DOI: http://dx.doi.org/10.19137/anclajes-2016-2036
RESEÑAS
Los desplazamientos poblacionales de los últimos tiempos reubicaron la migración y el nomadismo en la agenda de la crítica cultural. A los flujos demográficos movilizados por la creciente globalización económica y la mundialización de la cultura se sumó un interés renovado por explicar las nuevas configuraciones simbólicas y conceptuales que sustentan este proceso. El libro compilado por las investigadoras de la Universidad de Gotemburgo, Andrea Castro y Anna Forné, enfoca esta problemática, desde una perspectiva transdisciplinar que entrecruza el análisis de textos narrativos y fílmicos con una rigurosa indagación teórica.
El estudio de Julio Prieto, “De nómadas y sujetos migrantes: Arguedas, Cornejo Polar, Eielson (un ensayo de arqueología crítica)” es un ejemplo de la productividad analítica del acercamiento propuesto por las compiladoras. A partir de una lectura atenta del funcionamiento de las categorías sujeto migrante y heterogeneidad en la teoría del crítico peruano Antonio Cornejo Polar y de sus nexos con la obra de José María Arguedas, Prieto discute la validez de las dos tendencias más usadas para categorizar los desplazamientos de la segunda mitad del siglo XX: nomadismo y migración. En primer lugar, reseña las actitudes teóricas que, desde perspectivas cercanas al post-estructuralismo, celebran el nomadismo y su consecuente desterritorialización como paradigmas vinculados con el deseo. En segundo lugar, advierte la relevancia contrastiva de propuestas menos celebratorias, como la de Cornejo Polar, que enfatizan, en cambio, los conflictos históricos y sociales que signaron los desplazamientos en América Latina y dejaron huellas indelebles en la memoria cultural. Como ejemplo de esta última perspectiva, el profesor de la Universidad de Potsdam analiza fragmentos de la obra del poeta y artista plástico peruano Jorge Eduardo Eielson, quien, desde 1948, asumió la posición de “nómade cultural” con residencia en Milán. Según Prieto, Eielson pudo compulsar desde allí la vigencia de la obra arguediana, en especial, la de El zorro de arriba y de abajo, para configurar una práctica transcultural e intermedial que, en el linaje de Arguedas y de Cornejo Polar, logra articular la violencia histórica de las migraciones con los deseos nomádicos contemporáneos.
La complejidad histórica de los movimientos migratorios en el área andina es también el disparador conceptual del interesante capítulo de Leticia Gómez: “Espacios migrantes en Zona Sur y La teta asustada”. Las imágenes y la técnica cinematográfica de estos dos filmes, chileno y peruano, respectivamente, adquieren un valor excepcional en el estudio de Gómez como índices de las nuevas configuraciones identitarias de los migrantes desde el campo a la ciudad. En respuesta al anclaje usual de las identidades aborígenes en fijaciones históricas inamovibles, Gómez analiza, por el contrario, la interacción de esas identidades en continuo movimiento a partir de las perspectivas teóricas de Stuart Hall y de Gayatri Spivak. Un agudo conocimiento del lenguaje fílmico le permite abordar la categoría del espacio como lugar donde se construyen las identidades, según los postulados analíticos de Henri Lefevbre. Su registro crítico de los espacios interiores y exteriores de ambas películas concluye en la constatación de que los jardines actúan en los dos filmes como un lugar de tránsito, un ámbito propicio para la configuración de identidades móviles, frente a la fijación ancestral de las casas y de los paisajes naturales del mundo andino.
La pregunta por el sujeto migrante adquiere, también, una función peculiar en “Manège o La casa de los conejos de Laura Alcoba. ¿Tan solo un problema de traducción?”, el capítulo firmado por Adriana Bocchino, de la Universidad de Mar del Plata. Esta especialista en literaturas del exilio aborda aquí uno de los libros emblemáticos de la escritura de los hijos e hijas de la última dictadura militar en la Argentina. El duelo lingüístico de la autora-narradora que, desde Francia, dialoga con el recuerdo de su madre y evoca la saga familiar en una lengua que no es la materna, dispara la siempre inconclusa cuestión de la autobiografía y su puesta en crisis de los límites de las literaturas nacionales.
En una línea confluyente, Andrea Castro aborda dos novelas argentinas que tematizan también el exilio, El sueño de Úrsula (1998) y La anunciación (2007). En “Habitando la lengua: subjetividades nómadas en la narrativa de María Negroni”, Castro analiza, desde la perspectiva de Rosi Braidotti, la configuración de identidades de mujer en estas dos narraciones que ofrecen figuraciones de la entidad cambiante y dinámica que signa el nomadismo contemporáneo. El acento puesto sobre la lengua y la traducción en situaciones de terrorismo estatal enlaza los dos capítulos y revela la potencialidad del enfoque que subyace en ambos trabajos.
La imagen del viaje, otro de los tópicos resignificados por los desplazamientos actuales, es el eje disparador de los restantes capítulos. Liesbeth François, de la Universidad de Leuven, se centra en la quinta novela del argentino residente en Venezuela, Sergio Chejfec. A partir de las ideas seminales de Walter Benjamin y su actualización en la teoría de Zygmunt Bauman, François aborda la figura del flâneur contemporáneo y sus aportes a una cartografía imaginaria transnacional donde un personaje en continua transformación ocupa el lugar del antiguo héroe de la narrativa épica. A su vez, el estudio de Fredrik Olsson sobre la novela de la migración latinoamericana indocumentada a Estados Unidos aborda tres ejes temáticos unidos por la imagen del viaje: el mito de la tierra prometida, la desmitificación y la retórica de la migración. Un corpus de cuatro novelas –Después de la montaña (1992) de la mexicana Margariza Oropeza; Odisea del Norte (1999), del salvadoreño radicado en Estados Unidos, Mario Bencastro; El Corrido de Dante (2006) del peruano, también residente en el país del hemisferio norte, Eduardo González Viaña, y Entre el cielo y el suelo (2008) del peruano Lorenzo Helguero— ofrece un panorama de los conflictos implicados en una migración que puede catalogarse de “refugio económico” y en la que los sujetos narrativos están marcados por la heterogeneidad conflictiva propuesta por Cornejo Polar como matriz explicativa para el área andina. También Anna Forné aborda la temática del viaje en “Anatomías del sujeto nómade en la obra de Lucía Puenzo”. En este caso, Forné se centra en tres obras de esta escritora y directora de cine argentina: las novelas El niño pez (2004) y XXY (2008) y el film de 2009 que lleva el mismo título que la primera novela. Desde la perspectiva de los estudios posestructurales de género, Forné analiza, en la obra de Puenzo, las figuraciones nómades que desafían las dicotomías todavía vigentes en la cultura argentina. El estudio pondera, con lucidez, el valor político de la ilegibilidad de lo humano y su contribución al debate sobre los límites de los órdenes natural y sociocultural.
De este modo, algunas de las categorías más discutidas en los debates sociales y culturales contemporáneos –nomadismo y migración— son abordadas en los siete estudios compilados en este volumen. Las diferentes perspectivas y enfoques ofrecen un panorama muy valioso sobre el estado de la cuestión y sus proyecciones en la literatura y la cultura latinoamericana.
Graciela Salto
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA
CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS