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RESEÑAS

Fraser, Nancy (2023).

CAPITALISMO CANÍBAL. QUÉ HACER CON ESTE SISTEMA QUE DEVORA LA DEMOCRACIA Y EL PLANETA, Y HASTA PONE EN PELIGRO SU PROPIA EXISTENCIA.

Siglo XXI. 238 páginas.

Antes que el conservadurismo internacional articule su discurso en oposición al “capitalismo woke”, Nancy Fraser ya había elaborado su crítica al “neoliberalismo progresista”. En su anterior obra, co-producida con Cinzia Arruzza y Tithi Bhattacharya en 2019, Fraser proponía una profunda revisión de las políticas de un feminismo mainstream “sólo apto para la poderosa minoría acomodada” y alejada de las agendas del “noventa y nueve por ciento”.

Cuando aún el mundo no había sido atravesado por la pandemia de Covid-19 o la guerra en Ucrania, las autoras sostenían que el feminismo podía recuperar su potencia emancipadora proponiendo una reorganización total de la sociedad. Un feminismo renovado y transformador, comprometido con soluciones creativas para las perturbaciones políticas, la precariedad económica y el agotamiento socio-reproductivo.

Cuatro años después, se incorporaron nuevos focos de tensión: crisis de representación política, reacción conservadora ante las conquistas del feminismo o intensificación de la violencia racial, tan sólo para mencionar algunos. Mientras tanto, las viviendas siguen siendo inasequibles y los ingresos resultan cada vez más insuficientes.

En este contexto Nancy Fraser siembra su libro Capitalismo caníbal. Qué hacer con este sistema que devora la democracia y el planeta, y hasta pone en peligro su propia existencia. Filósofa estadounidense que ha sabido amalgamar la teoría crítica, el postestructuralismo y la teoría feminista, en esta oportunidad incorpora aportes del ecologismo y los estudios decoloniales para desenterrar las raíces de aquellos males que aquejan nuestro tiempo.

El libro se divide en un prefacio, seis capítulos y un epílogo final. En el prefacio se explica cómo está organizado el texto y se exponen los conceptos principales de la obra. En el primer capítulo se resignifica la noción de capitalismo, excediendo su caracterización en términos economicistas. También se postula que la dimensión económica de este modo de producción se sustenta en cuatro “condiciones de posibilidad” o “moradas ocultas”. Los siguientes cuatro capítulos siguen una estructura similar: se analiza cada una de las moradas, se demuestra cómo sus contradicciones producen una crisis específica y se contextualiza la misma en una secuencia histórica. El abordaje de cada crisis le permite a la autora realizar una propuesta de socialismo del siglo XXI capaz de formular una solución efectiva para la pulsión autodestructiva del capitalismo. Finalmente, se incluye un epílogo donde Fraser procura apoyar fácticamente su argumentación. Utilizando la experiencia de la pandemia de Covid-19, expresa cómo este período expuso la disfuncionalidad del caníbal. Un monstruo a destruir para librarnos de la injusticia, irracionalidad y represión que produce.

La metáfora del “caníbal”, además de certera, emerge de la inversión de su carga racista. Mientras la clase capitalista euroimperial utilizó históricamente este concepto para justificar el avance la “civilización”, ahora es utilizado en su contra, describiendo una vocación de devorarlo todo para prolongar el sangriento festín de reproducción ilimitada del capital.

La noción de “capitalismo” también es resignificada por la autora. Aunque en términos tradicionales es entendido como un sistema económico basado en la propiedad privada, el trabajo asalariado y la producción con fines de lucro, Fraser propone profundizar en sus soportes extraeconómicos: la dominación racial, los cuidados familiares o comunitarios, la destrucción de los ecosistemas y la erosión de los bienes públicos. Es decir, aunque está motorizado por la obtención permanente de beneficios económicos, la clave para comprender cómo funciona está oculta en aquello que niega.

De esta forma, la primera morada donde se alimenta el caníbal es alumbrada por la teoría decolonial. Está emplazada en el racismo. El segundo capítulo comienza presentando a la opresión racial como una continuidad en toda la historia del capitalismo. En esta perspectiva, los imperios coloniales del siglo XVII al XIX encuentran eco en los encarcelamientos contemporáneos o la segmentación laboral. Tal repetición no puede ser una casualidad y Fraser identifica el carácter estructural del fenómeno, viajando de la explotación a la expropiación. Tal enfoque le posibilita entender la historia del capitalismo como una sucesión de regímenes de acumulación (mercantil o comercial, colonial liberal, estatal y financiarizado) dónde la racialización adquiere diferentes modalidades.

Su descripción del régimen actual no podría ser más preciso, ya que explica cómo la expropiación contemporánea deja de concentrarse en minorías étnicas o países periféricos para asechar al conjunto de la población trabajadora. A medida que el empleo industrial y sindicalizado es reemplazado por formas precarias de trabajo, los salarios se mantienen en niveles por debajo del costo de reproducción de la vida. Mientras tanto, las deudas soberanas absorben riqueza que antes era destinada al desarrollo de la infraestructura pública y servicios como la salud y la educación, traccionando programas de austeridad fiscal.

La segunda morada donde se nutre el caníbal es reconocida por la teoría feminista. Está constituida por los cuidados. El pluriempleo para suplir ingresos siempre insuficientes se paga con falta de tiempo para atender familias, mantener hogares, sostener amistades y construir una vida comunitaria basada en la solidaridad. Aunque la importancia de las tareas de reproducción para la acumulación capitalista está acabadamente demostrada por la literatura feminista, el mérito de este tercer capítulo es integrar la crisis de los cuidados en la crisis general del capitalismo caníbal. Los reclamos por el reconocimiento del trabajo doméstico o la ampliación de las licencias adquieren otro contexto si se vinculan con las luchas por el sostenimiento de la educación y la salud públicas, además de otros servicios provistos por el Estado. En palabras de Fraser, la interconexión de tales experiencias permitiría organizar un gran frente político en defensa de la reproducción social.

La tercera morada donde se alimenta el caníbal es identificada por el ambientalismo. Está encarnada en la ecología. Juventudes ambientalistas y negacionistas del calentamiento global configuran el contradictorio paisaje social que Fraser describe en el cuarto capítulo. Al concepto de régimen de acumulación desarrollado previamente, se le incorpora una dimensión ecológica. Ello nos permite ver el camino del caníbal hacia la destrucción del planeta: del músculo animal al carbón, el sistema actual de explotación de recursos es incompatible con la propia vida. De esta forma, las reivindicaciones feministas o de pueblos originarios se articulan con un diagnóstico creciente: los recursos naturales deben ser puestos al servicio del desarrollo comunitario y no de capitales transnacionales extractivistas. La construcción de una ecopolítica transversal es otra de las herramientas fundamentales para enfrentarnos a este capitalismo caníbal. Para la criatura resulta más fácil imaginar una nueva vida en marte que la mismísima supervivencia de la tierra.

La tercera y última morada donde se nutre el caníbal es iluminada por la teoría política. Está compuesta por las instituciones democráticas. En otro acierto de Fraser, la evidente crisis de representación política es vinculada con una crisis que excede la política como esfera autónoma. En el quinto capítulo la autora intenta develar aquella matriz social que yace detrás de las fake news, la virulenta polarización política y una creciente desconfianza en las instituciones democráticas. Aunque no niega la presión ejercida por la gobernanza transnacional neoliberal en nuestras castigadas democracias, teoriza que la inestabilidad política de nuestros tiempos no es una anomalía. Es más bien otra permanencia en la historia del capitalismo, ahora fogoneada por una nueva élite corporativa. A partir del desarrollo de esta observación, la autora desnuda la futilidad de una vuelta al bipartidismo y los principios civiles como una solución a la herida abierta por el propio capitalismo caníbal.

En conclusión, la obra de Nancy Fraser constituye un análisis clave para interpretar el momento histórico que está atravesado lo que hemos convenido llamar “Occidente”. Opresión racial, crisis de los cuidados, cambio climático y erosión de la democracia alimentan un monstruo auto-destructivo que amenaza con llevarnos con él hacia el desastre. Capitalismo caníbal no sólo ofrece un panorama global, sino que nos permite situar a Argentina en un contexto más amplio dónde la crisis del sistema político y económico vigente tensiona los principios sobre los que se ha edificado nuestra sociedad.

Este libro, construido con una prosa clara y atrapante, seguramente conquiste un lugar irremplazable en nuestras bibliotecas. Su consulta frecuente se erige como una herramienta fundamental para reflexionar sobre un presente desconcertante, pero también proyectarnos hacia un futuro más justo e igualitario.

Gonzalo Granara

Universidad Nacional de Luján