el de Emilia Serrano,
viajera española por las Américas, cuyos
libros de viajes abarcan una multitud
de aproximaciones a lo cultural, lo literario
y lo educativo. A pesar de que viene del “Viejo Mundo”, sus experiencias trasnacionales,
su educación cosmopolita y las
diferentes estrategias de su escritura son el
resultado de una posición de autoría muy
singular para la época.
Siguiendo esta línea de investigación,
Raquel Gutiérrez y Borja Rodríguez en
su trabajo titulado “¡Cuán originales y
americanos han sido los grandes poetas
yankees y a la vez cuán ingleses!: Menéndez
Pelayo ante la literatura norteamericana” se adentra en el análisis de la literatura
norteamericana. No fue hasta los años 80
del siglo XIX que aparecieron los primeros
intelectuales españoles que prestaron
atención a esta literatura, entre ellos, Marcelino
Menéndez Pelayo apuesta por una “nacionalidad literaria” con la que rompe
los obstáculos geográficos y logra defender
la pertenencia de la literatura norteamericana
en el sistema literario en inglés.
En este contexto, a fin de constatar la
incorporación y la contribución literaria
de las mujeres norteamericanas, Cristina
Alsina Rísquez en su trabajo denominado “Un mundo ‘otro’ entre las dos orillas
atlánticas: Willa Cather y el sincretismo
cultural” examina las obras de Willa Cather.
Al ser una escritora muy particular
en comparación con sus contemporáneos,
se la considera como una de las escritoras
norteamericanas más fieles a la “americanidad”.
Esto se debe a su estilo bucólico y
su descripción sobre la vida rural en las zonas
sin “civilizar”, así como su proyecto de
cosmovisión sincrética y de mundo “otro” donde la reflexión de sobre la posición
binaria entre “antiguo” y “moderno” y su
deseo de “deconstruirla” es constante.
Por su parte, Lucía Cotarelo, en su
estudio sobre las “Asociaciones e instituciones
culturales receptoras de la intelectualidad
exiliada en Nueva York”, explica
que gracias a la fundación de asociaciones
e instituciones culturales en EE.UU., especialmente,
en ciudades como Nueva York,
aumenta el interés por el mundo hispánico,
lo que facilita la inmigración de los escritores
y profesores exiliados especialistas
en lengua y literatura.
Teniendo en cuenta los límites ideológicos
y teóricos que obstaculizaban la
participación de las mujeres en la creación
literaria, las escritoras en aquella época
nos dejan ver su inteligencia y talento en
el uso de los géneros literarios “menores” o “periféricos”: cartas, diarios de viaje,
cuentos, poemas y recetarios, con los que
consiguen crear nuevos espacios en los que
hacer oír con fuerza su propia voz. Como
indica el tercer apartado del libro “Géneros
misceláneos para una encrucijada”,
donde el trabajo de Dolors Poch “Tejiendo
redes transatlánticas: la retórica del discurso
culinario finisecular” y el de Margarita
Freixas “La lengua de una escritora miscelánea:
Juana Manuela Gorriti”, se centran
especialmente en el estudio de los géneros
culinarios y periodísticos en la escritura de
Juana Manuela Gorriti.
A principios del siglo XX, por medio
de las cada vez más frecuentes comunicaciones
transatlánticas, comienza a gestar
una construcción de “Nuevos modelos
de mujer entre España y las Américas” en
contra de este “ángel del hogar” que todavía
había pervivido en el siglo anterior.
Estas figuras alternativas de mujer son estudiadas
por Isabel Clúa en “Excentricidad
e hibridación: el caleidoscopio identitario
de Tórtola Valencia” y María del Carmen
Simón en “La Mujer Nueva Americana en
España. Rosa Arciniega”, ambas abordan
ejemplos de la mujer moderna en el último
apartado de este libro.
Mientas que Isabel Clúa en su trabajo
logra revelar las estrategias de excentricidad
e hibridación que proyecta la bailarina
española para llegar a ser una artista y celebridad
internacional, Rosa Arciniega en
palabras de María del Carmen Simón es,
sin duda, el símbolo de “La Mujer Nueva
americana en España”, poseedora de múltiples
ocupaciones: escritora, periodista,
socialista, locutora de la radio y atenta a los
cambios de la moda. Su pasión es incorporarse
al mundo cultural español pero, al
mismo tiempo, presta mucha atención a
los asuntos políticos y sociales de su propia
tierra.
Muchas son las mujeres como Tórtola
Valencia y Rosa Arciniega en esta encrucijada
de entre siglos, y todas las que se ha
mencionado a lo largo de este libro son
partes del mosaico esparcidos en los dos lados
del Atlántico, quienes con su caleidoscopio
identitario redefinen la mujer moderna,
su valor y su inquietud intelectual
ante estos choques entre la tradición y la
modernidad, entre las diferentes culturas y
las distintas ideologías de género.
Shuo Chen
East China Normal University , China